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Pero el punto es que, vistas de esta manera, susacciones, aunque imprudentes, sólo pueden considerarseheroicas. Y en ningún momento pusoexcusas por lo que estaba haciendo ni se escudóen la ofuscación, que es una de las virtudes quetiene, que hace que le caiga tan bien a la gente yque lo sigan defendiendo.“Es un hombre extraordinario, pero profundamentedefectuoso, como todos”, dice su padre.“De todos modos, te voy a decir algo sobre él.Nunca jamás mintió para salir de una situación.Se hace cargo. Se hizo cargo toda la vida. Su honestidades apabullante.”En efecto. Ahora, por ejemplo, volvió a tomar,y no trata de ocultarlo. “Digo, funciona. Perdónpero funciona. En cualquier caso, no le veoproblema a tomarse unos tragos. ¿Qué te gustatomar? ¿Tequila? A mí vodka. Solo, porque siempredije que el hielo es para las lesiones, ja ja.”Pasa al bar de su casa, y esta noche, en verdad, seinclina por el tequila: busca una botella de DonRamón Platino, sirve un shot, se lo toma seguidode un trago de Coca-Cola, pero no sin antesbrindar: “Por nosotros y los que son como nosotros”,un brindis tradicional de guerrero, quesuele decirse para recordar batallas del pasado,cosa muy apropiada para Charlie, en este momentode su vida.––––––––––––––––––––Cinco dias despues de nacer,cuando todavía estaba amoratadoy azul a causa de los golpesde Irwin Chabon, Martin yJanet se lo llevaron, junto consus hermanos Emilio (Estevez)y Ramón, de gira con una obraque se llamaba The Subject Is Roses. Charlie, cuyosegundo nombre es Irwin, en homenaje al médicoque le salvó la vida, pasó sus primeros nuevemeses de esa manera, dando vueltas por el país;de hecho, pasó la mayor parte de su niñez así. Porejemplo, a los 10 años, estuvo ocho meses en lasFilipinas, porque su papá estaba filmando ApocalipsisNow ahí, y pasó tiempo con Marlon Brandoy Dennis Hopper. “Imaginate las cosas que via esa edad. Y la violencia y la carnicería. Me lo explicaron,pero igual me impactó en el nivel celularmás profundo.” Eso sin mencionar que Martinsufrió un ataque cardíaco durante la producción,y Charlie se ocupó personalmente de la recuperaciónde su padre, llevándolo a tomar sol en silla deruedas y haciéndolo lanzar una pelota de béisbol,hasta que se repuso lo suficiente como para mantenerseen pie por sus propios medios.Durante la adolescencia, vivió en Malibú, y asistióa la secundaria Santa Mónica, donde se destacócomo pitcher e hizo películas en súper 8 consu hermano Emilio, Sean Penn y Rob Lowe, entreotros. Sin embargo, eran mayores que él, así quecuando empezaron a actuar y comenzaron a ser conocidoscon el mote de Brat Pack, no tuvo más remedioque mirar desde afuera. “Estaba celosísimo,me quería matar”, dice. “Se agarraban a todas laschicas, todas las comidas gratis, todas las drogas,todo. Me prometí: «Los voy a eclipsar a todos».Estaba decidido a tener lo que ellos tenían, peromás, y en forma más consistente.”Cuando tenía unos 16 años, sus padres le compraronun BMW, y eso, junto con sus inclinacionesnaturales, le abrió un mundo nuevo de problemas.Una vez fumó porro en el auto y se quedódormido, y lo despertó un policía que pronto encontróla droga de Charlie, además de pipas ysedas, un cuchillo que llevaba atado al tobillo conuna correa y una cachiporra con incrustacionesen marfil; sólo la amistad de su madre con unjuez pudo salvarlo de la cárcel. Un año después,lo detuvieron por una defraudación con tarjetasde crédito. El último año de la secundaria, seenojó tanto con una profesora que hizo un bollode papel y se lo tiró en medio de la frente; “y enmedio de mi ataque de furia le dije que teníasuerte de que todavía no la hubiera matado”. Elcolegio interpretó sus palabras como una amenazade muerte y expulsó a Charlie. Esto fue tressemanas antes de que terminaran las clases. Poreso, nunca se recibió. En otras palabras, el Charliede hoy es el Charlie de siempre.Sin embargo, eso no es completamente cierto.Martin se acuerda de la vez que llevó a Charlie,que por entonces tenía 4 años, y al resto de la familiaa México, durante la filmación de Trampa22, y de lo angustiado que se mostró su hijo todoel tiempo. “Alquilamos un dúplex cerca de un matadero”,cuenta. “Y, durante meses, todas las mañanas,Charlie subía gritando: «¿Dónde estamos?¿Qué día es? ¿Cuándo volvemos a casa?».”Después, a los 7 años, Charlie empezó a tartamudear,por la misma época en que tuvo un enfrentamientocon dos matoncitos de la escuela.“Cursaba segundo o tercer grado, Emilio estabaen sexto, y estábamos esperando que nos pasarana buscar”, dice Charlie. “Y había dos chicos queeran muy desagradables, muy pero muy desagradables,muy agresivos y violentos. No nos hicieronnada. Pero lo que nos dijeron que nos ibana hacer fue incluso peor. «Los vamos a tirar porarriba del alambrado para ver cómo se les hacepapilla el cerebro. Les vamos a sacar los ojos».Algo horrible de escuchar para un chico de 7 años.Recuerdo que pensé: «Vamos a morir. Estos chicosnos van a matar».” Empezó a tener ataquesde pánico, y de repente comenzó a tartamudear.“Era una mierda. Imaginate que en la escuela,cuando la maestra me nombraba, yo de la nadadejé de responder. Me sabía todas las respuestas,pero dejé de levantar la mano. Me quedé muy calladitopor muchísimo tiempo.”Después se le pasó el tartamudeo y pasó de estarcallado a hablar hasta por los codos. Y sigue contodo, sin planes de parar. “Me quedan 14.000 días,y pienso disfrutar cada uno de ellos”, le gusta decir.“Ey, man, no sabía que hubiera otra forma de vivir.”Dicho esto, ha consumido todos los bienes consumibleshabidos y por haber: muchísimas pastillas,muchísimo alcohol, muchísima cocaína (“lagira que me pegué hizo que Sinatra, Jagger y Richardsparecieran unos nenes amputados de párpadoscaídos”, dijo después de un atracón), autos,armas, relojes, varios sabores de mermelada (eneste momento en su heladera: pera, durazno, jengibre,mora), café que prepara con una máquinapara una sola taza y a la que le agrega una cucharadade café instantáneo Chock full o’Nuts, souvenirsde béisbol, arte, billetes de lotería (gasta 4.000“El objetivo era ser el ultimo sobreviviente”,dice Charlie. “Cuando todos los demas se habianresguardado, yo era el que quedaba ahi diciendo:‘Vamos, que la fiesta no termino’.”–––––––––––––––––– ––dólares por semana en ellos)… Lo que se les ocurra,sofisticado o vulgar, ha intentado consumirlopara llenarse. Cuando era adolescente, lo apodaronMachine, por Ma Sheen, un juego de palabras consu nombre y su apellido. “La idea era ser el últimosobreviviente. Cuando todos los demás se habíanpuesto a cubierto, yo era el que quedaba ahí diciendo:«Vamos, que la fiesta no terminó».”Pero un día la fiesta va a terminar, ¿y qué ocurrirácon él entonces?“Charlie es un gran misterio para mí, como losoy yo mismo, y no hay explicaciones”, dice Martin.“Va a ser necesario un milagro, pero ya le vaa llegar el momento. Cuando se dé cuenta decuánto lo quieren y empiece a quererse, todo vaa cambiar.” Son las palabras de un padre, lleno deesperanza, de dudas y de temor por su hijo.Charlie esta en su casa, y noen otra parte. Es martes, alrededorde las cinco de la tarde,el principio del día para él, yaquí viene el señor de la casa,duchado, afeitado y descansado,con una camisa blancaAgosto de 2012 | Rolling Stone | 49