IAGO ASPAS

MODESTOS
EN LA COPA
EL PRÓXIMO DÍA 27 DE MAYO, EL MÁS GRANDE EN LA COPA, EL FC BARCELONA, SE ENFRENTARÁ
AL DEPORTIVO ALAVÉS, QUE LLEGA POR PRIMERA VEZ A LA FINAL. NO ES LA PRIMERA QUE UN
EQUIPO QUE NO CONTABA CON POSIBILIDADES LLEGA A ELLA. ANTES LO HICIERON MUCHOS OTROS:
EUROPA, SABADELL, CELTA, REAL VALLADOLID, GRANADA, ELCHE, CASTELLÓN, REAL MALLORCA,
DEPORTIVO DE LA CORUÑA, RECREATIVO DE HUELVA, OSASUNA, GETAFE…
Una de las grandes virtudes del Campeonato de España/Copa
de su Majestad el Rey ha estado siempre
en la posibilidad de que clubes que tendrían vedado
el acceso, por razones obvias, a sacar la cabeza en otro tipo
de Torneos dispongan de la posibilidad de alcanzar lo más
alto del Torneo del “k-o”. La estructura del Campeonato ha
habilitado dicha alternativa y en ello está uno de los grandes
atractivos de la Copa. Hay muchos otros, pero este es
uno de ellos. David solo puede en contadas ocasiones con
Goliat. ¿Lo derrotará esta vez? El Deportivo Alavés tiene la
palabra ante el temible F.C. Barcelona, coronado los dos últimos
años, Rey del Torneo y claro favorito.
En aquellos primeros años, sin embargo, las diferencias
entre equipos menores y mayores eran mucho más cortas que
posteriormente. Así que no podía extrañar que clubes como
el Vigo se enfrentará y perdiera (2-1) con el Madrid F.C. en
1908, que el Club Ciclista de San Sebastián y el Español disputaran
la de 1909 con victoria (3-1) de los guipuzcoanos
y que la Gimnástica Española disputara la de 1912. No se
podían considerar clubes de segunda fila otros de los finalistas
de aquella época como el Racing de Irún, el Real Unión
de la misma localidad o el Arenas de Guecho, por ejemplo.
Realmente, la primera sorpresa de una época del fútbol
ya más asentada, con mayor número de clubes en competición
sería la del Betis Balompié, que en 1931 perdió en el
estadio de Chamartín la final de 1931 ante el Athletic Club
de Bilbao por un contundente 3-1. Imparable, aquel equipo
de los “leones” disfrutaba de un equipo imponente: Blasco;
Careaga, Castellanos; Garizurieta, Muguerza, Roberto; Felipés,
Iraragorri, Bata, Chirri y Gorostiza.
En 1935 se produjo otro suceso inesperado: la presencia
del Sabadell en el partido que decidía el Campeonato de España.
Rival, el Sevilla de Eizaguirre, Fede, López, Torróntegui,
Campanal, Bracero… Dos goles de Campanal y otro
de Bracero sellaron la incontestable superioridad de los andaluces.
Fueron los propios hispalenses los que superaron
sin dificultades (6-2) ante un modesto como el Racing de
Ferrol si bien en aquel 1939 las secuelas de la guerra civil
eran muy sensibles y marcaron el desarrollo del Torneo y de
quienes alcanzaron la final. Tres dianas de Campanal, dos
de Pepillo y una (la primera del partido) de Raimundo sirvieron
para materializar el triunfo de los hispalenses. Los de
Silvosa solo sirvieron para mitigar sus efectos.
Hasta el año 1950 no llegó otro de los equipos menores a
una final de Copa. Fue el Valladolid, el 28 de mayo de 1950,
en el estadio de Chamartín. Aquel Atlético de Bilbao de los
Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza en ataque no dio
ninguna opción al equipo pucelano en el que destacan los
hermanos Lesmes, Coque y Aldecoa. Los bilbaínos se impusieron
con cuatro goles de Telmo Zarra, aunque uno de
diana obligó a la prórroga, en la que los “leones” rugieron
como sabían.
El más poderoso en la
Copa, el FC Barcelona,
se medirá, esta vez,
en la final a un equipo
modesto, pero que ha
hecho un gran Torneo
y que también luce en
la Liga: el Deportivo
Alavés.
Nueve años más pasaron hasta la presencia de otro de los
no aspirantes en una final. Fue el sorprendente Granada de
1959. Aunque su inferioridad ante el F.C. Barcelona fue
patente (4-1) en el estadio de Chamartín, los andaluces se
permitieron acercarse a los dos primeros goles azulgranas
(Martínez y Kocsis) para caer fulminados con uno más de
Tejada y otro del inolvidable cabeceador húngaro. Aquella
tarde, el “Barca” alineó a Estrems; Olivella, Rodri, Gracia;
Segarra, Gensana; Tejada, Kocsis, Eulogio Martínez, Suárez
y Villaverde. Uno de sus “onces” clásicos de la época. El
Granada se presentó en la final con un equipo irrepetible
en su historia: Piris; Becerril, Vicente, Larrabeiti; Ramoní,
Pellejero; Vázquez, Carranza, Loren, Benavidez y Arsenio.
Una década más tarde, en 1969, apareció en escena un
formidable Elche; un equipo, el ilicitano, con Araquistain;
Ballester, Iborra, González; Lezcano, Llompart; Serena, Curro,
Vavá, Asensi y Casco. Los alicantinos obligaron a un
excelente Atlético de Bilbao a fajarse tremendamente (1-0,
gol de Arieta…a los 82’) para conseguir el título. Lo lograron
Iribar; Sáez, Echeberria, Aranguren; Igartua, Larrauri;
Argoitia, Uriarte, Arieta II, Clemente y Rojo. Cuatro años
más tarde (1973) apareció en escena el Castellón, en el que
jugaban, entre otros, Babiloni, Del Bosque, Planelles, Ortuño
y Clares, enfrentándose en la final al Atlético de Bilbao.
Los cuatro primeros acabarían jugando en algún momento
en el Real Madrid; el otro, en el Atlético, en el que su padre
era conserje del Metropolitano y, posteriormente, en el Vicente
Calderón, y en el F. Barcelona. El duelo fue decidido
con dos tantos de Arieta y Zubiaga.
En 1978, y demostrando que muchos podían llegar a optar
por la corona copera, aunque ninguno de los modestos lo
hubiera logrado hasta entonces, la U.D.Las Palmas se plantó
en la final de 1978 ante el F.C. Barcelona. Los “amarillos”
no pudieron sellar su presencia con la victoria, pero decir
que fuera una sorpresa que llegaran hasta el último round
también es una exageración que echaba abajo la enorme
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