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para sujetar aquell'a turba desenfrenada fué precisoque los ciudadanos armados y las tropasôcupadas en rechazar los ataques de extramuros,volviesen a la eiudad â contener â los amotinados.Una amnistia general puso término â lashorribles escenas de que habia sido teatro Balavia.fij pesar del perdon y olvido publicado en todoslos distritos, el levantamiento 'continuo fueïade la ciudad. Los chinos se habian atrincheradoen los edificios aislados, desde donde salianâ amenazar y â inquietar la capital y los demaspuntos fortificados. Algunos destacamentos,mandados por habiles oficiales, batieron â losamotinados, consiguiéndose al fin, con la destructionde los puestos fuertes, donde se defendierondesesperadamente, que las inmediacionesde Batavia quedasen libres de enemigos. Aquelloscampos, tan florecientes y cubiertos de establecimientosindustriales, presentaban el aspectode un campo de batalla. La tranquilidady el drden se fueron restableciendo, y se obtuvieronbuenos resultados de un nuevo decreto deamnistia expedido por el Gobiérno.Vencida la insurrection, se tomaron las niedidäsque ântes debieran haberse adoptado, paraprecaver la éxcesiva reunion de un pueblo tur-