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Túnel del viento<br />
Que el ciclismo es épico lo sabemos todas y todos<br />
los que nos encontramos de una u otra<br />
manera enganchados a este fantástico deporte.<br />
Sin embargo, también es ciencia, porque todo en la naturaleza<br />
se rige por unas leyes físicas que pueden analizarse,<br />
en ocasiones por pura diversión y en otras con el<br />
objetivo de entender qué hay detrás y ser capaces de<br />
mejorar. Mejorar modificando el resultado de algunos de<br />
esos efectos físicos sobre nuestras actuaciones, lo cual<br />
hablando de un deporte como es el caso, se transforma<br />
en cambiar nuestros resultados. La competición no se<br />
encuentra solamente en el ciclismo profesional, sino que<br />
se encuentra en las grupetas de amigos que salen todos<br />
los domingos e incluso en los ciclistas más solitarios, que<br />
acaban compitiendo por<br />
segmentos en Strava. A<br />
todos nos gusta compararnos<br />
y a casi todos<br />
mejorar, tanto por nuestra<br />
propia satisfacción<br />
personal como por la<br />
sensación de ser mejores<br />
que otros. Esto es<br />
así, y aquí estamos para<br />
desentrañar algunos secretos<br />
qué esconden los fenómenos físicos con trascendencia<br />
en el rendimiento.<br />
En este caso le toca el turno al casco, elemento de seguridad<br />
primordial para la práctica del ciclismo y que tiene<br />
un efecto sobre nuestra resistencia a la fuerza del viento.<br />
Porque si recapitulamos un poquito recordaremos, y no<br />
está de más refrescarlo, que cuando nos montamos en<br />
la bici a disfrutar existen tres fuerzas que tenemos que<br />
vencer cuando rodamos por las carreteras o pistas.<br />
• Fuerza de la gravedad: hace que nos mantengamos<br />
pegados a la carretera y que nos cueste tanto<br />
subir los puertos. En este caso no tiene influencia<br />
en la temática del artículo.<br />
“El casco en forma de gota que tan<br />
de moda se puso durante las<br />
contrarrelojes en los años 90”<br />
• Fuerza de rozamiento del asfalto: hace que<br />
nos quedemos “pegados” en según que firmes en<br />
los que el asfalto es rugoso y también afecta en los<br />
casos en los que llevamos ruedas anchas. Como el<br />
anterior, en este caso no tiene influencia.<br />
• Fuerza del viento: de las tres es la que más influencia<br />
tiene a la hora de restarnos velocidad o<br />
exigirnos un mayor esfuerzo sobre la bicicleta, según<br />
se mire. Es por ello que es la que aparece en<br />
la práctica totalidad de nuestros artículos y a la<br />
que siempre dedicamos más explicación. Su efecto<br />
es directamente dependiente de la aerodinámica y<br />
como ya hemos ido dejando pinceladas en artículos<br />
anteriores, aquí simplemente mencionaremos<br />
que depende principalmente<br />
de cuatro factores.<br />
La velocidad, ya que<br />
a mayor velocidad mayor<br />
resistencia. La densidad<br />
del aire, puesto que<br />
a mayor altitud menor<br />
densidad y menor resistencia<br />
por tanto. La superficie<br />
frontal, debido a<br />
que a mayor superficie<br />
(cuerpo, bicicleta…) mayor resistencia. Por último,<br />
el coeficiente de penetración (Concepto #1), que<br />
tiene en cuenta la forma del objeto, en este caso<br />
el conjunto ciclista completo o lo que queramos<br />
analizar, y cuyo efecto es bastante complejo.<br />
Todo lo anterior nos hace concluir que el efecto del<br />
viento es el que tenemos que tratar de reducir para poder<br />
mejorar resultados, y que para ello, debemos trabajar<br />
sobre la aerodinámica en la bicicleta. Para ello es<br />
fundamental entender que en torno a un tercio de la<br />
resistencia al avance por la fuerza del viento depende<br />
de la bicicleta y su diseño, mientras que dos tercios son<br />
dependientes del cuerpo del ciclista. Es decir, nos intere-