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Contenidos\Cultura, Patrimonio y Género\archivos\libro_ 28-11_semi-final-1

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Literatura Infantil / Historia de los cuentos tradicionales con miradas de género2.1 Historia de loscuentos tradicionalescon miradas de géneroDeterminar el origen de los cuentos tradicionales infantiles es complejo de precisar, ya que proceden derelatos orales y anónimos cuyos orígenes se pierden en tiempos remotos. No obstante, varios estudiosos enel tema, coinciden en relevar como hito trascendente, las recopilaciones de Giambattista Basile y GiovanniStraparola en el siglo XVI, las cuales serían consideradas el inicio de lo que hoy denominamos literaturainfantil. Para el escritor cubano Joel F. Rosell (2004), es sintomático, que las primeras publicaciones dirigidasa niños y niñas fueran compilaciones de fábulas lo que confirma la íntima asociación de esta literatura conla función educativa. También los cuentos de hadas publicados por Perrault (1697) y posteriormente porlos hermanos Grimm (1812) 4 , son considerados puntos de partida de la literatura infantil que tuvieron unasignificativa función moralizante. Destacan por otra parte, los cuentos de Hans Christian Andersen 5 (a partirde 1838) y las compilaciones de cuentos de la tradición eslava de Aleksandr Afanasiev (a partir de 1855) 6 .Estas imágenes perturbadoras de crímenes y violencia de los cuentos tradicionales son entendidas enun contexto histórico particular de un pasado medieval fundamentalmente rural donde la pobreza y laenfermedad era la situación generalizada entre el campesinado europeo. Los niños y niñas de aquella épocatenían la costumbre de escuchar estas horrorosas historias sin problema alguno pues eran vistos como partede la masa trabajadora adulta.La Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires en su proyecto El mundo de lasbrujas realiza una interesante reflexión histórica, en este sentido, al señalar:Las primeras versiones – inclusive las de Perrault- conservan la crudeza que era propia de los textos folclóricos orales.En ellas abundan los abandonos y maltratos de niños y niñas, los asesinatos, inclusive las violaciones y el canibalismo.En la versión original de La Bella durmiente, por ejemplo, la princesa es violada, abandonada y da a luz hijos ilegítimosque están en peligro de ser devorados por una ogresa. Que los niños escucharan estas historias no constituíaproblema alguno en una época en que eran vistos como adultos pequeños y por tanto, hacían cosas tales como trabajarduramente y concurrir a las ejecuciones públicas en las plazas. Este apego a la morbosidad que tanto impacta a lasensibilidad contemporánea, resulta muy entendible al indagar el contexto social del que emergieron estos relatos.(Dirección General de Cultura y Educación, 2009; 2).4 En la publicación de Perrault Los Cuentos de Mamá Oca se encuentran historias como: La bella durmiente del bosque, Cenicienta y Caperucita Roja.En Los Cuentos de niños y del hogar de los hermanos Grimm encontramos por ejemplo, una de las primeras versiones del cuento Blanca nieves yrosa roja. 5 Entre sus cuentos más famosos, están El patito feo, El traje nuevo del emperador, Las zapatillas rojas, El soldadito de plomo, El ruiseñor,La sirenita, entre otros. 6 Entre ellos destacan Basilisa la Hermosa, La leyenda de Márya Morevna y El soldado y la muerte.Es en el siglo XIX cuando se va generando el imaginario colectivo una noción de infancia similar al actualEn el tránsito progresivo desde la tradición popular anónima hacia la autoría conocida, los cuentos vansufriendo mutaciones y adaptaciones que responden a una nueva concepción de infancia emergente asociadaa la inocencia y a la bondad intrínseca. La niñez se legitima como una etapa independiente del ciclo vital de lossujetos. Es en este marco donde la dureza de los cuentos tradicionales originales comienza paulatinamentea ser “blanqueada”, cercenándose las escenas de violencia y sexualidad y poniendo el énfasis en los aspectoseducativos y moralizantes. Aparece entonces en gloria y majestad el <strong>final</strong> como lo conocemos hoy.Se proyecta un mundo ideal donde la bondad triunfa sobre la maldad.Múltiples disciplinas han estudiado los cuentos infantiles tradicionales identificando como éstos sonreflejo de una sociedad que los va resignificando. Los cuentos son releídos en contextos históricos distintosy analizados bajo distintos marcos teóricos. Estas diferentes líneas de investigación de los cuentos, basadasen teorías psicoanalíticas o en enfoques historiográficos, permiten vislumbrar en dicho corpus literario, unafuente de riqueza infinita. La dimensión simbólica de los cuentos se comprende en su puesta en escena,el entramado de relaciones y mensajes a través de los cuales éste se despliega.Texto y contexto están en movimiento.Los cuentos infantiles, clásicos y contemporáneos, pueden ser leídos como un discurso cultural que seactualiza en nuevas narrativas donde se mantienen vestigios y elementos de otros tiempos. Esto complejizala tarea interpretativa que emprendemos. Desde un enfoque psicoanalítico freudiano, Bruno Bettelheimrescató la función de estructuración psíquica que cumplirían los cuentos en la infancia al afirmar que, “loscuentos infantiles tradicionales ayudan a los niños a construir su personalidad y a alcanzar la madurez vitalporque les permite visualizar que la lucha contra las dificultades de la vida es parte intrínseca de la existencia”(Bettelheim, 2007), otras lecturas, en cambio, comprenden estos cuentos en su valor propiamente histórico.Nuevos análisis se gestan a partir de los estudios de género que permiten adentrarse en las formasde construcción simbólica de los cuentos tradicionales. Desde este foco crítico, es posible observarsistemáticamente como en muchas ocasiones presentan estereotipos con explícitos sesgos sexistas, reflejode la discriminación sexual fundamentada durante siglos de historia. Comprobamos de esta manera comolos cuentos han formado parte de los dispositivos que modelan el sistema sexo género en nuestra culturay delinean el mensaje educativo dominante respecto a los mandatos correctos y también deseados demasculinidad y feminidad. No obstante siempre algo queda afuera de la matriz de la dominación y es posiblereconocer el lugar ocupado por las mujeres en la transmisión de saberes culturales. La oralidad ha sidohistóricamente un poder femenino.Alison Curie, rescata el papel de las mujeres en la narración de los cuentos, al señalar que:Los cuentos tradicionales han sido transmitidos durante años por mujeres. Mientras la literatura se hallaba casiexclusivamente en manos de los hombres, eran las mujeres las que inventaban y transmitían oralmente las historias…En los cuentos de niños y del hogar de los Hermanos Grimm se encuentran 61 personajes femeninos con poderessobrenaturales en contraposición a 21 hombres y niños (Alison, 1998).Si bien es imposible extraer conclusiones a partir de los datos cuantitativos, el análisis cualitativo nosofrece un sin fin de clichés vinculados a las tareas y conductas propias del sexo de los personajes. En estesentido vemos cómo en los cuentos de Jacob y Wilhem Grimm y Charles Perrault los personajes femeninosse describen en función de su aspecto y estado físico (bonita, delicada cosita, enferma) como de su fuerza yestado anímico (pobre caperucita, infeliz niña, desventurada mujer, pobre abuela), connotando en definitivala debilidad y fragilidad del carácter de la mujer. Por el contrario, al género masculino se le reviste de un halode perversidad y malignidad en la figura del lobo o bien de características asociadas a la valentía, fuerza ysagacidad en personajes como cazadores y príncipes.Literatura Infantil / Historia de los cuentos tradicionales con miradas de género100100

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