Liahona 1996 Agosto - LiahonaSud

tierra donde comienza la fe. Hace sólo cuarenta añosque los misioneros de este último siglo reanudaron laobra en Chile; y en ese tiempo la Iglesia ha florecidohasta tener cien estacas y cuatrocientos veinte milmiembros, una cifra sumamente significativa si se tomaen cuenta que en todo el país hay menos de catorcemillones de habitantes.A PASOS AGIGANTADOSCon un promedio de solo ciento sesenta kilómetrosde ancho, Chile tiene una longitud de cuatro mil doscientossesenta y cinco kilómetros, desde la fronteracon el Perú, al norte, hasta la punta rocosa sur deAmérica deí Sur. La majestuosa cordillera de losAndes se levanta hacia el este, sirviéndole de frontera,mientras que las aguas azules del océano Pacífico lodelimitan hacia el oeste. En la zona norte se extiendenmil kilómetros de resecos desiertos que sirven dedepósito a una quinta parte de las reservas de cobreconocidas en el mundo; al sur, una extensión semejantede terreno está cubierta de lagos, fiordos, islasazotadas por el viento y volcanes de cimas nevadas. Enmedio de esas dos zonas de temperaturas extremas estáasentado el Valle Central, hermosa región de huertas,viñedos, pasturas y granjas, adornada por corrientes deríos, en donde residen las tres cuartas partes de lapoblación del país.El historiador Rodolfo Acevedo, autor del libro Losmormones en Chile, dice que su país es una isla apartaday explica que como resultado de ello, los chilenos tienenmucha curiosidad por saber del mundo exterior y estánmuy dispuestos a escuchar a los extranjeros.Los chilenos han estado escuchando y aceptando elmensaje de la Restauración desde que el eider Henry D.Moyle, del Quórum de los Doce Apóstoles, dedicó elpaís para la predicación del evangelio el 5 de julio de1956. En la oración dedicatoria, el eider Moyle bendijoel país "para que un gran número de personas abrieransus puertas a los misioneros". 1Dieciséis años más tarde, cuando en 1972 el presidenteGordon B. Hinckley, en ese entonces miembrodel Quórum de los Doce, organizó la primera estaca enSantiago, capital del país, el número de miembros de laIglesia en Chile ascendía a veinte mil. Once años mástarde, en 1983, cuando se dedicó el Templo deSantiago de Chile, el número de miembros habíaascendido a ciento cuarenta y seis mil. Desde eseentonces, el número de miembros ha aumentado másdel doble, ya que el promedio del porcentaje anual decrecimiento es de un diez por ciento. Las siete misioneschilenas, que se destacan entre las más productivas dela Iglesia, han estado convirtiendo a más de veinte milpersonas por año.El eider Eduardo Ayala, originario del país, Presidentedel Templo de Santiago y ex miembro del SegundoQuórum de los Setenta, dijo: "El factor principal del crecimientode la Iglesia está en las cualidades que caracterizana los chilenos. Son gente humilde y receptiva.Muchas personas incluso buscan a los misioneros porquedesean oír el evangelio, y una vez que lo encuentran, loviven y lo aman".Cerca de un veinte por ciento de los chilenos desciendendirectamente de inmigrantes europeos; otro tres porciento son descendientes puros de indios. Sin embargo, lamayoría son producto de matrimonios entre los colonizadoresespañoles y los resueltos indios araucanos, quienesse resistieron con éxito a los españoles durante la épocade la colonia.' 1 Esta mezcla de gentes y antepasados, combinadacon el aislamiento histórico y la fuerte tradicióndemocrática, ha dado como fruto un pueblo independiente,industrioso, amigable y lleno de esperanzas, quedisfruta de uno de los más elevados standards de vida deAmérica Latina. Pero no obstante su éxito económico,los chilenos tienen hambre espiritual.EL SENDERO RECTOGuillermo Soto, su esposa Pilar y sus hijos son comomuchos de los chilenos que se han unido a la Iglesiadurante las últimas cuatro décadas.Pilar recuerda: "Los misioneros siempre nos saludabanen la calle, pero un día nos preguntaron si podían ira visitarnos. Les dije que era imposible que pudiéramosconversar tranquilos en nuestra casa porque teníamosocho niños que hacían mucho ruido. Uno de los eideresnos contestó: 'iQué bueno! Yo también tengo cincohermanos'".Los misioneros los visitaron y el mensaje les parecióverdadero. La familia Soto, que a menudo pasaba lasnoches cantando y entreteniéndose con juegos, recibiócon alegría la idea del programa de la noche de hogar.Las amonestaciones de la Palabra de Sabiduría en contradel tabaco coincidían con las prohibiciones que labibliotecasus.blogspot.com