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Revista Central 53

Edición Nº 53

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cotidianas. Sin embargo, va en crecimiento una tendencia<br />

adictiva, discutida, pero cada vez mas palpable de un uso<br />

obsesivo, compulsivo o irrefrenable del celular por parte<br />

de muchos. Una herramienta que modica nuestro<br />

ambiente pero que también nos modica. Creemos que<br />

porque nos dá algo bueno, no generará algo malo. Sin<br />

embargo, eso no es cierto. Cuando algo nos modica<br />

nuestra conciencia, hay consecuencias indeseadas, no<br />

esperadas o aprovechadas. Cuando eso ocurre veremos,<br />

entonces, como en este uso de una nueva herramienta,<br />

las cosas pueden complicarse. Para empezar, podemos<br />

ver en que ámbitos se complica: laboral, académico,<br />

familiar, tiempo libre y vía pública. Causa de conictos,<br />

cambios en la identidad y la sociabilidad de la gente,<br />

peleas y accidentes, temas que comienzan a preocupar a<br />

la comunidad cientíca global.<br />

En primera instancia, tocaremos el ámbito laboral.<br />

Muchas empresas están aumentando su preocupación<br />

por la disminución del desempeño de sus empleados en<br />

relación a las distracciones y uso de tiempo indebido.<br />

Acadé- micamente, son cada vez más las quejas de<br />

profesores e instituciones de enseñanza sobre el uso de<br />

estos artefactos en clase y de familias luchando para que<br />

los que estudian, dejen de andar con el celular en vez de<br />

cumplir sus tareas. La cantidad de conictos, peleas y<br />

problemas que surgen en la casa son incontables. Los<br />

adolescentes parecen desaparecer tras la pantalla,<br />

encerrados en sus cuartos o en la mesa familiar,<br />

distraídos de todo, salvo de su pantalla, a la que observan<br />

afanosamente sin distracciones inútiles, tales como<br />

responder una pregunta. Esto no es nuevo, ¿no? El<br />

adolescente y sus puertas cerradas son un clásico. Claro.<br />

Pero dele a un chico en edad evolutiva, que necesita de<br />

un ensimismamiento natural y sano a su época, una<br />

tecnología para encerrarse a tiempo completo y verá que<br />

las cosas que pasan tienen un impacto evidentemente no<br />

deseado y poco sano. Podrá ver comidas con chicos<br />

continuamente mirando su celular y respondiendo<br />

mensajes a repetición, idos o escribiendo mientras<br />

contestan algo. Una capacidad increíble para ese<br />

desdoblamiento ¿no? Sin embargo, ese desdoblamiento<br />

no ayuda a nadie en nada. Ni a las relaciones, ni a la<br />

tranquilidad, ni a la atención necesaria. Si vamos a una<br />

reunión familiar más amplia, se podrán ver cosas como<br />

una esta de cumpleaños donde los chicos están<br />

sentados juntos mirando sus pantallas y algunos, incluso,<br />

hablándose por chat. Estas pseudo intimidades que se<br />

dan por chat, donde la distancia de la pantalla mantiene a<br />

distancia la ansiedad vincular, permiten decir y poner<br />

cosas que luego no se sabe cómo mantener y en adultos<br />

esto es evidente en los chats de galanteo y seducción,<br />

pero en los más chicos va creando una condición de<br />

vinculación social distinta, una puerta a la relación<br />

holográca. ¿Será buena a futuro? Depende que será ese<br />

futuro, por hoy esa transición entre las relaciones reales<br />

cara a cara y las holográcas traen problemas.<br />

Cada uno de estos temas es en sí mismo razón de una<br />

columna. Y tal vez retomaremos alguno de ellos en una<br />

segunda parte de la nota.<br />

El riesgo<br />

Mientras, pasemos a los riesgos más graves con los que<br />

se ha asociado a estas tecnologías: los accidentes. De<br />

hecho, son parte de una vasta lista de accidentes<br />

provocados por problemas de atención o cálculo<br />

retardados de distancias. Van desde un golpe hasta la<br />

muerte. Cada vez más las leyes de transito apuntan a<br />

reducir o eliminar el uso de estas tecnologías dentro de la<br />

órbita del espacio público. Sin embargo, la que más se<br />

está desarrollando en términos de salud, es la<br />

dependencia.<br />

Hoy estamos palpando el inicio de la primera adicción<br />

sin sustancia a nivel masivo y escala global.<br />

Usadores y adictos<br />

Tenemos desde usadores frecuentes, hasta abusadores y<br />

adictos; tal como las drogas. Estudios recientes plantean<br />

que el mismo mecanismo de adicción, con sus<br />

concomitantes de acostumbramiento y abstinencia, se<br />

dan a nivel neuroquímico de manera muy similar entre el<br />

uso abusivo del celular y las drogas químicas. Increíble,<br />

¿no es cierto? Una vez que nuestro cerebro se ve<br />

recompensado por una lluvia de dopamina, no hay nada<br />

que lo lleve a evitar querer un poco más de eso. Algunos<br />

tienen elementos para manejarlo, otros tienen<br />

dicultades y otros se ven arrasados. En eso radica la<br />

diferencia entre un usador y un adicto. El problema es<br />

cuando hay tanta falta de información sobre una<br />

dependencia que crece dentro de un elemento que hoy<br />

consideramos esencial para nuestras vidas, sin<br />

advertencias y de supuesta ayuda. Una trampa perfecta.<br />

Antes de mirar el celular, intente trabajar para frenar el<br />

empujón, verá que ya le está costando mas de lo que<br />

piensa. Le dejo el desafío...<br />

Fabián Melamed<br />

Lic. en Psicología (U. Belgrano)<br />

Maestría en Psicología Social (UNMDP)<br />

Director de Clínica de Familia<br />

Consultor en organísmos y consultoras<br />

nacionales e internacionles.<br />

Profesor en diversas instituciones.<br />

132 : CENTRAL

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