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¿Crees que ahora, con los móviles, redes sociales, etc., es<br />
más fácil acosar? ¿La posibilidad de grabar en vídeo una<br />
humillación puede ser un motivo para ejercerla?<br />
Las redes sociales lo que hacen es compartir el acoso, en grupos<br />
de whatsapp y todo eso. Aunque también han ayudado a<br />
que se den a conocer casos y se ponga más de actualidad el<br />
acoso escolar. Porque siempre ha habido acoso, pero hace años<br />
no estaban las redes sociales y simplemente los que se conocían<br />
eran casos muy muy graves, los que llegaban al telediario. Las redes<br />
sociales dan más visibilidad a los casos ahora.<br />
¿Qué son más fuertes, los matones de patio o los prejuicios?<br />
Los matones a la larga van cayendo solos, pero derribar prejuicios<br />
es más complicado. Y más en esta sociedad, que no acompaña,<br />
estamos muy metidos todos en nosotros mismos y pensamos<br />
poco en los demás.<br />
“Indignaos los hay a puñaos”, dices en Cliente Muerto,<br />
un tema de tu disco Hola. ¿Pero a veces la indignación se<br />
queda en un tuit?<br />
Claro, todos los días. Está bien que las redes sociales hablen pero<br />
luego, ¿dónde está esa cantidad de gente que protesta? Porque<br />
eso no se ve después en las urnas. Estamos adormilados, que<br />
es lo que les gusta a los de arriba. La campaña ‘Se buscan valientes’<br />
va dirigida a chavales de cinco a 16 años, pero también deberían<br />
agarrarla los adultos. Porque hoy en día faltan valientes por<br />
las calles. No nos posicionamos ante las injusticias, que estamos<br />
viendo todos los días. Son cuatro los que están ahí dando la cara<br />
por los demás. Faltan valientes, macho, porque aquí, quien más<br />
quien menos cuando puede da capones.<br />
Según dices eso me viene a la memoria tu imagen plantado<br />
ante un autobús interurbano, protestando porque<br />
no te dejaron subir con tu scooter eléctrico.<br />
Fue un tema que me tocaba directamente. Yo decía: ‘¿Cómo?<br />
¿Que no puedo subir con mi moto?’. Y podría haberlo dejado pasar,<br />
pero es que había mucha gente que no podía subir a los interurbanos<br />
con sus sillas. ¿Eso cómo puede ser? Si un taxi<br />
desde Fuenlabrada, desde San Martín de la Vega, desde Leganés,<br />
desde Torrejón, hasta el centro de Madrid cuesta un dineral.<br />
Y la accesibilidad es un derecho, que a nadie se le olvide eso.<br />
Dije: ‘Pues a por ello’. A mí me hubiera sido fácil levantar el dedo<br />
y parar un taxi, me lo puedo permitir. Y ese día tenía prisa tenía<br />
una liada con los niños esperando en el colegio… Pero ahí<br />
me planté. Y al día siguiente igual. Y eso fue lo que hizo que dijeran:<br />
‘Este la está liando parda, están abriendo los telediarios<br />
con eso, hay que solucionarlo’. Así que me llamaron a una reunión<br />
y desde entonces ya pueden subir los scooters eléctricos<br />
en los interurbanos. Ya está, ¿cuánto era? Era ponerte tres días<br />
ahí a protestar delante de un autobús. Otros lo habían hecho<br />
antes que yo, pero al no tener proyección pública, la policía con<br />
las mismas los había apartado y advertido. ‘Si te pones tonto te<br />
llevamos al cuartelillo’. A mí ningún policía se atrevió a ponerme<br />
la mano encima. Así de hipócritas somos.<br />
En tu disco hay un tema, Trabajando en el barrio, que es<br />
como un paseo por tu querido barrio de Pan Bendito. Ahí<br />
sale el señor Fabián, hablando de desahucios y de que “nos<br />
hemos quitado a la Aguirre”… ¿Cómo ha cambiado tu<br />
barrio en los últimos años? Si es que ha cambiado...<br />
A veces da igual el partido que esté gobernando. Yo he votado por<br />
el cambio, para quitar a Esperanza, pero igual le digo a Carmena:<br />
‘No te relajes, que estamos aquí, no nos olvides. Aquí las calles<br />
siguen igual, señora’. Por aquí ha pasado Ana Botella, Esperanza<br />
Aguirre, la gente de Ahora Madrid. A todos les he dado una vuelta<br />
por el barrio, y todos lo mismo: buena cara, al día siguiente la calle<br />
bien limpia, pero un mes después ahí sigue todo igual. Los políticos<br />
desvisten un santo para vestir a otro. Quitan los columpios<br />
de aquí para ponerlos allí, pero aquí también hay niños.<br />
En tu famoso discurso al recoger un Goya diste las gracias<br />
a tus padres por habértelo puesto difícil, por ponerte “muy<br />
arriba el Nesquik”. Tú tienes dos hijos, ¿eres también exigente<br />
con ellos?<br />
Yo estoy convencido de que la sobreprotección no ayuda. La<br />
importancia de esforzarse uno mismo, de buscarse la vida, es<br />
lo que te va a quedar para el día de mañana. No hay que hacer<br />
inútiles a los hijos. Si tienen dificultades te tienes que armar<br />
como padre o como madre, ponerte un caparazón en el corazón,<br />
porque es muy duro, pero decir, ‘a éste se lo tengo que<br />
poner muy difícil’. Mi hijo pequeño tiene pérdida de audición, tiene<br />
implante coclear, y yo soy de ‘hostias, que se busque la vida’.<br />
Pero luego lo sobreprotejo sin darme cuenta y pienso en<br />
mi madre, que sí que le iba a dar caña. Yo le digo, ‘venga, vocaliza<br />
bien. ¿Qué quieres de comer? Que no te entiendo. Hasta<br />
que no lo digas bien no comes. ¿Esabetis? Noséloquees.<br />
Hasta que no digas bien espaguetis no comes’. Verás como mañana<br />
se busca la vida el niño y lo pronuncia bien. Es muy jodido<br />
para un padre, pero es la forma en que vas a ayudar a tu hijo.<br />
Eso lo aprendí de mis padres. ■<br />
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