Juntos Gaceta Mercantil - ENERO 2016

Personajes
monumental creación novelística, la gran literatura mexicana del
siglo XX, así como su aportación a la cultura y las artes”.
Quien fuera un afamado locutor de la BBC de Londres y de la
Radio Francia Internacional, confiesa que eligió a esta tierra
jalisciense porque aquí “Soy muy apapachado, tanto por la
Universidad de Guadalajara como por la ciudadanía tapatía”,
gestos cálidos que mucho le sirven, apunta, para recuperar su
alicaída salud desde hace poco más de dos años.
Pese a la asechanza, Del Paso asegura reservar fuerzas para muy
pronto completar la segunda entrega de la trilogía denominada
“Bajo la sombra de la historia... Ensayo sobre el Islam y el
Judaísmo”, que gran polémica ha generado en los círculos
literario, teológico e histórico, contenido del que anticipó en sus
primeras páginas: “Estos textos no son lo que quiero enseñar,
sino lo que yo quiero aprender”, en un tema que bajo el sello del
Fondo de Cultura Económica, “siempre ha llamado
poderosamente mi atención”.
Obra que trasciende y polemiza al igual que en su momento y
hasta la fecha provocan sus “Noticias del Imperio", así como
“Palinuro de México”, desarrolladas a la luz de profundas
tragedias entre los mexicanos, cuyas lecciones sin embargo,
parecieran no significarse en oportunidades de aprendizaje y
reconstrucción social: “No parece, lo veo sin anteojos, es un
pueblo que va avanzando, sin embargo, nuestra sociedad se sigue
dando varios tropezones, debido a su idiosincrasia, el relajo y el
desgarriate”, lamentó dolorosamente Fernando.
Lo peor del caso “es que seguimos dando vueltas en lo mismo,
aquí la historia sí se repite, se repite en espiral, y los que venimos
abajo no aprendimos mucho de los que nos antecedieron…
espero que hacia el futuro no siga ocurriendo eso y nos
sorprendamos” con las nuevas generaciones.
Esperanzas en los niños
En contraste, el multipremiado escritor de origen capitalino,
apuesta a las pequeñas generaciones con textos como “De la A a
la Z por un poeta” y “Hay naranjas, hay limones”, editados bajo el
sello editorial de Patricia Serrano, en quienes guarda cada vez
esperanzas porque se multipliquen los lectores en México.
Recuerda cariñosamente que cuando era niño, “tenía mucho
interés en leer los monitos del periódico, leía a Pancho y Ramona,
El Príncipe Valiente, El Mago Mandrake y Tarzán, todos ellos,
siempre esperaba a temprana hora en que mi papá llegaba con el
diario dominical para verlos”, no sin antes apuntar que un país o
una sociedad que lee periódicos, forja también lectores de libros y
constructores de acuerdos para crecer en comunidad.
Revelando una memoria envidiable, Del Paso Morante afirma:
“Cuando estuve en el kínder, me propuse aprender a leer y
escribir pronto; aprendí a leer muy rápido y después a escribir,
toda vez que como soy zurdo, aprendí a fuerzas a escribir en ese
entonces porque me obligaban a escribir con la derecha”.
No olvida cuando sus padres le regalaron “Las Mil y una Noches”,
sobre lo que apunta: “Un libraco como de 400 páginas que gocé
mucho y me llenó mucho la cabeza de fantasía… entonces entré en
la corriente de los que leíamos desde pequeños a Julio Verne,
Salgari y Alejandro Dumas, entre otros; después me encontré con
El Quijote como a los 11 años de edad”.
Con el tiempo, “conocí al colombiano Antonio Montaño y a un
español, José de la Colina, que me alentaron mucho en lo que
estaba escribiendo en ese entonces y fungieron como mis tutores
que me llevaron a leer a los grandes autores americanos y
anglosajones”, destacó durante la entrevista.
Entonces fue que Fernando enfatizó con mucha emoción y
orgullo, el descubrimiento del libro de un poeta español de
nombre Miguel Hernández, que se llama “El Rayo que no cesa”,
una obra “que desató toda mi vocación literaria, me encantaron y
conmovieron mucho sus sonetos, por eso empecé con sonetos
para lo cual asistí al taller de Juan José Arreola, en donde también
conocí a Juan Rulfo y me hice amigo de los dos…”
Es así como se desarrolló como un escritor al mismo tiempo de
técnica y emoción, “puesto que para escribir prosa, se requiere
mucho de disciplina”, para después apuntar en voz baja: “y es que
de repente las musas se caen del halo…”
“El Rayo que no cesa, es una obra que desató
toda mi vocación literaria, me encantaron y
conmovieron mucho sus sonetos”.
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