NORMAS DE COLABORACIÓN

LA GESTION DEL TALENTO FREELANCE
¿Tiene aplicación en el Ejército el concepto laboral de freelance?
La etimología de la palabra deriva del término inglés usado para un mercenario: free = independiente
y lance = lanza; es decir, un caballero que no servía a ningún señor en concreto, y cuyos servicios
podían ser alquilados por cualquiera.
El término fue acuñado inicialmente por Sir Walter Scott (1771-1832) en su reconocido romance histórico
Ivanhoe para describir a un "guerrero medieval mercenario". La frase en inglés luego hizo la
transición a un sustantivo fi gurativo alrededor de 1860, y fue luego reconocido como un verbo ofi cialmente
en 1903 por varias autoridades en lingüística tales como el Diccionario Oxford de Inglés. Solamente
en tiempos modernos ha mutado el término de un sustantivo (un freelance o un freelancer) y un adverbio
(un periodista que trabaja freelance). Esta palabra se emplea como anglicismo en castellano como dos
palabras separadas "free lance" (del inglés) o autónomo o consultor, pero no tiene aplicación como verbo
(fuente WIKIPEDIA).
El trabajo freelance cobra cada vez más protagonismo
en el mundo de las empresas, y la razón
principal es, por una parte, una cuestión de costos:
es más barato y rápido contratar un servicio que un
empleado; y, por otra, de idiosincrasia: cada vez
más trabajadores, sobre todo los de nuevas generaciones
o millenials, prefi eren una relación laboral
más fl exible. No obstante, esta nueva realidad impone
nuevos retos a la hora de gestionar el compromiso
de esos colaboradores que, sin formar parte
de la organización, aportan su trabajo a la misma, y
ahí es donde una defi nición inicial buena marcará el
éxito de dicha relación laboral.
Las nuevas tecnologías, la conexión permanente y en tiempo real con cualquier persona en cualquier
parte del mundo, ayudan a este tipo de relaciones. Hoy pueden contratarse determinados tipos de trabajo
a colaboradores de cualquier parte del mundo. Un diseñador web chileno y un redactor argentino, por
ejemplo, pueden trabajar desde Santiago de Chile y Buenos Aires para una compañía española asentada
en Madrid. Los servicios i-cloud son de gran ayuda para estos vínculos: documentos alojados en servidores
a los que las personas involucradas en dicha tarea pueden acceder a cualquier hora desde cualquier lugar.
Ahora bien, esa fl exibilidad impone un nuevo desafío a la gestión de Recursos Humanos que podríamos
simplifi car en dos: 1. Cómo alinear a los trabajadores freelance con los objetivos del Ejército de
Tierra, y 2. Cómo retener ese talento tan independiente y esquivo, sujeto a la captación de otras empresas
de la competencia. Un mismo freelance puede trabajar para Coca Cola y Pepsi Cola, pero ¿cómo funcionan
las prioridades? De la misma forma, ¿qué cometidos se le pueden encargar en el Ejército a un freelance,
preservando la seguridad y la discreción?
En términos generales se trataría de buscar objetivos en común; para empezar es necesario tener
en claro que el sentido de pertenencia deja de ser preponderante para alinear los objetivos entre la compañía
(Ejército) y el trabajador freelance. A la hora de gestionar el compromiso pesan más otro tipo de aspectos
subjetivos, como propósitos en común o benefi cios mutuos. Ejército y el trabajador externo pueden
tener un objetivo compartido que los comprometa y vuelva más dinámica, productiva y enriquecedora la
relación.
Desde el punto de vista de la seguridad nos va a obligar a ejercer unos controles más laxos; es
clave asignarle cometidos que justifi quen que no exista un “poder de policía” sobre el trabajador freelance.
Este tipo de profesionales hacen una apuesta por la independencia: son dueños de su tiempo y de su espacio.
Trabajan a distancia, en función de objetivos, como prestadores de servicio. A su vez, los trabajado-
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