IAGO ASPAS

LAS OPORTUNIDADES LLEGAN
CUANDO TIENE QUE SER Y SE
ASUMEN CON NATURALIDAD EN
UN TIEMPO O EN OTRO”, AFIRMA
EL DE MOAÑA.
Batiéndose ante la zaga inglesa. Al fondo, Morata.
MOSTOVÓI, SU ÍDOLO
De pequeño tenía dos referencias en el fútbol,
como así admite a las claras: el ruso Aleksandr
Mostovói (ocho años en el Celta) y el brasileño
Ronaldo Nazário (Barcelona, Inter, Real Madrid).
Su “locura” era el futbolista nacido cerca
de San Petersburgo, que ganó fama con el
Spartak de Moscú y que integró el mejor Celta
de la historia. “Me gustaba mucho ver jugar a
Mostovói; su fútbol y su carácter mostraban lo
que yo apuntaba con mi juego de entonces y
reflejaban lo que quería ofrecer en un futuro”,
reconoce. Lleva en el Celta el mismo dorsal que
el ruso (10). En la actualidad se fija en muchos
atacantes. “Las competiciones internacionales
cuentan con grandísimos delanteros; me
percato de lo mejor de cada uno”, zanja al
respecto, sin concretar un nombre u otro.
Festejó su gol al besar el escudo de España y corrió hacia
el centro del campo (había que culminar la remontada)
mientras se señalaba de nuevo el pecho. Al instante Nolito
se acercó para abrazarle y felicitarle; luego sus compañeros
repitieron reconfortados al acortar distancias en el marcador.
Era el minuto 89. En otro fogonazo, Isco completó la
proeza en tiempo añadido. “Para mí es un orgullo jugar con
la selección”, deja claro.
Iago nunca fue llamado para las categorías de base de la
selección española, al contrario que su hermano Jonathan.
Al sobresalir con el Celta en Primera División en la temporada
2012-2013 (doce goles y siete asistencias en su cuenta)
a veces escuchaba y leía comentarios sobre
sus méritos para entrar en los planes con vistas
al Mundial de Brasil. Nada de eso se plasmó por
aquella época. Ahora este debut con la absoluta
le ha llegado a los 29 años. Considera que en
la trayectoria de un futbolista profesional nunca
es tarde por edad para alcanzar ese sueño, “seas
más joven al hacerlo realidad o se cumpla en una
etapa de mayor experiencia; te llegan las oportunidades
cuando tienen que ser y se asumen con
naturalidad en un tiempo u otro”, sin darle más
vueltas sobre épocas pasadas.
Tras el debut recibió la especial felicitación
de su amigo Dani Ábalo, compañero en las divisiones
inferiores y en el primer equipo céltico.
Ábalo (Arousa, 1987) juega en la actualidad
en Polonia, en el Korona Kielce, junto al catalán
Miguel Palanca.
Iago se muestra especialmente ilusionado esperando
a que Julen Lopetegui divulgue la lista para
los partidos de la selección en marzo: el día 24
frente a Israel en El Molinón y el 28 en el Stade
de France en Saint-Denis ante la selección gala.
Para Iago Aspas los alicientes aumentan por varios motivos.
“En Gijón me atrae especialmente jugar ya que sería mi primer
partido oficial con España. En Saint-Denis, un coliseo
enorme, nunca he jugado; además el adversario es histórico
y está también en la élite del fútbol mundial. “La participación
en estos escenarios futbolísticos (como el Estadio
de Francia, en este caso, o el mencionado Wembley) son,
por supuesto, el gran deseo de un futbolista profesional luciendo
su camiseta nacional”. Así sus anhelos se disparan.
“Tengo mucha ilusión puesta en esta nueva llamada del seleccionador”,
resalta. A lo lejos vislumbra la fase final de
Rusia-2018, aunque sabe que la competencia por un puesto
en el ataque de la selección exige el mayor afán y puesta a
punto con su club. “Es evidente la dificultad para entrar en
la lista de la selección absoluta; me esfuerzo al máximo en
el Celta para merecerlo”. reitera.
Suele darse el debate sobre su verdadero puesto en
la cancha: cuál es su posición natural o en la que más
rinde. Iago recurre al tópico. «Me adapto bien a una u
otra demarcación. En el Celta juego esta temporada como
delantero centro; con la selección en Wembley actué en
la zona derecha del ataque». En campañas anteriores ha
alternado ambas demarcaciones e igualmente ha actuado
como media punta. Causa estragos en la defensa rival al
entrar entre el central y el lateral izquierdo y rematar. Aporta
velocidad y carácter. También opta por la pausa y elige
cómo definir. En ocasiones, cuando se siente desasistido
en el eje del ataque, se retrasa para estar en contacto con el
Iago Aspas celebra su gol en Wembley.
balón en media cancha y dar alas al grupo desde esa zona;
le agrada hacer las veces de líder del equipo (este año es
uno de sus cuatro capitanes).
“NOTABLE ALTO” PARA
LA TEMPORADA CON EL CELTA
Prefiere no hacer comparaciones entre una temporada y
otra con el club céltico (alcanzó el sexto puesto la pasada
campaña, con acceso a la Europa League), cuál ha sido o
no mejor para el equipo y para él a nivel personal (jugó 40
partidos y anotó 18 goles en los torneos 2015-2016). Expone
que hay momentos para la historia (inolvidables) en una
y otra temporada con Eduardo Berizzo como entrenador
del equipo, al contar cada año con nuevos compañeros en la
plantilla que forman el bloque -primero con Miguel Torrecilla
como director deportivo y en esta campaña con Felipe
Miñambres en esa labor- e importantes alicientes para todo
el celtismo. Del capitán Hugo Mallo es compañero desde la
etapa del equipo en Segunda. Eso sí, señala que el balance
de esta travesía 2016-2017 hasta el mes de febrero merece
“un notable alto”. Resume al indicar que “trazamos una gran
temporada, tanto en lo colectivo como en la valoración individual.
Alcanzamos las semifinales de la Copa del Rey y
estuvimos cerca de ponernos en el definitivo encuentro del
mes de mayo. En la Liga en el transcurso de los meses nos
mantenemos cerca de los puestos continentales. En la Europa
League ha sido un gran logro en la fase de grupos clasificarnos
para la siguiente ronda. Creo que en los dos años
más recientes hemos estado por encima de nuestras expec-
”ES EVIDENTE LA DIFICULTAD
PARA ENTRAR EN LA LISTA
QUE DA LOPETEGUI, PERO ME
ESFUERZO AL MÁXIMO EN EL
R.C. CELTA PARA MERECERLO”.
tativas, aunque cada temporada es distinta”. A nivel global
se queda con las victorias ante Barcelona, Dépor y Real Madrid,
“grandes partidos por nuestra parte”. En el capítulo realizador,
destaca sus dos goles frente al Dépor (en octubre),
al tratarse del derbi gallego (4-1). También resalta su debut
en Europa League con el equipo céltico (en septiembre), en
Lieja frente al Standard (1-1); y su primer gol en ese torneo
con el club vigués, en Amsterdam (en noviembre) ante el
Ajax (derrota, 3-2). “Hace unos diez años estuve un par de
veces en el banquillo en competición europea con el Celta,
pero no llegué a debutar”, recuerda. Se acerca a los noventa
goles con el primer equipo celeste, al aproximarse a los
registros realizadores del legendario Pahiño y de Pichi Lucas,
pero todavía lejos de la marca de Vlado Gudelj. Firmó
contrato hasta 2020.
FAMILIA DE
FUTBOLISTAS
Iago Aspas creció en una familia de futbolistas.
De padre conquense y madre gallega, sus
hermanos mayores han jugado al fútbol. Urbe
ha sido guardameta en equipos regionales
gallegos. Jonathan (1982) fue campeón de
Europa en 1999 con la selección española sub-
17 y ha jugado en el Celta, Italia (Piacenza).
Bélgica, Chipre y Racing de Ferrol. Su tío
Cristóbal Juncal (lateral derecho) militó en el
Lugo y CD Tenerife y ahora juega en Tercera
con el CD Barco. Sus primos Adrián Cruz
Juncal (Real Murcia) y Aitor Aspas (Guijuelo)
también son futbolistas profesionales. Iago ha
militado en dos etapas en el Celta. Se sumó
a su fútbol base cuando tenía nueve años y
permaneció hasta que en 2013 fue traspasado
al Liverpool, salvo dos pasos fugaces por los
clubes modestos gallegos Santa Marina y
Rápido de Bouzas. En mayor o menor medida
ha asimilado los consejos de técnicos como
Javier Maté (base del Celta), Rafa Sáez (Celta
B), y en el primer equipo (entre otros) Eusebio
Sacristán y Paco Herrera, con los que vivió una
permanencia y un ascenso históricos. Toda esta
familia de futbolistas se ha proyectado desde la
población de Moaña (a unos 20 kilómetros de
Vigo) sobre todo en los campos de fútbol “do
Keniata”.
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