Luciérnaga de Arrecife(Un homenaje a la Sala Buñuel)Si en Tenerife, y en la página anterior, pelean por mantener vivo el Cine Víctor,en Lanzarote es de rigor hurgar en la historia y el futuro de su homólogo: el Cine BuñuelPor C.S. Fotografías de Guillermo RodríguezNoche cerrada. Y que llueve. En la calle Canalejassólo late el movimiento de una cucaracha que cruzala acera corriendo. Uno sonríe porque no estápara aspavientos, ni para instintos insecticidas. Continúacaminando y el ojo se le tuerce. A mano derecha, hay unacasa con un postigo abierto que derrama un cuadrado deluz. Entra y se encuentra con un Picasso que bizquea losojos por el humo de un cigarro con el que parece no entenderse.Es el Bar Picasso de El Almacén.Como no conoce, mira como miran todos los que no hanmirado nunca. Con la cabeza adelantada como una palomay la boca sincera. En este caso, la boca sonríe. Llegan grupúsculosde gente. Individuos que atraviesan el umbral solosy se acodan en la barra. Parejas habituales que saludany reciben un cuenco de galletas saladas pisciformes, paraaliñar la cerveza. Son las nueve menos cinco. Y suena untimbre como de teatro o de instituto.Uno pregunta a ver qué pasa. “Hoy hay película. Una deKusturika, me da [trago de café]. ¡Ah, no, no, perdona! Hoyponen La Ola”. Sobreviene una fracción de segundo quesuena como un ronroneo. Son las poleas de la cabeza, queruedan para a continuación preguntar: “¿Pero que hay uncine aquí?”. Sí, caballero. Se le explica: es la Sala Buñuel.Un cine chiquitito, para 100 almas, donde se proyectan películaselegidas con las mismas tres premisas que se establecieronen 1999, después de hacer mejoras técnicas enla sala: 1) Cintas que no hayan pasado por la cartelera delos cines comerciales de Lanzarote, 2) que hayan salido ahombros de la crítica en festivales cinematográficos de renombrey 3) que suenen en versión original.Y el uno del principio cabecea entre sorprendido y contento,y sube unas escaleras que hasta hace cinco minutos sólole sugerían un baño sin papel, para encontrarse con unapuerta oscura en la azotea donde varias personas hacencola para atravesar una puertita oscura. En los 90 fue el únicositio donde pudo verse Brazil, de Terry Guilliam, o TheRocky Horror Picture Show. “No, pero esto funciona desde1984. Antes le llamaban Centro Polivalente o… Laboratorio<strong>Cultura</strong>l y Artístico me parece. Era de César Manrique, quese lo vendió al Cabildo”. El uno cada vez se arrepiente menosde haber salido esa noche.El uno es cualquiera cuando descubre un sitio como la Buñuel,que regala dosis de cine en pastillas sabrosas que seconsiguen gracias a Interinsular Films, la única distribuidoraregional que tiene acceso a este tipo de películas, que sehacen las remolonas en los videoclubs y que nunca jamástendrán sitio en los Cines Atlántida o Deiland porque, dicen,no venden bien. La gran mayoría llegan gracias a la fructíferacolaboración que el centro tiene con Filmoteca Canaria. Y lafaena es complicada, porque en España se distribuyen pocascopias de películas en versión original. A veces sólo existeuna de la película deseada. Y se rompe. Y olvidémoslo.34<strong>marzo</strong> <strong>2009</strong>
Los responsables de la sala atienden sugerencias que notraicionen la filosofía de las tres premisas, y procuran traerhasta este reducto de luciérnagas los títulos que se les piden.Así, se ha conformado desde hace tiempo un públicofiel que ha tomado la costumbre de cenar a las diez y medialos miércoles y los jueves, porque antes, siempre, hay peli.Por la Buñuel han pasado los mejores documentales delFestival In Edit Beefeter de Barcelona, cortometrajes, ciclostemáticos (música, cine social, animación japonesa), largometrajescon director dispuesto a charlar con la concurrencia,actores y actrices de la Semana de Cine de Lanzarote(que este mes empezará el día 23 de <strong>marzo</strong> con una semanaentera dedicada a los cortometrajes).En la cabina se escucha el clic del enganche de rollo. Porqueaquí las películas son de bobina, que suenan y se venmejor; aunque en unos años se proyectará en formato digitalporque seguro, dicen, habrá alcanzado la calidad que sólotiene el formato tradicional. La Sala Buñuel es ese espacioque uno se encuentra a la vuelta de la esquina. Discretitoy humilde. Tanto que uno casi ni se apercibe si no ha leídoalgún folleto.En estos últimos meses han sonado falsas campanas de reforma.“Dicen que van a cerrar El Almacén ya para hacerla obra”. Y resulta que no es así. Que todavía queda largorecorrido para que se acometa una rehabilitación que tienetodo el aspecto de ser polémica y debatida. El proyecto delarquitecto Luis Díaz Feria, ganador del concurso de ideasen mayo de 2006, ya tiene consistencia de “definitivo” yactualmente el Cabildo insular está negociando con el Gobiernode Canarias la financiación conjunta de la obra. Demomento, la Administración cuenta con 6.000 euros delMinisterio de <strong>Cultura</strong> y no se sabe con qué partida presupuestarialocal. A lo largo de este año, se sacará a concursola licitación del proyecto.14 x 21publicidad