10escu<strong>el</strong>a, pudieron engendrar en mi espíritu la más leve afición a las letras y a lasplanas.»D. de Torres Villarro<strong>el</strong> D. (1948, 30).Y más ad<strong>el</strong>ante resume en esta incomparable frase <strong>el</strong> efecto de la escu<strong>el</strong>a en su persona:«Fuí bueno, porque no me dejaron ser m<strong>al</strong>o; no fue virtud, fue fuerza.» (Op. cit., 37).Si d<strong>el</strong> método sufrido deja constancia Torres Villarro<strong>el</strong>, también expresa con todaclaridad su comprensión con <strong>el</strong> punitivo procedimiento de obtener <strong>el</strong> sujeto educado:«En todas las edades necesitamos de las correcciones y los castigos; pero en la primerason indispensables los rigores. Una de las más f<strong>el</strong>ices diligencias de la buena crianza escoger a los muchachos un maestro grave, devoto y discreto, a quien teman e imiten ; (...)<strong>el</strong> zurriago es <strong>el</strong> maestro más respetuoso y más severo, porque no sabe adular, y sólosabe corregir y detener.»(Op. cit., 37)Sin embargo ya los reformadores a los que dedico estas páginas (Erasmo y Comenio,entre otros) abominan d<strong>el</strong> castigo corpor<strong>al</strong> en las escu<strong>el</strong>as. El primero lo llega a expresarcon muy duras p<strong>al</strong>abras:«Se sienten grandiosos [los maestros] cuando atemorizan a su tembloroso grupo conmirada amenazadora y voz tronante, cuando atacan a los pobres desgraciados con <strong>el</strong>azote de mimbres, con la p<strong>al</strong>meta o con <strong>el</strong> látigo y cuando pueden gritar y echar pestes asu antojo, siguiendo <strong>el</strong> proverbio de aqu<strong>el</strong> asno que asustaba mort<strong>al</strong>mente a las personascuando caminaba dentro de la pi<strong>el</strong> de un león.»Erasmo, en Elogio a la locura, tomado y traducido de Pit, K. y Stilma, B., (1992, 28).Y por su parte, Comenio expone la misma idea con an<strong>al</strong>ogías populares que él gustabade usar:«El conocido refrán de Bohemia: “una escu<strong>el</strong>a sin <strong>disciplina</strong> es un molino sin agua”, esmuy cierto. (...) Y si en una tierra no se quita a tiempo la m<strong>al</strong>a hierba, ésta crece antesque <strong>el</strong> trigo. También los arbolitos deben ser podados a tiempo: De aquí no se deduceque la escu<strong>el</strong>a debe estar llena de golpes y gritos lastimeros, sino más bien llena dedespierta atención de maestro y <strong>al</strong>umnos. Porque, ¿Qué es la <strong>disciplina</strong> escolar sino unaforma de actuación llena de confianza?» (Op. cit., 1992, 28).
11<strong>La</strong> imposición de orden y <strong>disciplina</strong> en la clase no habría que confundirla con loscastigos físicos. Afirmación que parece una obviedad pero que significó un giro radic<strong>al</strong>respecto a la escu<strong>el</strong>a preexistente donde reinaba <strong>el</strong> caos, justamente parejo con <strong>el</strong>implacable castigo físico como réplica a la batahola d<strong>el</strong> grupo de niños-anim<strong>al</strong>itos.Aqu<strong>el</strong>la escu<strong>el</strong>a, que es objeto de la crítica de todos los reformadores, es <strong>el</strong> reflejo de loque Foucault llama sociedad punitiva, en la cu<strong>al</strong> <strong>el</strong> cuerpo es <strong>el</strong> objeto de lapen<strong>al</strong>ización. El siguiente grabado de Pieter Breugh<strong>el</strong>, que muestra una escu<strong>el</strong>a populard<strong>el</strong> siglo XVI, puede ser —obsérvense atentamente los det<strong>al</strong>les— uno de los casos enque la imagen dice más que las p<strong>al</strong>abras.Frente <strong>al</strong> caos de la escu<strong>el</strong>a pre-moderna Comenio ofreció <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de enseñanzasimultánea, con orden de grados, de espacios y tiempos, y actividades d<strong>el</strong> maestros ydiscípulos. Un mod<strong>el</strong>o eficaz, productor de sujetos educados (t<strong>al</strong>ler de <strong>hombre</strong>s). ¡Y taneficaz! Es <strong>el</strong> que en la práctica ha <strong>sobre</strong>vivido a pesar de los tiempos.En <strong>el</strong> primer libro escolar ilustrado, <strong>el</strong> famoso Orbis sensu<strong>al</strong>ium pictus de Comenio seilustra <strong>el</strong> ide<strong>al</strong> de escu<strong>el</strong>a con bastante claridad: