Situación de los y las Jóvenes - Inicio - Injuv

Desde la década de los ’60 y hasta fines de los ’80, el accionar del aparato estatal y la forma de distribucióndel gasto aplicado al grupo de edad juvenil da cuenta que la noción de joven equivalía a la del estudiantey minoritariamente a la creciente consideración de la integralidad de esta condición abriendo algunosespacios de tiempo libre. Ello se tradujo por ejemplo, en los ’60, en la creación del DepartamentoExtraescolar del Ministerio de Educación y en las políticas universales de deportes de la Digeder duranteel gobierno militar.Sin embargo, en los años ’80 aparece la imagen del joven poblador que se superpone y coexiste con laanterior. En esta lógica, el Estado incluye en su orientación represiva al joven poblador como agentedisruptivo del orden social. Este aspecto no sólo sectorializa la política de seguridad en términossocioeconómicos sino que también en términos territoriales y que se expresa en el sustantivo que encarnala imagen de lo juvenil de los ‘80: jóvenes pobres pobladores. En esta esfera la noción de riesgo yamenaza se relacionan con la dimensión de la seguridad que se atribuye a las fuerzas de orden, legitimandosu accionar. Inaugura así un nexo que el discurso social actual repite con insistencia: la relación entrejuventud y violencia.Cabe destacar que durante estos años el tema de la mujer joven no fue considerado en las políticaspúblicas como un elemento sustancial. La mujer joven fue tendencialmente subsumida en los planes desalud bajo la nominación de la mujer (programas materno-infantiles, etc.).Los investigadores no oficialistas y los organismos internacionales advertían, acerca de la situación deAmérica Latina, respecto a los efectos de la llamada “década perdida” tanto por las crisis económicascomo por el impacto de los gobiernos autoritarios. De este modo, se sitúa y analiza en el campo del jovenpobre los efectos sociales, políticos y económicos. Este proceso se tradujo en la generación y desarrollodel concepto de “daño psicosocial” que incluía todas estas dimensiones.Por lo tanto, durante los primeros años de la década de los ’90 se tenía una visión del joven como el“joven dañado” y la oferta pública se orientaba hacia programas y acciones coherentes con esa visión,tales como drogas, seguridad ciudadana y delincuencia, embarazo precoz, enfermedades de transmisiónsexual, relaciones violentas de convivencia entre pares, entre otros estigmas atribuidos a la condiciónjuvenil, más precisamente hacia los sujetos jóvenes populares (Dávila, 2003).La política pública desde la institucionalidad encargada de coordinar las políticas públicas en juventud(Instituto Nacional de la Juventud) asigna y colabora en la construcción de una imagen de lo juvenilque se asocia parcialmente al hedonismo y al desarrollo de la capacidad lúdica en su articulación con laintegración social. Ello implica fundamentalmente orientar la política pública, también, hacia la creación,participación y despliegue de los proyectos de vida en el espacio público. Estos espacios son entendidosen términos del desarrollo de la identidad y su articulación con lo público (recitales, encuentros, etc.).28. LaNoción de Juventud