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vícima hirviendo en una olla y una colección de máscaras de piel<br />
humana con pelo intacto, las cuales rodeaban la cama donde<br />
Gein dormía. La única habitación <strong>que</strong> permanecía intacta era la<br />
de su madre, sellada con tablones de madera desde su fallecimiento.<br />
Ya en comisaría, Gein admiió sólo esos dos asesinatos:<br />
los restos sin idenificar procedían de mujeres ya fallecidas, pues<br />
no eran pocas las veces <strong>que</strong> senía la necesidad de acudir al cementerio<br />
y exhumar los cadáveres de a<strong>que</strong>llas mujeres muertas<br />
<strong>que</strong> le recordaban a su madre, muchas de las cuales había conocido<br />
en vida. En ocasiones, se llevaba los cuerpos enteros; otras<br />
veces, simplemente escogía a<strong>que</strong>llas partes <strong>que</strong> más le interesaban.<br />
Según dijo, nunca había mantenido sexo con los cuerpos. Si<br />
bien es cierto <strong>que</strong> se le declaró culpable de dos asesinatos, su<br />
mente enferma no le capacitaba para cumplir una condena, por<br />
lo <strong>que</strong> fue internado hasta su muerte, el 26 de julio de 1986.<br />
En base al perfil criminal de este individuo, Eduard Gein<br />
forma parte de la ipología de asesinos en serie, a la luz de los<br />
datos disponibles. Si bien es cierto <strong>que</strong> sólo pudieron probarse<br />
dos asesinatos, comeidos con un período de enfriamiento emocional<br />
entre ellos y en localizaciones geográficas diferentes (los<br />
restos humanos <strong>que</strong> almacenaba en su domicilio habían sido exhumados<br />
del cementerio), no se descartaron algunos otros asesinatos.<br />
Por tanto, y en cualquier caso, forma parte de la ipología<br />
de asesinos en serie visionarios, tomando como referencia la disinción<br />
establecida por De Burger y Holmes (1988). Como su propio<br />
nombre indica, su rasgo principal eran las<br />
pseudopercepciones alucioatorias y el psicoicismo de fondo,<br />
pues su visión de la realidad estaba teñida de delirio y fantasía:<br />
en su declaración policial, Gein reconoció <strong>que</strong>, muchas noches,<br />
escuchaba la voz de su madre antes de irse a dormir y <strong>que</strong>, de alguna<br />
manera, le instaba a matar. Alucinaciones visuales y audiivas<br />
más propias de un psicóico desorganizado se materializaban<br />
en diversas parafilias: voyerismo, feichismo, travesismo y, posiblemente,<br />
necrofilia, integraban la personalidad de un sujeto<br />
cuyas perversiones no eran más <strong>que</strong> manifestaciones de un trastorno<br />
mental profundo <strong>que</strong> tenía sus raíces en la anormal relación<br />
<strong>que</strong> mantenían madre e hijo.<br />
Es muy probable <strong>que</strong> se tratara de un caso de Complejo<br />
de Edipo llevado hasta el extremo: se presupone <strong>que</strong> Ed estaba<br />
enamorado de su madre Augusta y <strong>que</strong>, cuando ésta falleció, se<br />
obsesionó con buscarle una susituta. Desde siempre, habían<br />
mantenido una relación obsesiva de amor-odio, en la <strong>que</strong> Ed buscaba<br />
el amor de una madre mientras ésta se lo negaba, lo <strong>que</strong><br />
acabó por desarrollar en él una clara misoginia. Por tanto, y<br />
según los criterios diagnósicos establecidos por el DSM-5 (2003),<br />
Eduard padecía Esquizofrenia Paranoide, cuya caracterísica principal<br />
es la presencia de ideas delirantes y alucinaciones: en este<br />
caso, y en base al Complejo de Edipo y al esilo educaivo como<br />
principales detonantes, Gein ya era ampliamente conocido en<br />
Plainfield como una persona excéntrica, de comportamiento y<br />
lenguaje desorganizados, con síntomas negaivos tales como el<br />
aplanamiento afecivo (en el pueblo le recordaban por pasar<br />
horas muertas en la taberna de los Hogan, observando a su vícima<br />
de manera inexpresiva). Igualmente, presentaba una llamaiva<br />
disfunción social y laboral: sus relaciones interpersonales<br />
eran inexistentes desde la infancia debido a esa obsesión materna<br />
por mantenerle alejado de los pecados carnales. Era tanta<br />
la influencia <strong>que</strong> ejercía sobre él <strong>que</strong>, tras su fallecimiento, Gein<br />
sinió <strong>que</strong> debía coninuar manteniendo ese radical código éico,<br />
liberando el mundo de pecado en medio de un desarrollo sexual<br />
tardío y anormal. Se presume <strong>que</strong>, incluso, co<strong>que</strong>teó con la transexualidad:<br />
buscaba a su madre en los restos de sus vícimas y,<br />
por qué no, converirse en ella. Su madre era sagrada, pero la<br />
odiaba: odiaba a todas las mujeres por<strong>que</strong>, en cierto modo, le<br />
recordaban a ella, esa mujer <strong>que</strong> siempre le negó afecto.<br />
Ed Gein ingresó en la insitución mental de Mendota en<br />
1958 por iempo indefinido pues, la única conclusión <strong>que</strong> se extrajo<br />
del juicio realizado, fue <strong>que</strong> no era imputable de sus actos.<br />
Tras converirse en un recluso modélico <strong>que</strong> destacaba por su<br />
buen comportamiento, solicitó la libertad en 1974, pero le fue<br />
denegada. Ed Gein moriría por una insuficiencia respiratoria el<br />
26 de julio de 1984: en la actualidad, sus restos descansan en el<br />
cementerio de Plainfield, junto a los de su madre.<br />
ESCRITO POR VERÓNICA CANO<br />
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