No a la guerra - War Resisters' International
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La resistencia de <strong>la</strong>s mujeres suecas a <strong>la</strong>Defensa Civil (1935—1956)Por Majken Jul Sørensen, Internacional de Resistentes a <strong>la</strong> GuerraA inicios de 1956, una mujer l<strong>la</strong>mada Barbro Alving pasó un mes en <strong>la</strong> cárcel pornegarse a participar en un entrenamiento en defensa civil. Conocida con elsobrenombre de Bang, era escritora y una periodista (entre muchas otras cosas,informó directamente sobre <strong>la</strong> Guerra Civil españo<strong>la</strong> en uno de los periódicos másimportantes de Suecia). La condena representaba el final de un <strong>la</strong>rgo periplo. Laprimera vez que Barbro Alving se negó a participar en <strong>la</strong>s tareas de formación endefensa civil había sido cuatro años antes, en 1954, cuando <strong>la</strong> convocaron a unentrenamiento en el escenario hipotético de un ataque aéreo. Tuvo que pasar pordos interrogatorios policiales antes de que emitieran el veredicto a fines de 1954.[1]Ante el tribunal que juzgó su caso en Estocolmo, dec<strong>la</strong>ró:Hay momentos en <strong>la</strong> vida cuando una acción que parece negativa –un“no”– puede ser positiva. Nuestras obligaciones en el tema de <strong>la</strong> defensacivil me sitúan en una posición conflictiva como mujer y como pacifista.Ninguna de <strong>la</strong>s personas que estamos aquí podemos influir en absoluto en loque se decide en Washington y Moscú, en Londres y Pekín. Pero sí somosresponsables de lo que hacemos con nuestra propia vida. Y yo me he dadocuenta de que <strong>la</strong> única acción que mi conciencia me permite llevar a cabo esayudar a promover <strong>la</strong> idea (con todo, compartida por millones de hombres ymujeres) de que debemos negarnos a participar en aquello que vaya contra<strong>la</strong> razón y que pueda apuntar a un suicidio de <strong>la</strong> humanidad. [2]Su acción se producía en el contexto de después de <strong>la</strong> Segunda GuerraMundial, cuando había aumentado <strong>la</strong> sensibilización de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción al tema de<strong>la</strong>s devastadoras consecuencias que tendría una <strong>guerra</strong> nuclear, y <strong>la</strong> amenaza deuna tercera <strong>guerra</strong> mundial –es el “suicidio de <strong>la</strong> humanidad” al que se refiere.En un artículo que escribió sobre defensa civil en 1955 [3], su crítica a losentrenamientos para <strong>la</strong> defensa civil se centraba en <strong>la</strong> locura de <strong>la</strong> <strong>guerra</strong>nuclear, y en <strong>la</strong> falta de coherencia de <strong>la</strong>s autoridades a <strong>la</strong> hora de explicarcuestiones de <strong>guerra</strong> y defensa. Explicaba que el que fuera obligatorio que <strong>la</strong>smujeres participaran en <strong>la</strong>s fuerzas para <strong>la</strong> defensa civil demostraba que unsistema militar moderno no podía funcionar ya sin <strong>la</strong> activa participación de <strong>la</strong>smujeres. La <strong>guerra</strong> es ahora total, y <strong>la</strong> “defensa” también. Las mujeres, portanto, deberían asumir <strong>la</strong> responsabilidad de reflexionar y determinar cuál seríasu reacción más correcta ante un sistema absurdo que va contra toda razón. Sipara <strong>la</strong>s autoridades el escenario es de <strong>guerra</strong> total, <strong>la</strong> respuesta de Alving esobjeción total: no participar en ningún tipo de entrenamiento re<strong>la</strong>cionado con el38