Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
21<br />
M O R O I<br />
realidad o superstición<br />
vampírica del siglo XVIII<br />
Nos encontramos ante una criatura <strong>que</strong> tesimonios europeos<br />
del siglo XVIII aseguraron <strong>que</strong> habría sido capaz de sobrevivir<br />
bajo el sol, pese a <strong>que</strong> la luz del día no fuera el mejor<br />
momento de la jornada para deambular a sus anchas. En la frontera<br />
del este de Europa cinco lugareños afirmaron haber sido embesidos<br />
por morois. La declaraciones fueron invesigadas por un<br />
galeno húngaro de nombre George Tallar, quien exhumó a tres<br />
finados para su estudio por ser considerados autores materiales<br />
de los ata<strong>que</strong>s. Antes de centrarnos en la besia y en una serie<br />
de casos <strong>que</strong> acontecieron durante ese siglo, especularemos —<br />
Brevemente— con el origen de los vampiros en la Historia.<br />
La sangre, elemento trascendental de la vida, ha simbolizando<br />
en la mayoría de creencias un fundamento sagrado,<br />
siendo incluso la esencia de ancestrales rituales donde el fluido<br />
rojo humano era más codiciado <strong>que</strong> el de los animales sacrificados,<br />
y el macabro sustento de depredadores de ultratumba,<br />
según reflejan las viejas crónicas u otros restos ar<strong>que</strong>ológicos.<br />
La cultura mesopotámica —Según los dictámenes de la historia,<br />
primera civilización del planeta; ocupando el periodo <strong>que</strong> converge<br />
entre el 4000 y el 500 a.C en la garganta situada entre los<br />
ríos Éufrates y Tigris— fue territorio de veneradas divinidades<br />
para la defensa y custodia frente a las devastadoras epidemias y<br />
fuerza destructora de la madre naturaleza. Pero también representó<br />
el proscenio de oscuros rituales de invocación diabólica y<br />
enidades malignas, generando aterradoras fábulas atávicas.<br />
La aparición de la primera besia sedienta de sangre surgiría<br />
en las más antediluvianas culturas, como atroces seres del<br />
inframundo pracicantes de canibalismo, cuya evolución en el<br />
transcurso de los iempos daría paso al mito del vampiro <strong>que</strong> infestaría,<br />
sobre todo, la Europa del Este a parir del siglo XVII.<br />
Si bien a principios de los años noventa del siglo pasado<br />
un trabajo sobre vampiros itulado Sang pour Sang del autor francés<br />
Jean Marigny determinó <strong>que</strong> la prueba originaria de estos<br />
seres se presenta en la ornamentación de unas vasijas de la anigua<br />
Persia, donde un guerrero se enfrenta a una infernal criatura<br />
<strong>que</strong> trata de alimentarse de su sangre, podemos considerar, hoy<br />
día, <strong>que</strong> un vesigio ar<strong>que</strong>ológico anterior representaría por primera<br />
vez la existencia de los antropófagos chupasangre. Nos referimos<br />
a una tablilla del pueblo caldeo —Babilonia— cuya<br />
anigüedad data de tres mil años antes de nuestra Era. <strong>El</strong> pedazo<br />
de arcilla conservado en la actualidad en el Museo Británico de<br />
Londres muestra en su exterior una leyenda transcrita como la<br />
representación de la diosa Ishtar en el mundo de los muertos en<br />
la liberación de su hijo Tammuz. Al toparse con las puertas cerradas,<br />
Ishtar la <strong>que</strong>bró, causando <strong>que</strong> unas putrefactas criaturas<br />
antropófagas, allí confinadas, huyeran hacia el mundo terrenal.<br />
La Enciclopedya of Vampire Mithology denomina a tales seres,<br />
Rapganmekhab o Akakharu; conviriéndose así en la primera raza<br />
de vampiros conocida.<br />
Luego, la mitología<br />
babilónica incorporó a Lilitu;<br />
una extraña divinidad femenina,<br />
prosituta y vampiresa,<br />
representada a veces con alas<br />
y patas de ave, y formando<br />
parte de un trío de demonios<br />
<strong>que</strong> se saciaban con la sangre<br />
de los niños y sus madres. <strong>Los</strong><br />
judíos exiliados en ierras de<br />
Babilonia se la apropiaron, surgiendo<br />
en la demonología<br />
judía la primera vampira no divina,<br />
Lilit. De acuerdo con el<br />
Talmud, o libro sagrado hebreo,<br />
y a diferencia de lo manifestado<br />
en el Aniguo<br />
Testamento, sería la primera<br />
¿Lilith?<br />
consorte de Adán en el Génesis y una hermosa fémina <strong>que</strong> se nutría<br />
de la sangre de los vivos. Es descrita como un perverso ser<br />
alado <strong>que</strong> embesía a los niños recién nacidos, a quienes ahogaba<br />
acto seguido con crueldad. No quiso caer bajo el someimiento<br />
de su marido, y tras abandonarlo y ser expulsada del Edén<br />
por Yahvé, se convirió en la reina de los demonios.<br />
Ahora sí. Muchos siglos después rebrotó en Europa,<br />
sobre todo en la oriental, el fenómino del vampiro, el upir, el strigoi,<br />
el dhampir, y muchos otros términos para determinar a estos<br />
monstruos del más allà. Algunos dicen <strong>que</strong> los dhampirs son descendientes<br />
de un moroi y de un hombre o una mujer, pero también<br />
existe la opción de ser vástagos de un moroi y un dhampir<br />
adulto. Para comprender la diferencia entre un moroi y el popular<br />
strigoi, debemos tener presente, ante todo, <strong>que</strong> el segundo<br />
es una de las especies de vampiros más difundidas por la literatura<br />
y por los supuestos casos <strong>que</strong> acaecieron en el este de Europa<br />
de a<strong>que</strong>llos oscuros años de supersición. Además, el strigoi,<br />
mencionado por Bram Stoker –Autor de Drácula–, antes de ex-<br />
halar su úlimo suspiro presenta<br />
un níveo semblante más<br />
unas escleróicas inyectadas en<br />
sangre, a parte, <strong>que</strong> en oposición<br />
a la capacidad del moroi,<br />
no puede recibir los rayos de la<br />
luz del sol. Aun así, están dotados<br />
de más fuerza y agilidad.<br />
George Tallar, el cirujano<br />
de Banat, fue un meiculoso<br />
personaje <strong>que</strong> me dio a<br />
conocer el historiador húngaro<br />
Ádám Mézes del Departamento<br />
de Historia de la Central