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elclubdelsoftware.blogspot.comtiempo, derrumbar el sistema que la corporatocracia había edificado con tantoesfuerzo. O mejor dicho, podría evidenciarse como el factor capaz de provocar laautodestrucción del primer imperio auténticamente mundial que ha conocido lahistoria.En último análisis, el imperio global depende, en gran medida, de que el dólar sigafuncionado como la moneda de referencia mundial. Y el derecho de imprimir dólareses una exclusiva de la Moneda estadounidense. Es así como hacemos préstamos apaíses como Ecuador, en la plena conciencia de que no van a poder devolverlosjamás. De hecho, no deseamos que hagan honor a ese compromiso, porque es la deudalo que nos asegura nuestra influencia, nuestra libra de carne. En condicionesnormales, con el tiempo correríamos el riesgo de vaciar nuestro propio erario; al fin yal cabo, ningún acreedor puede mantener un número ilimitado de morosos. Pero lasnuestras no son unas circunstancias normales. Estados Unidos imprime billetes que noestán respaldados por ningunas reservas de oro. O para ser más exactos, no estánrespaldados por nada, salvo la confianza generalizada a nivel mundial en la capacidadde nuestra economía y en que sabremos mantener el buen orden de las fuerzas y losrecursos del imperio creado por nosotros para sustentarnos.La capacidad para imprimir billetes nos confiere un poder inmenso. Significa, entreotras cosas, que podemos seguir concediendo empréstitos que no se devolveránnunca... y que nosotros mismos también podemos acumular un gran endeudamiento.A comienzos de 2003, la deuda nacional estadounidense sobrepasaba la estremecedoracifra de 6 billones de dólares y amenazaba con alcanzar los 7 billones antes de queacabase el mismo año: una deuda de 24.000 dólares por ciudadano estadounidense,poco más o menos. Muchos de los acreedores son países asiáticos, en especial Japón yChina, que compran títulos del Tesoro estadounidense (pagarés del Tesoroprincipalmente) con el producto de sus ventas de artículos de consumo —aparatoselectrónicos, ordenadores, automóviles, electrodomésticos y prendas de vestir, sobretodo — a Estados Unidos y en el mercado mundial. 1Mientras el mundo siga aceptando el dólar como divisa de referencia, eseendeudamiento excesivo no será un gran obstáculo para la corporatocracia. Pero si eldólar fuese reemplazado por otra moneda, y si algunos de los países acreedores, Japóno China por ejemplo, decidiesen reclamar, el cambio de la situación sería drástico, yEstados Unidos se hallaría de pronto en una situación bastante precaria.Ahora bien, la existencia de semejante moneda ha dejado de ser248

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