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la vida cronica - Odin Teatret

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LA VIDA CRONICADedicado a Anna Politkovskaya y Natalia Estemirovaescritoras rusas defensoras de los derechos humanos, asesinadas por sicarios enel 2006 y 2009, por su oposición a <strong>la</strong> guerra en Chechenia.Textos: Ursu<strong>la</strong> Andkjær Olsen, <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> - Actores: Kai Bredholt, RobertaCarreri, Jan Ferslev, Elena Floris, Donald Kitt, Tage Larsen, Sofía Monsalve, IbenNagel Rasmussen, Fausto Pro, Julia Varley - Dramaturgia: Thomas BredsdorffAsesor literario: Nando Taviani - Diseño luces: <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> - Asesorluces: Jesper Kongshaug - Espacio escénico: <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> - Asesoresespacio escénico: Jan de Neergaard, Antonel<strong>la</strong> Diana - Música: melodíastradicionales y modernas - Vestuario: <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>, Jan de NeergaardDibujos: Giulia Capodieci - Poster: Peter Bysted - Director técnico:Fausto Pro - Asistentes de dirección: Raúl Iaiza, Pierangelo Pompa, AnaWoolf - Dirección y dramaturgia: Eugenio Barba.Traducción programa: Ana Woolf.<strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> agradece: Sergio Bini Bustric, Lena Bjerregaard, HanneBredholt, Philip Doo<strong>la</strong>n, Luca Ruzza y <strong>la</strong> mente colectiva de Wroc<strong>la</strong>w.<strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>: Eugenio Barba, Kai Bredholt, Roberta Carreri, C<strong>la</strong>udio Coloberti,Chiara Crupi, Jan Ferslev, Elena Floris, Pelle Henningsen, Lene Højmark,Nathalie Jabalé, Hanne Jensen, Donald Kitt, Søren Kjems, Tage Larsen, ElseMarie Laukvik, Lai<strong>la</strong> Lehmann, Sofía Monsalve, Augusto Omolú, PierangeloPompa, Fausto Pro, Sigrid Post, Iben Nagel Rasmussen, Francesca Romana Rietti,Anne Savage, Mirel<strong>la</strong> Schino, Pushparajah Sinnathamby, Rina Skeel, Ulrik Skeel,Nando Taviani, Valentina Tibaldi, Julia Varley, Frans Winther.Producción Nordisk Teater<strong>la</strong>boratorium (Holstebro), Teatro de La Abadía (Madrid),The Grotowski Institute (Wroc<strong>la</strong>w).Primer espectáculo: 12 de septiembre 2011, Holstebro.


Sobre el espectáculoPersonaggi: Personajes: una Madonna Nera, <strong>la</strong> vedova di un combattente basco,una rifugiata cecena, una casalinga rumena, un avvocato danese, un- una Virgen negra- un músico de rock de <strong>la</strong>s is<strong>la</strong>s Faroemusicista rock delle isole Faroe, un ragazzo colombiano che cerca suo- <strong>la</strong> viuda de un combatiente vasco - un joven colombiano que busca a supadre scomparso in Europa, una violinista di strada italiana, due- una refugiada chechena- padre desaparecido en Europamercenari.- una ama de casa rumana- una violinista ambu<strong>la</strong>nte italiana- un abogado danés- dos mercenariosLa acción se desarrol<strong>la</strong> contemporáneamente en Dinamarca y otros paísesde Europa en el 2031, luego de <strong>la</strong> tercera guerra civil.Individuos y grupos de diferentes sustratos se encuentran y se enfrentanpresionados por guerras, desocupación, emigración. ¿Qué sucede cuando losrecién llegados quieren establecerse en un país extranjero y formar parte deuna sociedad que piensa tener raíces culturales sólidas? ¿Qué incomprensionesy descubrimientos surgen de esta confrontación? ¿Cómo se vive en un país enguerra cuyos soldados se ven solo en un féretro, cuando regresan de tierraslejanas?Un joven arriba de América Latina al carnaval febril de <strong>la</strong>s civilescomarcas de Europa. Busca a su padre desaparecido. Es casi un niño e ignora loque todos saben: que <strong>la</strong> <strong>vida</strong> es una enfermedad crónica de <strong>la</strong> cual nuestrop<strong>la</strong>neta, con su historia, no logra liberarse. Todos saben que existen miles depuertas que conducen a <strong>la</strong> libertad, y todos alimentan este saber comiendo sinhambre y bebiendo sin sed. Todos saben que provienen de un gran pasado y deesta grandeza cada uno recorta su jirón de honor e identidad.Responden a <strong>la</strong>s preguntas del joven extranjero enseñándole a escapardel peor de los vicios - el de <strong>la</strong> Esperanza. "Basta de buscar a tu padre", lesusurran mientras lo acompañan de una puerta a otra.No es <strong>la</strong> inocencia ni el conocimiento lo que salva al joven. Descubrirá supuerta solo, ante el estupor de todos nosotros que no creemos en lo increíble:que una víctima vale, por sí so<strong>la</strong>, más que cada uno de nuestros valores. Másque Dios.2


Eugenio BarbaEl primer día(De mi diario), 16 septiembre 2007: He tomado dos decisiones. He l<strong>la</strong>mado a <strong>la</strong>primera La interferencia del teatro. Cuatro meses sin viajar dedicados a unaacti<strong>vida</strong>d - que debemos inventar - en Holstebro y en <strong>la</strong>s ciudades aledañas.¿Cómo puede el <strong>Odin</strong> interferir (subvertir, crear Desorden, transformarse en ungeiser de energía subterránea) ambientes guiados por programas y obligacionespreestablecidas (escue<strong>la</strong>s, hospitales, iglesias, fábricas, prisiones)?La segunda decisión es más temeraria: un nuevo espectáculo con todos misactores. ¿Sabremos todavía crear un espectáculo juntos, luego de tantos años? Yatengo el título: La <strong>vida</strong> crónica. Es el verso de una poesía de Paulo Leminski queAderbal [Freire Filho] me hizo descubrir degustando un vaso de tannat uruguayo.Durante <strong>la</strong> primera fase de los ensayos el título será XL - Extra Large.L<strong>la</strong>mé inmediatamente a Nando y le conté <strong>la</strong> primera imagen: un féretro decristal lleno de agua en donde nada una angui<strong>la</strong> y se ahogó una joven. Luego otrasideas, Antígona circundada de beneméritos doctores, San Agustín, San Gerónimo,Origenes; el niño de <strong>la</strong> última escena de Aliosha en Los hermanos Karamazov; <strong>la</strong>primera frase de Pedro Páramo de Juan Rulfo: "Vine a Coma<strong>la</strong> porque me dijeronque acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo".¿Cuál es el tiempo de primavera, de <strong>la</strong>s energías vírgenes, que ignorasincluso cuando están a tu <strong>la</strong>do, dentro de ti? La respuesta es evidente: el final deuna guerra, entre lutos y escombros. Incomprensibilidad que se tiñe deesperanza. Los actores se alejan del dolor y de <strong>la</strong> desesperación sacudidos por unhilo invisible, pero audible: <strong>la</strong> música.Incomprensibilidad como compasión, intuición del sufrimiento y de <strong>la</strong>alegría del otro. ¿Y <strong>la</strong> esperanza? El p<strong>la</strong>cer infantil de contar secretos, hacerpreguntas, inocu<strong>la</strong>r dudas, atravesar países, libros, teatros.Me siento cansado ya ante <strong>la</strong> idea de que debo hacer lo mejor que puedo.Espero tener suerte y, con mis actores, hacer aún mejor lo que mejor puedo.La inteligencia, en teatro, no hace llorar. ¿Seré capaz de hacer verter unalágrima al menos a un espectador? John Keats: lo poético es experiencia sinpensamiento. No ol<strong>vida</strong>r a Laurence Sterne: I progress as I digress.La impiadosa esca<strong>la</strong>da al calvario junto con mis actores: <strong>la</strong>s tensiones eincomprensiones para realizar juntos <strong>la</strong> tradición de <strong>la</strong> ruptura, para luchar cadadía contra los clichés que nos alejan de nuestras fuentes vitales.La <strong>vida</strong> subterránea del teatro.9


10El ama de casa rumana (Roberta Carreri): "I wanna die easy, when I die." Foto: Tommy Bay


De esta manera el espectáculo fue montado y luego arrinconado durantealgunos meses, como sucede frecuentemente con los espectáculos en gestacióndel <strong>Odin</strong>. Cuando fue desempaquetado de nuevo, <strong>la</strong> dirección del espectáculo erac<strong>la</strong>ra. La respuesta al problema fundamental - cómo reaccionar a <strong>la</strong> impiadosafrontera de <strong>la</strong> biología - no viene ni del pastor Jonés en Guyana ni de OswaldSpengler, incluso si el espectáculo terminado deja entrever <strong>la</strong>s dos soluciones.La lengua - no <strong>la</strong> lengua escénica con sus matices de luces, sonidos ymovimientos, sino <strong>la</strong> que sale de <strong>la</strong> boca bajo forma de pa<strong>la</strong>bras - es siempre unproblema para el <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> cuyos actores hab<strong>la</strong>n lenguas diferentes y cuyopúblico disperso por todo el mundo muchas veces comprende una lengua queninguno de los actores hab<strong>la</strong>. El hecho de que durante tantos años haya logrado13


comunicarse con espectadores de diferentes continentes nos dice mucho acercade <strong>la</strong> capacidad particu<strong>la</strong>r de este teatro.Los actores utilizan constantemente el texto a pesar de sus límites. Aprendíalgo acerca de <strong>la</strong> lengua durante los ensayos abiertos en Polonia. Parte del textodicho por los actores son fragmentos de poesías de Ursu<strong>la</strong> Andkjær Olsen cuyodanés altamente poético no podía ser apreciado por los 37 participantes de <strong>la</strong>Masterc<strong>la</strong>ss de Wroc<strong>la</strong>w. Sin embargo comprendimos por el tipo de preguntas yrespuestas que el tono irónico de los versos era percibido por <strong>la</strong> gran mayoría.La explicación se encuentra tal vez en el hecho de que el texto hab<strong>la</strong> a<strong>la</strong>ctor de tal manera que es capaz de traducir el discurso de los versos en unalengua corporal y sonora captada por los espectadores atentos. Es como asistir auna ópera sin <strong>la</strong> proyección del texto en una pantal<strong>la</strong>. Tampoco aquí secomprende lo que los cantantes dicen, sin embargo usan <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras para intuirel significado de lo que deben cantar y sus acciones.El <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> es un teatro sin una lengua pero está unido profundamentea <strong>la</strong> lengua que se hab<strong>la</strong> en su espectáculo, y a <strong>la</strong> cual los actores, con <strong>la</strong> ayudadel director, vuelven evidente o se oponen.Hay sin embargo algunas frases que todos los espectadores comprenderán: <strong>la</strong>spa<strong>la</strong>bras que recibirán en mano cuando entren al espectáculo. En su lenguamaterna leerán: "La acción se desarrol<strong>la</strong> en diferentes países de Europa en el 2031luego de <strong>la</strong> Tercera Guerra Civil". En otras pa<strong>la</strong>bras, es ya tarde para nosotros ypara nuestra <strong>vida</strong>. Si uno no lo ha descubierto pensando en <strong>la</strong> edad del <strong>Odin</strong><strong>Teatret</strong> y de sus actores, esta conciencia le viene ser<strong>vida</strong> en bandeja. ¿Cuál es eldeterioro que se espera?Cada espectador deberá buscar <strong>la</strong> respuesta con sus ojos y sus orejas en <strong>la</strong>representación que iniciará en unos instantes. Puedo solo decir esto: <strong>la</strong> respuestano se anticipa.La respuesta que ha brotado en el vivero durante cuatro años de La <strong>vida</strong>crónica, y que se fue construyendo en el momento en que el espectáculo encontrósu final, tiene sus raíces en el mismo lugar de <strong>la</strong> pregunta inicial: en <strong>la</strong> biología.La <strong>vida</strong> continúa, se dice. Pero esto no dice todo. Sigue de una manera particu<strong>la</strong>rque se vuelve c<strong>la</strong>ra solo durante el camino. El teatro desaparece, pero el teatroperdura. El teatro es crónico, imprevisible e invencible como <strong>la</strong> <strong>vida</strong>.Si los participantes de <strong>la</strong> Masterc<strong>la</strong>ss de Barba en Wroc<strong>la</strong>w que vieron eltrabajo a medio terminar, asistirán al espectáculo terminado, se quedarán tansorprendidos como yo al descubrir <strong>la</strong> dirección que tomó <strong>la</strong> obra. El canto del <strong>Odin</strong><strong>Teatret</strong>, como dije, está en sus últimas notas, pero es aún fuerte y luminoso.14


Las Indias negras del<strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>Escritos de los actores presentados por Nando Taviani


Nando TavianiLas Indias negras del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>Las "Indias negras" pertenecen al mundo exótico vertical, que no está en Orientesino en el subsuelo. El título viene de una nove<strong>la</strong> de Julio Verne (Les Indes noires,1877), ambientada en Escocia, en una mina de carbón agotada pero habitadasecretamente.Más que el misterio, es <strong>la</strong> desorientación lo que caracteriza al mundo delsubsuelo. No hay paisaje, no hay panorama. Cada uno ve so<strong>la</strong>mente lo que iluminacon su lámpara."Indias negras" son también <strong>la</strong>s minas de nuestro teatro de Holstebro: éticasartesanales, experiencias, imaginaciones, motivaciones y necesidades personales,casi nunca visibles, pero capaces de poner en funcionamiento y nutrir eltrabajo visible. En los escritos que siguen, emergen apuntes de este subsuelo,fragmentos de diarios - y ecos de pasos perdidos.El trabajo de La <strong>vida</strong> crónica inició en febrero 2008 y terminó en otoño del 2011.En un arco de casi cuatro años, Eugenio Barba y los actores han recortado algunospequeños oasis de tiempo liberado de todo compromiso para dedicarse exclusivamentea una nueva obra. Resultó un camino hecho de aceleraciones y suspensiones. El finalde cada período de trabajo no era <strong>la</strong> conclusión de una fase. Era, más que nada, <strong>la</strong>fecha preestablecida en donde se interrumpía el proceso debido a otros compromisosfijados ya hacía tiempo. Luego de cada interrupción, <strong>la</strong> obra que se estaba formandodebía entrar en un letargo y esperar otra vez que se retomara el trabajo.Sin embargo, Barba y los actores decidieron que este inconveniente podíaser conveniente. Contradecía sus costumbres.El tiempo en que todo el ensemble artístico del <strong>Odin</strong> se dedicó a <strong>la</strong>invención de La <strong>vida</strong> crónica corresponde en total a casi ocho meses de trabajocompleto: febrero 2008, mayo 2009, febrero 2010, octubre-noviembre 2010,febrero-marzo 2011, septiembre 2011. Que estos ocho meses hayan sidofragmentados en cuatro años creó un nuevo tipo de obstáculo.Esta vez el viejo consejo "haz del obstáculo tu amigo" sirvió para materializaruno de los valores tácitos del <strong>Odin</strong>: <strong>la</strong> tozudez. Las condiciones dadas no eranfavorables para <strong>la</strong> creación de una nueva obra. Todos los miembros del ensemble16


artístico estaban llenos de compromisos preestablecidos, sea iniciativas personalescomo proyectos de grupo. Estaban obligados a usar <strong>la</strong> astucia del oficio paraenfrentar un estilo de <strong>vida</strong> gobernado sobre todo por los p<strong>la</strong>zos del calendario.Mientras <strong>la</strong> nueva obra permanecía en letargo, cada uno de los participantesde <strong>la</strong> empresa continuaba pensando de forma independiente. Eran sueñosparalelos, en contradicción uno con otro, pero convergentes.Al inicio, como orientación para <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración del nuevo espectáculo habíasolo dos títulos, poco c<strong>la</strong>ros. Primero XL - Extra Large, de apariencia tan ordinariaque hace reír o pensar. Luego La <strong>vida</strong> crónica, simplemente enigmático. Tambiénhabía una serie de temas que afloraron en <strong>la</strong>s etapas precedentes del trabajo.Sobre todo, aún viva aunque cada vez más lejana, <strong>la</strong> sorpresa del primer día detrabajo, <strong>la</strong> fantasiosa infracción a <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s, cuando Eugenio Barba, con undribbling afligido y socarronamente autobiográfico, había empujado al ensemblea una especie de carnaval arcaico: <strong>la</strong> celebración de su funeral. Capaz de hacermal, incluso siendo risueña y alegremente tumultuosa, <strong>la</strong> conmemoraciónaprovechaba el viento y <strong>la</strong> energía de <strong>la</strong> b<strong>la</strong>sfemia doméstica.Entre una etapa y otra, mientras <strong>la</strong> obra nueva permanecía en letargo, Barbaimaginaba escenas y montajes, y en <strong>la</strong> imaginación los destruía. Imaginar y destruirson acciones complementarias para un capitán de teatro como él, cuya experienciaenseñó que una manera de lograr algo es equivocar el camino voluntariamente, yque <strong>la</strong> solución justa es aquel<strong>la</strong> imprevista, <strong>la</strong> que surge de sí, con <strong>la</strong> fuerzaconvincente de <strong>la</strong> casualidad. Ese hal<strong>la</strong>zgo que es <strong>la</strong> Luna de <strong>la</strong>s minas, como dicenalgunos versos del Homero argentino muerto en 1986. Borges dice haber buscado<strong>la</strong> Luna durante mucho tiempo, en ciertas minas mitológicas, hasta que "ahíestaba, a <strong>la</strong> vuelta de una esquina" - y era "<strong>la</strong> luna celestial de cada día".Pero también <strong>la</strong> Luna de <strong>la</strong> casualidad y de <strong>la</strong>s minas se encuentra en dificultad,cuando esperamos que surja en un tiempo fragmentado.Para el director-dramaturgo del <strong>Odin</strong> el hecho de pensar p<strong>la</strong>nos de puestaen escena se parece más al acto de deforestar que al de construir. Equivale a <strong>la</strong>fatiga y al aparente derroche de los actores que siembran y p<strong>la</strong>ntan en soledad,probando una y otra vez.En los períodos en que <strong>la</strong> obra nueva estaba en letargo, los actores trabajabande forma individual los "materiales" que propondrían (trajes, máscaras, objetos,músicas, textos dichos o cantados, bosquejos de personajes, etc). Aprovechaban,cada uno a su manera, el poco tiempo libre que les quedaba durante <strong>la</strong>s giras;usaban los intersticios entre una y otra acti<strong>vida</strong>d ordinaria (seminarios y variasacti<strong>vida</strong>des pedagógicas en el extranjero y en su ciudad; los ensayos para mantenervivo el repertorio; el trabajo para crear espectáculos individuales; <strong>la</strong> preparación17


La viuda de un combatiente vasco(Kai Bredholt): "Los hijos debenasistir a <strong>la</strong> muerte del padre."Nikita, <strong>la</strong> refugiada chechena (JuliaVarley): "El agua es oro en tiempos deguerra."Fotos: Rina Skeel


La Virgen negra (Iben NagelRasmussen): "De <strong>la</strong> no verdad a <strong>la</strong>verdad, de <strong>la</strong> muerte a <strong>la</strong>inmortalidad."La violinista ambu<strong>la</strong>nte italiana (ElenaFloris) y el joven colombiano quebusca a su padre (Sofia Monsalve):"Una puerta no te dice a dónde vas."Fotos: Rina Skeel


20de festivales y su realización artística; <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>madas de teléfono y los emails paraorganizar encuentros, trueques, hospitalidad y giras; los turnos para <strong>la</strong> limpieza delteatro). Sabían que el trabajo para el nuevo espectáculo, realizado en soledaddurante esos intersticios, era en el fondo un trabajo perdido. De eso tal vez seríautilizado un décimo o nada. Pero sabían también que inutilizable no quiere decirinútil. De todos modos, era imposible orientarse. Más allá del círculo de su trabajoindividual solo podían ver <strong>la</strong> oscuridad.Nadie, ni los actores ni su director-dramaturgo, tenían en mano un "p<strong>la</strong>n deproducción" que delineara <strong>la</strong> trama, los textos y el guión del futuro espectáculo.En los últimos veinte años se volvió normal en el enc<strong>la</strong>ve <strong>Odin</strong> trabajar de estamanera. Es un modo de proceder en el que cada actor es responsable del propiosendero personal, lo afina con extremo cuidado, como un detalle del cual importasolo que esté vivo, antes de saber cuál será el paisaje del que será parte. Laextrema precisión de los detalles se conjuga con una extrema suspensión deljuicio en re<strong>la</strong>ción al contexto en el que los detalles adquirirán el propio sentido.Si bien comprenderlo puede resultar extraño y muchas veces difícil de aceptar,este modo de trabajar no es absurdo. Cada detalle es una acción física precisamentedesignada. No es un signo sin raíces, vacío, que ais<strong>la</strong>do no tiene sentido. Es el frutode una imaginación-en-acción, radicada en el organismo físico-mental del actor. Másque un signo es una célu<strong>la</strong>, viva en sí misma, incluso sin un órgano y un destino quele permita individuar <strong>la</strong> pertenencia e identidad. Una acción-célu<strong>la</strong> puede sertrasp<strong>la</strong>ntada en diferentes contextos no programados. Y de esto es responsable eldirector-dramaturgo, que trabaja sobre todo como un conmutador de sentido.Es una manera de trabajar basada en <strong>la</strong> paradoja: para ser libre, Barba debedar carta b<strong>la</strong>nca a los actores. Y viceversa, los actores conquistan una nuevalibertad de elección dejando carta b<strong>la</strong>nca a Barba y facilitando <strong>la</strong> independenciade sus intervenciones.Si bien en el <strong>Odin</strong> esta paradoja funciona, y se volvió un modo de proceder(casi) normal, no podemos dejar de <strong>la</strong>do el hecho de que en realidad es profundamenteanormal si se lo confronta con <strong>la</strong> mayor parte de los procedimientosescénicos y con <strong>la</strong> mentalidad que de ellos deriva.En el <strong>Odin</strong>, <strong>la</strong>s cosas se mueven así: no existe, por ejemplo, el trabajopreliminar sobre el texto ni el "trabajo sobre el personaje" entendido como parte deun organismo dramático con contornos predefinidos y bien delineados. Terminado elproceso, es el espectáculo el que define los personajes y sus re<strong>la</strong>ciones. No hay untexto, un sujeto, un guión ni siquiera sumario. Ni se parte de un esquema que explicaa quien lo ejecuta cuáles son, escena tras escena, <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones y <strong>la</strong> trama entre losdiversos personajes. No existe nada que permita a los actores ver con anterioridadcómo deberá desarrol<strong>la</strong>rse y concluirse <strong>la</strong> trama. Nadie conoce anticipadamente ni


<strong>la</strong> fábu<strong>la</strong> ni su moraleja. Entonces <strong>la</strong> obra a ser compuesta no es una meta gracias a<strong>la</strong> cual podemos orientarnos. La meta existe solo como postu<strong>la</strong>do, como punto deinterrogación, deseo, a ser descubierto. No ayuda ni es una inspiración ni unareferencia a priori a lo <strong>la</strong>rgo del proceso. Será siempre, en un último análisis, undescubrimiento y como tal, podrá ser definido solo a posteriori. Escrito, tal vez,como una sinopsis que se ofrecerá a los espectadores.En resumen, <strong>la</strong>s cosas van de forma invertida: no del proyecto a surealización, sino del descubrimiento a su comprensión; no del tema al modo deinterpretarlo, sino de <strong>la</strong> emersión inesperada al modo de justificar<strong>la</strong>.De tanto en tanto surge algún que otro inconveniente anecdótico, como porejemplo, cuando <strong>la</strong>s exigencias prácticas de <strong>la</strong>s informaciones y solicitaciones delos organizadores imponen escribir un breve resumen del espectáculo comopresentación. Si esto sucede antes de que el espectáculo esté terminado, elresumen promocional resulta siempre imprudente o vago. Corre el riesgo de sergrandilocuente e intencionalmente oscuro. Y es por esto también que juzgando<strong>la</strong>s huel<strong>la</strong>s anticipadas para <strong>la</strong> promoción, tratadas como documentos otestimonios de autor, los espectáculos del <strong>Odin</strong> se dejan siempre imaginar másherméticos o enigmáticos de lo que concretamente son.Hacer caminar <strong>la</strong>s cosas al revés es una estrategia consciente, experimentada,que crece de una historia precisa, difícil de imitar. Caracteriza elcomportamiento del <strong>Odin</strong> incluso más allá de su práctica artística.El andar al revés del ambiente circundante define <strong>la</strong> identidad de esteteatro minúsculo. El <strong>Odin</strong> salvaguarda así su tácita secesión, que lo libera de<strong>la</strong>nsia de adecuarse a <strong>la</strong>s mutaciones climáticas del territorio que lo circunda, alsistema general del teatro con sus novedades, a los sucesos que signan el mutardel espíritu de los tiempos.Los escritos aquí presentados fueron hechos en el verano del 2011, cuando elespectáculo no había asumido aún su forma definitiva. "Forma definitiva", ennuestro caso quiere decir lo contrario a "forma prevista". En este momento, todossabemos que La <strong>vida</strong> crónica, a pesar de poseer ya escenas, re<strong>la</strong>ciones y accionesbien definidas y fijas, podrá en pocos días de ensayos o de "ensayos abiertos",cambiar radicalmente de aspecto, y sel<strong>la</strong>r su propio viaje de forma diferente a <strong>la</strong>sinnumerables hipótesis formu<strong>la</strong>das de tanto en tanto por su director-dramaturgo,o auguradas por los que han participado en el <strong>la</strong>rgo proceso.El recorrido que conduce a <strong>la</strong> conciencia de que el espectáculo ya vive y tieneuna forma, no obstante ignoremos aún qué destino <strong>la</strong> anima, genera en los queparticipan, diferentes cualidades de fatiga, excitación, espera, deseo, curiosidad,desorientación y angustia. Pero también algo que se parece a un verdadero21


desaliento profesional. Esto explica por qué los escritos que siguen no se adecuan aun único formato y que no todos los protagonistas de <strong>la</strong> empresa hayan decididoescribir. Está bien escribir. Pero no escribir no es nunca un pecado de omisión.Cada actor es potencialmente protagonista. Para darse cuenta bastará que unespectador vuelva a ver más de una vez el espectáculo siguiendo de cerca con <strong>la</strong>mirada y <strong>la</strong> atención una figura diferente cada vez. La dramaturgia aquí está hecha apropósito para permitir a cada actor ser considerado facultativamente centro de <strong>la</strong>acción global, y para liberar a cada espectador de <strong>la</strong> situación cómoda y demasiadocomún de volverse espectador teleguiado (literalmente guiado desde lejos).Este tipo de dramaturgia, hecha para liberar sea a los actores como a losespectadores de <strong>la</strong>s jerarquías dramatúrgicas tradicionales (primer actor,personajes secundarios, etc.) retorna en todos los espectáculos del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>,de manera particu<strong>la</strong>rmente consciente y refinada desde Min fars hus en ade<strong>la</strong>nte.Ha pasado mucho tiempo. Min fars hus es del 1972. Fue representada por últimavez en enero del '74. Dos de los "protagonistas" de Min fars hus están en La <strong>vida</strong>crónica. Un tercero, estaba presente hasta hace poco tiempo atrás, hasta que <strong>la</strong>muerte y <strong>la</strong> enfermedad lo obligaron por primera vez a ausentarse de unespectáculo del teatro que él mismo había contribuido a fundar. Los actores,Eugenio Barba, algunos de los espectadores que desde hace tiempo adhieren anuestro teatro - continúan viéndolo en el espectáculo, aquí y allá. En La <strong>vida</strong> crónicahay una cuarta persona estrechamente unida a Min fars hus, aunque no formaraparte del mismo: lo vio y luego pidió entrar al <strong>Odin</strong>. E imprevistamente entró.Nos hemos remontado a los años de Min fars hus. Ha transcurrido el tiempo:<strong>la</strong> sede del <strong>Odin</strong> se agrandó, <strong>la</strong> cantidad de acti<strong>vida</strong>d aumentó, <strong>la</strong> fama sedifundió. Pero el grupo que persigue los propios espectáculos por vías tortuosas,aunque en parte haya cambiado, siempre quedó limitado a un pequeñísimo puñode actrices y actores, capitaneados por un director-dramaturgo que hace teatrotratando de despistar <strong>la</strong> competencia acumu<strong>la</strong>da a lo <strong>la</strong>rgo de los años.El espectáculo - que mientras escribimos- está casi terminado (el "casi" estálleno de incógnitas) tiene un título que aplica al sustantivo "<strong>vida</strong>" un adjetivocalificativo que generalmente se usa para <strong>la</strong>s enfermedades. Por esto corre elriesgo de crear <strong>la</strong> asociación de ideas con <strong>la</strong> figura del Hebreo Errante, con unHigh<strong>la</strong>nder de <strong>la</strong>s sagas cinematográficas, o con el Amfortas del Parsifalwagneriano. Corre el riesgo sobre todo, de hacer que el pensamiento gire en tornoa <strong>la</strong> idea de Vejez.El <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> está en <strong>vida</strong> desde 1964 y se ha insistido muchas veces en elrécord de longe<strong>vida</strong>d que ocupa en el contexto del teatro contemporáneo.Eugenio Barba ama repetir que tal récord equivale a "una monstruosidad, una22


afrenta a <strong>la</strong> naturaleza del teatro". Imagino que, exagerando un poco, logracontro<strong>la</strong>r los efectos de ese extraño cóctel que en general se sube a <strong>la</strong> cabeza porsu mezc<strong>la</strong> de orgullo por el pasado, presencia segura de sí, y <strong>la</strong> debida turbaciónal confrontarse con el futuro.Entre La <strong>vida</strong> crónica y Vejez hay una re<strong>la</strong>ción metafísica más que física: <strong>la</strong>re<strong>la</strong>ción entre fidelidad al propio pasado y fidelidad al futuro: entre obstinacióny libertad: entre crepúsculo y esperanza.A Barba y al <strong>Odin</strong> les sucede a menudo algo que hace pensar en lo que lesucedió a Don Quijote. Mientras continuaba viajando y batal<strong>la</strong>ndo, un buen día,en medio de una convalecencia, le tocó confrontarse con el libro que ya narrabasus aventuras, <strong>la</strong>s ordenaba y <strong>la</strong>s volvía extrañas y ejemp<strong>la</strong>res. Un libro semejantea <strong>la</strong>s obras dedicadas a los caballeros andantes enterrados con fama y con gloria.Así que, él, Don Quijote, tuvo que preocuparse también por <strong>la</strong> edición del libro,de <strong>la</strong> cuota de verdad que contenía, de su deseable difusión. Todas cosas sensatas.Pero él - que estaba hecho de una carne que podía ser amada y herida - se veíatransformado en carne literaria. Descubría así que los bien amados libros podíantambién ser tumbas o prisiones vivientes.Las obligaciones con <strong>la</strong> memoria son vincu<strong>la</strong>ntes. ¿Qué hacer entonces con<strong>la</strong> libertad?Recuerdo el primer día de trabajo sobre el espectáculo que debía l<strong>la</strong>marseXL y que luego se ganó el título de La <strong>vida</strong> crónica. Lo recuerdo como una marcao tal vez un amanecer irrepetible. Era <strong>la</strong> mañana del 5 de febrero del 2008. En loscalendarios tradicionales ese día estaba marcado como el último martes decarnaval: uno de esos últimos días de carnaval sobre el cual solo librosantiquísimos conservan <strong>la</strong> memoria esencial. Días irreverentes hasta <strong>la</strong> ferocidad.Llenos de risa hasta <strong>la</strong>s lágrimas. En donde se derrumbaba el respeto por cada unade <strong>la</strong>s cosas sacrosantas, por <strong>la</strong>s personas veneradas hasta el escarnio.La pequeña sa<strong>la</strong> azul, ese martes de febrero del 2008, se llenaba deaccesorios y fantasmas teatrales. En ese revoltijo enmascarado caían todo eltiempo <strong>la</strong>s máscaras y <strong>la</strong>s cortinas. Por detrás de una de esas cortinas aparecían -¿realidad o imaginación? - dos hermanas geme<strong>la</strong>s. Desenfundaban <strong>la</strong>s armas y sebatían a duelo: una era Verdad, <strong>la</strong> otra Esperanza. No eran alegorías, eranhermanas. Y no era posible adivinar si ese duelo era un homicidio o una "luchaflorida", como en ciertos países exóticos viene l<strong>la</strong>mado el amor.Ol<strong>vida</strong>ba: en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> de Julio Verne, los habitantes de <strong>la</strong> mina abandonadano se esconden en el subsuelo. Creen que <strong>la</strong> mina aún no está agotada y seobstinan en buscar nuevos filones de carbón fósil, que calentarán, aprovisionarány contaminarán el futuro.23


Sofía MonsalveLo que me dejó mi padreTodo comenzó el 5 de febrero del 2008. Eugenio Barba había reunido a sus co<strong>la</strong>boradorespara iniciar un nuevo espectáculo del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>. Estamos reunidos en <strong>la</strong>sa<strong>la</strong> azul del teatro a <strong>la</strong>s 7 de <strong>la</strong> mañana en <strong>la</strong> oscuridad del invierno danés. Eugenioparecía el líder de un grupo c<strong>la</strong>ndestino en una ciudad perdida de Dinamarca, uno queestaba organizando un nuevo complot, un pacto de sangre, una nueva aventura.Amanecía. Comienza a hab<strong>la</strong>rnos de <strong>la</strong>s supersticiones: esos conjuros,pa<strong>la</strong>bras, frases o actos, que nos guían en el momento de afrontar el destino: elgrito de "Jerónimo" que los soldados paracaidistas americanos gritaban antes de<strong>la</strong>nzarse al vacío. Con ese empujón supersticioso tenía que iniciar el espectáculoque, para Eugenio, debía ser una b<strong>la</strong>sfemia contra nuestras certezas.Poco después, nos presentó <strong>la</strong>s líneas de trabajo sobre <strong>la</strong>s cuales sedesarrol<strong>la</strong>ría el espectáculo. Dice mi nombre y me dicta <strong>la</strong> frase que desde esemomento en ade<strong>la</strong>nte ya no me abandonaría, acompañándome como un presagio,un mantra, un grito de batal<strong>la</strong> y de súplica, mi "¡Jerónimo!": "Vine porque medijeron que acá está mi padre". La frase provenía de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> Pedro Páramo delescritor mexicano Juan Rulfo, en donde se narra <strong>la</strong> historia de un joven que va alpueblo de su madre para buscar a su padre, un tal Pedro Páramo. El pueblo estádesierto y allí encuentra solo fantasmas de una <strong>vida</strong> pasada.Esta historia se transforma en mi historia: un joven que llega a una tierraextranjera para buscar a su padre. La primera pregunta: ¿quién es mi padre?¿Cuáles son mis fantasmas?Provengo de una familia de teatro. Mi padre es director, mi madre actriz. Yyo entré a escena cuando aún estaba dentro de su panza. A <strong>la</strong> edad de 11 años medi cuenta de que era actriz porque una amiga de <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> me preguntó por quétenía <strong>la</strong>s rodil<strong>la</strong>s vendadas. Le respondí que una actriz tenía que cuidar susrodil<strong>la</strong>s. En ese período participaba en casi todas <strong>la</strong>s acti<strong>vida</strong>des del grupo de mipadre: espectáculos, <strong>la</strong>boratorios y giras. Pero llegó el momento en el cual me dicuenta de todo el camino que aún debía recorrer para ser una verdadera actriz.Conocí al <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> a través de un libro que estaba en casa de mi padre:El arte secreto del actor. Desde pequeña pasaba horas observando <strong>la</strong>s fascinantesfotografías de actores y actrices en extrañas posiciones, los detalles de sus pies,de sus manos, de sus ojos. Escuchaba hab<strong>la</strong>r con frecuencia dentro del grupo demi padre sobre el <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> y su director, eran considerados "maestros", padres24


teatrales. Cuando tuve 17 años, llegó el momento de buscar a mi padre. Perobuscar mis orígenes teatrales significaba abandonar <strong>la</strong> casa de <strong>la</strong> infancia, ir aDinamarca, emigrar, dejar mi grupo y renegar de mi padre.Y heme aquí esa primera mañana, el 5 de febrero del 2008, del otro <strong>la</strong>dodel océano, sentada al <strong>la</strong>do de los actores del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> y de frente a undirector que nos invitaba a un complot. Temb<strong>la</strong>ndo de emoción, firmé mi pactode sangre. Estaba dispuesta a abandonar cada una de mis certezas, mi lengua, mifamilia y <strong>la</strong> habilidad que creía tener.Væksthus es <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra en danés con <strong>la</strong> cual se indica el invernadero o elvivero, un momento dentro de los ensayos de La <strong>vida</strong> crónica en donde hacíamoscrecer <strong>la</strong>s gemas de los materiales escénicos: en este espacio de trabajomatutino, estábamos todos en <strong>la</strong> misma sa<strong>la</strong>, pero cada actor desarrol<strong>la</strong>ba deforma individual sus propios materiales escénicos. En este tiempo de trabajo queprecedía a los ensayos, se creaban <strong>la</strong>s músicas, nuevas propuestas escénicas y seprobaban los materiales individuales que sucesivamente serían introducidos en elespectáculo.En mi cuaderno de trabajo escribí: "Væksthus: hoy el día comienza con eltrabajo en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> negra. Participo simplemente tocando <strong>la</strong> melodía que meenseñó Jan [Ferslev] con el ukulele. Una y otra vez, ininterrumpidamente. Estabatriste ante <strong>la</strong> imposibilidad de lograr hacer algo por mí misma. No tengo nada, solomis manos vacías. Cuanto más nos adentramos en <strong>la</strong> profundidad de un oficio, másnos damos cuenta de cuán poco tenemos y qué vacías están nuestras manos". Yasí comenzó mi viaje por La <strong>vida</strong> crónica, con un cuerpo desnudo, sin armas niinstrumentos para afrontar el viaje."En un pueblo desierto" fue el tema que Eugenio me dio para mi primeraimprovisación. Escribí en mi cuaderno de trabajo <strong>la</strong>s siguientes asociaciones: "Unniño camina por <strong>la</strong>s calles prohibidas, con curiosidad y temor ante lo que noconoce. Las ventanas conge<strong>la</strong>das por el frío esconden fantasmas en casasabandonadas. So<strong>la</strong>mente un gato solitario camina por <strong>la</strong>s calles. El niño no sabenada de este pueblo, sigue <strong>la</strong>s huel<strong>la</strong>s invisibles de los zapatos de su padre."Esta improvisación fue mi primer tesoro; una secuencia de acciones eimágenes sobre <strong>la</strong>s cuales trabajaba independientemente en los momentosindividuales, dejándo<strong>la</strong> crecer y cambiar hasta que Eugenio <strong>la</strong> introduce en unade <strong>la</strong>s escenas del espectáculo agregándole un diálogo y poniéndo<strong>la</strong> en re<strong>la</strong>cióncon los otros actores. La escena cambió asumiendo tantos matices que luego deun tiempo me resultaba difícil distinguir lo que quedaba de <strong>la</strong> improvisaciónoriginal. Después de algunos meses de trabajo Eugenio decidió que <strong>la</strong> escena setransformaría en un diálogo con el personaje de Iben Nagel Rasmussen. Asídespués de algunas semanas de ensamb<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s acciones con el texto y el espacio,25


El joven colombiano que busca a su padre (Sofía Monsalve): "No, no soy ciego, pero nopuedo ver de lejos." Foto: Jan Rüsz<strong>la</strong> escena se volvió una lucha en <strong>la</strong> oscuridad: <strong>la</strong> lucha del episodio bíblico entreJacobo y el Ángel. Para mí, siguiendo <strong>la</strong> lógica de mi improvisación inicial, elpersonaje de Iben se vuelve el gato solitario que me seguía en el pueblo desierto,susurrándome indicios falsos y verdaderos sobre <strong>la</strong> suerte de mi padre. Yo, en elintento de comprender <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras del gato y de aferrarlo en <strong>la</strong> oscuridad,repetía obsesivamente mi frase: "vine porque mi dijeron que aquí está mi padre".Durante los primeros meses de ensayos mi trabajo estaba condicionado por losotros actores, era como una marioneta en sus manos. Me llevaban de aquí para allá,me alzaban del piso, me sentaban, me ponían en posturas insoportables, me llevabande un lugar a otro, de una posición a otra. Junto a Lolito (un muñeco que forma partedel espectáculo) nos intercambiábamos el rol de muñeco a niño. "¡Déjate guiar!" medecían los actores y yo poco a poco aprendí a mover una parte del cuerpo a <strong>la</strong> vez, aseguir impulso tras impulso, a no ser mecánica. Aprendí poco a poco a tocar elukelele, a cantar, a usar mi voz como una parte del cuerpo, a caer y a levantarme.Mientras tanto, el espectáculo continuaba: los habitantes de <strong>la</strong> comunidadextranjera, Wonder<strong>la</strong>nd, recibían al joven recién llegado con compasión y poco apoco lo introducían en esta nueva tierra, enseñándole su lengua, sus valores y <strong>la</strong>snotas musicales que componían el himno de <strong>la</strong> nueva patria. El joven preguntabapor su padre a cada persona que pasaba, y estos le mostraban solo una puertacerrada detrás de <strong>la</strong> cual encontraría <strong>la</strong>s huel<strong>la</strong>s que lo conducirían hacia él.Varias mujeres, como ángeles custodios, le secaban el sudor de <strong>la</strong> frente,cantaban con voz suave viejas canciones de cuna.26


En mi cuaderno de trabajo escribí: "Hoy Eugenio, justo antes de mi primerentrada a escena, me dio una venda dorada para cubrirme los ojos. Me vendó demanera tal que no podía ver nada, ni siquiera una sombra. Me dijo: ‘Ahora entraa escena y haz todo lo que hiciste hasta ahora’."Se abrió un nuevo espectáculo de<strong>la</strong>nte de mis ojos vendados. Durante mesesignoré lo que sucedía en escena, me guiaba a través del oído y del tacto, contandolos pasos para no caer. A tientas trataba de estar en el tiempo justo con los otrosactores, de orientarme en <strong>la</strong>s escenas que eran e<strong>la</strong>boradas y cambiadas todos losdías, en el esfuerzo continuo por recordar <strong>la</strong> posición de cada actor y de cadaobjeto en el espacio para no equivocarme. Parale<strong>la</strong>mente a mis dificultadesprácticas, nacían y se desarrol<strong>la</strong>ban en el espectáculo escenas insólitas y a vecesatroces: los habitantes de Wonder<strong>la</strong>nd intentaban suicidarse para convencerse deque todavía estaban vivos; otros experimentaban los límites de <strong>la</strong> <strong>vida</strong> con drogasy música rock. Los extranjeros que aspiraban entrar en ese lugar de <strong>la</strong>s maravil<strong>la</strong>s- donde <strong>la</strong> gente come sin tener hambre y bebe sin tener sed - eran expulsadosuna y otra vez. Hubieran podido entrar solo pagando el precio de saber lo quetodos saben y caminando como todos caminan. En medio de todo esto (<strong>la</strong> actriz,no el personaje) comenzaba a conocer cada milímetro del suelo, hasta que <strong>la</strong> vistano fue más necesaria.Cuando Eugenio concluyó su discurso, esa mañana del 5 de febrero del 2008,el sol ya había salido. Con <strong>la</strong> luz llegaron también <strong>la</strong>s primeras escenas, y con <strong>la</strong>sescenas explotó el caos. Y el caos nos ha acompañado durante estos cuatro años,un caos fluctuante que asume y pierde forma; que se amalgama y después sesubdivide. Aún hoy me sorprende ver mis apuntes de los primeros meses yconstatar que ciertos fragmentos y detalles no cambiaron; mientras he perdidootros en el camino. A veces tengo <strong>la</strong> sensación de que el espectáculo hab<strong>la</strong>también del proceso mismo de su creación. Así como en cada embrión se recorre<strong>la</strong> historia genética de <strong>la</strong> especie.En el espectáculo, el joven pasaba todas <strong>la</strong>s pruebas a <strong>la</strong>s cuales lo sometíanlos habitantes del pueblo, hasta que alcanzaba su muerte renaciendo como nuevomiembro de esa comunidad fantasma. Se escuchaba un disparo, se abría <strong>la</strong> puertay solo entonces le sacaban <strong>la</strong>s vendas de los ojos, pero detrás de <strong>la</strong> puerta no seescondía ningún secreto, ninguna huel<strong>la</strong> y ningún padre, solo un nuevo caminopara recorrer.Mientras escribo estas líneas, el espectáculo aún no está terminado, muchascosas pueden cambiar todavía. Pero durante estos años de trabajo comprendí unacosa: que tal vez encuentres el destino solo cuando te alejas de tu padre. De <strong>la</strong>misma manera que como actriz, lo que importa es saber comenzar con <strong>la</strong>s manosvacías y continuar buscando más allá de una puerta abierta.27


Kai BredholtDoña Vera"Los hijos deben ver morir a sus padres. Durante toda <strong>la</strong> noche limpié el sudor detu padre. Murió a <strong>la</strong>s cuatro de <strong>la</strong> mañana. Los llevé a <strong>la</strong> cama, a ti y a tuhermano, y te susurré ‘Qué día más desordenado’."En el espectáculo La <strong>vida</strong> crónica tengo el papel de una mujer, <strong>la</strong> viuda deun oficial vasco. Este personaje se inspiró originalmente en Doña Vera, <strong>la</strong> madrede Eugenio. La idea de crear este personaje surgió a partir de una cadena depensamientos que el mismo Eugenio comenzó. Después de uno de los primerosensayos en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul, él propuso que yo podía escoger a alguien conocido comoinspiración para mi trabajo. Saliendo de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>, sugirió, casi por casualidad, queincluso podía tratarse de una mujer. Después de unos meses, durante una gira enMéxico, <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras "una mujer" seguían rondando en mi cabeza. Pensaba que elespectáculo sería acerca de Eugenio, por lo tanto esta mujer tenía que ser sumadre, Doña Vera. Le pedí a Eugenio que me contara sobre su niñez y sobre sumadre. También tomé prestadas unas fotografías de <strong>la</strong> época en <strong>la</strong> que Vera erauna mujer joven, cuando quedó viuda con dos hijos pequeños; y otra ya comomujer madura escoltada por dos hijos mayores vestidos de militares.Este fue el punto de partida para crear a Vera.En estas fotografías vi a una mujer elegantemente vestida, discreta, sinnada que l<strong>la</strong>mara mucho <strong>la</strong> atención. Al principio intenté con un vestido, pero medi cuenta que muy fácilmente podía caer en el cliché de una mujer. Buscaba unvestuario en el que el aspecto femenino so<strong>la</strong>mente estuviera sugerido. Mipersonaje debía ser ambos, un hombre y una mujer, como en una pintura cubista,donde <strong>la</strong>s líneas están solo formando bosquejos, y es <strong>la</strong> persona que mira <strong>la</strong>pintura <strong>la</strong> que tiene que completar <strong>la</strong> imagen. Mi personaje podía ser fácilmenteidentificado como un hombre, pero en realidad era una mujer. Probé conpantalones negros <strong>la</strong>rgos que escondían unas botas de tacón alto, una blusa negraamarrada por detrás, un col<strong>la</strong>r de per<strong>la</strong>s y un chal negro abrochado con uncamafeo que perteneció a mi abue<strong>la</strong> y que mi madre me dio como regalo. Joyeríasimbólica y simple que portaba una mujer con c<strong>la</strong>se.29


30A Eugenio le gustó el vestuario, e incluso cuando después intentamos añadirmás detalles, como por ejemplo, un sujetador, una red para el cabello o un velo,siempre regresábamos a <strong>la</strong> simplicidad original.Los tacones de <strong>la</strong>s botas habían marcado <strong>la</strong> postura y <strong>la</strong> manera de caminarde Doña Vera. Las botas me ayudaron a encontrar su manera de moverse,titubeante pero a <strong>la</strong> vez resuelta. Podía trabajar con el sonido de los tacones enel piso de madera, enfatizándolo o absorbiéndolo cuando no debía ser escuchado.Después de un tiempo, cuando el ba<strong>la</strong>nceo en los tacones se había convertido enun hábito, el personaje ya no era tan afi<strong>la</strong>do como lo había sido al principio, yregresé a mi mal hábito de mirar al piso mientras camino. Por esta razón, duranteel entrenamiento, ponía una pequeña campana de bronce sobre mi cabeza yprocuraba no dejar<strong>la</strong> caer mientras caminaba. El truco funcionó y Vera recuperósu postura.La voz con <strong>la</strong> que canto se convirtió en una parte muy importante delpersonaje de Vera. Una vez más, buscaba <strong>la</strong> ambivalencia, una voz que no fuerani de hombre ni de mujer, un falsete alto, frágil. Podía ser muy suave, peroconvertido en un registro normal de voz, se volvía muy fuerte y su caráctercambiaba como en una explosión. Pensé que esta voz iba de acuerdo con unamujer que llevaba su pena con dignidad, pero guardaba dentro de sí una tormentade emociones. Un amor que había muerto demasiado pronto.Una banda de rock is<strong>la</strong>ndesa, Sigur Ros, que toca un tipo de música quel<strong>la</strong>man "slow motion rock", fue mi inspiración. Ellos construyeron su música conacordes simples y ritmos incitantes. Al principio es una música que casi teacaricia, luego, repentinamente el idilio se destruye con el caos del martilleo deritmos, desarmonías, guitarras aul<strong>la</strong>ndo y notas muy <strong>la</strong>rgas cantadas en falsete.Me inspiré en esta música para preparar <strong>la</strong>s escenas que le presenté a Eugenio porprimera vez.Junté algunos fragmentos de <strong>la</strong> entrevista con Eugenio, y con <strong>la</strong> ayuda de<strong>la</strong>sistente de dirección, Pierangelo Pompa, los estructuré en un texto en el queVera hab<strong>la</strong> sobre su <strong>vida</strong>. Al igual que en mi conversación con Eugenio, el textoestaba en italiano. Esto me ayudó a encontrar <strong>la</strong> voz de Vera. Era fácil para míhab<strong>la</strong>r y narrar en italiano. Cuando más tarde el texto fue traducido al danés, meencontré con una montaña casi insuperable. Sonaba falso e incorrecto, y no podíaencontrar <strong>la</strong> melodía con <strong>la</strong> que podía so<strong>la</strong>mente decir el texto sin necesidad deinterpretarlo. Durante el desarrollo del trabajo, tuve que lidiar con otro obstáculocuando Eugenio propuso que alternara el texto entre danés y vasco. Continúoesca<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> montaña, y algunas veces me topo con algo que funciona tanto paramí como para Eugenio. Es como si el texto tuviera que ser retirado de su lógica,descompuesto en fragmentos sin significado alguno, hasta que no quede nada


La viuda de un combatiente vasco (Kai Bredholt): "Danzo so<strong>la</strong> esta noche, mi amado hamuerto." Foto: Tommy Bay31


32comprensible, y después, regresarlos a su lugar pa<strong>la</strong>bra por pa<strong>la</strong>bra para construiruna nueva lógica.Tal vez al final el texto sonará tal y como sonaba al principio, cuandofuncionaba bien debido a <strong>la</strong> inseguridad y a <strong>la</strong>s pausas ilógicas. Tal vez vamos deregreso al punto de partida, pero el viaje era necesario y no hay atajos.Los textos que escogí acompañaban tres escenas en <strong>la</strong>s que Vera cuenta <strong>la</strong>historia de su <strong>vida</strong>. Una escena se lleva a cabo en el comedor de <strong>la</strong> casa de Eugenioy Vera. El<strong>la</strong> cuenta el encuentro con su esposo y <strong>la</strong> noche en <strong>la</strong> que él muere. Le pedía Iben Nagel Rasmussen que me ayudara tocando acordes muy simples en su nuevoacordeón, para sobre esta música, poder improvisar con <strong>la</strong> voz mientras extendía unmantel, ponía <strong>la</strong> mesa y preparaba <strong>la</strong> cama. Pequeñas acti<strong>vida</strong>des domésticas queeran apropiadas para Vera. El muñeco del espectáculo El sueño de Andersen del <strong>Odin</strong><strong>Teatret</strong>, se sentó en el piso vestido igual que en una fotografía en <strong>la</strong> que Eugenioaparece cuando era niño. Mi mamá había tejido un pequeño suéter sin mangas ycocido un par de pantalones. Vera le contaba <strong>la</strong> historia al muñeco como si él fuerasu hijo, pero cuando empezaba a recordar <strong>la</strong> noche en <strong>la</strong> que su esposo murió, <strong>la</strong>actriz Sofía Monsalve llegaba vestida exactamente igual que el muñeco y tomaba sulugar sentándose en el piso. Vera ponía el muñeco en <strong>la</strong> mesa que después seconvertía en el lecho de muerte del padre.Eugenio me había contado meticulosamente acerca de <strong>la</strong> noche en <strong>la</strong> queVera lo había enviado a comprar un pedazo de hielo para su padre agonizante: <strong>la</strong>tienda estaría cerrada, pero él debía tocar hasta que alguien abriera <strong>la</strong> puerta.Me pareció una imagen fantástica y <strong>la</strong> quise utilizar. Durante mucho tiempo nohabía comprendido para qué era el hielo. Más ade<strong>la</strong>nte comprendí que era parabajar <strong>la</strong> fiebre del padre. Ahora, en <strong>la</strong> escena, era Sofía y ya no el muñeco quienrepresentaba a Eugenio como niño. Yo podía enviar<strong>la</strong> a recoger el pedazo de hielo.La hice correr alrededor del escenario una y otra vez, como lo había hechoEugenio esa noche en <strong>la</strong>s estrechas calles de su pueblo, mientras Vera liberaba sucaos emocional interno, pasando del falsete, a su otra voz fuerte y profunda.En esta escena me estaba concentrando en muchas pequeñas accionesconcretas: poner <strong>la</strong> mesa, dob<strong>la</strong>r una servilleta, <strong>la</strong>var el cadáver, cubrirlo con unasábana. Me gustaron estas acciones simples. Pero éstas también se convirtieronen una rutina que tuvo que romperse con <strong>la</strong> ayuda del director. Yo era incapazinclusive de únicamente poner un p<strong>la</strong>to sobre <strong>la</strong> mesa de manera natural. En estecaso, <strong>la</strong> pequeña campana de bronce no ayudaba, porque el problema eradiferente: sincronizar <strong>la</strong>s acciones con el texto en vasco y en danés. Inventépequeños "errores" que pudieran ayudarme: una acción un poco más atrasada oanticipada, un pequeño contra impulso, o simplemente un pensamiento como quequiero ir a <strong>la</strong> derecha, pero voy a <strong>la</strong> izquierda. Estos pequeños "errores" se


convirtieron en acentos musicales conscientes, hasta que cada acción tuvo supropia identidad. Fue un proceso lento que tomó tiempo, no había atajos.A pesar de todo, Vera fue capaz de encontrar su personalidad y empezar suviaje en La <strong>vida</strong> crónica.Corre a comprar un pedazo de hieloDoña Vera: "Provengo de una familia aristocrática. Era muy joven cuando Emanuele,mi esposo, murió y me quedé viuda. Vivíamos en Gallipoli, un pequeño pueblo depescadores. Tuvimos dos hijos: Ernesto y Eugenio. La muerte nunca me ha asustado,sin embargo, durante muchos años, dormí con una pisto<strong>la</strong> debajo de mi almohadaporque tenía miedo de que ellos vinieran y mataran a mi marido. El había peleadodurante <strong>la</strong> guerra en el bando equivocado. Ahora <strong>la</strong> conservo como recuerdo. EnPuglia nunca me sentí en casa, no era mi mundo. Ahora estoy vieja y mi familia máscercana es una familia pobre de Perú que vive en mi casa y cuida de mi."Al escoger Doña Vera, me había hecho ilusiones de que el espectáculo seríaacerca de Eugenio y que contaría <strong>la</strong> <strong>vida</strong> de un niño en Gallipoli. No era paraencontrar respuestas de <strong>la</strong> biografía de este niño, sino para retar nuestra habitualcostumbre de contar historias abiertas y ambivalentes, y por tanto, poner33


nombres a <strong>la</strong>s personas de <strong>la</strong>s que se había abusado, <strong>la</strong>s que habían muerto,hab<strong>la</strong>do y cantado en nuestros espectáculos.Pero resultó que el espectáculo no se trata de Eugenio ni de su <strong>vida</strong>. Tal vezel tema es demasiado cercano. "No es interesante", hubiera dicho Eugenio.Tal vez porque él todavía está corriendo por <strong>la</strong>s calles de Gallipoli con unpedazo de hielo, temeroso de no llegar a tiempo para enfrentar a <strong>la</strong> muerte.Sin embargo, el espectáculo también es sobre Eugenio.Una tarde, en Ciudad de México, le pregunté si podía contarme sobre sumadre. A <strong>la</strong> mañana siguiente, y también al otro día, nos sentamos frente a frentea hab<strong>la</strong>r sobre él y sobre su madre durante cinco horas. Acerca del pedazo de hieloy <strong>la</strong> noche en <strong>la</strong> que su padre murió. Acerca del pozo en su casa y <strong>la</strong> angui<strong>la</strong> dentrodel mismo que no debía ser atrapada, pues evitaba que el agua se contaminara yque toda <strong>la</strong> familia Barba muriera.Habló sobre sus tíos, obsesionados con <strong>la</strong> idea del suicidio, y de cómo tresde ellos, después de varios intentos fallidos, lo consiguieron.Me contó sobre sí mismo, el único en <strong>la</strong> familia que iba a <strong>la</strong> iglesia todos losdías y se arrepentía de sus pecados incluso cuando no había nada de quéarrepentirse.Habló sobre Vera, quien, por ser mujer, no pudo seguir al ataúd de su esposoal cementerio y que, como viuda, no podía ser vista en <strong>la</strong> calle después de<strong>la</strong>tardecer sin venir acompañada por algún hombre de <strong>la</strong> familia.Vera, una mujer fuerte con un bizarro sentido del humor, quien se entregóa su destino sin nunca perder su dignidad, quien nunca se volvió a casar y quien,totalmente so<strong>la</strong>, enseñó a sus dos hijos a sobrevivir en este mundo.Todas estas historias también están en La <strong>vida</strong> crónica. Escondidas bajomuchas capas, pero están ahí: angustia, felicidad, dolor, culpa, muerte, odio,humor, sonrisas, suicidio, canciones, música y soledad.Doña Vera: "¿Recuerdas <strong>la</strong> noche en <strong>la</strong> que tu padre murió? Tu padre y yohabíamos sido invitados a <strong>la</strong> casa de unos amigos. ‘Volveremos a <strong>la</strong>s nueve’dijimos. Eran <strong>la</strong>s diez de <strong>la</strong> noche y todavía no estábamos de regreso. Tú y tuhermano escucharon el sonido de <strong>la</strong>s herraduras de un caballo, de <strong>la</strong>s ruedas deun carruaje, voces alteradas. Hombres desconocidos llevaron a tu padre a sucama. Yo me dirigí hacia ti y hacia Ernesto y les dije: ‘No tengan miedo’. A ti , tedije: ‘Corre y compra un pedazo de hielo, luego ve al doctor y dile que tu papáestá muy enfermo. Después busca al sacerdote y pídele que venga a traer elúltimo sacramento. Apúrate’."Danzo so<strong>la</strong> Eugenio questa tenía notte, diez il mio años amato <strong>la</strong> noche è morto. en <strong>la</strong> La que vedova su padre basca murió. (Kai Bredholt). Hoy él Foto: tiene 74,Tommy Bayy el pedazo de hielo aún no se ha derretido.Traducción: Erika Saze34


Foto: Jan RüszFoto: Jan Rüsz35


36El músico rock de <strong>la</strong>s is<strong>la</strong>s Faroe (Jan Ferslev) y Nikita, <strong>la</strong> refugiada chechena (Julia Varley): "Hellegado al confin del país de <strong>la</strong>s maravil<strong>la</strong>s. Aquí <strong>la</strong> gente come sin tener hambre y bebe sin tenersed." Foto: Jan Rüsz


Julia VarleyEl nacimiento de Nikita: protesta y derrocheLa <strong>vida</strong> crónica es para mí un espectáculo cuyo proceso está signado por <strong>la</strong>muerte. Ahora que está casi terminado, comienzo a entrever en él una protestacontra lo inevitable de <strong>la</strong> muerte y una aserción: <strong>la</strong> necesidad de continuar apesar de todo.Al comienzo no tuvimos <strong>la</strong> obligación de preparar nada. Al contrario de losucedido durante el proceso de creación de El sueño de Andersen - para el cualcada actor debía realizar un espectáculo de una hora y poner en escena unahistoria de Hans Christian Andersen con los compañeros - para lo que inicialmentel<strong>la</strong>mábamos XL - Extra Large, Eugenio Barba nos pidió solo que llegáramos alprimer ensayo dispuestos a verificar si aún estábamos en grado de hacer unespectáculo juntos. Cada uno de nosotros es director, maestro, responsable deproyectos y de grupos. Con el tiempo, nuestros defectos fermentan, nuestrapaciencia disminuye, y sorprendernos y estimu<strong>la</strong>rnos mutuamente se vuelve undesafío siempre más arduo. La co<strong>la</strong>boración no es gratuita.El primer día nos pidieron que pusiéramos en escena un funeral. Nopodíamos escapar a <strong>la</strong> costumbre del director durante estos últimos años detrabajar con materiales escénicos propuestos por los actores con un mínimo deestructura. Cada uno, desde el más joven al más viejo, a excepción de <strong>la</strong>jovencísima Sofía Monsalve recién llegada al grupo, debía imaginarse y organizaruna ceremonia fúnebre con <strong>la</strong> intención de profanar lo que considerábamos mássacro, ir en contra de <strong>la</strong> autoridad y desencadenar una protesta personal. El únicoobjeto presente desde el inicio era una <strong>la</strong>rga caja cubierta hasta el piso por unate<strong>la</strong>. A su tiempo reveló ser un féretro transparente, como si fuera de cristal, quecontenía agua y angui<strong>la</strong>s. Un día Sofía tuvo que sumergirse en él.La pequeña sa<strong>la</strong> azul del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> donde ensayábamos, se llenóenseguida de todo tipo de objetos e instrumentos musicales que depositábamosen una especie de almacén que habíamos ubicado en el fondo. Recuerdo que alprincipio los primeros ensayos eran una seguidil<strong>la</strong> de entradas y salidas paraingresar los objetos y recubrir el féretro con te<strong>la</strong>s multicolores, sin apuro, comosi tuviéramos todo el tiempo del mundo. Los espectadores llegarán gradualmentedurante esta preparación, nos explicaba Eugenio Barba. Colocar con precisión <strong>la</strong>s37


38te<strong>la</strong>s, una sobre <strong>la</strong> otra, fue para mí durante mucho tiempo un anc<strong>la</strong>, una sucesiónde acciones concretas en <strong>la</strong>s cuales apoyarme, para ocultar lo más posible a mí ya los otros <strong>la</strong> muerte. No quería pensar en eso y reaccionaba ante el hecho de queme habían pedido que pensara.Cuando digo que el proceso de La <strong>vida</strong> crónica está signado por <strong>la</strong> muerteme refiero a <strong>la</strong>s personas queridas que perdí y que perdimos a lo <strong>la</strong>rgo de los añosen que, con intermitencia, hemos ensayado este espectáculo nuevo. Primeromurió María Cánepa, una querida amiga y actriz chilena; luego Silvia Mascarone,<strong>la</strong> mujer de C<strong>la</strong>udio Coloberti, el compañero con el cual hacía teatro en Milán enmi juventud y que ahora trabaja en los archivos del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>; luego MarcoPotena, el hombre con quien mi madre convivió durante tres décadas, casi tantosaños como estuve yo en Dinamarca; luego Tony D'Urso, el fotógrafo que siguiómuchas de nuestras giras más aventureras y cuyas fotografías se volvieron íconosdel teatro; luego nos dejó Torgeir Wethal, uno de los fundadores del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>,<strong>la</strong> primera persona del grupo con quien tuve contacto. Torgeir participó en losensayos hasta tres semanas antes de su fin.Han ocurrido también desapariciones menos dolorosas, pero igualmentesignificativas: Frans Winther, el músico que está en el <strong>Odin</strong> desde 1987, dejó elespectáculo, y en un determinado momento el director "mató" al personaje queyo había creado, para que naciera otro. Todos estos ritos de pasaje, quepertenecen a <strong>la</strong> dinámica de <strong>la</strong> <strong>vida</strong> que continúa su curso impertérrita, sonescollos duros a superar. A veces lo que se corta en los ensayos o es ol<strong>vida</strong>do entrelos deshechos, se me aparece como un derroche, otras veces logro comprenderque todo impregna el resultado final, incluso si es imperceptible en <strong>la</strong> superficie.El funeral de María Cánepa fue particu<strong>la</strong>r. Yo no estuve pero me lo contaron.Tiraron sus cenizas en el Océano Pacífico y el mar, que ese día honraba su nombrecon una calma luminosa, <strong>la</strong>s volvió a traer con una o<strong>la</strong> imprevista. "Su último actodramático de actriz" comentó su segundo marido Juan Cuevas. María ya se habíadespedido de <strong>la</strong>s personas cercanas con una grabación de poesías en dondeagradecía el afecto con que <strong>la</strong> habían rodeado. Contaba su <strong>vida</strong> en el teatro con <strong>la</strong>ingenuidad franca que <strong>la</strong> caracterizaba: el afecto recibido se intercambia solo conafecto; dedicarse al trabajo, obedecer al director e interpretar los personajes.Luego de sesenta años como actriz, si se lo preguntaran, volvería a hacer lo mismo.Silvia Mascarone fue el primer cadáver que vi en mi <strong>vida</strong>. Partí a Torino paraestar cerca de C<strong>la</strong>udio mientras en Holstebro, reafirmando el vínculo con nuestraciudad, el <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> realizaba un espectáculo-<strong>la</strong>berinto en todo el teatro parainaugurar el proyecto local l<strong>la</strong>mado Interferencia. Había un olor particu<strong>la</strong>r en <strong>la</strong>habitación, dulzón. C<strong>la</strong>udio, su marido, me dice: "Mirá lo bel<strong>la</strong> que es". Eraverdad: bel<strong>la</strong>, b<strong>la</strong>nca e inmóvil. Estaba allí, pero ausente. ¿Era el<strong>la</strong>? Durante el


funeral, en un instante fulgurante, el hijo Camillo alzó <strong>la</strong> fotografía de <strong>la</strong> madreque sonreía y <strong>la</strong> mostró provocativamente a todos los presentes, como diciendo:"¡Míren<strong>la</strong>, cuán llena de <strong>vida</strong>!" De los altopar<strong>la</strong>ntes Lucio Battisti cantaba a gritope<strong>la</strong>do "innamorato sempre di più". Tomé a C<strong>la</strong>udio entre los brazos y bailé conél. Continúo abrazándolo cuando puedo y lo más que puedo.Lloré por primera vez por Marco Potena un día en que manejaba hacia elteatro. Tuve que detenerme. Es tan injusto, gritaba silenciosamente dentro demí, es tan injusto que esté solo en un hospital en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> de terapia intensiva y quemi madre no pueda estar cerca de él, tenerle <strong>la</strong> mano y compartir cada segundodisponible. Para él y para el<strong>la</strong>: es tan injusto. Pero nuestro mundo está regido porleyes y reg<strong>la</strong>s; los individuos y <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones cuentan poco, no hay tiempo,economía y espacio para <strong>la</strong> ternura y el silencio compartido. Hacer teatro meayuda a protestar contra todo eso. Logro hacer poco, lo sé, pero <strong>la</strong> acción esnecesaria.Una tarde, luego de un ensayo en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> b<strong>la</strong>nca, nos reunimos para beberuna copa de vino tinto. A Tony D'Urso le gustaba y bebimos pensando en él,recordando anécdotas del Pa<strong>la</strong>cio de <strong>la</strong> Moneda en Chile, de los viajes encamioneta con <strong>la</strong>s monjas que hacían autostop en Cerdeña, de <strong>la</strong>s filmaciones enCarpignano Salentino y en Holstebro, de sus ganas de hab<strong>la</strong>r desde muy tempranopor <strong>la</strong> mañana en <strong>la</strong> casa de Sir Alto, y sobre todo de <strong>la</strong> primera vez en Belgradocuando se escondió para fotografiar Min fars hus desde <strong>la</strong>s grietas del techo. Lohabía encontrado poco antes en Boloña, en el Teatro Ridotto, y me había contadocómo extrañamente su enfermedad le había abierto nuevas posibilidades detrabajo: eternamente pobre y optimista. Tage Larsen fue a su funeral en Milán,en representación de todos nosotros.Estaba en un bar de Scil<strong>la</strong> en Ca<strong>la</strong>bria tomando el desayuno, un café y unamedialuna, cuando Eugenio recibió <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada de Roberta Carreri que anunciaba<strong>la</strong> muerte de Torgeir. Murió hace unos minutos atrás, me dijo. Nunca ol<strong>vida</strong>ré esebar, el diario abierto sobre <strong>la</strong> mesa al <strong>la</strong>do de <strong>la</strong> tacita de café, Eugenio de piecerca de <strong>la</strong> caja para pagar, el silencio que me rodeaba, <strong>la</strong>s manos que sosteníanmi rostro, <strong>la</strong> mirada perdida en el vacío. Roberta e Iben Nagel Rasmussen, AliceCarreri Pardeilhan y su marido Erik, estaban con él: "menos mal" pensé en unrincón de mi mente. Luego me tomó otro pensamiento inconfesado: si biendurante meses rechacé admitir que el final podía ser inminente, fue una suerteque el último período haya pasado rápidamente. Torgeir pudo mantener sudignidad, su timing y su sonrisa hasta lo último. Los participantes de <strong>la</strong> sesión de<strong>la</strong> Universidad del Teatro Eurasiano me esperaban. Aún confusa y bajo shock, subí<strong>la</strong>s escaleras que llevaban al castillo de Scil<strong>la</strong>. La narradora hindú Parvathy Baulque estaba enseñando me vio y comprendió. Me pidió que me uniera al canto y a39


40<strong>la</strong> danza junto a los participantes. Tuve que concentrarme en los pasos y en <strong>la</strong>snotas. Luego me tocó dirigir el trabajo. Saliendo de allí, todos mis pensamientosestaban dirigidos a Roberta y al grupo. ¿Cómo podríamos retomar los ensayos delespectáculo y, para recordar <strong>la</strong>s escenas ya fijadas, mirar el video en dondeestaba también Torgeir? Todo cambia en un segundo: tener y no tener, nos repitesiempre Eugenio. Es justo conmemorar a quien nos ha dejado, pero es necesariocelebrar <strong>la</strong> <strong>vida</strong>. Debemos continuar.La obligación del trabajo siempre nos ayudó en los momentos más difíciles:regresar al entrenamiento cuando Eugenio abandonó los ensayos de Cenizas deBrecht; producir el espectáculo Theatrum Mundi para <strong>la</strong> ISTA de Portugal ya enprograma cuando murió Sanjukta Panigrahi; ensayar cuando <strong>la</strong>s parejas del grupose divorciaban y los hijos exigían elecciones c<strong>la</strong>ras. También esta vez, terminar elespectáculo fue una obligación, sentida por cada uno de nosotros, que nos ayudóa no dejarnos abatir por lo inaceptable. La presencia de Torgeir se prolonga en La<strong>vida</strong> crónica, incluso si no todos los espectadores sabrán ver<strong>la</strong>.Siempre tuve dificultad para tolerar <strong>la</strong> tendencia a dirigir morbosamente <strong>la</strong>atención hacia uno mismo. El primer tema propuesto por el director tenía para míeste sabor. Reaccioné tremendamente mal. Quería escapar de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> de trabajo.Trataba de sentir y hacerme notar lo menos posible. Al mismo tiempo no podíarenunciar a ser parte del espectáculo, en consecuencia del grupo. En el fondo el<strong>Odin</strong> es mi <strong>vida</strong>. ¿Cómo podría continuar existiendo fuera y so<strong>la</strong>? Me sentía en unatrampa.Para mi "ceremonia fúnebre" preparé una escena de limpieza - como haceEugenio para <strong>la</strong>s conmemoraciones importantes de nuestro teatro - entremezc<strong>la</strong>dacon una cantidad de anécdotas sobre giras y espectáculos pasados. Hice lustrar <strong>la</strong>p<strong>la</strong>tería que traje de casa, cada actor debía narrar dos sucesos y comer con eltenedor una sopa de agua, según una historia que Marco Potena había contado unavez a Eugenio. Solo Sofía podía comer con <strong>la</strong> cuchara. Habiendo entrado ahora anuestro grupo, <strong>la</strong> joven tenía <strong>la</strong> <strong>vida</strong> más simple de <strong>la</strong> que habíamos tenidonosotros tantos años atrás, pero también más difícil porque estaba so<strong>la</strong> en mediode dinosaurios. Hice jugar a <strong>la</strong>s "lindas estatuas" y esconder <strong>la</strong> p<strong>la</strong>tería en toda <strong>la</strong>sa<strong>la</strong>. Me inspiraba en <strong>la</strong> muestra que había visto en Nueva York de cuadros de PabloPicasso luego de sus ochenta años, llenos de irreverencia y despreocupación.Al final de <strong>la</strong> segunda semana de ensayos mi tormento llegó al límite. Elviernes por <strong>la</strong> noche no lograba dormir. Debía absolutamente encontrar unasalida. No podía continuar refugiándome en una esquina de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>, encerrada enmi densa tristeza causada por el tema que Eugenio nos había dado intentandoromper tabúes y automatismos. Su provocación para sacudir al grupo meparalizaba. Rechazaba el chantaje so<strong>la</strong>pado de <strong>la</strong> frase: "si no logramos trabajar


juntos no tiene sentido el esfuerzo descomunal para mantener al grupo". Meavergonzaban <strong>la</strong>s improvisaciones, imitaciones de personas y situaciones, queparecían divertir a los otros. Estaba cansada de que me dijeran que no se puedehab<strong>la</strong>r en sa<strong>la</strong> mientras al mismo tiempo cada decisión del director era explicaday justificada con <strong>la</strong>rgos discursos que insistían en una elección que cambiaba eldía sucesivo.Ese viernes logré dormirme solo al alba, cuando decidí, no sé por qué, queel próximo ensayo me presentaría como un hombre con bigotes. Era el máximo deprotesta que lograba concebir y al mismo tiempo un propuesta concreta.Imprevistamente me sentí aliviada.El sábado por <strong>la</strong> mañana, día libre, dejé mi casa en medio del campo y fuia <strong>la</strong> ciudad, a Holstebro. Estaba emocionada como el ratón que bai<strong>la</strong> cuando elgato no está. Entré en un negocio de vestidos usados en donde nunca había estadoantes. Me acerqué al lugar de los trajes para hombre y me probé uno. Era <strong>la</strong>medida perfecta. Debe ser una señal, pensé, ya que los pantalones de hombrenunca me quedan bien. También <strong>la</strong> camisa b<strong>la</strong>nca que acompañaba al traje era de<strong>la</strong> medida justa. En otro negocio de ropa usada compré un sombrero negro de a<strong>la</strong>sanchas. Tenía todo lo que me servía para una transformación perfecta. Sobre todono quería más estar triste y oscura. Quería dejar de ser un peso para el directory para los otros actores.En casa, armada con pegamento y cinta adhesiva confeccioné un par debigotes y una peluca que salía del sombrero como si tuviera cabello corto. Habíaguardado un mechón de mi pelo durante varios años y lo usé en esta ocasión. Laconsistencia y el color habían cambiado, pero mi entusiasmo no se detenía en estosdetalles. Son los momentos del proceso que más amo: creo objetos y trajes que sénunca podrán ser usados porque son demasiado primitivos, pero me dan ideas.Cuando entré a <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>, los bigotes temb<strong>la</strong>ban un poco: trataba depermanecer seria y no reírme. La compostura era importante para no hacerloscaer, sostenidos apenas por <strong>la</strong> cinta adhesiva. Debía evitar sobre todo transpirar.Recuerdo <strong>la</strong> sonrisa disimu<strong>la</strong>da de mis compañeros, de los observadores y de losasistentes de dirección en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul mientras esperábamos a Eugenio. Cuandoentró, exc<strong>la</strong>mó: "¡Cómo te pareces a tu padre!" Y continuó los ensayos como sinada hubiera cambiado. Para mí había cambiado todo.Había decidido que mi hombre caminaría siempre con los brazos paralelosy un paso ondu<strong>la</strong>nte y con pequeños brincos, al igual que su hermano, el personajede Geddy Aniksdal, actriz del Gren<strong>la</strong>nd Friteater, un trabajador noruego. Calmo oveloz, avanzaba siempre con los brazos al unísono. No era más Julia, triste, oscuray pesada, sino un personaje que se podía permitir todo tipo de comentarios. Eralibre, hasta podía comportarme mal y protestar a través de un comportamiento41


Febrero 2008: Una actriz en busca delpersonaje (Iben Nagel Rasmussen) y el Tiode América (Julia Varley). Foto: <strong>Odin</strong><strong>Teatret</strong>exagerado, acentuado, no naturalista,cuya composición teatral trataba dee<strong>la</strong>borar cuidadosamente.Mi propuesta corría el riesgo deno gustar, pero no podía ser suprimida,porque era una expresión de empeño,<strong>la</strong> espía de una dirección, una señalpara interpretar. Sin dudas estabayendo hacia el <strong>la</strong>do opuesto de lo queme había sido sugerido: crear unaceremonia fúnebre con pequeñasacciones retenidas y no teatrales. También mi voz había encontrado una tareanueva: tener una tonalidad más baja y masculina.Al día siguiente Iben vino con un elegante vestido. Nos sacamos unafotografía teniéndonos del brazo como una pareja. Durante los ensayoscomenzábamos a improvisar sobre <strong>la</strong> base de los personajes que se ibanasomando. A veces me sentía incómoda por <strong>la</strong> elección de los textos. ¿Las pa<strong>la</strong>brasy el género debían ser dichas por Julia o por el hombre de bigotes? El hombrecomenzaba a gustarme. Un día, durante una gira en Estambul, le compré un parde zapatos b<strong>la</strong>ncos y negro hechos a mano, muy elegantes. Los dos viejitospropietarios de <strong>la</strong> polvorienta tienda me miraban con curiosidad mientras meprobaba comp<strong>la</strong>cida esos zapatos de hombre. Le puse un pañuelo en el cuello queme había rega<strong>la</strong>do años atrás un amigo. Jan Ferslev me había prestado un par debigotes de teatro, verdaderos, con el pegamento adecuado. El hombre elegantese iba enriqueciendo de detalles. Decidí que era rico y lo l<strong>la</strong>mé el Tío de Américapara distinguirlo del pobre trabajador noruego que había sido una de sus primerasfuentes de inspiración.Nando Taviani, el amigo consejero literario que acompaña al <strong>Odin</strong> desdehace más de cuarenta años, habló de <strong>la</strong> renguera. En su discurso traslucían <strong>la</strong>s<strong>la</strong>rgas conversaciones con Eugenio en busca del camino a seguir. Luego de haberintroducido <strong>la</strong> historia de Jacob, del Viejo Testamento, Eugenio nos pidió quepreparáramos una escena con el título "<strong>la</strong> lucha con el ángel". A diferencia deEugenio quien vivió durante su infancia en el sur de Italia rodeado de ritoscatólicos, yo de chica tuve poco contacto con el mundo religioso. Los temas que42


se refieren a <strong>la</strong> Biblia no me despiertan curiosidad o ecos. Quería en cambiohab<strong>la</strong>r de María Cánepa, <strong>la</strong> actriz chilena que había fallecido hacía poco tiempo.Quería darle voz y mantener<strong>la</strong> viva a través del teatro. En <strong>la</strong> escena de <strong>la</strong> luchacon el ángel María se volvió un ángel de <strong>la</strong> guarda que me protegía e incentivaba.Pasó mucho tiempo antes de tener <strong>la</strong> ocasión de mostrar <strong>la</strong> escena quehabía preparado. Pensaba incluso que el director se había ol<strong>vida</strong>do, como sucedea veces cuando tanto él como los actores son llevados velozmente hacia otrasdirecciones y decidimos - a propósito - no recordar. Había abierto una caja grandede cartón que estaba en mi camarín, en lo alto de un estante. Allí se encontrabanlos objetos de Hilo de voz, un proyecto de espectáculo que había sido abortadoalgunos años atrás: ovillos de hilo y cuerdas de oro, agujas de tejer, te<strong>la</strong>s de varioscolores, una ventana árabe de madera <strong>la</strong>brada. Los usaba junto con unasconchil<strong>la</strong>s y un frasco de p<strong>la</strong>ta lleno de agua sa<strong>la</strong>da, páginas de diario confotografías del matrimonio y del funeral marino de María Cánepa, mientrascontaba episodios de su <strong>vida</strong> y citaba poesías de amor de dos libros de PabloNeruda, también éste un regalo. Tenía incluso un tailleur gris per<strong>la</strong>.Luego de <strong>la</strong> muerte de María, Juan, su segundo marido veinte años másjoven que el<strong>la</strong>, se encontró conmigo en Uruguay y me regaló ese tailleur. María lohabía usado tres veces: para recibir un prestigioso premio del gobierno chileno,para leer poesías en un recital durante el tercer Festival Transit en Holstebro, ypara casarse con Juan. Quería que yo lo tuviera. Le agradecí y le pedí que meescribiera episodios de su <strong>vida</strong> junto a María confesándole mi deseo de haceralgún día un espectáculo sobre el<strong>la</strong>.La pollera y <strong>la</strong> chaqueta eran demasiado pequeñas para mí. Nunca hubierapodido usar<strong>la</strong>s. Cuando <strong>la</strong>s usé para preparar <strong>la</strong> escena de <strong>la</strong> lucha con el ángel,decidí volver evidente que eran dos partes de un vestido colgado en una percha,sacado de un armario para recordar. Coloqué en <strong>la</strong> chaqueta una <strong>la</strong>rga cinta rojaque podía desenrol<strong>la</strong>rse, y fijé algunas posiciones inspiradas en <strong>la</strong> narraciónautobiográfica grabada por María. Al final cortaba <strong>la</strong> cinta, dejaba caer sobre mispies <strong>la</strong>s gotas de agua del frasco de p<strong>la</strong>ta e improvisaba sobre <strong>la</strong> música del casetede María. Terminaba tendida en el suelo o - según imaginaba mi cabeza - en elfondo del mar. Pensaba también en el suicidio de <strong>la</strong> poeta argentina AlfonsinaStorni, y en el texto famoso de una canción que recuerda este suceso. Trabajabaen mi camerino, en un espacio muy pequeño.Presenté <strong>la</strong> escena una tarde, luego del horario de trabajo. Solo estabanEugenio y los asistentes de dirección. Me pregunto cómo es posible que aún sientaemoción y miedo, luego de tantos años y años de experiencia, cuando debomostrar algo nuevo. Me sonrojaba, estaba agitada y mi voz temb<strong>la</strong>ba. Llevabapuesta mi ropa privada porque se había decidido imprevistamente que tenía que43


44mostrar mis materiales y no quería perder <strong>la</strong> ocasión. Ese temblor incontro<strong>la</strong>bledejaba transparentar exactamente a quien observaba que había una motivaciónpor detrás de una propuesta teatral aún débil. Desenrol<strong>la</strong>ba un ovillo de <strong>la</strong>na y alo <strong>la</strong>rgo de su trayecto me detenía para leer poesías de Pablo Neruda y de Gabrie<strong>la</strong>Mistral, para contar algunos episodios de <strong>la</strong> <strong>vida</strong> de María escritos por su maridoJuan, para cantar un par de canciones en castel<strong>la</strong>no. Siguiendo <strong>la</strong> voz grabada deMaría, ejecutaba <strong>la</strong> partitura que había fijado teniendo en mano el tailleur grisper<strong>la</strong>. Más allá de mi miedo, creo que tuvo efecto <strong>la</strong> cualidad de <strong>la</strong> voz de María.Al final del primer período de ensayos, Eugenio nos pidió a todos quepreparáramos para <strong>la</strong> fase sucesiva de trabajo <strong>la</strong> historia de nuestros personajes,dándoles también un nombre. Como sucedió con <strong>la</strong> escena de <strong>la</strong> lucha con elángel, cada uno de nosotros entendió <strong>la</strong> tarea de manera personal siguiendo elcamino fructífero del malentendido. Teníamos que aprender también una hora demúsicas y canciones. A mí en particu<strong>la</strong>r, Eugenio me dijo: "Si quieres contar <strong>la</strong>historia de María, debes crear un personaje narrador muy diferente a el<strong>la</strong>. Nopuedes ser tú, y no puedes ser el<strong>la</strong>." Decido que <strong>la</strong> historia de María será contadapor el Tío de América y junto un montón de canciones en castel<strong>la</strong>no y enportugués. Comienzo a transcribir los textos y a repetir <strong>la</strong>s melodías: un grantrabajo para mí porque mi memoria musical es débil. Mientras arreglo el jardín,p<strong>la</strong>ncho, manejo o tomo sol, tengo los auricu<strong>la</strong>res y canto, repitiendo ad infinitum<strong>la</strong> <strong>la</strong>rga secuencia de canciones, durante meses. Ni siquiera un segundo de estoscantos será usado en el espectáculo.Las historias de <strong>la</strong> escritora mexicana Ángeles Mastretta han sido siemprepara mí una fuente de inspiración. Sobre todo <strong>la</strong> recopi<strong>la</strong>ción de Mujeres de ojosgrandes me sirvió para dar contornos y pa<strong>la</strong>bras a figuras femeninas. Había leídohacía poco tiempo un nuevo libro suyo l<strong>la</strong>mado Maridos. Me había tocado <strong>la</strong>historia de un libanés que, luego de diversas vicisitudes, logra reunirse con elprimer amor de su <strong>vida</strong>, que había emigrado a México. La joven se había casadocon un hombre rico que falleció durante su viaje de bodas, atravesando el océano.El libanés había visto por primera vez a <strong>la</strong> joven que parecía un ángel, sentadabajo una higuera una tarde mientras hab<strong>la</strong>ba con su hermana, como era sucostumbre. Luego del matrimonio, el libanés había mantenido a <strong>la</strong> familiavendiendo te<strong>la</strong>s de puerta en puerta, primero con una valija y luego empujandoun carrito. Había ganado bastante como para comprarse un terreno, construirseuna casa de dos pisos con una tienda en p<strong>la</strong>nta baja. Otro marido del libro deÁngeles Mastretta era un jugador: cuando encuentra a <strong>la</strong> mujer de su <strong>vida</strong> le tirauna carta entre los pliegues de <strong>la</strong> pollera. En el momento de partir le dice: eresel único país al cual quiero pertenecer.Me concentro en <strong>la</strong> historia de María Cánepa presentada por mi hombre


igotudo. Solo al final, cuando corto <strong>la</strong> cinta roja que sale del traje gris per<strong>la</strong>, metransformo en mujer. Me libero del vestido de hombre, suelto mis cabellos y meremito a <strong>la</strong> escena en donde baño mis pies en el agua sa<strong>la</strong>da tendiéndome sobre elpiso, sin apuro. Me divierte mezc<strong>la</strong>r los textos que he extrapo<strong>la</strong>do de <strong>la</strong>s historiasde los maridos de Ángeles Mastretta con los episodios de <strong>la</strong> <strong>vida</strong> de María escritospor Juan Cuevas. El Tío de América cuenta cómo llega a Chile (en vez de México)luego de haber navegado 53 días, haberse detenido en 18 puertos, y cuenta acercade María, una inmigrante nacida en Italia y apasionada por el teatro. El Tío deAmérica vende te<strong>la</strong>s y hab<strong>la</strong> detrás de su mostrador. En <strong>la</strong>s pausas del trabajo juegacon un mazo de cartas y camina por doquier con los brazos al unísono. Adapto dospoesías de Pablo Neruda a músicas que me ayudan a hab<strong>la</strong>r con <strong>la</strong> voz baja ymasculina. María aparece como <strong>la</strong> cabeza rubia de una marioneta por detrás de <strong>la</strong>ventana <strong>la</strong>brada, y luego se transforma en una pequeña ca<strong>la</strong>vera. Las te<strong>la</strong>s y <strong>la</strong>scartas, los textos y el vestido colgado en <strong>la</strong> percha: mi hombre bigotudo nacidopara protestar introdujo muchos elementos que deciden el curso del espectáculo.Sin embargo María - mi motivación inicial - saldrá de La <strong>vida</strong> crónica para entraren otro espectáculo l<strong>la</strong>mado Ave María.Siempre nos <strong>la</strong>mentamos de que no tenemos tiempo: el director para leer,los actores para crear materiales, los músicos para ensayar <strong>la</strong> música. Tomandoen cuenta <strong>la</strong>s críticas que le hicimos anteriormente a Eugenio debido a su comportamientobrusco e impaciente, nos prometió que durante el proceso de esteespectáculo se contro<strong>la</strong>ría y mostraría el <strong>la</strong>do afable de su temperamento.Creamos así un tiempo de casi dos horas cada mañana en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> negra l<strong>la</strong>madovæksthus (el vivero) donde trabajamos libremente. Eugenio mira, anota, lee,susurra comentarios individuales a los actores. Durante este tiempo, luego de unbreve calentamiento, me pongo los zapatos turcos de hombre y comienzo el díaatravesando en diagonal toda <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> con <strong>la</strong> caminata ondu<strong>la</strong>nte, dando pequeñosbrincos y con los brazos paralelos. Mi personaje sabe cómo caminar, entonces¡existe! Luego dejo que <strong>la</strong> música que tocan mis colegas me conduzca a improvisarpasos de danza, saltitos, modos de sentarme en el piso y pararme, gestos,posiciones de los brazos, expresiones de <strong>la</strong> cara y pequeñas secuencias deacciones para vender y mostrar te<strong>la</strong>s, jugar con una rueda de bicicleta, contardinero, palpar los bolsillos llenos, refregarme <strong>la</strong>s manos, inclinarme para invitara bai<strong>la</strong>r a quien no está más.El tío de América es generalmente alegre, a veces espía lo que sucededetrás de él, mira por entre sus dedos y se desespera, pero recupera enseguida elcoraje: siempre hay tanto que hacer. Improviso con <strong>la</strong>s cartas de juego; <strong>la</strong>s hagovo<strong>la</strong>r, me froto, me <strong>la</strong>vo <strong>la</strong>s manos, <strong>la</strong>s mezclo, <strong>la</strong>s siembro, <strong>la</strong>s recojo dediferentes maneras, <strong>la</strong>vo el piso, construyo un <strong>la</strong>berinto, <strong>la</strong>s ofrezco, me cubro45


46los ojos, <strong>la</strong>s pego a <strong>la</strong> lengua, <strong>la</strong>s tengo como un cigarrillo o un abanico, <strong>la</strong>s pliego,<strong>la</strong>s uso para tocar diferentes ritmos, me hago acariciar y besar, me paro sobre elmazo como sobre el pedestal de un monumento, lloro y <strong>la</strong>s cartas caen de mis ojoscomo lágrimas… Cuelgo una carta a una cinta negra como <strong>la</strong>s fotografías que vi enel pecho de <strong>la</strong>s Madres de los desaparecidos en <strong>la</strong> P<strong>la</strong>za de Mayo de Buenos Aires.Fijo una secuencia con <strong>la</strong> carta-fotografía. Trabajo con <strong>la</strong>s tijeras del vendedor dete<strong>la</strong>, exploro diferentes maneras de cortar, <strong>la</strong>s tengo como si fueran anteojos, unaboca con los dientes, una horquil<strong>la</strong> para cabellos, un niño que camina, una florque cae… Las tijeras al inicio no son aceptadas por el director, luego cuando unobservador explica que en su país indican <strong>la</strong> llegada de <strong>la</strong> guerra entran en elmontaje. Pero luego de un par de meses son nuevamente eliminadas.Cada día repito <strong>la</strong> secuencia del mar, con los pies desnudos y los ojoscerrados, con movimientos delicados y redondos muy diferentes a los del hombrecon bigotes. Repito también el diálogo con el tailleur de María que tengo entre losbrazos. En tanto he cubierto el vestido con un plástico transparente para amplificar<strong>la</strong> imagen de <strong>la</strong> ropa con naftalina puesta en el armario y nunca más usada. Luegode <strong>la</strong> muerte de Silvia, C<strong>la</strong>udio Coloberti me decía que sentía un enorme deseo deentrar en el armario de los vestidos de su mujer para sentir su olor. Durante elvæksthus me inclinaba de<strong>la</strong>nte del vestido, lo abrazaba y bai<strong>la</strong>ba con él, meacostaba encima tomándolo de los hombros para rodar por el suelo, me parabasobre él, y luego el vestido me daba bofetadas y me perseguía, lo tenía sobre <strong>la</strong>srodil<strong>la</strong>s como una Pietà para volverlo a plegar como una prenda que va a serapartada. Recordaba <strong>la</strong> rabia que sienten los que han perdido un amor. Tenía c<strong>la</strong>ra<strong>la</strong> imagen de alguien que llora <strong>la</strong> falta de una persona querida, pero veía que nodespertaba asociaciones en el director. Repetía <strong>la</strong> secuencia esperando el momentoen el cual lo que resultaba c<strong>la</strong>ro para mí lo fuera también para quien mira.¡Otra vez <strong>la</strong> burka! ¡No es posible! ¡Es una persecución! En cada espectáculoEugenio quiere esconderme el rostro y cubrirme de negro de <strong>la</strong> cabeza a los pies.Comprendo <strong>la</strong> desesperación del director que busca maneras de cambiar a susactores, pero ¿por qué <strong>la</strong> solución para mí tiene que ser siempre <strong>la</strong> burka? ¡No puedomás! Pero entiendo también que Eugenio sobre este punto no se echará atrás noobstante mis protestas: deberé volver a ser mujer. Está emergiendo el tema de <strong>la</strong>guerra, de los soldados, e imagino que se necesitará <strong>la</strong> fuerza emotiva de <strong>la</strong> vozfemenina. Los asistentes de dirección y los amigos que asisten a los ensayos dicenque como hombre no soy creíble, sobre todo cuando me bajo al piso o me levanto.Mi ser femenino continúa revelándose a pesar de mis esfuerzos. Pero una burka… ¡no!Lloro, me desespero y de nuevo vuelvo a encontrar <strong>la</strong> salida a través de <strong>la</strong> prácticade <strong>la</strong> protesta: un día luego de una discusión con Eugenio traigo al teatro todos losvestidos que tengo con los colores más chillones. No participo en el væksthus y voy


a <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> roja con un gran espejo. Me pongo todos los vestidos y los chales juntos unosobre otro. El toque definitivo son los zapatos de goma anaranjados que uso paratrabajar en mi jardín. Están aún manchados de tierra. Los mantengo así.Hago l<strong>la</strong>mar a Eugenio y le presento este nuevo personaje variopinto. Memuevo velozmente en toda <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> con los mismos pasos, los mismos movimientosde los brazos y de <strong>la</strong> cabeza que tenía mi Tío de América. Eugenio está contento,"Funciona - me dice - Nikita me gusta". Bautizó inmediatamente a este personaje.El único Nikita que conozco es Khrushchev, el primer secretario soviético que murióen 1971. La confusión de géneros continúa. Probablemente Eugenio, viendo correra esta mujer con tantos vestidos encima, solo se sentía aliviado ante <strong>la</strong> perspectivade no tener que discutir conmigo, sabiendo cuán difícil me resultaba el tener quedejar mi identidad de hombre y con cuánta determinación rechazaba <strong>la</strong> burka.Juntos decidimos no informar a los otros que me había transformado en unamujer, estábamos ya en <strong>la</strong> última semana de ensayos de este período. Se creaentonces mucha confusión con los textos: Eugenio trabaja con <strong>la</strong> idea de que soymujer de un hombre muerto en <strong>la</strong> guerra y me corrige según esta línea depensamiento. En los ensayos en cambio sigo vestida como el Tío de América quecuenta su historia y su amor por <strong>la</strong> joven que vio por primera vez mientras hab<strong>la</strong>bacon su hermana bajo una higuera.Luego de algunos meses de gira y otras acti<strong>vida</strong>des retomamos los ensayos.Eugenio nos comunica que el espectáculo no se l<strong>la</strong>mará más XL - Extra Large sinoLa <strong>vida</strong> crónica. La historia de <strong>la</strong> viuda de guerra que Kai Bredholt está trabajandocomienza a determinar el desarrollo de <strong>la</strong> acción. También mi historia deemigrante se desarrol<strong>la</strong> de forma diversa: ahora soy <strong>la</strong> viuda de un hombreenviado a <strong>la</strong> guerra, no se sabe si como soldado o guerrillero, y no regresa; tal vezfue asesinado o desapareció. Y murió también mi Tío de América. Me saco suvestido y lo cuelgo en una percha dentro de un plástico transparente en vez deltailleur gris per<strong>la</strong> de María. Le pongo también al vestido los zapatos turcos b<strong>la</strong>ncosy negros a los cuales me niego a renunciar a pesar de que vuelven todo máspesado. Encima le meto un gancho de carnicero como los que sirven para tenerlos instrumentos musicales en el almacén al fondo de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>. Vestida de mujer,como una refugiada de un país del Cáucaso o del Asia Menor, tengo en mano elvestido de hombre. Hago <strong>la</strong> misma secuencia, exactamente igual a cuando teníael tailleur gris per<strong>la</strong> de María. Noto que ahora el director me observa con unaexpresión que me reve<strong>la</strong> que ve algo más a través de mis acciones: buena señal.Nikita, <strong>la</strong> refugiada chechena (Julia Varley): "La última vez que vi a mi marido llevaba ununiforme. Me dijo: eres el único país al cual pertenezco y deseo defender". Foto: Rina Skeel48


50El vestido gris del Tío de América continúa viviendo en el espectáculo y meacompaña al narrar mi matrimonio y <strong>la</strong> primera noche de boda. Al final sedesploma luego de un disparo y un soldado lo arrastra fuera de <strong>la</strong> escena.Cada mañana atravieso todo el espacio escénico con <strong>la</strong> caminata de losbrazos paralelos y extiendo <strong>la</strong>s te<strong>la</strong>s sobre <strong>la</strong> caja-ataúd que está en el centro.Siento que mi personaje, incluso habiendo sido transformado en mujer, existe.Ahora soy <strong>la</strong> refugiada, <strong>la</strong> que mira con maravil<strong>la</strong> y envidia el país en donde secome sin tener hambre y se bebe sin tener sed. Soy aquel<strong>la</strong> que, en <strong>la</strong> mitad delespectáculo es aceptada en este país de Bengodi con una ceremonia en donde <strong>la</strong>transforman en coja, luego de <strong>la</strong> cual tengo el permiso de subir a <strong>la</strong> "balsa" delbienestar. No puedo estar allí desde el inicio del espectáculo. Y un día, repentinamente,es Roberta <strong>la</strong> que debe cubrir <strong>la</strong> caja con <strong>la</strong>s te<strong>la</strong>s que yo le paso desdeafuera. Luego, durante los ensayos abiertos en el Grotowski Institute en Wroc<strong>la</strong>w,Polonia, Eugenio explica que no pertenezco al espacio de los otros y me preguntadónde podría hacer <strong>la</strong> primera escena en <strong>la</strong> cual me presento. Me desespero ante<strong>la</strong> idea de que no me quede ni siquiera <strong>la</strong> primera caminata, de ser relegada todoel tiempo al corredor angosto de<strong>la</strong>nte de los espectadores y poder estar en escenasolo cuando ya está llena con otras personas. Logro salvar mi identidad y minecesidad de espacio sugiriendo que sea Tage quien me expulsa. Esto vuelvetambién más c<strong>la</strong>ro el rol de Tage, además del mío.Sin embargo ahora como refugiada, para no ser patética, debo mostrartambién que poseo maldad. Recibo <strong>la</strong> tarea de maltratar a Sofía, <strong>la</strong> única quetiene menos poder que yo. Aumenta el fastidio que causo a los espectadoresgolpeando sus piernas cuando paso corriendo por el estrecho corredor que estáentre ellos y <strong>la</strong> escena. Un día estallo en l<strong>la</strong>nto. Los observadores/espectadoresmiraban exactamente hacia el <strong>la</strong>do opuesto de donde yo venía corriendo. En unafracción de segundo me di cuenta de que podía tropezar y hacer mal a alguien.Grité y enseguida <strong>la</strong> tensión me provocó <strong>la</strong>s lágrimas. "No me gusta verte llorar",me dice Ana Woolf, una de <strong>la</strong>s asistentes de dirección, al finalizar el ensayo. ¿Quésucedió? Cuando el espectáculo aún no está terminado e incorporado, cada paso,cada acción, cada reacción, comporta una atención total. El ensayo es unasituación de riesgo continuo, estoy en máxima tensión para interactuar, absorbery recordar. Los imprevistos que se deben resolver sin el tiempo para pensarexplotan como un globo inf<strong>la</strong>do al máximo, golpean como un puñetazo que nostoma por sorpresa, porque <strong>la</strong> sensibilidad está agudizada al máximo. Pero llorares también una protesta, un modo para hacer comprender al director que elproblema del espacio invadido por <strong>la</strong>s piernas de los espectadores es serio.De un día para el otro el espacio cambia totalmente. Los espectadores queestaban dispuestos en U sobre los tres bordes de <strong>la</strong> "balsa" pasan a los <strong>la</strong>dos, uno


frente al otro. De<strong>la</strong>nte de <strong>la</strong> "balsa", que había sido hasta el momento el espacioescénico de los actores, se crea un gran vacío que debe ser llenado. Durante losensayos Eugenio corre de un actor a otro para cambiar <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones espacialesque habíamos aprendido en los meses pasados. Tratamos de seguir <strong>la</strong>s indicacionescasi sin comprender de qué se trata, adaptando de <strong>la</strong> mejor manera eltiming con los otros. Cuando retomamos los ensayos luego de una semana depausa, me divierto al ver el desconcierto del director frente a <strong>la</strong> confusión totalde sus actores. Parecemos zombis que perdieron el conocimiento de <strong>la</strong> realidaden <strong>la</strong> cual se encuentran. El nuevo espacio canceló cada referencia y norecordamos <strong>la</strong>s secuencias más simples. Los meses de trabajo parecen habersedisipado. Textos, música, cantos, acciones se ven envueltos en un totaldesbarajuste; nadie logra ser preciso, decidido, incisivo. Nos dirigimos constantementea Ana Woolf, <strong>la</strong> asistente de dirección que cada día anota durante losensayos hasta los mínimos cambios: "¿Qué pasa ahora? ¿A dónde tengo que ir? ¿Cuáles <strong>la</strong> próxima escena? ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué digo?" Me pregunto silograremos seguir ade<strong>la</strong>nte. Al día siguiente volvemos a repetir detalle trasdetalle para reconstruir el territorio en donde debemos sentirnos en casa.El espacio vacío de<strong>la</strong>nte de <strong>la</strong> "balsa" habitada por los otros actores, sevuelve mío. Para llenarlo comienzo a dibujar en el suelo con <strong>la</strong>s cartas. Losdibujos son desp<strong>la</strong>zados del suelo al muro negro detrás de mí. Pienso en <strong>la</strong> Kabay mis cartas forman un recuadro de fotografías, pero también el perfil de unapuerta por <strong>la</strong> cual saldrán Sofía y Elena Floris con su violín. Así también <strong>la</strong> l<strong>la</strong>veque usa Roberta adquiere una función ulterior. Pero yo no entro por <strong>la</strong> puerta.Pierangelo Pompa, otro asistente de dirección, sugirió que entrara arrastrándomepor el suelo, con <strong>la</strong> sartén que deberá indicar cómo invado el almacén del fondode <strong>la</strong> "balsa" y lo transformo en mi casa. Trabajando sobre "mi" casa, un díaaparece también un televisor.En cada nuevo espectáculo nos confrontamos con el problema de <strong>la</strong> lengua.Luego de <strong>la</strong> experiencia de El sueño de Andersen y de <strong>la</strong> difícil traducción de lostextos daneses a los otros idiomas de los lugares en donde representábamos elespectáculo, Eugenio quería un espectáculo sin este tipo de problema. Piensa enun texto que no deba ser comprendido, que podría incluso ser una lenguainventada. Imagina un espectáculo en donde <strong>la</strong> dramaturgia no está necesariamentesostenida por el texto. Al mismo tiempo, Tage, preparando unademostración de trabajo, dec<strong>la</strong>ra que lo que le interesa ahora es trabajar con <strong>la</strong>spa<strong>la</strong>bras y su significado, con <strong>la</strong> historia y <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre voz y acciones. Tagerecuerda con antipatía el proceso seguido para aprender los textos en copto ygriego antiguo que usamos en El Evangelio de Oxyrhincus: él también puede llegara dejar el espectáculo.51


52Recuerdo el espectáculo Ta<strong>la</strong>bot y <strong>la</strong> importancia de acompañar <strong>la</strong> corrienteturbulenta de un montaje emotivo con un personaje que narra y teje un hilo rojo,narrativo, para el espectador. Incluso si Eugenio insiste en que todos debemosaprender nuestros textos en una lengua inventada, algo me dice que al final delproceso se quedarán algunas pa<strong>la</strong>bras comprensibles. Luego de <strong>la</strong>s vacaciones, sele pide a Tage que hable danés y use <strong>la</strong>s poesías de Ursu<strong>la</strong> Andkjær Olsen, <strong>la</strong> poetaque ha seguido nuestros ensayos y nos dio <strong>la</strong> autorización de usar libremente susversos. Decido que mi lengua no puede ser inventada. Para contar <strong>la</strong> historia delhombre que vende te<strong>la</strong>s y que es emigrado del país en donde sus padres, abuelosy también bisabuelos han conocido solo guerra, exilio y deportación, mis pa<strong>la</strong>brasdeben tener una lógica que no puede ser solo sonora. Puede ser que no todos <strong>la</strong>comprendan, pero alguno sí. No puede ser árabe, lo hablé ya en El sueño deAndersen. Elijo hab<strong>la</strong>r checheno.No es fácil encontrar un checheno en Jut<strong>la</strong>nd. A través de una amiga logroconseguir uno que vive en Copenhague. Al inicio no acepta traducirme. Me dice queuna mujer chechena jamás aceptaría que un hombre dec<strong>la</strong>rara que <strong>la</strong> trataríamejor que a un camello, no solo porque los camellos no existen en Chechenia, sinoporque <strong>la</strong>s mujeres de su país son emancipadas y respetadas. Incluso <strong>la</strong> higueradebe ser cambiada al final por un árbol de nueces. En varias cartas le describonuestro teatro, el proceso de los ensayos y lo invito a visitarnos. Al final llega ydescubrimos con sorpresa que el elegante y cortés señor es el embajador de ungobierno en exilio. Luego de haber visto un ensayo en donde hablo en parte unchecheno inventado y en parte inglés, pasamos varias horas juntos para analizar <strong>la</strong>traducción pa<strong>la</strong>bra por pa<strong>la</strong>bra, para cambiar <strong>la</strong>s expresiones que no lo convencen,corregir mi acento y grabar <strong>la</strong> dicción justa. Los tres meses sucesivos los dedico aaprender <strong>la</strong>s cinco páginas de mi texto: es dificilísimo. Pensé muchas veces que noiba a lograrlo. Pero una frase a <strong>la</strong> vez, semana tras semana, repitiendo los textosvarias veces al día, logro aprender todas mis frases en checheno.Al retomar los ensayos debo afrontar el problema de los diálogos que cambiancon <strong>la</strong> creación de nuevas escenas, <strong>la</strong> dificultad de sincronizar el checheno con <strong>la</strong>dinámica de mis acciones y al final el escollo verdadero: aceptar que venga cortadotodo aquello que he aprendido, frase tras frase, pa<strong>la</strong>bra tras pa<strong>la</strong>bra, para dar otravez espacio a <strong>la</strong> lengua del lugar en donde presentaremos el espectáculo. ¿Para quégastar tanto tiempo? ¿Tiene sentido este desperdicio? o ¿es di<strong>la</strong>pidación estéril?Probablemente sin este trabajo, en apariencia inútil, no hubiera descubierto <strong>la</strong>cabeza que se ba<strong>la</strong>ncea y <strong>la</strong> sonrisa cálida que ilumina mi rostro cuando reconozcoel sonido materno de <strong>la</strong> lengua chechena, ni siquiera <strong>la</strong> melodía del acentoextranjero y <strong>la</strong> mirada aprensiva dirigida a los espectadores cuando hablo su lengua.No hubiera ni siquiera sentido <strong>la</strong> satisfacción de gritar sa kornie (querida mía) con


<strong>la</strong> sonoridad de una maldición. Carecería de esa miríada de detalles que al final delproceso reve<strong>la</strong>n <strong>la</strong> <strong>vida</strong> y el misterio del personaje.Pero el espesor de Nikita está dado sobre todo por el ritmo. Al inicio Eugeniohabía alentado mi aire burlón, luego comenzó a rechazar el estilo chaplinesco ygracioso de mi personaje. Necesitaba pathos. Los pasos, los movimientos de losbrazos, <strong>la</strong>s posiciones <strong>la</strong>terales del busto hacían pensar en una mujer bonachona yno despertaban empatía. Cada día durante los ensayos Eugenio me pedía queredujera los signos externos de mi comportamiento, hasta que comprendí que loque debía cambiar era el ritmo. De esta manera me empeñé en ir un poquito másdespacio, evitando subrayar el final de <strong>la</strong> acción para realizar <strong>la</strong> transición de formasutil, y agrego constantemente minúscu<strong>la</strong>s variaciones y brevísimas pausas paradiversificar <strong>la</strong>s fases de un gesto. Este es el camino para alcanzar el pathosgrotesco, sin llorar sobre <strong>la</strong>s propias desgracias, armada de una sonrisa que esvoluntad de lucha y vulnerabilidad. No debo perder <strong>la</strong> esencia del personaje que hecreado, a pesar de que muchos de sus rasgos - <strong>la</strong>s formas externas - están desapareciendo.Mientras escribo este artículo, me queda aún una tarea: hacer vo<strong>la</strong>r unacarta de<strong>la</strong>nte de mí y seguir<strong>la</strong>. La fotografía de los propios muertos, de losfamiliares de <strong>la</strong>s Madres de P<strong>la</strong>za de Mayo o de <strong>la</strong>s tumbas en los infinitoscementerios de guerra, debe dejar una marca, su cinta negra y su lápida yliberarse del peso del luto con <strong>la</strong> liviandad de una mariposa que vibra en nuestramemoria, con <strong>la</strong> voluntad de <strong>la</strong> <strong>vida</strong> crónica.53


1 231. El abogado danés (Tage Larsen). Foto: Jan Rüsz2. El músico rock de <strong>la</strong>s is<strong>la</strong>s Faroe (Jan Ferslev). Foto: Tommy Bay3. El abogado danés (Tage Larsen): "Todo ciudadano tiene derecho a morir, a <strong>la</strong>var los p<strong>la</strong>tos, acomprar en los supermercados." El músico rock de <strong>la</strong>s is<strong>la</strong>s Faroe (Jan Ferslev): "Los que sabenno necesitan sacrificarse." Foto: Tommy Bay4. La violinista ambu<strong>la</strong>nte italiana (Elena Floris). Foto: Jan Rüsz5. Dos mercenarios (Donald Kitt, Fausto Pro). Foto: Tommy Bay6. El abogado danés (Tage Larsen). Foto: Jan Rüsz


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Roberta CarreriNuestra <strong>vida</strong> crónicaAcabamos de cenar, estamos aún sentados a <strong>la</strong> mesa y le menciono a Torgeir misueño de tener una tumba de familia: <strong>la</strong> del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>, aquí en Holstebro,donde hemos trabajado y vivido casi toda <strong>la</strong> <strong>vida</strong>. Es el 2003 y estamos trabajandoen el espectáculo El sueño de Andersen. Para <strong>la</strong> creación de mis materialescompré una urna, mi urna, y creé una escena con cenizas. Sentado del otro <strong>la</strong>dode <strong>la</strong> mesa, Torgeir me escucha y sonríe, en silencio. La muerte es simplemente<strong>la</strong> falta de <strong>vida</strong> y para él existe solo <strong>la</strong> <strong>vida</strong>.El inicio de un nuevo espectáculo ha sido paragonado muchas veces con elinicio de una nueva <strong>vida</strong>. La concepción de nuestros espectáculos siempre tuvolugar ante <strong>la</strong> presencia única de los actores y del director, en una atmósfera deinquietud e intimidad. Para El sueño de Andersen Eugenio inseminó nuestrafantasía, en los lugares más diversos: en su oficina en Holstebro, en una habitaciónde un hotel en Moscú, en <strong>la</strong> terraza de un restaurante en Cagliari. Sus "improvisacionesverbales" tienen el don de ser tan precisas y tan vastas como para lograrestimu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> imaginación y despertar interés en cada actor. Somos personas muydiferentes, con una <strong>la</strong>rga experiencia a nuestras espaldas y un cierto cansanciosobre nuestras espaldas. Continuamos porque no podemos no harcerlo. ¿Vocación?A veces un coletazo como el de un pez que mordió el anzuelo y trata de liberarse,desp<strong>la</strong>za <strong>la</strong>s aguas. Estallidos de ira. ¿Contra el propio destino?9 de abril 2011: El sueño de Andersen termina sorpresivamente en Bogotá conuna dec<strong>la</strong>ración de Eugenio que irrumpe al final de <strong>la</strong> última escena del espectáculoy se dirige directamente a los espectadores: "Han asistido a <strong>la</strong> última representaciónde este espectáculo". Por primera vez en <strong>la</strong> historia del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> los actoresreciben <strong>la</strong> noticia de que un espectáculo se cierra para siempre, sobre el escenario.Un golpe de hacha. Un gran árbol es derribado para dar luz al joven árbol que dossemanas antes ya se mostraba arraigado.2008Eugenio reserva el mes de febrero para iniciar el trabajo sobre el nuevo espectáculocuyo título provisorio es XL - Extra Large. Eugenio elige comenzar el trabajo en <strong>la</strong>sa<strong>la</strong> más pequeña del teatro. Pero somos muchos. Entrando en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul, desde56


El ama de casa rumana (Roberta Carreri): "Me dieron el hacha pero me escondieron elárbol." Foto: Jan Rüsz<strong>la</strong> izquierda, a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong>s cuatro paredes, están sentados: Roberta, Jan, Iben,Tage, Julia, Frans, Kai, Eugenio, Torgeir, Sofía, el consejero literario Nando Taviani,el actor técnico Donald Kitt, el técnico Fausto Pro, los tres asistentes de dirección- Raúl Iaiza, Pierangelo Pompa y Ana Woolf -, Tina Nielsen - quien fue actriz del <strong>Odin</strong>y ahora es pastor protestante -, Anna Stigsgaard - asistente de dirección de El sueñode Andersen - y el joven director inglés Max Webster.Es <strong>la</strong> primera vez que Eugenio nos describe el tema del nuevo espectáculoante <strong>la</strong> presencia de otras personas. Cada momento de <strong>la</strong> creación de esteespectáculo sucederá bajo los ojos de testigos. ¿Para ayudar a Eugenio? ¿Paraayudarnos a nosotros, los actores?5 de febrero 2008. La sa<strong>la</strong> azul es <strong>la</strong> única que tiene ventanas. Afueraf<strong>la</strong>mean <strong>la</strong>s sutiles ramas negras de los abedules, rociados de nieve. Espero unnuevo inicio y sin embargo cuando Eugenio abre <strong>la</strong> boca nos enfrenta otra vez aun funeral. Esta vez no es el de una canción, no es el de una idea: es el suyo.Eugenio dice: "Un día llegan al teatro y les anuncian que he muerto. En una57


58carta les ruego que organicen mi funeral con lo que saben que amo. Tienen <strong>la</strong>posibilidad de dialogar conmigo, de decirme lo que nunca me han dicho. Hanluchado durante muchos años para no dejarse ap<strong>la</strong>star por el Ángel. Deben crearuna escena en <strong>la</strong> cual muestren <strong>la</strong> lucha de Jacob con el Ángel. Cuenten unahistoria llena de horror y humor, una historia sobre mí en donde deben l<strong>la</strong>marme"él", nunca "tú". Cada uno de ustedes debe preparar su ceremonia. Decidanustedes cómo. En pocos minutos. Deben dirigir a sus compañeros. Sofía tiene otrahistoria. Vino para buscar a su padre. "Este suceso es el eje en torno al cual seentramarán nuestras historias. Nuestra estrel<strong>la</strong> po<strong>la</strong>r es el tema de <strong>la</strong>integración". Como siempre el tema de un espectáculo de Eugenio es un temaactual, candente.¿Cómo evitar repetirse, luego de tantos años de trabajo con <strong>la</strong>s mismaspersonas? ¿Cómo evitar los propios clichés? Cada vez que hemos comenzado eltrabajo sobre un nuevo espectáculo hemos buscado estrategias para responderestas preguntas. Ahora en vez de buscar escapar del pasado, exhumamosfragmentos de espectáculos extinguidos - escenas, trajes, objetos, canciones.Como un teatro biológico, recic<strong>la</strong>mos nuestro pasado, lo molemos para extraer unnuevo espectáculo. Todo lo que elegimos es arrinconado en el "almacén", en elcentro de <strong>la</strong> pared del fondo de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul.Partimos de lo que tenemos, proponiéndolo como un don, un viaje hacia <strong>la</strong>tierra del recuerdo.Al mismo tiempo escuchamos que nos dicen: "Cuando improvisan, repitenvuestros clichés. Tenemos que liberarnos de ellos. Los detalles son esenciales ytrabajamos en ellos. No tienen que preparar materiales, sino utilizar estrategiaspara escapar de vuestros clichés". Lolito (el ángel del espectáculo El país de Nod)y <strong>la</strong> escena de <strong>la</strong>s monedas de Min fars hus son los primeros en aparecer. Lolitoreina en el "almacén" donde se acumu<strong>la</strong>n objetos, máscaras, marionetas e instrumentosmusicales. Una gran cantidad de monedas llena el espacio. Son ofrendas,limosnas o retribuciones por <strong>la</strong>s propias acciones, y también <strong>la</strong>s realizadas por losotros actores. Dejándo<strong>la</strong>s caer en tazas de metal, emiten sonidos y ritmos."El espectáculo es un gran río mantenido en <strong>vida</strong> por sus afluentes: <strong>la</strong> danzay <strong>la</strong> música. Pero también <strong>la</strong> manera de hacer vivir y resonar <strong>la</strong>s monedas es unafluente. Este espectáculo debe ser una maratón de danza y nadie puede estarsentado sin hacer nada" dice Eugenio.12 de febrero 2008. En el centro del espacio nos recibe un gran objetorectangu<strong>la</strong>r cubierto por una te<strong>la</strong>. Eugenio dice: "Aquí abajo hay dos ideas: unamía y una de Luca Ruzza." Levantamos <strong>la</strong> te<strong>la</strong> y aparece un ataúd transparente,como el de B<strong>la</strong>ncanieves. Está lleno de agua, dentro nada una angui<strong>la</strong>. Eugenio lepide a Sofía que entre en el ataúd. Su cuerpo desciende dulcemente. Los cabellos


flotan mientras <strong>la</strong> angui<strong>la</strong> se desliza a lo <strong>la</strong>rgo de sus piernas. Parece en suelemento. Cuando Eugenio le dice a Sofía que salga del agua, está temb<strong>la</strong>ndo defrío y de asco.El espacio que Eugenio quiere utilizar es de 5 x 3 metros. Pequeño pequeño.Cada mínima acción que hacemos es ensordecedora. Estamos acostumbrados aespacios grandes, y el viejo caballo de circo que está dentro de nosotros nos llevaa exagerar. Solo Torgeir acciona en concordancia con el espacio. Contro<strong>la</strong>do,siempre reflexivo, totalmente presente. No se le escapa ni un detalle delconjunto. Al contrario de lo que pasa con muchos de nosotros, que ocupados porencontrar <strong>la</strong>s respuestas a los pedidos de Eugenio muchas veces cerramos losoídos y <strong>la</strong> mente ante lo que hacen los otros, Torgeir parece que escucha siempre.Repetimos todos los días <strong>la</strong>s propuestas de cada actor según el orden depresentación, más <strong>la</strong> de Nando. Cada día Eugenio sugiere algo nuevo, modificándo<strong>la</strong>s.Durante su escena, Tage nos pide que digamos frases que hemos escuchadorepetir a Eugenio a lo <strong>la</strong>rgo de los años, hasta <strong>la</strong> náusea. A mí se me ocurre: "Esteespectáculo debe entrar en una maleta".Luego de tres semanas de encierro, el espectáculo entero dura 80 minutos.En el "almacén" están acumu<strong>la</strong>dos fragmentos de viejos espectáculos y nuevasideas. Los volvemos a poner en el "ataúd de cristal". Interrumpimos los ensayospara ir de gira con nuestro repertorio. Aún no se sabe cuándo retomaremos eltrabajo de XL. Tal vez en un año. Mientras tanto cada uno deberá crear el propiopersonaje y al menos media hora de "tejido musical". Yo no tengo ninguna idea,solo <strong>la</strong> necesidad de huir de mí misma.Salir del capullo de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul no significa salir del estado de creati<strong>vida</strong>d en elcual estamos inmersos. El espectáculo continúa creciendo dentro de mí,provocándome ganas repentinas. En abril estamos de gira en Estambul. Torgeir yyo nos <strong>la</strong>nzamos a descubrir esta ciudad extraordinaria, suspendida entre dosculturas. Nuestros pasos nos llevan a una calle llena de tiendas de música, mel<strong>la</strong>ma <strong>la</strong> atención una tienda que vende bindirs - grandes panderetas con el marcode madera estacionado y <strong>la</strong> piel de cabra. Entro y comienzo a tocarlos. Algunosmenos bellos tienen un sonido estupendo, otros más bellos un sonido chato.Torgeir me espera tranquilo, leyendo un periódico, sentado en el bar de enfrente,bebiéndose una cerveza. Dos horas después salgo radiante de <strong>la</strong> tienda con unespléndido bindir entre los brazos. Sin siquiera preguntarme por qué.En junio Torgeir y yo estamos en Atenas, mitad trabajo, mitad vacaciones.Caminando por P<strong>la</strong>ka, Torgeir se detiene imprevistamente de<strong>la</strong>nte de unapequeña tienda de souvenirs en donde está colgado un pequeño instrumento. Hay59


otros, pero compramos ese en donde <strong>la</strong> mirada se detuvo en primer lugar. Es elmás simple, pero de sonido amplio y c<strong>la</strong>ro. Torgeir dice: deberías usarlo en elnuevo espectáculo. La bag<strong>la</strong>ma, así se l<strong>la</strong>ma, es tan pequeña que puede entrar enmi equipaje de mano. Desde ese momento me acompaña por el mundo.Durante una gira en Perú en el otoño del 2008, compro máscaras popu<strong>la</strong>reshechas con una red metálica muy sutil: dos de mujer, dos de hombre. La demujer, con los ojos verdes y <strong>la</strong>s mejil<strong>la</strong>s rosas es <strong>la</strong> que menos se me parece ypor esto es mi preferida. En el mercado de Ayacucho compro dos de<strong>la</strong>ntales,como los que usan <strong>la</strong>s indias que se encuentran en el mismo mercado: uno conrayas rojas y b<strong>la</strong>ncas y el otro b<strong>la</strong>ncas y verdes. Tienen bolsillos grandes endonde hay lugar para muchas ideas. En diciembre Torgeir y yo vamos de gira aKua<strong>la</strong> Lumpur. Torgeir está más lento que de costumbre. El último día sentadouno al <strong>la</strong>do del otro nos hacemos dar un masaje chino en los pies. Al final de <strong>la</strong>sesión el masajista, con un rostro muy serio le dice a Torgeir en un ingléscomplicado de entender: "Your body is very tired". Su afirmación no nossorprende, pero el tono de su voz nos inquieta. Desde ese momento Torgeirempieza a dejar de fumar, reduciendo un cigarrillo al día. En Pascua habráparado completamente y me dirá: "qué extraño, no hecho para nada de menosel cigarrillo".2009Enero. Invierno de nieve y cielo azul. Elijo ais<strong>la</strong>rme en <strong>la</strong> torre de Sanjukta quetiene una coro<strong>la</strong> de ventanas para crear mis materiales individuales. Luz y soledad.Voy con una maleta roja llena de objetos e instrumentos. CD y libros de poesías.Comienzo tímidamente a pob<strong>la</strong>r el silencio tocando el bindir. Exploro diferentesmaneras de tomarlo y <strong>la</strong> pandereta se transforma de pronto en una bandeja.Para tocar <strong>la</strong> bag<strong>la</strong>ma me pongo guantes b<strong>la</strong>ncos a los que les corté losdedos. La bag<strong>la</strong>ma es un secreto que comparto solo con Torgeir. Nadie debe saberque estoy aprendiendo a tocar<strong>la</strong>. Pero luego de dos semanas necesito ayuda y Janme da preciosos consejos.En casa, en un cajón, encuentro l<strong>la</strong>ves viejas. Me <strong>la</strong>s cuelgo en el cuello conuna cinta. Tomo de mi camerino un espejo de mano que me rega<strong>la</strong>ron hace muchosaños, lo uso para ponerme <strong>la</strong> máscara peruana y <strong>la</strong> peluca rubia p<strong>la</strong>tinada con elcorte a flequillo que compré años atrás en Hong Kong. Me miro al espejo y no mereconozco: soy yo y no soy yo. Es fantástico ser libre de <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud de <strong>la</strong> propiaapariencia. Pienso en Uma Thurman en Pulp Fiction. Extraño, porque en ese filmsu cabello era negro. Quentin Tarantino. Asociaciones. Escucharse y dejarse guiarpor <strong>la</strong>s asociaciones, por banales que sean. En <strong>la</strong> ree<strong>la</strong>boración de <strong>la</strong>s asociacionesreside el trabajo. Pulp Fiction me conduce a un diner americano. Camareras,60


historias banales y trágicas. ¿La tragedia de <strong>la</strong> cotidianidad o <strong>la</strong> cotidianidad de <strong>la</strong>tragedia? ¿Cuántas mujeres con destinos trágicos nos sirven el café sonriendo?Llevo un vestido de los años cincuenta, verde con lunares b<strong>la</strong>ncos y encima mepongo el de<strong>la</strong>ntal peruano b<strong>la</strong>nco a rayas rojas. Encuentro en una revista y loscompro por internet, un par de zapatos de charol rojo con un <strong>la</strong>zo b<strong>la</strong>nco y tacosa rayas b<strong>la</strong>ncas y negras. El resultado es un vestuario decididamente optimista.En <strong>la</strong> torre de Sanjukta me pongo a <strong>la</strong> caza de pensamientos e ideas. Lo hagointerrogando los objetos que me traje. Un nuevo desafío: crear melodías con mibag<strong>la</strong>ma - melodías para textos escritos en danés. Elijo <strong>la</strong>s poesías de Janina Katzy les pongo música. Eugenio detesta escucharme hab<strong>la</strong>r en danés. ¿Por qué lohago? Porque es lo que necesito hacer en este momento, para no reconocerme.El joven colombiano que busca a su padre (Sofía Monsalve): "Vine porque me dijeron queaquí está mi padre." El ama de casa rumana (Roberta Carreri): "Hacía días que te esperaba.Ayer hizo <strong>la</strong>s maletas y se fue." Foto: Jan Rüsz61


¿Y si fuera en <strong>la</strong> dirección opuesta? Recuerdo <strong>la</strong>s canciones de mi infancia. CantoLucio Battisti y Milly, acompañándome con el bindir. Sé que estas canciones sondemasiado conocidas y están desgastadas, pero son <strong>la</strong>s que me vienen en menteaquí y ahora, y yo estoy aquí y ahora. Debo dejar que broten los pensamientos.Mi tarea es descubrir nuevas posibilidades y en el mejor de los casos, llegar asorprender al director. Luego será Eugenio quén elegirá lo que es funcional parael espectáculo. Torgeir trabaja en otra parte del teatro. En casa jamás hab<strong>la</strong>mosde nuestro trabajo individual. Nos gusta <strong>la</strong> idea de sorprendernos mutuamente.4 de mayo 2009. Retomamos el trabajo sobre XL. El título del nuevo espectáculoserá La <strong>vida</strong> crónica. Otro oxímoron de Eugenio, pienso al escucharlo por primeravez. No evoca en mí ninguna resonancia. Tal vez está inspirado en <strong>la</strong> suerte de sumadre de noventa años, c<strong>la</strong>vada a una cama, sin memoria, sin siquiera el p<strong>la</strong>cerde reconocer a su hijo.Tuvimos más de un año para crear nuestros personajes: los personajes de unespectáculo del cual no sabemos <strong>la</strong> historia, ni el contexto, ni el texto. Ayudadospor <strong>la</strong> grabación en video de Pierangelo, repetimos <strong>la</strong> última escena y luego todoel montaje. El segundo día, en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul nos recibe <strong>la</strong> nueva escenografía: unsuelo de tablones de pino interca<strong>la</strong>dos por grietas luminosas. Con una botel<strong>la</strong> devodka po<strong>la</strong>co, Eugenio <strong>la</strong> bautiza "Balsa de <strong>la</strong> Medusa" y dice que en esteespectáculo no quiere proyectores de luz. Quiere solo ve<strong>la</strong>s, bastones luminosos,luces ecológicas. No debemos pensar mucho en tecnología. Nada de diseño deluces de Jesper Kongshaug. La iluminación debe ser fantasiosa y pobre. Eugenionos comunica que <strong>la</strong> danza, como <strong>la</strong> música es uno de los temas centrales delespectáculo, en escena constantemente, como un bajo continuo. Otro elementocentral será <strong>la</strong> cojera. Tenemos que ejercitarnos en cojear. Esta pequeñalimitación - dice Eugenio - nos ayudará a vencer nuestros clichés, y nos daránuevas posibilidades rítmicas.Cada día nos alternamos para mostrar el resultado de <strong>la</strong> investigación sobrenuestros personajes, nuestros materiales, el tejido sonoro. Cuando llega mi turno,presento dos personajes: Sugar y Lo<strong>la</strong>. Ambas llevan una máscara peruana de redmetálica y una peluca: una es rubia y <strong>la</strong> otra castaña. Sugar toca <strong>la</strong> bag<strong>la</strong>ma, Lo<strong>la</strong>el bindir. Me ejercité durante meses en habitaciones de hotel y en casa, paraaprender a tocar <strong>la</strong> música que propongo con <strong>la</strong> bag<strong>la</strong>ma sin mirar <strong>la</strong>s cuerdas.Eugenio elige a Sugar y me pide que escriba su biografía. Fácil: el verdaderonombre de Sugar: Norma Jones, americana, nacida en Utah, hija de una italianay un danés. Edad 60 años. De los 7 a los 13 años es sometida a violencias sexualespor parte de su padrino. A los 16 años queda embarazada de un compañero dec<strong>la</strong>se. Deja <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. Escapa a <strong>la</strong> casa de <strong>la</strong> abue<strong>la</strong> en Louisiana donde nace el62


hijo. Se hace camarera en un diner. Se casa, tiene una hija. Cuando <strong>la</strong> hija tiene7 años descubre que es abusada por su marido.( Al principio pienso en hacer<strong>la</strong>asesinar al marido, después recuerdo que en Estados Unidos existe <strong>la</strong> pena demuerte por este tipo de crimen.) Mientras tanto, durante una persecución, <strong>la</strong>policía le mata al hijo de quince años que huía en una motocicleta robada. Lapasión de Sugar es cantar. Eugenio escucha y luego me sugiere que Sugar estéenferma de cáncer de garganta y que esto altere su voz.Cuando Torgeir muestra su personaje descubro que también él es"americano" y lleva zapatos rojos. ¿Es el resultado de <strong>la</strong>s pelícu<strong>la</strong>s que miramos?¿O tal vez el deseo de alejarse lo más posible de nuestra propia imagen, esa con<strong>la</strong> cual nos identificamos? El personaje de Torgeir es un espía de Europa del Esteen los Estados Unidos. Lleva un traje azul y zapatil<strong>la</strong>s Converse, T-shirt y baseballcap rojas. Los materiales de Torgeir son poco dinámicos en el espacio pero tienenuna gran dinámica interior. El personaje intenta suicidarse de todas <strong>la</strong>s formasposibles. Lo intenta varias veces pero cada vez, en el último instante, <strong>la</strong> <strong>vida</strong> esmás fuerte que su necesidad de morir. ¿Es ésta <strong>la</strong> <strong>vida</strong> crónica? Torgeir es un actorsutil. Actuar fue siempre su pasión más grande. Algunos de nosotros nos hemospreguntado a lo <strong>la</strong>rgo de los años qué hubiéramos podido hacer si no trabajáramosen el <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>. Nunca escuché a Torgeir hacerse esta pregunta. Ningúncoletazo, Torgeir siempre abrazó su destino. Rey del presente, con ojos y corazónsiempre abiertos al mundo. Con pasos livianos ha dejado huel<strong>la</strong>s profundas en elcorazón de los espectadores.El trabajo inicia a <strong>la</strong>s 8 de <strong>la</strong> mañana en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> negra, con dos horas de"vivero". Aquí tenemos <strong>la</strong> posibilidad de hacer crecer los personajes que hemoscreado. Cada mañana en el "vivero", visito el espacio de los diferentesobjetos.LA BANDEJA/bindir con el cual me muevo como camarera y con el cual meacompaño mientras canto. Con él desarrollo <strong>la</strong>s diferentes caminatas de Sugar.LAS LLAVES. Le pido a <strong>la</strong> hermana de Torgeir que en estos momentos vive enYemen, que me envíe viejas l<strong>la</strong>ves. Me llegan grandes y toscas, fuertes y pesadas.El tema de <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>ves se en<strong>la</strong>za con el tema de <strong>la</strong> puerta de Kaosmos. Pienso queel personaje de Torgeir en ese espectáculo era "el hombre que no quiere morir",mientras que en este es el hombre que quiere morir.LOS PAÑUELOS. En mi de<strong>la</strong>ntal llevo colgado un pañuelo, lo uso pararefregar, limpiar, para secar <strong>la</strong>s lágrimas, para decir adiós… Los pañuelos semultiplican y los uso para atarme <strong>la</strong>s muñecas y los tobillos, amordazarme,vendarme los ojos. Comienzo a limpiar vidrios, ventanas.EL ESPEJO. El espejo que usé para ponerme <strong>la</strong> máscara y <strong>la</strong> peluca lo usoahora para iluminar o atraer a los compañeros.63


Para dar cuerpo a <strong>la</strong> maratón de danza, en el "vivero" nos alternamos en losbrazos de Ana Woolf aprendiendo pasos de tango y milonga.Mi personaje comienza a salir de su "bo<strong>la</strong>" y a interactuar con los otrospersonajes. Uso <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>ves para abrir los pechos y extraer los corazones, comobuena <strong>la</strong>drona de corazones. Uso el espejo para confrontarlos con <strong>la</strong> propiaimagen y mostrarles sus defectos.Como camarera Eugenio me sugiere que introduzca comida para ofrecer alos compañeros. Comida que tenga un sonido, para inserirse en ese tejido sonoroque se está creando, más allá del sonido de <strong>la</strong>s monedas y los pasos de danza,también con los objetos de los otros compañeros: <strong>la</strong>s cartas de Julia, <strong>la</strong> espada deIben, el balde y <strong>la</strong> escoba de Kai y Sofía, el libro de Tage, los golpes que se da Jancon su cinturón, <strong>la</strong> guitarra que Torgeir hace trizas.Sugar camina erguida y determinada, con pasitos veloces. Sus improvisacionestienen el carácter de los sueños en donde vuelve a aparecer un pasadode violencias y abusos. Pero en su realidad solo hay lugar para el trabajo y elcanto.13 de mayo. El espacio del espectáculo se transforma drásticamente: los ganchosde carnicero aparecen en el "almacén". Son objetivamente inofensivos, inmóviles,colgados en alto, con una cuerda de estopa, pero definitivamente inquietantes ensu literalidad. Se cuelgan objetos, instrumentos y marionetas. De pronto nuestrabalsa se vuelve amenazante.Al terminar este período de ensayos tengo <strong>la</strong> sensación c<strong>la</strong>ra de que mipersonaje no es necesario en este espectáculo. Lo he creado para escapar de mismodismos y ayudar a Eugenio a romper los suyos, pero <strong>la</strong> verdad es que Eugeniono parece interesado en romper sus clichés, al contrario los reafirma y refuerza.Por eso mi personaje que es tan "diferente" no funciona, en el sentido de que notiene una función en <strong>la</strong> dramaturgia. En su discurso de cierre, Eugenio mesorprende cuando saca <strong>la</strong> conclusión de esta segunda etapa de La <strong>vida</strong> crónicadiciendo: "Ahora tenemos el espacio, los personajes. La historia es c<strong>la</strong>ra: ¿cómose integra una persona? Tenemos el personaje de Julia que se deja integrar y elde Sofía que no se deja integrar. Somos libres, y sin embargo nos parece que nologramos encontrar <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve para abrir <strong>la</strong> puerta. Las monedas que tintinean sonparte de <strong>la</strong> sinfonía sonora que acompaña al espectáculo, <strong>la</strong> comida es el otroelemento: en esta sociedad comemos cuando no tenemos hambre y bebemoscuando no tenemos sed". Heme aquí ser<strong>vida</strong>: <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>ves y <strong>la</strong> comida de Sugar sonfuncionales.Eugenio nos deja con una serie de tareas individuales para resolver, antesdel próximo encuentro en octubre.64


La tercera etapa inicia el 5 de octubre del 2009. Nos hemos mudado a <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>b<strong>la</strong>nca para dar espacio a <strong>la</strong> construcción de <strong>la</strong> estructura para los espectadores.En <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> también están presentes, a parte de los actores, Elena Floris, con sutalento y experiencia de violinista quien entró al ensamble de La <strong>vida</strong> crónica enel lugar de Frans [Winther] que dejó el proyecto.Eugenio resume el tema del espectáculo y le pide a Julia que cambie elvestuario: su personaje no debe ser un hombre sino una mujer. Nos encontramosen un momento de apertura y casi nadie se defiende.Por <strong>la</strong>s mañanas continuamos con el "vivero" y luego con los ensayos que sonsiempre pasadas completas interrumpidas por <strong>la</strong>s correcciones de Eugenio. Aveces hay momentos de tensión porque todos queremos dar lo mejor y usar cadainstante para trabajar sobre <strong>la</strong> música o los textos. Pero durante el procesocreativo es necesario darse cuenta de que hay momentos en donde Eugenio estáencontrando soluciones - corriendo riesgos. Y en esos momentos es necesarioestar atentos, incluso si <strong>la</strong> escena no nos compromete en primera persona.Eugenio necesita ayuda bajo <strong>la</strong> forma de concentración colectiva. Torgeir esespecialista en esto. Durante el trabajo general y con <strong>la</strong>s escenas individuales,jamás piensa en su trabajo, permanece concentrado en lo que Eugenio hace conlos compañeros.Eugenio me pide que desarrolle el tema de <strong>la</strong> puerta/l<strong>la</strong>ve y que escribasobre este tema.A mediados de octubre Eugenio comienza a trabajar sobre <strong>la</strong> tribuna de losespectadores volviéndo<strong>la</strong> parte integrante de <strong>la</strong> escenografía. Vuelve a llegar elmomento en donde los "chicos" se apasionan buscando soluciones técnicas ynosotras <strong>la</strong>s "chicas" nos aburrimos mortalmente. Decidimos que el próximoencuentro será en febrero del 2010.Dos semanas después de finalizar <strong>la</strong> tercera etapa de La <strong>vida</strong> crónica,Torgeir y yo descubrimos que <strong>la</strong> causa de su falta de energía se debeprobablemente a un cáncer. Escuchamos <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra "metástasis" emitida porprimera vez por el responsable del área de neumonología del hospital deHolstebro el 29 de octubre del 2009. Es <strong>la</strong> mañana del día en que Eugenio cumplesus 73. A mediodía nos sentamos con todos los otros miembros del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>,alrededor de <strong>la</strong> mesa preparada para <strong>la</strong> fiesta, escuchamos discursos, risas ycanciones. Eugenio resp<strong>la</strong>ndece en <strong>la</strong> cabecera de <strong>la</strong> mesa. Kai canta una canciónde Leonard Cohen: May everyone live, may everyone die, Hello my love my lovegoodbye. Me trago <strong>la</strong>s lágrimas mientras Torgeir y yo nos apretamos <strong>la</strong>s manos aescondidas debajo de <strong>la</strong> mesa. ¿Quiénes somos nosotros, humanos, que podemoscrear el pensamiento de Dios y al mismo tiempo ser deshumanos con nuestrossemejantes, que podemos sonreír en el dolor y llorar de alegría?65


El 10 de noviembre por <strong>la</strong> mañana vamos a <strong>la</strong> alcaldía para fijar <strong>la</strong> fecha denuestro casamiento y luego al hospital para recibir el resultado de <strong>la</strong> biopsia delhígado hecha una semana antes: cáncer en pequeñas célu<strong>la</strong>s del pulmón conmetástasis en el hígado y en algunas costil<strong>la</strong>s. Ahora que tenemos el diagnósticoes necesario encontrar <strong>la</strong> curación. Al final de <strong>la</strong> tarde Torgeir me pide queconvoque a todos los compañeros en <strong>la</strong> biblioteca del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> para una copade champagne. Y allí, Torgeir alza <strong>la</strong> copa y anuncia su enfermedad y el inminenteinicio de <strong>la</strong>s curaciones.19 de noviembre: hora 8.30, casamiento en <strong>la</strong> alcaldía de Holstebro. Hora10.30: primera sesión de quimioterapia en Herning.2010Eugenio decide no usar, como estaba previsto, el mes de febrero del 2010 para losensayos de La <strong>vida</strong> crónica, sino para ree<strong>la</strong>borar todos los espectáculos del grupo,cance<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> presencia de Torgeir. Eugenio quiere que Torgeir se concentrecompletamente en su curación y no participe en <strong>la</strong>s giras con los viejosespectáculos. Torgeir mismo, con su acostumbrada liviandad y gentileza, nosayuda en este proceso desgarrador.Postergamos el próximo período de trabajo de La <strong>vida</strong> crónica paramayo.Del 10 al 26 de mayo trabajamos en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> b<strong>la</strong>nca. Torgeir se despiertatarde y no viene al teatro para el trabajo en el "vivero" y los ensayos de <strong>la</strong> mañana.Durante <strong>la</strong> pausa voy a buscarlo a casa. Por primera vez en su historia <strong>la</strong> gente del<strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> ha decidido almorzar junta para estar con Torgeir. Nos alternamos enparejas para preparar <strong>la</strong> comida. Torgeir participa de los ensayos de <strong>la</strong> tarde.Eugenio crea nuevas escenas y hace cambios radicales constantes, decide queSugar debe hab<strong>la</strong>r rumano. Mis textos son traducidos. Eugenio me pide que canteuna canción mientras poso <strong>la</strong>s flores sobre el ataúd. Y Sugar entona: I wanna dieeasy when I die. Eugenio me dice que no logra encontrar un lugar para el tema de<strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve, en consecuencia abandonamos los materiales que había preparado con<strong>la</strong>s l<strong>la</strong>ves de Yemen. Para crear una continuidad, durante el ensayo de <strong>la</strong> mañanaEugenio me pide que haga <strong>la</strong>s acciones de Torgeir. Esto significa que cada pasadapara mí es distinta. Sin <strong>la</strong> presencia diligente de Ana Woolf que me apuntaconstantemente lo que debo hacer, jamás hubiera logrado recordar todos loscambios propuestos por Eugenio. Eugenio asigna también a los otros compañerosalgunasde <strong>la</strong>s tareas que tenía Torgeir.El último ensayo, el que será filmado, se hace por <strong>la</strong> tarde y Torgeirparticipa. En un momento de confusión Kai dice por error su texto (como solíahacer en los ensayos de <strong>la</strong> mañana) antes de que Torgeir logre decirlo, empuñando66


<strong>la</strong> pisto<strong>la</strong>. Luego del ensayo golpeo <strong>la</strong> puerta del camerino de Torgeir. Loencuentro sentado frente a su escritorio."¿Cómo te sientes"?"Me hizo bien, pero estaba lento.""Tu personaje es lento.""Sí, pero yo estaba lento."Luego me da <strong>la</strong> pisto<strong>la</strong> diciendo "Dáse<strong>la</strong> a quien <strong>la</strong> usará después de mí".Un mes más tarde, el 27 de junio, Torgeir cesa dulcemente de respirar,luego de menos de dos días de internación. Las tres mujeres más amadas de su<strong>vida</strong> adulta, estaban a su <strong>la</strong>do.La quinta etapa de La <strong>vida</strong> crónica se realiza en otoño del 2010.En septiembre, preparo una escena de pareja con Jan. Era una de <strong>la</strong>s tareasque Eugenio nos había dado. Elijo que Sugar cante Stand by your man.Comenzamos con una serie de abrazos que se desarrol<strong>la</strong>n en una lucha en <strong>la</strong> cualJan toca su cuatro y yo uso mis trapos y pañuelos.Cuando retomamos el trabajo en sa<strong>la</strong> el 29 de septiembre, encontramos <strong>la</strong>escenografía montada en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> roja.Una vez más terminamos en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> más grande de nuestro teatro.En vez de <strong>la</strong> comida crocante Eugenio me dice que use pan. En vez deofrecerlo a los compañeros soy yo <strong>la</strong> que debe comerlo. A parte de los dos suicidiosque heredo directamente del personaje de Torgeir, Eugenio me pide que prepareotro más. Propongo comer un vaso de vidrio. Pero todo esto no es posible hacerlocon <strong>la</strong> máscara de <strong>la</strong> cual partió mi personaje. ¡No quiero volver a ser yo misma!Me pongo entonces lentil<strong>la</strong>s de contacto verdes y me maquillo mucho. Y una vezmás se repite el mi<strong>la</strong>gro: me miro al espejo y no me reconozco. Estoy lista pararenunciar a <strong>la</strong> máscara. Aparece otra canción mientras uso <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s azules: Whata wonderful world. La canto con los ojos vendados luego del segundo suicidio. Deesta manera Sugar heredó el vicio absurdo del personaje de Torgeir, pero tambiénsu imp<strong>la</strong>cable optimismo.Continúo encontrando momentos y maneras diferentes de comer el pan. Alfinal se me ocurre vomitar. ¡Sugar es bulímica! Por eso come todo el tiempo yvomita. Perfectamente coherente con su historia.Al final de esta etapa tenemos que presentar nuestro trabajo como work inprogress en el Grotowski Institute en Wroc<strong>la</strong>w. Por eso el 20 de octubreinterrumpimos el "vivero" y nos concentramos en <strong>la</strong> ree<strong>la</strong>boración de una escenatras otra. Eugenio continúa haciendo experimentos con <strong>la</strong> organización delespacio, poniendo a los actores sobre <strong>la</strong>s escaleras, entre los espectadores. Elproblema es que no tenemos que tomar el lugar de los espectadores.67


En Wroc<strong>la</strong>w, Eugenio trabaja en el espectáculo ante <strong>la</strong> presencia de 40participantes. Un día cambia completamente el espacio y lo abre en toda <strong>la</strong>longitud de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>. Nos encontramos moviéndonos en el bien conocido río entredos oril<strong>la</strong>s de espectadores.La quinta etapa se cierra así: abriendo el espacio, una vez más.2011Los meses de febrero y marzo son el marco de <strong>la</strong> sexta etapa de La <strong>vida</strong> crónica.Es aquí en donde Eugenio vuelve a l<strong>la</strong>mar a Jesper Kongshaug para corregir eldiseño de luces del espectáculo. El espectáculo lo necesita para pasar a otronivel de juego. Jesper es genial y simple al mismo tiempo. Justo lo quenecesitamos.El final del espectáculo cambia varias veces. De tanto en tanto se acerca auna luz de esperanza, gracias a <strong>la</strong> presencia simple de Sofía y Elena.La paciencia de Eugenio a veces me parece sobrehumana. Espera losresultados durante años sin ninguna garantía de que los obtendrá. Lo hace porqueno puede no hacerlo. No hay dudas sobre su inteligencia, pero también lo guíaotro tipo de inteligencia.Eugenio encadena a Jan a <strong>la</strong> guitarra eléctrica. Su personaje es un músicode rock, por eso no puede tocar los instrumentos "folk" que Jan había propuestoen <strong>la</strong> medida en que el espectáculo iba creciendo. En una escena Eugenio le pideque caiga de espaldas, con <strong>la</strong> guitarra eléctrica encima. No una, no dos, no tresveces sino repetidamente. Me estremezco. Jan tiene más de 60 años y ningúntraining en técnica de clown o de caídas. Jan es un músico. Se desgarra unmúsculo queriendo proteger el instrumento, el desgarro dura todo el período deensayos lo que limita notablemente sus posibilidades. Y sin embargo continúa.Como yo, como los otros. Porque no podemos no hacerlo. Otros se fueron, peronosotros nos quedamos. Abrazando nuestro destino.3 de julio 2011. Hace un año celebrábamos el funeral de Torgeir. El nacimiento deLa <strong>vida</strong> crónica corre paralelo a su enfermedad y muerte. En este espectáculosiento <strong>la</strong>tir su ausencia. Mi personaje heredó una parte esencial de su personaje.La autodestrucción de algunos personajes de Torgeir era fruto de unaexuberancia de <strong>vida</strong>. Parecería grotesco y cruel pensar que un actor al final desu <strong>vida</strong> crea un personaje con <strong>la</strong> manía del suicidio. Como un cruce afortunadoentre Buddha y el príncipe Myskin. Torgeir se obstinaba en un optimismo serenoque lo llenó de luz hasta el último instante. Yo, que he compartido con él losúltimos 28 años de su <strong>vida</strong>, no lo escuché pronunciar ni siquiera una pa<strong>la</strong>bra enre<strong>la</strong>ción a su muerte.68


Torgeir comenzó con Eugenio el <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> en 1964 y en mayo del 2011inauguró <strong>la</strong> tumba de <strong>la</strong> familia del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>. Hay lugar para doce, pero sisirve, nos apretamos un poquito y se hace sitio para los otros, como en <strong>la</strong>s fiestasde cumpleaños.69


70La Virgen negra (Iben Nagel Rasmussen). Foto: Jan Rüsz


Iben Nagel RasmussenEl sentido en <strong>la</strong> locuraLa sa<strong>la</strong> azulFebrero 2008Al inicio no había nadaen <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azulsolo <strong>la</strong> triste luz grisde <strong>la</strong>s ventanas.Vinieron los actores, cansadosde años de viaje y hazañas,y el directorpara nuestra sorpresa vestido de monje japonés,o tal vez chino,color verde marchitoseguido de los asistentes y del consejero literario.Luego viene <strong>la</strong> historia escondidacon su desconcertante locuray todo se puso en marcha.De los depósitos o del altillolos actores exhumaron objetos ol<strong>vida</strong>dosy trajes que olían a humedad.Aparecían en <strong>la</strong> mente figuras e imágenesde espectáculos ya desaparecidos.Con formas angulosasviejas y nuevas escenas se entre<strong>la</strong>zaban.Luego de veinte años vuelve a <strong>la</strong> <strong>vida</strong>el ángel Lolitode a<strong>la</strong>s turquesasy <strong>la</strong> expresión simplonasemejante a <strong>la</strong> de un actor.Resucitó <strong>la</strong> cabeza de Otto, el oso po<strong>la</strong>r,71


sujetada a una manta de terciopelo azul,un viejo trucoque un clown había enseñado a los actores.Un gran acuario lleno de aguacon una angui<strong>la</strong> vivafue traído de Italiay los actores lo cubrieronde te<strong>la</strong>s coloreadas y flores frescas,y lo enriquecieron con un cande<strong>la</strong>bro de siete ve<strong>la</strong>sy con un cuenco lleno de monedas."Que venga <strong>la</strong> lluvia", exc<strong>la</strong>mó el director"abundante"y <strong>la</strong>s monedas vo<strong>la</strong>ron en <strong>la</strong> habitacióny cayeron sobre el suelo de maderacrepitando, precipitándosemientras los actores bai<strong>la</strong>ban en parejas,titubeantes, en su tristeza."¿Hacia dónde bai<strong>la</strong>mos?" se preguntabanpensando en el espectáculo en ciernesy en su <strong>vida</strong> consumada."Mira lo que ha hecho de mí el amor"se cantaban mutuamentey el actor más viejorepresentó una viejísima escenaen <strong>la</strong> cual, pálido como si reflejara <strong>la</strong> luna,nacía en un mundo desconocido.Y <strong>la</strong> más joven - en su primer espectáculo -se volvió enseguida el hilo rojo.Parecía tan inocente con sus 17 años."Enceguezcámos<strong>la</strong>", dijo el directory le puso una venda sobre los ojos.No se necesitó mucho, y una secue<strong>la</strong> de escenastoscas y extravagantes - como recuadros de un tablero de ajedrezfueronestudiadas por el director,72


discutidas con el consejero literario y los asistentes,todos a <strong>la</strong> pesca de un sentido en esa locura.Terminaron así los ensayos en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul del teatroacompañados del sonar de <strong>la</strong>s trompetasy del trinar de los instrumentos de cuerda.La sa<strong>la</strong> de <strong>la</strong> soledadMayo 2009Pasó más de un año antes de que retomáramos el trabajo iniciado en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azuldel teatro. En el entretiempo, cada actor - durante los intervalos entre giras y <strong>la</strong>sotras acti<strong>vida</strong>des en Holstebro - debía preparar un esbozo dramático con figuras,escenas, cantos, vestuario y objetos escénicos.La vaga silueta de <strong>la</strong> figura que había esbozado durante los primerosensayos llevaba una pollera negra y un vestido de seda color rosa. Un sombrerocon flores rosas cubría su cabeza.Lolito, La Virgen negra (Iben Nagel Rasmussen). Foto: Jan Rüsz73


74La figura aparecía tan frágil que el mínimo contacto o sonido <strong>la</strong> habríahecho caer a pedazos. ¿Quién era esta figura, exangüe desde todo punto de vista?En julio del 2008, durante una gira en Malta con El libro de Ester, compré<strong>la</strong> imitación de una espada de samurai. Un buen objeto de escena, pensé,mientras <strong>la</strong> metía en <strong>la</strong> valija esperando que en <strong>la</strong> frontera danesa no pensaranque quería decapitar a <strong>la</strong> reina.La espada se adaptaba a <strong>la</strong> mano, como si estuviera hecha a medida paracomposiciones físicas, posiciones dramáticas o acciones sorprendentes. Dudémucho antes de <strong>la</strong>nzar<strong>la</strong> sobre mi cabeza y lograr volver a tomar<strong>la</strong> por el mango.A veces <strong>la</strong> espada caía al suelo con <strong>la</strong> punta hacia abajo, infligiendo numerosascicatrices al suelo de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> en donde trabajaba en soledad.La mujer exangüe tenía un arma. ¿Pero qué hacer con su grácil voz?Una astil<strong>la</strong> sibi<strong>la</strong>nte - podríamos l<strong>la</strong>mar así al pedazo de madera unido a unhilo que produce un zumbido cuando se <strong>la</strong> hace girar en el aire velozmente. Mevolví una tempestad, una brisa, un tornado, un viento vertiginoso, y mientras elfragmento de madera vo<strong>la</strong>ba alrededor mío como un pájaro en <strong>la</strong> borrasca, meacordé de una cop<strong>la</strong>, un canto indio que había escuchado en los Andes en <strong>la</strong>Argentina. Funcionaba perfectamente con ese objeto, como el eco de un l<strong>la</strong>madohumano entre <strong>la</strong>s montañas.En los espectáculos anteriores habíamos usado salmos escandinavos quefuncionaban por <strong>la</strong> manera despojada de cantar del <strong>Odin</strong>. Esta vez elegí otra cosa:Caminamos en <strong>la</strong> sombra de Adam Oehlenschläger. Lo había cantado en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>y era una de <strong>la</strong>s canciones dramáticas y me<strong>la</strong>ncólicas por <strong>la</strong>s cuales sentíadebilidad.Acompañaba mi canto con un ron-roco, un instrumento de cuerdasudamericano. Usé también un pequeño acordeón que me habían rega<strong>la</strong>do parami cumpleaños. Los acordes del instrumento y <strong>la</strong> manera de fundir canto y textoera nueva y estimu<strong>la</strong>nte: delicado y cristalino, disonante y estridente, fuerte.Las voces de <strong>la</strong> figura no eran exangües.Cuando nos reencontramos nuevamente, comenzamos mostrando nuestros"materiales" a Eugenio y a los otros. Tenía una idea para <strong>la</strong> escenografía delespectáculo: cada figura/actor debía colocarse en una vitrina, como losmaniquíes en un museo o los santos de una iglesia católica. Lamentablemente medijeron que <strong>la</strong> idea ya había sido usada por otro grupo de teatro, pero erademasiado buena como para dejar<strong>la</strong> escapar.A último momento fue Kai Bredholt quien me ayudó a construir una "vitrina"sin vidrios: un podio con arcos de a<strong>la</strong>mbre y una pequeña cruz en lo alto. En <strong>la</strong>parte posterior había colgado a<strong>la</strong>s b<strong>la</strong>ncas. Cuando subía al podio parecía quetenía a<strong>la</strong>s.


No había cambiado el vestuario, solo el sombrero fue sustituido por unafou<strong>la</strong>rd negra.La pequeña Sofía Monsalve no había cumplido aún 18 años, y aparte de ser<strong>la</strong> actriz más joven del teatro, era también mi alumna. Estaba sentada en el pisoy me pasaba los objetos e instrumentos de acuerdo al orden establecido."¿Quién es tu figura?" preguntó Eugenio luego de <strong>la</strong> presentación."Una santa o tal vez una Virgen", respondí."¿Una Virgen? Repitió Eugenio, como si <strong>la</strong> idea escarbara su curiosidad."Mmmm una Virgen".La sa<strong>la</strong> negraFebrero 2010Lo l<strong>la</strong>mamos Væksthuset, el vivero: dos horas, cada mañana, a nuestradisposición en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> negra para el desarrollo individual de nuestras figuras75


76escénicas. ¿Cómo se mueven? ¿Qué vestidos llevan? ¿Qué objetos utilizan? Losactores llenan el espacio de cantos, música, acciones físicas. Trabajamos juntos,pero nos re<strong>la</strong>cionamos solo excepcionalmente y gracias a <strong>la</strong> música que se ensayaen el mismo espacio.Es el tiempo más fértil e interesante en <strong>la</strong> gestación del espectáculo. Todoes posible. Nosotros, los actores, estamos en el centro e improvisamos conobjetos y partituras físicas sin preocuparnos por el significado futuro, por elcontexto o <strong>la</strong> escena en <strong>la</strong> cual serán incorporados y si serán usados o no.La espada, <strong>la</strong> astil<strong>la</strong> sibi<strong>la</strong>nte, el traje, el ron-roco - todos son puestos aprueba, usados, desarrol<strong>la</strong>dos y mejorados. Eugenio impuso una so<strong>la</strong> reg<strong>la</strong> en elVæksthus a <strong>la</strong> cual debemos c<strong>la</strong>udicar.Todas <strong>la</strong>s figuras tienen que arrastrar un pie, como si alguien <strong>la</strong>s hubieravuelto cojas. Un día Eugenio me muestra <strong>la</strong> estampita de un Niño Jesús colgadaen su estudio: lleva una túnica bruna y, como aureo<strong>la</strong>, tres manos sobresalen pordetrás de su cabeza. "Pruéba<strong>la</strong>s para tu Virgen" sugiere.En El Evangelio de Oxrhincus, en Kaosmos y en Mythos hemos usado manosde madera hechas por un escultor balinés. Ahora <strong>la</strong>s traigo de nuevo a <strong>la</strong> <strong>vida</strong>.Tomo un chal español y envuelvo con él un sombrero mongol en el cual he fijado<strong>la</strong>s tres pequeñas manos.Recubro una parte del vestido rosa con un <strong>la</strong>rgo chaleco negro y ofrezco a<strong>la</strong> Virgen un pañuelito de encaje que puede tener entre dos dedos, hacerlo vo<strong>la</strong>rcomo un pájaro, temp<strong>la</strong>r <strong>la</strong> <strong>la</strong>ma de <strong>la</strong> espada o secarse <strong>la</strong>s lágrimas sobre susmejil<strong>la</strong>s acongojadas.En una esquina de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> se ha conformado una pequeña orquesta queensaya una y otra vez música y canciones. Incluso si no sigo automáticamente suritmo, me siento portada por una onda de energía que atraviesa y hace bai<strong>la</strong>r misacciones: suave o staccato, stop, pausa y contra impulsos que parecen atraer orechazar mi grácil figura en el espacio reducido - pero que me parece infinito - de<strong>la</strong> sa<strong>la</strong> negra.El muñeco Lolito (al cual me brindé pródigamente para hacerlo sobreviviral pasaje de <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul) se volvió el compañero de <strong>la</strong> Virgen. Balbucea y provienede un espectáculo anterior - El país de Nod - en donde era un ángel de <strong>la</strong> guardaimpertinente y desfachatado. Es bastante alto y pesado, justamente por estogenera cierto efecto dramático cuando sigo <strong>la</strong>s indicaciones que Eugenio mesusurra al oído. Se vuelve Cristo, un cadáver, un herido que arrastro, que alzo porsobre mi cabeza, lo abrazo como a una Pietà o lo cargo en mis espaldas como uncostal.También Eugenio, quien ha seguido el desarrollo de los primeros ensayosjunto al pequeño grupo de asistentes, debe tener espacio - un área de libertad e


inspiración. Le vienen muchas ideas. Un día me dice: "Tal vez tu Virgen deberíaser negra. Y hab<strong>la</strong>r <strong>la</strong>tín". Luego agrega: "Tal vez Lolito podría transformarse enun soldado. Le busco enseguida un uniforme."Last but not least: se agregó a La <strong>vida</strong> crónica Elena Floris, una violinistaitaliana que co<strong>la</strong>bora conmigo en El libro de Ester.La sa<strong>la</strong> b<strong>la</strong>ncaLuego de <strong>la</strong>s dos horas del Væksthus, por <strong>la</strong> mañana, continuamos e<strong>la</strong>borando <strong>la</strong>estructura del espectáculo en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> b<strong>la</strong>nca. Desde el momento en que entramosallí, es Eugenio quien tiene todos los hilos en mano. Es <strong>la</strong> fase en <strong>la</strong> cual nosotros,los actores, debemos tener una paciencia casi sobrehumana. Somos desp<strong>la</strong>zados77


a diestra y siniestra en un chorro continuo de informaciones contradictorias, condificultad para comprender en qué dirección ir. Nada extraño, dado que inclusoel director no está en grado de ac<strong>la</strong>rar <strong>la</strong> dirección del proceso y considera unavirtud el haber tirado <strong>la</strong> brúju<strong>la</strong>.Nuestros dos técnicos Fausto Pro y Donald Kitt han trabajado sin pausa en<strong>la</strong> escenografía. Han dispuesto un piso áspero de tablones de madera separadospor un espacio de un par de centímetros. Los tablones recubren solo <strong>la</strong> mitad delespacio escénico y despiertan <strong>la</strong> asociación de una balsa. Todas <strong>la</strong>s fuentes de luzdel espectáculo deberán ser invisibles.El "almacén" es el espacio que habíamos preparado ya en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul: es <strong>la</strong>pared del fondo en donde se cuelgan los instrumentos musicales, objetosescénicos y también donde se colocan los actores cuando no accionan. Ganchosimponentes hacen pensar en una carnicería o en una sa<strong>la</strong> de tortura. También elpequeño podio-vitrina con sus hilos de metal ha sobrevivido al pasaje a <strong>la</strong> nuevasa<strong>la</strong>, junto con el acuario-mesa insta<strong>la</strong>do en el centro del espacio-balsa.Inicia aquí <strong>la</strong> dura y al mismo tiempo dúctil fase en <strong>la</strong> cual una escena esmontada luego de <strong>la</strong> otra, en donde se fijan <strong>la</strong>s partituras físicas y los cantos,ahora ejecutados por más voces y sin desentonar, en donde el nerviosismo, <strong>la</strong>irritación, frustración y ambición luchan arriesgando el naufragio del proyectoentero."Tal vez no deberías ser so<strong>la</strong>mente <strong>la</strong> Virgen - me dice Eugenio al final delos ensayos en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> b<strong>la</strong>nca - sino también Kali, <strong>la</strong> divinidad hinduista quedestruye y crea, aniqui<strong>la</strong>ndo los demonios de <strong>la</strong> falsedad. Tal vez deberías hab<strong>la</strong>rsánscrito. Trata de aprender un par de mantras."La sa<strong>la</strong> rojaOctubre/Noviembre 2010 - Febrero/marzo 2011Terminó una era. Torgeir murió de un tumor un amanecer de junio del 2010. Nosapretamos uno con otro, como glóbulos rojos en un cuerpo herido.La <strong>vida</strong> crónica será el primer espectáculo del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> sin Torgeir. Él, quiendurante los primeros ensayos en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> azul había presentado una escena deKaspariana, un espectáculo de hace 43 años, con sonidos apenas audibles y unasingu<strong>la</strong>r, frágil transparencia.C<strong>la</strong>aang…- y un compañero de <strong>vida</strong> desaparece.Los actores no cantan más "Mira qué ha hecho de mí el amor". El texto delpoeta sufí turco Junus Emre fue cortado hace tiempo. Otras cosas han durado un78


poco más. Pero también el<strong>la</strong>s acabaron por irse: textos, cantos, fragmentos deuna escena o escenas enteras, <strong>la</strong> astil<strong>la</strong> sibi<strong>la</strong>nte, <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s b<strong>la</strong>ncas, el podio con <strong>la</strong>vitrina de hilos de a<strong>la</strong>mbre y <strong>la</strong> cruz en <strong>la</strong> cima, <strong>la</strong> angui<strong>la</strong> en el acuario.La ava<strong>la</strong>ncha de propuestas de los actores y del director hirvió hastareducirse a algo que recuerda un cubito de sopa. Las escenas que quedan sonafi<strong>la</strong>das y <strong>la</strong>s figuras crecieron de forma escabrosa, variada y con unamultiplicidad de voces.Mi figura de mujer exangüe hizo ver que contenía una Virgen negra y a <strong>la</strong>vez una figura hinduista terrorífica, cuyas características reconozco solovagamente y en lo más profundo de mí misma.La <strong>vida</strong> crónica vagó por todas <strong>la</strong>s sa<strong>la</strong>s de trabajo de nuestro teatro. Lasparedes fueron testimonio silencioso de nuestras batal<strong>la</strong>s - cuando una escena sevolvía una maraña inextricable - de nuestras crisis y de los desesperados ataquesde rabia de Eugenio cuando sus actores, una y otra vez, no comprendían <strong>la</strong>sindicaciones más simples. Nos han visto tambalear en trajes bañados de sudor, conmoretones en el cuerpo y en el alma, en una oscuridad muchas veces absurda.Pero, me pregunto, ¿hemos logrado individuar esa fisura, aquel encandi<strong>la</strong>mientodeslumbrante de ternura y calor reconciliador que puede dar vuelta <strong>la</strong>piedra que está sobre <strong>la</strong> tumba?La respuesta se oculta en una sa<strong>la</strong> que no conocemos. No es azul, negra,b<strong>la</strong>nca o roja, sino tornaso<strong>la</strong>da, y cambia de color y significado noche a noche alencontrarse con los espectadores.Foto: Jan Rüsz79


La <strong>vida</strong> crónicaEspacio escénicoEspectadoresActores80


Foto: Jan Rüsz81


82Foto: Jan Rüsz


ODIN TEATRET - NORDISK TEATERLABORATORIUMFundado en Oslo, Noruega, en 1964. El <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> se tras<strong>la</strong>da a Holstebro,Dinamarca, en 1966 convirtiéndose en Nordisk Teater<strong>la</strong>boratorium. En <strong>la</strong> actualidadsus 25 miembros provienen de una decena de países de 3 continentes diferentes.Las acti<strong>vida</strong>des del Laboratorio incluyen: producciones del <strong>Odin</strong> presentadas tantoen su sede como en giras; "trueques" con diferentes ambientes de Holstebro y otrasciudades; organización de encuentros de grupos de teatro; hospitalidad de gruposde teatro y danza; el Festival anual <strong>Odin</strong> Week; publicación de revistas y libros;producción de films y videos didácticos; investigación sobre antropología teatraldurante <strong>la</strong>s sesiones de <strong>la</strong> ISTA (International School of Theatre Anthropology); <strong>la</strong>Universidad del Teatro Eurasiano; producciones de espectáculos con el ensembleintercultural Theatrum Mundi; el CTLS, Centre for Theatre Laboratory Studies, enco<strong>la</strong>boración con <strong>la</strong> Universidad de Aarhus con <strong>la</strong> cual organiza The MidsummerDream School; <strong>la</strong> Festuge (Semana de fiesta) en Holstebro; el festival trienal Transitdedicado a mujeres que trabajan en teatro; OTA, los archivos vivientes de <strong>la</strong>memoria del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong>; WIN, práctica para navegantes interculturales; artistasen residencia; espectáculos para niños, muestras, conciertos, mesas redondas,iniciativas culturales y trabajos comunitarios en Holstebro y alrededores.Los 48 años del <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> como <strong>la</strong>boratorio han favorecido el crecimiento deun ambiente profesional y de estudio caracterizado por <strong>la</strong> acti<strong>vida</strong>d interdisciplinariay por <strong>la</strong> co<strong>la</strong>boración internacional. Un campo de investigación es <strong>la</strong> ISTA(International School of Theatre Anthropology) <strong>la</strong> cual desde 1979 se hatransformado en una aldea teatral en donde actores y bai<strong>la</strong>rines de culturasdiferentes se encuentran con estudiosos para comparar e indagar los fundamentostécnicos de su presencia escénica. Otro campo de acción es el Theatrum MundiEnsemble el cual desde 1981 presenta espectáculos con un núcleo de artistasprovenientes de diferentes estilos y tradiciones.Hasta hoy el <strong>Odin</strong> <strong>Teatret</strong> ha creado 74 espectáculos que han sido representadosen 63 países y contextos sociales diferentes. Durante el transcurso de estasexperiencias se ha generado una cultura específica del <strong>Odin</strong> basada en <strong>la</strong>diversidad cultural y en <strong>la</strong> práctica del "trueque": los actores del <strong>Odin</strong> sepresentan a través de su trabajo a una determinada comunidad que los hospeday esta responde con canciones, músicas y danzas pertenecientes a su culturalocal. El trueque es un intercambio de manifestaciones culturales y ofrece no solouna visión de otras formas de expresión, sino que es también una interacciónsocial que desafía prejuicios, dificultades lingüísticas y divergencias depensamiento, juicio y comportamiento.


ODIN TEATRETNORDISK TEATERLABORATORIUMSÆRKÆRPARKEN 144 · POSTBOKS 1283DK-7500 HOLSTEBRO · DINAMARCATEL. +45 97 42 47 77 · FAX +45 97 41 04 82E-MAIL odin@odinteatret.dk · www.odinteatret.dkHOLSTEBRO · SEPTIEMBRE 2011

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