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MAYO - LiahonaSud

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4necesita dinero—le contestóagradecido Molisi.Los dos muchachosse sentaronen la arenaa pensar. SúbitamenteMolisi dioun brinco.—Ya tenemossuficiente pescado.—¿Cómo? —preguntó Latu.—El kiokio quetenemos será suficienteparamandar al mercadosi le agregamosalgo más. Hay algo que estoy seguroque mi familia preferiría comer en vez de kiokio:'uo (langosta de mar) —le explicó Molisi asu amigo.—¿Cómo no se me ocurrió a mí? —exclamóLatu— vayamos, a buscar mi linterna paraencontrar 'uo en la obscuridad.Los niños corrieron hasta la casa de Latu,pusieron el kiokio que habían pescado enagua para mantenerlo fresco y volvieron sinperder tiempo a la playa. Estaba muy obscuroy la luz de la maama kasa les permitía ver avarias 'uo escurriéndose. Con mucho cuidadopara que las enormes pinzas no les agarraranlos dedos, los muchachos levantaron laslangostas y las pusieron en las canastas depalma tejida.— ¡Mañana tendremos un banquete! —seregocijó Latu— Son las 'uo más grandes quejamás he visto.—Tenemos suficientes como para regalarleuna canasta llena a la hermana Fonua, comoagradecimiento de mi parte.—Faltan sólo tres días para el domingo.¿Piensas que tendrá tiempo para hacerte lacamisa? —le preguntó Latu, preocupado.—No sé. Pero estoy seguro de que si puede,lo hará. ¿Te imaginas la sorpresa de mi mamácuando me vea aparecer en la Iglesia concamisa blanca?Al día siguiente, muy temprano por lamañana, Latu y Molisi le llevaron el pescado ylas langostas a la hermana Fonua. Ella sequedó muy contentacon el pescado y la'uo.—Es suficiente —ledijo a Molisi—.Quédate tranquilo, tucamisa estará listapara el domingo., Los próximos dosdías se le hicieronuna eternidad. Molisicasi no podía comerni dormir. Su madrelo observaba conansiedad, temiendoque se encontraraenfermo. Por fin llegóel domingo. CuandoMolisi se puso sunueva camisa sesintió realmente especial. Sabía que si pudieraverlo, su padre se sentiría muy orgullosode él. El niño se dirigió a la cocina y, al llegara la puerta, su madre se dio vuelta hacia él.— ¡Molisi!, ¿de dónde sacaste esa camisa?Te pareces tanto a tu papá con ella —le dijomirándolo detenidamente mientras laslágrimas le rodaban por las mejillas.Sonriendo, Molisi le dijo:—Trabajé para ganar el dinero para latela, y la hermana Fonua me la hizo.Fue una familia feliz la que se dirigió a laIglesia ese domingo. La mamá de Molisi y lahermana Fonua se sintieron radiantes dealegría cuando vieron al niño repartir la SantaCena. ¡La familia Fínau nuevamente tenía elsacerdocio en su hogar! Dbibliotecasud.blogspot.com

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