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La coca está muy presente en las interacciones sociales rurales, en las tierras altas y<br />
los valles, debido a que la gente percibe que la coca fomenta la sabiduría, la reflexión y la<br />
introspección. Su consumo en las ciudades se halla muy extendido y en casi todos los restaurantes<br />
de Perú y Bolivia sirven mate de coca o té de coca. 12<br />
Los campesinos cultivan la hoja de la coca en las terrazas ubicadas en las laderas de los<br />
Yungas, al este de La Paz; en el Chapare (también conocido como el trópico de Cochabamba),<br />
un territorio semi-tropical de tierras bajas, al este de la ciudad de Cochabamba, comparable<br />
en tamaño a Belice y El Salvador, y recientemente, aunque en menor grado, también la zona<br />
fronteriza denominada el Norte de la Paz. Tanto en los Yungas, que tiene una geografía<br />
empinada como en el Chapare, tierras predominantemente planas, las familias cultivan<br />
manualmente, produciendo hasta cuatro cosechas al año. A menudo, la coca fue el principal<br />
cultivo comercial en ambas regiones, junto con productos como el arroz, el plátano, el café,<br />
la yuca y frutos cítricos. Una cantidad variable de la hoja es destinada al mercado ilícito para<br />
la producción de cocaína. 13<br />
El asentamiento en estas dos áreas, aunque particularmente en el Chapare, se aceleró<br />
a inicios de la década de los 60s, momento a partir del cual los gobiernos de turno alentaron<br />
la migración a las tierras bajas para aliviar la presión demográfica y la pobreza del altiplano<br />
y los valles. Ante la ausencia de instituciones estatales locales, surgieron fuertes sindicatos<br />
campesinos que combinaban tradiciones culturales indígenas con las de los sindicatos de<br />
campesinos. Estos sindicatos comenzaron a manejar todo, desde la concesión de la tierra<br />
y la resolución de disputas de límites, hasta la construcción de escuelas y la disciplina de<br />
conductas antisociales. 14 Actualmente estos sindicatos suman casi mil, y están organizados<br />
en seis federaciones; juntos, forman un órgano de coordinación de todos los productores<br />
de coca del Chapare.<br />
Al igual que los sindicatos campesinos en toda Bolivia, los sindicatos cocaleros tienden<br />
a ser dominados por hombres, quienes concentran el poder en su liderazgo. No obstante,<br />
siguen siendo participativos y, al igual que en otras partes del país, han derrocado<br />
líderes cuando les han parecido inefectivos o que no representaban adecuadamente sus<br />
12. Ibíd.<br />
13. Spedding Pallet, 2004.<br />
14. Estos sindicatos fueron fuertemente afectados por las políticas de erradicación forzosa en la década de los ‘90,<br />
al mismo tiempo que jugaron un papel importante en el ascenso de Evo Morales al poder político. Hasta el día de hoy, los<br />
sindicatos son responsables de la asignación de tierras en parcelas de 10 a 20 hectáreas, la recaudación de impuestos del<br />
comercio de la coca, la organización de equipos de trabajo colectivos, la resolución de disputas, el establecimiento de las<br />
tarifas de transporte, y la inversión en trabajos públicos. Para los productores de coca, la plena adhesión a su comunidad<br />
depende del ejercicio de los derechos políticos, los cuales sobrepasan el derecho al voto. La cultura de sus asambleas sindicales<br />
prioriza las relaciones personales, la creación de consenso y la responsabilidad directa de los líderes a su comunidad<br />
(Grisaffi, 2013: 61).<br />
16 INTRODUCCIÓN