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— to —tan bien, que el gobernador portugues de las Indias, Fernandode Alburquerque, le manifesto su reconocimiento pormedio de una carta, acompanada de regalos.Este grande hombre escribió ademas à Heemskerk en olraocasion, diciéndolc : « Habeis cogido una rica carraca, que»solo llevaba mercaderes, mujeres y nihos. Si os hubierais»encontrado con mi navio, os hubiese hecho comprender la»diferencia que hay en habérselas con mercaderes ó solda-»dos. Con todo, jbenditasea la mano que ha dirigido este»encuentro! porque os habeis vengado conhidalguia del in-»sulto que nuestra nacion os ha hecho en la China. Por o tra»parte, me cabe la satisfaccion de anunciaros que el delin-»cuente esta preso, y suffira la pena de muerle. Para de-»iiiostraros lo muy obligado que os estoy por vuestro burn»procéder, no lie locado sino a las inercaderias de los busquésde vuestra nacion que hemos apresado en la China y»en el archipiélago de las Molucas, y he tralado à su tripu-»lacion del propio modo que lo habeis hecho cou la nues-»tra.»Por el aîio de 1600 los reyes de la India enviaron embajadoresal principe Mauric o de Orange; Siri Mohammed, representanlcdel rey de Achiu, encontre al Stadhouder en elsitio de Grava, y quiso disparar por su propia mano un ca -îionazo contra la ciudad. «El rumor de estos acontecimien-»tos, ha dicho Crocio, Hegó â las extremidades de la tierra,»ha tranquilizado los recelés inutiles, y ha hecho compreu-»dor â.lu mayor parte de los indios que vale nms ser amigo»de una nacion libre, que no el criado de un pueblo esclavo. »Spilbergen fué el ultimo capitan que liizo el viaje â las Indiaspor cuenta de los particulares. Dctùvose largo tiempoen Ceilan. El Rey de Candia, la Reina y los Principes le dijeronque si los holandeses querian construir un fuerte en supais, se apresurarian à llevarles por si mismos la cal y laspiedras. Mas la isla produce otras piedras, que Spilbergenprefirid ; esto es, granates y rubies.Aim cuando favorecidos por la fortuna los holandeses mu-