VEREDICTO. ponen el ejemplo. juicios orales y públicos. Revista Especializada en el Nuevo Sistema de Justicia Penal

opinión
Revista Especializada en el Nuevo Sistema de Justicia Penal
¿Afecta una defensa pasiva los
intereses del justiciable?
Mucho se ha cuestionado si el silencio
por parte de un imputado
dentro de su proceso puede afectarle
para el fallo final. Sin embargo, he
de aclarar que ello representa el ejercicio
de una garantía constitucional consagrada
en el artículo 20 apartado B, fracción
II, de nuestra Carta Magna.
Bajo esa tesitura, la defensa pasiva por
parte del defensor no obliga a la presentación
de la teoría del caso. En la especie
para la Suprema Corte de Justicia de
la Nación no existe un fundamento legal
que desde el punto de vista del derecho de
defensa y el debido proceso haga exigible
que la defensa exponga su teoría del caso
en la fase inicial del juicio.
El silencio no necesariamente implica
que ello derive en una situación adversa
para el imputado, sino que, por el contrario,
dependiendo de las circunstancias
concretas de la causa, puede ser que le
represente beneficios.
La defensa pasiva debe ser interpretada
como una estrategia en protección de
los intereses del imputado. Ello, cuando
es una táctica previamente ponderada
por el abogado defensor, ya que en un
sistema acusatorio y adversarial el Estado,
a través del órgano acusador, tiene la
obligación de acreditar fehacientemente y
más allá de toda duda razonable, que ha
ocurrido un hecho tipificado como delito
por la ley penal y que el inculpado es responsable
de dicho ilícito.
Esta facultad no constituye una restricción
del derecho a la defensa o del debido
proceso en un juicio penal oral. La estrategia
en comento da la oportunidad de conocer
la teoría del caso del agente del Ministerio
Público y estar en la oportunidad
de reconsiderar su estrategia de defensa.
En ese tenor no se ve afectada la credibilidad
ni del imputado ni del abogado
defensor; al contrario, con el cambio de
estrategias o declaraciones como ocurría
en el sistema tradicional, únicamente se
lograba perder totalmente la credibilidad
ante el Órgano Jurisdiccional, y ello sí
representaba un grave perjuicio para el
imputado.
A manera de ejemplo de una inadecuada
defensa, podemos establecer tres
hipótesis que ocurrían sobre todo ante
la revocación constante de defensores,
cuando cada uno de ellos planteaba una
estrategia diferente.
a).- Yo me encontraba en lugar diverso
al de donde ocurrieron los hechos.
b).- Bueno, sí participé, pero lo hice
en legítima defensa porque me quería
matar.
c).- Sí estuve presente pero no tuve
participación alguna.
Al replantear tres hipótesis discrepantes
de defensa, se pierde la credibilidad
del imputado ante Órgano Jurisdiccional,
virtud de ello es que la defensa pasiva al
guardar silencio no vulnera ningún derecho
y sí por el contrario le asiste el principio
de presunción de inocencia, aun y
cuando durante todo el proceso el inculpado
guarde silencio total.
Es dable concluir que en el nuevo sistema
de justicia penal, el silencio no
constituye una restricción del derecho a
la defensa o del debido proceso, pues se
mantiene intacto el reconocimiento de
inocencia para el imputado, y como titular
de dicho derecho, el Estado debe garantizarlo
a lo largo del proceso hasta que
no se dicte sentencia en contrasentido.
Jaime
Flores
LERMA
Defensor Público de
Menores Infractores del
Poder Judicial del Estado
de Durango
42 VEREDICTO / Año 1 • Número 12