Charlie Sheenp<strong>la</strong>nchada, sin gritar, aparentemente en pazcon el mundo. Detrás de él viene una esbeltarubiecita con una blusa transparente que parecesalida de un sueño. Se l<strong>la</strong>ma Rachel, y no sesiente bien. Rachel dice que estuvo “vomitando”arriba. No se explicitan los motivos, pero puedenimaginárselos.“¿Estás bien?”, le pregunta Charlie.“Sí, estoy bien.” Sonríe tibiamente y se sienta a<strong>la</strong> mesa, mientras Charlie va a preparar café.¿Qué hiciste hoy, Rachel?“Nada, qué sé yo”, dice. “De hecho, es mi cumpleaños.Ya tengo 22.”¿Cumplió con tus expectativas?“Sí, <strong>la</strong>s superó totalmente. Anoche, esta mañana,<strong>la</strong> pasé tremendo.”¿Qué pasó?“Vino de visita Stephanie Sexual” (no dicequién es Stephanie Sexual, pero también se lopueden imaginar), “y estuvo muy bueno. Muyhot, ¿viste?”.Charlie vuelve con un café y quiere saber quédijo Rachel. Rachel sólo se ríe y Charlie sonríe.Ah, <strong>la</strong>s mujeres. La única droga que Charlienunca ha sido capaz de dejar. “La gente piensaque soy un pícaro, un sinvergüenza, un donjuán,un tipo que está metido en un montón de cosasraras que pueden llevar a una conste<strong>la</strong>ción demanías y cosas bizarras, pero <strong>la</strong> verdad es queno”, dice luego. “Lo que pasa es que amo a <strong>la</strong>smujeres. Las amo.”Perdió <strong>la</strong> virginidad a los 15 años en un hotelde Las Vegas con una prostituta que se l<strong>la</strong>mabaCandy, una pelirroja despampanante, mientrassu papá dormía en el cuarto de al <strong>la</strong>do. Lehabía robado <strong>la</strong> tarjeta de crédito para pagar suiniciación, y había invitado a su primo Joey, quetambién tenía 15 años. “Le dije a Joey: «Mirá,tengo <strong>la</strong> tarjeta de crédito de mi papá. A vos tetoca después de mí». El se entusiasmó. Le chupabaun huevo. Me acuerdo de que fue <strong>la</strong> nochede mi vida. Dos semanas después, mi papá mepreguntó por qué figuraba una compra a FriendlyIntroductions LLC, Las Vegas, en el resumende su tarjeta de crédito. Se lo expliqué. Loúnico que le preocupaba es que no confundieraeso con el amor.” Hace una pausa. “Sigo tratandode procesar eso.”Y así han transcurrido los años, con chicasde <strong>la</strong> calle, actrices porno y ocasionalmente algunabuena chica con <strong>la</strong> que ha querido casarse,cosa que hizo, y tal vez ha tenido un par dehijos, antes de darse cuenta una vez más de quenecesita procesar un poco más, que en efecto esun tipo poliamoroso. “Mirá, hay chicas diferentespara sentimientos diferentes”, explica. “Algunasson para fumar porro, otras para tomarse unostragos, otra para ver una pelícu<strong>la</strong>, otras sabésque van a traer a una amiga; algunas, como <strong>la</strong>sdel porno, están un poco más locas y son más peligrosas.No sé por qué me gusta eso. Creo quehace que <strong>la</strong>s cosas parezcan más épicas. Pero loque quiero decir es que se puede sentir cosas pormujeres distintas simultáneamente.”Por desgracia, a veces esos sentimientos sevolvieron violentos, y Charlie perdió <strong>la</strong> cordurade <strong>la</strong> peor manera, e incluso ha llegado a decirlea Denise Richards: “Ojalá te mueras, puta”;se dice que también amenazó a Brooke Muellercon un cuchillo y que en 2010 trató de ahogar auna actriz porno con <strong>la</strong> que había salido, duranteaquel tristemente célebre episodio en el P<strong>la</strong>zaHotel de Nueva York. Y sin embargo el atractivode Charlie es tal que ninguno de esos incidentesle causan un daño duradero a su reputación.El público todavía lo adora y <strong>la</strong>s chicastodavía lo adoran, como siempre. “Cuando eracliente”, dice Heidi Fleish, “todas <strong>la</strong>s chicas quele mandaba se enamoraban de él. Siempre decíancosas buenas de él, desde queera encantador y generoso hastaque era bien dotado y un excelenteamante. Todos los comentariossobre él eran maravillosos”.“De todos modos, es gracioso”,dice Charlie. “Las chicas tienen queser lindas de cara, pero me gustanmás <strong>la</strong>s bonitas que <strong>la</strong>s hermosas.Natalie Portman es hermosa. Mi<strong>la</strong>Kunis es bonita. Tremendamentebonita. No <strong>la</strong> conozco, pero soy sufan. También me gustan los pies de<strong>la</strong>s chicas. Dejé de salir con chicaspor sus pies, por <strong>la</strong> longitud de algunosdedos y por otros detalles queno eran como tenían que ser. Losdedos martillo son feos. Cuando elsegundo dedo es más <strong>la</strong>rgo que eldedo gordo, eso también es feo.”Otra vez, algo que nadie sabe deCharlie Sheen.Y hay más, mucho más, más delo que cualquiera podría sospechar,habida cuenta de lo sesgadode su personaje público. Porejemplo, una vez se le ocurrió unanueva presentación para <strong>la</strong> mantecade cacao, y registró <strong>la</strong> patente estadounidensenúmero 6.283.658: “La carcasa es asimétricay puede tener una serie de protuberancias asimétricaspara ayudar a determinar <strong>la</strong> disposición de<strong>la</strong>parato, a pesar de que <strong>la</strong> destreza manual puedaverse limitada por el uso de guantes”.Siempre les da una mano a sus amigos, y haayudado a dos de sus más íntimos (Bob Maron,un vendedor de relojes de lujo, y Todd Zeile, unex beisbolista profesional) a entrar en Anger Managementcomo coproductores ejecutivos, para tenerloscerca y que lo mantengan contento, todoel tiempo. Cuando hacía Two and a Half Men,ayudó a su doble de cuerpo histórico, Eddie Braun,tras insistir con que todas <strong>la</strong>s escenas en que serequiriera un doble de Charlie Harper, por máspequeñas que fueran, <strong>la</strong>s realizara Braun, con loque le aseguró a su amigo un considerable ingresode dinero.Puede ser un negociador despiadado. En 2010,cuando terminó su contrato con Two and a HalfMen, exigió 100 millones por dos años. WarnerBros. contraofertó 48 millones y Charlie no lesrespondió. “Finalmente, le ofrecieron 95 millonesy aun así Charlie rechazó <strong>la</strong> oferta”, dice sumanager Mark Burg. “Después le ofrecieron 97,luego subieron <strong>la</strong> oferta a 99, y Charlie me dijo:«¿No me escuchaste? ¡Dije 100!». ¿Si estaba contentode que le hubieran dado lo que pedía? Notengo idea”.Entre otras cosas, le encanta <strong>la</strong> frase “historiaverídica”. Por ejemplo, cuenta: “Desde que erachico, siempre tengo infecciones en los oídos, ycuando duermo me rasco, y eso me hace peor; poreso a veces duermo con guantes. Es una historiaverídica”. O, tras bajarse de un auto, te cuenta otrade esas anécdotas que te dejan intrigado: “Tengotres pezones. Sí. Es una historia verídica”.Y, de repente, se te acerca y te dice algo como:charlie y <strong>la</strong>fabrica de liosCon su ex mujer,Denise Richards;en <strong>la</strong> nueva serie queprotagoniza, AngerManagement; en sumensaje luego de susalida de Two and aHalf Men.foto: afp50 | <strong>Rolling</strong> <strong>Stone</strong> | Agosto de 2012
“Por cierto, soy Tiburón. No es que me sé Tiburónde memoria, yo soy Tiburón. Soy el álter egodel tiburón de <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>. Por el amor de Dios,¡soy Brody, soy Brody!”.O, si no, tira alguna de <strong>la</strong>s frases célebres quele gusta repetir: “El «no puedo» es el cáncer delos actos”, o “no tengo esperanzas. Las esperanzasson para los pelotudos. Yo tengo fe”.Después, hab<strong>la</strong> acerca de sus creencias más estrafa<strong>la</strong>rias.En lo que hace al asesinato de JFK,cree en <strong>la</strong>s teorías conspirativas. Es parte del movimientopor <strong>la</strong> verdad del 11-S. Dice que toda suvida tuvo facultades parapsicológicas: “Por ejemplo,<strong>la</strong> mayor parte de <strong>la</strong>s veces sé quién me estál<strong>la</strong>mando cuando suena el teléfono, y eso es raro”.Dice que un poco cree en los ovnis: “Digo, pensemosen <strong>la</strong> luces de Phoenix de 1997, 10.000 testigosocu<strong>la</strong>res que vieron una aeronave del tamañode cuatro portaaviones durante cuatro horas”.Hace una pausa y adopta una expresión divertida.“Bueno, de hecho, ¿sabés qué es lo que creo? Creoque es más divertido creer que no creer, man.”Y cuando uno trata de tener una char<strong>la</strong> profundasobre su vida interior, es casi imposible.¿Cuál es el vacío interior que estás intentandollenar, Charlie?“No estoy seguro. No sé qué es. Este…”¿Alguna vez te pusiste a explorar ese vacío?––––––––––––––––––––“Nah. Yo sólo…. Sólo apetitos. Apetitos. A vecesme siento lleno, ¿no? Pero todo el mundo tienedemasiadas reg<strong>la</strong>s, y yo no entiendo, ¿viste? ¿Nose puede llenar ese vacío con cosas que no seanconfesiones y peregrinajes y veganismo?”¿Cosas divertidas?“¡Sí, man!”¿Alguna vez te da <strong>la</strong> sensación de estar buscandoalgo?“Sí, seguro. Sí... seguro”, dice, un poco demasiadodespreocupadamente. “No sé qué, igual.Pero tengo <strong>la</strong> sensación de que algún día voy aconocer a un mago que me va a guiar y me va atirar <strong>la</strong> posta.”Por supuesto, de estar presente su padre, lediría: “Charlie, vos tenés que ser tu propio magoque te guíe, ¿no sabías?”. Pero ahora Charlie estásolo, y no escucha otra voz que <strong>la</strong> suya.Una noche va a visitar a suex mujer Denise Richards,que vive a unos veinte minutosal noroeste de sucasa, con sus dos hijas,Sam, de 8 años, y Lo<strong>la</strong>, de7. Se casaron en 2002 y sesepararon tres años después, cuando Charlieempezó a apostar descontro<strong>la</strong>damente, a mirarpáginas porno, a excederse con <strong>la</strong>s pastil<strong>la</strong>s y atener un comportamiento “muy volátil”, segúnRichards, que también contó que un día Charliepintó con aerosol encima de <strong>la</strong> foto de su casamiento<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras “<strong>la</strong> estupidez más grandede mi vida”. Hasta hace un año, todavía nose soportaban. Pero después, por el bien de sushijas, arreg<strong>la</strong>ron <strong>la</strong>s cosas y ahora salen y se vande vacaciones juntos, e incluso Richards grabóhace poco una aparición como invitada en AngerManagement. A <strong>la</strong> noche, nunca apaga el celu<strong>la</strong>r,por si Charlie se mete en problemas y necesitasu ayuda. “Es un hijo más”, le gusta decir,afectuosamente.En el departamento de súper lujo de Richards,de estilo muy italiano, Charlie char<strong>la</strong> un pococon Sam y Lo<strong>la</strong>, que son increíblemente tiernasy tímidas, y luego entra Richards, con un solero<strong>la</strong>rgo y con olor a mar. Se saludan con un beso,intercambian un par de cumplidos, se sientana cenar (nuggets de pollo, el p<strong>la</strong>to preferido de<strong>la</strong>s nenas, preparados por el papá de Richards,Irv, que perdió a su mujer hace tres años y ahoravive con su hija), dan <strong>la</strong>s gracias (Charlie empieza:“Dios, danos tu bendición, este….”, y Richardstiene que socorrerlo). Después Denise lleva a <strong>la</strong>snenas arriba para acostar<strong>la</strong>s, y mientras tantoCharlie sale al patio a fumar y a disfrutar de <strong>la</strong>brisa nocturna. “Por Dios, qué lindo que es esto”,dice. “Muy tranquilo, man. Guau”.Richards sale y dice: “Ahora somos mejoresamigos. Confidentes. Me cuenta todo. Viajamosjuntos y <strong>la</strong>s nenas lo adoran”.Charlie se inclina hacia de<strong>la</strong>nte, exha<strong>la</strong>ndohumo y, con su voz rasposa, dice: “Y dormimosen cuartos separados. Todo el mundo va a querersaber eso”.La expresión de Richards se transfigura, sinque eso <strong>la</strong> haga menos linda, sino sólo un pocomás tensa. “No tiene filtro. No era así cuandonos casamos.”“Qué aburrido”, dice Charlie.“No era aburrido. Hacía tres años que estabasobrio, y era muy humilde y honesto y encantadory un tipo bárbaro.”“Y aburrido. Aburrido.”Richards se cansa, le dedica a su ex una miradasevera, y dice que va a servirse más vino.Charlie <strong>la</strong> mira. “Es increíble, ¿no? Es increíble,man. Sigue estando buenísima, ¿no?” Se ríeun poco. “Me embo<strong>la</strong>”, dice. “Vos viste para dóndese te dispara <strong>la</strong> cabeza, ¿no? Es difícil salir deviaje con el<strong>la</strong>. No quiero que <strong>la</strong>s nenas nos sorprendan.No es que no podamos cerrar <strong>la</strong> puerta,pero vos viste cómo es. En muchos sentidos,<strong>la</strong>s cosas ya no son lo mismo. ¿Si yo quiero? Seguro.¿Y el<strong>la</strong>? No sé.”Es un poco desmedido decir eso, pero Charlie,como es su costumbre, no se puede contener.Dice todo lo que se le pasa por <strong>la</strong> cabeza.Richards vuelve con <strong>la</strong> botel<strong>la</strong> y le ofrece otracopa a Charlie, que él rechaza. Está casi totalmentesobrio. Empiezan a hab<strong>la</strong>r de su Gran Co<strong>la</strong>pso,y cuanto más hab<strong>la</strong>n al respecto, más seencorva en su asiento y más cigarrillos fuma.“Sé que esto va a sonar muy mal”, dice Richards,“pero en cierto sentido tenía <strong>la</strong> esperanzade que fuera culpa de <strong>la</strong>s drogas, porqueal menos así habría una explicación. Pensé quehabía perdido <strong>la</strong> cordura. Pensé que había llegadoa un punto sin retorno. Fue muy triste. Merompió el corazón”.“Hubo muchas risas, igual”, dice Charlie,calmo. “Y no fue triste. Hubo muchas banderasde victoria.”Richards lo mira. “Yo lo habría manejado deotra manera, Sonrisitas. Tenés que hacer meaculpa. Porque, por un <strong>la</strong>do, vos…”“Fui perfectamente coherente.”“¡No!”, dice Richards, cortante. “¿Ves? Noestás arrepentido de tu comportamiento. Pensásque manejaste bien <strong>la</strong>s cosas. No es que ahora“Las chicas del porno estan un poco mas locas yson mas peligrosas. No sé por qué me gusta eso.Creo que hace que <strong>la</strong>s cosas parezcan mas épicas.”–––––––––––––––––– ––reflexionás y decís: «No puedo creer que me hayacomportado de esa manera».”Charlie se sienta, se inclina hacia Richards.“¿Pero quién le dio una paliza a quién? ¿Le diuna paliza a Warner Bros. o ellos me dieron unapaliza a mí? ¡Toda <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ta que me debían! ¡Nome <strong>la</strong> iban a pagar después de despedirme! ¡Todami p<strong>la</strong>ta! Digo, ¿quién le ganó a quién? ¿Quiénle ganó a quién?”“Pero ¿qué ganaste con todo eso?”“Mi p<strong>la</strong>ta.”El<strong>la</strong> suspira, profundamente frustrada, ydice: “Habrías ganado <strong>la</strong> demanda de todasmaneras”.Charlie inclina <strong>la</strong> cabeza hacia el<strong>la</strong>. Es evidenteque le cuesta entender lo que dice Richards. Esevidente que está tratando de entender, de pensarcómo hacer <strong>la</strong>s cosas de manera más prolija,pero por el momento le está costando mucho. Nosólo porque viene comportándose de <strong>la</strong> mismamanera desde hace mucho tiempo, en lo re<strong>la</strong>tivoal dinero, a <strong>la</strong> bebida, a <strong>la</strong>s drogas, a <strong>la</strong>s chicas,al diente de oro que tendría que haberse pintadoy a los gritos, que nunca han cesado. Pero por lomenos lo intenta, y si intentarlo vale de algo, entoncesesta noche, en algún lugar, un mago-guíadebe de estar esbozando una sonrisita.Agosto de 2012 | <strong>Rolling</strong> <strong>Stone</strong> | 51