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Sostenibilidad
Sostenibilidad
y belleza
Según este arquitecto, el discurso
entre la sostenibilidad y la arquitectura
se divide en dos bandos:
“El de quienes apuestan por la sostenibilidad
y el de los que se decantan
por el arte”. El equipo de
SATT Arquitectura Abierta se desmarca
de ambos e intenta aunar
sostenibilidad con “belleza y emoción”.
“Un edificio puede ser muy
bello y tener una gran calidad arquitectónica
sin dejar de ser sostenible”,
subraya Alonso. No nos
cabe ninguna duda.
por ejemplo: desechos de corcho natural
procedentes del embotellado de
vino, planchas de aislamiento fabricadas
con restos de textiles, lana de oveja, virutas
de papel o de madera… Las opciones
disponibles no son pocas y, las ventajas,
nada desdeñables. Porque, según este arquitecto,
“hacer un edificio ecológico es
más barato que uno convencional”.
“Solamente hay que cambiar la manera de
mirar la economía, pasando del corto al
largo plazo. Al principio, estos edificios eficientes
salen un poco más caros pero, si
no van a gastar electricidad, ¿por qué no
miramos las cuentas después de 30
años?”, se pregunta este experto.
“Sostenible” a todos los efectos
Iñaki Alonso no es sostenible solo cuando
trabaja. En Madrid, ciudad en la que
reside, se mueve en bicicleta; también
consume energía renovable, trabaja con
banca ética e “intenta” llenar la despensa
“de forma responsable”.
“A LA LARGA,
LOS EDIFICIOS
ECOLÓGICOS SON
MÁS BARATOS”
“Hay que ser coherente con lo que se
defiende y todos, absolutamente todos,
podemos transformar las cosas cambiando
nuestros hábitos. Siempre digo
que, aunque acudimos a las urnas cada
cuatro años, votamos cada vez que elegimos
con quién contratamos la luz, o
cuando compramos las peras y las manzanas
en una gran superficie”, prosigue
el arquitecto.
Todo por (re)hacer
Según el arquitecto madrileño, la primera
normativa energética que obligó a instalar
aislamientos en los edificios en
España data de 1979 y, además, “es muy
laxa”. La última, de 2006, es “más exigente”
y permite ya edificar “con ciertos criterios
energéticos”, pero su entrada en
vigor coincidió con el comienzo de la crisis
económica e inmobiliaria.
Como consecuencia de ello, “más del 90
por ciento del patrimonio inmobiliario español
se ha construido sin una normativa
exigente desde la perspectiva energética”.
Alonso apuesta por “rehacer todo lo
hecho”, para ganar en sostenibilidad y “dinamizar”
el sector de la construcción
–tan castigado por la crisis–, pero reconoce
que hay un problema de financiación,
porque “las intervenciones para
rehabilitar energéticamente edificios son
muy costosas y hacen falta al menos diez
años para amortizarlas”. A este respecto,
emplaza al Gobierno central, comunidades
autónomas y ayuntamientos a tomar
cartas en el asunto: “Las administraciones
públicas tienen que empezar a actuar,
¡están dormidas! Tienen mucha responsabilidad
en materia de sostenibilidad,
son ellas las que deben propiciar el
cambio hacia desarrollos menos contaminantes”.
Alonso propone, concretamente,
dos medidas: rebajar el IBI y el impuesto
de licencia de obra a los edificios
ecológicos y apoyar proyectos de investigación
“que innoven y busquen soluciones
óptimas para que la ecología penetre
poco a poco en el mercado”. ■
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