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— 17 —cho mâs de lo que podian esperar, no tardaron en conocerque la causa de su râpida prosperidad podia convertirse porsi misma en una pronta decadencia. Tratando de sus compahiasó sociedades mercantiles, cuyo numéro se aumentabacada dia, t ese celo y ese ardor que habia hecho construir y»mandar de repente tanto buque, dice un historiador, y que»habian sido tan utiles a la imprevista propagacion del co-»mercio, eran inutiles, porque los particulares y las compa-»fn'as, no teniendo relacion alguna intima, no se entendian»ni sobre la calidad ni sobre la cantidad de las mercaderias»que habian de exportar, ni sobre el precio en que avalora-»ban en la India las especierias y los demas objetos de restorno.Sucedia que muchos buques llevaban las mismas»mercancias, y entónces era necesario bajar su precio en las»Indias para despacharlas pronto. Ademas, obligados los ca-»pitanes â cargar sus buques, para evitar la competencia con»los que les seguian, preferian pagar algo mâs caro para»concluir pronto sus negocios. De este modo el comercio,»sin ser desventajoso, no proporcionaba, sin embargo, todas»las ventajas que de él habia derecho â esperar. »Los Estados Generales, para remediar este inconveniente,convocaron en la playa â los directores de las diferentes companias,y les obligaron â todos â contribuir â la formacionde un establecimiento, que tomó el nombre de Companlaprivilegiada de las Indias Orientales de la repûblica de lasProvincias Unidas.