Una Apuesta A La Vida N° 264

sacaba matrícula de honor
sin embargo su profesor
de trepar discrepaba:
“desde luego trepar trepa,
pero se empeña en hacerlo
a su manera no como
yo le digo. “Es una rebelde”.
“Pues no hablemos
de correr”, decía su profesora
de carrera, “tarda lo
indecible en recorrer 20
metros”. “Pues en natación
ni os cuento, es una
auténtica zote”, comentaba
su profesor de nado
mientras esbozaba una
sonrisa.
El curso llegó a su fin y
los profesores vieron alarmados
que ninguno de los
alumnos había aprobado.
En la memoria final
hicieron constar que:
el pato poco a poco fue
abandonando la natación
en la que sobresalía, para
centrarse en las materias
que no dominaba, pero
claro, de tanto intentar
aprender a correr sus
membranas interdigitales
se ajaron y al final se convirtió
también en un mediocre
nadador.
Asimismo informaron
que la liebre no podía
correr porque tenía las
patas rotas de intentar
aprender a volar. El mono
no podía trepar porque,
al igual que la liebre, tenía
las manos rotas por la
asignatura de vuelo. Por
último notificaron que el
águila acabó suspendiendo
su vuelo porque sus
alas estaban permanentemente
mojadas al intentar
aprender a nadar.
Reflexión: Hay una
tendencia a buscar la uniformidad
y lo diferente
produce ciertas reacciones.
Sin embargo la riqueza está
en la diversidad.
Esto se hace visible en
los centros de estudios
donde las mismas evaluaciones,
las mismas normas,
la misma forma de explicar
es igual para todos.
¿Lo individual qué lugar
ocupa?
No hay mayor incomprensión
que exigir lo mismo a
quienes son tan diferentes.
Esta situación también
ocurre en los hogares donde
se quiere que todos los
hijos rindan de la misma
manera o tengan la misma
facilidad.
Cada ser humano es único
y lo esencial es permitir que
exprese y desarrolle sus habilidades
y potencialidades.
JULIO 2017 - AÑO 23 - Nº 264 23