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Después de casi 20 años “haciendo”
casas ecológicas, ha
llegado a una conclusión: “ninguna
casa lo es”. Iñaki Alonso,
fundador y director del estudio SATT Arquitectura
Abierta, prefiere hablar de edificios
“que participan de la idea de ecología”
porque, en un sentido estricto, “cualquier
proceso creador, hasta el de fabricar
un lápiz, contamina”. “Aunque hagamos
una casa con balas de paja, el tractor
que las empaqueta consume un diésel
que genera impacto”, insiste.
Arquitecto urbanista por la Universidad de
Arquitectura de Madrid, este madrileño de
46 años se jacta de diseñar edificios “autosuficientes”:
“Se pueden construir viviendas
que funcionen como verdaderas centrales
energéticas, que no solo produzcan
la energía que consumen, sino tanta como
para ceder a otros edificios, además de
limpiar su agua o de reutilizar la materia orgánica
que generan”. El edificio “más completo”
a este respecto es, en su opinión,
el proyecto “Entrepatios”, que desarrolla
en Madrid: un complejo de 17 viviendas
con espacios comunes (lavandería, comedor),
con un consumo energético casi nulo
(en torno a 15 kilovatios hora por metro
cuadrado, frente a los 150 o 200 de uno
convencional) y sistemas de reciclaje de
agua. “La culminación”, en definitiva, “de
más de 15 años de trabajo”.
Millones de toneladas de CO2
En un mundo con más de 7.000 millones
de habitantes (9.000 millones, previsiblemente,
en 2050), Alonso considera casi
obligado avanzar hacia un modelo de consumo
“que impacte menos en la salud de
la Tierra y de las personas que la habitan”.
Y, a este respecto, la arquitectura tiene
mucho que decir: “El sector de la construcción
es el causante del 40 por ciento
de las emisiones mundiales de CO2. Es
un dato escalofriante porque, además, se
pueden diseñar perfectamente para que
consuman hasta un 80 por ciento menos”.
¿Cómo? Con materiales ecológicos,
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