30A Eugenio le gustó el vestuario, e incluso cuando después intentamos añadirmás detalles, como por ejemplo, un sujetador, una red para el cabello o un velo,siempre regresábamos a <strong>la</strong> simplicidad original.Los tacones de <strong>la</strong>s botas habían marcado <strong>la</strong> postura y <strong>la</strong> manera de caminarde Doña Vera. Las botas me ayudaron a encontrar su manera de moverse,titubeante pero a <strong>la</strong> vez resuelta. Podía trabajar con el sonido de los tacones enel piso de madera, enfatizándolo o absorbiéndolo cuando no debía ser escuchado.Después de un tiempo, cuando el ba<strong>la</strong>nceo en los tacones se había convertido enun hábito, el personaje ya no era tan afi<strong>la</strong>do como lo había sido al principio, yregresé a mi mal hábito de mirar al piso mientras camino. Por esta razón, duranteel entrenamiento, ponía una pequeña campana de bronce sobre mi cabeza yprocuraba no dejar<strong>la</strong> caer mientras caminaba. El truco funcionó y Vera recuperósu postura.La voz con <strong>la</strong> que canto se convirtió en una parte muy importante delpersonaje de Vera. Una vez más, buscaba <strong>la</strong> ambivalencia, una voz que no fuerani de hombre ni de mujer, un falsete alto, frágil. Podía ser muy suave, peroconvertido en un registro normal de voz, se volvía muy fuerte y su caráctercambiaba como en una explosión. Pensé que esta voz iba de acuerdo con unamujer que llevaba su pena con dignidad, pero guardaba dentro de sí una tormentade emociones. Un amor que había muerto demasiado pronto.Una banda de rock is<strong>la</strong>ndesa, Sigur Ros, que toca un tipo de música quel<strong>la</strong>man "slow motion rock", fue mi inspiración. Ellos construyeron su música conacordes simples y ritmos incitantes. Al principio es una música que casi teacaricia, luego, repentinamente el idilio se destruye con el caos del martilleo deritmos, desarmonías, guitarras aul<strong>la</strong>ndo y notas muy <strong>la</strong>rgas cantadas en falsete.Me inspiré en esta música para preparar <strong>la</strong>s escenas que le presenté a Eugenio porprimera vez.Junté algunos fragmentos de <strong>la</strong> entrevista con Eugenio, y con <strong>la</strong> ayuda de<strong>la</strong>sistente de dirección, Pierangelo Pompa, los estructuré en un texto en el queVera hab<strong>la</strong> sobre su <strong>vida</strong>. Al igual que en mi conversación con Eugenio, el textoestaba en italiano. Esto me ayudó a encontrar <strong>la</strong> voz de Vera. Era fácil para míhab<strong>la</strong>r y narrar en italiano. Cuando más tarde el texto fue traducido al danés, meencontré con una montaña casi insuperable. Sonaba falso e incorrecto, y no podíaencontrar <strong>la</strong> melodía con <strong>la</strong> que podía so<strong>la</strong>mente decir el texto sin necesidad deinterpretarlo. Durante el desarrollo del trabajo, tuve que lidiar con otro obstáculocuando Eugenio propuso que alternara el texto entre danés y vasco. Continúoesca<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> montaña, y algunas veces me topo con algo que funciona tanto paramí como para Eugenio. Es como si el texto tuviera que ser retirado de su lógica,descompuesto en fragmentos sin significado alguno, hasta que no quede nada
La viuda de un combatiente vasco (Kai Bredholt): "Danzo so<strong>la</strong> esta noche, mi amado hamuerto." Foto: Tommy Bay31