VEREDICTO. ponen el ejemplo. juicios orales y públicos. Revista Especializada en el Nuevo Sistema de Justicia Penal

INDÍGENAS
Revista Especializada en el Nuevo Sistema de Justicia Penal
Audiencia pública para dirimir conflictos en la comunidad
Juan Luis Sariego desmiente a
quienes afirman que los sistemas de
gobierno que subsisten con los indígenas
son tribales, pues asegura que
a partir de descripciones de los misioneros
se sabe que antes de la llegada
de los españoles no tenían un
sistema centralizado. Operaban más
a nivel de comunidad, y los líderes
eran personas con conocimientos
sobre la vida y la muerte, o lo que
comúnmente se llaman chamanes o
curanderos. Tan es así, que estas personas
siguen siendo respetadas por
los indígenas.
Luego de la conquista, los españoles
vieron necesario instaurar un
sistema de gobierno con el único objetivo
de ejercer un control sobre los
indígenas. Lo irónico es que algunos
grupos étnicos, entre ellos los tarahumaras,
se apropiaron tan bien de
esos sistemas, que al día de hoy los
utilizan para defenderse y mantener
sus tradiciones.
Los tarahumaras tienen una organización
social que conjunta varias
comunidades bajo el mando de uno
o hasta tres gobernadores dependiendo
del área de influencia, señala
Alfredo Ramírez Hernández, director
de Albergues Escolares Indígenas
de la Comisión de Desarrollo de
los Pueblos Indígenas
De tal suerte que en la sierra tarahumara
existen delimitaciones políticas
muy claras regidas por sus gobernadores
tradicionales, así como
otras autoridades, aún y cuando esos
territorios van más allá de límites
municipales y de ejidos, pues se trata
de circunscripciones muy antiguas.
Sin embargo, de pueblo a pueblo no
existen delimitaciones territoriales
como mojoneras o algo parecido,
pues el gobernador o warú siriame
(el portador de la lanza) gobierna
personas, no kilómetros cuadrados.
Por ejemplo, una parte del pueblo
Tegüerichi está en el municipio
de Bocoyna, otra en Carichí y otra
en Guachochi, abunda Sariego Rodríguez.
A diferencia de otros grupos
étnicos que fueron más aguerridos
contra los conquistadores, la
forma de gobierno de los tarahumares
carece de Estado, es decir
no tienen un poder central, ningún
gobernador es más que otro y ningún
gobernador puede ejercer justicia
en otro pueblo que no sea el
suyo, asegura Sariego Rodríguez.
Sin embargo, no por carecer
de Estado tienen un sistema menos
complejo, aclara el antropólogo.
Como ejemplo, pone el caso
de Norogachi, donde presiden tres
gobernadores, entre ellos una mujer.
Esta región tiene a sus órdenes
diez capitales y cada uno está a
cargo de un territorio, con un alguacil
o alaguachi que lo apoya.
Estas son las autoridades civiles,
las cuales son sustituidas por
las de las fiestas de Semana Santa,
cuando entran figuras como el
mayordomo, los abanderados y los
fiesteros.
Los tarahumaras tienen un sistema
político de democracia directa,
pues ellos eligen a sus autoridades.
El pueblo decide si reelige o
remueve a sus gobernantes.
“El pueblo es la autoridad
máxima”, enfatiza Ana Cely Palma
Loya, secretaria particular del
coordinador estatal de la Tarahumara.
En la misma tesitura, quien
no participa en la vida activa de
la comunidad, para los rarámuris
es un lastre, igual que quien comete
alguna conducta antisocial.
Tiene sentido esta consideración,
pues su entorno generalmente tiene
que ver con grupos pequeños,
que conviven y se apoyan mutuamente.
Cada una de las personas
tiene o juega un papel importante
dentro de su comunidad, enfatiza
Alfredo Ramírez.
Dentro de su sistema de gobierno,
una de las funciones más
importantes de los gobernadores
tradicionales es la de hacer justicia,
resalta Sariego Rodríguez.
El objetivo primordial del sis-
08 VEREDICTO / Año 1 • Número 12