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— 87 —les sufridos, precaviendo los que nuevamentepuedan sobrevenir. Asi sucedid en aquella temiblecrisis. Recelando la autoridad que se renovasenlas conmociones, tomó Providentias paraimposibilitar su repetition. Estableciéronse puestosde vigilancia, se fortificaron las inmediacionesde la ciudad , destindse un vasto terreno extramurospara punto de reunion de los chinospacificos, que poco â poco fueron construyendoen él buenas casas y almacenes, y hoy forma unarrabal fioreciente y extenso.Calmada la efervescencia, volvieron â entraren orden un gran numero de sediciosos ; de modoque el 9 de Diciembre del mismo alio ya ascendiala poblacion china â 1,276 individuos.Para no causar recelo â los comerciantes de aquellanation, despacharonse algunos buques deguerra, que salieron al encuentro de los champanesviajeros de la China â Batavia, embarcandoen ellos algunos chinos de confianza, â fin deque tranquilizasen â sus compatriotas. Final -mente, se puso término â sus monopolios, facultandoâ todos los habitantes para establecer fâbricasy ejercer todos los oficios. Tambien se dirigióuna carta, llena de excusas, al soberano delceleste imperio ; pero no se recibio" respuesta.El Gobernador general, que en los dias de pe-