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— 77 —apariencia, para terminar tantos males-, pero nolos atacaban en su raiz, pues se reducian â limitarel permiso de usar armas de fuego, â establecerregistros individuales mâs severos, y âordenar empadronamientos generales. Todas estasmedidas de policia, poco enérgicas en si,fueron nuevos motivos de descontento, que, â suvez, provocaron actos arbitrarios y répugnantescontra la poblacion indigena. Hasta se introdujola incalificable costumbre de encarcelar â todoslos javaneses, llamados como testigos en unacausa criminal, dejândolos en prision todo eltiempo que duraba el proceso, y sin mejor tratamientoque el de los mismos reos.Las guerras incesantes en que tuvo que tornarparte la Compafiia, y los desórdenes consiguientesa ellas, habian aumentado las calamidades,principalmente en las provincias de los sultanesde Cheribon, mâs expuestas a los rigores anejos.siempre â un estado de lucha. Estos ricos .paisessufrian gravemente por las causas precitadas,por la paralizacion del comercio y la navegacion,por la falta total de la venta de azücares,su principal cosecha, por la escasez de numerario,y por la falta de recursos en que la Compafiiase encontraba.No obstante los graves dafios que â los habi-7.