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Tesis Doctoral Ramiro Lopez (2006)

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA<br />

FACULTAD DE CIENCIAS NATURALES Y MUSEO<br />

<strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong><br />

Estudio Geológico-Metalogenético del área<br />

oriental al curso medio del Río Pinturas, sector<br />

noroeste del Macizo del Deseado, provincia de<br />

Santa Cruz, Argentina.<br />

RAMIRO GABRIEL LOPEZ<br />

Director: Dr. Isidoro B. Schalamuk<br />

Co-director: Dr. Raúl E. de Barrio<br />

<strong>2006</strong>


A Papá, Mamá, Fede, María, Agus, Inés y<br />

Mechi y Mariana, Claudio y Luchi.<br />

A Sole.<br />

A mis amigos: Agustín, Gustavo, Mato,<br />

Martín y Primo.<br />

A la Universidad Nacional de La Plata y a<br />

la Facultad de Ciencias Naturales y<br />

Museo, donde hice mis estudios de<br />

grado y postgrado en forma pública,<br />

libre y gratuita.


INDICE<br />

Página<br />

Resumen<br />

Abstract<br />

Agradecimientos<br />

Capítulo 1- INTRODUCCIÓN, ASPECTOS GRÁFICOS Y GEOMORFOLOGÍA<br />

Introducción 2<br />

Aspectos geográficos 4<br />

Geomorfología 5<br />

Capítulo 2- METODOLOGIA DE TRABAJO<br />

Procesamiento de imágenes satelitales 9<br />

Trabajos de Levantamiento geológico-minero 10<br />

Mapa Geológico<br />

Mapas de Mineralizaciones<br />

Trabajos de laboratorio y gabinete 11<br />

Petrografía, calcografía y Difracción de rayos X<br />

Geoquímica de metales<br />

Geoquímica de rocas<br />

Isótopos estables<br />

Inclusiones fluidas<br />

Dataciones radimétricas<br />

Isótopos de Plomo<br />

Isótopos de Sm-Nd<br />

Capítulo 3- GEOLOGIA<br />

Geología del Macizo del Deseado 16<br />

Geología del noroeste del Macizo del Deseado 19<br />

Geología del área de estudio 21<br />

Introducción<br />

Antecedentes geológicos<br />

Estratigrafía<br />

Facies asignables a la Formación Bajo Pobre 24<br />

Antecedentes geológicos<br />

Afloramientos del área de estudio<br />

Facies Efusiva 25<br />

Subfacies Subvolcánica<br />

Subfacies Volcánica<br />

Facies Volcaniclástica 31<br />

Geoquímica 33<br />

Edad 34<br />

Facies asignables al Grupo Bahía Laura 37<br />

Antecedentes geológicos<br />

Afloramientos del área de estudio<br />

Facies Efusiva 41<br />

Subfacies Subvolcánica<br />

Subfacies Volcánica<br />

Facies Volcaniclástica 46<br />

Subfacies Piroclástica de flujo


Subfacies Piroclástica de surge<br />

Subfacies Piroclástica de caída<br />

Subfacies Epiclástica<br />

Facies Volcaniclásticas indiferenciada 53<br />

Facies Estromatolíticas 55<br />

Facies de Sinter Silíceo 58<br />

Geoquímica 61<br />

Edad 63<br />

Unidades Terciarias y Cuaternarias<br />

Basaltos Cerro del Doce 65<br />

Ubicación y descripción de los afloramientos<br />

Geoquímica<br />

Relación estratigráfica y edad<br />

Formación Santa Cruz 67<br />

Depósitos Glacifluviales 68<br />

Depósitos aluviales y coluviales indiferenciados 69<br />

Capítulo 4-GEOLOGÍA ESTRUCTURAL<br />

Antecedentes del Macizo del Deseado 71<br />

Evolución geotectónica del Macizo del Deseado 72<br />

Análisis estructural del Noroeste del Macizo del Deseado 76<br />

Antecedentes<br />

Introducción<br />

Metodología de trabajo<br />

Análisis e interpretación de los resultados obtenidos<br />

Relación de la estructura con las mineralizaciones<br />

Discusión y Conclusiones<br />

Capítulo 5-VOLCANISMO JURÁSICO<br />

Introducción 87<br />

Antecedentes 87<br />

Relaciones estratigráficas 90<br />

Geocronología 92<br />

Geoquímica 93<br />

Isotopía Sm-Nd 98<br />

Discusión y Conclusiones 100<br />

Marco geotectónico y fuente de calor<br />

Génesis de las volcanitas jurásicas<br />

Criterios de diferenciación entre F. Bajo Pobre y G. Bahía Laura<br />

Conclusión – Modelo genético del volcanismo jurásico en el área de tesis<br />

Capítulo 6-MINERALIZACIONES Y METALOGÉNESIS<br />

Las mineralizaciones epitermales en el Macizo del Deseado 106<br />

Depósitos de tipo epitermal 111<br />

Mineralización en el área 115<br />

Principales Sectores<br />

Veta Eureka 117<br />

Estancia La Mariana 124<br />

Otros Sectores con evidencias de mineralización<br />

Vetilleo Norte 127<br />

Cerro Solo 129<br />

Área Puesto Solo 129<br />

Paragüitas 130


Brecha Centro Volcánico Cerro Tetis 130<br />

Brecha Hidrotermal Central 130<br />

Brecha La Mariana 131<br />

Manifestaciones geotermales 132<br />

Mineralogía 134<br />

Estructuras y texturas de cuarzo 140<br />

Introducción<br />

Estructuras reconocidas<br />

Texturas reconocidas<br />

Interpretación<br />

Alteración hidrotermal 154<br />

Geoquímica de metales 159<br />

Introducción<br />

Sectores Eureka y La Mariana<br />

Otros sectores mineralizados<br />

Manifestaciones geotermales<br />

Inclusiones fluidas 166<br />

Isótopos estables 169<br />

Introducción<br />

Isótopos de oxígeno en cuarzo<br />

Isótopos de carbono y oxígeno en carbonato<br />

Isótopos de azufre en pirita<br />

Isótopos de Plomo 176<br />

Introducción<br />

Metodología y resultados obtenidos<br />

Discusión y conclusiones<br />

Estructura de las mineralizaciones 179<br />

Edad de la mineralización 183<br />

Capítulo 7- CONCLUSIONES<br />

El magmatismo jurásico 185<br />

Mineralización epitermal en el área 187<br />

Metalogénesis 190<br />

Volcanismo y mineralización 194<br />

Perspectivas exploratorias para el área 195<br />

Bibliografía 196<br />

ANEXO<br />

A1) Mapa Geológico Local<br />

A2) Mapa de Mineralizaciones<br />

A3) Mapa del sector veta Eureka


RESÚMEN<br />

La presente investigación fue realizada con la intención de alcanzar el grado de Doctor en Ciencias<br />

Naturales con orientación en Geología, otorgado por la Facultad de Ciencias Naturales y Museo,<br />

dependiente de la Universidad Nacional de La Plata. La temática se escogió en pos de la formación<br />

específica en lo que hace a la Geología de Yacimientos y la Volcanología por parte del postulante.<br />

Fue llevado a cabo en el Instituto de Recursos Minerales (UNLP-CIC) bajo la dirección del Dr. Isidoro B.<br />

Schalamuk y la codirección del Dr. Raúl E. de Barrio.<br />

El área de estudio fue seleccionada en función de la importancia metalogénica del Macizo del Deseado y<br />

de que el INREMI lleva más de 12 años trabajando en la región, donde aún continúa con varios<br />

proyectos de investigación y transferencia.<br />

Esta provincia registra una corta historia de trabajos de investigación en el campo de la minería. Sin<br />

embargo desde el hallazgo de mineralizaciones epitermales se le prestó una mayor atención a través de<br />

trabajos de entes públicos como la Secretaría de Minería en especial mediante el Plan Patagonia y<br />

posteriormente por empresas mineras. Es por tal motivo que el Macizo del Deseado resulta un área<br />

estratégica para la realización de trabajos de <strong>Tesis</strong> doctoral, que permitan, a través de trabajos de<br />

detalle, caracterizar el volcanismo y la metalogénesis.<br />

Se eligió la región noroeste ya que los principales trabajos de investigación del Macizo, se habían<br />

concentrado en las zonas centro y este, salvo la <strong>Tesis</strong> doctoral de de Barrio (1989) que trata sobre<br />

“Aspectos geológicos y geoquímicos de la Formación Chon Aike (Grupo Bahía Laura)” unos 100km al<br />

sur de área del presente estudio.<br />

Durante las primeras etapas donde se reconoció gran parte del noroeste, se destacó por su tamaño y<br />

variedad de características la veta Eureka, que en conjunto, con la presencia de una amplia gama de<br />

facies volcánicas y piroclásticas jurásicas con muy buen grado de exposición determinaron la elección<br />

del área donde se realizaron los principales estudios de detalle. Los desniveles topográficos superiores a<br />

los 50 m que se generan en las principales quebradas caracterizan con un relieve abrupto al área en<br />

relación en comparación con otros sectores del Macizo, permitiendo la observación de relaciones<br />

estratigráficas y forma de los cuerpos.<br />

El principal antecedente en el área de estudio consistió en la Hoja “El Pluma” realizada por Cobos y<br />

Panza (2003) para el Servicio Geológico Minero Argentino, a escala 1:250.000. Empresas mineras<br />

llevaron a cabo tareas de prospección y exploración en el área principalmente durante el período 1996-<br />

2000, año en el que por distintas causas la minería del oro sufrió una fuerte baja en su actividad. El área<br />

fue abandonada y no se obtuvo acceso a la información por éstas generada.<br />

Los objetivos planteados en el plan de trabajo de tesis consistían fundamentalmente en aspectos<br />

vinculados a la caracterización de la secuencia volcánica jurásica, así como los depósitos epitermales,<br />

tanto a escala local como en comparación con otros distritos del Macizo del Deseado.<br />

Aprovechando la buena calidad de los afloramientos, la metodología utilizada se planteó con una fuerte<br />

componente de trabajo de campo, utilizando imágenes satelitales especialmente procesadas para el<br />

caso del mapeo geológico, mientras que el detalle de las principales mineralizaciones se realizó con<br />

brújula y cinta (sector La Mariana) y con teodolito (veta Eureka).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


Sobre las muestras colectadas en el campo se llevaron a cabo distintas técnicas analíticas en<br />

laboratorios del Inremi (petrografía, calcografía e inclusiones fluidas), CIG y Museo de La Plata<br />

(difracción de rayos X) y en las Universidades de Salta (geoquímica de rocas), San Pablo (dataciones e<br />

isótopos de Pb), Salamanca (Isótopos estables) y Trieste (geoquímica de rocas).<br />

Del mapeo geológico surgió que las unidades más antiguas corresponden a volcanitas jurásicas.<br />

Desde el comienzo de los trabajos de campo se utilizaron nombres descriptivos para caracterizar a las<br />

distintas unidades de roca (como Ignimbrita Anfibolítica, Coladas andesíticas o Cuerpos subvolcánicos).<br />

Conforme la caracterización de las distintas unidades y el entendimiento de las relaciones estratigráficas<br />

entre éstas se consideró que no resultaban aplicables los nombres formacionales establecidos<br />

principalmente en los sectores centro y este del Macizo del Deseado (Formaciones Bajo Pobre, Chon<br />

Aike y La Matilde).<br />

Por lo tanto cada unidad fue denominada en función de sus principales características, con alguna<br />

referencia en cuanto a su posición estratigráfica cuando fuera necesario, como en el caso de las Coladas<br />

andesíticas, que se subdividieron en inferiores, intermedias y superiores.<br />

La alternancia de estilos eruptivos y composiciones hacen compleja la realización de una única columna<br />

estratigráfica para el área toda. Por tal motivo lo que se describirá más adelante surge del estudio de<br />

detalle del área donde mejor exposición tenían las rocas y sus contactos, quedando representadas en<br />

este esquema las principales litologías del área.<br />

El Complejo Bahía Laura, nombre aquí adoptado para el conjunto de las facies volcánico-piroclásticas<br />

del Jurásico superior, comienza en el área con una unidad denominada Coladas andesíticas inferiores<br />

caracterizada por la presencia de varias coladas superpuestas, que totalizan una potencia aproximada<br />

de 40 m. Dentro de éstas se reconocieron, en algunos sectores , evidencias de mezcla física de magmas<br />

(mingling) de distinta composición. Por encima están cubiertas de manera concordante por las<br />

Ignimbritas de composición dacítica, con abundancia de cristaloclastos anfíboles tanto en la matriz como<br />

en los fragmentos pumíceos. Esta sucesión subaérea culmina con un nuevo derrame de lavas<br />

andesíticas (Coladas andesíticas intermedias).<br />

Con posterioridad, este conjunto es intruido por cuerpos subvolcánicos someros de composición<br />

andesítica y dacítica, en este último caso con abundantes enclaves microgranulares máficos.<br />

Posiblemente ascendiendo a través de los mismos sistemas de fracturas que los cuerpos anteriores,<br />

tiene lugar un volcanismo ácido caracterizado por domos, diques y lavas riolíticos con típico<br />

bandeamiento de flujo y escaso porfirismo, que intruye y se derrama por sobre el Cuerpo subvolcánico<br />

dacítico. La última unidad de carácter extrusivo corresponde a un nuevo derrame de lavas intermedias<br />

(Coladas andesíticas superiores) que se apoyan en concordancia sobre el Cuerpo subvolcánico dacítico.<br />

Por sobre las lavas riolíticas se reconoció un depósito de tipo autoclástico correspondiente al<br />

Aglomerado volcánico andesítico, el cual se encuentra apoyando directamente sobre ignimbritas y lavas<br />

riolíticas, sumando evidencias a la coetaneidad de magmas de distintas composiciones.<br />

Una alternancia de facies piroclásticas de caída y material retrabajado se encuentra coronando a la<br />

secuencia jurásica.<br />

La integración del mapeo de campo con los resultados analíticos obtenidos indica que los criterios<br />

utilizados, en otras áreas del Macizo, para la subdivisión de este evento en Formaciones, no son<br />

aplicables al área aquí estudiada.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


Por un lado tanto las relaciones estratigráficas como los fechados geocronológicos (156 ± 1,2, 157 ± 1,7<br />

y 159 ± 2,1 Ma para el Cuerpo subvolcánico andesítico, el Cuerpo subvolcánico dacítico y las Coladas<br />

andesíticas intermedias respectivamente según U/Pb en circones) indican coetaneidad de unidades de<br />

roca con una amplia gama composicional.<br />

Por otro, los campos generados por los resultados geoquímicos correspondientes a las unidades<br />

asignadas a una u otra formación se encuentran en gran parte superpuestos al ser volcados en los<br />

distintos diagramas clasificatorios, indicando la presencia de una “continuidad geoquímica”, surgida a<br />

través de procesos de diferenciación magmática o a posible mezcla de magmas, ampliando el vínculo<br />

hacia una cogénesis para el conjunto de rocas.<br />

Análisis de Sm-Nd realizados sobre las Coladas andesíticas inferiores (T DM = 1,2 y εNd =-2,43) indican<br />

que el magma parental del Complejo Bahía Laura fue originado en la corteza inferior, la cual se había<br />

diferenciado del manto durante el Mesoproterozoico alto.<br />

Hacia las últimas etapas del volcanismo, y como consecuencia del alto gradiente geotérmico generado<br />

por el mismo, se desarrolla actividad hidrotermal que genera sistemas epitermales en profundidad, con<br />

conductos que llegan hasta la paleosuperficie.<br />

En el área de trabajo se han encontrado varias manifestaciones de actividad hidrotermal jurásica, como<br />

vetas y brechas epitermales con anomalías en oro y plata, sectores con alteración hidrotermal,<br />

estructuras estromatolíticas y sinter silíceo, representantes de distintos niveles dentro de un sistema<br />

epitermal en actividad durante el Jurásico.<br />

Dentro de este conjunto se destacan la veta Eureka y las vetas del Sector La Mariana, tanto por sus<br />

dimensiones, como por sus valores en metales preciosos entre otras características.<br />

La veta Eureka consiste en una estructura de 4,5 km de largo en dirección N305° con inclinación general<br />

de 75° al sudoeste. Las principales características de la veta, cambian a lo largo de su corrida, motivo<br />

por el cual fue subdividida en tres sectores: noroeste, centro y sureste.<br />

El sector noroeste es el que reúne las característica adjudicadas a niveles medios del sistema epitermal.<br />

Se manifiesta como un único cuerpo, de ancho entre 5 y 25 m, relleno de cuarzo y calcedonia, con<br />

estructuras bandeadas y brechosas e importante participación de óxidos de hierro y manganeso. Está<br />

alojado en las facies volcánica andesítica y subvolcánica dacítica, ambas intensamente alterados. En el<br />

sector centro la veta está constituida por tres a cuatro ramas de 1 a 3 metros de potencia cada una,<br />

también con estructuras bandeadas y brechosas. La roca de caja en este sector consiste en ignimbritas<br />

altamente argilizadas y silicificadas. Finalmente el sector sudeste, es el que se presenta como el más<br />

regular de los tres segmentos, con una potencia de 1 a 2 m, compuesta por vetilleo y brecha de cuarzo,<br />

con participación de óxidos de hierro. Las texturas de cuarzo aquí reconocidas indican una menor<br />

temperatura durante su formación que en los tramos anteriores. Este sector se encuentra alojado<br />

principalmente en facies piroclásticas de caída.<br />

En el sector La Mariana se reconocieron las vetas La Mariana norte y La Mariana sur.<br />

La veta La Mariana norte posee una corrida de 200 m según N260° y un ancho de hasta 2 m. Está<br />

rellena por cuarzo con estructuras bandeada y brechosa. Ocasionalmente el cuarzo se presenta poroso,<br />

con limonitas rellenando los huecos. Esta veta se encuentra alojada en rocas tobáceas, de color gris<br />

verdoso a morado, dado por intensa argilización y oxidación.<br />

La veta La Mariana sur se manifiesta según afloramientos discontinuos sobre una corrida de 100 m en<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


dirección N280°-290. La estructura es vertical, con un ancho máximo de 1m y compuesta por un fino<br />

vetilleo de cuarzo frecuentemente con estructura tipo stockwork o brecha e importante participación de<br />

óxidos de Fe-Mn. En este caso la roca que aloja la mineralización es de tipo volcaniclástico pero su<br />

intensa alteración hace compleja su adjudicación a alguna subfacies en particular.<br />

Se reconocieron al mismo tiempo siete sectores con evidencias de mineralización hidrotermal: Vetilleo<br />

Norte, Cerro Solo, Área Puesto Solo, Paragüitas, Brecha Centro Volcánico Cerro Tetis, Brecha<br />

Hidrotermal Central y Brecha La Mariana, los cuales están caracterizados por la presencia de vetilleos de<br />

cuarzo y/o calcita o brechas hidrotermales de relleno silíceo, en general interpretadas como<br />

correspondientes a partes altas del sistema epitermal.<br />

Niveles representativos del arribo de los sistemas hidrotermales a la paleo superficie jurásica fueron<br />

reconocidos en el área. Por un lado un amplio campo estromatolítico, parcialmente silicificado en sus<br />

niveles superiores, mientras que por otro se determinó la presencia de un depósito de sinter silíceo en<br />

función de las estructuras reconocidas en superficie.<br />

Al mismo tiempo la impronta de la actividad de sistemas hidrotermales se evidencia en muchos de los<br />

afloramientos de rocas en el área, manifestándose como alteraciones argílica, silícea y/o propilítica,<br />

prevaleciendo una u otra principalmente en función de la composición original de la roca, más que<br />

debido a la proximidad a una estructura mineralizada.<br />

Para el estudio, clasificación e interpretación de las distintas evidencias de mineralización epitermal se<br />

realizaron estudios mineralógicos, de estructuras y texturas de cuarzo, de alteración hidrotermal, de<br />

geoquímica de metales, de Inclusiones fluidas, de Isótopos estables y de Isótopos de plomo.<br />

El estudio mineralógico, a partir de petrografía, calcografía, microscopía electrónica y difracción de rayos<br />

X, determinó la presencia de dos sistemas dentro del área de tesis. Uno caracterizado por cuarzo (u<br />

otras variedades de la sílice de menor temperatura) y otro por calcita como relleno principal de las<br />

estructuras mineralizadas. El sistema silíceo es el más abundante y el más importante desde el punto de<br />

vista económico ya que es el portador de metales preciosos.<br />

Además se ha reconocido adularia en sus variantes pseudorómbica y tabular y laumontita dentro de los<br />

minerales transparentes y pirita, plata nativa y galena entre los principales minerales opacos, estos<br />

últimos muy poco abundantes.<br />

Las estructuras y texturas de cuarzo fueron estudiadas en el campo y al microscopio óptico. Mediante<br />

éstas se establecieron dos grupos de vetas: por un lado los sectores noroeste y centro de la veta Eureka<br />

y La Mariana norte adjudicados a la Zona inferior de la Superzona Coloforme – Costriforme (Morrison et<br />

al., 1989) y por otro a Eureka sudeste y La Mariana sur correspondientes a la Zona Superior de la misma<br />

Superzona, un poco por encima del grupo anterior.<br />

El conjunto que se interpretan como de mayor profundidad estaría ubicado dentro del intervalo de<br />

precipitación de los metales preciosos, mientras que el otro quedaría ubicado en el límite superior del<br />

segmento donde se concentran los metales preciosos, dando una expectativa positiva para el hallazgo<br />

de concentraciones anómalas de estos metales por debajo de la actual superficie.<br />

Mediante los análisis geoquímicos por metales también se constató que Eureka noroeste y La Mariana<br />

norte se ubican próximos al intervalo de metales preciosos, mientras que Eureka centro y sudeste y La<br />

Mariana sur tienen una tendencia hacia niveles más altos, e incluso los Estromatolitos y el Sinter silíceo<br />

presentan patrones de superficie.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


En este sentido, el estudio de detalle a lo largo de la veta Eureka mostró que la mayoría de los metales<br />

disminuyen hacia el sudeste, salvo el Sb que es indicativo de niveles altos del sistema hidrotermal.<br />

También se analizaron sus pulsos por separado de lo que surgió que el oro y la plata registran sus<br />

mayores valores en los primero pulsos, auque se registraron anomalías de importancia en pulsos<br />

posteriores debido a una importante removilización de los metales preciosos.<br />

Inclusiones fluidas de tipo primario fueron reconocidas únicamente en veta Eureka noroeste y en las<br />

estructuras de La Mariana. En función de las salinidades, densidades y presiones obtenidas se<br />

determinó que la veta La Mariana norte es la estructura que representa los niveles más profundos, a la<br />

que le sigue el sector noroeste de la veta Eureka, mientras que la veta La Mariana sur representaría los<br />

niveles más altos en el sistema hidrotermal en relación a los otros dos sectores analizados.<br />

Por otro lado los isótopos de oxígeno en cuarzo indicaron que el sector La Mariana fue generado por<br />

aguas con temperaturas mayores que la veta Eureka, y que a su vez, dentro de esta última puede<br />

reconocerse una clara zonación hacia el sudeste que indica aguas cada vez más frías en este sentido.<br />

Como era de esperar, los Estromatolitos y el Sinter presentaron valores indicativos de ambientes<br />

someros con baja temperatura del fluido hidrotermal. En relación al origen del fluido hidrotermal, el grupo<br />

de las estructuras analizadas se ubicó entre los campos de las aguas meteóricas y las aguas<br />

magmáticas.<br />

Los isótopos de carbono y oxígeno en carbonatos indicaron que los Estromatolitos carbonáticos fueron<br />

originados por fluidos de baja temperatura con una alta participación de aguas meteóricas, mientras que<br />

las vetas y vetillas de calcita corresponden a fluidos en equilibrio de mayor temperatura y con un mayor<br />

aporte de aguas cloruradas profundas.<br />

Por último el resultados de los isótopos de azufre sobre piritas indicó una filiación magmática, aunque<br />

con mayor participación de aguas superficiales que el resto de las mineralizaciones del Macizo del<br />

Deseado que fueran analizadas con esta metodología.<br />

La génesis de los metales fue inferida a través del estudio de isótopos de plomo en sulfuros, cuarzo de<br />

veta y rocas de caja. Los resultados obtenidos indicaron que el origen de las mineralizaciones fue a<br />

través de una actividad hidrotermal a escala regional dentro de la corteza superior, con lixiviación de Pb,<br />

y probablemente oro, de la suite ácida, o a través de una compleja mezcla de Pb de ésta última con una<br />

cantidad subordinada de Pb de la suite intermedia.<br />

La mineralización del área fue adjudicada al Jurásico superior en función de evidencias indirectas (edad<br />

modelo Pb-Pb y posición estratigráfica).<br />

Considerando las evidencias mencionadas, se caracterizó a las mineralizaciones del área como<br />

Epitermales del tipo Baja Sulfuración (según Hedenquist et al., 2000).<br />

Un fuerte control estructural fue reconocido a escala regional y local. Por un lado el desarrollo del<br />

volcanismo estuvo gobernado por un ambiente de rift con régimen extensivo producto de los comienzos<br />

del desmembramiento del sur de Gondwana. Este régimen, con sus variaciones locales principalmente<br />

en función del tipo y estructura previa del basamento y orientación a los esfuerzos principales tuvo una<br />

fuerte influencia sobre la generación, movilidad y entrampamiento del fluido hidrotermal. Para el sector<br />

noroeste del Macizo del Deseado se determinó que el rumbo ONO es el que poseen la mayoría de las<br />

mineralizaciones, interpretado esto como una respuesta a la disposición de los esfuerzos principales<br />

cuando se generaron los depósitos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


El conjunto fue desarrollado durante el Jurásico superior, con un fuerte control estructural caracterizado<br />

por un régimen distensivo en un ambiente dominado por la deformación frágil.<br />

La relación entre el volcanismo y la mineralización no fue únicamente de tipo huésped-alojante, sino que<br />

también fue genética, siendo el primero la fuente de calor necesaria para la motorización del sistema<br />

hidrotermal y un parcial proveedor de fluidos y metales al segundo.<br />

El área de estudio, tanto a nivel geológico como metalogénico, es considerada como un alto<br />

estratigráfico a escala regional ya que no se reconocieron afloramientos del basamento prejurásico y las<br />

mineralizaciones son representativas de niveles altos dentro de un sistema hidrotermal.<br />

Como integración de las principales conclusiones alcanzadas en este trabajo, se realiza un modelo que<br />

las reúne y muestra de forma gráfica la interacción volcanismo-metalogénesis dentro del área de estudio.<br />

Finalmente se realizan algunos comentarios sobre los lineamientos a seguir en la búsqueda de<br />

mineralización epitermal con anomalías en metales preciosos dentro del área de estudio.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


ABSTRACT<br />

This research work was made with the aim of getting the geology oriented Natural Science Doctor<br />

degree, equivalent to a PhD degree, in the Facultad de Ciencias Naturales y Museo (La Plata National<br />

University). The topics developed were chosen to get the author specific orientation in ore geology and<br />

volcanic successions research.<br />

The thesis work was carried out in the Mineral Resources Institute (INREMI), which belongs to UNLP and<br />

CICBA, with Dr. Isidoro B. Schalamuk as director and Dr. Raúl E. de Barrio as co-director. This institution<br />

is working in the Deseado Massif province since 1994, doing basic and applied research works, mainly<br />

over epithermal mineralization.<br />

This province has a particularly brief history of research mining works. Since the discovery of epithermal<br />

mineralization in the area, three decades ago, different studies were done in the region. The first works<br />

were done by the Secretaría de Minería, especially with the Plan Patagonia, and then by numerous<br />

mining companies. In that sense, the Deseado Massif is a strategic province for <strong>Doctoral</strong> thesis studies,<br />

which allows through detail work, characterize the volcanism and metallogenesis.<br />

This research was placed in the northwest of the Deseado Massif, in order to main the gap between the<br />

majority of the previous thesis works that were made in the centre and east of the Province. The most<br />

important research work made in the area consists in the de Barrio (1989) thesis, which was focused in<br />

geological and geochemical aspects of Chon Aike Formation 100km south form the present study area.<br />

After the first field works carried out over the main outcrops of the northwest, one of the biggest and well<br />

exposed veins in the Deseado Massif, Eureka vein, was recognized. At the same time, the topographic<br />

differences of at least 50 m, expose well-preserved relationships between the different Jurassic volcanopyroclastic<br />

facies. Those characteristics are excellent to understand the geological and metallogenical<br />

systems developed during the Jurassic in the area.<br />

The unique previous works from this area were carried out by the Argentinean Geological Service<br />

(SEGEMAR), and it was a 1:250,000 scale geological work in the area called “El Pluma” (Cobos y<br />

Panza, 2003). In the other hand, mining companies carried out different prospecting and exploration<br />

works between the 1996-2000 period, leaving the area because of the mining industry fall down in these<br />

years. That is why there was no company for shearing information or directly sponsoring this research.<br />

The objectives planed for this thesis were intimately related to the characterization of the volcanic<br />

succession and the hydrothermal system that took place during the upper Jurassic in the northwestern<br />

Deseado Massif, and its comparison with the rest of the province.<br />

Considering the good outcrops of the area, a strong field-based work was planned. After satellite imagery<br />

processing, a detailed field mapping of the main mineralised structures in the area was done, with specific<br />

instruments (compass, etc.) help.<br />

Several types of samples were taken, taking into account the different analytic techniques carried out in<br />

this research. The petrography, chalcography and fluid inclusions studies were done in the INREMI, the<br />

X-ray difractometry in the Centro de Investigaciones Geológicas (CIG) and the Museo de La Plata, the<br />

rock geochemistry in the Salta (Argentine) and Trieste (Italy) universities, the geochronology and Pb<br />

isotopes in the San Pablo University and the stable isotopes in the Salamanca University.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


During the field mapping it was recognized that the older unit cropping out in the area belongs to the<br />

Jurassic volcanism.<br />

Since the first field works a descriptive nomenclature was used to distinguish the Jurassic units (e.g.<br />

amphibole-rich ignimbrite, andesitic flows, etc.). With the advance in the sequence mapping, the volcanic<br />

facies characterization and the stratigraphic relationship determination, it was recognised that the<br />

formational model (Bajo Pobre, Chon Aike and La Matilde Formations) established for other regions of<br />

the Deseado Massif, were not applicable to this place. Instead of that, the Jurassic volcano-pyroclastic<br />

sequence was grouped in the Bahía Laura Complex (BLC) nomenclature, with the differentiation in<br />

several facies.<br />

This kind of volcanic terrain makes difficult to have a unique stratigraphic column. That is why it was<br />

chosen a determinate area were most of the units and its contacts are well exposed.<br />

The BLC begins in the area with the Lower Andesitic lava flows, characterized by seven flow units that<br />

totalise a 40 m wide sequence. Within those volcanic flows, magma mingling (andesitic and dacitic in<br />

composition) evidences were recognized. Dacitic amphibole-rich ignimbrites are covering this unit. This<br />

extrusive sequence is covered with a new intermediate lava flow (Middle Andesitic lava flows), with a<br />

characteristic plagioclase and augite porphyrism.<br />

After that, a period of subsurface intrusive magmatism was emplaced, represented by dacitic and<br />

andesitic subvolcanic bodies, the first one with microgranular mafic enclaves.<br />

Using the same fracture systems, rhyolitic domes, dikes and lava flows (acidic magmatism) are intruding<br />

and covering the dacitic subvolcanic body. They have a conspicuous flow banding and a very low<br />

porphyrism of quartz and sanidine.<br />

Then, a later andesitic lava flow (Upper Andesitic lava flows) lies concordant with the dacitic subvolcanic<br />

body.<br />

Finally, an erosion and rework period of the volcanic pile took place, mainly represented by an andesitic<br />

volcanic agglomerate, ash-fall tuffs and reworked/undifferentiated volcaniclastic facies.<br />

The field observations were confirmed with the analytic results, supporting the non formational<br />

differentiation for the Jurassic volcanism.<br />

Both stratigraphic relationships and age dating (U/Pb ages of 156 ± 1.2, 157 ± 1.7 and 159 ± 2.1 Ma for<br />

the Subvolcanic andesitic body, Subvolcanic dacitic body and the Middle Andesitic lava flows<br />

respectively) indicate that magmatism, with different compositions, was active during the same period.<br />

Also, during the plotting of the geochemistry results in different classification and petrogenetic diagrams,<br />

an important superposition of the fields that represents each “Formation” was noted, indicating a<br />

“geochemical continuity” probably related with magmatic differentiation processes or magma mixing,<br />

indicating a genetic relationship between both units.<br />

The Sm-Nd isotopy determined a new depleted-mantle model age over the Lower Andesitic lava flows<br />

(the older Jurassic unit outcropping in the area). The result of the study was a εNd value of -2.4 and a<br />

model age (TDM) of 1.2 Ga. This model age is assumed to be the differentiation age of the crustal<br />

andesitic protolith from the mantle, reflecting the age of the primitive continental crust of the region. The<br />

εNd value indicates a lower continental crust source for the lithology analysed. This new data support the<br />

idea that an isotopically uniform (εNd~-3) andesitic-dacitic magma was generated from the anatexis of a<br />

mafic lower crust of Grenvillian age.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


During the final stages of the Jurassic volcanism, and a as a result of the elevated geothermic gradient in<br />

the upper crust, a regional hydrothermal activity took place all over the Deseado Massif, generating<br />

epithermal mineralization in deepness, with some feeders reaching the surface.<br />

In the studied area, several manifestations of the Jurassic hydrothermal activity were recognized:<br />

epithermal veins and breccias with Au-Ag anomalies, hydrothermally altered rocks, calcareous<br />

stromatolites and silica sinter; all of them representing different levels within the epithermal model.<br />

The main mineralised structures in the area are: Eureka, La Mariana north and La Mariana south veins.<br />

Eureka vein is 4.5 km long, with a N305° azimuth, commonly dipping 75° to the SW. There were<br />

recognized seven pulses within the vein. Its main characteristics have regular variations, indicating a<br />

three segments subdivision: northwest, centre and southeast.<br />

Eureka northwest has a main vein outcrop ranging from 5 to 25 m in width, filled by quartz and<br />

chalcedony with banded and breccia textures and a strong quantity of Fe-Mn oxides. In this sector the<br />

vein is hosted in the andesitic lava flows and the subvolcanic andesitic body, both with intense propylitic<br />

alteration.<br />

Eureka centre is represented by three or four branches of 1 to 3 m in width each, with the same kind of<br />

infill but with a strong participation of brecciated textures. In this case, the host rocks are ignimbrites with<br />

a strong argillic and silica hydrothermal alterations.<br />

Eureka southeast is the most regular of the three subdivisions. It has up to 2 m wide, and is composed by<br />

a dense stockwork to breccia with clasts of quartz in a Fe-rich silica cement and with Fe oxides<br />

associated. This structure is hosted in ash-fall pyroclastic facies.<br />

La Mariana north vein is 200 m long, up to 2 m wide and with a N260° strike. It is filled by banded and<br />

breccia quartz textures, occasionally porous with limonitic infilling. This vein is hosted in argillic and oxide<br />

altered, grey to violet coloured, reworked volcanic facies.<br />

La Mariana south vein is characterized by discontinuous outcrops along a 100 m long structure, and it<br />

has up to 1 m in width. It has variable strike between N280° and N290°, and is vertical. It is composed by<br />

a quartz stockwork, with some brecciated texture. It is very important the participation of Fe-Mn oxides. In<br />

this case the host rock is the undifferentiated volcanic facies with a strong alteration (mainly oxidation).<br />

Seven more sectors with evidences of hydrothermal mineralization were recognized: Vetilleo Norte, Cerro<br />

Solo, Área Puesto Solo, Paragüitas, Brecha Centro Volcánico Cerro Tetis, Brecha Hidrotermal Central y<br />

Brecha La Mariana. They are characterized be the presence of quartz or calcite veinlets, or silica<br />

hydrothermal breccias, in general interpreted as upper levels of the epithermal system.<br />

Also some surface manifestations of the hydrothermal activity are present in the area: carbonate<br />

stromatolites and a silica sinter.<br />

At same time this activity is present in the area as extended outcrops of hydrothermally altered rocks. The<br />

main alterations are argillic, silicic and propylitic, occurring one or other depending principally on the<br />

primary composition of the rocks.<br />

The mineralogy, quartz structures and textures, hydrothermal alteration, metals geochemistry, fluid<br />

inclusions, stables isotopes and lead isotopes were studied in order to understand and classify the<br />

different epithermal evidences.<br />

The mineralogy of the veins was studied by petrography, chalcography, electronic microscope and X-ray<br />

analyses, characterizing two main systems in the area: one with silica (mainly quartz) and other with<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


carbonate (calcite) as the principal components. The silica system is the most abundant and it has the Au<br />

and Ag anomalies. Adularia (pseudorhombic and tabular habits) and laumontite was also recognized.<br />

Small quantities of pyrite, native silver and galena represent the ore minerals determined for the area.<br />

Quartz structures and textures (field and microscope characterization) were used to classify the veins into<br />

two groups: Eureka northwest, Eureka centre and La Mariana north veins were placed on the lower zone<br />

of the Coloform-Costriform superzone (Morrison et al., 1989), while Eureka southeast and La Mariana<br />

south belongs to the upper zone of the same superzone, tens of meters over the previous group.<br />

The metals geochemistry reflects a similar pattern for Eureka northwest and La Mariana north, locating<br />

them close to the precious metals interval, meanwhile Eureka centre, Eureka southeast and La Mariana<br />

south shows a tendency to higher levels, and the stromatolite structures and silica sinter has typical<br />

geothermal settings anomalies, the highest level of epithermal systems.<br />

Detailed geochemical study carried out over Eureka vein reflects that the majority of the metals decrease<br />

to the southeast, except for the Sb, which is indicative of high levels in epithermal systems. Each pulse of<br />

the vein was also analysed, indicating that Au and Ag have their higher values in the first and second<br />

pulses, but they also show important anomalies in the later pulses because of the remobilisation of this<br />

precious metals.<br />

Primary fluid inclusions were recognized only in Eureka northwest, La Mariana north and La Mariana<br />

south veins. The salinities, densities and pressures obtained, indicate that La Mariana north represents<br />

the deeper level of the epithermal system, while La Mariana south vein is assumed to be the higher<br />

levels. Eureka northwest values are indicating an intermediate position between the La Mariana veins.<br />

Oxygen isotopes from quartz samples indicate that La Mariana veins were generated by highertemperature<br />

waters than Eureka vein and that this one shows a temperature decrease of the<br />

hydrothermal fluid from northwest to southeast. Stromatolites and silica sinter results are similar to the<br />

ones from epithermal system surfaces. This isotopic study suggests a mixing of meteoric and magmatic<br />

waters.<br />

Carbon and oxygen isotopes from calcite of calcareous stromatolites and veins indicate that the first were<br />

originated by low temperature fluids with a strong participation of meteoric waters, while highertemperature<br />

deep waters generate the veins.<br />

Sulphur isotopes from pyrite indicate magmatic filiations, but with major participation of superficial waters<br />

if compared with the Deseado Massif mineralization.<br />

The metals source was inferred using Pb isotopes from pyrite, quartz from veins, and some host rocks.<br />

This study indicates that the mineralization in the area was formed due to the development of a<br />

widespread hydrothermal activity within upper continental crust with Pb, and probably Au, leaching mainly<br />

from the acidic host rocks, or through a complex mixing of Pb from these rocks with a subordinate amount<br />

derived from the intermediate rocks.<br />

The age of the mineralizations was assumed as upper Jurassic using indirect evidences (Pb/Pb model<br />

age, stratigraphic position, etc.).<br />

Considering all the mentioned evidences, the mineralization was assigned to the Low Sulphidation<br />

Epithermal type (Hedenquist et al.,2000)<br />

A strong structural control was recognized at a regional and local scale. Volcanism was developed in a rift<br />

setting, associated with regional extension related to the first stages of the south-western Gondwana<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


eak-up. This activity, together with local variations in the basement structure, had a strong influence in<br />

the generation, mobility, and trapping of the hydrothermal fluids. The WNW strike was determined as the<br />

main orientation of the epithermal mineralization in the northwestern Deseado Massif.<br />

The volcanic rocks host the epithermal features, but the volcanism also shows a genetic link with the<br />

mineralization. Volcanic activity provides the heat and also it was the fluids and metals source.<br />

Geological and metallogenical characteristics from the studied area support a high stratigraphic position,<br />

without pre-Jurassic outcrops and with considerable evidences of upper epithermal system levels.<br />

The integration of the main conclusions allowed, at the end of the work, to generate an interpretative<br />

cross-section model that shows the volcanism and mineralization development in the studied area.<br />

Finally, a brief commentary about the precious metal exploration paths for the area was performed.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.


AGRADECIMIENTOS<br />

Fueron varios años de trabajo los necesarios para llevar a cabo este trabajo. Por suerte, fueron muchos<br />

los que me acompañaron en este trayecto, enseñándome, apoyándome, preguntándome, o solamente<br />

recorriendo el camino conmigo. Siento haber aprendido no sólo en lo que a la temática específica de la<br />

tesis respecta, sino enteramente como profesional, y más aún como persona.<br />

Entre viajes de campo, jornadas laborales de oficina, estadías en otras Universidades, asistencias a<br />

congresos y demás actividades realizadas, son innumerables las personas que he conocido y que me<br />

han ayudado de alguna u otra forma y quienes les estoy agradecido.<br />

El trabajo de tesis resultó difícil, pero recomendable.<br />

Los siguientes son solo los que no puedo dejar de nombrar, pero hay muchos más. Gracias.<br />

-Abel Schalamuk como director de tesis y del INREMI me brindó todo el apoyo necesario para la<br />

realización del trabajo y consistió en un fuerte apoyo al escucharme y brindarme su confianza.<br />

-Raúl de Barrio, a través de sus clases en Geología de Yacimientos me contagió su interés en la<br />

temática, en gran parte provocando en mi la voluntad de realizar la tesis en este tema. Como Co-director<br />

colaboró en distintas etapas del trabajo especialmente mediante observación detallada.<br />

-La colaboración de Diego Guido fue fundamental y puede encontrarse en la gran mayoría del trabajo de<br />

tesis. Esto se debe a su compañía en los viajes de campo y a discusiones y recomendaciones<br />

permanentes a lo largo de estos años, pero por sobre todo a su generosidad, por compartir conmigo su<br />

experiencia en el volcanismo y los depósitos epitermales del Macizo del Deseado.<br />

-Karina Mykietiuk fue mi compañera en el Inremi, en la Facultad y también en el campo. Su calidad<br />

profesional, personal y su amistad fueron de gran importancia.<br />

-Mauricio Gonzalez Guillot, María José Correa, y Sebastián Jovic también me acompañaron durante las<br />

tareas de campo realizando aportes muy valiosos para este trabajo.<br />

-Leduar Ramayo, también compañero del Inremi fue un amigo en este camino.<br />

-Horacio Echeveste, Mario Tessone (especialmente en nuestro viaje a Paraguay), Jeff Hedenquist, Pablo<br />

González, Eduardo Llambías, Juan Franzese y Raúl Giacosa brindaron especial colaboración mediante<br />

discusiones que enriquecieron el trabajo.<br />

-A Iván Petrinovic, por la realización de parte de los análisis geoquímicos de rocas en la Universidad de<br />

Salta y por su colaboración en lo referente al Volcanismo dentro del presente trabajo.<br />

-Juan Carlos Gómez consistió en una fuerte colaboración en mi formación en la temática referente al<br />

procesamiento digital de imágenes y utilización de software específico de mapeo geológico.<br />

-María José Gonzalez y Marcela Penné siempre tuvieron buena predisposición para su asistencia en las<br />

tareas administrativas.<br />

-Adriana Ganganelli, con su buena onda, realizó gran parte de los gráficos que acompañan la tesis.<br />

-José Luis Molina y Mario De Giusto me ayudaron con el preparado de cortes delgados y pulidos de<br />

rocas en el Inremi.<br />

-José Panza y Julio Cobos del Servicio Geológico Minero Argentino me facilitaron el borrador de la Hoja<br />

El Pluma e información sobre la logística y algunas de las corridas de fotografías aéreas<br />

correspondientes al área estudiada.<br />

-La Familia Allochis, propietarios de Estancia La Unión, Arturo Puricheli, dueño de la Ea Los Tordos y


especialmente José y Oscar Lujeda dueños de la Ea. Las Margaritas me brindaron su apoyo alojándome<br />

en reiteradas ocasiones y haciendo más fácil las tareas de campo.<br />

-Agradezco también a mis compañeros de las Cátedras de Geología Estructural y Levantamiento<br />

Geológico que supieron comprender tanto mi ausencia en tiempos de campañas como mi poca<br />

disponibilidad de tiempo durante la etapa final de la tesis.<br />

-Al Conicet que me otorgó las becas doctorales que permitieron la dedicación exclusiva al desarrollo del<br />

presente trabajo de tesis.<br />

-A la Agencia Nacional de Promoción Científica yTecnológica (FONCyT), quien a través del proyecto de<br />

investigación BID 802/OC.AR. PID 32/98 otorgado al Instituto de Recursos Minerales (INREMI), posibilitó<br />

el presente estudio.<br />

-A Fomicruz S.E., compañía minera de la provincia de Santa Cruz, que ha apoyado el proyecto de<br />

investigación el cual ha permitido llevar adelante la presente contribución científica.<br />

-Al personal del Instituto de Recursos Minerales (INREMI) de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo,<br />

mi lugar de trabajo durante el desarrollo del trabajo de tesis.<br />

- Al Australian Institute of Geoscientists (Delegación Australia Occidental), especialmente a Joselyn<br />

Thompson, quienes mediante una beca para asistir al Simposio “Applied Structural Geology for Mineral<br />

Exploration and Mining” me dieron la oportunidad de participar en un evento internacional que resultó un<br />

gran aporte a mi aprendizaje durante la realización de la <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>.<br />

- A la Society of Economic Geologists (SEG) quienes por dos años consecutivos me otorgaron becas<br />

consistentes en el financiamiento de distintas etapas dentro del desarrollo da la tesis y también<br />

subsidiaron mi participación en el Posgrado en Metalogenia llevado a cabo en el año 2003<br />

- A la UNESCO por haberme becado para participar en el Curso de Volcanología de Campo de los<br />

Andes centrales en su edición del año 2000.<br />

-A Daniel Poiré y Jose Maggi del Centro de Investigaciones Geológicas y al Museo de Ciencias<br />

Naturales de La Plata donde llevé a cabo los estudios de Difracción de rayos X.<br />

-Al Dr. Giuliano Bellieni de la Universidad de Trieste (Italia) por su colaboración en la realización<br />

de los estudios geoquímicos de las rocas.<br />

-A Clemente Recio y su grupo de trabajo del Instituto de Geología Isotópica, de la Universidad de<br />

Salamanca, España, por la realización de los análisis de isótopos estables delas mineralizaciones del<br />

área estudiada.<br />

-A Colombo Tassinari y su grupo de trabajo: Antonio Pereira dos Loios, Marly Babinski, Artur Takashi<br />

Onoe, Claudia Regina Passarelli, Walter Mauricio Sproesser, Helen Mayumi Sonoki, Ivone Keiko Sonoki,<br />

Izabel Ramos Ruiz, Liliane Aparecida Petronilho, Marília Chrisostomo de Moraes y Vera Miranda del<br />

quienes me enseñaron distintas técnicas isotópicas durante mi estadía en el Centro de Pesquisas<br />

Geocronológicas, perteneciente al Instituto de Geociências de la Universidade de São Paulo, Brasil.<br />

-Finalmente, además de dedicarles este trabajo, también le agradezco a mi Familia, a Sole y a mis<br />

amigos el apoyo imprescindible e incondicional.


CAPÍTULO 1<br />

INTRODUCCIÓN,<br />

ASPECTOS FISIOGRÁFICOS Y<br />

GEOMORFOLOGÍA


INTRODUCCIÓN<br />

La provincia geológica Macizo del Deseado, ubicada en la Patagonia Sur Argentina (figura 1-1),<br />

representa unas de las regiones del país donde se ha experimentado un gran incremento en las tareas<br />

de prospección y exploración de depósitos epitermales de metales preciosos, en especial a partir del<br />

hallazgo, a fines de la década del ’70, del yacimiento auro-argentífero Cerro Vanguardia (Genini, 1984).<br />

Como consecuencia de esta actividad exploratoria, se han identificado varias áreas con depósitos y<br />

manifestaciones epitermales de metales preciosos de interés minero.<br />

En la generalidad de los casos, el mayor grado de conocimiento se ha dado en las características<br />

geoeconómicas de los depósitos prospectados y explorados. Pero salvo excepciones, estos trabajos no<br />

han sido acompañados de investigaciones que caractericen las condiciones metalogénicas de las<br />

mineralizaciones y el entorno geológico en que se han formado.<br />

Figura 1-1: Mapa de Patagonia donde se pueden ver los principales afloramientos del volcanismo jurásico (Provincia<br />

Chon Aike según Kay et al., 1989), la mina Cerro Vanguardia y el área de trabajo de la presente tesis doctoral.<br />

En la región noroccidental del Macizo, específicamente en el sector del río Pinturas y área de influencia,<br />

la situación no varía. En efecto, existen todavía amplios sectores donde aún restan dilucidar diversas<br />

problemáticas de índole estratigráfica, petrológica, estructural y metalogénica, habida cuenta que, si bien<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 2


existen algunas investigaciones de tipo geológico-geoquímico, las mismas son de carácter regional y no<br />

apuntaron a dilucidar los aspectos metalogénicos de la región (de Barrio, 1989, 1993).<br />

De esta manera y dado que el Instituto de Recursos Minerales de la UNLP, viene realizando trabajos de<br />

investigación en el Macizo del Deseado desde hace ya más de una década, surgió el interés de realizar<br />

un trabajo de tesis doctoral en este sector del Macizo del Deseado, planteándose los siguientes<br />

objetivos:<br />

Dentro de la temática Geología, Volcanología, Estratigrafía:<br />

• Desarrollo detallado del conocimiento geológico estratigráfico de un sector del Macizo del<br />

Deseado (el noroccidental) con trabajos de índole regional.<br />

• Ampliación de los conocimientos en la identificación y caracterización del ambiente volcánico y<br />

piroclástico para el Jurásico del Macizo del Deseado.<br />

• Ubicación del área estudiada dentro del esquema geotectónico regional.<br />

• Estudio estructural tanto del área en cuestión como de la comarca en general con la intención de<br />

llegar a la confección de un modelo estructural, teniendo en cuenta la vinculación entre la<br />

deformación sufrida por la secuencia jurásica y la mineralización de metales preciosos.<br />

En el caso de la Metalogénesis:<br />

• Identificación y caracterización de las condiciones de formación de los depósitos epitermales,<br />

además del entendimiento de los procesos de alteración hidrotermal y su implicancia en el<br />

reconocimiento de sistemas hidrotermales.<br />

• Concluir la investigación con el desarrollo de un modelo genético para los depósitos minerales<br />

del área estudiada, y establecer herramientas prospectivas generales que puedan ser aplicadas<br />

en la búsqueda de nuevas concentraciones minerales en otros sectores con similares<br />

características geológicas.<br />

Para la concreción de estos objetivos se realizaron aproximadamente tres meses de trabajo de campo<br />

en diferentes etapas, se realizaron reconocimientos geológicos y se confeccionaron perfiles y mapas<br />

geológicos y mineros a distintas escalas, de acuerdo al interés de cada sector. Al mismo tiempo y<br />

conforme al avance en el trabajo, se llevaron a cabo distintos tipos de muestreo (petrográfico,<br />

calcográfico, geoquímico, para datación, para isótopos estables e inclusiones fluidas, entre otros) que,<br />

mediante el trabajo posterior de laboratorio y gabinete (Capítulo 2 “Metodología”) permitieron la<br />

concreción de los objetivos planteados.<br />

Así finalmente se llegó a la realización de (Ver Anexo):<br />

• Mapa Geológico local<br />

• Mapa de Mineralizaciones<br />

• Mapa de la veta Eureka<br />

Finalmente, el aporte de este trabajo se orientó a desarrollar y definir aspectos geológicos y<br />

metalogénicos que se encuentran íntimamente relacionados.<br />

Desde el punto de vista geológico mediante el estudio del mega evento volcano-piroclástico jurásico se<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 3


encontraron nuevas relaciones de campo entre las distintas unidades, lo que permitió sumar evidencias y<br />

una mejor interpretación de la génesis de este evento.<br />

En el caso de la Metalogénesis, mediante el presente trabajo también se logró una visualización directa<br />

del sistema epitermal jurásico, ya que se han localizado y estudiado afloramientos representativos de los<br />

distintos niveles de este sistema, determinados mediante observaciones de campo y evaluaciones<br />

geoquímicas, determinaciones de isótopos estables e inclusiones fluidas entre otras técnicas.<br />

ASPECTOS GEOGRÁFICOS<br />

El área de estudio se ubica en el sector noroccidental de la Provincia de Santa Cruz, dentro del<br />

departamento Lago Buenos Aires (figura 1-2).<br />

El área con los afloramientos geológico-mineros de mayor importancia, donde se realizó el mapa<br />

geológico representativo del área, está limitada por las coordenadas Gauss Krüger 4812500 y 4803000<br />

en el eje X y 2390500 y 2404000 en el eje Y (46° 50’-46° 55’ Lat S y 70° 15’-70 ° 20’ Long O), abarcando<br />

una superficie de 120 km 2 .<br />

Además del área estudiada, se llevaron a cabo observaciones de campo en zonas aledañas, que<br />

resultaron de suma importancia para este trabajo, en una superficie que queda delimitada<br />

aproximadamente entre las coordenadas<br />

geográficas 46°30’ y 47°30’ de Lat S y 66°30’ y<br />

70°45’ de Long O.<br />

Éste sector se corresponde con el extremo sudoeste<br />

de la Hoja Geológica 4769-I El Pluma del Servicio<br />

Geológico Minero Argentino a escala 1:250.000<br />

realizada por Cobos y Panza (2003).<br />

Existe escasa población en el área estudiada, solo<br />

se encuentran los dueños o puesteros de las<br />

estancias (La Mariana, La Unión, Los Tordos, El<br />

Retiro y Cerro Negro, figura 1-3) donde la principal<br />

actividad económica de los lugareños corresponde a<br />

la cría de ganado ovino y bovino.<br />

Figura 1-2: Sector noroeste del Macizo del Deseado<br />

donde se hicieron observaciones durante el presente<br />

estudio<br />

La población más cercana es la localidad de Perito Moreno, desde la cual se llega transitando 40 km<br />

hacia el sur por la ruta nacional N° 40 y luego tomando hacia el este por una huella vecinal otros 40 km<br />

hasta el cruce del río Pinturas y de allí, en el mismo sentido otros 20 km.<br />

La ruta nacional 40 fue la utilizada durante la primera etapa de la investigación en épocas del año<br />

cuando el río Pinturas poseía bajo caudal; si esta vía se interrumpía, la forma de llegar al área era a<br />

través de la ruta provincial N° 39 que une las localidades de Las Heras y Bajo Caracoles, tras recorrer<br />

algo más de 100 km por caminos vecinales en muy mal estado.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 4


Figura 1-3: Área de estudio y estancias involucradas (según catastro de estancias de la provincia de Santa Cruz).<br />

Durante los trabajos de campo se contó con las facilidades de alojamiento brindadas por los dueños de<br />

las estancias La Unión y Las Margaritas, Teresa de Allochis y Eduardo Allochis y José y Oscar Lujeda<br />

respectivamente. También, cuando el clima lo permitió, se realizaron campamentos volantes dentro del<br />

área de tesis.<br />

GEOMORFOLOGÍA<br />

El paisaje de la comarca se caracteriza por la presencia de lomas redondeadas con altura media de 700<br />

m.s.n.m. y cañadones encajonados, con desniveles superiores a los 80 m como resultado de la acción<br />

de distintos agentes geomórficos. Predomina la acción fluvial, pero también es importante la actividad<br />

volcánica y la acción glaciaria, aunque tratándose de una región de clima semiárido, hay sectores en los<br />

cuales ha tenido importante participación la acción eólica y la remoción en masa.<br />

Los cursos de agua principales se encuentran estructuralmente controlados teniendo la misma<br />

orientación principal de los lineamientos del área (NO-SE). La Quebrada de los Pumas (foto 1-1A), sólo<br />

con agua en épocas de lluvia o deshielo, es uno de los principales cursos de agua que atraviesa la<br />

región; descargando hacia el oeste en el río Pinturas (de régimen permanente) que luego continúa hacia<br />

el norte y terminando en el río Deseado al este de la localidad de Perito Moreno. También son<br />

abundantes las lagunas ubicadas en pequeñas cuencas cerradas (foto 1-1B).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 5


Fotos 1-1: A: Quebrada de los Pumas. B: Laguna centrípeta al este de Ea. La Mariana.<br />

Clima<br />

Presenta las condiciones climáticas de la Estepa Patagónica. La característica esencial corresponde a<br />

las precipitaciones nivales en época invernal, que permiten la acumulación de potentes bancos de nieve<br />

visibles aún comenzada la primavera, sobre todo en las zonas altas y al resguardo del contacto directo<br />

con el sol; el derretimiento de la misma representa el más importante aporte de agua de la zona.<br />

La presencia de viento es característica durante gran parte del año, aunque tiene su mayor expresión en<br />

los meses de primavera y verano, con vientos regulares de 20 km/h y ráfagas de hasta 100 km/h.<br />

La temperatura mínima promedio es de –2,8 a 7,8 °C y la máxima promedio de 4,7 a 19,2 °C (datos del<br />

Servicio Meteorológico Nacional para la localidad de El Calafate).<br />

Suelos<br />

El desarrollo de los suelos se hace evidente en las llanuras de inundación de los ríos, no ocurre así en<br />

cambio en otros sectores, en especial los más altos, donde lo característico son suelos inmaduros,<br />

esqueléticos y de escaso desarrollo e incluso la ausencia de ellos.<br />

Fauna y Vegetación<br />

Dentro de la fauna autóctona se registran principalmente guanacos (Lama guanicoe) (foto 1-2A),<br />

choiques (Pterocnemia pennata), martinetas (Eudromia elegans), aves rapaces (Polyborus y Milvago) y<br />

armadillos como el piche (Zaedyus pichiy) (foto 1-2B). Entre los carnívoros el zorro gris (Canis<br />

(Pseudalopex) griseus), el zorro colorado (Canis (Pseudalopex) culpaeus) y el puma (Felis concolor)<br />

entre otros. Los roedores son muy abundantes, entre los principales se encuentran la mara o liebre<br />

patagónica (Dolichotis patagonum) y numerosos ratones o ratas de la Familia Cricetidae y cuises de la<br />

Familia Caviidae.<br />

Su vegetación actual es de tipo estepa arbustiva, con especies características como molle (Schinus<br />

polygamus patagonicus) (foto 1-2C), calafate (Berberis sp) (foto 1-2D), mata negra (Verbena tridens,<br />

Chiliotrichum diffusum), mientras que las gramíneas están principalmente representadas por coirón<br />

(Stipa sp). Es abundante la presencia de musgos, muchas veces dificultando la observación de los<br />

afloramientos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 6


Fotos 1-2: A: Guanacos, B: Piche, C: Molle y D: Calafate.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 7


CAPÍTULO 2<br />

METODOLOGÍA DE TRABAJO


PROCESAMIENTO DE IMÁGENES SATELITALES<br />

En una primera etapa se trabajó con las imágenes sin procesar comenzando con la tarea de<br />

georeferenciamiento de las mismas. Así, en gabinete se determinaron los puntos donde, luego en el campo,<br />

se tomarían las coordenadas geográficas.<br />

En el gabinete, con la utilización del software ER Mapper 6.0 se realizó el georeferenciamiento de las<br />

imágenes disponibles.<br />

Se trabajó con las imágenes satelitales TM 230/93 del satélite Landsat 5 y TM 230/93 pancromática del<br />

Landsat 7, permitiendo una mayor precisión en la visualización de las distintas unidades de roca y<br />

estructuras en general.<br />

El procesamiento digital realizado con el software ER Mapper 6.0, consistió en la superposición de ambas<br />

imágenes con la intención de utilizar la amplia resolución espectral, que brinda distintas posibilidades de<br />

combinaciones entre las bandas, que posee el sensor del Landsat 5 y la mayor resolución espacial de 15 m<br />

brindada por la tomada con el Landsat 7.<br />

Se construyeron combinaciones entre la bandas (algoritmos) que facilitaron la identificación de zonas con<br />

distinto tipo de alteración y unidades de roca.<br />

Desde el punto de vista estructural se llevó a cabo un detallado análisis digital de los lineamientos en el área<br />

de estudio, para lo cual se utilizó una herramienta del programa ER Mapper 6.0, que mediante un sistema de<br />

luces y sombras posibilita la mejor observación de estructuras lineales.<br />

Se ha trabajado también con las fotografías aéreas a escala 1:60.000, de sectores muy restringidos debido a<br />

la falta de cobertura fotográfica.<br />

Figura 2-1: Imagen final utilizada en el mapeo geológico 1:20.000<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 9


Se preparó una imagen satelital especialmente diseñada para la realización del levantamiento geológico y<br />

toma de muestras. De las imágenes utilizadas se eligió la ventana respectiva al área de interés.<br />

El producto final consistió en una imagen georeferenciada a una escala 1:20.000 (figura 2-1), con una grilla<br />

de coordenadas (proyección Gauss – Krüger y datum Campo Inchauspe) cada 500 m lo que permitió la<br />

rápida y precisa ubicación de cualquier punto dentro del área.<br />

Una vez procesada el área de desarrollo del trabajo, se inició la confección del mapa geológico utilizando<br />

como base las imágenes satelitales.<br />

TRABAJOS DE LEVANTAMIENTO<br />

Durante el trabajo de campo se procedió a la identificación de los distintos tipos de formaciones volcanosedimentarias<br />

y dentro de estas se separaron diferentes facies (ignimbríticas, lávicas, etc.).<br />

También se han realizado distintos tipos de muestreo, tanto para análisis químico, como para su estudio<br />

petrográfico, calcográfico y análisis de isótopos estables.<br />

La construcción de los mapas ha sido mediante la utilización de los programas Autocad<br />

2000 y ER Mapper 6.0 combinando los datos recolectados en el campo y los obtenidos en<br />

el procesamiento en el gabinete.<br />

Mapa Geológico<br />

Realización del mapa geológico a escala local 1:20.000 (ver Anexo A1)<br />

Con el apoyo de las imágenes satelitales se llevaron a cabo los trabajos de campo con una duración<br />

aproximada de 90 días en diferentes etapas. Allí se realizaron transectas que permitieron cubrir una gran<br />

parte del área de estudio. Durante estas recorridas se llevó a cabo la identificación de las distintas unidades<br />

litológicas (lavas ácidas, tobas, basaltos, etc.) y el muestreo para la realización de las distintas metodologías<br />

de laboratorio con el fin de caracterizar a las mismas como por ejemplo: geoquímica de metales, química de<br />

rocas, isótopos estables e inclusiones fluidas, etc.<br />

Se reconocieron los contactos entre los diferentes cuerpos y se realizaron muestreos específicos<br />

correspondientes.<br />

Mapas de Mineralizaciones<br />

Sector Veta Eureka<br />

Una vez reconocida la veta Eureka, dada su gran extensión (4,5 km aproximados de corrida) y la<br />

complejidad de su estructura y pulsos mineralizantes que la conforman se decidió llevar a cabo un mapeo de<br />

detalle de la misma con Teodolito y se realizó una campaña específica para la confección del mismo.<br />

Durante este trabajo se reconocieron los distintos pulsos existentes y las relaciones de corte entre los<br />

mismos, asimismo se tomaron muestras para la realización de distintas determinaciones.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 10


Sector Estancia La Mariana<br />

Durante este trabajo de campo también comenzó la realización del levantamiento detallado de los sistemas<br />

vetiformes que en esta primera etapa consistió en el mapeo a escala 1:500 de las vetas que integran el<br />

Sistema La Mariana.<br />

El trabajo se llevó a cabo principalmente con la utilización de cinta métrica y brújula, apoyado con la<br />

ubicación geográfica de los extremos de las vetas mediante el uso de un geoposicionador satelital (GPS).<br />

Se realizó la descripción de la morfología de las vetas, potencias, rumbos y cambios de los mismos, toma de<br />

muestras de las texturas más representativas (relleno, reemplazo, etc.), de las zonas de alteración, para<br />

geoquímica de metales preciosos, etc.<br />

TRABAJOS DE LABORATORIO Y GABINETE<br />

Petrografía, calcografía y difracción de rayos X<br />

Los estudios petrográficos y calcográficos fueron realizados en el laboratorio del Instituto de Recursos<br />

Minerales (INREMI) de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.<br />

En total se han tomado cerca de 500 muestras de rocas, de las cuales se han estudiado, con diferente grado<br />

de detalle, 200 cortes petrográficos y 13 pulidos con finalidades variables como caracterización de las<br />

distintas unidades litológicas, estudio de la alteración hidrotermal, de los minerales opacos y transparentes y<br />

las texturas de cuarzo.<br />

Complementariamente se han realizado análisis por Difracción de rayos X en el difractómetro del Centro de<br />

Investigaciones Geológicas (CIG-UNLP) y en el Museo de La Plata.<br />

Geoquímica de metales (Metalogénesis)<br />

Se realizaron aproximadamente 60 análisis por metales. Se tomaron muestras de mineralizaciones<br />

vetiformes y estructuras asociadas para la determinación de variaciones mineralógicas, texturales, químicas,<br />

etc. tanto en la horizontal como en sentido vertical dentro del sistema hidrotermal. Cuando fue posible (en el<br />

caso de la veta Eureka), se realizó un muestreo de los distintos pulsos mineralizantes. Las muestras han<br />

sido preparadas por el autor de esta tesis en los laboratorios del CETMIC y analizadas para determinación<br />

de anomalías metalíferas, realizados por la empresa ACME Canadá Inc. La rutina desarrollada fue ICP<br />

(Induced Coupled Plasma) de 32 elementos y Au por extracción húmeda y Hg por vapor frío para un mejor<br />

grado de detección de estos elementos químicos.<br />

Geoquímica de rocas (Clasificación, Petrogénesis)<br />

Se colectaron en el campo aproximadamente 40 muestras con la intención de caracterizar desde el punto de<br />

vista geoquímico a las rocas volcánico-piroclásticas del área y de éstas finalmente fueron elegidas 26 luego<br />

de la observación de los cortes petrográficos donde se determinó que eran las que registraban el menor<br />

grado de alteración.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 11


Los análisis fueron realizados en dos laboratorios diferentes: Universidad Nacional de Salta y la Universidad<br />

de Trieste (Italia). Para diferenciar los resultados analíticos, se han utilizado diferentes tipos de letra en las<br />

tablas donde se muestran, siendo itálica para los de Salta y normal para Trieste.<br />

Las muestras analizadas en el laboratorio de Petrología de la Universidad de Trieste han sido procesadas en<br />

los laboratorios del Instituto de Recursos Minerales (Inremi), mientras que las analizadas en Salta fueron<br />

enteramente procesadas en el laboratorio de la citada Universidad.<br />

Las muestras estudiadas fueron analizadas por fluorescencia de rayos X, con un Rigaku 2000, con<br />

dispersión de longitud de onda en un tubo Rh , detector SC y flujo de gases PC. Las muestras fueron<br />

pulverizadas y secadas a 105° durante un período de 24 horas. La pérdida de agua por ignición (LOI) (en<br />

porcentaje en peso) fue determinado a 950°C hasta que un peso constante fue alcanzado. Los elementos<br />

mayores fueron determinados utilizando tabletas de fusión con LiBo 4 (1/6) mientras que los elementos traza<br />

fueron determinados con tabletas de polvo comprimido.<br />

De los resultados de estos análisis se obtuvo que muchas de las muestras estudiadas registraban un alto<br />

LOI (Lost on Ignition), debido a la presencia de minerales hidratados posiblemente producto de alteración.<br />

Como la mayoría de los elementos mayoritarios son móviles bajo estas condiciones, se evitó utilizar<br />

diagramas que los involucren (Le Maitre, 1989), y se optó por los elementos de alto potencial iónico (High<br />

Field Strength Elements) Nb, Y, Ti y Zr que son generalmente inmóviles frente a la alteración. Por tal motivo<br />

se utilizó en diagrama de Winchester y Floyd (1977) para la clasificación de las rocas.<br />

Es importante destacar que todos los datos analíticos fueron graficados con el programa Newpet, mediante<br />

el cual se recalculó el porcentaje de elementos mayoritarios en base anhidra a 100%.<br />

Isótopos estables<br />

Se analizaron 36 muestras por isótopos estables de oxígeno, carbono y/o azufre en los laboratorios del<br />

Servicio de Isótopos Estables de la Universidad de Salamanca, España.<br />

La extracción del oxígeno y carga de la muestra se efectuaron siguiendo los principios de Clayton y Mayeda<br />

(1963) y Friedman y Gleason (1973). Los resultados que se obtuvieron se dan en la notación delta habitual<br />

referidos a SMOW. El valor obtenido para el estándar NBS-28 en el laboratorio citado es δ 18 OSMOW=+<br />

9,6‰.<br />

Para la obtención del carbono en carbonatos se utilizó una sonda láser de tipo Nd: YAG (I=1060nm). El<br />

patrón utilizado fue el PDB (Belemnite de la Formación Pee Dee).<br />

La técnica empleada para el azufre es similar a la descripta por Robinson y Kusakabe (1975). Se utilizaron<br />

entre 5 y 10 mg de pirita por muestra.<br />

Las relaciones 34 S/ 32 S fueron determinadas en un espectrómetro de masas Micromass SIRA-II. La precisión<br />

obtenida es mejor que ± 0,27‰, basada en análisis repetidos de estándares internos e internacionales<br />

(incluyendo la extracción), así como en el análisis por duplicado de algunas de las muestras. Los resultados<br />

se dan referidos a CDT. El valor obtenido para el estandar NBS-123 en el laboratorio citado es δ 34 SCDT=<br />

17,0‰.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 12


Inclusiones fluidas<br />

Fueron estudiadas mediante esta metodología 16 muestras representativas de distintas vetas de cuarzo con<br />

la intención de determinar temperaturas de precipitación y salinidad de los distintos pulsos hidrotermales.<br />

Se prepararon secciones bipulidas de acuerdo a los procedimientos descriptos por Goldstein y Reynolds<br />

(1994). Las mediciones microtermométricas de las inclusiones fluidas han sido realizadas en las<br />

instalaciones del Instituto de Recursos Minerales con una platina de calentamiento/enfriamiento marca<br />

Linkam THMSG600 montada sobre un microscopio Nikon Eclipse E400POL, que permite operar en un rango<br />

comprendido entre -180ºC y +600ºC, por una combinación de un sistema de circulación de nitrógeno para<br />

enfriamiento y una resistencia para calentamiento. La densidad y las presiones mínimas de homogenización<br />

fueron determinados utilizando el software FLINCOR 1-2-1 (Brown, 1989).<br />

Dataciones radimétricas<br />

Durante la última etapa del trabajo de tesis se ha tenido la posibilidad de realizar una estadía en los<br />

laboratorios del Centro de Pesquisas Geocronológicas del Instituto de Geociências de la Universidade de<br />

São Paulo, Brasil, donde se utilizaron distintos procesamientos y metodologías tendientes a la obtención de<br />

las edades absolutas tanto de unidades litológicas con interés estratigráfico y metalogenético como de las<br />

mineralizaciones . Así fue que se procesaron y analizaron tres muestras por el método U/Pb, en circones.<br />

Para U/Pb se separaron circones mediante técnicas mecánicas (mesa vibradora), químicas (líquidos densos)<br />

y magnéticas (Frantz). Luego, los circones concentrados fueron descriptos y agrupados en fracciones (entre<br />

4 y 7 por muestra). Estas fracciones fueron atacadas con ácido y el resultado analizado en un espectrómetro<br />

de masas. Finalmente se trabajaron los resultados con el software específico Isoplot (Ludwig, 2000)<br />

Isótopos de Plomo<br />

Los análisis isotópicos fueron realizados en el Centro de Pesquisas Geocronológicas del Instituto de<br />

Geociências de la Universidad de San Pablo, Brasil.<br />

Las muestras de roca total (andesitas, dacitas y riolitas) fueron sometidas a disolución total a través de un<br />

ataque con HF, HNO 3 y HCL en bomba tipo PARR®, en estufa a 150 °C, por 5 días. Las muestras de veta<br />

de cuarzo fueron disueltas con HF, HNO3 y HCl., en un bécquer de teflón Savillex® en chapa calentadora, a<br />

100°C, por 24 hs. Las disoluciones fueron evaporadas, convertidas a HBr 0,7N y sometidas a purificación de<br />

Pb a través de la técnica de cambio iónico.<br />

Las muestras de pirita fueron disueltas con una mezcla de agua regia (HCl + HNO 3 ), en chapa calentadora a<br />

100°C, por 24 hs. Las soluciones fueron evaporadas, convertidas a HBr 0,7N y sometidas a purificación de<br />

Pb a través de la técnica de cambio iónico.<br />

Los procedimientos adoptados para la purificación del Pb fueron aquellos descriptos por Babinski et al.<br />

(1999) detallados como sigue. Fueron adicionados aproximadamente 35 µl de resina aniónica AG1-X8, malla<br />

200-400, pretratada, en una columna de polietileno. La resina fue lavada, sucesivamente, con 1,0 ml de HCl<br />

6N, 300 µl de agua tridestilada y, posteriormente, acondicionada con 300 µl de HBr 0,7N. La solución de la<br />

muestra fue adicionada y la resina fue lavada con 300 µl de HBr 0,7N tres veces consecutivas. El Pb fue<br />

diluido con 1,0 ml de HCl 6N.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 13


La muestra fue purificada dos veces para garantizar la pureza del Pb diluido. Para esto la solución obtenida<br />

fue evaporada y nuevamente convertida a 300 µl de HBr 0,7N y repasada por la columna siguiendo las<br />

mismas etapas descriptas arriba. A la solución final fueron adicionados 5 µl de H3PO4 0,25M y llevados a<br />

evaporación total.<br />

Las composiciones isotópicas fueron determinadas por Espectrometría de Masas Termoiónica (TIMS)<br />

usando un espectrómetro de masas VG 354, equipado con 5 colectores tipo Faradav, usando detección<br />

simultánea, en modo estático. Los datos fueron corregidos para un frasccionamiento isotópico de 0,12%<br />

u.m.a.-1, con base en los más de 200 análisis obtenidos con el patrón de Pb común SRM 981.<br />

Isótopos de Samario y Neodimio<br />

Los análisis de Sm-Nd fueron preparados siguiendo la metodología estándar, de acuerdo a los<br />

procedimientos analíticos descriptos por Sato et al. (1995), utilizando HF-HNO 3 en la disolución además de<br />

HCl en la separación de cationes de intercambio. Muestras que no alcanzaron la disolución total fueron<br />

descartadas.<br />

Las relaciones isotópicas de Nd fueron normalizadas a 146 Nd/ 144 Nd = 0,72190. los promedios de 143 Nd/ 144 Nd<br />

para los estándares de La Jolla y BCR-1 fueron 0,511847±0,00005 (2σ) y 0,512662±0.00005 (2σ)<br />

respectivamente. Los análisis isotópicos de Nd fueron llevados a cabo en un espectrómetro de masas<br />

Finningan-MAT 262. Finalmente los datos fueron analizados usando el programa de Ludwig (2000),<br />

teniendo en cuenta para el cálculo de las edades, el Modelo 2, en los casso en que las isocronas<br />

presentaban altos valores de MSWD.<br />

La edad fue calculada usando para 147 Sm la constante de decaimiento establecida en Steiger y Jäger<br />

(1977): 6.54x10 -12 años -1 .<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 14


CAPÍTULO 3<br />

GEOLOGÍA


GEOLOGIA DEL MACIZO DEL DESEADO<br />

El Macizo del Deseado (Leanza, 1958) es una provincia geológica ubicada en el ámbito extra-andino de<br />

la provincia de Santa Cruz. Se encuentra delimitado por el río Deseado al norte, río Chico al sur, la costa<br />

Atlántica al este y la Dorsal del Río Mayo en el oeste abarcando un área aproximada de 60.000 km 2 (De<br />

Giusto et al., 1980) (figura 3-1).<br />

Desde el punto de vista estructural esta unidad se caracteriza por tener comportamiento positivo y rígido,<br />

en contraste con una subsidencia marcada al norte y al sudoeste que origina cuencas bien definidas,<br />

como la del Golfo de San Jorge y la Austral o Magallánica, respectivamente (Panza et al., 1995).<br />

Figura 3-1: Mapa geológico del Macizo del Deseado.<br />

Las rocas que conforman el basamento del Macizo del Deseado corresponden a las unidades Complejo<br />

Río Deseado (Vieira y Pezzuchi, 1976) y Formación La Modesta (Di Persia, 1962). El Complejo Río<br />

Deseado se compone de varios asomos reducidos de rocas ígneas y metamórficas que se ubican en el<br />

sector oriental del Macizo del Deseado. Se trata de rocas metamórficas de edad NeoProterozoico a<br />

Cámbrico (Pezzuchi, 1978 y Pankhurst et al., 2001), intruidas por rocas ígneas de edad Ordovícico a<br />

Carbonífero inferior, según Chebli y Ferello (1975); Loske et al. (1999) y Pankhurst et al. (2001). La<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 16


Formación La Modesta corresponde a dos asomos aislados de rocas leptometamórficas halladas por Di<br />

Persia (1962) en la zona centro-occidental del Macizo.<br />

Sobre este conjunto de rocas basamentales y, ocupando un sistema de grabens y hemigrabens de<br />

orientación NO-SE (Uliana y Biddle, 1987), se apoyan en relación de discordancia sedimentos<br />

continentales permo-triásicos correspondientes a las Formaciones La Golondrina (Archangelsky, 1967),<br />

La Juanita (Arrondo, 1972) y El Tranquilo (Di Persia, 1965), localizados en el sector oriental de esta<br />

provincia geológica.<br />

A partir del Triásico se produce un cambio en el régimen tectónico del Macizo (de Barrio et al., 1999),<br />

iniciándose un período extensivo que tiene su pico máximo en el volcanismo ácido del Grupo Bahía<br />

Laura (Lesta y Ferello, 1972) conformado por las Formaciones Chon Aike y La Matilde (Archangelsky,<br />

1967).<br />

En el Jurásico inferior (Varela et al., 1991; Pankhurst et al., 1993a) se produce el plutonismo<br />

correspondiente a la Formación La Leona (Godeas, 1985; Pankhurst et al., 1993a). Se trata de un<br />

complejo granítico-granodiorítico de composición ácida a intermedia con afinidad calcoalcalina, con<br />

afloramientos en el sector oriental del Macizo.<br />

Para el mismo tiempo pero en la zona central se manifiesta un evento epi-piroclástico (tobas, areniscas,<br />

tufitas y pelitas de colores gris a gris verdoso y rosado) asignado a la Formación Roca Blanca (Di Persia,<br />

1956 y De Giusto, 1956), atribuida al Liásico medio a superior, pudiendo llegar al Dogger inferior, por<br />

Herbst (1965) y al período Toarciano a Aaleniano por Stipanicic y Bonetti (1970) debido a su contenido<br />

paleontológico.<br />

Con posterioridad comienza a desarrollarse un megaevento volcánico-piroclástico-sedimentario<br />

compuesto por la Formación Bajo Pobre (Lesta y Ferello, 1972), de composición básica a intermedia y<br />

el Complejo de Bahía Laura (Feruglio, 1949) o Complejo Chon Aike (Pankhurst et al., 1993b) de<br />

composición ácida. Este último había sido subdividido por Stipanicic (en Stipanicic y Reig, 1955) en<br />

Chon-Aikense (facies magmáticas y piroclásticas de flujo) y Matildense (piroclástica de caída y<br />

retrabajada) coetáneas e interdigitadas y luego Archangelsky (1967) fue quien las formalizó. Lesta y<br />

Ferello (1972) llamaron Grupo Bahía Laura a este conjunto de rocas, sugiriendo la inclusión de la<br />

Formación Bajo Pobre en los niveles inferiores.<br />

Todo este episodio magmático ha sido asignado al Jurásico medio a superior (Alric et al., 1996; Féraud<br />

et al., 1999; Tessone et al., 1999; Pankhurst et al., 2000).<br />

Echeveste et al. (2001), han propuesto volver a agrupar las rocas de la Formación Bajo Pobre dentro<br />

del Grupo Bahía Laura.<br />

Cabe destacar que en los últimos años varios autores (Pankhurst et al., 1993b; Pankhurst y Rapela,<br />

1995; Pankhurst et al., 1998; Bertrand et al., 1999; Féraud et al., 1999; Riley et al., 2001 y Echeveste<br />

et al., 2001) proponen la coetaneidad y cogénesis de las rocas de ambas unidades. Incluido dentro de<br />

este período efusivo del Jurásico estarían las rocas hipabisales intermedias a básicas de la Formación<br />

Cerro León (Di Persia, 1956; Pezzi, 1970) por considerarlas correlacionables a la Formación Bajo Pobre<br />

y por lo tanto de la misma edad.<br />

Hacia el Jurásico superior se generan pequeñas cuencas cerradas debido a la continuación de la<br />

tectónica extensional, en las que se depositaron sedimentos de origen epi-piroclástico correspondientes<br />

a las Formaciones Bajo Grande (Di Persia, 1958) y Baqueró (Archangelsky, 1967). La primera de éstas<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 17


se compone de sedimentitas y piroclastitas varicolores (tobas, tufitas, areniscas y conglomerados)<br />

desarrolladas en el sector central y sur del Macizo del Deseado para el Jurásico superior<br />

(Kimmeridgiano)-Cretácico inferior (Hauteriviano), mientras que la segunda está compuesta por<br />

piroclastitas y sedimentitas de gran dispersión en el sector central del Macizo del Deseado, con flora fósil<br />

que permite ubicarla temporalmente en el Cretácico inferior (Barremiano alto-Aptiano) (Archangelsky,<br />

1967; Archangelsky et al., 1984).<br />

A fines del Cretácico y hasta el Paleógeno, se producen las erupciones basálticas de la Formación Las<br />

Mercedes (Panza, 1982) en el sector central del Macizo, marcando el comienzo de un magmatismo<br />

basáltico que continuará durante gran parte del Cenozoico como consecuencia de la persistencia de<br />

ambientes distensivos post-orogénicos (de Barrio et al., 1999). Hacia el Oligoceno inferior se depositan<br />

tobas y bentonitas continentales de la Formación Sarmiento (Feruglio, 1949). Sobre estos sedimentos<br />

se encuentran aflorando depósitos de transgresiones marinas del Oligoceno superior, correspondientes a<br />

la Formación Patagonia o Monte León (Zambrano y Urien, 1970; Bertels, 1970) y depósitos<br />

continentales del Mioceno inferior adjudicados a la Formación Santa Cruz (Ameghino, 1898). La<br />

columna se completa con los “Rodados Patagónicos”, delgado manto de gravas y arenas del Plioceno<br />

superior - Pleistoceno inferior que cubre en discordancia a las unidades antes mencionadas,<br />

comprendidos por las Formaciones Mata Grande (Panza y de Barrio, 1987; 1989) y La Avenida (Marín,<br />

1982).<br />

Cabe señalar que durante el Terciario y Cuaternario se han generado extensos derrames basálticos<br />

(Basalto Alma Gaucha, Cerro del Doce, Formación San Agustín, Chapalala, Basalto Belgrano, Meseta<br />

del Lago Buenos Aires, Basalto Tres Cerros y equivalentes), producto de la migración de sudoeste a<br />

noreste de una ventana astenosférica generada por la subducción del punto triple entre las placas<br />

Sudamericana, Antártica y Nazca (Ramos y Kay,1992).<br />

Finalmente, depósitos aluviales, coluviales, de bajos y costeros de edad cuaternaria se distribuyen<br />

irregularmente en toda la provincia geológica.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 18


GEOLOGÍA DEL NOROESTE DEL MACIZO DEL DESEADO<br />

En este apartado se exponen algunas consideraciones estratigráficas y estructurales en relación a las<br />

unidades litológicas aflorantes en el noroeste del Macizo del Deseado, donde se hicieron observaciones<br />

para este trabajo, mas allá de que finalmente se haya elegido un área de menor dimensión para la<br />

confección del mapa geológico. Muchas de estas observaciones fueron llevadas a cabo a lo largo del río<br />

Pinturas, dado que sobre sus márgenes es posible ver la tercera dimensión de varias de las unidades<br />

involucradas, ocasión no comúnmente presente en otros sectores del Macizo del Deseado.<br />

Si bien no existe una división interna preestablecida de la provincia geológica Macizo del Deseado, se<br />

han reunido bajo la denominación “Sector Noroccidental” a los afloramientos correspondientes a esta<br />

provincia que se encuentran entre la ruta provincial 43 (LH-PM) al norte, la ruta nacional 40 al oeste y la<br />

ruta provincial 39 (LH-BC) (figura 1-2).<br />

Dentro de la mencionada área se registran también afloramientos correspondientes a unidades de la<br />

Cuenca del Golfo San Jorge. Las principales diferencias, como se verá más adelante están relacionadas<br />

a la participación de unidades cretácicas correspondientes a la mencionada cuenca y a la respuesta<br />

frente la estructuración terciaria.<br />

Las rocas más antiguas aflorantes son las lavas intermedias y aglomerados asignados a la Formación<br />

Bajo Pobre y las rocas magmáticas y volcaniclásticas reunidas en el Grupo Bahía Laura, integrado por<br />

las Formaciones Chon Aike (ignimbritas y lavas ácidas) y La Matilde (tobas y tufitas) con engranaje<br />

lateral entre ellas. En este sector el Grupo Bahía Laura fue incluido sin discriminación en la “Serie<br />

Porfírica” por Roll (1938).<br />

Para el área comprendida por las márgenes del río Pinturas y zonas aledañas, Genini (1977a) acuñó el<br />

término Complejo Tobáceo del Río Pinturas, reconociendo la intercalación de unidades de rocas<br />

piroclásticas retrabajadas e ignimbritas, pero luego y con el avance del conocimiento geológico se<br />

demostró la intercalación de esas facies del volcanismo jurásico ácido para todo el Macizo, dejándose de<br />

lado esta nomenclatura.<br />

A continuación, durante el intervalo Albiano – Maastrichtiano se depositó en un ambiente típicamente<br />

continental fluvial una importante secuencia de naturaleza piroclástica, constituida por tobas<br />

predominantemente finas, a las que se asocian areniscas tobáceas, conglomerados y subordinadamente<br />

intercalaciones de limolitas y arcilitas correspondientes al Grupo Chubut (Lesta, 1969). Éste se<br />

encuentra conformado por las Formaciones Castillo, Bajo Barreal y Laguna Palacios; alcanzando gran<br />

desarrollo en superficie y subsuelo en la cuenca del Golfo San Jorge.<br />

El Paleógeno se inicia con los depósitos paleocenos de la Formación Río Chico (continental), a los que<br />

siguen las efusiones basálticas correspondientes a los Basaltos Cerro del Doce y Alma Gaucha, que<br />

anteceden y preceden respectivamente a las tobas y cineritas de la Formación (Grupo) Sarmiento.<br />

El comienzo del Neógeno está representado por las sedimentitas de las Formaciones Monte León<br />

(marina, Oligoceno superior-Mioceno inferior) y Santa Cruz (continental, Mioceno inferior).<br />

El Terciario se completa con el desarrollo de varios sistemas de terrazas fluviales y niveles de<br />

agradación, solamente interrumpidos por los ciclos efusivos correspondientes al Mioceno medio (Basalto<br />

de Las Lagunas Sin Fondo), Mioceno superior – Plioceno inferior (Basalto Cerro Tejedor) y Plioceno<br />

superior (Basalto Cerro Piedras).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 19


En el Pleistoceno se han diferenciado unidades fluviales y glaciarias, estas últimas representadas por<br />

depósitos de morena frontal y glacifluviales de los estadíos Inicioglacial y Daniglacial.<br />

Al Holoceno se asignan depósitos fluviales, eólicos, de bajos y lagunas y de remoción en masa.<br />

La estructura de este sector presenta dos zonas bien diferenciadas: donde predominan las rocas<br />

jurásicas (mitad sudoeste) y donde son más importantes los afloramientos cretácicos (mitad noreste).<br />

En el primero de los casos observa una estructura de fallamiento en bloques que responde a tres<br />

sistemas de fracturación denominados El Tranquilo y Bajo Grande (Panza, 1982) y Río Pinturas (de<br />

Barrio, 1989).<br />

En la mitad noreste, la deformación que se observa se debe al movimiento diferencial de los bloques de<br />

basamento pre-cretácico produciendo un plegamiento de arrastre en la cobertura sedimentaria, según<br />

anticlinales y sinclinales abiertos, simétricos o asimétricos con un rumbo principal noroeste, aunque<br />

también los hay este-oeste y noreste. Asimismo afectan a esta secuencia fallas inversas de alto ángulo<br />

de rumbo noroeste (las más largas) y noreste.<br />

Los primeros trabajos apuntados a la prospección minera fueron llevados a cabo por Genini (1977a)<br />

para el Plan Patagonia-Comahue con el fin de reconocer el área del cuerpo Subvolcánico Arroyo 17 en la<br />

zona del río Pinturas, observado en campañas anteriores de levantamiento geológico. Allí el mencionado<br />

autor en base a la abundancia de tobas ignimbríticas, tobas redepositadas, tobas cineríticas y<br />

conglomerádicas y a la, hasta ese momento, ausencia de mantos de riolitas asemeja estas secuencias a<br />

la anteriormente denominada Formación Los Pirineos por Pezzi (1970), pero bajo el nombre de<br />

Complejo Tobáceo del Río Pinturas.<br />

La primera caracterización geológico-geoquímica de la Formación Chon Aike para el noroeste del Macizo<br />

del Deseado, fue realizada por de Barrio (1989) al sur del área de trabajo de la presente <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>.<br />

Este autor pudo caracterizar a las ignimbritas pertenecientes a esta Formación, con predominancia de<br />

composición riolítica por sobre algunos especimenes riodacíticos, en el campo de las rocas subalcalinas,<br />

y dentro de éste, en la serie calcoalcalina, identificando a los magmas generadores de éstas como<br />

peraluminosos, de alto contenido de sílice y potasa, y bajos tenores de titanio.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 20


GEOLOGIA DEL AREA DE ESTUDIO<br />

Introducción<br />

En este capítulo se describen las unidades litológicas identificadas en el área, sobre la cual se<br />

confeccionó un Mapa geológico a escala 1:20.000 (Anexo A1) sobre una superficie aproximada de 115<br />

km 2 .<br />

El orden de descripción de las unidades litológicas para este capítulo fue elegido siguiendo la<br />

estratigrafía comúnmente utilizada para la comarca, aunque la discusión sobre la relación temporal entre<br />

las unidades, en especial dentro del área de tesis, serán desarrolladas dentro del capítulo 5 (Volcanismo<br />

Jurásico).<br />

Para el mapeo de las unidades jurasicas del área se ha optado por la diferenciación facial, siguiendo el<br />

criterio de Hechem y Homovc (1985, 1988) y Guido (2002, 2004). Cas y Wright (1995) recomiendan<br />

esta metodología para documentar e interpretar las características de las distintas secuencias volcánicopiroclástico-sedimentarias,<br />

siendo la esencia de esta metodología la identificación de características<br />

distintivas que conllevan a la interpretación del origen de las unidades y los procesos y ambientes de<br />

depositación de las mismas.<br />

Al realizar una comparación entre la subdivisión facial y la formacional (figura 3-3 A y B), puede<br />

observarse claramente que la primera de éstas ofrece una mayor información, así como colabora<br />

directamente en la interpretación de la secuencia volcano-piroclástica.<br />

Si bien el concepto de facies es aquí tomado como el adecuado para la descripción de las secuencias<br />

volcaniclásticas, se cree conveniente aclarar que este concepto se encuentra estrechamente vinculado a<br />

la escala de trabajo para cada caso. Este, a opinión del autor, es el camino correcto para el trabajo<br />

geológico sobre secuencias volcánicas, ya que permite una mayor flexibilización conforme el aumento<br />

del conocimiento de un área en particular, en contraparte con el concepto preestablecido de Formación.<br />

En los últimos tiempos, han sido varias las oportunidades en las que dado el avance del conocimiento<br />

geológico – geoquímico, las descripciones tipo de determinadas “Formaciones” han tenido que ser<br />

modificadas, para que contengan a distintas y/o nuevas unidades litológicas, prestándose a confusiones<br />

en la comunidad geológica.<br />

Otro concepto importante al estudiar e interpretar secuencias volcánicas es el de las relaciones de<br />

discordancia angular entre unas y otras unidades. No debe, en este caso, tomarse al igual que en el<br />

estudio de rocas sedimentarias, ya que la normal depositación de unidades volcánicas y piroclásticas<br />

generalmente no se realiza de manera horizontal, por lo tanto una diferencia angular entre capas que se<br />

superponen no implica, para las secuencias de este tipo, un lapso de no depositación, erosión y<br />

movimientos tectónicos generadores del basculamiento de las capas, por lo que una interpretación de<br />

este tipo puede llevar a confusión en el entendimiento de ambientes volcánico-piroclásticos.<br />

Por otra parte, la intensa actividad de sistemas hidrotermales jurásicos, provocó distintos tipos y grados<br />

de alteración sobre las rocas, llegando a ser imposible la asignación de éstas a alguna facies en<br />

particular. De esta forma la mayoría de las rocas que se encuentran en este caso fueron asignadas a la<br />

“facies” volcaniclástica indiferenciada, ya sea porque no se ha preservado totalmente su estructura<br />

interna y/o no pueden identificarse sus componentes internos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 21


Ea.<br />

La Mariana<br />

Puesto<br />

Ea.<br />

La Mariana<br />

Puesto<br />

N<br />

N<br />

Pto.<br />

Solo<br />

Pto.<br />

Solo<br />

Tapera<br />

Tapera<br />

Pto.<br />

Cerro<br />

Negro<br />

Pto.<br />

Cerro<br />

Negro<br />

4804000<br />

4804000<br />

2392000<br />

2392000<br />

REFERENCIAS ESTRATIGRÁFICAS<br />

REFERENCIAS GENERALES<br />

REFERENCIAS ESTRATIGRÁFICAS<br />

REFERENCIAS GENERALES<br />

Sedimentos modernos<br />

Depósitos glacifluviales (Pleistoceno)<br />

Sedimentitas continentales<br />

F. Santa Cruz (Mioceno inf)<br />

Basalto Cerro del Doce (Eoceno)<br />

Material volcaniclástico retrabajado/<br />

Material volcaniclástico indiferenciado<br />

Coladas andesíticas superiores<br />

Domos, diques y lavas riolíticas<br />

Cuerpo subvolcánico andesítico<br />

Cuerpo subvolcánico dacítico<br />

Coladas andesíticas intermedias<br />

Complejo Bahía Laura<br />

Jurásico superior<br />

Lagunas y cursos de agua<br />

Coordenadas Gauss Krüger<br />

Estancias y puestos<br />

0 1000 2000 m<br />

Sedimentos modernos<br />

Depósitos glacifluviales (Pleistoceno)<br />

Sedimentitas continentales<br />

F. Santa Cruz (Mioceno inf)<br />

Basalto Cerro del Doce (Eoceno)<br />

Formación La Matilde<br />

Formación Chon Aike<br />

Formación Bajo Pobre<br />

Lagunas y cursos de agua<br />

Coordenadas Gauss Krüger<br />

Estancias y puestos<br />

0 1000 2000 m<br />

Tobas de caida<br />

Ignimbritas<br />

Aglomerado volcánico andesítico<br />

Coladas andesíticas inferiores<br />

Figura 3-3A: Mapa geológico del área estudiada con la subdivisión facial utilizada.<br />

Figura 3-3B: Mapa geológico del área estudiada utilizando la subdivisión formacional convencional.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP.<br />

22


Antecedentes<br />

Dentro del área de estudio, Cobos y Panza (2003) realizaron la Hoja Geológica 4769-IV El Pluma, a<br />

escala 1:250.000 para del Servicio Geológico Minero Argentino. Inédito ha quedado el mapa preliminar<br />

de la Hoja 51b Perito Moreno, (Lapido, 1980), a escala 1: 100.000, así como los trabajos, que fueron<br />

realizados por parte de las empresas mineras Pegasus Gold Inc., Newcrest Mining Limited, MIM S.A.,<br />

Oroplata Limited y actualmente Andean Resources Limited.<br />

También han sido realizados aportes sobre las características geológicas del área, aunque en trabajos<br />

enfocados a distintas temáticas como las mineralizaciones (<strong>Lopez</strong>, 2003) y las manifestaciones<br />

geotermales (Guido et al., 2002a; <strong>Lopez</strong> et al., 2003) dentro del área de tesis, y la geología estructural<br />

(<strong>Lopez</strong> et al., 2002) o el procesamiento de imágenes satelitales enfocado a la prospección de depósitos<br />

epitermales del sector noroeste del Macizo del Deseado (Gómez et al., 2002).<br />

Estratigrafía<br />

Las unidades más antiguas que afloran en el área pertenecen a las rocas volcánico-piroclásticas,<br />

asignadas a la Formación Bajo Pobre y al Grupo Bahía Laura por Cobos y Panza (2003). Dentro de la<br />

primera se diferenciaron las facies subvolcánica, volcánica y sedimentaria de composición intermedia<br />

(aflorantes en el sector central del área de tesis asociadas al extremo noroeste de la veta Eureka y a los<br />

principales lineamientos del área, ver Anexo A1 Mapa Geológico local).<br />

Las rocas del Grupo Bahía Laura fueron subdivididas para el sector oriental del Macizo del Deseado en<br />

Facies Efusiva y Volcaniclástica (Guido, 2004), concepto que será seguido en el presente trabajo.<br />

Es así que dentro de la Facies Efusiva se han encontrado afloramientos de un cuerpo subvolcánico<br />

dacítico, y un conjunto de varios domos y flujos riolíticos con un conspicuo bandeamiento de flujo.<br />

Por otra parte, dentro de la Facies Volcaniclástica, ampliamente superior en cantidad de superficie<br />

expuesta, se ha discriminado entre Subfacies piroclástica y Subfacies epiclástica según sean depósitos<br />

primarios o con retrabajamiento. Dentro de la primera encontramos unidades de flujo piroclástico con<br />

características variables en cuanto a su grado de soldamiento, cantidad de cristales y composición<br />

química, unidades piroclásticas de caída que se hacen más abundantes hacia el sector este del área y<br />

depósitos de surge con pequeños afloramientos pero de significativa importancia al momento de la<br />

interpretación del modo eruptivo del volcanismo jurásico. En la segunda se ubican unidades retrabajadas<br />

principalmente aflorantes en el extremo noroeste del área estudiada.<br />

En el presente trabajo se propone al agregado de las Facies Estromatolítica y Facies de Sinter silíceo,<br />

que aunque poseen escasa superficie de afloramiento, revisten una gran importancia desde el punto de<br />

vista interpretativo y prospectivo de mineralizaciones epitermales de metales preciosos, motivo por el<br />

cual serán mayormente tratados en el capítulo 6 (Mineralizaciones y Metalogénesis).<br />

Esas unidades jurásicas se encuentran parcialmente cubiertas por el Basalto Cerro del Doce (Panza,<br />

1982) correspondiente al Eoceno y los sedimentos continentales miocenos, pertenecientes a la F. Santa<br />

Cruz (Zambrano y Urien, 1970) que debido a su carácter altamente friable, solo afloran cuando se<br />

encuentran cubiertos por depósitos glacifluviales mesetiformes cuaternarios.<br />

Finalizan esta secuencia sedimentos modernos, aluviales, coluviales y de bajos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 23


FACIES ASIGNABLES A LA FORMACIÓN BAJO POBRE<br />

Antecedentes geológicos<br />

Las rocas que integran esta unidad (andesitas, basandesitas, basaltos, aglomerados volcánicos básicos<br />

y escasas sedimentitas y tobas) fueron reconocidas por primera vez en el área central del Macizo del<br />

Deseado por Di Persia (1956) y De Giusto (1956) y publicadas por Herbst (1965), quienes las incluían<br />

en la parte superior de la "Serie de Roca Blanca", de edad liásica.<br />

Turic (1969) y Pezzi (1970) por primera vez utilizaron la denominación de Formación Bajo Pobre, pero<br />

fueron Lesta y Ferello (1972), los primeros en publicarla, incluyéndola provisoriamente en la base del<br />

Grupo Bahía Laura y considerándolas parte del gran ciclo efusivo.<br />

Más tarde, De Giusto et al. (1980) excluyen esta Formación del Grupo Bahía Laura en base a la<br />

superficie de discordancia encontrada entre éstas. Además reconocen su amplia distribución en el<br />

Macizo del Deseado, aunque en afloramientos discontinuos, estimando espesores variables desde 200 a<br />

600 metros en la zona de Ea. El Tranquilo. Aunque cabe señalar que espesores de hasta 1.200 metros<br />

fueron estimados por sísmica y perforaciones (Homovc et al., 1996).<br />

Panza (1982, 1984, 1986, 1995 y 1998), quién realizó Hojas Geológicas para el Servicio Geológico<br />

Minero Argentino en distintas áreas del Macizo del Deseado, la reconoce como unidad independiente,<br />

desvinculándola tanto de la F. Roca Blanca como del Grupo Bahía Laura.<br />

De Giusto et al. (1980) ubican a la Formación Bajo Pobre en el intervalo Aaleniano-Bajociano (Dogger<br />

inferior), debido a que gracias al contenido fosilífero, las unidades que la cubren e infrayacen, están<br />

temporalmente bien fechadas.<br />

Conforme el avance en el conocimiento de los afloramientos de Bajo Pobre del Macizo del Deseado, y<br />

gracias a la información proporcionada por modernas técnicas analíticas (dataciones, elementos traza,<br />

isótopos Nd, Sr y Pb), se han puesto en duda tanto su edad, como su relación con el Grupo Bahía Laura.<br />

Varios autores (Pankhurst et al., 1993b; Pankhurst y Rapela, 1995; Pankhurst et al., 1998; Bertrand<br />

et al., 1999; Féraud et al., 1999; Riley et al., 2001, Echeveste et al., 2001, Guido, 2002 y Guido, et al.<br />

<strong>2006</strong>) han propuesto la coetaneidad de estos dos eventos volcánicos asignados al Jurásico mediosuperior.<br />

Afloramientos en el área de estudio<br />

Estos están compuestos por la facies Efusiva (subfacies subvolcánica y volcánica), y la facies<br />

Volcaniclástica (subfacies autoclástica) (tabla 3-1, figura 3-4).<br />

Facies<br />

Volcaniclástica<br />

Efusiva<br />

Subfacies<br />

autoclástica<br />

volcánica<br />

subvolcánica<br />

Tabla 3-1: Diagrama de facies y subfacies asignables a la Formación Bajo Pobre en el área de tesis<br />

La más frecuente en el área de tesis, así como en el resto del Macizo, es la subfacies volcánica,<br />

compuesta por distintas asociaciones de lavas intermedias. Todas ellas son de color verde, gris oscuro o<br />

morado según el grado y tipo de alteración. También es variable el grado de porfirismo, con extremos<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 24


prácticamente afaníticos (~10% de fenocristales) a muy porfíricos (~50%) constituido por fenocristales de<br />

plagioclasa y piroxenos en una pasta gris oscura con variable grado de cristalización. Sus afloramientos<br />

se concentran en el centro del área.<br />

Cobos y Panza (2003) citan el afloramiento de esta Formación dentro del área del presente estudio y<br />

describen otros afloramientos próximos al área , como el aglomerado entre las Ea. Aguas Vivas y La<br />

Rosalía compuesto por clastos de andesitas de hasta 1m de eje mayor, con feldespatos, biotita y cuarzo<br />

subordinado. También hacen mención a asomos de basaltos en los alrededores del Cerro Bayo<br />

Saavedra, en los que observaron brechas y aglomerados volcánicos atravesados por un dique<br />

subvertical de naturaleza intermedia, inmediatamente al sur de la Ea La María, asignando todo a esta<br />

unidad. Al no observarse la base en ninguno de los casos, el espesor no se pudo determinar, pero<br />

Panza y Cobos (1998) lo estiman en el orden de los 150 m para la localidad tipo de la Formación (Ea.<br />

Bajo Pobre).<br />

Figura 3-4: Mapa de afloramientos asignables a la Formación Bajo Pobre<br />

FACIES EFUSIVA<br />

Subfacies Subvolcánica<br />

Ubicación y descripción<br />

Pocos metros al norte del tramo noroeste de la veta Eureka, aflorante sobre la barranca oriental de un<br />

profundo valle de rumbo norte-sur, se reconoció un cuerpo de unos 300 m de largo por 40 m de potencia<br />

con la base cóncava hacia arriba y el borde superior subhorizontal (foto 3-4).<br />

Dentro de éste se diferencia un sector central de color negro de unos 30 m de espesor en la parte más<br />

potente, rodeado por un borde de color gris claro de 5 m de espesor.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 25


En muestra de mano, la roca presenta textura porfírica compuesta por fenocristales de plagioclasa y<br />

piroxenos motivo por el cual se la clasificó como fenoandesita en el campo. Fue muy compleja la<br />

delimitación de este cuerpo en relación a las Coladas andesíticas intermedias que se describen más<br />

adelante, debido a su semejanza tanto en patrón de afloramiento como en sus características texturales.<br />

La diferencia de color que se observó a escala de afloramiento se debe a un cambio de coloración en la<br />

pasta, de color gris verdoso claro mientras que la parte central es de color gris verdoso oscuro.<br />

Fotos 3-1:A: Cuerpo subvolcánico andesítico (CSA), donde<br />

puede observarse el borde inferior sobrenfriado, intruyendo<br />

a las Ignimbritas dacíticas (ID) B: Feta representativa del<br />

mismo cuerpo<br />

Las rocas de este cuerpo, al ser examinadas al microscopio, se presentan como holocristalinas<br />

inequigranulares con textura pilofírica (Teruggi y Leguizamón, 1988) por registrar fenocristales de<br />

plagiocasa y clinopiroxeno en una pasta o base compuesta por delgadas tablillas de plagioclasa<br />

dispuestas sin orientación (foto 3-1B).<br />

Los fenocristales de plagioclasas son euhedrales, de hábito prismático corto, y se encuentran con macla<br />

polisintética y frecuente zonación, con individuos de hasta 2,5 mm de largo. Los fenocristales de augita<br />

son subhedrales a euhedrales, con individuos de hasta 0,3 mm de largo.<br />

Las rocas presentan distinto grado de alteración, aunque siempre es de tipo propilítica, compuesta por<br />

clorita, calcita y epidoto.<br />

De acuerdo con la forma del cuerpo y las texturas observadas, se lo clasificó dentro del tipo de Intrusivos<br />

subvolcánicos, como un Criptodomo con el piso hundido en su parte central de acuerdo a la<br />

nomenclatura propuesta por Llambías (2003).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 26


Relación estratigráfica<br />

Dado que este cuerpo aflora en una quebrada<br />

puede verse claramente que la base (curva)<br />

del mismo se dispone de manera discordante<br />

respecto a las ignimbritas dacíticas que se<br />

encuentran por debajo, mientras que las rocas<br />

que se encontraban por encima fueron<br />

parcialmente erosionadas y por lo tanto el<br />

borde superior aflora en parte (figura 3-5 y<br />

foto 3-1A).<br />

Este cuerpo es, además, la roca de caja de la<br />

veta Eureka en el tramo donde ésta presenta<br />

sus anomalías más altas en oro.<br />

Figura 3-5: Block diagrama esquemático donde puede verse la<br />

morfología del cuerpo subvolcánico y la relación con las rocas<br />

que lo rodean.<br />

Subfacies Volcánica<br />

Dentro de ésta, debido al trabajo de detalle realizado y en base a posición estratigráfica, se han podido<br />

distinguir tres unidades de flujos lávicos: Coladas andesíticas inferiores, intermedias y superiores.<br />

Esta subfacies se encuentra comúnmente con distinto grado de alteración propilítica. Incluso se han<br />

encontrado vetilleos dentro de éstas lavas, siendo su disposición a veces controlada por las fracturas<br />

primarias de las coladas dando lugar a vetillas de calcita de forma subcircular por presentarse como<br />

relleno de los planos de debilidad entre bloque y bloque en lavas tipo “blocky”.<br />

-Coladas andesíticas inferiores<br />

Ubicación y descripción<br />

En el sector central del área, con afloramiento controlado estructuralmente según NO-SE, se encuentran<br />

los asomos más importantes de esta litología.<br />

Fotos 3-2: A: Principal afloramiento de las Coladas andesíticas inferiores y B: Detalle de una de las coladas<br />

Consiste en un conjunto de siete coladas superpuestas de colores negro a verde oscuro (foto 3-2A), de<br />

alrededor de 5 m de espesor cada una (foto 3-2B), motivo por el cual es un tipo de afloramiento muy<br />

poco común para esta litología dentro del Macizo del Deseado.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 27


Se trata de rocas con textura glomeroporfírica compuestas por fenocristales de plagioclasa de alrededor<br />

de 1,5mm de largo y escasos piroxenos, comúnmente fracturados y oxidados en una base compuesta<br />

por un mosaico de cristales de plagioclasa con dos poblaciones según la forma y el tamaño (una tabular<br />

de alrededor de los 50µ de largo y otra acicular con largo inferior a los 10µ) y vidrio intersticial. Hay<br />

abundantes minerales opacos, posiblemente magnetita, según secciones cuadradas y a veces como<br />

parches irregulares (fotos 3-3).<br />

Fotos 3-3: A: Microfotografía de las lavas con textura glomeroporfírica y B: Nicoles cruzados<br />

Evidencia de mezcla física de magmas (Magma mingling)<br />

Dentro de algunas de las coladas se reconoció una diferenciación en dos dominios (claro y oscuro)<br />

según su coloración en distintos tonos de grises. Estos dominios se manifiestan con aspecto laminar<br />

plano (foto 3-4A), tipo brecha, o como interdigitaciones (foto 3-4B).<br />

Fotos 3-4: Muestras de manos de rocas con evidencia de mezcla de magmas A: mezcla laminar B: interdigitaciones.<br />

Ambos dominios fueron caracterizados al microscopio:<br />

El dominio “claro” está compuesto por fenocristales de plagioclasa sin evidencias de zonación y<br />

clinopiroxeno muy alterados en una base fina, mientras que el “oscuro” tiene fenocristales de plagioclasa<br />

muy zonada y piroxenos, en algunos casos con reborde de anfíboles, en una base fina de igual<br />

composición pero marcada fluidalidad.<br />

Dada la compleja interpretación de esta unidad y las importantes implicancias en la génesis del<br />

volcanismo jurásico, ésta será tratada en el Capítulo 5 (Volcanismo jurásico).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 28


Relación estratigráfica<br />

La base del conjunto de coladas no se encuentra aflorante. Por encima de las mismas se encontraron las<br />

ignimbritas Anfibolíticas y arriba de éstas lavas riolíticas. En algunos sectores, la extrusión de estas<br />

últimas provocó el basculamiento, hacia el sur, de las ignimbritas y las lavas intermedias que se ubican<br />

por debajo.<br />

-Coladas andesíticas intermedias<br />

Ubicación y descripción<br />

Se ubican al centro oeste de la zona de tesis, rodeando el sector noroeste de la veta Eureka.<br />

Dada la complejidad en la descripción de campo de esta litología, los términos que se utilizaron durante<br />

el trabajo de campo fueron: pórfido negro cristalino, Bajo<br />

Pobre porfírico o pórfido sin cuarzo.<br />

Tienen la misma textura y mineralogía del cuerpo<br />

Subvolcánico pero se distinguen claramente por su<br />

afloramiento tipo colada horizontal. En ocasiones llegan a<br />

presentar un 50% de porfirismo constituido por plagioclasas<br />

de hasta 2mm, eu-subhedrales, macladas y zonadas y<br />

piroxenos bastante fracturados de hasta 5 mm de largo, todo<br />

alterado a calcita, clorita y esmectitas, en una pasta afanítica.<br />

En general presenta diaclasas verticales con un<br />

espaciamiento de 20-30 cm en dirección N80-90.<br />

En los afloramientos al sur de la veta Eureka se han<br />

observado distintas morfologías similares a cuellos o necks<br />

subvolcánicos (foto 3-5), pero es muy compleja su<br />

confirmación.<br />

Foto 3-5: Morfología tipo neck encontrada en<br />

estas lavas, al sur de la veta Eureka<br />

Relación estratigráfica<br />

Los afloramientos que están al norte de la veta Eureka, yacen de manera concordante por sobre las<br />

Ignimbritas anfibolíticas (foto 3-6). El resto de las bases no se observa o es de interpretación confusa. El<br />

techo aparece generalmente sin cobertura.<br />

Foto 3-6: Coladas andesíticas intermedias suprayaciendo a las Ignimbritas dacíticas.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 29


Dentro de este grupo se incluye a un pequeño afloramiento, ubicado en el sector sudoeste del área, que<br />

tiene la singularidad de encontrarse basculando 15° en dirección sudeste. La roca se presenta muy<br />

alterada, aunque puede observarse una textura glomeroporfírica dada por abundantes glomérulos de<br />

plagioclasa y piroxeno, en una base de plagioclasas pequeñas y finas de aproximadamente 75 por 5µ<br />

Este afloramiento representa la base de un pequeño perfil con igual actitud que se completa con<br />

ignimbritas vitrofíricas y lavas riolíticas por arriba. Por debajo de esta colada intermedia se han<br />

encontrado ignimbritas pero aparentemente en contacto por falla.<br />

-Coladas andesíticas superiores<br />

Ubicación y descripción<br />

Esta unidad consiste en dos coladas que están apoyando directamente sobre la porción noroeste del<br />

pórfido dacítico.(foto 3-7A).<br />

Fotos 3-7: A: Coladas andesíticas superiores sobre el Cuerpo subvolcánico dacítico y B: nivel superior de las<br />

coladas, prácticamente afanítico y con evidencias de flujo.<br />

En el perfil, que totaliza unos 10 m, se pueden ver las siguientes texturas desde base a techo (figura 3-6)<br />

Comienza con una brecha en la base, de 2 m de potencia, compuesta por clastos angulosos y matriz de<br />

la misma colada. Cuando la roca comienza a ser<br />

coherente posee textura porfírica dada por<br />

glomérulos de plagioclasa de hasta 2,5mm<br />

alterados a calcita y esmectitas y escasos piroxenos<br />

intensamente alterados a calcita y epidoto, en una<br />

base negra compuesta por tablillas de plagioclasa<br />

orientadas y vidrio volcánico dando lugar a una<br />

textura glomeroporfírica intersertal.<br />

Hacia el techo disminuye el tamaño de grano hasta<br />

llegar a ser prácticamente afanítica (foto 3-7B), la<br />

alteración se hace aún más penetrativa presentando<br />

en la mayoría de los casos observados grandes<br />

parches de óxidos de hierro diseminados en la roca<br />

y se hace manifiesto el patrón de flujo de la colada<br />

Figura 3-6: Perfil mostrando la relación inversa entre<br />

cantidad de cristales y fluidalidad en la lava.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 30


Por lo tanto se interpreta que, aunque posiblemente este paquete comprenda más de una unidad de<br />

flujo, se trata de una única unidad de enfriamiento.<br />

Relación estratigráfica<br />

Se encuentran desarrolladas sobre el Cuerpo subvolcánico dacítico (foto 3-7A, figura 3-6), lo que brinda<br />

una nueva evidencia sobre la alternancia temporal de litologías con variación química.<br />

FACIES VOLCANICLÁSTICA<br />

Subfacies Autoclástica<br />

-Aglomerado volcánico<br />

Ubicación y descripción<br />

Sobre la Quebrada de los Pumas, en el sector noroeste del área de estudios y con aproximadamente 1<br />

km de largo por unos 300m de ancho, orientado en dirección NO-SE, se encuentra un afloramiento de<br />

roca aglomerádica de color verde oscuro, consistente en un paquete de aproximadamente 10 m de<br />

potencia de una roca con fragmentos que oscilan desde el orden de milímetros hasta 1 m de diámetro,<br />

clasto sostén, oligomícticos, de una lava intermedia con cristales de feldespato alcalino, plagioclasa y<br />

piroxeno (foto 3-8A). La matriz es de la misma composición pero de color violeta por meteorización. Los<br />

clastos son medianamente angulosos aunque poseen un borde de reacción de 1-2cm, lo que les da una<br />

aparente redondez (foto 3-8B).<br />

Fotos 3-8: A: Foto del afloramiento del aglomerado volcánico, pueden identificarse algunos de clastos mayores y B:<br />

detalle de la misma unidad donde puede observarse que los clastos y matriz son de una única composición.<br />

Al microscopio se observaron fenocristales y cúmulos de plagioclasa con leve argilización principalmente<br />

en la parte central de los individuos y fenocristales de clinopiroxeno que a veces están totalmente<br />

alterados a cloritas.<br />

También se reconocieron microgrietas rellenas de cuarzo y adularia (prismática y rómbica) y calcita<br />

subordinada.<br />

Relación estratigráfica e interpretación<br />

Esta unidad se encuentra apoyada sobre rocas ignimbríticas al norte y sobre lavas riolíticas al sur (figura<br />

3-8).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 31


Debido a que las características texturales y composicionales descriptas son similares tanto a las de las<br />

Coladas andesíticas intermedias como al Cuerpo subvolcánico andesítico, esta unidad puede<br />

adjudicarse a dos orígenes distintos. Si se encuentra asociada a las lavas se la puede interpretar como<br />

el frente de una colada y por lo tanto, siguiendo el criterio de Scasso y Limarino (1997), se clasificaría<br />

como un depósito Autoclástico, mientras<br />

que si estuviese vinculada al cuerpo<br />

subvolcánico, de acuerdo a los criterios<br />

establecidos por Cas y Wright (1995),<br />

podría ser considerado como un depósito<br />

de tipo de Bloques y ceniza (“Block and<br />

Ash”).<br />

En ambas posibilidades, este depósito se<br />

habría originado con posterioridad a las<br />

ignimbritas y lavas ácidas,<br />

manifestándose otra evidencia de la<br />

alternancia composicional en el área de<br />

estudio.<br />

Figura 3 -8: Perfil esquemático de las relaciones de campo del<br />

aglomerado volcánico<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 32


Geoquímica<br />

Se realizaron trece análisis geoquímicos por elementos mayoritarios y traza sobre las rocas de las<br />

unidades asignables a la Formación Bajo Pobre. Los resultados obtenidos se resumen en la tabla 3-2.<br />

Los porcentajes de pérdida de agua (LOI) se ubican entre 1,58 y 5,93; los valores más altos se deben a<br />

la alteración presente en las rocas. Los valores utilizados fueron los surgidos de recalcular las muestras<br />

al 100% libre de volátiles.<br />

Para la caracterización de las muestras de esta unidad, se discriminó entre las distintas litologías<br />

encontradas (descriptas más arriba), de lo cual surgieron las siguientes interpretaciones:<br />

Dado el elevado valor de LOI registrado en estas muestras se utilizó el diagrama de Winchester y Floyd<br />

(1977) para su clasificación, el cual se realiza en base a los elementos Zr, TiO2 (en ppm), Nb e Y<br />

considerados como menos móviles ante la alteración de las rocas. Es así que en la figura 3-9A puede<br />

observarse que el conjunto de muestras puede dividirse en tres grupos. Por un lado las muestras de las<br />

Coladas andesíticas inferiores y la de las Coladas andesíticas superiores se ubican en el campo de las<br />

andesitas basálticas, mientras que las Coladas andesíticas intermedias y el Cuerpo subvolcánico lo<br />

hacen en el de las andesitas. Finalmente las muestras representantes del Mingling se ubican en la zona<br />

límite entre las andesitas y las riodacitas/dacitas.<br />

Mediante el gráfico de Irvine y Baragar (1971) (figura 3-9B) se observa que las rocas se ubican en el<br />

campo calcoalcalino, aunque la muestra de las Coladas andesíticas superiores y una de las<br />

representantes de las Coladas andesíticas inferiores entran ligeramente al campo Toleítico. Por otro lado<br />

todas las muestras se ubican entre los campos de medio a alto potasio según Le Maitre (1989) (figura 3-<br />

9C).<br />

Ahora bien, mediante la utilización del diagrama petrogenético de Pearce y Cann (1973), se observa<br />

claramente que el conjunto de las muestras aquí analizadas poseen afinidades con basaltos<br />

calcoalcalinos (Figura 3-9D).<br />

Muestra SiO 2 TiO 2 Al 2 O 3 Fe tot MnO MgO CaO Na 2 OK 2 O P 2 O 5 L.O.I. Ba Rb Sr Y Zr Nb Th U Ce Nd<br />

C Subv andesítico (R438) 58,59 0,64 15,75 6,59 0,11 2,67 4,96 2,43 4,03 0,16 3,45 502 139 274 27 114 7 4 1 0 0<br />

Col. and. inf. (R127) 52,07 1,15 18,83 8,06 0,23 3,97 7,28 2,22 1,50 0,27 4,13 587 69 397 30 150 8 7 2 36 9<br />

Col. and. inf. (R373A) 53,12 1,14 19,22 7,59 0,16 2,54 8,47 2,80 1,10 0,22 3,08 620 20 515 31 129 9 1 1 38 5<br />

Col. and. inf. (R373B) 53,56 1,11 18,55 7,43 0,18 2,29 9,10 2,66 1,10 0,22 3,40 605 21 497 35 123 7 9 1 42 14<br />

Mingling claro (R374A) 57,87 0,76 16,07 6,94 0,12 2,12 5,50 2,49 1,82 0,20 5,93 735 46 394 34 193 10 10 2 66 15<br />

Mingling oscuro (R374B) 64,64 0,76 15,56 4,81 0,14 1,15 4,50 2,71 3,57 0,19 1,58 794 138 289 31 180 11 8 5 59 21<br />

Mingling claro (R451A) 57,12 0,71 16,50 6,47 0,16 2,08 5,88 3,21 1,24 0,21 5,46 547 35 560 34 218 9 3 - 0 0<br />

Mingling oscuro (R451B) 63,44 0,64 15,76 5,17 0,13 1,45 4,18 2,99 3,22 0,20 2,31 611 102 308 34 192 9 4 - 0 0<br />

Col. and. sup. (R432) 50,62 1,05 19,18 7,85 0,14 1,54 8,14 3,73 2,44 0,32 4,14 624 57 343 30 143 7 3 - 0 0<br />

Col. and. intermed. (R380) 57,56 0,78 15,96 6,19 0,23 2,56 5,43 2,84 3,08 0,17 4,50 639 157 286 27 134 9 6 6 47 13<br />

Col. and. intermed. (R332) 58,29 0,69 15,71 5,46 0,24 2,61 4,86 2,45 4,33 0,13 5,22 688 213 240 24 126 7 5 8 47 8<br />

Col. and. intermed. (R377) 58,45 0,80 16,64 6,91 0,12 3,41 6,31 2,77 2,15 0,16 1,83 687 81 354 24 127 8 6 3 53 8<br />

Col. and. intermed. (R335) 58,10 1,03 17,25 6,74 0,20 2,78 6,69 3,57 1,00 0,21 2,27 569 102 408 29 129 8 7 4 52 21<br />

Tabla 3-2: Resultados geoquímicos obtenidos. En negro los correspondientes a la Universidad de Trieste y en azul<br />

los de la Universidad de Salta.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 33


Figura 3-9: Gráficos utilizados en la caracterización geoquímica de la unidades asignables a la Formación Bajo<br />

Pobre en el área de tesis. A: Winchester y Floyd (1977), B: Irvine y Baragar (1971), C: Le Maitre (1989) y D:<br />

Pearce y Can (1973).<br />

Edad<br />

Dos muestras representativas del Cuerpo subvolcánico andesítico y de las Coladas andesíticas<br />

intermedias fueron datadas mediante U-Pb en circones en el Centro de Pesquisas Geocronológicas de la<br />

Universidad de San Pablo.<br />

Edad Roca Ubicación Método Autores<br />

177 ± 4 andesita basáltica Sector oriental Ar/Ar (plagioclasa) Guido, et al., <strong>2006</strong><br />

173 ± 8 andesita Sector central Rb/Sr (roca total) Tessone, et al., 1999<br />

164 ± 2 basandesita desconocida Ar/Ar (plagioclasa) Mertz, et al., 1998<br />

164,1 ± 0,3 basandesita Bajo Pobre Ar/Ar (roca total) Féraud, et al., 1999<br />

160,5 ± 0,5 basandesita Bajo Pobre Ar/Ar (roca total) Féraud, et al., 1999<br />

156,7 ± 2,3 andesita Bajo Pobre Ar/Ar (plagioclasa) Alric, et al., 1996<br />

152,8 ± 2,6 andesita Sector central Ar/Ar (plagioclasa) Féraud, et al., 1999<br />

152,7 ± 1,2 andesita Sector central Ar/Ar (plagioclasa) Féraud, et al., 1999<br />

151,3 ± 3,4 andesita basáltica Sector oriental K/Ar (roca total) Guido, et al., <strong>2006</strong><br />

150,6 ± 2 andesita basáltica Bajo Pobre Ar/Ar (biotita) Pankhurst, et al., 2000<br />

Tabla 3-3: Fechados de rocas correspondientes a la Formación Bajo Pobre.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 34


Esta unidad ha sido datada en varias ocasiones y según distintas metodologías (tabla 3-3) registrando<br />

una amplitud de edades que va desde los 177 ± 4 a los 150,6 ± 2 Ma, (Guido, et al., <strong>2006</strong> y Pankhurst,<br />

et al., 2000, respectivamente) para el sector oriental del Macizo. Fechados en rocas del sector central<br />

quedan comprendidos dentro del mencionado intervalo.<br />

En este trabajo se han obtenido las primeras edades radimétricas de unidades asignables a la F. Bajo<br />

Pobre para el oeste del Macizo.<br />

En la muestra representativa de las Coladas andesíticas intermedias (R377) se reconocieron siete<br />

familias de circones de las cuales fueron analizadas tres. De la interpretación de los resultados obtenidos<br />

para cada familia se llegó a la edad de 159 ± 2,1 Ma (figura 3-10).<br />

Para el caso del Cuerpo subvolcánico andesítico (R434) la cantidad de familias reconocidas fue de seis y<br />

debido su variedad morfológica fue necesaria la realización del análisis de cinco de las mismas. Una de<br />

las poblaciones analizadas (M1-A) registró un alto error y por lo tanto no fue considerada en el cálculo de<br />

la edad final de la muestra que fue de 156 ± 1.2 Ma. (figura 3-11).<br />

Figura 3-10: Gráfico utilizado en la obtención de la edad U-Pb en circones de las Coladas andesíticas intermedias.<br />

Figura 3-11: Gráfico utilizado en la obtención de la edad U-Pb en circones del Cuerpo subvolcánico andesítico.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 35


Ambas muestras se ubican dentro del intervalo de fechados conocidos de muestras de la Formación<br />

Bajo Pobre, y concuerdan con la interpretación estratigráfica reconocida en función del trabajo de campo,<br />

sugiriendo que la facies subvolcánica intruye a la secuencia coronada por las Coladas andesíticas<br />

intermedias.<br />

Además, como se verá adelante, estos fechados son contemporáneos, a escala geológica, con el<br />

Cuerpo subvolcánico dacítico que fue datado en este trabajo bajo la misma metodología, evidenciando la<br />

coetaneidad de cámaras magmáticas con distinta composición química, lo cual será discutido en el<br />

capítulo 5 Volcanismo Jurásico.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 36


FACIES ASIGNABLES AL GRUPO BAHÍA LAURA<br />

Antecedentes geológicos<br />

Fue Darwin (1838) el primero que describió a esta unidad en el extremo sudeste del Macizo del<br />

Deseado en los alrededores de la localidad Puerto Deseado, caracterizándola como “pórfidos rojos, a<br />

veces vitrofíricos, rocas traquíticas, tobas y brechas”. Ameghino (1906), brinda detalles del complejo<br />

volcánico, reconociendo pórfidos y traquitas y asigna, con dudas, una edad precretácica, tal vez jurásica.<br />

A partir del hallazgo de Estheria mangaliensis Jones en una perforación efectuada en Puerto San Julián<br />

Delhaes (1913) al igual que Wichmann (1922); Windhausen (1924, 1931) y Frenguelli (1933)<br />

consideraron a las volcanitas de edad rética o Triásico superior, a pesar de la reserva hecha por<br />

Hermitte (1918), quien creía que la Estheria hallada podía no ser de la especie conocida en el Rético,<br />

sino una especie del Cretácico inferior. Para Frenguelli (1933) la “serie eruptiva porfírica” sería parte de<br />

un complejo que se extendería del Triásico al Terciario inferior, dejando a los niveles tobíferos para<br />

tiempos posdanianos.<br />

Sin embargo, Gothan (1925) al estudiar estróbilos de Araucaria encontrados al sur del Río Deseado por<br />

Windhausen aceptó atribuirlos al Triásico, aunque indicando que él se hubiese inclinado en suponer una<br />

edad más reciente. Posteriormente, Roll (1938) reconoce al sur del curso medio del río Deseado una<br />

discordancia angular entre la “serie Porfírica” y las suprayacentes capas cretácicas del Chubutense,<br />

volviendo a incorporar a los niveles tobíferos al Complejo Porfírico, sospechando para éste una edad<br />

jurásica.<br />

En 1949 Feruglio publica su Descripción Geológica de la Patagonia, donde analiza en conjunto al<br />

“Complejo Porfírico de la Patagonia Extraandina” y llega a la conclusión que el mismo va desde el<br />

Jurásico medio al Neocomiano inferior (Cretácico inferior temprano), proponiendo el nombre Complejo de<br />

Bahía Laura.<br />

Este complejo fue dividido posteriormente por Criado Roque (1953) y Di Persia (1954) en dos unidades:<br />

la “Serie de Bahía Laura” o “Serie Vulcanítica Inferior” compuesta por rocas volcánicas mesosilícicas a<br />

ácidas, de edad Carniano-Noriano y la “Serie de Malacara” o “Serie Tobífera Superior”, en discordancia<br />

sobre la anterior y compuesta por elementos piroclásticos, tobas arenosas, areniscas, conglomerados y<br />

lutitas con restos florísticos.<br />

Stipanicic y Reig (1955, 1956) y Stipanicic (1957), en base a estudios geológico-paleontológicos<br />

subdividen al Complejo en tres pisos: Chon-Aikense, Matildense y Baqueroense, basándose en una<br />

diferenciación litológica y una discordancia con dudas para Chon-Aike/Matildense, mientras que usan<br />

evidencias más contundentes: litológicas, paleontológicas y una clara discordancia angular para la<br />

relación Matildense/Baqueroense.<br />

Para estos autores el Chonaikense , basados en los afloramientos que van desde Puerto Deseado hasta<br />

cerca de Puerto San Julián, comprendía el complejo efusivo basal que estaba compuesto por grandes<br />

masas de pórfidos cuarcíferos y riolíticos, queratófiros varicolores y cuarcíferos, vitrófiros, porfiritas y por<br />

mantos de tobas porfíricas y porfiríticas muy compactas y brechas volcánicas ácidas y mesosilícicas de<br />

colores rojizos, violáceos y verdosos. Posteriores referencias (Herbst, 1965; Archangelsky, 1967;<br />

Stipanicic y Bonetti, 1970) le confieren un valor regional, redefiniendo su litología de modo de cubrir las<br />

variaciones litológicas que se producen hacia el oeste del Macizo.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 37


Por otro lado el Matildense incluye un conjunto de tobas redepositadas con clastos de conglomerados,<br />

tobas porfíricas y porfiríticas, pórfidos cuarcíferos y porfiritas, y con alguna participación de mantos de<br />

pórfidos cuarcíferos. También los mismos autores realizan una completa descripción de la abundante<br />

colección de fósiles (anuros y plantas), los que le otorgan a este piso la edad mesojurásica superior.<br />

Por último ubican al Baqueroense, constituido por tobas limosas y arenosas, conglomerados y espesos<br />

mantos de arcillas y bentonitas portadoras de flora fósil en el Cretácico (inferior?-medio).<br />

En los años subsiguientes, los geólogos de Y.P.F., postulan una relación de continuidad entre Chon-<br />

Aikense y Matildense considerándolas como parte de un único ciclo piroclástico-efusivo con tendencia a<br />

hacerse sedimentario hacia la parte cuspidal, dejando fuera de este evento al Baqueroense (Di Persia,<br />

1956, 1957, 1958, 1959, De Giusto, 1956, 1958 y Bianchi, 1960).<br />

Ugarte (1966) denomina Serie de Chon Aike a la facies volcánica y Serie de La Matilde a la facies<br />

sedimentaria aunque sostiene que es conveniente considerar que dichas unidades engranan<br />

lateralmente y son integrantes de una unidad-roca mayor para la que mantiene el denominativo de<br />

Complejo de Bahía Laura, de aplicación cuando no se distinguen dichos miembros, desechando la idea<br />

de que ambas series tengan contacto discordante entre si.<br />

Archangelsky (1967) adecuó las series de Stipanicic y Reig (1956) a la nomenclatura estratigráfica,<br />

denominándolas Formación Chon Aike y Formación La Matilde.<br />

Pezzi (1970) considera a las volcanitas ácidas constituidas por tres unidades diferentes y sincrónicas.<br />

Ellas son las Formaciones Chon Aike, La Matilde y Los Pirineos. Esta última fue propuesta para agrupar<br />

exclusivamente la potente sucesión de mantos ignimbríticos que, según dicho autor, afloran al oeste del<br />

meridiano 68° 30' de Longitud Oeste (área de la presente <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>) compuesta principalmente por<br />

mantos ignimbríticos y material tobáceo tanto primario como retrabajado.<br />

El término Grupo Bahía Laura fue propuesto por Lesta y Ferello (1972), quienes realizaron un trabajo de<br />

compilación de los estudios realizados en la región de Chubut Extraandino y norte de Santa Cruz en un<br />

trabajo que sostiene la coetaneidad de las Formaciones Chon Aike y La Matilde por hallarlas<br />

interestratificadas e incluso asumen a la Formación Bajo Pobre como parte basal de este grupo, por tal<br />

motivo cabe aquí aclarar que la utilización de la nomenclatura Grupo Bahía Laura, utilizada en la<br />

actualidad, es según como fue usada por de Barrio el al. (1999), quienes excluyen del mismo a la<br />

Formación Bajo Pobre.<br />

Posteriormente, De Giusto et al. (1980) señalan al Grupo Bahía Laura como el acontecimiento geológico<br />

principal del Macizo del Deseado, planteando interrogantes por las notables variaciones litológicas y por<br />

la falta de buena exposición de la relación de las diferentes unidades. Por otro lado define a la Formación<br />

La Matilde como un depósito cuya composición está relacionada con un ambiente fluvio-lacustre en que<br />

se origina y lo que le otorga una geometría lenticular con engranajes laterales rápidos y una ubicación<br />

indefinida dentro de la columna del complejo volcánico, aunque con una tendencia a ocupar el techo del<br />

mismo. Además menciona varias observaciones regionales de asomos de La Matilde interestratificados<br />

con rocas volcánicas del grupo y concluye que la misma es una variación ambiental dentro del ciclo<br />

piroclástico efusivo considerando a los contactos formacionales como concordantes y continuos.<br />

Sacomani (1981), remarca la notable similitud litológica entre las Formaciones Chon Aike y Los Pirineos<br />

y siguiendo un criterio de prioridad considera válido solamente al primer término, quedando el Grupo<br />

Bahía Laura conformado por las Formaciones Chon Aike y La Matilde. Teruggi et al. (1981); Mazzoni et<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 38


al. (1981); Spalletti et al. (1982) y Mazzoni et al. (1984) señalan que al menos en el Gran Bajo de San<br />

Julián, el Grupo Bahía Laura constituiría un complejo volcánico-piroclástico-sedimentario con pasajes<br />

laterales y verticales frecuentes, pero con predominancia de mantos ignimbríticos. Panza (1982) y<br />

Sruoga y Palma (1984) comparten el criterio asumido anteriormente para el sector costero del área tipo<br />

y consideran entonces como válidas solamente las Formaciones Chon Aike y La Matilde. Hechem y<br />

Homovc (1985) elaboraron el primer modelo de facies volcaniclástico para el Grupo Bahía Laura durante<br />

sus trabajos en el área de Bajo Grande e integraron a la Formación Bajo Grande en el grupo<br />

desechando una discordancia en el contacto entre ambas entidades.<br />

Rapela y Kay (1988), Kay et al. (1989) y Pankhurst y Rapela (1995) introducen los términos Grupo<br />

Chon Aike, provincia Chon Aike y provincia volcánica Jurásica respectivamente, para el conjunto de los<br />

asomos de volcanitas jurásicas de toda la Patagonia extrandina y Pankhurst et al. (1993b) utilizan el<br />

término Complejo Chon Aike exclusivamente para las volcanitas del Macizo del Deseado. Por otro lado<br />

Pankhurst et al. (1998) proponen que las volcanitas jurásicas de Patagonia junto con las del oeste de<br />

Antártida conforman una de las mayores provincias ígneas silícicas (LIP) del mundo, con una extensión<br />

de 100.000 km2 para el Macizo del Deseado y de 235.000 km2 para todo el conjunto.<br />

Finalmente, de Barrio et al. (1999) denomina a este conjunto como un complejo ignimbrítico-lávicosedimentario<br />

y emplea el término Grupo Bahía Laura, con sus dos formaciones. La Formación Chon Aike<br />

formada por espesos mantos ignimbríticos riolíticos a riodacíticos, aglomerados y brechas volcánicas<br />

subordinadas y escasas tobas vítreas y cristalinas y además menciona la presencia de facies<br />

magmáticas, lateral y verticalmente interdigitados con los depósitos de la Formación La Matilde (tobas y<br />

tufitas, con delgados mantos ignimbríticos intercalados).<br />

En cuanto al espesor de este grupo, De Giusto (1956) menciona poco más de mil metros, Panza (1982)<br />

y de Barrio et al. (1999) consideran una potencia oscilante entre 200 y 600 m, con marcadas<br />

variaciones locales, mientras que Féraud et al. (1999) le otorgan espesores mínimos de 500 m y<br />

máximos de 2.200 m. En el caso de la Formación La Matilde se mencionan espesores de 175 m para su<br />

perfil típico en la Estancia La Matilde (Criado Roque, 1953; Stipanicic y Reig, 1956) y 320 metros para<br />

el sector del Bajo Grande (Di Persia, 1958). Panza et al. (1995), interpretan un espesor máximo de 150<br />

m para la Formación, aunque sus asomos expuestos casi nunca superan los 50 m.<br />

Si bien el único antecedente correspondiente al área de la presente <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong> es la Hoja Geológica<br />

4769-I “El Pluma” a cargo de Cobos y Panza (2003), donde los autores utilizan la denominación Grupo<br />

Bahía Laura para el volcanismo ácido jurásico, con la subdivisión interna en formaciones Chon Aike y La<br />

Matilde, en zonas aledañas, principalmente hacia el sur estas unidades tuvieron distintos tipos de<br />

interpretaciones, debido a diferencias litológicas con las secuencias del centro y este del Macizo del<br />

Deseado, motivo por el cual fueron temporalmente bautizadas como Formación Los Pirineos (Pezzi,<br />

1970; De Giusto et al., 1980) o Complejo Tobáceo del Río Pinturas (Genini, 1977a), términos que, con<br />

el avance en la descripción e interpretación de estas rocas, fueron dejados de lado volviendo a la<br />

nomenclatura original de Grupo Bahía Laura (Sacomani, 1981 y Mazzoni et al., 1981 entre otros).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 39


Afloramientos del área de estudio<br />

Como se expresó en la introducción de este capítulo, para el mapeo e interpretación de este conjunto de<br />

rocas se utilizó el concepto de facies y subfacies. Así fue que se llegó al reconocimiento de cuatro facies,<br />

Efusiva, Volcaniclástica, Estromatolítica y de Sinter Silíceo (tabla 3-4), siendo las primeras dos, con<br />

mucho, las más abundantes (figura 3-12).<br />

Figura 3-12: Mapa de facies asignables al Grupo Bahía Laura<br />

La facies Efusiva se ha subdividido en dos, la subfacies subvolcánica representada por un conjunto de<br />

afloramientos de rocas subvolcánicas interpretado como un único cuerpo, y la subfacies volcánica, más<br />

abundante, representada por varios domos y coladas lávicas, con un conspicuo bandeamiento de flujo.<br />

La facies Volcaniclástica, también fue subdividida, por un lado la subfacies piroclástica con tres subtipos:<br />

de flujo, compuesta por ignimbritas con características variables en cuanto a su grado de soldamiento,<br />

cantidad de cristales y composición química, de surge representada por un pequeño nivel fuera de la<br />

escala de mapeo pero con importancia desde el punto de vista interpretativo y de caída aflorando en<br />

toda el área, aunque se hace más abundante hacia el sector este de la misma. Por otro lado la subfacies<br />

epiclástica, con su principal afloramiento en el extremo noroeste del área de tesis, representada por una<br />

potente secuencia de niveles de material piroclástico con estratificación entrecruzada de colores<br />

amarillentos a rojizos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 40


Durante el trabajo de campo hubo varios afloramientos que, aunque fueron reconocidos como de<br />

naturaleza volcaniclástica su alto grado de alteración o mala exposición no permitió ubicarlos en ninguna<br />

de las subfacies anteriores por lo que fueron agrupados dentro de “Facies Volcaniclástica<br />

indiferenciada”.<br />

La facies Estromatolítica y la facies de Sinter Silíceo también poseen poca representatividad areal, pero<br />

revisten una gran importancia desde el punto de vista metalogénico, motivo por el cual su interpretación<br />

será desarrollada con mayor detalle en el capítulo 6 (Mineralizaciones y Metalogénesis).<br />

Tabla 3-4: Diagrama de facies y subfacies para las litologías asignables al Grupo Bahía Laura en el área de tesis<br />

modificado de Guido (2004). Entre paréntesis se encuentran los nombres comúnmente utilizados para dichas<br />

subfacies.<br />

FACIES EFUSIVA<br />

Subfacies Subvolcánica<br />

Ubicación y descripción<br />

En el centro del área de estudio se encontró un cuerpo subvolcánico que consta de un afloramiento de<br />

1,2 km de largo en dirección N-S por unos 600 m de ancho, y de otros dos asomos aislados de menor<br />

tamaño, al norte y al sur del principal. La roca posee una coloración gris-verdosa similar a la del Cuerpo<br />

subvolcánico andesítico (pág 26), y al mismo tiempo su mineralogía (a excepción del cuarzo) y el tamaño<br />

de los cristales también son semejantes, motivo por el cual recién se pudo determinar su forma y límites<br />

reales con la realización de un mapeo de detalle.<br />

Este cuerpo posee textura porfírica, con fenocristales de cuarzo transparente, subredondeado, muy<br />

engolfado, con individuos de hasta 0,5 cm de diámetro, plagioclasas, anfíboles propilitizados y sanidina<br />

en una pasta microgranuda, por lo que en el campo se lo clasificó como subvolcánico fenodacítico.<br />

Dentro del mismo se reconocieron enclaves microgranulares máficos (fotos 3-9 A y B). Éstos se<br />

disponen de manera homogénea en todo el cuerpo y suelen ser subredondeados con tamaños que<br />

varían entre 0,5 y 10 cm de diámetro. Se ha podido observar que están compuestos por un apretado<br />

entramado holocristalino de plagioclasas, con biotitas póstumas en los intersticios. Estos dos minerales<br />

se encuentran bastante alterados, al punto de generar pequeños huecos rellenos de cuarzo y calcita<br />

(fotos 3-9 C y D).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 41


Fotos 3-9: Cuerpo subvolcánico dacítico A: Afloramiento, B: Feta representativa, C: Microfoto de enclave<br />

microgranular máfico y D: Ídem C, con nicoles cruzados.<br />

Relación estratigráfica<br />

Si bien el Cuerpo subvolcánico dacítico es interpretado como de origen subvolcánico somero, no se<br />

puede observar claramente a qué unidad intruye. Lo que si se manifiesta claramente es que las Coladas<br />

andesíticas superiores apoyan sobre el mismo. De igual manera se observa que un domo riolítico lo<br />

intruye en su borde norte.<br />

Subfacies Volcánica<br />

Esta subfacies constituye todos los afloramientos de rocas resultantes del producto de la extrusión de<br />

magmas ácidos de manera efusiva (no explosiva).<br />

Dentro de ésta ha sido posible, en algunos casos, la discriminación entre domos y flujos lávicos. Aunque<br />

fue una tarea compleja que en ocasiones no pudo concretarse, resultó de suma importancia ya que la<br />

determinación de domos aportó información hacia la caracterización del volcanismo, así como para el<br />

entendimiento e interpretación de los sistemas hidrotermales que actuaron en el área.<br />

Se han podido observar un centro volcánico (Centro Volcánico “Cerro Tetis”) y un gran cuerpo dómico<br />

(“Domo Rosado”) dentro del área de tesis.<br />

En cuanto a los flujos lávicos sensu stricto, han sido reconocidos en dos sectores: hacia el centro del<br />

área asociados a un conducto hidrotermal y en el sector centro sur del área, intercalados con flujos<br />

ignimbríticos (figura 3-12).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 42


Ubicación y descripción<br />

El Centro Volcánico “Cerro Tetis”, de coordenadas centrales 2396800/4809800, se ubica en el sector<br />

central del área, abarcando una superficie aproximada de 1,5km 2 . La morfología en planta es particular<br />

dado que se encuentra compuesto por un conjunto de domos con emplazamiento de fuerte control<br />

estructural, motivo por el cual los mismos se ubican sobre dos fracturas de orientación ONO y ENE, la<br />

primera de carácter regional. A su vez, donde éstas se cruzan es donde se halla el domo de mayor<br />

tamaño (foto 3-10A). En algunos casos afloran como lomadas redondeadas, mientras que en otros lo<br />

hacen como crestones escarpados, con su parte superior erosionada, por lo que resulta más complicada<br />

la individualización de los cuerpos.<br />

Foto 3-10: A: Domo riolítico y B: Dique compuesto por lavas riolíticas brechadas con vetilleo de cuarzo<br />

Aproximadamente a 1 km hacia el sudoeste del afloramiento principal se encontró un dique de 600 m de<br />

largo en dirección ONO, por hasta 100 m de ancho (figura 3-13). El mismo está compuesto por lavas<br />

riolíticas con fino bandeamiento vertical por flujo y esferulitas aparentemente deformadas por el mismo.<br />

En ocasiones se presenta intensamente brechado, con textura en rompecabezas, compuesta por clastos<br />

monolíticos de lavas angulosas cementadas por sílice blanquecina y en algunos casos con intensa<br />

argilización, motivo por el cual llevó a su interpretación como brechas hidrotermales (foto 3-10B).<br />

Figura 3-13: Perfil esquemático del dique riolítico<br />

El otro cuerpo reconocido corresponde al “Domo Rosado”, el cual se encuentra hacia el sector centrosureste<br />

del área de tesis. Presenta forma subcircular con 2 km de largo por 1 km de ancho, aflorante<br />

según lomadas redondeadas. La principal característica del mismo es que si bien se encuentra bastante<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 43


fresco, está rodeado por las evidencias geotermales más importantes del área de tesis, la facies<br />

Estromatolítica y la facies de Sinter Silíceo.<br />

En ambos casos (el Centro Volcánico “Cerro Tetis” y el “Domo Rosado”) los cuerpos dómicos (foto 3-<br />

11A) se encuentran constituidos por un núcleo de lavas riolíticas de colores rosados con conspicuo<br />

bandeamiento por flujo dado por la alternancia de bandas rosadas y blanquecinas (foto 3-11B) en<br />

función del grado de porfirismo, comúnmente con reborde de autobrecha, oligomíctica, con textura en<br />

rompecabezas, de color de alteración gris verdoso (foto 3-11C), producida por el rápido enfriamiento del<br />

mismo, sumado a la presión ejercida por el flujo de un núcleo fundido (McPhie et al., 1993).<br />

Fotos 3-11: A: Foto de conducto de salida de lava riolítica, B: Detalle de riolita bandeada y C: Detalle de autobrecha<br />

Respecto de los asomos de flujos lávicos, son dos los sectores donde estos principalmente afloran: hacia<br />

el sudoeste y en el sector central del área. En cuanto a los del sudoeste, corresponden a una secuencia<br />

constituida de base a techo por lavas andesíticas, ignimbritas anfibolíticas, finalizando con las lavas<br />

riolíticas. En este caso las mismas presentan comúnmente un porcentaje superior al 80% de vidrio<br />

volcánico, desvitrificado a esferulitas, y en los casos donde se manifiesta bandeamiento de flujo, este es<br />

generalmente subhorizontal, mientras que los del sector central están constituidos por pequeños<br />

afloramientos subcirculares, no superiores a los 200 m de diámetro, con intensa silicificación de forma<br />

pervasiva, que solo permite observar la presencia de abundantes de esferulitas.<br />

A modo de generalización de la facies Volcánica, las rocas son de composición modal fenoriolítica,<br />

prácticamente afaníticas, con abundante vidrio volcánico y escasos fenocristales subhedrales de cuarzo<br />

(generalmente con engolfamientos debido a una reabsorción parcial del fenocristal por desequilibrio<br />

físico-químico con el magma durante la extrusión (McPhie et al., 1993) y sanidina de hasta 5 mm de<br />

largo, y subordinadamente de plagioclasa y biotita no superiores a los 2 mm.<br />

Es muy común que estas rocas posean una estructura bandeada constituida por láminas de color rosado<br />

y blanquecino de 1 a 2 mm de ancho, habitualmente replegadas, siendo esto un indicador de que para el<br />

momento en que estas lavas fluían, el magma se encontraba en proceso de vesiculación o exsolución de<br />

la fase vapor (Hibbard, 1995).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 44


Estas lavas usualmente presentan esferulitas como subproducto del rápido enfriamiento y/o<br />

desvitrificación de las mismas (fotos 3-12A y B). Éstas consisten en masas esféricas de entre 0,5 y 2 cm<br />

de diámetro, compuestas por agregados fibrosos concéntricos de polimorfos de sílice de baja<br />

temperatura y feldespato alcalino. También es característico en el vidrio volcánico la presencia de textura<br />

perlítica (fotos 3-12C y D), consistente en fracturas curvas y concéntricas producidas por expansión de<br />

volumen e hidratación del vidrio volcánico bruscamente enfriado.<br />

Fotos 3-12: Microfotografías de: A: de lava riolítica bandeada donde pueden verse distintas generaciones de<br />

esferulitas, B: Nicoles cruzados, C: Vidrio volcánico con fractura perlítica. En el centro puede observarse un cristal de<br />

sandina fracturado debido a la intensa viscosidad de la lava riolítica y D: nicoles cruzados.<br />

El grado de alteración de esta subfacies es variable. Hay afloramientos, como los del Domo Rosado y las<br />

lavas del sudoeste, que se presentan relativamente frescos, motivo por el cual fue sobre éstos que se<br />

realizaron los análisis geoquímicos. Por otro lado asomos en el extremo noreste del Centro Volcánico<br />

Cerro Tetis y los representativos de las lavas riolíticas del sector central presentan intensa alteración<br />

(silicificación y argilización) y brechamiento hidrotermal.<br />

Relación estratigráfica y yacencia de los cuerpos dómicos<br />

Tanto en el Complejo Volcánico Cerro Tetis como para el Domo Rosado el mecanismo de extrusión del<br />

magma ha sido el producto de la combinación de factores estructurales y estratigráficos, lo que da como<br />

resultado relaciones estratigráficas complejas, típicas de los ambientes volcánicos (Llambías, 2003).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 45


En el primero de los casos (Cerro Tetis) las lavas intruyen al Cuerpo subvolcánico dacítico en su porción<br />

más occidental (fotos 3-13) mientras que en su extremo este, lo hacen sobre las Coladas andesíticas<br />

inferiores y las Ignimbritas anfibolíticas provocando un basculamiento en la secuencia de 15° al<br />

sudoeste. Por otro lado, el Domo Rosado intruye a una secuencia de tobas y tufitas aprovechando los<br />

planos de estratificación y deformando las capas que se encuentran tanto por encima como por debajo.<br />

Foto 3-13: Foto mostrando la relación de intrusividad de uno de los domos del Centro Volcánico Cerro Tetis con el<br />

Cuerpo subvolcánico dacítico.<br />

FACIES VOLCANICLÁSTICA<br />

El término “volcaniclástico” es utilizado en la presente tesis doctoral a la manera que lo sugieren Cas y<br />

Wright (1995), quienes puntualizan que éste no posee implicancia sobre la génesis de los depósitos,<br />

sino que hace alusión a una principal participación de material volcánico fragmentado o piroclástico en<br />

los mismos.<br />

Esta facies es la más importante en cuanto a la superficie de afloramientos, abarcando<br />

aproximadamente el 50% de la superficie del área de tesis. Se la ha subdividido en cuatro subfacies:<br />

Subfacies Piroclástica de Flujo (Ignimbritas), Subfacies Piroclástica de Surge, Subfacies Piroclástica de<br />

Caída (Tobas) y Subfacies Epiclástica (Tufitas) (figura 3-12).<br />

Subfacies Piroclástica de Flujo (Ignimbritas)<br />

La litología que representa esta subfacies, fue considerada como representativa para el Grupo Bahía<br />

Laura durante muchos años, aunque luego con el aporte de los trabajos en esta provincia, fueron<br />

reconocidas las otras subfacies pertenecientes a este mega evento.<br />

Localmente puede considerarse que ocupa una superficie similar a la subfacies piroclástica de caída<br />

(Tobas) cubriendo solo un poco más de lo que lo hacen las lavas andesíticas y las lavas riolíticas.<br />

En la mayoría de los casos no fue fácil determinar distintas unidades de flujo debido a que al ser el<br />

material vítreo el componente esencial de estas rocas, tanto la alteración hidrotermal como la<br />

meteorización producen importantes cambios en relación a sus propiedades (color, mineralogía, etc.).<br />

Por tal motivo la subdivisión que sigue (Ignimbrita Muy Soldada, Ignimbrita Anfibolítica y Ignimbrita<br />

Pumícea) corresponde a unidades ignimbríticas con un conjunto notable de diferencias entre ellas.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 46


Ignimbrita Muy Soldada: Estas rocas afloran en la<br />

mitad oeste del área, hacia el norte (Cañadón de los<br />

Pumas) y hacia el sur.<br />

Consisten en paquetes de hasta 40 m de potencia de<br />

potencia de ignimbritas con alto grado de soldamiento,<br />

lo que les otorga una mayor resistencia a la erosión,<br />

motivo por el cual afloran a modo de crestones con<br />

disyunción columnar. Hacia la base poseen una<br />

importante concentración de grandes litoclastos poco<br />

redondeados, de hasta 1 m de diámetro (foto 3-14), de<br />

riolitas y andesitas.<br />

Comúnmente presentan color morado u ocre oscuros,<br />

debido a que este es el color de los fiammes muy<br />

aplastados y la matriz, de composición mayormente<br />

vítrea con abundantes esferulitas por desvitrificación.<br />

Esta unidad es en la cual mejor se observa la textura<br />

eutaxítica propia de este tipo de rocas (fotos 3-15 A y<br />

B).<br />

Foto 3-14: Base de la Ignimbrita Muy Soldada<br />

Fotos 3-15: A y B: Microfotografía de Ignimbrita Muy Soldada, C y D: Microfotografía de Ignimbrita Anfibolítica<br />

Posee también cristaloclastos de cuarzo, feldespato alcalino y biotita euhedral (pseudohexagonal y<br />

orientada). Esta unidad es muy similar a la roca de caja de la veta Eureka, aunque en este último caso la<br />

propilitización y silicificación presentes dificultan su adjudicación a alguno de los tres tipos descriptos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 47


Ignimbrita Anfibolítica: Se encuentra principalmente en el centro del área de tesis. Esta unidad es<br />

cortad por importantes quebradas de rumbos N-S y NO-SE, por lo que pueden verse perfiles superiores<br />

a los 50 m. El rasgo más distintivo es la presencia de grandes cristales de anfíboles, con un largo<br />

superior al centímetro, acompañados de cuarzo, sanidina como cristaloclastos (fotos 3-15 C y D). Los<br />

pómez tienen bajo grado de aplastamiento, con abundantes individuos entre los 2 y 5 cm de diámetro,<br />

todos ellos con alta densidad de cristales (foto 3-16A). Los litoclastos no son muy abundantes, y oscilan<br />

entre 0,2 a 0,5 cm de diámetro, todos ellos de lavas intermedias. La unidad tiene muy bajo grado de<br />

soldamiento, por lo que resulta muy fácilmente erosionable.<br />

Ignimbrita Pumícea: Esta unidad se ubica en el sector centro norte del área, pocos metros al sur de la<br />

estancia La Mariana. Su característica más llamativa es su patrón de afloramiento tipo pequeñas<br />

lomadas redondeadas (foto 3-16B) (conocida informalmente como tipo paraguas) debido a su bajo grado<br />

de soldamiento. Es de colores ocres claros, cristaloclástica con individuos de cuarzo, sanidina y biotita.<br />

Los pómez son abundantes, con grado medio de aplastamiento, comúnmente alterados a arcillas de<br />

coloración naranja, mientras que los litoclastos son escasos, generalmente de lavas intermedias.<br />

Fotos 3-16: A: Ignimbrita Anfibolítica, L es litoclasto de lava intermedia y P es pómez. B: Ignimbrita Pumícea<br />

A la subfacies piroclástica de flujo también se asignó a un depósito de brecha, mantiforme, subhorizontal,<br />

de unos 10 m de potencia, ubicado en el sector central del área.<br />

Este depósito se encuentra enteramente compuesto por material piroclástico, con estructura masiva,<br />

matriz sostén, con clastos angulosos y gran variabilidad en el tamaño de los mismos, algunos de más de<br />

1 m de diámetro.<br />

Los litoclastos son de lavas andesíticas, riolíticas, de ignimbritas y hasta de vetas de cuarzo con textura<br />

coloforme-crustiforme (figura 3-12 foto 3-17A). Además poseen material pumíceo de entre 1 y 5 mm de<br />

diámetro, con presencia de tubos de escape de gas y cristaloclastos fracturados de cuarzo y feldespato<br />

de 1 a 2 mm de largo en una matriz tobácea parcialmente silicificada. Tanto los pómez como los cristales<br />

se encuentran argilizados y oxidados.<br />

La base de este nivel no se encuentra aflorante, mientras que sobre el mismo se apoya en relación de<br />

discordancia erosiva una unidad ignimbrítica. Al mismo tiempo, la brecha es intruída por lavas riolíticas.<br />

Este mismo conducto, posteriormente sirvió de canal para la circulación y precipitación de fluidos<br />

hidrotermales, los que además de generar un vetilleo calcedónico y de cuarzo en peine dentro de las<br />

lavas, silicificaron de manera pervasiva la base de las ignimbritas debido a su alta porosidad provocando<br />

que estas últimas sobresalgan en la topografía (foto 3-17B). Por encima de las ignimbritas el vetilleo se<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 48


densifica generando una estructura vetiforme con relleno de brecha hidrotermal (Brecha Hidrotermal<br />

Central - capítulo 6) (figura 3-14).<br />

La brecha posee gradación normal, con individuos de diámetro superior al metro. Está compuesta por<br />

clastos de ignimbritas, lavas ácidas e intermedias.<br />

El término brecha piroclástica, si bien es de uso corriente, hace referencia a una clasificación textural, sin<br />

vinculación con algún tipo de génesis. Estos depósitos son de compleja interpretación pero en función de<br />

que es un depósito piroclástico primario matriz sostén, sin estructura interna, con grandes clastos<br />

angulosos (hasta bloques de más de 1 m de diámetro), se lo interpreta siguiendo el criterio de Cas y<br />

Wright (1995) como un depósito producto de un flujo piroclástico proximal al conducto de salida.<br />

Fotos 3-17: A: Clasto de cuarzo de veta con textura<br />

coloforme – crustiforme B: Manto de ignimbritas silicificado<br />

suprayaciendo al depósito de brecha piroclástica.<br />

Figura 3-14: Perfil interpretativo del depósito de brecha piroclástica.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 49


Relación estratigráfica<br />

Esta subfacies posee relaciones variables con respecto al resto de las unidades.<br />

Respecto de la Ignimbrita Anfibolítica se puede observar apoya sobre las Coladas andesíticas inferiores<br />

y que tanto el Cuerpo subvolcánico andesítico como las lavas riolíticas del Centro Volcánico Cerro Tetis<br />

la intruyen. En su techo, algunos afloramientos de las Coladas andesíticas intermedias se apoyan en<br />

manera concordante (Foto 3-6).<br />

En el Cañadón de los Pumas, la Ignimbrita Muy Soldada se observa a modo de canales en una<br />

secuencia tufítica, como es típico de las márgenes del Río Pinturas, fuera de la zona de tesis. De la<br />

Ignimbrita Pumícea sólo se observan afloramientos aislados, sin relación evidente con alguna otra<br />

unidad, aunque de acuerdo a su ubicación relativa podría sobreyacer a la Ignimbrita Muy Soldada.<br />

Subfacies Piroclástica de Surge<br />

Los depósitos tipo surge, también llamados<br />

“flujos inflados” (Mazzoni, 1986) como<br />

contraparte de los “flujos densos” o depósitos de<br />

flujo piroclástico sensu stricto, están generados<br />

por una suspensión de partículas sólidas en gas<br />

o vapor de agua, con baja concentración de<br />

partículas motivo por el cual los depósitos son<br />

generalmente pequeños. De todas maneras,<br />

existe un espectro continuo entre ambos tipos<br />

por lo que muchas veces es imposible su<br />

interpretación como uno u otro (Llambías, 2003).<br />

Figura 3-15: Perfil del Surge piroclástico<br />

Los surges pueden cubrir la topografía a modo de manto, así como encauzarse en depresiones.<br />

Generalmente poseen estructuras traccionales como estratificación entrecruzada y dunas entre otras,<br />

con buena selección en cada banco que los constituye.<br />

Los afloramientos de este depósito fueron observados en los alrededores de las coordenadas<br />

2396000/4809300 sólo durante los trabajos de mapeo de detalle debido a que posee poco espesor y es<br />

más fácilmente erosionable que las ignimbritas que lo infra y suprayacen (foto 3-18A). Igualmente es<br />

importante la identificación y descripción de los mismos, ya que brindan información sobre el tipo de<br />

erupciones producto del volcanismo.<br />

El depósito está constituido por una secuencia de 25 cm de potencia compuesta por estratos<br />

granocrecientes que poseen en la base material fino (


Relación estratigráfica e interpretación<br />

Tanto por debajo como por arriba este depósito se encuentra en contacto con flujos de la Ignimbrita<br />

Anfibolítica. El contacto basal es de tipo erosivo, ya que puede observarse que el surge erosiona a la<br />

ignimbrita (figura 3-13, foto 3-18C), evidenciado esto porque litoclastos de gran tamaño del flujo inferior<br />

penetran a las cenizas basales del surge.<br />

Por lo tanto, debido a su asociación con flujos piroclásticos y a la relación de contacto con base y techo,<br />

se interpreta que este depósito corresponde a los de tipo Ground Surge (según Cas y Wright, 1995).<br />

Este tipo de surges, según Llambías (2003) se origina debido a que los flujos densos, gracias a su alta<br />

turbulencia e inestabilidad, pueden atrapar bolsones de aire y/o agua, disminuyendo su densidad y<br />

aumentando considerablemente su velocidad, por lo cual se desprenden del flujo piroclástico como<br />

entidades independientes.<br />

Fotos 3-18: A: Afloramiento del depósito de surge entre dos paquetes de las Ignimbritas Anfibolíticas B: Detalle de<br />

los estratos granocrecientes del surge C: Detalle del contacto basal del surge.<br />

Subfacies Piroclástica de Caída (Tobas)<br />

Esta subfacies está constituida por los depósitos generados por la caída de tefra. Este material es<br />

originado en explosiones volcánicas y transportado por el viento, cubriendo áreas muy extensas<br />

disminuyendo su tamaño de grano a medida que se alejan del centro de emisión. Generalmente son<br />

depósitos fríos, con bajo a muy bajo grado de soldamiento, lo que hace que su resistencia a la erosión<br />

no sea buena y por lo tanto tengan baja preservación.<br />

En el área de tesis, los afloramientos de esta unidad se concentran en la mitad este. Constituyen<br />

lomadas suaves y redondeadas de colores claros donde, en general, no tienen buena exposición en la<br />

vertical. Estas lomadas generalmente se encuentran cubiertas por lajas, trozos de rocas y materiales<br />

modernos, sólo interrumpidos por bancos resistentes que generan resaltos de escasa magnitud en el<br />

terreno. Estos materiales se disponen generalmente de manera subhorizontal, aunque en ocasiones,<br />

debido a la carga producida por lavas riolíticas que fluyen sobre los materiales tobáceos, los bancos<br />

pueden llegar a inclinar hasta 15° (foto 3-19).<br />

Las tobas son del tipo vítreo, moderadamente a bien seleccionadas, en bancos tabulares, delgados, con<br />

espesores que no superan el metro, compuestos por cristaloclastos de cuarzo y feldespato alcalino<br />

fracturados y de biotita euhedral, así como pequeños fragmentos de pómez y material lítico.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 51


Gran parte de los afloramientos se encuentra hidrotermalmente alterados ya sea por argilización o<br />

silicificación, algunos de ellos constituyéndose en la roca alojante de las mineralizaciones del área.<br />

También se encuentran en esta unidad las principales evidencias de la actividad geotermal jurásica,<br />

Estructuras Estromatolíticas y Sinter Silíceo.<br />

Dentro de los bancos se han encontrado restos de<br />

hojas y pequeños troncos, algunos de ellos<br />

carbonizados y otros petrificados, que si bien por su<br />

mala calidad no han sido clasificados, son similares a<br />

los identificados por de Barrio et al. (1982)<br />

aproximadamente 100 km al sur del área, quienes<br />

mencionan el hallazgo de una flora fósil con los<br />

géneros Dyctiozamites, Pseudoctenis y Pterophyllum.<br />

Foto 3-19: Afloramiento de material tobáceo (T) basculado<br />

por las lavas (LR) que lo suprayacen.<br />

Relación estratigráfica<br />

Estos depósitos de caída primarios se encuentran por lo general finamente intercalados con material<br />

volcaniclástico retrabajado (tufitas) demostrando que en determinados lapsos se producía el<br />

retrabajamiento en medio ácueo de los materiales inconsolidados, recientemente acumulados, tal como<br />

lo reconocieran Mazzoni et al. (1981) para el área del Gran Bajo de San Julián, generando paquetes de<br />

hasta 50 m de potencia. Al mismo tiempo estas tobas y tufitas se interdigitan con ignimbritas, dejando en<br />

claro que no representan un hiatus significativo en la actividad volcánica (Pankhurst et al., 1998).<br />

Finalmente en algunos afloramientos al noreste y sudeste del área, se los observó en contacto directo<br />

infrayaciendo a basaltos eocenos.<br />

Además los bancos de tobas constituyen la roca de caja del sector sudeste de la veta Eureka.<br />

Subfacies Epiclástica (Tufitas)<br />

Los depósitos de este tipo han tenido variadas interpretaciones e igual cantidad de denominaciones y<br />

ubicaciones estratigráficas a través de los años en localidades próximas, principalmente hacia el sur<br />

sobre las márgenes del río Pinturas. Genini (1977a) denominó Complejo Tobáceo del Río Pinturas a una<br />

secuencia semejante, que reconoció en la confluencia del río homónimo con el arroyo 17. Con el avance<br />

en el entendimiento de las secuencias piroclásticas, sumado al del conocimiento de la geología del oeste<br />

del Macizo, donde se encontraron abundantes domos y lavas riolíticas, esta denominación fue dejada de<br />

lado y se volvió a la utilización, para todo el Macizo, de la nomenclatura Grupo Bahía Laura.<br />

En el área de tesis esta subfacies posee afloramientos bastante dispersos, pero en función del buen<br />

grado de exposición en el sector cañadón de los Pumas, las descripciones siguientes, corresponderán<br />

principalmente a las observaciones de este lugar. Allí se pueden ver paredones de hasta 30 m de altura<br />

(foto 3-20A). Esta secuencia posee un ligero basculamiento (de 5 a 10°) al este, lo que hace que pueda<br />

verse una sección aún mayor. Desde oeste a este, se observa un paquete de 50 m de potencia de<br />

estratos de entre 5 y 50 cm de espesor (foto 3-20B), con laminación fina y estratificación entrecruzada<br />

plana o de bajo ángulo, compuestos por material tobáceo desde ceniza hasta grava fina a veces<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 52


mezcladas y a veces separadas en bancos de diferente granulometría. En algunos bloques caídos se<br />

observaron ondulitas de unos 10 cm de longitud de onda. Algunos de estos bancos están intensamente<br />

silicificados, lo que les infiere una fuerte coloración roja y alta resistencia a la erosión.<br />

Fotos 3-20: A: Afloramiento de secuencia piroclástica retrabajada B: Detalle de los bancos.<br />

Relación estratigráfica e interpretación<br />

La base de estos sedimentos en el sector cañadón de los Pumas no se encuentra aflorante pero sobre<br />

su techo se encuentra, en relación de discordancia erosiva, la ignimbrita Muy Soldada, generando<br />

canales en las rocas de material retrabajado (foto 3-21).<br />

Se la interpreta como una secuencia continental característica de un ambiente fluvial de baja energía,<br />

contemporáneo con el intenso volcanismo ocurrido en áreas aledañas. Como fuera puntualizado por<br />

Cobos y Panza, 2003, la falta de aportes extracuencales, la escasez de rocas de granulometría gruesa y<br />

las estructuras sedimentarias halladas, demuestran que las corrientes ácueas fueron de baja energía y<br />

fluidez relativamente alta. Los depósitos<br />

pelíticos laminados indican que hubo<br />

pequeños cuerpos de agua (lagunas o<br />

pantanos) diseminados en la planicie de<br />

inundación.<br />

Como fue visto precedentemente (subfacies<br />

piroclástica de caída) la alternancia de<br />

material volcaniclástico retrabajado con<br />

rocas primarias, representa lapsos donde se<br />

producía el retrabajamiento en medio ácueo<br />

de los materiales previamente acumulados.<br />

Foto 3-21: Ignimbrita Muy Soldada (IMS) canalizada sobre<br />

material piroclástico retrabajado (T).<br />

FACIES VOLCANICLÁSTICA INDIFERENCIADA<br />

Se agruparon dentro de ésta a los afloramientos de rocas volcaniclásticas que por razones de mala<br />

calidad de afloramiento o alteración no pudieron ser incluidos en ninguna de las subfacies anteriores.<br />

Niveles de Oxidación<br />

Esta denominación se debe a que si bien estos sectores están compuestos por niveles de arcillas de<br />

tonalidades multicolores, son las de color rojo las que más llaman la atención dentro del paisaje jurásico.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 53


Estos niveles se encuentran principalmente en el sector este-sudeste del área de estudio y están<br />

representados por afloramientos en pequeñas zonas deprimidas con morfología tipo Bad Lands (foto 3-<br />

22).<br />

Foto 3-22: Vista general de los niveles de oxidación.<br />

Figura 3-16: Perfil representativo de los niveles<br />

oxidados próximos al puesto de la Ea. Cerro Negro.<br />

En las proximidades del puesto de la Ea. Cerro Negro se realizó un perfil de detalle con la consecuente<br />

toma de muestras que posteriormente fueron analizadas mediante difracción de rayos X.<br />

El perfil realizado (figura 3-16 y foto 2-23B), de 4 m de potencia, está constituido por una intercalación de<br />

paquetes arcillosos de colores rojo, castaño y blanco, algunos de ellos con óxidos de hierro como<br />

cemento.<br />

Mediante el estudio de difractometría de rayos X efectuado sobre dos muestras representativas se<br />

reconocieron cuarzo, illita y caolinita (figura 3-17).<br />

Figura 3-17: Difractogramas representativos de dos de los niveles arcillosos estudiados.<br />

Estos niveles se disponen generalmente en un mismo nivel topográfico en lugares donde unidades<br />

suprayacentes más resistentes los protegieron de la erosión. En el área de estudio se encuentran<br />

cubiertos por sedimentos terciarios o por depósitos glacifluviales (fotos 3-23), mientras que en las<br />

cercanías de la Estancia Ana María a unos 100 km al sureste del área de tesis, se los reconoció<br />

cubiertos por un manto de de ignimbritas.<br />

Por su yacencia y composición mineralógica se los interpreta como representantes de superficies de<br />

meteorización jurásica (superficies de paleo weathering).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 54


Fotos 3-23: A: Depósitos glacifluviales protegiendo de la erosión a los niveles de oxidación. B: Misma relación en el<br />

sector donde se realizó el perfil de detalle.<br />

Área Cerro Solo<br />

En el extremo nororiental del área de tesis, con coordenadas GK 2403500/4811500, se ubica un<br />

pequeño cerro aislado (Cerro Solo), de unos 500 m de diámetro, sobresaliendo de una topografía<br />

totalmente plana compuesta por sedimentos modernos, aluviales, coluviales y de bajos.<br />

En el campo se determinó que este cerro está compuesto por una secuencia volcaniclástica, de difícil<br />

discriminación litológica debido a que se le sobreponen intensa silicificación, argilización y oxidación.<br />

Alojada dentro de estas rocas se encuentra una estructura vetiforme en dirección NO-SE de color<br />

morado rellena por una brecha de clastos de rocas volcaniclásticas y cemento calcedónico. Al mismo<br />

tiempo todo el cerro se encuentra diaclasado en la misma dirección, dando lugar a paquetes de 10 a 20<br />

cm. Algunas de estas fracturas, especialmente en la parte central del cerro se encuentran rellenas con<br />

limonitas de hierro. Se realizaron análisis por metales sobre estas rocas en los que detectaron anomalías<br />

en As y Sb.<br />

FACIES ESTROMATOLÍTICA<br />

Los estromatolitos (Kalkowsky, 1908) son, por definición, estructuras organo-sedimentarias laminadas<br />

producidas por atrapamiento, construcción y/o precipitación de sedimentos, como resultado del<br />

desarrollo y actividad metabólica de distintos tipos de microorganismos bajo diversos ambientes (Walter,<br />

1976). La variedad orgánica depende del tipo de ambiente en que estuvieron creciendo: hipersalino,<br />

lacustre, intermareales, etc.<br />

Dentro del Macizo del Deseado se han hallado estructuras de este tipo en las áreas de La Marcelina y El<br />

Macanudo-El Mirasol (Marchionni et al., 1999 y Schalamuk et al., 2000), mientras que Guido et al.<br />

(2002a) estudiaron las estructuras presentes en el área y su vinculación con las mineralizaciones<br />

existentes en la misma.<br />

Las estructuras halladas se ubican en el centro del área estudiada y están alojadas en las subfacies<br />

piroclásticas de caída (tobas) y volcaniclástica retrabajada (tufitas), aflorando en una superficie<br />

aproximada de 9 km 2 .<br />

Se han observado dos niveles, separados por 40 m de materiales tobáceos y tufíticos con abundantes<br />

hojas y troncos, cada uno compuesto por cuerpos estromatolíticos individuales que oscilan desde el<br />

orden centimétrico hasta los 15 m de diámetro.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 55


Uno superior que aflora en la cima de los cerros y es de composición silícea (foto 3-24 A) y uno inferior<br />

que se encuentra exclusivamente en los valles de los arroyos y es de composición principalmente<br />

carbonática.<br />

En ambos se han determinado tres tipos de estructuras: cuerpos subcirculares concéntricos, estructuras<br />

cilíndricas a cónicas y estructuras laminares.<br />

Cuerpos subcirculares concéntricos<br />

Estos fueron hallados en tamaños que van desde pocos centímetros para las pequeños, hasta 15 metros<br />

de diámetro en el caso de los mayores.<br />

Los más pequeños, de composición silícea, tienen una estructura interna definida por láminas<br />

concéntricas onduladas de colores entre blanco y pardo, hasta negro, muchas veces con pequeñas<br />

ramas o troncos en la parte central, a partir de los cuales mediante actividad biogénica se generaron las<br />

estructuras (foto 3-24 B).<br />

Los mayores, de composición mayoritariamente carbonática, corresponden a estructuras coalescentes y<br />

fueron hallados únicamente en el nivel inferior (foto 3-24 C y D).<br />

Formas cilíndricas a cónicas<br />

Éstas se reconocieron únicamente en el nivel superior, y por lo tanto son de composición silícea. Sus<br />

diámetros varían entre las decenas de centímetros a 2 m. Se encuentran generalmente en posición<br />

vertical, perpendiculares a la estratificación y presentan capas concéntricas gruesas sin estructura<br />

interna visible (foto 3-24E).<br />

Estructuras laminares<br />

Están representadas por paquetes subhorizontales, a modo de estratos, de 1,5 –2 m de espesor,<br />

dispuestos entre las estructuras del nivel superior. Internamente están formadas por capas milimétricas<br />

silíceas, de color gris, blanco, negro y pardo, con formas parcialmente irregulares (foto 3-24F).<br />

Las estructuras subcirculares concéntricas han sido interpretadas como estromatolitos, siguiendo las<br />

definiciones de Walter (1976), mientras que las estructuras cilíndricas son interpretadas como<br />

geyseritas, conductos de salida a la superficie de aguas calientes, debido a su similitud con los geysers<br />

tipo cono de campos geotermales actuales como Yellowstone (EEUU) y El Tatio (Chile).<br />

Por otro lado, las laminaciones son interpretadas como depósitos de tufitas reemplazados por sílice<br />

debido a que si bien pueden ser confundidos con sinters silíceos, las características típicas de estos<br />

depósitos están ausentes.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 56


Fotos 3-24: Estructuras halladas dentro del campo estromatolítico del área de estudio. A Vista general del<br />

afloramiento del nivel superior caracterizado por la silicificación, B: Estromatolito silicificado, C y D: Grandes<br />

estructuras subcirculares de composición carbonática, E: Geyserita y F: Niveles tufíticos silicificados.<br />

Debido a que las texturas de las formas estromatolíticas calcáreas y silíceas son muy similares, y que en<br />

varias estructuras silíceas es posible hallar restos de carbonatos, además de evidencia de silicificación<br />

en las tobas superiores, se interpreta que los estromatolitos del nivel superior corresponden a<br />

silicificaciones de estructuras primariamente calcáreas.<br />

A esto se le agrega la consideración del marco geológico alrededor de este nivel silíceo representado por<br />

tobas y tufitas del Complejo Bahía Laura con un alto grado de silicificación.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 57


Los resultados geoquímicos y de isótopos estables de estas estructuras serán desarrollados en el<br />

Capítulo 6 (Mineralización y Metalogénesis).<br />

FACIES DE SINTER SILÍCEO<br />

Los sinters son precipitados químicos y bioquímicos de composición silícea que se originan cuando los<br />

fluidos hidrotermales saturados en sílice y pertenecientes a sistemas geotermales activos se descargan<br />

en superficie (White et al., 1989; Henley y Hedenquist, 1986). Existen en la actualidad ejemplos que se<br />

encuentran vinculados a actividad volcánica, como los de Steamboat Springs (White et al., 1964) y<br />

Yellowstone (Walter et al., 1972; Walter, 1976) en USA, Broadlands en Nueva Zelanda (Ewers y<br />

Keays, 1977), entre otros. La relación inequívoca de estos depósitos con la parte superior de un sistema<br />

epitermal les ha conferido una gran importancia en la prospección de metales preciosos. Su potencial de<br />

preservación es relativamente bajo porque son volumétricamente reducidos y se originan en ambientes<br />

superficiales muy expuestos a procesos erosivos.<br />

En el Macizo del Deseado se han descrito varias áreas con sinters silíceos como La Josefina, Manantial<br />

Espejo, El Macanudo (Schalamuk et al., 1999b), La Marciana (Guido et al., 2002b) y Las Margaritas,<br />

esta última dentro del área de la presente tesis (<strong>Lopez</strong> et al., 2003).<br />

El sinter Las Margaritas se ubica a sólo 300 metros hacia el norte del extremo sur de la veta Eureka,<br />

aflorando en una superficie de unas dos hectáreas sobre la ladera de una pequeña quebrada. El perfil<br />

que se observa alcanza los 15 m de espesor donde puede reconocerse la intercalación de subfacies<br />

piroclásticas de caída y material retrabajado de colores violáceo y pardos.<br />

Dentro del cuerpo del sinter <strong>Lopez</strong> et al. (2003) han definido tres facies de acuerdo a las formas,<br />

tamaños y estructura interna, que son: facies brechosas, facies con laminación irregular porosa y facies<br />

tufítica . Tanto las rocas en las que el sinter se aloja, como las facies y las estructuras secundarias del<br />

mismo muestran colores rojo, naranja, pardo hasta negro.<br />

La descripción del perfil desde la base hacia la superficie es la siguiente:<br />

Comienza, en la base, con un nivel subhorizontal de 3 m de potencia, compuesto enteramente por<br />

brecha hidrotermal con clastos de estromatolitos y de la facies laminada (foto 3-25 A). Continúa una<br />

laminación irregular silícea de alta porosidad (foto 3-25 B), que está dada por huecos dejados por<br />

pequeños troncos y estructuras estromatolíticas, teniendo un espesor de 2,5m. Ambos niveles se repiten<br />

nuevamente. Luego, y por unos 2 m esta laminación comienza a intercalarse con material tobáceo, con<br />

menor proporción de la facies laminada a medida que se asciende. Finalmente, se encuentran tufitas<br />

finamente estratificadas (foto 3-25 C) con espesores variables, llegando a un máximo de 50 cm.<br />

Hacia la superficie, donde en algunos sectores se observan grietas de desecación (foto 3-25 D), las<br />

unidades se encuentran curvadas generando montículos de forma circular de 3 a 6 m de diámetro (foto<br />

3-25 E) que poseen en el centro una abertura de unos 50 cm (foto 3-25 F). Se han visto unos 20 cuerpos<br />

de este tipo.<br />

Toda esta secuencia se encuentra cortada por brechas hidrotermales de conducto compuestas también<br />

por clastos de estromatolitos y de la facies laminada, en este caso el cuerpo de brechas posee forma<br />

cónica, haciéndose más angosta en la parte superior (figura 3-18).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 58


Fotos 3-25: A: facies brechosa con clastos de estromatolitos, B: facies con laminación irregular porosa, C: facies<br />

tobácea, D: grietas de desecación, E: geyseritas y F: abertura circular de las geyseritas.<br />

Los montículos encontrados en la superficie se interpretan como los centros de salida del material silíceo<br />

(geyseritas) dado que poseen un conducto central constituido por brecha hidrotermal que culmina en<br />

superficie con una apertura circular en forma de cráter. La gran cantidad de estromatolitos en conjunto<br />

con restos de plantas, muestran una intensa actividad orgánica en todo el perfil descripto.<br />

Las anteriores características, en conjunto con la laminación irregular de alta porosidad, brechas<br />

hidrotermales, y grietas de desecación permiten interpretar a esta secuencia como un sinter silíceo.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 59


Figura 3-18: Perfil integrado del Sinter silíceo Las Margaritas<br />

La alternancia de niveles con laminación irregular porosa y brechas hidrotermales es considerada como<br />

la expresión de períodos de relativa tranquilidad con eventos explosivos. Esta situación es común en<br />

este tipo de depósitos donde la precipitación lenta de la sílice origina el taponamiento de los conductos<br />

con la consecuente generación de sobrepresiones que producen explosiones y alivio de la presión, para<br />

así volver a la lenta precipitación de niveles silíceos.<br />

Se han realizado análisis por metales preciosos y elementos traza en muestras del Sinter, los que<br />

arrojaron anomalías principalmente en As, Sb y Tl de forma similar a las obtenidas para otros ejemplos<br />

de sinters del Macizo y en ejemplos mundiales.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 60


Geoquímica<br />

Se han seleccionado 12 muestras de rocas representativas de las distintas subfacies asignables al<br />

Grupo Bahía Laura y analizado por elementos mayoritarios y traza. Los resultados se presentan en la<br />

tabla 3-5.<br />

Es importante aclarar que este tipo de rocas generalmente se encuentra hidrotermalmente alterado con<br />

un enriquecimiento en K, Rb, Ba, Si y S y una disminución en Na, Ca y Sr para las rocas silíceas según<br />

Riley et al. (2001). En el caso de las muestras analizadas en este trabajo, se ha registrado que una de<br />

las muestras de las lavas riolíticas posee valores de K mayores a los comúnmente registrados (3-5%) y<br />

una disminución considerable en la cantidad de Na, posiblemente producto de hidratación a baja<br />

temperatura y desvitrificación del vidrio volcánico.<br />

Debido a los altos valores de Pérdida por ignición (LOI) registrado en algunas de estas muestras, se ha<br />

utilizado al diagrama de Winchester y Floyd (1977) (figura 3-19 A) para su clasificación. Así es que el<br />

conjunto de las muestras se dispone de manera continua entre el campo de las andesitas y el de las<br />

riodacitas/dacitas extendiéndose hasta las andesitas basálticas si se tiene en cuenta a los enclaves<br />

microgranulares máficos presentes en el Cuerpo subvolcánico andesítico.<br />

Ahora bien, este conjunto podría subdividirse en dos grupos: uno dentro del campo de las<br />

riodacitas/dacitas, pero muy próximo al de las riolitas, que es el compuesto por las Lavas Riolíticas y la<br />

Ignimbrita Muy Soldada; el otro está compuesto por las muestras de la Ignimbrita Anfibolítica (en el<br />

campo de las andesitas salvo una muestra de un pómez que apenas entra al campo riodacitas/dacitas) y<br />

las del Cuerpo subvolcánico dacítico que también se ubican en el campo riodacitas/dacitas muy<br />

próximas al límite con las andesitas.<br />

El conjunto de las muestras tiene tendencia calcoalcalina según puede verse en la figura 3-19 B (Irvine y<br />

Baragar, 1971)<br />

Mediante el índice de Shand, de Maniar y Piccoli (1989), se observa que las rocas se disponen entre<br />

los campos de rocas peraluminosas y metaluminosas (figura 3-19 C) y de entre medio y alto potasio,<br />

según el gráfico (figura 3-19 D) de Le Maitre (1989).<br />

Por otro lado se han hecho aproximaciones petrogenéticas con el fin de evaluar el posible origen de<br />

estas rocas. Así es que mediante el diagrama de Pearce et al. (1984) (figura 3-19 E) se evidencia que la<br />

totalidad de las rocas estudiadas pertenecen al campo de los granitoides de arco volcánico, siendo los<br />

tenores de la mayoría menores a 12 ppm de Nb, hecho característico de riolitas de márgenes<br />

continentales (Macdonald et al., 1992). Por otro lado el diagrama ACF (figura 3-19 F) indica que la<br />

mayoría de las muestras se ubican en el campo de los granitoides tipo S de White y Chappell (1977).<br />

Teniendo en cuenta los resultados obtenidos, este volcanismo se habría generado por magmas con<br />

amplio rango composicional, desde andesitas basálticas a riodacitas, tanto metaluminosos como<br />

peraluminosos con tendencia calcoalcalina. Estos magmas poseen moderados a altos tenores de potasio<br />

(1,23 a 7,34%) mientras que son pobres en TiO2 (no superiores a 0,84%). Para los valores de CaO, Fe tot<br />

y MgO se registra un patrón que marca un escalón entre la facies Lávica y el resto de las litologías<br />

mostrando en promedio valores de 0,60 y 4,27% de CaO, 1,37 y 4,74% de Fe tot y 0,3 y 1,8% de MgO<br />

respectivamente.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 61


Figura 3-19: Gráficos utilizados en la caracterización geoquímica de las unidades asignables al Grupo Bahía Laura:<br />

A: Winchester y Floyd (1977); B: Irvine y Baragar (1977); C: Maniar y Piccoli (1989); D: Le Maitre (1989); E:<br />

Pearce, et al. (1984) y F: White y Chappell (1977).<br />

De los gráficos petrogenéticos (figuras 3-19 E y F) se puede concluir que este conjunto de rocas posee<br />

características de arco volcánico y posiblemente se hayan formado por anatexis de un protolito cortical<br />

sedimentario, coincidiendo con las características genéticas postuladas por Gust et al., 1985; Kay et al.,<br />

1989; de Barrio, 1993; Pankhurst et al., 1993b; Pankhurst y Rapela, 1995; Pankhurst et al., 1998;<br />

Riley et al., 2001 y Guido, 2002 entre otros.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 62


Muestras SiO 2 TiO 2 Al 2 O 3 Fe tot MnO MgO CaO Na 2 OK 2 OP 2 O 5 L.O.I. Ba Rb Sr Y Zr Nb Th U Ce Nd<br />

Cuerpo subv. dac. (R358A) 61,71 0,48 15,16 4,82 0,16 1,73 4,94 2,84 2,89 0,12 5,27 1155 77 239 29 140 10 6 3 37 0<br />

Cuerpo subv. dac. (R375) 64,98 0,49 15,30 4,42 0,08 1,88 3,33 3,47 2,98 0,13 3,38 1068 109 251 29 150 9 6 4 58 15<br />

Encl. Micgrog. Máf. (R358B) 62,76 0,84 13,81 5,85 0,15 1,50 4,91 2,81 2,20 0,21 4,99 1086 76 229 39 93 13 5 3 54 10<br />

Cuerpo subv. dac. (R375) 64,98 0,49 15,30 4,42 0,08 1,88 3,33 3,47 2,98 0,13 3,38 1068 109 251 29 150 9 6 4 58 15<br />

Lava riolítica (R342) 76,00 0,18 12,13 1,46 0,02 0,15 0,42 1,66 7,34 0,03 1,48 1011 225 55 24 111 9 19 8 64 11<br />

Lava riolítica (RL28) 75,34 0,14 12,47 1,28 0,05 0,45 0,77 2,66 4,81 0,04 1,22 866 185 129 28 134 9 6 - 0 0<br />

Ign. Anfibolítica (R347) 63,62 0,58 15,30 5,06 0,11 2,18 3,63 3,49 3,24 0,11 2,89 700 133 248 21 111 7 8 5 42 9<br />

Ign. Anfibolítica (R378A) 62,36 0,63 15,18 5,13 0,10 2,19 3,86 3,55 2,58 0,11 4,60 841 97 331 22 149 8 8 3 37 13<br />

Ign. Anf. Pomez (R378B) 53,96 0,62 15,99 6,89 0,14 3,11 5,64 2,74 1,23 0,12 9,20 599 62 878 29 169 8 16 2 53 10<br />

Ign. Anfibolítica (R334A) 64,10 0,61 14,56 5,56 0,11 1,64 4,04 2,86 2,69 0,12 4,08 733 103 234 19 108 7 13 4 33 6<br />

Ign. Anf. Pomez (R334B) 57,84 0,63 17,17 4,84 0,13 1,91 5,30 3,53 3,77 0,12 5,06 939 151 252 28 127 8 17 5 55 5<br />

Ignimbrita MS (R338) 66,97 0,32 15,34 2,38 0,06 0,66 3,25 3,50 3,19 0,06 4,43 915 161 275 24 160 9 16 6 51 5<br />

Ignimbrita MS (R433) 65,71 0,29 14,84 2,42 0,04 1,21 3,81 1,99 3,16 0,12 6,91 876 107 433 29 192 9 6 - 0 0<br />

Tabla 3-5: Resultados de química de rocas asignables al Grupo Bahía Laura. En negro los análisis realizados en la<br />

Universidad de Trieste y en azul en la Universidad de Salta<br />

Edad<br />

Dataciones radimétricas previamente realizadas limitan a las rocas del Grupo Bahía Laura al intervalo<br />

177,8 ± 1,8 (Pankhurst, et al, 2000) – 148 ± 2 Ma. (Tessone et al., 1999), que comprende desde el<br />

Jurásico inferior alto (Toarciano) al Jurásico superior bajo (Oxfordiano), abarcando un intervalo temporal<br />

de aproximadamente unos 30 Ma., similar a lo registrado en otros plateaux ignimbríticos del mundo<br />

(Arribas et al., 1996).<br />

Cabe destacar que según Pankhurst et al. (2000) el volcanismo ácido del Macizo del Deseado se habría<br />

desarrollado entre los 172 y 153 Ma., según dos episodios volcánicos uno entre los 172 y 162 Ma y otro<br />

entre los 157 y 153 Ma.<br />

Dentro de los trabajos de la presente tesis doctoral se pudo realizar la datación de una muestra (R375)<br />

del Cuerpo subvolcánico dacítico que fue analizada en el Centro de Pesquisas Geocronológicas del<br />

Instituto de Geociências de la Universidade de São Paulo, mediante el método U/Pb en circones.<br />

Se eligió a la misma en función de varios criterios. Por un lado es una litología no datada hasta el<br />

momento para el Macizo del Deseado, mientras que desde el punto de vista estratigráfico es de<br />

particular interés para el área en estudio ya que, según las relaciones de campo encontradas representa<br />

una de las litologías más antiguas.<br />

Finalmente, la proximidad de este cuerpo subvolcánico con la veta Eureka, da lugar a la consideración<br />

del mismo como una de las principales fuentes de calor que motorizaron el sistema hidrotermal que dio<br />

lugar a las mineralizaciones auro-argentíferas.<br />

De la muestra en cuestión se estudió la morfología de los circones, consiguiéndose seis fracciones aptas<br />

para el análisis. De éstas se analizaron cuatro (figura 3-20), y dado que la fracción M(0)D presentó un<br />

error muy alto, solo fueron utilizadas las restantes tres fracciones para el cálculo de la edad, cuyo<br />

resultado dio una edad de 157 ± 1,7 Ma.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 63


Figura 3-20: Gráfico utilizado en la obtención de la edad U-Pb en circones del Cuerpo subvolcánico dacítico.<br />

La edad obtenida resulta levemente superior a la mayoría de las dataciones previas de este Grupo<br />

realizadas en el sector Noroccidental del Macizo (tabla 3-6), habiendo sido éstas siempre sobre rocas<br />

ignimbríticas. Esto podría indicar que posiblemente las facies subvolcánicas sean contemporáneas con<br />

los primeros flujos piroclásticos.<br />

Al mismo tiempo, en comparación con el resto de las dataciones existentes en el Macizo, es coincidente<br />

con la tendencia a la migración del volcanismo hacia el OSO del Macizo, en forma perpendicular al<br />

desarrollo de los hemigrabens jurásicos, señalada por varios autores (Pankhurst et al, 1993b;<br />

Pankhurst y Rapela, 1995; Alric, et al., 1996; Bertrand et al., 1999; Feraud, et al., 1999 y Pankhurst<br />

et al., 2000) para la provincia Chon Aike (unidad que comprende todas las volcanitas jurásicas de la<br />

Patagonia extrandina, tanto las del Macizo del Deseado, como las del Somuncurá).<br />

Referencia Roca Localidad Método Edad (M.a.)<br />

Baker et al., 1981 Ignimbrita (roca total) Aº Page, zona Pinturas K/Ar 155,0 ± 15<br />

de Barrio, 1993 Ignimbrita (roca total) NO de Santa Cruz Rb/Sr 161 ± 5<br />

Alric et al., 1996 Ignimbrita (sanidina) Puesto El Recreo Ar/Ar 151,5 ± 0,5<br />

Féraud et al., 1999 Ignimbrita (sanidina) NO de Santa Cruz Ar/Ar 153,4 ± 0,3<br />

Pankhurst, et al, 2000 Ignimbrita (sanidina) Río Pinturas Ar/Ar 156,4 ± 2,4<br />

Pankhurst, et al, 2000 Ignimbrita (circón) Río Pinturas U/Pb 156,2 ± 1,8<br />

Este trabajo Cuerpo subvolcánico (circón) Área de estudio U/Pb 157 ± 1,7<br />

Tabla 3-6: Fechados de unidades asignadas al Grupo Bahía Laura en el noroeste del Macizo del Deseado<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 64


UNIDADES TERCIARIAS Y CUATERNARIAS<br />

BASALTO CERRO DEL DOCE<br />

Esta unidad fue por primera vez descripta en el Macizo del Deseado por Panza (1982), quién reconoció<br />

una serie de afloramientos de volcanitas básicas alcalinas, en forma de coladas o necks.<br />

Anteriores trabajos de Roll (1938) y Di Persia (1958) habían definido de forma genérica a estos mantos<br />

lávicos, asignándolos al Terciario superior y Cuaternario. Fueron De Giusto et al. (1982) quienes<br />

englobaron todos los basaltos del sector norte del Macizo bajo la denominación de Formación Chapalala,<br />

asignándole una edad eocena-oligocena. Finalmente Panza y Cobos (1998) integraron a esta última, y a<br />

las Formaciones San Agustín (de Barrio, 1984) y Cerro Sombrero (de Barrio, 1985) dentro del Basalto<br />

Cerro del Doce.<br />

Ubicación y descripción de los afloramientos<br />

En el área de estudio fueron reconocidos dos sectores con afloramientos adjudicables a esta unidad:<br />

hacia la parte central y hacia el este (figura 3-21). Esta unidad aflora en la parte alta de lomadas llegando<br />

a generar pequeñas mesetas, con bardas que no superan los 5 m de altura. Las rocas se presentan<br />

particularmente frescas, de color pardo oscuro a negro, con marcada disyunción columnar (foto 3-26).<br />

Figura 3-21: Ubicación de los afloramientos del Basalto Cerro del Doce en el área de estudio<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 65


Mientras que el basalto del sector central se presenta horizontal, el conjunto de afloramientos del este,<br />

interpretado como el desmembramiento erosivo de una única colada original, posee una inclinación<br />

variable entre 15° y 30° posiblemente debido a un basculamiento local posterior.<br />

Éstas rocas se presentan esencialmente afaníticas en muestra de mano, mientras que en los cortes<br />

delgados pudieron observarse fenocristales de<br />

olivinas eu-subhedrales de entre 0,5 y 1cm de<br />

diámetro (fotos 3-27), en ocasiones engolfadas, en<br />

una base con textura intergránulos dada por<br />

angostas tablillas de plagioclasa de alrededor de<br />

200µ de largo, fuertemente orientadas, con cristales<br />

de olivina en los intersticios.<br />

Se ha observado una leve desferrización en las<br />

olivinas y alrededor de un 20% de minerales opacos<br />

cúbicos diseminados, posiblemente minerales de<br />

hierro asociados a este último proceso.<br />

Foto 3-26: Afloramiento de basaltos terciarios<br />

Fotos 3-27: Microfoto de fenocristal de olivina en los basaltos terciarios A: nicoles paralelos y B: nicoles cruzados<br />

Geoquímica<br />

Se ha tenido la posibilidad de realizar un análisis por elementos mayoritarios y algunos traza (tabla 3-7),<br />

que fueron utilizados en la caracterización geoquímica preliminar de esta unidad.<br />

SiO 2 TiO 2 Al 2 O 3 Fe 2 O 3 FeO MnOMgOCaONa 2 OK 2 OP 2 O 5 L.O.I. Ba Rb Sr Y Zr Nb Th U Ce Nd<br />

R379 44,24 3,09 16,01 2,48 9,68 0,19 6,05 9,53 3,54 1,59 0,75 2,12 285 21 829 28 251 49 4 1 83 39<br />

Tabla:3-7: Valores químicos registrados por los Basaltos Cerro del Doce<br />

La figura 3-22 A (Le Maitre, 1989) indica que la muestra se ubica en el campo alcalino, dentro de los<br />

traquibasaltos, pero muy próximo al punto triple que divide a éstos de los basaltos y las tefritas (o<br />

basanitas).<br />

Por otro lado el diagrama de la figura 3-22 B es aquí utilizado con el fin de establecer un posible<br />

ambiente en el cual tuvo origen este magmatismo. Es así que en función de la relación Ba/Nb (5,82) se<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 66


puede establecer que esta unidad tendría un origen en un ambiente de Intraplaca, como fuera notado por<br />

D’Orazio, et al. (2004) para la mayoría de las rocas subsaturadas en sílice en una recopilación de<br />

información del magmatismo basáltico cenozoico de la Patagonia extrandina.<br />

Figura 3-22: Gráficos utilizados en la caracterización geoquímica de los Basaltos Cerro del Doce. A: Le Maitre<br />

(1989), B: Diagrama Ba vs. Nd con campos según lo establecido por D’Orazio et al. (2004)<br />

Relación estratigráfica y edad<br />

En el área de estudio las coladas de esta unidad se apoyan sobre distintas facies del Complejo Bahía<br />

Laura, mientras que por encima, únicamente en algunos afloramientos del este, se encuentran los<br />

niveles glacifluviales del Pleistoceno, motivo por el cual el rango de edad posible es muy amplio.<br />

En el área tipo, situada a unos 100 km al este-sudeste del área de estudio, Panza (1982) denominó<br />

Basalto Cerro del Doce a todas las volcanitas básicas asignadas al ciclo efusivo eoceno, donde se<br />

obtuvo una edad de 39 ± 5 Ma (Linares y González, 1990). (Eoceno superior, Bartoniano), mientras que<br />

unos 50 km al norte en una datación radimétrica efectuada por el método K-Ar sobre roca total, una<br />

muestra obtenida cerro Portugués, dio una edad de 55 ± 2 Ma (Eoceno inferior bajo).<br />

FORMACIÓN SANTA CRUZ<br />

Antecedentes<br />

Esta unidad fue reconocida por Darwin (1846), Ameghino (1889, 1898) y Hatcher (1897, 1900). Se<br />

encuentra caracterizada por pelitas, areniscas finas a medianas y escasos conglomerados con tobas y<br />

tufitas subordinadas. Presenta una importante y variada fauna de vertebrados, siendo denominada por<br />

Hatcher (1897) como Santa Cruz Beds. Roll (1938) usó el término Santacruciano y Feruglio (1949) la<br />

llamó Santacrucense y fueron Zambrano y Urien (1970) los que le dieron el nombre de Formación<br />

Santa Cruz.<br />

Cobos y Panza (2003) interpretan que la Formación fue depositada en un ambiente continental de tipo<br />

fluvial, probablemente de tipo meandriforme con predominio de las facies de llanura aluvial distal sobre<br />

las facies de canales aluviales, al mismo tiempo que se producía el levantamiento principal de la<br />

Cordillera Patagónica, lo que originó la importante participación piroclástica y el aporte de materiales<br />

clásticos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 67


Ubicación y descripción de los afloramientos<br />

Los afloramientos principales de esta unidad se ubican sobre el límite este del área de estudio, aunque<br />

también se reconocieron algunos pequeños y aislados asomos hacia el centro sur del área.<br />

Las principales litologías están representadas por tobas y areniscas tobáceas de color gris, estratificadas<br />

y en posición horizontal.<br />

Relación estratigráfica y edad<br />

Relaciones estratigráficas: Casi siempre se la encuentra apoyada sobre rocas jurásicas, aunque a veces<br />

no se observa el contacto en su base. Con respecto a su techo, se encuentra cubierta por depósitos<br />

glacifluviales de edad cuaternaria.<br />

En cuanto a su edad, en función de su contenido fosilífero (Pascual et al., 1965 y de Barrio et al.,<br />

1984), es asignada al Mioceno inferior, mientras que edades radimétricas en la sección basal de la<br />

Formación, dieron como resultado edades comprendidas entre 17,76 ± 0,02 y 13,30 ± 3,3 Ma (Bown y<br />

Larriestra, 1990; Fleagle et al., 1995), lo que indicaría una extensión al menos hasta la parte alta del<br />

Mioceno medio.<br />

DEPÓSITOS GLACIFLUVIALES<br />

Antececentes<br />

Caldenius (1932) manifestó la dificultad para discriminar esta unidad de los Rodados Patagónicos, sin<br />

embargo fue el mismo autor quien los interpretó como de origen glacifluvial, razón por la cual Fidalgo y<br />

Riggi (1965 y 1970) los excluyeron de dicha unidad constituida exclusivamente por rodados<br />

representantes de Pedimentos, Terrazas Fluviales, Pie de Montes y Pedimentos de Flanco, previos a los<br />

procesos glaciales que dieron lugar a la unidad en cuestión.<br />

Para sectores próximos al área de estudio Cobos y Panza (2003) consideran que estos depósitos están<br />

constituidos por gravas de hasta 10 cm de diámetro, arenas finas a medianas y escasos limos, siendo<br />

los colores más frecuentes el gris y el amarillo. Dentro de la gran variedad litológica de los clastos, son<br />

dominantes las volcanitas (75%) a las que se subordinan las plutonitas y metamorfitas.<br />

Ubicación y descripción de los afloramientos<br />

En el área de estudio, los afloramientos representan remanentes aislados de las planicies glacifluviales,<br />

cubriendo gran parte del borde oeste y sudeste.<br />

Estos depósitos se caracterizan por ser mesetiformes, representando parte de las mayores alturas del<br />

área. Tanto en sus laderas como en la parte superior, se reconocen fragmentos de rocas volcánicas,<br />

plutónicas y en menor medida metamórficas, subredondeados, con tamaños entre los 2 y 10 cm.<br />

Relación estratigráfica y edad<br />

En los sectores donde su base no está cubierta se puede ver que esta unidad apoya sobre sedimentos<br />

de la Formación Santa Cruz, el Basalto Cerro del Doce, o directamente sobre rocas jurásicas. En función<br />

de su posición estratigráfica Cobos y Panza (2003) los ubicaron dentro del Pleistoceno.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 68


DEPÓSITOS ALUVIALES Y COLUVIALES INDIFERENCIADOS<br />

Son pequeñas acumulaciones detríticas modernas que conforman capas delgadas constituidas por<br />

material de distintas unidades estratigráficas. Estos depósitos están constituidos por arenas finas a<br />

medianas y variables proporciones de limos y arcillas, pudiéndose encontrar escasos rodados<br />

redondeados a subredondeados de volcanitas. (Cobos y Panza, 2003)<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 69


CAPÍTULO 4<br />

GEOLOGÍA ESTRUCTURAL


Introducción<br />

En este capítulo se desarrollará el estudio estructural realizado en base a observaciones de campo y<br />

mediante el estudio, mapeo y análisis de lineamientos sobre las imágenes satelitales del sector noroeste<br />

del Macizo. Asimismo se llevó a cabo la interpretación de la orientación de las mineralizaciones para este<br />

sector.<br />

Antecedentes del Macizo del Deseado<br />

Durante la evolución geológica del Macizo del Deseado, ubicado en el extremo sur de la placa<br />

sudamericana (figura 4-1), ha habido una historia de deformación compleja conforme las variaciones que<br />

en el marco geotectónico, esta placa ha sufrido.<br />

Muchos han sido los aportes realizados en esta materia, más aún dada la importancia en la comprensión<br />

del comportamiento estructural del extremo sur de la misma, teniendo en cuenta que posee importantes<br />

yacimientos petrolíferos (cuenca del Golfo San Jorge y cuenca Austral principalmente) y depósitos<br />

minerales (Macizo del Deseado).<br />

Fue Harrington (1962) el primero en caracterizar esta región asignándole un comportamiento<br />

tectónicamente estable, persistentemente subpositiva e indeformable tangencialmente, denominándola<br />

“Nesocratón” del Deseado.<br />

Figura 4-1: Disposición actual de las placas tectónicas en el ámbito sudamericano<br />

Se han desarrollado dos caminos posibles en la descripción de la deformación para una determinada<br />

región. Por un lado hay quienes enmarcan a los procesos de deformación dentro de Ciclos Orogénicos,<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 71


períodos finitos donde se desarrollan eventos tales como intenso magmatismo, modificación de las<br />

velocidades o sentido del movimiento de las placas, en si, importantes cambios geotectónicos que sin<br />

lugar a duda van a gobernar la dinámica y cinemática de la deformación, mientras que otros autores<br />

puntualizan en las Fases Diastróficas, eventos de deformación en sentido estricto.<br />

Debido a que ambos conceptos se consideran importantes, de aquí en delante se ubicarán, cuando sea<br />

posible, las distintas Fases Diastróficas dentro de los Ciclos Orogénicos lo que les brindará un marco<br />

geotectónico regional.<br />

Si bien las rocas que afloran en el área de tesis pertenecen a los ciclos Patagonídico y Ándico, es<br />

importante tener en cuenta la estructuración previa, habida cuenta que las estructuras del basamento<br />

prejurásico jugaron un control fundamental en el comportamiento ante los esfuerzos de las rocas de la<br />

comarca, por tal motivo a continuación se examinarán brevemente los ciclos orogénicos y las fases<br />

diastróficas que ocurrieron sobre el Macizo y sectores aledaños.<br />

Evolución geotectónica del Macizo del Deseado<br />

Ciclos Pampeano y Famatiniano<br />

Durante el ciclo Pampeano, del Precámbrico superior al Paleozoico bajo según Aceñolaza y Toselli<br />

(1973) y Ramos (1999b), es cuando comienza la evolución tectónica del Macizo. Los mismos autores<br />

señalan que el ciclo Famatiniano se ha desarrollado desde el Ordovícico al Devónico medio.<br />

Ambos ciclos fueron tratados conjuntamente por Ramos (2002), puntualizando en las teorías existentes<br />

sobre el origen del basamento de la comarca:<br />

-Origen autóctono: Se considera al Macizo del Deseado como un núcleo relativamente estable en el<br />

margen suroccidental de Gondwana, originado por acreción sedimentaria neopaleozoica hacia el<br />

sudoeste contra un núcleo precámbrico antiguo correspondiente, básicamente, con el Macizo de<br />

Somuncurá. Esta hipótesis no explica el magmatismo eopaleozoico observado en el Macizo del Deseado<br />

suponiendo que la subducción sobre el margen pacífico, habría comenzado en tiempos ordovícicos y<br />

persistido en el Silúrico. En este sentido, Rapela y Pankhurst (2002), señalan, en base a los estudios de<br />

los basamentos de Sierra de la Ventana y Sierra Grande, que los pulsos graníticos del Paleozoico<br />

inferior estuvieron asociados a un régimen transpresivo que culmina con un magmatismo alcalino a los<br />

510 Ma y que precedieron a la colisión y acreción del Terreno Pampeano.<br />

-Origen alóctono: El Macizo del Deseado habría sido un terreno alóctono (terreno Deseado) respecto del<br />

resto de la Patagonia. Esto surge de la interpretación del magmatismo Famatiniano del noreste del<br />

Macizo, como originado en un arco producto de una subducción (paleozoica inferior) hacia el sudoeste.<br />

Como consecuencia de esta misma se llegaría a la colisión del terreno Deseado con Gondwana para el<br />

Pérmico inferior (Palma, 1989; von Gosen, 2001) generando una deformación orogénica de rumbo NO<br />

a NNO, la misma orientación que según Palma et al. (1993) poseen las cuencas de rift jurásicas de la<br />

cuenca del golfo San Jorge.<br />

Ciclo Gondwánico<br />

Para el ciclo Gondwánico, que comprende el Carbonífero-Triásico según Du Toit (1937) o el Pérmico<br />

según Ramos (1999b) se reconocen los siguientes elementos tectónicos según un perfil desde el<br />

margen pacífico hasta el atlántico:<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 72


- Prisma de acreción Devónico superior a Carbonífero (del lado argentino) y Triásico hasta Cretácico<br />

(hacia el margen pacífico), representado por la Formaciones Río Lácteo (leptometemorfitas) y Bahía La<br />

Lancha (sedimentitas).<br />

- Plataforma Precámbrica a Paleozoica inferior formada por el basamento del Macizo del Deseado.<br />

- Magmatismo de arco neopaleozoico en el Macizo de Somuncurá.<br />

- Cuenca de rift intracratónica (Palma y Ubaldón, 1988) con relleno pérmico de sinrift, denominada<br />

Cuenca La Golondrina.<br />

Para la interpretación de estos elementos existen distintos modelos geotectónicos, los principales son:<br />

A) A modo de resumen de las propuestas de Lock, (1980); Dalziel, (1982) y Dalziel et al., (2000) se<br />

explica la evolución gondwánica en tres etapas: primero una arco magmático en el Macizo de<br />

Somuncurá, luego subhorizontalización de la placa en el margen pacífico de Gondwana que genera la<br />

deformación pérmica del Sistema de Ventana y finalmente un período de levantamiento y extensión que<br />

generaría el rift pérmico de La Golondrina, mientras que una anomalía térmica representada por las<br />

volcanitas del Karoo sería responsable del amplio desarrollo en el Jurásico, de la provincia magmática de<br />

Chon Aike sensu Kay et al. (1989).<br />

B) La hipótesis toma a Patagonia como una unidad alóctona exponiendo que ésta habría colisionado con<br />

Gondwana en el Pérmico inferior con subducción hacia el sudoeste y magmatismo en el margen noreste<br />

del Macizo Nordpatagónico hasta llegar a la colisión que produjo la deformación del sistema de Ventana.<br />

Hacia el Pérmico superior se produciría distensión (Macizo del Deseado y cuencas La Golondrina y San<br />

Julián al sur) e intenso magmatismo ácido (al norte). Al mismo tiempo el margen pacífico de Patagonia<br />

pudo haber estado sometido a subducción con la consecuente generación de un arco magmático<br />

Mesozoico distal (Rapela y Pankhurst, 1996) para el del Macizo del Deseado (Formación La Leona).<br />

Sin embargo, Kay et al. (1989) plantean que este magmatismo pudo deberse a fusión de corteza,<br />

generada por arcos antiguos, bajo régimen extensional.<br />

Es importante destacar que como consecuencia de la extensión que comenzó en el Pérmico superior<br />

hacia fines del ciclo anterior comienza a generarse la apertura del Atlántico sur y que, ya en el Jurásico<br />

medio, da lugar a la provincia magmática Chon Aike definida por Kay et al. (1989).<br />

Ciclo Patagonídico<br />

Se considera que este ciclo tectónico se extiende en Patagonia desde el Triásico superior (230 Ma) al<br />

Cretácico superior (65 Ma) y es en este período donde se registra la mayor actividad magmática en la<br />

región Patagónica austral (Ramos y Ramos, 1978; Ramos, 1983; Uliana et al., 1986 y Ramos, 2002).<br />

Según Ramos (1988), el proceso de subducción del margen sudoccidental de Gondwana tuvo lugar<br />

durante el Mesozoico y Cenozoico, con dos regímenes tectónicos diferentes:<br />

El primer régimen de subducción se desarrolla desde el Triásico (230 Ma) al Cretácico temprano (135<br />

Ma) con una velocidad de convergencia entre placas lenta a muy lenta, generando un régimen<br />

extensional en el arco (donde se generaron grandes volúmenes de volcanitas del Complejo El Quemado)<br />

y en el sector de intraplaca (donde se produjo el importante volcanismo jurásico). Varios autores vinculan<br />

también esta extensión y volcanismo con un punto caliente (Betrand et al., 1999; Féraud et al., 1999 y<br />

Riley et al., 2001) y sostienen una migración del magmatismo jurásico hacia el SO. Se producen en el<br />

Macizo del Deseado grandes hemigraben basculados hacia el este que estructuran el basamento y son<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 73


ellenados por volcanitas sinextensionales (Ramos, 2002). Por otro lado, Rapela y Pankhurst (1992),<br />

proponen un sistema transcurrente dextrógiro en fallas NO de escala continental que atraviesan la<br />

Patagonia en el Jurásico inferior.<br />

Para este ciclo, MacDonald et al., (2003) proponen el comienzo de una etapa de sinrift en el Triásico<br />

superior-Jurásico inferior donde casi todo el borde sur y occidental de Gondwana es afectado por<br />

magmatismo: arcos volcánicos en el margen activo (occidental) y el comienzo de un importante<br />

magmatismo ácido extensional ubicado entre margen activo y la línea del cinturón plegado Gondwánico.<br />

Durante la última fase de la etapa de sinrift (Jurásico medio-superior) comienza a formarse corteza<br />

oceánica en el Mar de Weddell (proto océano Atlántico), al mismo tiempo que Gondwana oriental<br />

(Antártida, India y Australia) se separa del resto del supercontinente (figura 4-2).<br />

Figura 4-2: Modelo geotectónico del sudoeste de Gondwana a los 160 Ma. Modificado de MacDonald et al. (2003)<br />

Luego, en el Cretácico inferior (Aptiano), hay otra reactivación extensional que se vincula a la<br />

depositación de la Formación Baqueró (Hechem y Homovc, 1986).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 74


El segundo régimen de subducción se produce cuando se inicia la separación entre África y Sudamérica,<br />

y se caracteriza por un incremento de la deriva continental y consecuente aumento del proceso<br />

subductivo.<br />

Ciclo Ándico<br />

El régimen se torna francamente compresivo durante el Cretácico superior (100 Ma), comenzando<br />

entonces la deformación y sobreelevación de la cordillera Andina. Desde el Terciario inferior y con un<br />

pico de deformación en el Mioceno superior, se desarrolla en el ámbito de la Cordillera Patagónica una<br />

faja plegada y corrida (Ramos, 1989) con corrimientos y sobrecorrimientos (producidos por rebote de la<br />

deformación en el bloque rígido del Macizo del Deseado) de rumbo principal N-S.<br />

A pesar de los movimientos de este ciclo, el Macizo del Deseado se caracteriza por secuencias<br />

subhorizontales desde el Cretácico superior alto hasta el Cenozoico superior (Ramos, 1999a), por lo<br />

tanto ha sido estable durante la mayor parte del Fanerozoico tal como fue señalado por Panza et al.<br />

(1995).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 75


Análisis estructural del noroeste del Macizo del Deseado<br />

Introducción<br />

El principal estilo de deformación desarrollado sobre las secuencias jurásicas del Macizo del Deseado es<br />

de comportamiento netamente frágil. Por tal motivo las principales estructuras generadas (o reactivadas)<br />

se restringen a fracturas (fallas y diaclasas). Es posible encontrarlas a escala regional, superando los<br />

100 km de largo, como el caso de la falla donde corre el río Pinturas, así como las de escala de detalle,<br />

más vinculadas a acomodamientos que a esfuerzos regionales.<br />

Figura 4-3: A: Área involucrada en el estudio de lineamientos. En el recuadro amarillo se indica el área de tesis y en<br />

el negro un sector de referencia donde se mostrarán los procesamientos de imágenes satelitales llevados a cabo. B:<br />

Producto final con el total de lineamientos marcados.<br />

El grado de preservación de estas estructuras es muy bajo debido a que son fácilmente erosionables,<br />

salvo en la ocasiones en que fueron rellenadas por fluidos hidrotermales silíceos, sectores en los cuales<br />

se encuentran sobresaliendo del resto del terreno.<br />

Es así que son muy escasas las posibilidades de realizar mediciones en el campo sobre las estructuras<br />

(inclinación, estrías, movimientos relativos, etc.) más allá de la determinación de su rumbo.<br />

Por tal motivo se llevó a cabo el estudio de lineamientos estructurales mediante la utilización de<br />

imágenes satelitales y de procesamientos digitales especialmente confeccionados para este fin.<br />

En el Macizo del Deseado Panza (1982) realizó los primeros estudios de lineamientos en el sector<br />

central mientras que Echavarría (1997a) realizó un estudio a escala regional.<br />

En esta ocasión, el trabajo se llevó a cabo en el área comprendida entre las coordenadas 46° 30’ y 47°<br />

30’ de lat. S y 70° 00’ y 70° 45’ de long. O con el fin de abarcar el área de tesis y zonas aledañas (figura<br />

4-3 A).<br />

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Antecedentes del sector de estudio<br />

Aquí la estructura es el resultado de la acción de varias fases diastróficas, todas desarrolladas dentro de<br />

los ciclos Patagonídico y Ándico aunque con un fuerte control de la estructuración previa.<br />

Es así que se comienza en el límite Triásico – Jurásico (Fase Rioatuélica) con la actividad magmática<br />

que hacia el Jurásico medio inicia el derrame del importante evento volcánico – piroclástico aflorante en<br />

el área de trabajo. La compresión ejercida por los Movimientos Intramálmicos de la Fase Araucánica o la<br />

Fase Catanlílica produce un fuerte dislocamiento del sustrato, que es fracturado generando una<br />

estructura de bloques elevados y hundidos.<br />

Un nuevo episodio diastrófico correspondiente a la Fase Austríaca genera la discordancia entre los<br />

depósitos de la F. Bajo Grande y el Grupo Chubut (hacia el noreste del sector noroccidental del Macizo).<br />

Los Movimientos Intersenonianos o Fase Patagonídica Principal (compresivos), producen la reactivación<br />

de antiguas estructuras generando el plegamiento suave de la cobertura cretácica.<br />

El ciclo Ándico comienza con un primer movimiento en el Paleógeno que produce un período de<br />

distensión que genera las efusiones basálticas durante el Eoceno (Basalto Cerro del Doce).<br />

Posteriormente se produjo un lento y progresivo descenso del continente, quizás por efecto de la Fase<br />

Incaica, lo que permitió el ingreso de un mar somero durante el Oligoceno superior representado por la<br />

Formación Monte León mientras que la regresión se vincularía con los movimientos de la Fase<br />

Pehuénchica. Durante el Mioceno se producen efusiones basálticas previas a la Fase Quéchuica,<br />

responsable del ascenso de la cordillera que generó material psefítico para la formación de depósitos de<br />

agradación.<br />

Metodología de trabajo<br />

En primer término se efectuó el procesamiento de las imágenes satelitales, con el programa ER<br />

Mapper®, tomando como base el producto de la superposición de dos tipos de imágenes satelitales<br />

(Landsat 5 TM 230/93 y Landsat 7 ETM Pancromática) según Sabine (1999). Mediante este<br />

procesamiento se logró una imagen con la resolución espectral de la primera y la resolución espacial<br />

(píxel de 15 m) de la segunda.<br />

Con el fin de realzar y brindar una mejor visualización de las estructuras, los procesamientos específicos<br />

realizados fueron los siguientes:<br />

Anaglifos<br />

Superposición de imágenes contiguas que permite la interpretación visual en tres dimensiones sumando<br />

criterio a la investigación estructural del área (figura 4-4 A).<br />

Cociente entre bandas<br />

A la combinación entre las imágenes se le sumaron cocientes entre bandas que beneficiaron la<br />

detección de estructuras no observadas con los otros procesamientos. (figura 4-4 B).<br />

Filtrados espaciales<br />

Para este proceso se utilizó la banda pancromática. Se realizaron diferentes procesos de filtrado espacial<br />

como el “sun shading” consistente en la iluminación del área, a modo de luz solar, dando lugar a luces y<br />

sombras para enfatizar los rasgos lineares presentes en el área (figura 4-4 C y D).<br />

Una vez obtenidos estos productos con la utilización del software ER Mapper®, se marcaron los<br />

lineamientos observados: fracturas, estructuras mineralizadas, bordes rectilíneos de distintas unidades<br />

de flujo (coladas basálticas, flujos piroclásticos), cursos de agua, etc.<br />

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Figura 4-4: Procesamiento digital de las imágenes satelitales utilizados en el mapeo de lineamentos. A: Anaglifo, B:<br />

cociente entre bandas, C y D: Filtro “Sun shading” en distintas orientaciones.<br />

Este mapeo se realizó sistemáticamente a varias escalas: 1:250.000, 1:100.000 y 1:50.000<br />

aproximadamente, sin perder definición en el pasaje de una a otra, debido a la gran resolución de las<br />

imágenes utilizadas.<br />

Así se generaron archivos de tipo vectorial con los lineamientos marcados (figura 4-3 B) y utilizando el<br />

mismo programa se obtuvieron diagramas de rosas.<br />

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Análisis e Interpretación de los resultados obtenidos<br />

El resultado del relevamiento arrojó 700 lineamientos (tabla 4-1) los que fueron graficados, mediante el<br />

programa ER Mapper®, según diagramas de rosas con intervalos de 10 grados cada uno.<br />

Vale aclarar aquí, en función de que más adelante el<br />

resultado del estudio de lineamientos será cotejado con<br />

datos de campo (en este caso las mineralizaciones<br />

encontradas en el área) para la realización de los diagramas<br />

de rosas se utilizó la frecuencia según la orientación de las<br />

estructuras, ya que no es conveniente realizar ponderación<br />

por su longitud debido a que en la toma de datos de campo,<br />

no se tiene en cuenta su longitud y, por lo tanto, se estarían<br />

contrastando resultados procesados de distinta manera.<br />

Así fue que como resultado de la medición de lineamientos<br />

se confeccionaron diagramas de rosas, sobre los que se<br />

han identificado una dirección principal N340 y dos<br />

secundarias según N-S y E-O (figura 4-5).<br />

Figura 4-5: Diagrama de rosas de los<br />

lineamientos identificados en el área<br />

Autores como Panza (1982) y de Barrio (1989), ya habían realizado estudios similares, reconociendo a<br />

estas orientaciones como unas de las direcciones de fracturación más importantes del Macizo. La<br />

dirección N340 fue integrada dentro de un sistema denominado El Tranquilo por el primer autor, mientras<br />

que las orientaciones N-S y E-O fueron interpretadas como orientaciones conjugadas, asignadas al<br />

sistema Río Pinturas por el segundo.<br />

Es válido aclarar que, coincidiendo con Echavarría (1997a) y Saunders (1998), se interpreta que gran<br />

parte de los fracturas presentes en las rocas jurásicas corresponden a reactivaciones de antiguas<br />

estructuras, por lo que no sería apropiada la interpretación de estas orientaciones como sistemas<br />

conjugados ya que por definición este tipo de sistemas se generan al mismo tiempo y a partir de rocas<br />

indeformadas.<br />

Variaciones dentro del área<br />

Con el fin de analizar posibles variaciones internas como respuesta a los esfuerzos se realizó la<br />

subdivisión del área en bloques.<br />

Se efectuó una cuadrícula cuyos bloques fueron denominados de NO a SE: A1, A2, B1, etc. cubriendo<br />

cada uno de ellos 500 km 2 aproximadamente y con el resultado del mapeo se confeccionó una tabla<br />

comparativa con los rumbos de mayor frecuencia y la cantidad de datos correspondientes a esa<br />

orientación (tabla 4-1).<br />

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A1 A2 B1 B2 C1 C2 D1 D2 Total<br />

DP 300/15 80/16 340/27 340/8 340/17 10/8 0/9 340/9 340/76<br />

DS 90/12 70/9 0/26 330/6 90/9 350/7 340/6 330/9 0/58<br />

DT 45/11 50/5 330/21 60/6 355/8 0/4 90/6 10/8 90/58<br />

Total Lin. 124 66 221 52 95 46 67 72 700<br />

Tabla 4-1: Bloques: azimut principal / cantidad de datos. DP: dirección principal, DS: dirección secundaria, DT:<br />

dirección tercera, Total Lin: total de lineamientos mapeados.<br />

En relación a la orientación de los lineamientos, puede llegarse a una conclusión similar a la alcanzada<br />

con el análisis del área conjunta ya que se observa que la orientación N340 se encuentra entre el primer<br />

y segundo lugar según la frecuencia en 5 de las 8 subdivisiones y que también en la mayoría de los<br />

bloques las orientaciones N-S y/o E-O tienen buena representación.<br />

Respecto del bloque denominado A2, el cual representa al extremo noreste del área, puede interpretarse<br />

que su diferenciación en cuanto a las orientaciones principales de los lineamientos se debe a que en<br />

este sector existen importantes afloramientos de basaltos terciarios que cubren a las rocas jurásicas.<br />

Sí se verificó que la densidad de lineamientos en los bloques es distinta. Esto se debe a que si bien los<br />

bloques fueron generados regularmente, en la mitad oeste del área de estudio tienen mayor<br />

representación areal unidades que poseen un mayor comportamiento rígido frente a los esfuerzos como<br />

por ejemplo flujos ignimbríticos con alto grado de soldamiento, y por lo tanto se fracturan con mayor<br />

facilidad. Hacia el este, son las rocas tobáceas no soldadas o rocas volcaniclásticas retrabajadas las<br />

unidades más abundantes y por lo tanto presentan una fracturación de menor densidad.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 80


Relación de la estructura con las mineralizaciones<br />

Introducción<br />

Para el mismo sector donde se realizó el análisis de lineamientos se analizaron estadísticamente datos<br />

de mineralizaciones existentes, en su mayoría recopilados por Schalamuk et al. (2002), obtenidos en<br />

trabajos de prospección y exploración llevados a cabo por la Secretaría de Minería Delegación<br />

Comodoro Rivadavia, el Instituto de Recursos Minerales (UNLP-CICBA) y diversas empresas.<br />

Se trabajó en base a las siguientes hipótesis:<br />

-Las mineralizaciones jurásicas penetraron en estructuras contemporáneas o en estructuras heredadas<br />

de la geología pre-jurásica, reactivadas durante el período de las efusiones volcánicas.<br />

-Las estructuras y la mineralización fueron controladas por un complejo campo de esfuerzos regional que<br />

finalmente dio lugar al desmembramiento de Gondwana, pero posiblemente sujeto a condicionamientos<br />

locales.<br />

-Es posible elaborar un modelo del control estructural de las mineralizaciones para este contexto<br />

geotectónico.<br />

Ubicación de las mineralizaciones<br />

A partir de las orientaciones de las estructuras (vetas,<br />

vetilleos, etc.) del área de estudio, dentro de la cual se<br />

encuentran importantes prospectos mineros como por<br />

ejemplo Cerro Negro, Eureka y Huevos Verdes, se realizó<br />

un diagrama de rosas agrupando los datos según intervalos<br />

discretos de 10°.<br />

En total fueron 11 los datos graficados, con los que quedó<br />

evidenciada una dirección de mineralización principal con<br />

rumbo N290° con el 45,5% de los datos, luego las<br />

direcciones N320° y N340° con el 18% y finalmente las<br />

direcciones N220° y N270° con 9% (figura 4-6).<br />

F<br />

Figura 4-6: Diagrama de Rosas de las<br />

mineralizaciones conocidas en el área<br />

estudiada.<br />

Si bien mediante el análisis de lineamientos llevado a cabo, la dirección N290° había registrado una baja<br />

frecuencia (figura 4-5), la presencia en el campo de un largo y profundo valle relleno por el Aglomerado<br />

volcánico andesítico, está demostrando que dicha orientación ejerció un importante control sobre la<br />

geología para este período.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 81


Discusión y Conclusiones<br />

A partir del tratamiento estadístico de los lineamientos se obtuvo una moda principal N340° y dos<br />

secundarias según N-S y E-O.<br />

Se interpreta que no existen cambios significativos en la orientación de las estructuras dentro del área,<br />

sino que solo se manifiesta una variación en cuanto a la densidad de lineamientos, que es adjudicada<br />

principalmente a las diferencias de competencia entre las rocas aquí aflorantes.<br />

Del análisis de las orientaciones de las mineralizaciones conocidas en el área surge la orientación N290°<br />

como la de principal frecuencia en cuanto a la yacencia de los depósitos. Es notable que esta dirección<br />

se encuentra muy poco representada en el estudio de lineamientos, teniendo en cuenta la importancia<br />

del control tectónico en los depósitos epitermales de baja sulfuración (Hedenquist et al., 2000 y Tosdal,<br />

2001, entre otros).<br />

De aquí surge la importancia de la comprensión de la dinámica de los esfuerzos al momento de<br />

emplazamiento de las mineralizaciones. Durante los trabajos de campo realizados se han encontrado<br />

estrías sobre planos de fallas de carácter subhorizontal, pero no se han hallado indicadores cinemáticos<br />

que permitieran definir el movimiento relativo de los bloques. Según Panza (1982), en base a<br />

observaciones puntuales en el sector central del Macizo del Deseado, la orientación N340° tendría un<br />

desplazamiento de tipo sinestral.<br />

Teniendo en cuenta los modelos teóricos de Petit (1987) modificados por Allmendinger (1999) (figura 4-<br />

6) para la relación espacial entre las principales estructuras y mineralizaciones vetiformes asociadas en<br />

zonas de cizalla frágil, se ha intentado una modelización estructural de la ubicación de las<br />

mineralizaciones para un esquema de esfuerzos en el contexto geotectónico jurásico.<br />

Figura 4-6: Modelo teórico de Allmendinger (1999) mostrando relación espacial y cinemática entre fracturas<br />

estériles (A) y mineralizaciones (B) para Zonas de Cizalla Frágil.<br />

Para este fin se han utilizado las orientaciones principales de fracturamiento detectadas mediante el<br />

análisis de lineamientos, el rumbo de mayor importancia de las mineralizaciones conocidas y el criterio<br />

de una cinemática sinestral para la orientación N340° de Panza (1982).<br />

De este modo se llega a la figura 4-7 mediante la cual puede explicarse que para el momento en que<br />

ocurrió la mineralización, la máxima extensión fue en dirección N020° y por lo tanto facilitó el<br />

emplazamiento de las manifestaciones epitermales con orientación perpendicular a ésta (N290°).<br />

Mediante esta misma figura se interpreta que la razón por la cual las orientaciones N340, N-S y E-O<br />

poseen pocas mineralizaciones o se presentan directamente estériles es debido que han tenido un<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 82


comportamiento de tipo compresivo o transpresivo que, por lo tanto, no favoreció la penetración de<br />

fluidos hidrotermales.<br />

Figura 4-7: Modelo de ubicación de esfuerzos y estructuras frágiles mineralizadas y estériles para el<br />

sector noroeste del Macizo del Deseado (modificado de <strong>Lopez</strong> et al., 2002).<br />

Ahora bien, en estos casos el mecanismo por el cual se genera espacio para el flujo y emplazamiento de<br />

los fluidos hidrotermales puede ser de diversas maneras, siempre teniendo como punto en común la<br />

generación de sectores puntuales con régimen extensivo.<br />

Esto puede deberse al solapamiento (figura 4-8 A), curvatura (figura 4-8 B) o terminación tipo cola de<br />

caballo (figura 4-8 C) de las fracturas (para este caso la dirección N340), con la consecuente formación<br />

de espacios abiertos propensos a la penetración de fluidos mineralizantes.<br />

Figura 4-8: Mecanismos de generación de espacios a partir de fracturas con régimen transtensivo.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 83


Debido a lo expuesto anteriormente se interpreta que el mecanismo de deformación para el momento de<br />

la mineralización y para el sector noroeste del Macizo del Deseado, fue del tipo Zona de Cizalla Frágil<br />

con orientación principal N340, fundamentalmente como producto de la reactivación de estructuras del<br />

basamento.<br />

Las mineralizaciones vetiformes con otras orientaciones (N320°, N340°, N220° y N270°) pudeden<br />

deberse a que fueron varias las direcciones que durante algún momento atravesaron un período con<br />

régimen extensivo (o transtensivo) que facilitó el espacio para la penetración de fluidos mineralizantes.<br />

De cualquier manera esto no implica la necesidad de una variación en la dirección de los esfuerzos,<br />

dado que bajo un mismo régimen tectónico ocurren distintos patrones de esfuerzos locales para cada<br />

uno de los sectores, y a su vez estos pueden cambiar en el transcurso del tiempo a medida que varía su<br />

intensidad, originando de esta manera extensión en distintas orientaciones.<br />

Así por ejemplo, las fracturas paralelas a los esfuerzos principales compresivos, de por sí sufren<br />

extensión perpendicular a su rumbo, y las transversales a éstos, una vez finalizada la acción de los<br />

mismos y debido a la relajación del cuerpo, también soportan extensión.<br />

Respecto de la disyuntiva existente vinculada a si los fluidos mineralizantes fueron los generadores de<br />

las fracturas o si éstos se emplazaron en antiguas fracturas reactivadas, luego del estudio realizado se<br />

puede comprender que si la primera de las posibilidades fuera la correcta, al menos existió un fuerte<br />

control estructural sobre las fracturas (hidráulicas), ya que, como pudo observarse, la orientación de las<br />

mismas nunca responde a un patrón aleatorio.<br />

Por lo anteriormente desarrollado se propone que para el caso de las mineralizaciones jurásicas del<br />

Macizo del Deseado, lo ocurrido fue una combinación de ambas posibilidades, donde las fracturas en las<br />

rocas hospedantes de las mineralizaciones, han sido originadas en tiempos previos a la mineralización<br />

epitermal, o que al menos han estado presentes como zonas de debilidad en el basamento pre-jurásico<br />

(Giacosa et al., <strong>2006</strong>) luego, y debido a la interacción entre el campo de esfuerzos local y las<br />

sobrepresiones puntuales generadas por los fluidos mineralizantes, éstas se han reactivado, permitiendo<br />

el flujo y espacio para el emplazamiento de las mismas.<br />

Finalmente se confirma que la orientación ONO es uno de los metalotectos más característicos para las<br />

mineralizaciones epitermales de oro y plata al menos para el noroeste del Macizo del Deseado.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 84


CAPÍTULO 5<br />

VOLCANISMO JURÁSICO


“La composición del complejo en estudio cambia de un sitio a<br />

otro, como por lo demás es regla para las formaciones volcánicas.<br />

En todo caso, la falta aparente de horizontes litológica y<br />

paleontológicamente bien determinados dificulta la correlación<br />

aún de lugares tentativamente cercanos. Hasta ahora no se ha<br />

hecho ningún tipo de estudio sistemático de esta formación, ni<br />

siquiera de una parte de sus extensos afloramientos, basado en<br />

levantamientos de detalle y en un examen petrográfico, por lo que<br />

no estamos en condiciones de intentar una subdivisión<br />

estratigráfica, y ni siquiera sabemos si ella sería factible”<br />

Feruglio, E. (1949). Descripción Geológica de la Patagonia. Dirección<br />

Nacional de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 86


Introducción<br />

En este capítulo se desarrolla uno de los objetivos centrales del presente trabajo consistente en la<br />

“Ampliación de los conocimientos en la identificación y caracterización del ambiente volcánico y<br />

piroclástico para el Jurásico del Macizo del Deseado”.<br />

Otro de los aspectos que se trata es la revisión de los distintos criterios utilizados en la diferenciación<br />

entre las unidades jurásicas y la evaluación de la aplicabilidad de los términos Formación Bajo Pobre y el<br />

Grupo Bahía Laura en las rocas del área investigada para el trabajo final de tesis.<br />

Para tal fin se llevó a cabo un el levantamiento geológico de detalle que permitió definir las relaciones<br />

estratigráficas. Sobre las muestras recolectadas se realizaron estudios petrográficos y se aplicaron<br />

distintas técnicas analíticas (geocronología y geoquímica de elementos mayoritarios y traza), los que<br />

brindaron información fundamental para la interpretación del volcanismo jurásico.<br />

Antecedentes<br />

Desde las primeras descripciones llevadas a cabo por Darwin (1838) comenzaron los intentos de<br />

comprensión de este conjunto de rocas con gran expresión areal en la mitad norte de la provincia de<br />

Santa Cruz (Macizo del Deseado) y en el subsuelo de la porción sur (Cuenca Austral).<br />

Fueron distintos los objetivos que motivaron a gran número de autores a trabajar sobre el volcanismo<br />

jurásico y los productos del retrabajamiento de los mismos.<br />

En un principio solo se habían descripto las rocas de naturaleza ácida (ignimbritas, tobas y lavas<br />

riolíticas), ya que son las que mayor representación areal poseen. Descripciones tales como<br />

“queratófiros, pórfidos rojos y tobas arenosas” con edades que van del Triásico al Terciario inferior y con<br />

nombres como “Serie eruptiva porfírica” y “Complejo de Bahía Laura“ fueron reportados durante éste<br />

período (tabla 5-1).<br />

Los primeros trabajos que hacen alusión a las rocas de la Formación Bajo Pobre son los de Di Persia<br />

(1956) incluyéndolas en la parte superior de la Serie de Roca Blanca. De ahí en adelante y en función de<br />

distintos criterios, este conjunto de rocas constituido mayormente por andesitas, basaltos y aglomerados<br />

volcánicos básicos fue incluido y excluido de las unidades supra e infrayacentes en reiteradas ocasiones<br />

(tabla 5-2).<br />

En relación a los aportes realizados vinculando a la Formación Bajo Pobre con el Grupo Bahía Laura, el<br />

primer trabajo corresponde a Lesta y Ferello (1972) siendo de fundamental importancia, ya que incluyen<br />

a los términos intermedios a básicos de las volcanitas jurásicas en la base del Grupo Bahía Laura,<br />

proponiendo para aquellos el nombre de Formación Bajo Pobre. Con posterioridad y en base a<br />

evidencias de campo, dataciones y geoquímica son más los autores que apoyan esta relación (tabla 5-<br />

3).<br />

En los últimos años ha habido un gran avance en el conocimiento del megaevento jurásico gracias a la<br />

realización de trabajos de carácter regional, trabajos de detalle en distintos sectores del Macizo,<br />

dataciones radimétricas sobre distintas litologías jurásicas y diferentes tipos de análisis de geoquímica<br />

de rocas (elementos mayoritarios, traza e isotopía) (tablas 5-1, 5-2 y 5-3).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 87


Tabla 5-1: Resumen de los principales aportes realizados sobre el Grupo Bahía Laura<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 88


Tabla 5-2: Resumen de los principales aportes realizados sobre la Formación Bajo Pobre.<br />

Tabla 5-3: Resumen de los principales aportes vinculados a la relación entre el Grupo Bahía Laura y la Formación<br />

Bajo Pobre.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 89


Relaciones estratigráficas<br />

En función de la buena calidad de afloramientos y de la existencia de un relieve abrupto (en relación al<br />

resto del Macizo) con desniveles de alrededor de 60 a 80 m, se llevó a cabo un reconocimiento de<br />

detalle al norte del extremo noroeste de la veta Eureka, sobre un área aproximada de 2,5 km 2 (figura 5-<br />

1), con la intención de observar relaciones estratigráficas entre las distintas unidades jurásicas, que<br />

pudieran ser de importancia en la interpretación del evento volcánico.<br />

Figura 5-1: Levantamiento geológico de detalle del noroeste de la veta Eureka.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 90


En base a las relaciones estratigráficas encontradas (figura 5-2) se ha reconstituido la historia geológica<br />

para este sector. La nomenclatura de las distintas litologías es la misma que la utilizada en su<br />

descripción en el capítulo 3.<br />

La primera unidad jurásica aflorante (al este del área de mapeo de detalle) corresponde a las Coladas<br />

andesíticas inferiores (ver Anexo A1 Mapa Geológico) dentro de las cuales se reconocieron, lentes con<br />

evidencias de mezcla física de magmas. Sobre éstas se disponen de manera concordante las<br />

Ignimbritas anfibolíticas. Ya dentro del área de detalle se observa que a continuación de las ignimbritas<br />

se produce otro derrame de lavas denominadas Coladas andesíticas intermedias que apoyan de manera<br />

concordante sobre las ignimbritas (foto 3-7). Esta secuencia de litologías concordantes es intruida por<br />

distintos cuerpos subvolcánicos someros de composición dacítica y andesítica (foto 3-2A), en este último<br />

caso con abundantes enclaves microgranulares máficos.<br />

Posiblemente utilizando las mismas fracturas que los cuerpos anteriores aparece un conjunto de domos,<br />

diques y lavas de composición riolítica (Centro Volcánico Cerro Tetis) con típico bandeamiento de flujo,<br />

que intruye y derraman sobre el cuerpo subvolcánico dacítico (foto 3-13). La última unidad de carácter<br />

extrusivo corresponde a un nuevo derrame de las Coladas andesíticas superiores, que se apoyan en<br />

contacto directo sobre el cuerpo subvolcánico dacítico (foto 3-5A).<br />

Finalizando la secuencia jurásica se encuentra, hacia el norte, un depósito de tipo autoclástico<br />

correspondiente al Aglomerado volcánico andesítico apoyando directamente sobre ignimbritas y lavas<br />

riolíticas (figura 3-8).<br />

Dentro de esta área no se registran afloramientos de depósitos piroclásticos de caída, sin embargo, en<br />

las proximidades hay abundantes afloramientos de este tipo que en su mayoría se encuentran por<br />

encima de ignimbritas y lavas andesíticas y son intruidos por domos riolíticos.<br />

Los productos del retrabajamiento de estas unidades tampoco afloran en el área de detalle, pero dentro<br />

del área de tesis se los ha observado hacia la parte superior de la secuencia, aunque en ocasiones se<br />

encuentran coronados por rocas ignimbríticas (foto 3-21).<br />

Figura 5-2: Perfiles geológicos actuales.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 91


Geocronología<br />

Se han llevado a cabo tres dataciones de las volcanitas jurásicas correspondientes al área de tesis<br />

mediante la metodología U-Pb en circones en la Universidad de San Pablo (Brasil). Éstas fueron<br />

realizadas sobre unidades ubicadas en las partes medias de la secuencia jurásica y son representativas<br />

de las Coladas andesíticas intermedias, del Cuerpo subvolcánico dacítico y del Cuerpo subvolcánico<br />

andesítico.<br />

Figura 5-3: Comparación de las dataciones obtenidas.<br />

Los resultados obtenidos (figura 5-3) reflejan concordancia con las relaciones estratigráficas observadas<br />

en el campo, indicando que las facies subvolcánicas intruyeron a la secuencia coronada por las Coladas<br />

andesíticas intermedias (figuras 5-2 y 5-7). Además, demuestran la coexistencia de magmas de distintas<br />

composiciones, reafirmando el concepto de coetaneidad entre ambas unidades, ya propuesto por<br />

Echeveste, et al. (2001) y Guido (2002).<br />

En base a dataciones mediante Rb-Sr sobre roca total, Pankhurst y Rapela (1995) llegan a la<br />

conclusión de que si bien el volcanismo tuvo una duración de alrededor de los 20 Ma., cada centro<br />

eruptivo local permaneció activo durante solo 1 o 2 Ma. A partir de este concepto se puede interpretar<br />

que dentro del área de estudio existió más de un centro eruptivo, como es modelizado en la figura 5-7.<br />

Uno de los aportes más recientes, que realiza una integración e interpretación de las dataciones<br />

realizadas sobre el volcanismo jurásico de la Patagonia (incluida la Península Antártica), es el de Riley<br />

et al. (2001), quienes subdividen este volcanismo en tres grandes episodios: V 1 , V 2 y V 3 , quedando la<br />

gran mayoría de las volcanitas jurásicas del Macizo del Deseado dentro del episodio V 2 (172-167 Ma),<br />

mientras que el V 3 (162-153 Ma) incluiría a las rocas del Complejo El Quemado (Argentina) y de la<br />

Formación Ibáñez (Chile). Por lo tanto, las dataciones aquí presentadas quedarían dentro del evento V 3 .<br />

Ahora bien, debe tenerse en cuenta que las muestras más occidentales correspondientes al Macizo<br />

utilizadas por estos autores se localizan en los alrededores del área denominada Bajo Pobre (+/- 100 km<br />

al este del área de la presente tesis), por lo tanto es posible interpretar que el volcanismo en el Macizo<br />

se registró durante un intervalo de tiempo mayor al propuesto por estos autores, y que posiblemente la<br />

actividad volcánica ha sido continua y no “escalonada” tal como lo sugieren los citados autores para la<br />

Patagonia.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 92


Geoquímica<br />

Para el análisis geoquímico conjunto de todas las muestras representativas de rocas jurásicas, se han<br />

volcado los resultados obtenidos en la figura 5-4.<br />

Como fuera explicado anteriormente, algunas de las muestras analizadas registran altos valores de LOI,<br />

motivo por el cual no sería recomendable su clasificación a través del diagrama TAS (Le Maitre, 1989),<br />

de todas formas, al ser el diagrama más utilizado con este fin en trabajos previos sobre las volcanitas del<br />

Macizo, y tomando las salvedades del caso, pudo verse en la figura 5-4A que las muestras se distribuyen<br />

desde el campo de las andesitas basálticas al de las riolitas con una buena representación en el campo<br />

de las andesitas-dacitas, llamativamente contrario a lo marcado por Pankhurst y Rapela (1995) y Guido<br />

(2002) quienes mencionan una ausencia, o al menos una marcada disminución en la frecuencia de rocas<br />

entre las composiciones intermedias y ácidas. Por el contrario, las rocas asignadas a la FBP se ubican<br />

entre 50,62 y 64,64% SiO 2 y las correspondientes al GBL entre 57,84 y 76,00% SiO 2 , manifestando una<br />

superposición entre ambas unidades. Todo el conjunto de muestras se ubica dentro del campo<br />

subalcalino, salvo la muestra de las Colada andesíticas superiores, que se encuentra levemente por<br />

encima de la curva de Irvine y Baragar (1971) (figura 5-4A).<br />

Figura 5-4: Gráficos de clasificación y afinidades de las distintas facies jurásicas.<br />

A algunas de las muestras que no se encontraban ubicadas de la manera esperada en función de su<br />

estudio petrográfico, probablemente debido a un alto grado de alteración, se las graficó en el diagrama<br />

de clasificación de Winchester y Floyd (1977) (figura 5-4B). En este también pudo observarse una clara<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 93


superposición entre las poblaciones de ambas unidades, principalmente en el campo de las andesitas.<br />

La muestra correspondiente a las Coladas andesíticas superiores que se ubicaba en el campo<br />

subalcalino, se encuentra aquí en el límite entre las andesitas y las andesitas basálticas, lejos de las<br />

rocas alcalinas. Asimismo, la muestra representativa de los Enclaves microgranulares máficos hallados<br />

en el cuerpo subvolcánico dacítico que según el diagrama TAS correspondía a las dacitas, en este<br />

gráfico se encuentra dentro del campo de las andesitas basálticas, próxima a las muestras de mayor<br />

carácter básico asignadas a la Formación Bajo Pobre y lejos del conjunto de las muestras con mayor<br />

tendencia ácida. Posiblemente esto se deba a que las biotitas que estos poseen estén reemplazando a<br />

piroxenos originales producto de un magma con una afinidad similar al originario de la FBP.<br />

Asimismo, una gran superposición ocurre cuando las muestras son graficadas en el diagrama de<br />

afinidades de Irvine y Baragar (1971) (figura 5-4C). Si bien la mayoría de las muestras se manifiesta en<br />

el campo calcoalcalino, el conjunto representativo del Grupo Bahía Laura lo hace hacia el extremo de los<br />

elementos alcalinos (Na 2 O + K 2 O), mientras que las muestras asignables a la Formación Bajo Pobre<br />

tienden a concentrarse en el centro del diagrama.<br />

Por otro lado, se han realizado los diagramas de variación de óxidos de elementos mayoritarios y<br />

elementos traza versus el contenido en SiO 2 (diagramas Harker), siendo los que presentan algún tipo de<br />

trend de diferenciación los que se muestran en la figura 5-5. Aquí queda de manifiesto que los óxidos de<br />

Al, Fe, y Ti tienen una clara relación inversa con el aumento de la acidez en las rocas, presentando el Mn<br />

y Ca comportamiento similar, pero con un mayor grado en la dispersión de los datos, posiblemente dado<br />

por un aumento en la sensibilidad frente a la alteración (Rollinson, 1993). El caso inverso es el de la<br />

sumatoria de los óxidos de Na y K y de los elementos traza Ba y Rb, con una correlación positiva<br />

directamente proporcional al aumento de acidez, mas allá de un posible aumento en la dispersión<br />

producto de alteración.<br />

De la comparación de las muestras entre unidades en estos mismos gráficos, surge que también existe<br />

un intervalo de superposición en los valores registrados para cada óxido. Un comportamiento particular<br />

reviste el caso del TiO 2 , ya que prácticamente, si consideramos a los Enclaves Microgranulares Máficos<br />

como producto de un magma intermedio, no existe intervalo de superposición entre las muestras de la<br />

FBP y el GBL.<br />

Se ha incluido el contenido de los elementos traza (tabla 5-4) en un diagrama expandido (spider)<br />

normalizado a MORB (Pearce, 1981) (figura 5-6). Del análisis de las unidades Bajo Pobre y Bahía Laura<br />

por separado (figuras 5-6 A y B) surge que en las dos Rb y K crecen conforme al aumento en la acidez,<br />

mientras que un comportamiento inverso tienen Ce, Ti y Sr. El resto de los elementos analizados (Ba, Y,<br />

Nb, Zr y Th) no tiene un comportamiento claro en este sentido. Ambas unidades también registran, en la<br />

gran mayoría de las muestras analizadas, valores de Nb menores a 12 ppm como, según Macdonald et<br />

al. (1992), es característico para rocas de ambiente de margen continental (tabla 5-4).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 94


Figura 5-5: Principales diagramas de variación de óxidos y elementos traza versus SiO 2 (tipo Harker). Realizados en<br />

base anhidra. Referencias como tabla 5-4<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 95


De la comparación conjunta de todas las facies jurásicas (figura 5-6C), surge un resultado similar al<br />

obtenido mediante los diagramas de clasificación y de afinidades (figura 5-4), con un intervalo de<br />

superposición de valores para cada elemento. Únicamente en los casos de Ba, Th y Ti existe una<br />

cantidad de muestras significativas que no se superponen.<br />

Litologías SiO2 TiO2 Al2O3 Fe tot MnO MgO CaO Na2O K2O P2O5 L.O.I. Ba Rb Sr Y Zr Nb Th Ce Nd<br />

CSA 58,59 0,64 15,75 6,59 0,11 2,67 4,96 2,43 4,03 0,16 3,45 502 139 274 27 114 7 4 0 0<br />

CAI 52,91 1,13 18,87 7,69 0,19 2,93 8,28 2,56 1,23 0,24 3,54 604 37 470 32 134 8 6 39 9<br />

MC 57,50 0,73 16,29 6,71 0,14 2,10 5,69 2,85 1,53 0,20 5,70 641 40 477 34 206 9 6 33 8<br />

MO 64,04 0,70 15,66 4,99 0,13 1,30 4,34 2,85 3,40 0,19 1,95 703 120 298 33 186 10 6 29 10<br />

CAS 50,62 1,05 19,18 7,85 0,14 1,54 8,14 3,73 2,44 0,32 4,14 624 57 343 30 143 7 3 0 0<br />

CAM 58,10 0,76 16,10 6,19 0,19 2,86 5,54 2,69 3,19 0,15 3,85 671 150 293 25 129 8 6 49 10<br />

CSD 63,34 0,49 15,23 4,62 0,12 1,81 4,13 3,16 2,93 0,12 4,33 1112 93 245 29 145 10 6 47 8<br />

EMM 62,76 0,84 13,81 5,85 0,15 1,50 4,91 2,81 2,20 0,21 4,99 1086 76 229 39 93 13 5 54 10<br />

LR 75,67 0,16 12,30 1,37 0,03 0,30 0,60 2,16 6,08 0,04 1,35 939 205 92 26 122 9 12 32 5<br />

IA 63,36 0,61 15,01 5,25 0,10 2,00 3,84 3,30 2,84 0,11 3,86 758 111 271 20 123 7 10 37 10<br />

IAP 55,90 0,62 16,58 5,87 0,13 2,51 5,47 3,14 2,50 0,12 7,13 769 107 565 29 148 8 17 54 8<br />

IMS 66,34 0,30 15,09 2,40 0,05 0,93 3,53 2,75 3,18 0,09 5,67 896 134 354 26 176 9 11 25 2<br />

Tabla 5-4: Resultados geoquímicos, en promedio por litologías. Referencias: CSA: Cuerpo subvolcánico andesítico,<br />

CAI: Coladas andesíticas inferiores, MC: Mingling claro, MO: Mingling oscuro, CAS: Coladas andesíticas superiores,<br />

CAM: Coladas andesíticas intermedias, CSD: Cuerpo subvolcánico dacítico, EMM: Enclave Microgranular Máfico en<br />

el Cuerpo subvolcánico dacítico, LR: Lavas riolíticas, IA: Ignimbrita anfibolítica, IAP: Pómez de ignimbrita anfibolítica<br />

e IMS: Ignimbrita muy soldada.<br />

Comparando con muestras pertenecientes a los sectores centro y este del Macizo del Deseado (figura 5-<br />

6D) (Pankhurst y Rapela, 1995, Guido, 2002 y 2004 y Echeveste, 2005), surge que la Formación Bajo<br />

Pobre (únicamente representada por facies lávicas) presenta marcadas anomalías positivas en Sr y Ti, y<br />

negativas en K, Rb y Th, en relación a las muestras del Grupo Bahía Laura. Dentro de este grupo, existe<br />

una tendencia a que las lavas representen los términos más diferenciados, mientras que la facies<br />

subvolcánica sería la menos diferenciada.<br />

Se puede concluir que los patrones generales de las muestras analizadas de la zona de tesis resultan<br />

similares a la de las del centro y este del Macizo, salvo algunos casos puntuales:<br />

-Tanto las muestras del Cuerpo subvolcánico dacítico, como los enclaves microgranulares máficos<br />

(EMM) que éste incluye, presentan un patrón muy similar al de la Formación Bajo Pobre para K, Rb y Th,<br />

y Ti en el caso de los EMM.<br />

-Las Coladas andesíticas intermedias, el cuerpo subvolcánico andesítico y el “Mingling oscuro” presentan<br />

valores anómalos en K y/o Rb, pudiendo esto deberse a un proceso de alteración sufrido por estas<br />

rocas.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 96


Figura 5-6: Diagramas expandidos (“spider”) normalizados a MORB, según Pearce (1981). A y B de litologías<br />

asignables al Grupo Bahía Laura y a la Formación Bajo Pobre respectivamente, C: Comparativo de ambas unidades<br />

y D: correspondiente a muestras del centro y este del Macizo del Deseado.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 97


Isotopía Sm-Nd<br />

Introducción<br />

Existen varias técnicas analíticas que son utilizadas en la actualidad con el fin de comprender el origen y<br />

procedencia de las rocas volcánicas. En este trabajo se ha tenido la posibilidad de analizar por isótopos<br />

de Sm-Nd a una muestra representativa de las Coladas andesíticas inferiores reconocida como la unidad<br />

jurásica más antigua del área en estudio, asignable a la F. Bajo Pobre (<strong>Lopez</strong> et al., <strong>2006</strong>a). El análisis<br />

fue realizado en el Centro de Pesquisas Geocronológicas del Instituto de Geología Isotópica de la<br />

Universidad de Sao Paulo, Brasil.<br />

Escasos trabajos previos presentaron información de este tipo para el Macizo del Deseado. Pankhurst y<br />

Rapela (1995) han obtenido edades modelo Sm-Nd que sugieren una edad “Grenvilliana” para la corteza<br />

inferior (según los valores de εNd obtenidos por los mismo autores y Pankhurst, et al., 2000) que<br />

posteriormente da origen al magma que en el Jurásico da lugar al Complejo Bahía Laura.<br />

Metodología y resultados obtenidos<br />

El análisis realizado consistió en la determinación de los isótopos de Sm y Nd sobre roca total, mediante<br />

las técnicas analíticas desarrolladas en el capítulo 2 y el resultado obtenido está expuesto en la tabla 5-<br />

5.<br />

Nro. Material Sm Nd<br />

147 Sm/ Error<br />

143 Nd/ Error f Sm/Nd T DePaolo εNd<br />

muestra<br />

(ppm) (ppm)<br />

144 Nd<br />

144 Nd (Ga)<br />

R373 Basandesita 5,191 21,074 0,1489 0,0005 0,512514 0,000008 -0,24 1,2 -2,43<br />

Tabla 5-5: resultados obtenidos de Sm-Nd, con los errores correspondientes a cada valor.<br />

Los datos fueron procesados con el programa de Ludwig (2000) obteniéndose una edad según el<br />

modelo manto empobrecido (“depleted-mantle model age”) de 1,2 Ga. Esta edad, según DePaolo et al.<br />

(1991) marcaría el momento en el que un magma es separado del manto.<br />

Por otro lado se obtuvo el parámetro denominado εNd, el cual consiste en la comparación de la relación<br />

isotópica de la muestra con la relación isotópica del condrito (calculado para la misma edad en ambos<br />

casos).<br />

Discusión e Interpretación<br />

En el trabajo de Pankhurst y Rapela (1995) fueron analizados dos grupos de muestras<br />

correspondientes al Macizo del Deseado (tabla 5-6), uno compuesto por rocas intermedias colectadas en<br />

el sector central y otro con muestras de tendencia ácida, representativas de la parte oriental del Macizo.<br />

Por un lado la edad modelo obtenida en este trabajo se ubicó dentro del rango de valores obtenidos por<br />

otros autores, mientras que para el caso del parámetro εNd, el valor obtenido resultó mayor a los de las<br />

rocas intermedias y menor al de las rocas ácidas. Si bien este dato es significativo, sería necesario una<br />

mayor cantidad de datos, abarcando también una amplia gama litológica, como para definir si se trata de<br />

una tendencia puntual, local o regional.<br />

Esta muestra también se encuentra incluida en los valores de εNd (-2 a -5) obtenidos para los eventos<br />

volcánicos V2 (172-162Ma) y V3 (157-153Ma) según Pankhurst, et al. (2000).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 98


Muestra Localidad Material Sm(ppm) Nd(ppm) Sm/Nd Nd/Nd εNd T DM (Ga)<br />

BL Puerto Deseado n/d 24,860 117,643 0.1292 512472 -1,8 1,1<br />

PD130 Puerto Deseado riolita 5,095 28,132 0.1095 0.512419 -1,9 1,2<br />

PD128 Puerto Deseado traquidacita 1,422 38,646 0.1161 512352 -1,1 1,3<br />

BP3 Bajo Pobre basandesita 10,767 51,909 0,1254 0,512362 -3,8 1,3<br />

BP5 Bajo Pobre andesita 3,188 15,027 0,1282 0,51234 -4,3 1,3<br />

BP7 Bajo Pobre andesita 3,172 14,867 0,129 0,512347 -4,2 1,3<br />

BP9 Bajo Pobre andesita 3,075 14,469 0,1285 0,512351 -4,1 1,3<br />

R373 área de <strong>Tesis</strong> basandesita 5,191 21,074 0,1489 0,512514 -2,4 1,2<br />

Tabla 5-6: Valores obtenidos en el presente trabajo y por Pankhurst y Rapela (1995).<br />

De todos modos como se ha visto antes, los estudios de petrología, geoquímica y geocronología,<br />

sumados al detallado mapeo de campo, evidencian una íntima relación entre las facies volcánicas y<br />

volcaniclásticas jurásicas, permitiendo asignar a la muestra de las Coladas andesíticas inferiores, como<br />

representativa del volcanismo jurásico a escala local. A esto se le suma la proximidad entre valores<br />

registrados por muestras intermedias y ácidas que llevó a Pankhurst y Rapela (1995) a asumir una<br />

cogénesis de ambos grupos para el sector central del Macizo del Deseado.<br />

Es así que puede asumirse que el valor de T DM = 1,2 Ga representa la edad en la cual el protolito crustal<br />

andesítico se diferenció del manto, y por lo tanto estaría reflejando una edad Proterozoico medio<br />

(“Grenvilliana”) para la primitiva corteza continental de la región (figura 5-7), concordando con las<br />

conclusiones de Pankhurst y Rapela (1995) para las muestras del centro y este del Macizo.<br />

Figura 5-7: Esquema interpretativo del momento en el cual una diferenciación del manto da origen a la corteza<br />

inferior.<br />

El valor de εNd indica una proveniencia de la corteza continental inferior al menos para las coladas<br />

andesíticas inferiores de la secuencia volcánica del área.<br />

Finalmente, y como fuera puntualizado por <strong>Lopez</strong> et al. (<strong>2006</strong>a), este valor estaría de acuerdo con la<br />

hipótesis de que el volcanismo jurásico fue generado a partir de un magma andesítico-dacítico,<br />

isotópicamente uniforme (εNd~-3) producto de la anatexis de una corteza inferior de composición máfica,<br />

de edad “Grenvilliana” (Riley et al., 2001).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 99


Discusión y Conclusiones<br />

Marco geotectónico y Fuente de calor<br />

Se han reconocido en el mundo varios ejemplos de volcanismo similares al desarrollado en el Macizo del<br />

Deseado durante el Jurásico, tanto asociados a márgenes continentales, rifts continentales e<br />

intracontinentales como vinculados a magmatismo derivado de plumas mantélicas.<br />

Para el caso del Macizo del Deseado, o de la Patagonia a mayor escala, se han propuesto diversos<br />

modelos geotectónicos como procesos principales en el origen del volcanismo jurásico:<br />

1- Inicio del desmembramiento de Gondwana (Storey et al., 1992): Episodio de rift generalizado durante<br />

el Jurásico medio a superior (Uliana et al., 1986).<br />

2- Desarrollo inicial del arco magmático andino (Jurásico medio) con sistema de rift de retroarco<br />

(Bertrand et al. ,1999; Feraud et al. 1999): con una migración hacia el sudoeste, posiblemente<br />

controlada por un empinamiento de la zona de subducción o una velocidad de roll-back negativa de la<br />

trinchera oceánica, como lo evidencia la acumulación de rocas de arco en sistemas de hemigrábenes de<br />

orientación NNO-SSE.<br />

3- Impacto periférico de la pluma KAT (Karoo-Antartic-Tasmania) (Cox, 1992; Pankhurst et al., 2000):<br />

Emplazamiento de la doleritas Ferrar y rocas máficas asociadas en sectores adyacentes a la Patagonia.<br />

Riley et al. (2001) sostienen que debido a que las temperaturas alcanzadas en ambientes de arco<br />

suelen ser menores a 1000°C, es probable que la fusión se haya iniciado por el calentamiento asociado<br />

a efectos periféricos de la pluma mantélica del Karoo.<br />

Sin embargo, estudios de petrología experimental (Rushmer, 1991) sugieren que la fusión parcial puede<br />

obtenerse por adelgazamiento cortical bajo un campo de deformación extensional (Dalziel et al., 2000),<br />

sin necesidad de un gran aporte de calor.<br />

Posiblemente ha sido una combinación de todos estos factores los que dieron lugar a las condiciones<br />

tectónicas favorables para la generación y emplazamiento de las rocas jurásicas.<br />

Génesis de las volcanitas jurásicas<br />

Pankhurst y Rapela (1995) proponen un origen por fusión parcial de la Corteza Inferior para los<br />

términos intermedios, y a continuación varios estadíos de fusión parcial y cristalización fraccionada que<br />

da lugar a los términos más ácidos, basándose principalmente en el enriquecimiento en elementos<br />

livianos (LILE), como puede observarse en la figura 5-6.<br />

Sin embargo, Riley et al. (2001), sostienen que a partir de la anatexis de una corteza inferior máfica<br />

hidratada (de edad “Grenvilliana”), mezclada con componentes fraccionados de un subplacado máfico se<br />

dio lugar a un magma isotópicamente uniforme de composición andesítico- dacítica a través de procesos<br />

de mezcla, asimilación, almacenamiento y homogenización (MASH según sus iniciales en inglés).<br />

Luego, y como consecuencia de procesos de asimilación (de rocas de composición isotópica similar) y<br />

cristalización fraccionada (ACF) en cámaras mágmáticas ubicadas en la corteza superior, se originaron<br />

grandes volúmenes de magmas riolíticos (figura 5-8).<br />

También proponen que pequeñas variaciones isotópicas registradas pueden deberse a variables grados<br />

de contaminación en los niveles corticales medio y superior, dejando en claro que cámaras magmáticas<br />

individuales tuvieron patrones evolutivos distintos a partir del mismo magma original (producto del<br />

MASH) debido a pequeñas diferencias en cuanto a la naturaleza y cantidad del material asimilado.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 100


Aceptando estas teorías sobre la génesis de las volcanitas, una manera razonable de interpretar el por<br />

qué son mucho más abundantes los términos riolíticos que los intermedios, es que la mayoría de los<br />

magmas andesítico - dacíticos generados por la fusión parcial de la corteza inferior, en su ascenso hacia<br />

la superficie sufrieron procesos de asimilación de roca hospedante, dando lugar a mayores volúmenes<br />

de magmas y de mayor contenido en SiO 2 , mientras que solo unos pocos llegaron directamente a la<br />

superficie manifestándose como lavas o cuerpos subvolcánicos y diques someros, mediante un<br />

volcanismo de tipo fisural.<br />

Figura 5-8: Esquema representativo de los modelos genéticos para el Complejo Bahía Laura<br />

Criterios de diferenciación entre FBP y GBL<br />

Estratigráfico<br />

Como se ha evidenciado precedentemente, existe en el sector noroccidental del Macizo del Deseado<br />

una interdigitación tanto entre las facies piroclásticas de caída y retrabajadas con las facies piroclásticas<br />

de flujo, como entre éstas últimas y lavas intermedias, tal como fuera manifestado por Echeveste et al.<br />

(2001) y Guido (2002) para los sectores centro y este respectivamente, indicando que no sería correcto<br />

utilizar este tipo de relaciones para adjudicar nombres formacionales independientes a estas dos<br />

unidades.<br />

Para interpretar el por qué de esta situación habría, al menos, dos escenarios posibles:<br />

-Uno es que pequeñas cámaras magmáticas muy próximas ente sí, evolucionen individualmente, y a<br />

través de procesos de cristalización fraccionada, pasen de intermedias a ácidas, dando lugar a que sus<br />

productos efusivos y explosivos se intercalen en la superficie, pero de esta forma sería muy difícil de<br />

explicar el gran volumen de magma riolítico en relación al escaso magma intermedio.<br />

-El otro es que la mayor parte de los magmas andesítico – dacíticos producto de la fusión parcial de la<br />

corteza inferior, en su ascenso a la superficie hayan asimilado gran cantidad de material con una<br />

composición isotópica similar, dando lugar a grandes volúmenes de magma riolítico, a pesar de que en<br />

algunos casos pudieran haber llegado, a través de fracturas profundas, rápidamente a la superficie<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 101


dando lugar principalmente a coladas intermedias, marcando una coexistencia de “cámaras magmáticas”<br />

con composiciones diferentes lo que también brinda un marco para la generación de mezcla de los<br />

magmas a medida que éstos avanzan hacia la superficie dando origen a nuevos magmas o dando lugar<br />

a los procesos de mezcla.<br />

Así podría explicarse la diferencia en volumen entre ambas unidades y la tendencia a que los términos<br />

intermedios, que aunque se encuentran intercalados con unidades ácidas, se concentren hacia la base<br />

de la columna jurásica.<br />

Esta última hipótesis estaría de acuerdo con la génesis del volcanismo jurásico propuesta por Riley et<br />

al., (2001) y es la que se interpreta como más correcta, por lo que fue la utilizada en el presente trabajo<br />

(figura 5-8).<br />

Geocronológico<br />

A partir de la recopilación de las dataciones existentes del volcanismo jurásico del Macizo queda<br />

manifiesto que los intervalos temporales representativos de ambas unidades prácticamente se<br />

superponen, dado que la Formación Bajo Pobre estaría circunscripta entre los 177 ± 4 y 150,6 ± 2 Ma<br />

(Pankhurst et al., 2000 y Guido et al., <strong>2006</strong>) y el Grupo Bahía Laura entre los 177,8 ± 1,8 y los 148,0 ±<br />

2 (Pankhurst et al., 2000 y Tessone et al., 1999), con lo cual la edad tampoco sería un criterio válido<br />

como elemento de diferenciación entre ambas unidades.<br />

Petrográfico<br />

Para la presente investigación se han realizado en el orden de 150 cortes petrográficos, sobre un total de<br />

aproximadamente 250 muestras de rocas jurásicas recolectadas.<br />

Del estudio de los especímenes en muestra de mano y bajo el examen microscópico se observó que<br />

todas las muestras asignadas al Grupo Bahía Laura en los trabajos de mapeo, salvo los enclaves<br />

microgranulares máficos de cuerpo subvolcánico dacítico, presentaban individuos de cuarzo y feldespato<br />

alcalino (sanidina) subvolcánico o en la pasta en el caso de las lavas riolíticas.<br />

CSA CAI MC MO CAS CAM CSD EMM LR IA IAP IMS<br />

Qz X X X X X<br />

Sa X X X X X<br />

Plag X X X X X X X X X X<br />

Cpx X X X X X X<br />

Anf X X X X<br />

Bt X X X X<br />

Tabla 5-7: Resumen de los principales minerales encontrados en las distintas litologías. según: CSA: Cuerpo<br />

subvolcánico andesítico, CAI: Coladas andesíticas inferiores, MC: Mingling Claro, MO: Mingling Oscuro, CAS:<br />

Coladas andesíticas superiores, CAM: Coladas andesíticas intermedias, CSD: Cuerpo subvolcánico dacítico, EMM:<br />

Enclaves microgranulares máficos, LR: Lavas Riolíticas, IA: Ignimbrita anfibolítica, IAP: Pómez de Ignimbrita<br />

anfibolítica e IMS: Ignimbrita Muy Soldada.<br />

Por otra parte, las muestras representativas de la Formación Bajo Pobre, presentan menor variabilidad<br />

en cuanto a la mineralogía presentada, estando constituidas básicamente por plagioclasa intermedia,<br />

generalmente zonada y clinopiroxeno.<br />

De aquí se desprende que, si sólo se realiza una clasificación en base a la mineralogía (tabla 5-7), se<br />

puede llegar a una diferenciación entre unidades que en realidad solo esté reflejando distintas<br />

condiciones de evolución y emplazamiento de los magmas, y que no se encuentra reflejada en un<br />

marcado cambio en la composición química de las rocas.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 102


A esto se debe que los trabajos de décadas atrás hayan utilizado la separación de las unidades en<br />

distintas formaciones, mientras que desde que comenzaron a realizarse análisis geoquímicos por<br />

elementos mayoritarios, traza e isótopos, la tendencia es a unificarlas dentro de un único grupo<br />

(Pankhurst y Rapela, 1995, Riley et al., 2001, Guido, 2002, entre otros).<br />

Asimismo, a partir de los estudios llevados a cabo en este trabajo se considera que no es adecuado<br />

tomar como parámetro de diferenciación entre la Formación Bajo Pobre y el Grupo Bahía Laura la<br />

presencia o no de cuarzo y el color de roca. Esto es claro haciendo el ejercicio práctico de, una vez<br />

realizada la separación según este parámetro, hacer un promedio de los elementos traza. Como<br />

resultado se obtendrán dos patrones separados por un intervalo, mientras que utilizando todas las<br />

muestras por separado podríamos observar que muestras con y sin cuarzo muestran patrones muy<br />

similares como puede verse en la figura 5-6 C.<br />

Geoquímico<br />

Se ha abarcado el estudio del volcanismo jurásico, desde el punto de vista geoquímico, mediante la<br />

utilización de diversos tipos de gráficos: de clasificación, de afinidades, con diagramas tipo Harker, y<br />

diagramas normalizados, utilizando tanto elementos mayores como trazas.<br />

Si bien se han podido determinar patrones generales para cada unidad (Formación Bajo Pobre y Grupo<br />

Bahía Laura), al realizar los estudios discriminando las distintas facies litológicas, como en la presente<br />

tesis, queda de manifiesto que varias de ellas tienen comportamientos intermedios entre ambos<br />

patrones, posiblemente debido a variables grados y mecanismos de mezclas de magmas, entre cámaras<br />

en evolución contemporánea.<br />

Nomenclatura estratigráfica<br />

A partir de lo desarrollado anteriormente, surgen los siguientes interrogantes: ¿Cuál sería la<br />

nomenclatura estratigráfica más indicada para el volcanismo jurásico del Macizo del Deseado? ¿Es<br />

conveniente incluir a la Formación Bajo Pobre dentro del Grupo Bahía Laura?<br />

Para abordar estas preguntas se debería, como primer paso, dejar en claro que aunque hoy en día<br />

siguen siendo ampliamente usados los términos formacionales de Chon Aike para las lavas, ignimbritas y<br />

pórfidos ácidos y La Matilde para depósitos piroclásticos de caída y retrabajados, estos fueron<br />

adjudicados hace alrededor de medio siglo.<br />

Basándose en los nuevos enfoques sobre terrenos volcánicos, alcanzados durante los últimos 20 años,<br />

sería conveniente reunir a todas las litologías de ambas unidades dentro de un conjunto más amplio,<br />

utilizando nomenclaturas litofaciales al momento de realizar mapeos, lo que permitiría una correlación<br />

directa entre unidades alejadas, y colaboraría hacia un entendimiento más acabado de los procesos<br />

volcánicos ocurridos. Esto se propone con un fin mucho más allá que el del orden estratigráfico en la<br />

confección de mapas u otras tareas. Por el contrario esto debería llevar a quien comenzara a trabajar en<br />

el Macizo del Deseado a la rápida idea del vinculo genético entre estas unidades, más allá de su<br />

diferencia mineralógica, química, etc.<br />

Ahora bien, en cuanto a la relación entre la Formación Bajo Pobre y el Grupo Bahía Laura, es evidente a<br />

partir de las observaciones en la presente tesis doctoral, que durante el tiempo que duró el volcanismo<br />

jurásico, coexistieron magmas de distintas composiciones, y que además, cuando las condiciones fueron<br />

las propicias, estos se mezclaron para dar lugar a “rocas de mezcla”.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 103


A su vez, la naturaleza volcánica de ambas unidades da lugar a la generación de facies con grandes<br />

variabilidades en cortas distancias, dando lugar a relaciones de discordancia angular entre unas y otras<br />

que fueran depositadas de manera contemporánea a escala geológica.<br />

Por tal motivo se cree conveniente la unificación del conjunto de las rocas jurásicas bajo del nombre de<br />

Complejo Bahía Laura del modo que fuera propuesto pioneramente por Feruglio (1949) y sugerido<br />

también, luego del conocimiento regional del Macizo del Deseado por Sruoga (1989), de Barrio et al.<br />

(1999) y Guido (2002).<br />

Conclusión - Modelo genético para el Jurásico en el área de estudio<br />

A partir de la integración de todos los datos analizados anteriormente, se ha esbozado un modelo<br />

geológico evolutivo para el área estudiada.<br />

El desarrollo del volcanismo jurásico comenzaría con la extrusión continua de un conjunto de lavas e<br />

ignimbritas que finaliza con las Coladas andesíticas intermedias, que posteriormente es intruido por los<br />

Cuerpos subvolcánicos dacíticos y andesíticos (figura 5-8 A).<br />

Luego de un período de calma en el volcanismo, dominado por la erosión, los Cuerpos subvolcánicos<br />

llegan a la superficie donde, al menos el de composición dacítica, que es parcialmente cubierto por los<br />

productos del magmatismo riolítico y la Colada andesítica superior (figura 5-8 B), manifestando la llegada<br />

directa de magmas intermedios, ácidos y el producto de la mezcla de ambos.<br />

Figura 5-7: Modelo de evolución jurásica para el sector estudiado. A: al momento de intrusión de los cuerpos<br />

subvolcánicos. B: al momento de finalización del magmatismo jurásico.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 104


CAPÍTULO 6<br />

MINERALIZACIONES<br />

Y<br />

METALOGÉNESIS


Las mineralizaciones epitermales en el Macizo del Deseado<br />

En el Macizo del Deseado se tiene conocimiento de la existencia de concentraciones auríferas desde hace<br />

alrededor de 30 años. Los primeros trabajos consisten en los informes inéditos de Genini (1976 y 1977b),<br />

que más tarde se cristalizaron en publicaciones de Genini (1984, 1990), donde se destacaba la presencia de<br />

depósitos epitermales, dando lugar al descubrimiento del yacimiento Cerro Vanguardia, principal mina en<br />

explotación en la región.<br />

Los trabajos de esta índole, llevados a cabo en el Macizo, siguieron el ritmo del precio del oro y la plata en el<br />

mercado mundial, además de variables de tipo local (legislación, logística, etc.)<br />

Por tal motivo se da que durante la década del 80 y principios de los ’90 la exploración haya sido llevada a<br />

cabo principalmente por el estado nacional (Plan Patagonia Comahue - Secretaría de Minería de la Nación),<br />

mientras que alrededor de los años 93 – 94, comienza su entrada un gran número de empresas mineras<br />

internacionales. Es allí cuando el Instituto de Recursos Naturales comienza a realizar trabajos enfocados a la<br />

prospección de depósitos epitermales, pero sobre todo apuntando al entendimiento del modelo de<br />

mineralización y al marco geológico en el que éstos se habían generado.<br />

Así se fueron encontrando áreas con vetas, vetilleos, stockworks, brechas y en algunos casos mineralización<br />

diseminada en domos riolíticos, asignados al tipo epitermal de baja sulfuración por Fernández y de Barrio<br />

(1994) en primera instancia.<br />

Al mismo tiempo, desde los primeros trabajos se adjudicó una vinculación tanto espacial como temporal<br />

entre las mineralizaciones y el volcanismo jurásico, siendo Arribas et al. (1996) los primeros en datar la<br />

mineralización mediante K-Ar sobre Illita del depósito Cerro Vanguardia, obteniendo edades entre 151 y<br />

152,4 ± 3,6 Ma (Jurásico superior).<br />

Varios trabajos de síntesis se han llevado a cabo (Schalamuk et al., 1995, 1997, 1999a y 2002), logrando<br />

una integración mediante un modelo de mineralización regional bajo la denominación de Provincia<br />

Auroargentífera del Deseado, vinculado a un magmatismo bimodal, en el marco de la antesala de la apertura<br />

del océano Atlántico, con la formación de hemigrábenes de rumbo NNO.<br />

Recientemente, estudios de detalle que se encuentran en desarrollo sobre los depósitos de Mina Martha y<br />

Cerro León (Gonzalez Guillot et al., 2004 y Jovic et al., 2004) han abierto el espectro de mineralizaciones<br />

del Macizo hacia depósitos de tipo sulfuración intermedia, quizás alta sulfuración (según Hedenquist et al.,<br />

2000) con mena argentífera constituida por pirargirita, miargirita, freibergita, polibasita, plata nativa, argentita<br />

y cerargirita en el primero de los casos y anomalías en Sn, W, Bi, In, Cd y Ag dada por la presencia de<br />

arsenopirita, calcopirita, kesterita, casiterita, estannita, hubnerita, ferberita, sulfosales de Bi-Ag-Pb, argentita,<br />

freibergita, esfalerita rica en In, tetraedrita, enargita, galena, bournonita, greenockita y wurtzita (Jovic et al.,<br />

2005) en el segundo caso. De esta forma se ve acrecentado el potencial minero del Macizo hacia metales<br />

base o elementos traza, antes no tenidos en cuenta en las tareas de exploración.<br />

En la actualidad la minería en el Macizo del Deseado se encuentra en plena actividad, con Cerro Vanguardia<br />

(CV) y Mina Martha (MT) en producción, Manantial Espejo (ME) y San José (SJ) en estudios de factibilidad y<br />

alrededor de un centenar de proyectos en distintas etapas de exploración (mapeos de detalle, estudios<br />

geofísicos, perforaciones, etc) de los cuales los más importantes son:<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 106


Microondas-Martinetas (MM), Cerro Chato (CC), Tres Hermanas (TH), Bajo La Leona (BL), Chispas (CH),<br />

Buena Esperanza (BE), Laguna Guadalosa (LG) y Cerro Moro (CM), en la zona oriental; La Josefina (LJ), El<br />

Dorado-Montserrat (DM), La Valenciana (LV), Cerro León (CL) El Puntudo (EP), La Esperanza (EZ) y La<br />

Manchuria (LM) en la zona central y Cerro Negro (CN), Eureka-La Mariana (área de la presente tesis-AT), La<br />

Emilia (LE), Río Pinturas (RP), El Macanudo (EM), La Marcelina (ML) y La Marciana (MR) en la zona noroccidental<br />

y (figura 6-1).<br />

Figura 6-1: Ubicación de las principales mineralizaciones epitermales del Macizo del Deseado, modificado de<br />

Schalamuk et al. (1997).<br />

En el sector Noroccidental del Macizo, el estudio de los depósitos epitermales ha tenido una evolución<br />

similar, aunque con una concentración mayor de los trabajos en los últimos años, principalmente debido esto<br />

a una logística un tanto más complicada. Los primeros aportes aquí fueron los de Genini (1977a) quien<br />

realizó mapeo y muestreo de detalle para el Plan Patagonia-Comahue. Las conclusiones fueron el hallazgo<br />

de tres sectores de interés minero: A° Colorado, A° Paralelo y A° 17, consistentes los primeros dos, en áreas<br />

con alteraciones de color pardo, amarillo y rojo con impregnaciones de óxidos de manganeso, paraatacamita<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 107


y cuprita. En cambio el área A° 17 (conocido en la actualidad como proyecto Río Pinturas) tiene como rasgo<br />

más destacable la presencia de un intrusivo riolítico, según petrografía, intruyendo a una serie de tobas<br />

estratificadas. El cuerpo presenta en su parte inferior intensa piritización, acompañada de silicificación,<br />

sericitización y caolinitización, al mismo tiempo que guías de galena y esfalerita, aunque el muestreo<br />

geoquímico allí realizado no reveló anomalías auríferas de consideración.<br />

Sobre el cuerpo subvolcánico del A° 17 se hicieron varios trabajos posteriores apuntado a la exploración de<br />

Pb-Zn. Ametrano et al. (1978), realizaron una caracterización petrográfica de las rocas jurásicas y su<br />

alteración hidrotermal, identificando para el cuerpo Subvolcánico la presencia de un 10% de fenocristales,<br />

con tamaño máximo de 4mm, representados por cristales tabulares de feldespato alterado y escaso cuarzo.<br />

Microscópicamente se identificó que la pasta estaba compuesta por agregado de cuarzo y feldespato con<br />

texturas felsítica, microesferulítica y microgranosa con insignificante participación de mineral fémico,<br />

posiblemente biotita. También se detectaron gránulos de rutilo y escasos granos de pirita, al mismo tiempo<br />

que algunas vetillas con óxidos de hierro.<br />

En este mismo trabajo se remarca el pequeño tamaño del cuerpo, menor aún que el sugerido por Genini<br />

(1977a), al caracterizar mediante la petrografía a algunos de los afloramientos que este último otorgara al<br />

cuerpo Subvolcánico, como pertenecientes a un nivel ignimbrítico.<br />

Desde el punto de vista de las alteraciones, se reconocieron silicificación, argilización y sericitización.<br />

La mineralización está representada por galena, esfalita y pirita en finas vetillas de hasta 2 mm de espesor y<br />

diseminado exclusivamente de pirita, localizados en tobas brechosas blanquecinas próximas al cuerpo<br />

Subvolcánico que solo cuenta con una fina y escasa pirita diseminada.<br />

De los restantes proyectos del noroeste es San José (Minera Santa Cruz, producto de la unión entre Minera<br />

Andes y Mauricio Hochschild & Cia.) el que en la actualidad reviste la mayor importancia desde el punto de<br />

vista minero. Los estudios de factibilidad que se encuentran en desarrollo fueron llevados basándose en la<br />

veta Huevos Verdes, estructura vetiforme de cuarzo, discontinua a lo largo de 2,2 km. donde se han<br />

encontrado principalmente tres clavos mineralizados: norte, centro y sur con valores de hasta 50,12 g/t Au y<br />

5149 g/t Ag a lo largo de 0,55 m, 19,23 g/t Au y 598 g/t Ag en 0,41 m y 46,78 g/t Au y 2093 g/t Ag sobre 0,36<br />

m respectivamente. Durante estos estudios y basándose en anomalías geofísicas, se encontró otra<br />

estructura, paralela, cubierta por los basaltos terciarios. Se la denominó veta Frea y se cree que<br />

incrementará en mucho las reservas del proyecto ya que una perforación ha cortado un clavo mineralizado<br />

con 155,51 g/t Au y 11619 g/t Ag sobre 0,40 m. (www.minandes.com).<br />

El área de tesis se encuentra dentro del Proyecto Cerro Negro (Andean Resources Ltd.) de<br />

aproximadamente 25000 hectáreas de extensión (figura 6-2), cubierta en su totalidad por propiedades<br />

mineras (figura 6-3). Las principales áreas dentro de este proyecto son: Vein Zone, Mariana sur y Eureka<br />

(estas últimas dos dentro del área de tesis). Si bien empresas que antes tuvieron los derechos de<br />

exploración (Pegasus Gold International Inc., MIM Argentina, y Oroplata Limited entre otras) llevaron a cabo<br />

mapeo detallado, perfiles geofísicos y perforaciones en las mineralizaciones del área de tesis, los principales<br />

esfuerzos exploratorios están hoy concentrados en el área Vein Zone. Las campañas de perforaciones allí<br />

realizadas, hallaron mineralización vetiforme con relleno de cuarzo, calcedonia y adularia, con texturas<br />

típicas de sistemas epitermales de baja sulfuración, en gran parte cubierta en superficie por sedimentos<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 108


modernos. Algunos de los resultados obtenidos han arrojado valores como 83,6 m con 6,16 g/t Au, 22,1 m<br />

con 4,2 g/t Au y 8,6 m con 9,5g/t Au. En base al conjunto de datos colectados, la empresa ha reportado<br />

reservas inferidas por 6.000.000 tn con 3,2 g/t Au (620.000 onzas) (www.andean.com.au).<br />

Figura 6-2: Límite de las áreas involucradas en el proyecto Cerro Negro.<br />

Dentro del área de tesis se destaca por sus dimensiones la veta Eureka, rasgo que fue detectado alrededor<br />

de los años 95-96 en una campaña de exploración mediante vuelos en helicóptero llevado a cabo por la<br />

empresa Pegasus Gold Incorporated. A partir de este hallazgo se comenzaron a prospectar las áreas<br />

vecinas y así fue como se encontraron las vetas correspondientes al sector Mariana sur y otras<br />

manifestaciones vecinas.<br />

Más allá de la documentación anteriormente presentada, la cual es de dominio público, no se ha podido<br />

contar con la información obtenida por estas empresas motivo por el cual se ha trabajado desde el comienzo<br />

casi sin información de base.<br />

El presente capítulo tiene como objetivo la caracterización de éstas mineralizaciones y de otros rasgos<br />

producto de la acción de los sistemas hidrotermales jurásicos en el área (rasgos geotermales de superficie,<br />

áreas de alteración, etc.).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 109


Figura 6-3: Cateos mineros y manifestaciones de descubrimiento (con un reticulado interno) sobre el área de tesis.<br />

Tomado del Catastro Minero de la provincia de Santa Cruz, Mayo 2005.<br />

Las manifestaciones más importantes, se han caracterizado en base a su mineralogía, alteración<br />

hidrotermal, texturas de cuarzo y geoquímica y se han investigado los fluidos mineralizantes a través de<br />

estudios de inclusiones fluidas, de isótopos estables e isótopos de plomo, con la intención de definir el origen<br />

de los mismos.<br />

Finalmente se realiza el modelado del sistema hidrotermal y se brindan claves utilizables en la exploración<br />

de estas mineralizaciones.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 110


Depósitos de tipo epitermal<br />

A modo de introducción se realizará un breve resumen de los distintos tipos de depósitos epitermales<br />

existentes, sus distintas clasificaciones (tabla 6-1), las características generales (tabla 6-2) y los principales<br />

elementos para su diferenciación en el campo (tabla 6-3), aunque no faltan ejemplos puntuales que<br />

contradigan estas generalidades.<br />

Si bien las primeras menciones de este tipo de depósitos fueron las de Lindgren (1901), Lindgren y<br />

Ransome (1906) y Ransome (1907) quienes trabajaron sobre mineralizaciones de los EEUU, los primeros<br />

intentos de esquemas clasificatorios fueron hechos por Emmons (1918) y Lindgren (1922, 1933),<br />

basándose en los principales minerales y elementos encontrados (tabla 6-1).<br />

Tabla 6-1: Evolución en el tiempo de los esquemas clasificatorios de los depósitos epitermales, modificado de Sillitoe y<br />

Hedenquist (2003). Los términos acuñados por Hedenquist et al. (2000), son los utilizados en la presente tesis.<br />

Pero no fue hasta el final de los años 70 y principios de los 80, a propósito del aumento en el precio del oro,<br />

que se generó en el mundo de la minería un fuerte interés en los depósitos de este tipo, dado que, sin<br />

contabilizar al depósito de Witwatersrand (República Sudafricana) que cuenta aproximadamente con el 50%<br />

del oro encontrado hasta el momento, los depósitos epitermales proveen al mundo alrededor del 25% del oro<br />

(Hedenquist, 2002).<br />

Por lo tanto desde esa época comienzan a hacerse los aportes fundamentales, en gran parte por los autores<br />

citados en la tabla 6-1, dando lugar a la comprensión de éstos sistemas, su clasificación y guías de<br />

exploración. Como características generales se ha llegado a que los depósitos epitermales forman parte de<br />

sistemas hidrotermales relacionados a magmas que se emplazan en sectores poco profundos de la corteza.<br />

Se forman a temperaturas menores a los 300ºC, correspondiendo a profundidades de menos de 1-1,5 km<br />

bajo el nivel paleofreático. En estos sistemas el Au se moviliza como complejo bisulfurado y clorurado,<br />

siendo la principal causa de precipitación la ebullición (Hedenquist et al., 2000; Cooke y Simmons, 2000).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 111


Durante los últimos 25 años las clasificaciones fueron fundamentalmente realizadas en base a los minerales<br />

de mena y de ganga encontrados, así como a los principales productos de la alteración hidrotermal y los<br />

metales de importancia económica hallados, todos estos criterios en dependencia directa de las<br />

características (composición, pH, Eh, salinidad, etc.) del fluido mineralizante. Así fueron principalmente dos<br />

los tipos de mineralización reconocidos, aunque con una gran variabilidad de nomenclaturas otorgadas.<br />

Estudios más recientes de la variación en los estilos de estos depósitos, desde el ambiente tectónico a la<br />

mineralogía, han dado lugar a tres ambientes principales reconocidos (John et al., 1999; John, 2001; tabla<br />

6-1).<br />

En el presente trabajo de tesis se utilizaron los términos universalmente aceptados en la actualidad: Alta<br />

sulfuración (AS), Sulfuración intermedia (SI) y Baja sulfuración (BS), según Hedenquist et al. (2000), los<br />

cuales se basan en el estado de “sulfuración” de las paragénesis hipógenas de los sulfuros (tabla 6-2). Este<br />

concepto fue introducido por Barton y Skinner (1967) y Barton (1970) y se refiere a la estabilidad o estado<br />

de los sulfuros en función de f S 2 (fugacidad de azufre) y temperatura (figura 6-4).<br />

Figura 6-4: Estado de sulfuración de las paragénesis hipógenas de los sulfuros y ubicación de los distintos tipos<br />

epitermales dentro de este marco. Modificado de Einaudi, et al. (2003).<br />

Como puede verse en esta figura los tres tipos de depósitos evolucionan hacia los estados de “sulfuración”<br />

más baja, principalmente producto de la interacción fluido-roca. Lo que también queda claramente manifiesto<br />

es que las mayores diferencias entre los tres estilos radican fundamentalmente en las primeras etapas en la<br />

evolución del fluido mineralizante.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 112


Además del estado de “sulfuración”, hay otros conceptos generales que le dan el marco a cada uno de estos<br />

tipos. Así las características del fluido (principalmente su salinidad), el ambiente geotectónico, los controles<br />

en el emplazamiento de la mineralización, y el origen del azufre, entre otros, son utilizados en la<br />

diferenciación de estos tipos (tabla 6-2).<br />

Vale la aclaración de que, según se ha visto en los ejemplos a nivel mundial, suele ser común la transición<br />

entre AS y SI para un mismo depósito, siendo más rara la relación espacial como genética entre AS y BS o<br />

SI y BS.<br />

Tabla 6-2: Características generales en la diferenciación entre los tres tipos principales de depósitos epitermales.<br />

Compilado de Sillitoe (1993); Hedenquist et al. (1996); Cooke y Simmons (2000); Hedenquist et al. (2000); Gemmell<br />

(2002); Sillitoe y Hedenquist (2003) y Camprubi (2003).<br />

Ahora bien, como las características descriptas en la tabla 6-2 se refieren principalmente a la génesis de los<br />

depósitos de tipo epitermal, resulta muy compleja su aplicación en la exploración de los mismos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 113


En la tabla 6-3 se resumen los rasgos característicos de campo que presentan cada uno de estos tipos,<br />

obviamente producto de interacción entre los items involucrados en la tabla 6-2. De esta manera se llega a<br />

los principales puntos a tener en cuenta al momento de la búsqueda de estos depósitos, y fue a través de la<br />

combinación entre las propiedades de ambas tablas que se llegó a la clasificación de las mineralizaciones<br />

ubicadas dentro del área de tesis.<br />

Para la asignación de un depósito mineral a uno de los subtipos epitermales debe usarse la mayor cantidad<br />

de elementos posibles, ya que casi cualquiera de éstos puede dar lugar a una clasificación errónea por si<br />

solo, ya sea por evolución de un subtipo a otro o por superposición de subtipos dentro de un distrito minero,<br />

como por características particulares de un determinado lugar.<br />

Tabla 6-3: Fundamentales criterios de campo para la diferenciación entre los tres tipos principales de depósitos<br />

epitermales. Compilado de Sillitoe (1993); Hedenquist et al. (1996); Cooke y Simmons (2000); Hedenquist et al.<br />

(2000); Gemmell (2002); Sillitoe y Hedenquist (2003) y Camprubi (2003).<br />

Los depósitos epitermales de tipo Baja Sulfuración se forman por la precipitación de fluidos hidrotermales<br />

ricos en gases (CO 2 y H 2 S), de pH casi neutro, en general a temperaturas menores a 300°C, con un aporte<br />

principalmente de aguas meteóricas, aunque a veces con participación de aguas magmáticas.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 114


Finalmente, a medida que se fueron conociendo los depósitos, surgieron, con base empírica, varios intentos<br />

de subdivisiones entre los depósitos de baja sulfuración (Bonham, 1986; Sillitoe, 1993; White y Poizat,<br />

1995, Sillitoe y Hedenquist, 2003), aunque de todas maneras, existen mineralizaciones de este tipo pero<br />

con características muy particulares como el Cerro Rico de Potosí (Bolivia) con Sn-Ag y metales base, que<br />

aún permanecen poco estudiados.<br />

De la integración de las subdivisiones propuestas surge como principal herramienta de discriminación la<br />

composición del magma asociado al depósito, lo que a su vez da lugar a variación en la composición del<br />

fluido hidrotermal y mineralogía entre otras.<br />

De esta manera se los subdivide según se encuentran relacionados a rocas alcalinas o a rocas subalcalinas.<br />

Seguramente con el aumento del conocimiento sobre este tipo de depósitos, los subtipos serán más<br />

claramente diferenciables, pero hasta el momento son los criterios manifiestos en la tabla 6-2 los utilizados<br />

para la realización de esta discriminación.<br />

Tabla 6-4: Características de los dos subtipos de depósitos epitermales de baja sulfuración. Compilado de Sillitoe (1993)<br />

y Sillitoe y Hedenquist (2003).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 115


MINERALIZACIÓN EN EL ÁREA<br />

En el área de trabajo se han reconocido varias manifestaciones de actividad hidrotermal jurásica, como<br />

vetas y brechas epitermales con anomalías en oro y plata, sectores con alteración hidrotermal,<br />

estructuras estromatolíticas (Guido et al., 2002a) y sinter silíceo (<strong>Lopez</strong> et al., 2003), representantes de<br />

los distintos niveles reconocidos dentro de un sistema epitermal en actividad durante el Jurásico, que<br />

gracias a la acción de la erosión y tectónica post-jurásica se presentan aflorando en forma contigua<br />

(figura 6-5).<br />

Dentro del conjunto de las mineralizaciones se destacan la veta Eureka y las vetas del Sector La Mariana<br />

(también conocido como Mariana sur o Marianas), tanto por sus dimensiones, como por sus texturas y<br />

valores en metales preciosos.<br />

Figura 6-5: Distribución de las manifestaciones hidrotermales en el área de estudio (ver Anexo A2).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 116


SECTOR VETA EUREKA<br />

Esta estructura se halla en el extremo sudoeste del área de estudio, en campos de las estancias Los<br />

Tordos (al oeste) y Cerro Negro (al este) (figura 1-3) y posee como coordenadas centrales aproximadas:<br />

2396500 / 4807000 (figura 6-6, ver Anexo A3).<br />

Figura 6-6: Mapa de detalle de la veta Eureka.<br />

Al norte del extremo noroccidental de la veta se encuentra un conjunto de vetas y vetillas de cuarzo,<br />

calcedonia y calcita, que debido a sus particulares características fueron reunidas bajo la denominación<br />

Vetilleo Norte (figura 6-5) y se tratarán por separado.<br />

La veta Eureka fue descubierta por geólogos de la Empresa Pegasus Gold International Inc. durante la<br />

primera etapa de intensa actividad exploratoria por parte de las empresas mineras en el Macizo del<br />

Deseado promediando el año 1995, luego del hallazgo del Distrito Minero Cerro Vanguardia. Después de<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 117


elevamientos de superficie y un pequeña cantidad de perforaciones, pasó a ser de la compañía minera<br />

Newcrest Inc. quien realizó una “Joint Venture” (Unión Transitoria de Empresas) con MIM Argentina S.A.<br />

Juntas realizaron mapeo de las estructuras presentes, distintos tipos de muestreos, perfiles geofísicos y<br />

algunas perforaciones. Durante el primer semestre del año 2000 esta Joint Venture decidió no continuar<br />

con las tareas de exploración que se encontraba haciendo en Argentina, al igual que la gran mayoría de<br />

las empresas mineras, en gran parte debido a una baja importante en el precio del oro. Tres años más<br />

tarde la empresa australiana Oroplata Inc. realiza una nueva Joint Venture con la empresa MIM<br />

Argentina y más tarde, para mediados de 2003, pasa a hacerse cargo del 100% del proyecto la empresa<br />

Andean Resources Limited, pero en éstos últimos casos con el fin principal de realizar tareas de<br />

exploración en las adyacencias del Cerro Negro, dejando postergada para una segunda etapa<br />

exploratoria a la veta Eureka.<br />

Dentro de las tareas realizadas en la presente tesis doctoral y en función del tamaño y complejidad de la<br />

veta, se han realizado varios trabajos de campo, donde se fueron tomando muestras para la<br />

caracterización del cuerpo mineralizado mediante distintas técnicas analíticas (petrografía, calcografía,<br />

difracción de rayos X, inclusiones fluidas, entre otras). Además, sobre la misma se confeccionó un<br />

levantamiento de detalle con teodolito escala 1:2.500, que finalmente fue graficado en un mapa a escala<br />

aproximada 1:15.000 y en un conjunto de perfiles (figura 6-6, figura 6-7).<br />

De todo este trabajo surge que la veta está representada principalmente por un relleno multipulso de<br />

composición silícea (cuarzo-calcedónico), que aflora en forma discontinua a lo largo de 4,5 km mediante<br />

un conjunto de lomadas ligeramente dislocadas, de rumbo general ONO (azimut N 300° a 310°).<br />

La veta es de carácter subvertical, inclinando la mayoría de los casos hacia el SSO.<br />

Aunque las características de la veta son muy variables a lo largo de su corrida, desde un principio, se la<br />

ha podido subdividir en tres sectores con rasgos comunes: Noroeste, Centro y Sudeste (figura 6-6). Se<br />

verá más adelante que el resto de las características de la veta (mineralogía, texturas de cuarzo,<br />

geoquímica, etc.) apoyan esta subdivisión.<br />

Es así que en relación al tipo de rocas que alojan la veta se ha visto que hacia el extremo noroeste la<br />

veta está emplazada en un pequeño afloramiento del Cuerpo subvolcánico dacítico fuertemente alterado;<br />

siguiendo por su corrida pasa rápidamente a tener como roca de caja a las coladas andesíticas<br />

intermedias mientras que hacia el sector central prevalecen las ignimbritas y en el sudeste las tobas, en<br />

éstos dos últimos casos con intensa silicificación (figuras 6-6 y 6-7).<br />

Con la morfología y espesor de la veta ocurre algo similar: en el noroeste es característica la presencia<br />

de un cuerpo principal de hasta 25 m de potencia, pasando al sector central a estar subdividida en 2 ó 3<br />

ramas de 1 a 4 m de potencia, mientras que hacia el sudeste se manifiesta como angostas ramas que se<br />

entrecruzan, en el orden de centímetros a decenas de centímetros, con “caballos” de roca de caja<br />

silicificada entre ellas (fotos 6-1, figura 6-7).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 118


Figura 6-7: Perfiles de detalle de los sectores Noroeste, Centro y Sudeste de la veta Eureka.<br />

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Fotos 6-1: vista de los afloramientos de la veta Eureka A: Noroeste, B: Centro y C: Sudeste.<br />

Otra característica que se pudo observar en el campo es que se trata de una veta compuesta por un<br />

conjunto de pulsos de relleno y reemplazo con crecimiento de tipo sintaxial (Durney y Ramsay, 1973),<br />

esto es, a partir de un único plano ubicado en el centro de la fractura por donde penetra el fluido<br />

hidrotermal cristalizando sobre ambas paredes. Por lo tanto el último material precipitado es el que se<br />

encontrará hacia el centro de la veta mientras que los primeros estadíos se ubicarán hacia el contacto de<br />

la veta con la roca de caja. Por otra parte se ha visto que este crecimiento puede ser tanto de tipo<br />

simétrico como asimétrico.<br />

La sucesión en el tiempo de estos pulsos es lo que permite que, producto de un continuo cierre<br />

(principalmente por precipitación de minerales) y apertura (debido a sobrepresiones originadas por los<br />

propios fluidos hidrotermales y/o por movimientos tectónicos) de espacios abiertos (mecanismo tipo<br />

“crack-seal” según Ramsay, 1980) se generen espesores mayores a la decena de metros, como en el<br />

caso de la veta Eureka (foto 6-1A).<br />

Sobre ésta se ha podido discriminar un total de siete pulsos, en base a los componentes principales y a<br />

sus texturas mesoscópicas. Más adelante se analizará la relación entre esta discriminación de pulsos<br />

basada en observaciones de campo y el estudio microscópico de las texturas de cuarzo.<br />

Los eventos en orden cronológico son:<br />

Bandeado Costriforme: caracterizado por bandas de 5 a 10 cm., compuestas por cuarzo sacaroide<br />

blanco, cuarzo gris con cristales de pirita fresca o boxwork de la misma y cuarzo cristalino. Asociado a<br />

este y hacia los bordes hay también unos 2-3 cm reemplazos pseudomórficos de cristales de calcita de<br />

tipo “bladed” (Morrison et al., 1989) (fotos 6-2).<br />

Fotos 6-2: A: Bandeado costriforme en el sector noroeste de veta Eureka y B: detalle donde en el borde derecho se<br />

observa estructura brechosa.<br />

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Brecha Silícea: Clastos del evento anterior, subangulares de hasta 3 cm de diámetro en un cemento de<br />

cuarzo sacaroide, a veces ferruginoso. La relación clasto / cemento es aproximadamente de 1:1,5.<br />

Bandeado Coloforme: Milimétricas bandas de cuarzo fino y calcedonia de colores claros blanco, gris y<br />

amarillo, con abundantes drusas o con cuarzo sacaroide rosado hacia el sector central (fotos 6-3 A). Es<br />

muy común que dentro de este evento, algunos pulsos generen brechas dando lugar a texturas en<br />

cucarda (fotos 6-3 B).<br />

Fotos 6-3: Bandeado coloforme A: formando geodas y B: estructura en cocarda.<br />

Brecha Silíceo Ferruginosa: Compuesta por clastos de los pulsos anteriores, generalmente angulosos,<br />

de entre 2 y 5 cm de diámetro, aunque con individuos hasta 20 cm. Comúnmente tiene la particularidad<br />

de presentarse con textura en rompecabezas. El cemento silíceo-ferruginoso de color rojo (fotos 6-4).<br />

Fotos 6-4: Brecha silíceo ferruginosa A: vista de afloramiento y B: detalle donde pueden observarse clastos con<br />

bandeado coloforme.<br />

Evento Limonítico: Caracterizado por la presencia de limonitas y óxidos de manganeso, de colores negro<br />

y ocres, en la mayoría de los casos mezclado con sílice. Muchas veces puede verse un reborde de color<br />

caramelo rodeando sectores centrales de color negro, lo que puede interpretarse como que el color<br />

caramelo se debe a la oxidación de minerales de Fe y/o Mn (foto 6-5 A). Se dispone como cemento de<br />

brecha o metido en los pulsos bandeados anteriores originando un Pseudobandeado (fotos 6-5 B).<br />

También aparece como reemplazo de carbonatos.<br />

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Fotos 6-5: Evento limonítico A: en afloramiento B: detalle donde se observa el “Pseudobandeado”.<br />

Cuarzo Masivo: Venas de espesor irregular de hasta 30 cm de potencia, de cuarzo blanco, sacaroide a<br />

lechoso, que se disponen cortando los pulsos anteriores. Es característico de sector central de la veta<br />

Eureka (fotos 6-1 B).<br />

Multibrecha: En esta brecha se distinguen clastos<br />

silíceos blancos de aparente textura maciza con<br />

bordes desdibujados, en un cemento silíceo<br />

ferruginoso. Como este evento aparece en el sector<br />

sudeste de la veta, llegando a ser el único pulso<br />

presente en el extremo sudeste, se interpreta que los<br />

clastos pueden pertenecer a varias de las texturas<br />

anteriores, que al brecharse, ser transportados,<br />

reaccionar con el fluido, y recristalizar perdieron su<br />

textura original.<br />

Fotos 6-6: vista del afloramiento de la “Multibrecha”.<br />

Cabe aclarar en algunas partes del sector central, y concentrándose hacia el SE, aparecen dentro de la<br />

veta, lentes con una textura altamente porosa denominada durante los trabajos de campo como<br />

estructura en Panal de Abejas (fotos 6-7). Se interpreta a la misma, como el reemplazo de las rocas<br />

piroclásticas (ignimbritas y tobas) por sílice a poca<br />

profundidad (50-100 m).<br />

No es clara su vinculación con alguno de los<br />

eventos que generaron las texturas anteriormente<br />

descriptas, pero no genera brechamiento, sino<br />

reemplazo de la matriz y milimétricas bandas<br />

costriformes simétricas paralelas a la orientación<br />

general de la Veta Eureka. Se entiende, por lo<br />

tanto, que estas bandas se ubican en las fracturas<br />

por donde ascendieron los fluidos hidrotermales<br />

silíceos.<br />

Fotos 6-7: Estructura en Panal de abejas.<br />

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A modo de generalización se podría decir que en el sector Noroeste los principales pulsos encontrados<br />

son Bandeado Costriforme, Brecha Silícea, Bandeado Coloforme, Brecha Silíceo Ferruginosa y Evento<br />

Limonítico, mientras que en el central los más abundantes son Bandeado Coloforme, Brecha Silíceo<br />

Ferruginosa, Cuarzo Lechoso y textura en Panal de Abejas y en el sector sudeste solo se encuentran<br />

presentes la Multibrecha y la textura en Panal de Abejas (figura 6-7) .<br />

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SECTOR ESTANCIA LA MARIANA<br />

Este sector fue reconocido por distintas compañías mineras que le otorgaron denominaciones varias<br />

como Proyecto Marianas, Mariana Sur, etc. La historia de exploración en este sector es similar a la de la<br />

veta Eureka. Aquí se llevaron a cabo muestreos en canaleta, perfilajes geofísicos, trincheras y algunas<br />

perforaciones, porque si bien las corridas y anchos aflorantes eran muy inferiores a los de la veta<br />

Eureka, los valores registrados en superficie resultaron más alentadores, hasta 200 g/t Au<br />

(www.andean.com.au).<br />

En este sector se destaca la presencia de dos estructuras vetiformes (La Mariana Norte y La Mariana<br />

Sur), así como sectores con intensa argilización y oxidación.<br />

Sobre las vetas se realizó un mapeo de detalle a escala 1:2500, utilizando cinta métrica y brújula (figura<br />

6-8). Al mismo tiempo se hizo un toma sistemática de muestras con el fin de llegar a la caracterización<br />

de estas vetas. Las observaciones llevaron a las siguientes descripciones e interpretaciones:<br />

La Mariana Norte<br />

Esta estructura mineralizada aflora discontinuamente a lo largo de 250 m según rumbo N80°, inclinando<br />

fuertemente al norte (75°-85°). Tiene un espesor<br />

promedio de 1 m, con sectores llegando a los 5 m<br />

en el extremo oriental (foto 6-9A).<br />

La roca de caja observada en superficie<br />

corresponde a ignimbritas con alto grado de<br />

argilización y oxidación, mientras que se ha<br />

observado la presencia de facies fenoandesíticas<br />

como clastos dentro de la veta (foto 6-8), así<br />

como en los rechazos de las perforaciones de aire<br />

reversa, lo que hace pensar que pocos metros<br />

debajo de la superficie se encuentra el contacto<br />

entre ambas unidades.<br />

Foto 6-8: Clastos de fenoandesitas en la veta La Mariana<br />

Norte.<br />

Desde este a oeste, comienza con 50m de rodados alineados de cuarzo masivo sacaroide con un halo<br />

de alteración de 5 m de ancho compuesto por roca volcaniclástica oxidada.<br />

Cuando comienzan los afloramientos in situ de la veta, se reconoce la misma textura, en este caso con<br />

algunos granos de pirita de tamaño muy fino (de 100 a 500 µ), a la que se les suma un bandeado<br />

coloforme conformando por milimétricas bandas de cuarzo fino, calcedonia y algunas pequeñas bandas<br />

de adularia parcialmente argilizada (foto 6-9B). Las bandas de cuarzo con mayor porosidad, presentan<br />

limonitas y minerales de Fe-Mn de colores amarillo, naranja y negro, rellenando los huecos. También en<br />

este sector aparece la textura brechosa, compuesta por clastos de roca fenoandesítica con intensa<br />

piritización en un cemento silíceo microcristalino.<br />

En este sector de la veta pero a unos 40 m hacia el norte se encontró la locación de un antigua<br />

perforación perpendicular a la veta e inclinando aproximadamente 50° en dirección a la misma. Allí se<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 124


pudo observar, en los rechazos (“cutting”), fragmentos de veta y roca de caja (andesita) con cristales y<br />

boxwork de pirita de 2 mm de lado.<br />

Figura 6-8: Mapa de las vetas del sector Estancia La Mariana.<br />

Siguiendo hacia el oeste, la estructura comienza a aflorar de manera saltuaria y en sectores pasando a<br />

ser un vetilleo en lugar de una única rama, con las mismas texturas, aunque aparecen también algunas<br />

cucardas y reemplazos pseudomórficos de cristales de calcita.<br />

La alteración de la roca de caja sigue siendo argilización, oxidación y en menor grado piritización,<br />

aunque disminuyendo en intensidad hacia la parte occidental.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 125


Fotos 6-9: Veta La Mariana Norte. A: vista del afloramiento hacia el oeste, en el fondo basaltos terciarios. B:<br />

Bandeado costriforme con cuarzo masivo en la parte inferior y bandeado coloforme hacia arriba.<br />

La Mariana Sur<br />

Esta estructura aflora de manera discontinua a lo largo de 100 m en dirección N100°-110° (foto 6-10A),<br />

aunque se extiende en cada uno de sus extremos unos 50 m como pequeños rodados alineados o<br />

“floats”. Se presenta vertical, con espesores máximos de 1 m. La roca de caja es de carácter<br />

volcaniclástico, pero de difícil asignación debido a su alto grado de alteración (argilización, silicificación y<br />

oxidación).<br />

La estructura consiste en un vetilleo fino (en el orden de centímetros, llegando a 40 cm de potencia) de<br />

cuarzo sacaroide, llegando muchas veces, a formar brechas o stockwork (foto 6-10B). Una característica<br />

destacable de esta estructura es la alta porosidad que poseen los “caballos” de roca de caja entre las<br />

vetillas, en la mayoría de los casos rellena por óxidos de Fe y Mn.<br />

Fotos 6-10: Veta La Mariana Sur. A: vista del afloramiento al este. B: Brecha con clastos de cuarzo blanco masivo en<br />

cemento limonítico.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 126


OTROS SECTORES CON EVIDENCIAS DE MINERALIZACIÓN<br />

Dentro del área de tesis existen otros sectores con evidencias de mineralización, que aunque sin<br />

importancia desde el punto de vista minero, revisten un importante complemento para la interpretación<br />

del sistema hidrotermal en su conjunto. Estos se han denominado: Vetilleo Norte, Cerro Solo, Área<br />

Puesto Solo, Paragüitas, Brecha Hidrotermal Central, Brecha Centro Volcánico Cerro Tetis y Brecha<br />

Marianas (figura 6-5).<br />

Vetilleo Norte<br />

Consiste en un conjunto de vetas y vetillas que se ubica al norte del sector noroeste de la veta Eureka y<br />

se diferencia de esta última principalmente por su composición, orientación y roca de caja (figura 6-9 y<br />

fotos 6-11).<br />

Se puede subdividir en dos: las vetillas del norte, de composición cuarcítica y las del sur representadas<br />

principalmente por calcita.<br />

Figura 6-9: Mapa geológico-minero del área Vetilleo Norte<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 127


Las de relleno silíceo aparecen dentro de franjas de propilitización y argilización cuando se ubican dentro<br />

de rocas de composición intermedia, otorgándole un color castaño verdoso y un aspecto arcilloso<br />

fácilmente distinguible a la escala de afloramiento. Estas franjas tienen un ancho de 0,5 m – 2 m y se<br />

ubican en forma subparalela al vetilleo.<br />

Fotos 6-11: A: Afloramiento del sector Vetilleo Norte, B: pulso de cuarzo sacaroide con geodas cristalizadas como<br />

Amatista y C: un detalle de veta de calcita.<br />

Cuando se disponen en rocas con tendencia ácida, las alteraciones principales son argilización y<br />

silicificación disponiéndose en forma más pervasiva y no tan restringida al contacto con el vetilleo.<br />

Son un total de ocho estructuras, que se disponen según dos orientaciones principales: NO-SE y E-O.<br />

Su inclinación es generalmente subvertical, aunque se han observado inclinaciones de hasta 50° S, en<br />

casos donde el emplazamiento de las vetas tuvo un importante control litológico.<br />

Los sectores con vetilleos poseen en general corridas de entre 20 y 30 m, llegando a los 100 m, con<br />

anchos variables entre 2 cm y 1 m (la mayor potencia hacia el este) y relleno de cuarzo en peine. El<br />

entrelazamiento de las vetillas da lugar a la generación de textura brechosa.<br />

Por otro lado, las vetillas carbonáticas, totalizan un conjunto de siete estructuras. Están constituidas por<br />

2, 3 ó 4 sectores de hasta 40 cm de potencia con vetillas entrelazadas, pudiendo llegar a unificarse<br />

conformando espesores de hasta 1 m, pasando a ser vetas y no vetillas (foto 6-11 C). Se encuentran<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 128


enmarcadas en franjas de alteración propilítica de hasta 10 m de ancho. La orientación principal es NO-<br />

SE, aunque se han observado algunas N-S contorneando al Cuerpo subvolcánico andesítico. Se<br />

encuentran compuestas en más del 95% en volumen de calcita según cristales euhedrales de hasta 5<br />

cm de largo. El resto puede estar representado por cuarzo sacaroide o amatista (foto 6-11 B), adularia y<br />

pirita. Cuando las vetillas poseen cuarzo este se encuentra hacia los bordes, mientras que en el centro<br />

se disponen grandes cristales euhedrales de calcita.<br />

Cerro Solo<br />

Esta manifestación se ubica en el extremo nororiental del área de tesis y consiste en un pequeño cerro<br />

de unos 500 m de diámetro compuesto por una sucesión de unidades volcaniclásticas con un muy<br />

intenso grado de silicificación que sobresale en una pampa de sedimentos modernos.<br />

Durante los trabajos de procesamiento de imágenes satelitales previo a las tareas de campo (Capítulo 2)<br />

se realizaron combinaciones entre bandas para observar posibles zonas de alteración hidrotermal. Fue<br />

en esta etapa donde se detectó que este afloramiento poseía una coloración celeste verdosa propio de<br />

silicificaciones de origen hidrotermal. Se determinó que sobre las rocas volcaniclásticas se sobrepone<br />

una intensa silicificación y subordinadamente argilización y oxidación.<br />

A su vez, se encontró una estructura vetiforme de corrida y espesor muy irregulares, a lo largo de 150 m<br />

en dirección NO-SE y con una potencia máxima de 50 cm. Esta posee un alto grado de oxidación lo que<br />

le otorga un color violáceo morado y se encuentra constituida por una brecha de clastos de rocas<br />

volcaniclásticas totalmente silicificados y cemento calcedónico.<br />

La mayor parte del cerro se encuentra densamente diaclasado en la misma dirección, dando lugar a<br />

paquetes (o lajas) de roca de 10 a 20 cm de ancho. Algunas de estas fracturas, especialmente próximo a<br />

la estructura vetiforme, se encuentran rellenas con limonitas, sumando evidencias de la fuerte relación<br />

entre la disposición de las mineralizaciones y la tectónica .<br />

Área Puesto Solo<br />

Este sector, ubicado al este del área de tesis con coordenadas aproximadas 240400/4808300 se<br />

encuentra alineado y en afloramiento continuo, hacia el sudeste, con las rocas hidrotermalmente<br />

alteradas del proyecto Cerro Negro, sobre un gran lineamiento regional de rumbo NO.<br />

Consiste en un conjunto de afloramientos, orientados NO-SE en su mayoría, compuestos por tobas de<br />

caída e ignimbritas con grado medio de aplastamiento y cristaloclastos de cuarzo, sanidina y biotita.<br />

Se pudo observar que a medida que se aproximaban al proyecto Cerro Negro comenzaba a<br />

manifestarse algún grado de silicificación, primero restringiéndose a un nivel superior de ignimbritas<br />

silicificado de manera pervasiva, con algunos sectores presentando una brecha hidrotermal compuesta<br />

por clastos de roca de caja silicificada en un cemento de cuarzo masivo de color gris, con pátinas de<br />

óxidos de hierro. Continuando hacia el sudeste, los afloramientos pasaban a estar compuestos<br />

totalmente por brecha hidrotermal con clastos de tobas e ignimbritas silicificados, con óxidos de hierro en<br />

las fracturas. Siguiendo en la misma dirección, cesa la silicificación y vuelven a observarse las rocas<br />

frescas.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 129


Paragüitas<br />

Esta manifestación se ubica en el centro norte del área de tesis, donde se concentran los principales<br />

afloramientos de las Ignimbritas pumíceas con típico patrón erosivo en forma de pequeños paraguas (ver<br />

capítulo 3). Sobre la mayoría de estos afloramientos se ha observado la presencia de un conjunto de<br />

vetillas de 2-3 cm de ancho rellenas de calcita, dispuestas sobre una fractura principal de actitud<br />

N340/66º, a la que se asocian ramas secundarias de rumbo N350 inclinando 80°, a modo de cizallas de<br />

Riedel tipo P (figura 4-7).<br />

Brecha Centro Volcánico Cerro Tetis<br />

Esta área con evidencias de la actividad de sistemas hidrotermales se ubica en el extremo sudeste de<br />

este complejo (figura), que ya fue descripto desde el punto de vista litológico dentro del capítulo 3.<br />

Aquí se ha observado un conjunto de afloramientos de rocas (tipo bochones) de coloración pardo rojiza,<br />

que debido a su intensa alteración resultaron de compleja identificación. La roca observada se manifiesta<br />

como una brecha de clastos angulosos, muchas veces con textura en rompecabezas. La composición es<br />

oligomíctica, dada por cristales de cuarzo, feldespato (intensamente argilizado) y biotita en una base<br />

afanítica con silicificación pervasiva, aunque cuando esta alteración es un poco más débil suelen<br />

encontrarse parches de óxidos de hierro. Dentro de los clastos se pudieron observar fantasmas de filetes<br />

con flujo convoluto, lo que confirmaría que se trata de rocas lávicas. El cemento es poco abundante, de<br />

composición limonítica y calcedónica y muchas veces resulta muy difícil distinguir el contacto clastocemento.<br />

Dentro de estos afloramientos se discriminaron sectores donde el cemento se disponía a modo<br />

de vetilleo subparalelo en dirección NO-SE.<br />

Brecha Hidrotermal Central<br />

Este sector se encuentra hacia el centro del área de tesis con coordenadas aproximadas GK<br />

2399500/4807800. El acceso hasta el mismo es sencillo, ya que debido a que la empresa MIM<br />

Exploraciones S.A. realizó aquí una perforación, existe una huella minera en buen estado. Esta<br />

manifestación también fue observada durante el procesamiento de las imágenes satelitales debido al<br />

intenso grado de silicificación que presenta.<br />

Consiste en una secuencia piroclástica compuesta básicamente por una brecha piroclástica proximal<br />

(facies piroclásticas de flujo Capítulo 3). Ésta es intruida por un conducto de lava riolítica y ambos son<br />

truncados en el techo, por una ignimbrita de 1,5 m de potencia, poco soldada y con abundantes pómez<br />

(figura 3-12).<br />

Dentro de las lavas riolíticas se ha encontrado un conjunto de fracturas en algunos casos rellenas<br />

conformando vetilleo calcedónico y de cuarzo en peine, que se hace muy difuso al llegar a la ignimbrita<br />

que está por encima. En el contacto entre la brecha y la ignimbrita aparece una silicificación pervasiva<br />

restringida principalmente al techo de la brecha y a toda de la ignimbrita, posiblemente debido a un alto<br />

grado de permeabilidad de esta última.<br />

Por arriba de la ignimbrita, y en el mismo trend que poseía el vetilleo en la lava riolítica aparece una<br />

estructura vetiforme con potencia media de 2m a lo largo de al menos 200m según la orientación N335°,<br />

debido a una nueva focalización del fluido hidrotermal. La misma se encuentra rellena por un bandeado<br />

crustiforme generado por la intercalación de bandas de cuarzo cristalino de 0,5 cm con otras de<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 130


composición silíceo ferruginosa y escasas limonitas. Posteriormente a este pulso ocurre un brechamiento<br />

hidrotermal que genera una brecha con clastos angulosos del bandeado y cemento silíceo ferruginoso<br />

con jarosita, presentando cuarzo amatista en algunos sectores.<br />

Sobre la ignimbrita que le hace de roca de caja se observó que además de la silicificación pervasiva, se<br />

encontraba altamente piritizada. Los cristales de pirita son de tamaño pequeño y se encuentran siempre<br />

en microfracturas de la ignimbrita silicificada, y por lo tanto representando un evento posterior al de la<br />

silicificación.<br />

Brecha La Mariana<br />

Esta ocurrencia responde a un afloramiento pequeño (unos 5 m de diámetro) de una brecha hidrotermal<br />

con clastos y cemento de cuarzo lechoso con algunos huecos rellenos por limonitas, pero reviste mayor<br />

importancia si se considera que forma parte de una unidad de roca que se encuentra silicificada en forma<br />

pervasiva (figura 6-2) que puede ser correlacionable con el nivel donde se encuentran alojados las<br />

estructuras estromatolíticas silíceas (capítulo 3).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 131


MANIFESTACIONES GEOTERMALES<br />

Como se ha visto en la caracterización general de los depósitos epitermales (tablas 6-2 y 6-3) las típicas<br />

manifestaciones de superficie de los tipo Baja Sulfuración, son los sinters, precipitados químicos y<br />

bioquímicos (White et al., 1964). Los más conocidos y sobre los que más se han realizado trabajos son<br />

los de composición silícea (Rice y Trewin, 1988, Cunneen y Sillitoe, 1989), pero los hay también<br />

carbonáticos (Walter, 1976, Guo y Riding, 1998). La diferencia es que existen muchos más ejemplos de<br />

los primeros debido a su alta resistencia a la erosión y alteración hidrotermal, mientras que los segundos,<br />

más conocidos como depósitos estromatolíticos o travertinos, suelen estar reemplazados por sílice o<br />

directamente erosionados. Más aún, estos últimos no poseen una relación tan directa con las<br />

mineralizaciones económicas (de composición principal silícea) pero si son importantes indicadores de la<br />

acción de un sistema hidrotermal.<br />

Su importancia se ve realzada al ser una de las pocas evidencias activas que pueden utilizarse en el<br />

estudio de este tipo de depósitos (Henley y Ellis, 1983).<br />

Figura 6-10: Manifestaciones geotermales en el Macizo del Deseado y su vínculo con la mineralización epitermal.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 132


Estas manifestaciones se originan cuando los fluidos hidrotermales saturados (en sílice o bicarbonato) y<br />

pertenecientes a sistemas geotermales activos (Hot spring) descargan en la superficie (White et al.,<br />

1989; Henley y Hedenquist, 1986).<br />

Depósitos de tipo Hot spring han sido hallados en el Macizo del Deseado. Los principales ejemplos de<br />

sinters silíceos son los de La Marciana (Guido et al., 2002b), Las Margaritas (<strong>Lopez</strong> et al., 2003) y San<br />

Agustín (Guido, en prep.), mientras que depósitos carbonáticos han sido identificados en La Marcelina<br />

(Marchionni, 1999), El Macanudo-El Mirasol (Schalamuk et al., 1999b) La Mariana-Eureka (Guido et<br />

al., 2002a), La Josefina (Moreira et al., 2002) y Manantial Espejo (Echeveste, 2005) (figura 6-10).<br />

Dentro del área de tesis se encuentran representados ambos tipos de depósitos: el sinter silíceo “Las<br />

Margaritas” y las estructuras estromatolíticas de naturaleza carbonática parcialmente reemplazadas por<br />

sílice (figura 6-2).<br />

La descripción de las manifestaciones geotermales encontradas dentro del área de estudio fue<br />

desarrollada en el capítulo 3 como Facies Estromatolíticas y Facies de Sinter silíceo, mientras que los<br />

resultados de los análisis a los que fueron sometidos se verán más adelante, junto al tratamiento de las<br />

mineralizaciones.<br />

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MINERALOGÍA<br />

La caracterización mineralógica de las estructuras mineralizadas ubicadas dentro del área de tesis ha<br />

sido realizada a través del estudio de cortes petrográficos, secciones pulidas, difracción de rayos X y en<br />

algunos casos microscopio electrónico.<br />

Como es típico de las mineralizaciones epitermales de Baja Sulfuración, más del 95% del relleno de las<br />

vetas y vetilleos está representado por minerales del grupo de la sílice (cuarzo, calcedonia y ópalo) en<br />

una amplia gama de grados y tamaños de cristalización, así como dando lugar a distinto tipo de texturas<br />

de relleno, recristalización y reemplazo (según Dong et al., 1995, ver texturas de cuarzo). La excepción<br />

está hecha por las vetillas del sur del Vetilleo Norte y las del sector Paragüitas donde el mineral más<br />

abundante, es calcita.<br />

Otros minerales identificados, con menor grado de representatividad fueron adularia, laumontita, pirita,<br />

hematita, limonitas, galena, plata nativa y sulfosales de plata entre otros.<br />

Minerales transparentes<br />

Minerales del grupo de la sílice<br />

El cuarzo es la variedad más abundante dentro de este grupo, aunque también se han encontrado las<br />

variedades calcedonia y ópalo.<br />

El cuarzo de cristalización primaria, está representado por individuos con largos desde milímetros hasta<br />

varios centímetros. La mayoría de las veces se disponen tapizando espacios abiertos (fracturas o<br />

cavidades) dando lugar a bandas o drusas con crecimiento de tipo sintaxial, con un aumento del tamaño<br />

de grano desde el borde hacia el centro. Se lo encuentra de coloraciones diversas como blanco (por<br />

abundantes inclusiones intracristalinas), rojo (debido a la presencia de óxidos de hierro), violáceo (cuarzo<br />

amatista) o directamente transparente.<br />

También se ha reconocido cuarzo producto de recristalización de variedades metaestables como el<br />

ópalo o como reemplazo de calcita. Aquí el cuarzo se<br />

encuentra en individuos de tamaño pequeño, y es<br />

comúnmente denominado cuarzo sacaroide.<br />

El cuarzo de veta, el íntimamente relacionado a las<br />

mineralizaciones económicas, fue analizado por isótopos<br />

de plomo, para, mediante la comparación con los valores<br />

registrados en las rocas de caja, interpretar el origen del<br />

mismo.<br />

La calcedonia y el ópalo se reconocieron principalmente<br />

en las texturas bandeadas halladas en la veta Eureka. Allí<br />

se encontraban intercaladas con cuarzo cristalino según<br />

10-20 capas de alrededor de 1 cm de espesor. Las<br />

coloraciones eran variables desde blanco, castaños claros<br />

a grises (foto 6-12).<br />

Foto 6-12: Bandeado coloforme en veta Eureka<br />

con alternancia de bandas de cuarzo y<br />

calcedonia<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 134


Calcita<br />

Por un lado es el relleno principal en vetas y vetillas del sector sur del Vetilleo Norte y por otro forma<br />

parte de los primeros estadíos de las vetas bandeadas cuarzosas La Mariana Norte y Eureka.<br />

En el primer caso se encuentra como relleno de vetillas, como calcita espática con cristales que van<br />

desde 1 a 5 cm de lado (fotos 6-13 A), mientras que en el segundo se manifiesta como platicalcita<br />

(calcita en agregados laminares) o como calcita en cristales escalenoédricos, totalmente reemplazados<br />

por cuarzo y/o limonitas(fotos 6-13 B).<br />

Foto 6-13: Ejemplares de calcita en el área de tesis A: Calcita espática en Vetilleo Norte. B: Platicalcita reemplazada<br />

por cuarzo en veta Eureka<br />

Esta especie mineral fue también reconocida de manera indirecta, a través de reemplazos<br />

pseudomórficos por cuarzo o a través de moldes, generalmente a partir de cuarzo macizo primario que al<br />

penetrar en las vetas toma la forma negativa de los cristales de calcita. Estos se reconocieron en la veta<br />

Eureka y en La Mariana norte con hábitos de calcita tabular (foto 6-14 A) y granular (foto 6-14 B)<br />

respectivamente.<br />

Fotos 6-14: Moldes de distintos tipos de calcita. A: Tabular y B: Granular.<br />

Adularia<br />

Es otro de los minerales transparentes de importancia pero poco abundante. Representa a la variedad<br />

de feldespato potásico estable en los sistemas hidrotermales de baja temperatura. Su importancia radica<br />

en que es buen indicador de condiciones de ebullición del sistema hidrotermal, proceso generalmente<br />

asociado a la precipitación de los elementos con importancia económica: oro y plata.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 135


En el área fue observada de dos maneras diferentes. A mesoescala, como producto de intensa<br />

alteración de la roca de caja en contacto con el extremo noroeste de la veta Eureka, donde se<br />

caracteriza por constituirse en agregados de cristales del feldespato de 2-3 mm de lado, de color rosado.<br />

También fue observada en las secciones delgadas, como cristales individuales de hábito pseudorómbico,<br />

de hasta 60 µ de largo, junto a cuarzo en parches dentro de ignimbritas que le hacen de caja a la veta<br />

Eureka (foto 6-15 A y B) o de hábito tabular, de 50 a 120 µ de largo, creciendo a partir de las estructuras<br />

radiales de esferulitas en lavas riolíticas (foto 6-15 C y D).<br />

Fotos 6-15: Ejemplares de adularia. A y B: Adularia pseudorómbica en vetilleo de cuarzo sobre lavas riolíticas. C y D:<br />

Adularia tabular asociada a esferulitas<br />

Laumontita<br />

Los minerales del grupo de las zeolitas suelen encontrarse en ambientes que fueron sometidos a<br />

actividad hidrotermal. Representan el producto de la alteración de rocas volcánicas, dando lugar a vetas<br />

o vetillas mediante la lixiviación, transporte y precipitación de los cationes en las fracturas a través de las<br />

cuales circulaban en ambientes someros más fríos.<br />

La laumontita CaAl 2 Si 4 O 12·4(H 2 O), de origen hidrotermal, indicativa de altas temperaturas (hasta 260°C),<br />

fue reconocida por Depine et al. (2003) en volcanitas jurásicas de la Cordillera Patagónica Septentrional,<br />

en la provincia del Neuquén. En el Macizo del Deseado solo fue mencionada la presencia de estilbita<br />

(Mykietiuk y Lanfranchini, 2005, Echeveste, 2005), que es la variedad de zeolitas cálcicas de baja<br />

temperatura (


En el área de tesis la laumontita se encuentra rellenando la parte externa de vetillas de 5-20 cm de<br />

espesor, donde el centro está ocupado por calcita. Forma parte del sector sur del Vetilleo Norte, y se<br />

encuentra encajada en el cuerpo subvolcánico andesítico y en la lavas andesíticas intermedias. Se<br />

presenta como un agregado fino de color salmón y brillo mate, de aspecto terroso y friable, distinto a sus<br />

características hipógenas, posiblemente debido a una posterior alteración meteórica. En los casos en<br />

que esto ocurre la variedad es denominada leonhardita (Gottardi y Galli, 1985).<br />

Por tal motivo, el reconocimiento mineralógico fue detectado mediante la realización de difracción de<br />

rayos X del material pulverulento rosado, donde se observaron los picos representativos de la especie<br />

mineral (figura 6-11 y foto 6-16).<br />

Figura 6-11: Difractograma donde se confirma la<br />

presencia de Laumontita.<br />

Foto 6-16: Vetilla de Laumontita alojada en el Cuerpo<br />

subvolcánico andesítico.<br />

Minerales opacos<br />

Este grupo de minerales se encuentra muy poco representado en las mineralizaciones del área de tesis.<br />

En muestra de mano únicamente fueron reconocidos pirita, limonitas y óxidos de manganeso mientras<br />

que, galena y plata nativa, fueron identificados en las secciones pulidas. Algunas de éstas pudieron ser<br />

observadas mediante microscopio electrónico de barrido (Universidad de Barcelona), donde se detectó la<br />

presencia de trazas de sulfuro de plata (argentita).<br />

Pirita<br />

Es el más abundante de los minerales opacos. Se la ha observado intercrecida con cuarzo de veta en<br />

Eureka (sector noreste), La Mariana Norte, y Vetilleo Norte, mientras que también se encuentra en forma<br />

diseminada en algunas rocas de caja de las mineralizaciones.<br />

Generalmente se presenta en cristales euhedrales con formas de cubo de hasta 2 mm de diámetro.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 137


En el área de estudio se ha visto que si la roca de caja es de carácter intermedio la piritización se<br />

encuentra asociada a alteración propilítica (Eureka noroeste y La Mariana Norte), mientras que si la roca<br />

es de composición ácida se vincula a silicificación pervasiva (Brecha Hidrotermal Central).<br />

Los granos presentan comúnmente un reborde de hematita o limonitas aunque ocasionalmente pueden<br />

reemplazar el cristal entero.<br />

Plata nativa<br />

Únicamente se han observado algunos pequeños granos anhedrales de este mineral en las secciones<br />

pulidas de la “Brecha silícea” del sector noroeste de la veta Eureka.<br />

Galena<br />

Este mineral es escaso. Fue reconocido como pequeños cristales diseminados en cuarzo cristalino<br />

correspondiente a los primeros pulsos de la veta Eureka.<br />

Óxidos de hierro y manganeso<br />

Este grupo de minerales es muy abundante en las mineralizaciones del área, principalmente en la veta<br />

Eureka. Se presentan, los de hierro principalmente como lepidocrocita, producto de la alteración de la<br />

pirita, rellenando los huecos dejados por la alteración de esta última en textura tipo boxwork, o también,<br />

ya en un conjunto, como los principales participantes del “Evento Limonítico”, como se ha visto antes,<br />

uno de los pulsos principales de la veta Eureka. Según Corbett y Leach (1995) este tipo de pulsos es<br />

muy común en las vetas epitermales y se originan por la recolección de estos elementos, de niveles<br />

superiores, durante la circulación de los fluidos epitermales que vuelven a profundizarse y precipitar en<br />

las fracturas.<br />

Sulfuro de Plata<br />

Durante el estudio de algunas de las muestras<br />

de la veta Eureka mediante el microscopio<br />

electrónico de barrido, fue detectado un<br />

mineral compuesto por azufre y plata. Este se<br />

hallaba como pequeños granos aislados, de<br />

alrededor de 50 µ de largo, ubicados en un<br />

hueco dentro de un sector compuesto<br />

enteramente por cuarzo cristalino (foto 6-17).<br />

Partiendo de esta composición sería de<br />

esperar que se tratase de argentita Ag 2 S, o su<br />

variedad de baja temperatura acantita.<br />

Foto 6-17: Imagen del SEM donde se detectaron sulfuro de<br />

Ag y galena<br />

Arsenopirita / Truscottita<br />

Estos minerales no han sido reconocidos en forma directa mediante las técnicas utilizadas, sino que es<br />

inferido a partir de un reemplazo silíceo-limonítico hallado en el sector noroeste de la veta Eureka. Lo<br />

que se mantiene como relicto es un agregado de individuos de hábito acicular (foto 6-18 A) y sección<br />

triangular (foto 6-18 B y 6-27).<br />

Ambos son minerales que pueden presentarse en los sistemas epitermales de baja sulfuración, aunque<br />

siempre poco abundantes, ejemplos de esto fueron descriptos por Echeveste (2005) para arsenopirita<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 138


en el Macizo del Deseado e Izawa y Yamashita (1995) para la truscottita en el yacimiento de Hishikari,<br />

Japón.<br />

Fotos 6-18: Ejemplares de mineral de dudosa asignación. A: Paquetes de individuos aciculares con disposición en<br />

cola de pescado y B: detalle donde se observa la sección triangular.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 139


ESTRUCTURAS Y TEXTURAS DE CUARZO<br />

Introducción<br />

La sílice en cualquiera de sus especies minerales, principalmente como cuarzo, es la sustancia más<br />

abundante en los depósitos de tipo epitermal. El estudio detallado de sus estructuras y texturas resulta<br />

una herramienta bastante sencilla donde son suficientes la descripción de campo y microscópica.<br />

Mediante éstas se puede obtener información sobre el ambiente en el que éstos se formaron, posibles<br />

variaciones en la temperatura, en la salinidad, en la posición del nivel freático, la mezcla de soluciones o<br />

la caída de presión confinante motivo por el cual son utilizadas en la interpretación de los depósitos<br />

epitermales.<br />

Esta metodología tiene sus primeros pasos en los trabajos eminentemente descriptivos de Adams<br />

(1920), y es con el avance de la ciencia y la tecnología y consecuente aparición de nuevos y más<br />

ajustados modelos de mineralización, que el entendimiento de estas texturas ha avanzado, continuando<br />

como una de las metodologías más económicas que brindan información y nos acercan hacia una<br />

comprensión de la evolución química-mineral y a una estimación del nivel vertical de yacencia dentro de<br />

un depósito de tipo epitermal. Morrison et. al (1989), Dowling y Morrison (1990) y Dong et al (1995)<br />

dieron el puntapié inicial para los actuales estudios e interpretación de las texturas de cuarzo a través del<br />

estudio de los depósitos epitermales de Queensland, Australia.<br />

Fue sobre esta base que Echavarría (1997a y 1997b) hizo el primer estudio de este tipo para el distrito<br />

El Dorado-Monserrat en el sector central del Macizo del Deseado, alcanzando a través de esta<br />

metodología conclusiones concordantes a las halladas mediante las investigaciones de inclusiones<br />

fluidas, el análisis geoquímico de metales, entre otros, metodologías más caras y complejas.<br />

De todos modos existe un conflicto de nomenclaturas (ya esbozado por Echeveste, 2005) y escalas<br />

dentro de las clasificaciones existentes ya que se agrupa dentro de “texturas de cuarzo” a un conjunto de<br />

texturas y estructuras, algunas de ellas identificables en muestra de mano y/o a escala microscópica.<br />

Según su definición, el término textura hace referencia al tamaño, forma y relación entre si, de sus<br />

componentes minerales, mientras que el vocablo estructura se refiere a aspectos de mayor escala,<br />

determinados por el arreglo espacial de los agregados minerales, diferenciándose una de otra en base a<br />

su forma, tamaño, composición y textura (Dong et al., 1995).<br />

En general, las estructuras se identifican a ojo desnudo, mientras que para la mayoría de los casos de<br />

las texturas es necesaria la observación en microscopio.<br />

De igual forma, la discriminación entre unas y otras no es sencilla, sumado a que determinadas texturas<br />

pueden incluir a otras texturas como textura en peine en muestra de mano con textura flameante al<br />

microscopio. Lo mismo ocurre con las estructuras ya que un bandeado costriforme puede incluir bandas<br />

coloformes en su interior.<br />

También debe tenerse en cuenta que, como en la mayoría de los casos, la clasificaciones utilizadas<br />

como modelo están realizadas en base a un depósito (o conjunto de ellos) y por lo tanto pueden no tener<br />

exactamente el mismo ajuste al sistema hidrotermal que las texturas y estructuras de otro lugar de<br />

estudio, en este caso el área de tesis.<br />

Dentro de las estructuras sería conveniente sumar a las brechas, muy comunes en los sistemas<br />

epitermales, y en particular en los depósitos del área de tesis. Éstas no son tenidas en cuenta en las<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 140


clasificaciones clásicas anteriormente citadas, pero dado que brindan abundante información sobre la<br />

dinámica del sistema hidrotermal serán descriptas e interpretadas en conjunto con el resto de las<br />

texturas y estructuras.<br />

Para tal fin se realizó una descripción de las mismas según Jébrak (1997), quien realizó un estudio de<br />

los distintos tipos de brechas que forman parte de los depósitos epitermales, así como un acercamiento<br />

hacia la comprensión e interpretación. También Lobo-Guerrero (2001) puntualiza que las brechas<br />

hidrotermales están entre las mejores rocas huésped para contener yacimientos hidrotermales de<br />

cualquier tenor y que, por lo tanto, la identificación de campo de las brechas hidrotermales constituye<br />

una herramienta muy útil, aunque la clasificación y descripción de las brechas sea muy compleja.<br />

Por lo general, las brechas gradan de un tipo a otro, exhibiendo toda una gama de fragmentación y<br />

desplazamiento de los clastos angulosos. Es muy importante la descripción de la geometría de las<br />

brechas, así como su caracterización como por ejemplo “brechas de rompecabezas”, tipo especial de<br />

estructura donde los fragmentos se pueden "armar" nuevamente al remover la matriz.<br />

De esta forma es que distinguir una brecha contribuye a identificar el ambiente geológico y ayuda a<br />

construir un modelo del yacimiento mineral.<br />

Hasta el momento, salvo el aporte realizado por Echeveste (2005), las texturas y estructuras de cuarzo<br />

habían sido tratadas en conjunto bajo el nombre de texturas de cuarzo.<br />

Por lo expuesto anteriormente, se cree conveniente la utilización de los términos textura y estructura por<br />

separado ya que pertenecen a dos escalas de trabajo distinto y las características usadas para la<br />

descripción de cada una de éstas son diferentes.<br />

Aquí se propone una clasificación para las estructuras (tabla 6-5), en base al trabajo realizado en la<br />

presente tesis,<br />

Tabla 6-5: Estructuras reconocidas en las vetas del área de estudio.<br />

Para las texturas se mantendrá la discriminación básica propuesta por Morrison et al. (1989), aunque<br />

algunas de las “Texturas” de esta clasificación hayan pasado a la categoría de “Estructuras”:<br />

Primarias: representan al relleno de espacios previamente abiertos o que se abren debido a la<br />

intrusión del fluido y responden en gran parte al grado de cristalinidad de la sílice.<br />

Recristalización: se deben a la transformación de sílice amorfa (ópalo) o calcedonia primarias en<br />

cuarzo, principalmente debido a aumentos en temperatura, presión, salinidad o simplemente al paso del<br />

tiempo.<br />

Reemplazo: consiste en el pseudomorfismo de minerales primarios de cualquier tipo por cuarzo<br />

pudiendo ser de carácter parcial o total. Los más comunes son de calcita y baritina. La forma y<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 141


disposición que tenga el cuarzo estará en función del mineral que reemplace, dando lugar a tantas<br />

variedades como minerales reemplazados.<br />

A modo de síntesis de lo anteriormente expresado se presenta la tabla 6-6 donde se muestran las<br />

principales texturas de cuarzo:<br />

Tabla 6-6: Texturas reconocidas en las vetas del área de estudio.<br />

Estructuras reconocidas<br />

Metodología<br />

En el caso de las mineralizaciones principales del área de tesis, se llevó a cabo en primera instancia un<br />

detallado estudio de campo, donde se realizó una primera discriminación de pulsos basada<br />

principalmente en la estructura que cada uno de estos tenía, sumando la composición mineral específica<br />

en el caso que esto fuera indicativo, por ejemplo: Brecha silíceo ferruginosa (en la veta Eureka) y<br />

estableciendo la cronología relativa entre los mismos.<br />

De allí se colectaron muestras representativas de las distintas estructuras; fueron cortadas, pulidas y<br />

observadas bajo la lupa binocular, y finalmente, las más representativas fueron analizadas mediante<br />

microscopio petrográfico, principalmente con objetivos de 2, 5 y 10 aumentos, determinando así las<br />

texturas presentes en cada uno de estos casos.<br />

La terminología usada en este caso surge de algunas de las “texturas” de Morrison et al., (1989),<br />

sumado a la estructura brechosa.<br />

Veta Eureka<br />

Bandeado Costriforme: bandas de 5 a 10 cm, compuestas por cuarzo sacaroide blanco, cuarzo gris y<br />

cuarzo cristalino. Hacia los bordes se reconocieron pequeñas bandas de 2-3 cm de reemplazos<br />

pseudomórficos y moldes de calcita de tipo “bladed” (Morrison et al., 1989).<br />

Brecha Silícea: Clastos del evento anterior, en un cemento de cuarzo sacaroide, a veces ferruginoso.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 142


Bandeado Coloforme: Milimétricas bandas de cuarzo fino y calcedonia de colores claros blanco, gris y<br />

amarillo, con abundantes drusas o con cuarzo sacaroide rosado hacia el sector central. Algunos de estos<br />

pulsos generan brechamiento dando lugar a texturas en cucarda.<br />

Brecha Silíceo Ferruginosa: Compuesto por clastos de todos los pulsos anteriores, con sectores con<br />

textura en rompecabezas.<br />

Evento Limonítico: Caracterizado por la presencia de limonitas y óxidos de manganeso, en la mayoría de<br />

los casos mezclado con sílice. Se dispone como cemento de brecha o metido en los pulsos bandeados<br />

anteriores originando un Pseudobandeado. También aparece como reemplazo de carbonatos.<br />

Cuarzo Macizo: Venas de espesor irregular de hasta 30 cm de espesor, de cuarzo blanco, sacaroide a<br />

lechoso.<br />

Multibrecha: Compuesta por clastos silíceos blancos de textura maciza con bordes desdibujados en un<br />

cemento silíceo ferruginoso.<br />

La Mariana Norte<br />

Cuarzo masivo: textura sacaroide porosa con algunos granos de pirita y limonitas y minerales de Fe-Mn<br />

de colores amarillo, naranja y negro, rellenando los huecos.<br />

Bandeado coloforme: conformando por milimétricas bandas de cuarzo fino, calcedonia y algunas<br />

pequeñas bandas de adularia.<br />

Estructura brechosa: compuesta por clastos de roca fenoandesítica con intensa piritización en un<br />

cemento silíceo microcristalino.<br />

Bandeado costriforme: dado por bandas con estructura en cucarda, cuarzo en peine y reemplazos<br />

pseudomórficos de cristales de calcita.<br />

La Mariana Sur<br />

Esta veta presenta una estructura principal, consistente en un vetilleo fino de cuarzo sacaroide, llegando<br />

muchas veces, a formar stockwork o brechas, con alta porosidad en la mayoría de los casos rellena por<br />

óxidos de Fe y Mn.<br />

De las estructuras expuestas, han sido las brechas las que han resultado de interpretación más<br />

compleja. Como existe un rango sumamente variado de condiciones donde éstas se pueden formar,<br />

resulta imprescindible una descripción detallada de los componentes de las mismas, así como de sus<br />

formas, composición y relaciones cuantitativas.<br />

Utilizando las mineralizaciones del área de tesis como referencia, se puede observar que pulsos<br />

brechosos como la “Brecha silícea” de la veta Eureka, pueden ser interpretados como fracturación<br />

hidráulica producto de la sobrepresión del fluido, superando a las presiones hidrostática y litostática<br />

debido al cerramiento de un bandeado costriforme, mientras que por otro lado, las brechas como la que<br />

caracteriza a La Mariana sur son el producto de un denso vetilleo silíceo donde los restos de roca<br />

hospedante son movilizados, pasando a formar parte de una brecha en carácter de clastos, que cómo se<br />

verá más adelante, poseen una intensa silicificación con texturas de recristalización de tipo mosaico. Por<br />

tal motivo, éstas últimas son interpretadas como representantes de niveles superiores dentro del sistema<br />

hidrotermal.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 143


Texturas reconocidas<br />

Primarias<br />

En peine: Esta textura se caracteriza por la presencia de bandas con cristales euhedrales de cuarzo,<br />

dispuestos de forma paralela, con sus ejes cristalográficos perpendiculares a las paredes a partir de la<br />

cual crecen, tanto de manera simétrica como asimétrica. Se la ha observado en muestra de mano y<br />

mediante microscopio petrográfico. Las variedades con cristales de mayor tamaño (5-20 mm) se<br />

reconocieron formando parte de los bandeados costriformes de la veta Eureka y La Mariana norte (foto<br />

6-19 A), mientras que a las de grano más fino (100 µ - 1 mm) se las observó como delgadas bandas<br />

dentro del bandeado coloforme de la veta Eureka (foto 6-19 B).<br />

Fotos 6-19: Textura en peine A: en Bandeado costriforme y B: Bandas transparentes en Bandeado coloforme.<br />

Sacaroide: Se usa para los agregados de cuarzo granular de tamaño uniforme, sin orientación<br />

preferencial. Los cristales son subhedrales, lo que le da la apariencia de azúcar en muestra de mano. Se<br />

la encontró principalmente formando parte esencial de la estructura “Cuarzo Masivo” de la vetas Eureka<br />

y La Mariana norte, aunque también en algunas cavidades cerradas dentro del Bandeado coloforme de<br />

la primera (foto 6-20 A).<br />

Fotos 6-20: A: Textura sacaroide y B: Cuarzo lechoso.<br />

Lechosa: Se diferencia de la textura sacaroide porque los cristales son de tipo anhedral. Al tacto,<br />

presenta una superficie lisa, como contraparte de la aspereza de la textura sacaroide. Principalmente se<br />

encuentra formando parte del “Cuarzo Masivo” de la veta Eureka, en conjunto con la textura sacaroide,<br />

en general se presenta de color blanco o gris claro (foto 6-20 B).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 144


Zonal: Su nombre hace referencia a una zonación interna de cristales euhedrales de cuarzo, dada por la<br />

alternancia de zonas “sucias” (abundantes inclusiones fluidas y/o sólidas) y “limpias” (baja a muy baja<br />

concentración de inclusiones).<br />

En muestra de mano se evidencia por la alternancia de bandas translúcidas y lechosas, dispuestas en<br />

forma paralela a las caras de crecimiento cristalino. Al microscopio pueden identificarse los distintos tipos<br />

de inclusiones dentro de las bandas lechosas.<br />

Se la observó al microscopio, en muestras de la veta Eureka, presente en algunos individuos<br />

pertenecientes a la textura en peine (foto 6-21 A).<br />

Fotos 6-21: A: Cuarzo zonal y B: Textura musgosa en Bandeado coloforme.<br />

Musgosa: También es producto de un ordenamiento espacial específico de las impurezas, pero en este<br />

caso disponiéndose según formas esféricas, concéntricas o radiadas, fundamentalmente en especies de<br />

baja temperatura (calcedonia u ópalo), por tal motivo, su observación es fundamentalmente mediante<br />

microscopio petrográfico.<br />

Cuando las esferas se encuentran interconectadas pueden gradar a bandeado coloforme como se pudo<br />

ver en la veta Eureka (foto 6-21 B).<br />

De recristalización<br />

Mosaico: Esta nomenclatura hace alusión a la forma<br />

irregular de los bordes de los individuos, quedando<br />

bordes que se interpenetran como los mosaicos. Se<br />

presentan como en agregados de cristales de cuarzo<br />

de tamaño similar, generalmente fino. Resultó la<br />

textura más abundante en las mineralizaciones del<br />

área de tesis.<br />

Foto 6-22: Textura mosaico<br />

El proceso de recristalización no suele afectar su aspecto en muestra de mano, por lo que éste puede<br />

ser de tipo masivo, como estar representado por bandeamiento coloforme (foto 6-22) como en las vetas<br />

Eureka y La Mariana norte. También en los reemplazos de rocas de caja, es la textura de recristalización<br />

más común como en la veta La Mariana sur.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 145


Plumosa: Se caracteriza por una apariencia plumosa con nicoles cruzados. Esto es producto de la<br />

presencia de un conjunto de fibras, a modo de subgranos dentro de un mismo cristal de cuarzo, en<br />

distintas posiciones de extinción. En el caso de la veta Eureka, se presenta dentro bandas coloformes,<br />

intercalada con recristalización en mosaico (foto 6-23). También se la conoce con el nombre de<br />

microplumosa o astillosa.<br />

Fotos 6-23: Textura plumosa en Bandeado coloforme A: Nicoles paralelos y B: Nicoles cruzados<br />

Llameante: La característica principal es la extinción radial o flameante de un individuo de cuarzo. Es<br />

similar a la anterior, aunque en este caso no se distinguen subgranos. Los cristales pueden tener formas<br />

muy variadas, aunque al encontrarse preferentemente en los bandeados coloformes, poseen formas<br />

triangulares. Se la ha observado en los bandeados coloformes de la vetas Eureka y La Mariana norte<br />

(foto 6-24 A).<br />

Fotos 6-24: A: Textura llameante y B: Textura esférica<br />

Esférica: o Esférica fantasma. Es básicamente lo mismo que la textura Musgosa. La diferencia es que en<br />

este caso, las variedades de baja cristalinidad (ópalo y calcedonia) se encuentran recristalizadas a<br />

cuarzo y la forma de reconocer la recristalización es mediante la identificación de las impurezas<br />

dispuestas de manera esférica, concéntrica o radiada. Se la observó en la veta Eureka, en algunos<br />

individuos dentro de la textura Mosaico (foto 6-24 B).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 146


De reemplazo<br />

Planar en enrejado: Esta textura esta dada por el reemplazo de cristales de calcita en su variedad<br />

platicalcita. Así las láminas son reemplazadas por agregados de cuarzo fino, a partir de los cuales crecen<br />

cristales de cuarzo en peine en forma perpendicular a las paredes, rellenando parcial o totalmente las<br />

cavidades (foto 6-25).<br />

Esta textura es claramente observable en muestra de mano, en ambos bordes del sector noroeste de la<br />

veta Eureka y formando parte del bandeado costriforme en el oeste de la veta La Mariana norte.<br />

Fotos 6-25: Textura planar en enrejado A: Nicoles paralelos y B: Nicoles cruzados<br />

Planar paralela: según la definición de Morrison et al. (1989) está dada por un conjunto de láminas<br />

paralelas reemplazadas por cuarzo que representarían un único cristal de carbonato original de tipo<br />

granular. Estas láminas serían los planos de clivaje o parting por donde penetraron los fluidos<br />

hidrotermales.<br />

En el caso de la veta Eureka, este mismo tipo de reemplazo ocurre en cristales de calcita, por lo que la<br />

configuración que queda luego del reemplazo es similar a la del cristal original. (foto 6-26).<br />

Fotos 6-26: Textura planar paralela A: Nicoles paralelos y B: Nicoles cruzados<br />

Acicular triangular: Esta es una textura de reemplazo de la cual no se han encontrado antecedentes en la<br />

literatura. La forma de generación es similar a la textura en enrejado, pero en función de que el mineral<br />

reemplazado es otro, lo forma que queda es diferente.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 147


Esta textura, dispuesta como un pequeño “bochón” en el sector noroeste de la veta Eureka, fue<br />

primeramente identificada en muestra de mano donde se manifiesta como un conjunto de agregados de<br />

cristales aciculares, de alrededor de 5 cm de diámetro por unos 20 cm de largo cada uno de ellos.<br />

En la sección de los cristales se pudo observar, mediante la utilización de una lupa de mano 16x, que<br />

ésta era triangular y que en la mayoría de los casos había una importante participación de limonitas<br />

(fotos ).<br />

Al microscopio se constató una situación similar. Allí se observan formas triangulares de 0, 5 a 1 mm de<br />

lado, reemplazadas por cuarzo en mosaico muy fino. A partir de estas superficies crecen hacia adentro y<br />

hacia fuera cristales de cuarzo en peine de hasta 100 µ de largo. Hacia afuera de los cristales continúa el<br />

cuarzo en peine hasta encontrarse con los cristales que surgen desde el cristal adyacente, mientras que<br />

adentro del cristal vuelve a haber textura en mosaico, a modo de recristalización (foto 6-27).<br />

Fotos 6-27: Textura acicular triangular A: Nicoles paralelos y B: Nicoles cruzados<br />

La forma de los triángulos no permanece constante, lo que da lugar a la interpretación de que se trata de<br />

un mineral relativamente blando que al estar sometido a presiones hidrotermales desdibuja su hábito<br />

original.<br />

Se han realizado análisis de difracción de rayos X de estas muestras, del cual solamente ha surgido la<br />

presencia de cuarzo, por lo tanto el reemplazo ha sido total. Es así que la determinación de la especie<br />

mineral reemplazada resulta una tarea por demás compleja. De todas formas, a partir de las<br />

características anteriormente mencionadas, se interpreta que podría tratarse de arsenopirita o truscottita,<br />

minerales presentes en algunos depósitos epitermales conocidos.<br />

Panal de abejas: Esta textura se observó en afloramiento como lentes silíceos con muy alta porosidad,<br />

ubicados en el sector sudeste de la veta Eureka, llegando a ocupar la totalidad de la estructura hacia el<br />

extremo. En muestra de mano se observó un masa de cuarzo blanco grisáceo, con aspecto de “enrejado<br />

irregular”, dado por un reticulado de “vetillas” de cuarzo, de entre 0,5 y 1 mm de ancho, dispuestas<br />

aleatoriamente, dejando huecos poligonales entre éstas. Sólo se observaron algunas vetillas de 2 a 3<br />

mm de ancho, orientadas según la tendencia general de la veta, N 310°, donde se manifestaba<br />

debilmente un bandeado (foto 6-28).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 148


Fotos 6-28: Vetillas subparalelas en textura en Panal de abejas.<br />

Al microscopio se observó que consistía en cuarzo con textura en mosaico, con la particularidad de<br />

presentar aislados cristales euhedrales de cuarzo de mayor tamaño.<br />

En algunos de los huecos observados a simple vista, se reconocieron crecimientos centrípetos de<br />

cuarzo, a modo de vuggy silica según Stoffregen (1987), lo que implica un alto grado de silicificación<br />

(foto 6-29).<br />

Fotos 6-29: Textura en Panal de abejas al microscopio petrográfico.<br />

La interpretación de esta textura de reemplazo, se obtuvo mediante la observación de campo de la roca<br />

que contenía la mineralización. En este sector la misma consiste en una ignimbrita con alto contenido de<br />

material pumíceo, con individuos que rondan los 3 cm de diámetro.<br />

Gracias al hallazgo de muestras con grado medio de reemplazo se observó que las “vetillas irregulares”<br />

corresponden al reemplazo de los pómez, penetrando el fluido a través de sus paredes o directamente<br />

entre sus poros. Por otro lado las vetillas orientadas según la orientación general de la veta se<br />

interpretan como microfracturas en la roca de caja por donde ascendieron los fluidos hidrotermales (foto<br />

6-7).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 149


Interpretación<br />

En estos trabajos, las distintas estructuras y texturas (bajo el nombre de “texturas de cuarzo”) son<br />

agrupadas en tres Superzonas, las que representan cambios texturales predominantes. A su vez cada<br />

una de éstas está subdividida en Zonas, las cuales se definen en función de cambios en minerales<br />

secundarios según las proporciones de las texturas involucradas dentro de las Superzonas (tabla 6-7).<br />

Asimismo, el conjunto de Zonas y Superzonas son ubicadas en el modelo de depósitos epitermales de<br />

Baja sulfuración confeccionado por Buchanan (1981), realizado en base a estudios en la cordillera sur<br />

de los EEUU, en depósitos donde la mena principal es argentífera.<br />

La interpretación de cada una de las texturas por separado es una tarea bastante compleja, ya que es<br />

necesario un amplio conocimiento sobre la solubilidad y procesos cinéticos como polimerización,<br />

nucleación y cristalización y recristalización de los minerales silíceos, muchos de ellos, aún no del todo<br />

comprendidos.<br />

De todas formas, la ubicación de las vetas (o sectores de éstas) dentro de los modelos de mineralización<br />

epitermal de baja sulfuración existentes (Buchanan, 1981 y Morrison, et al., 1989) se realizó mediante<br />

el análisis del conjunto de estructuras y texturas encontradas. También se evaluó la posición relativa que<br />

éstas poseen en relación al sector donde se ubicarían los intervalos con mayor importancia económica<br />

Tabla 6-7: Categorización de Superzonas y Zonas según Morrison et al. (1989).<br />

Ahora bien, según se ha visto en las vetas del área de tesis, la situación más común es que dentro de un<br />

mismo corte petrográfico se encuentren varias de las texturas existentes, superponiéndose o creciendo<br />

unas a partir de otras.<br />

Así se realizó la confección de una tabla de síntesis (tabla 6-8), donde se concentran las observaciones<br />

realizadas en el campo, sumado al estudio de placas pulidas (aproximadamente 30) y al estudio<br />

microscópico de las muestras representativas (alrededor de 20), integrando todas las estructuras y<br />

texturas observadas en las principales vetas mineralizadas y permitiendo la realización de un análisis<br />

comparativo de las mismas.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 150


Tabla 6-8: Clasificación de las vetas del área de estudio en función de sus Estructuras y Texturas. A: abundante, C:<br />

común y E: escaso<br />

De la síntesis realizada en la tabla 6-8 surgen las siguientes observaciones:<br />

- La estructuras brechosa y bandeada coloforme, aunque con distinto grado de importancia, se<br />

encuentran en todas las mineralizaciones evaluadas.<br />

- Las texturas de recristalización son las que poseen mayor grado de representación,<br />

destacándose dentro de éstas, la tipo mosaico la cual se encuentra abundante en todas las<br />

vetas, indicando el alto grado de recristalización que sufrieron estas estructuras.<br />

- Ninguna de las texturas primarias ni de reemplazo se presenta abundante en las vetas<br />

estudiadas.<br />

- También queda manifiesta la asociación entre bandeados coloformes y la variedad de texturas<br />

de recristalización, ya que las bandas están constituidas en su mayor parte por ópalo o<br />

calcedonia, variedades de sílice metaestables. Esto puede verse claramente en los sectores<br />

noroeste y centro de la veta Eureka.<br />

- Los reemplazos de carbonatos, principalmente como moldes, están únicamente representados<br />

en el sector noroeste de la veta Eureka y en La Mariana norte.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 151


En función del conjunto de estructuras y texturas se pueden establecer “estilos” de vetas:<br />

Por un lado los sectores noroeste y centro de la veta Eureka y La Mariana norte se caracterizan por la<br />

presencia de un conjunto amplio de estructuras, donde el bandeamiento es la característica principal. En<br />

cuanto a las texturas las diferencias son más sutiles, en el noroeste y centro de la veta Eureka las<br />

primarias y las de recristalización tienen una mayor representación, mientras que los reemplazos de<br />

carbonatos se reconocieron únicamente en Eureka noroeste y La Mariana norte.<br />

Por otro lado Eureka sur y La Mariana sur están caracterizadas por la estructura brechosa y por la<br />

textura de recristalización en mosaico, reconocida esta última tanto en clastos de rocas de caja como en<br />

el cemento de la brecha, indicando una posición relativa más elevada en el sistema hidrotermal que las<br />

vetas y sectores anteriormente descriptos.<br />

Con respecto a la aplicabilidad de la clasificación de Morrison et al. (1989) en los depósitos del área<br />

habría que tener en cuenta algunas salvedades:<br />

- La estructura brechosa no es tenida en cuenta en esta clasificación.<br />

- En las distintas vetas o sectores de vetas analizados, existe superposición de estructuras o<br />

texturas que se clasifican en distintas Zonas o Superzonas. Esto se adjudica principalmente a<br />

una variación en el tiempo en los fluidos que generan los distintos pulsos de las vetas, dando<br />

lugar a distintas composiciones y grados cristalinos.<br />

- La historia de generación de una veta en particular está íntimamente ligada a la evolución<br />

tectónico – estructural a la que fue sometida durante su generación y a la composición de las<br />

rocas de caja, entre otros factores, por lo tanto resulta complejo el establecimiento de<br />

parámetros generales que cuadren con todas las mineralizaciones de un estilo en particular.<br />

Figura 6-11: Ubicación de las principales mineralizaciones del área de estudio dentro del modelo de Buchanan<br />

(1981) con las Superzonas y Zonas de Morrison et al. (1989).<br />

Finalmente, según la clasificación de Morrison et al. (1989) (figura 6-11) Eureka sureste y La Mariana<br />

sur pertenecerían a la Superzona Coloforme – Costriforme, en la zona superior, entre los 200 y 250 m<br />

por debajo de la superficie, mientras que por otro lado Eureka noroeste y centro y La Mariana norte<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 152


estarían también dentro de la Superzona Coloforme – Costriforme, pero en la zona inferior, lo que la<br />

ubicaría alrededor de los 300 m de profundidad, sin embargo no debe perderse de vista que la presencia<br />

de cuarzo cristalino y de reemplazos de carbonatos podría corresponder a una profundidad algo mayor.<br />

El conjunto de estructuras que se interpretan como de mayor profundidad estaría ubicado dentro del<br />

intervalo de precipitación de los metales preciosos, mientras que las que se infieren como de menores<br />

profundidades dentro del sistema hidrotermal, quedarían ubicadas en el límite superior del segmento<br />

donde se concentran los metales preciosos, dando una expectativa positiva, de encontrar<br />

concentraciones anómalas de estos metales debajo de la superficie actual.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 153


ALTERACIÓN HIDROTERMAL<br />

Introducción<br />

La alteración hidrotermal puede ser definida como una ligera o completa transformación de una<br />

asociación mineral original, en una nueva que es más estable bajo las nuevas condiciones de<br />

temperatura, presión y sobre todo en equilibrio con el fluido hidrotermal que atraviesa la roca.<br />

Se supone que las rocas involucradas tienen una permeabilidad considerable en forma de fisuras o de<br />

espacios porosos interconectados, lo que resulta en relaciones fluido/roca y cantidades de fluidos<br />

transportados importantes. Así es que el tipo de alteración y el volumen de roca que resulte afectado<br />

estará directamente relacionado a la composición química tanto del fluido como de la roca, la<br />

profundidad (presión) y la temperatura a la cual se encuentre el sistema.<br />

En el caso de los depósitos epitermales puede ser muy útil :<br />

-Como guía de exploración ya que los halos de alteración sobrepasan en extensión al depósito mismo.<br />

-Como ayuda para conocer el carácter químico de las soluciones hidrotermales y sus fuentes.<br />

-Para conocer la evolución del sistema hidrotermal.<br />

En el caso de los depósitos epitermales, las alteraciones hidrotermales han sido utilizadas en la<br />

diferenciación entre sus distintos tipos (tabla 6-3), como una manera indirecta de caracterización del<br />

fluido hidrotermal. Trabajos como los de Hedenquist et al. (2000) y Cooke y Simmons (2000) marcaron<br />

lineamientos en la caracterización de cada uno de los subtipos, pero es innegable la existencia de<br />

variaciones locales.<br />

Figura 6-12: Modelo de alteración de depósitos epitermales tipo Baja Sulfuración según Hedenquist et al. (2000).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 154


En los depósitos de tipo Baja Sulfuración, halos de sericita/illita ± adularia gradan hacia afuera a<br />

alteración propilítica dada por clorita-calcita ± epidoto, indicando que el pH del fluido fue cercano al<br />

neutro (figura 6-12).<br />

Esto se debe principalmente al proceso denominado hidrólisis donde cationes como el K y en menor<br />

medida (Na y Ca entre otros) se incorporan a la solución al tiempo que se consume el H en solución,<br />

produciendo una zonación hasta que todo el H sea consumido y una “estabilidad” química se haya<br />

establecido entre fluido y roca de caja.<br />

El estudio de las alteraciones fue realizado a través de distintas escalas, mediante la observación de los<br />

cuerpos alterados en el campo, donde se colectó muestras para la observación con lupa binocular y<br />

mediante microscopio petrográfico, y en los casos que fue necesario se recurrió a la difracción de rayos<br />

X para la determinación mineralógica de las paragénesis de alteración.<br />

Primero se describirán las alteraciones del área de tesis y luego se hará un detalle de las áreas<br />

asociadas a las principales mineralizaciones.<br />

Alteración hidrotermal en el áreaFueron variadas las evidencias de alteración hidrotermal halladas,<br />

sintetizadas en la figura 6-5.<br />

La más significativa resultó la silicificación, por ser la de mayor representación areal y constituirse la<br />

mayoría de las veces en resaltos topográficos con bordes abruptos, enmarcados en un paisaje dominado<br />

por lomadas redondeadas. Este tipo de alteración se encuentra concentrado en el sector central del área<br />

de tesis, y está controlado principalmente por la litología, donde unidades con alta permeabilidad como<br />

ignimbritas con bajo grado de soldamiento, tobas de caída y material volcaniclástico retrabajado son<br />

reemplazados por sílice de manera pervasiva. En las partes más altas de la secuencia silicificada se<br />

ubican los rasgos geotermales más característicos del área: Sinter silíceo y Estructuras estromatolíticas,<br />

indicando que los niveles ahora silicificados pertenecían a las partes más altas del sistema hidrotermal,<br />

posiblemente vinculados a la posición del paleo nivel freático (fotos 3-24 F y 6-29).<br />

Fotos 6-29: Microfotografía de ignimbrita con alto grado de silicificación. Con nicoles paralelos (A) la textura original<br />

está prácticamente obliterada, mientras que con nicoles paralelos (B) se reconocen los pómez aplastados.<br />

En menor medida lavas riolíticas e ignimbritas con alto grado de soldamiento se encuentran silicificadas,<br />

pero en este caso producto de la presencia de una porosidad secundaria por microfracturación de las<br />

rocas.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 155


En segundo orden de importancia se registra argilización en las rocas del área, principalmente sobre las<br />

de composición dacítica y riolítica (foto 6-30 A). Se encuentra generalmente asociada a los sectores con<br />

vetas, vetilleos o brechamiento hidrotermal. Está evidenciada por argilización de sanidina, plagioclasa y<br />

vidrio volcánico (fotos 6-30 B), pómez y trizas principalmente a illita y algo de esmectitas y sericita,<br />

mientras que los minerales máficos (biotita y anfíboles) se encuentra con cloritización variable.<br />

Fotos 6-30: A: Argilización intensa sobre brecha de lava riolítica B: Argilización de vidrio volcánico ácido a partir de<br />

las fracturas perlíticas, nicoles cruzados.<br />

La propilitización, caracterizada por la asociación<br />

clorita, epidoto y calcita, es la alteración típica de las<br />

rocas de composición intermedia, principalmente<br />

coladas andesíticas, que son la roca de caja de las<br />

vetas de cuarzo o calcita (fotos 6-31 y 6-32), o que<br />

se ubican próximas a brechas hidrotermales.<br />

F<br />

o<br />

tos 6-31: Propilitización asociada a vetillas en veta<br />

Eureka noroeste; el color rojizo se debe en parte a<br />

oxidación asociada.<br />

Fotos 6-32: Propilitización en el centro de plagioclasa de coladas andesíticas A: Nicoles paralelos y B: Nicoles<br />

cruzados.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 156


La presencia de piritización, de escasa representatividad areal, se ubica en la roca de caja alta del sector<br />

noroeste de la veta Eureka, dispuesta como diseminado en rocas de composición intermedia, y en los<br />

alrededores de la Brecha Hidrotermal Central también diseminada, pero asociada a microfracturas en<br />

una ignimbrita con silicificación penetrativa.<br />

En este último lugar se observó que la silicificación y la piritización corresponden a dos eventos distintos.<br />

La primera penetra en una ignimbrita alta permeabilidad, produciendo un cambio de reología del<br />

material. Esta es posteriormente microfracturada dando lugar a una permeabilidad secundaria<br />

permitiendo la entrada de los fluidos que dieron lugar a la piritización.<br />

Alteración meteórica<br />

La caolinita fue detectada en varios de los especímenes estudiados, siendo interpretada la presencia de<br />

este mineral como una intensa meteorización sufrida por esta secuencia de rocas jurásicas.<br />

Afloramientos con intensa argilización y oxidación aflorantes en el sudeste del área y caracterizados por<br />

la presencia de bancos de cuarzo, caolinita e illita en cantidades variables, con participación de óxidos<br />

de hierro, lo que les otorga colores rosados, anaranjados y rojizos fueron interpretados como superficies<br />

de meteorización jurásica (“paleo-weathering”) (Niveles de Oxidación, ver capítulo 3).<br />

Alteración veta Eureka<br />

Al igual que en las características anteriormente expuestas de esta veta, el tipo y grado de alteración<br />

cambia a lo largo de su corrida dando lugar a un ancho del halo alterado variable entre 20 y 300 m a<br />

cada lado de la vetas (figuras 6-5 y 6-6).<br />

El sector Noroeste de la veta está caracterizado por la presencia de roca volcánicas de composición<br />

intermedia donde la mineralogía de alteración está fundamentalmente compuesta por clorita, epidoto,<br />

illita, esmectitas y calcita. Es en este sector, en la roca de caja norte de la veta que se encontraron la<br />

vetillas de laumontita, descriptas e interpretadas en la sección “Mineralogía”.<br />

El sector Centro está formado por rocas ignimbríticas con intensa argilización y sericitización de<br />

feldespatos mientras que los minerales máficos están generalmente alterados a epidoto. La matriz<br />

registra un grado parcial de silicificación.<br />

Ya en el sector Sudeste, la roca de caja está constituida por la parte superior de las ignimbritas con bajo<br />

grado de aplastamiento y una intercalación de tobas de caída y tufitas que se encuentran silicificadas en<br />

forma penetrativa, con varios de sus huecos rellenos por óxidos de hierro (estructura Panal de abejas, en<br />

Estructuras y texturas de cuarzo).<br />

El cambio en el tipo de alteración se adjudica principalmente a la variación en la roca que hospeda la<br />

mineralización, mientras que el grado de alteración dentro de cada tipo de roca hace referencia a la<br />

evolución del fluido hidrotermal, con una tendencia a ser más frío y neutro hacia el sudeste<br />

Alteración vetas de La Mariana<br />

Como puede verse en el mapa de detalle del área que las involucra (figura 6-8) la alteración<br />

característica de la roca que las hospeda está representada por argilización y oxidación.<br />

En el campo se observa que la veta La Mariana norte presenta un grado mayor de argilización, mientras<br />

que en La Mariana sur predomina la oxidación.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 157


Las paragénesis detectadas para la argilización son las mismas que en el resto del área con la diferencia<br />

que en muestras representativas de la veta Sur se detectó la presencia de caolinita y chabacita, zeolita<br />

de composición CaAl 2 Si 4 O 12 . 6 H 2 O. La presencia de estos minerales en esta última se adjudica a que<br />

esta veta esté posiblemente representando niveles superiores del sistema hidrotermal en relación a la<br />

veta Norte, y por lo tanto se los podría interpretar como producto de meteorización de rocas piroclásticas<br />

de composición intermedia.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 158


GEOQUÍMICA DE METALES<br />

Introducción<br />

El análisis geoquímico por metales preciosos, base y traza es otro de los elementos utilizados en la<br />

interpretación y clasificación de los depósitos epitermales, ya que se encuentra bastante bien<br />

comprendido cuál es el comportamiento de dichos metales dentro de los sistemas hidrotermales,<br />

resultando una de las herramientas más utilizadas en prospección-exploración de este tipo de depósitos.<br />

Además de los metales con potencial interés económico (Au, Ag, Cu, Pb, Zn) en la actualidad se utilizan<br />

elementos como Mn, Ba, Hg, Sb, As, Tl, en orden creciente en relación a la temperatura y proximidad a<br />

la fuente (Gemmell, 2002).<br />

Las muestras colectadas durante el trabajo de tesis, 66 en total, fueron analizadas con la intención de<br />

detectar el comportamiento de los distintos elementos y no con el fin de establecer una estimación del<br />

recurso metalífero del área.<br />

Así fue que se llegó a la caracterización de las principales estructuras mineralizadas (vetas Eureka, La<br />

Mariana norte y La Mariana sur), de las mineralizaciones secundarias, del Sinter silíceo, de las<br />

estructuras estromatolíticas y de áreas con intensa alteración o brechamiento hidrotermal.<br />

Debido a las variaciones reconocidas dentro de la veta Eureka, se realizaron análisis detallados sobre<br />

las muestras de esta veta. Por un lado, utilizando muestras representativas de los distintos tramos de<br />

esta veta se estudiaron las variaciones de la mineralización según su corrida, mientras que por otro, se<br />

realizó el muestro selectivo de los distintos pulsos de la misma, lo que permitió arribar a conclusiones de<br />

relevancia genética y económica.<br />

Sectores Eureka y La Mariana<br />

Con la intención de comprender el sistema hidrotermal jurásico que tuvo lugar en el área estudiada se<br />

realizó la comparación de las principales vetas mineralizadas (subdividiendo a la veta Eureka en tres<br />

sectores): Eureka noroeste, Eureka centro, Eureka sudeste, La Mariana norte y La Mariana sur (tabla 6-<br />

9).<br />

As Sb Tl Hg Au Ag Cu Pb Zn Mn Ba Au/Ag<br />

n 23 23 19 21 23 23 23 23 23 23 23 23<br />

Noroeste<br />

media 47,20 3,13 2,78 0,10 1477 7,5 16 4 17 2479 265 1/5<br />

Eureka<br />

La<br />

Mariana<br />

Centro<br />

Sudeste<br />

Norte<br />

Sur<br />

n 8 8 6 4 8 7 8 8 8 8 8 7<br />

media 24,65 4,24 0,93 0,02 91 1,2 10 6 6 444 253 1/13<br />

n 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1<br />

media 11,80 9,30 0,30 0,02 6 0,1 3 5 2 540 365 1/17<br />

n 6 6 5 6 6 6 6 6 6 6 6 6<br />

media 23,80 20,23 0,10 0,68 13841 55,5 6 10 2 44 14 1/4<br />

n 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3<br />

media 34,87 3,00 0,05 0,31 2549 4,1 11 4 11 100 17 1/2<br />

Tabla 6-9: Resumen de los valores geoquímicos de los sectores de veta Eureka y vetas La Mariana. Todos los<br />

valores en ppm salvo Au en ppb. n es la cantidad de muestras analizadas<br />

Si bien todas las estructuras analizadas poseen características típicas de los depósitos epitermales de<br />

baja sulfuración, el estudio detallado de las mismas ha permitido la discriminación de dos subsistemas:<br />

Eureka y La Mariana.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 159


Mediante la observación de la tabla 6-9 y los histogramas de la figura 6-13 queda manifiesto que si bien<br />

utilizando elementos como As, Sb y los metales nobles podría asignarse a ambos sectores como dentro<br />

de un mismo sistema hidrotermal, utilizando los valores de Au y Ag, las vetas de La Mariana<br />

representarían un nivel más profundo del sistema, mientras que con elementos como Mn y Ba este<br />

mismo sector quedaría ubicado por encima de la veta Eureka dentro del modelo epitermal.<br />

Figura 6-13: Valores promedios en metales de vetas Eureka y La Mariana. Expresados en ppm salvo Au en ppb.<br />

Por lo tanto, aunque ambos sistemas tienen valores similares en metales base, el subsistema La<br />

Mariana se muestra más rico en metales preciosos en varios órdenes de magnitud.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 160


Otra diferencia resulta en la relación existente entre los metales preciosos y los elementos traza. En la<br />

veta Eureka los valores más altos en Au y Ag están asociados a los máximos en As, Tl y Hg mientras<br />

que un comportamiento diferente tiene el Sb. Para el caso de las vetas de La Mariana, las mayores<br />

anomalías en Au y Ag se vinculan con el aumento en Sb y subordinadamente en Tl y Hg, teniendo el As<br />

un comportamiento inverso, sumando otra herramienta para la diferenciación de ambos subsistemas.<br />

Una relación comúnmente utilizada en la caracterización de este tipo de depósitos es la relación Au/Ag.<br />

Como se encuentra expresado en la tabla 6-2 el valor para los depósitos de tipo baja sulfuración es<br />

alrededor de 1/15. En los sectores estudiados esta relación ha tenido valores próximos al parámetro<br />

común para estos depósitos, aunque con una tendencia a presentar mayores valores en oro en relación<br />

a la plata en Eureka noroeste, y en ambas estructuras del sector La Mariana (figura 6-14 A).<br />

Figura 6-14: A: Promedios de la relación Au/Ag en los principales sectores mineralizados (se interpreta como 1:valor<br />

de abscisa ). B: Valores de Au y Ag en las muestras de los mismos sectores mostrando una correlación positiva.<br />

Por otro lado se ha observado, mediante la graficación conjunta de todas las muestras de estos sectores<br />

(figura 6-14 B), que el aumento en los valores de Au es directamente proporcional al de Ag indicando<br />

que posiblemente fue el mismo fluido hidrotermal el que estaba enriquecido en ambos metales.<br />

Perfil de veta Eureka<br />

Con el fin de evaluar las variaciones de la estructura a lo largo de su corrida se utilizaron siete muestras<br />

representativas según un muestreo con una equidistancia aproximada de 800 m. Las primeras tres<br />

muestras corresponden al sector Noroeste de la veta, las tres siguientes al sector Centro y la última es la<br />

representativa del sector sudeste.<br />

Según se puede observar en los gráficos de la figura 6-15 Au, Ag, Zn y Cu decrecen de manera<br />

constante hacia el sudeste, mientras que el Sb posee comportamiento inverso, de la forma que sería de<br />

esperar en un perfil de este tipo de depósitos, apoyando la interpretación de que la veta manifiesta<br />

niveles de menor profundidad en ese sector.<br />

Sin embargo, al mismo tiempo, As, Tl y Hg decrecen en esta dirección y el Pb presenta un<br />

comportamiento particular, con anomalías positivas en ambos extremos. En los dos primeros elementos<br />

se reconoce una fuerte removilización al encontrarse concentrados en los pulsos 4 y 5 de la veta (figura<br />

6-16), mientras que Hg y Pb presentan comportamientos un tanto erráticos que no resultan de sencilla<br />

comprensión a través del estudio realizado.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 161


Figura 6-15: Valores geoquímicos de muestras representativas a lo largo de la veta. Todos los elementos en ppm<br />

salvo Au en ppb.<br />

Detalle de pulsos de Veta Eureka<br />

En función de la diferenciación de pulsos realizada en la veta Eureka, se ha abarcado a la misma desde<br />

el punto de vista de los resultados geoquímicos obtenidos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 162


Para una sencilla comparación entre los resultados obtenidos, se los graficó mediante histogramas de<br />

barras (figura 6-16) identificando a cada pulso con un número correlativo desde el más profundo y<br />

antiguo (Bandeado Costriforme) con el número 1, hasta el representante de condiciones más someras y<br />

último con el número 7 (Multibrecha), a los que se sumó la textura en “Panal de abejas” (PA)<br />

característica del sector sudeste de la veta.<br />

Lo primero que puede observarse es que para todos los elementos tenidos aquí en cuenta, los pulsos 4 y<br />

5 (Brecha silíceo-ferruginosa y Evento Limonítico respectivamente) presentan anomalías positivas<br />

respecto al resto de los demás pulsos, siendo en la mayoría de los casos la moda principal (As, Tl, Ag,<br />

Cu, Zn, Ba y Mn), mientras que en otros es la secundaria dentro de una distribución de tipo bimodal (Sb,<br />

Au, Hg y Pb).<br />

Este particular comportamiento de los metales puede explicarse desde varios puntos de vista. Por un<br />

lado, ambos pulsos involucrados son los que presentan mayor participación de óxidos de hierro, lo cual<br />

fue anteriormente interpretado como el producto de fluidos provenientes de celdas convectivas que se<br />

cargan de elementos (metales y óxidos) de niveles superiores que luego depositan en profundidad<br />

cuando las condiciones son favorables (Corbett y Leach, 1995).<br />

Por otro lado también ambos pulsos son producto de brechamiento hidrotermal, lo que genera un brusco<br />

decaimiento en la presión del sistema, una de las principales causas de la precipitación de los elementos<br />

involucrados. Esto último se ve también manifestado, aunque a menor escala, en el pulso 2 (Brecha<br />

Silícea) donde metales como As, Sb, Au, Hg, Cu, Zn y Mn presentan valores mayores que en los pulsos<br />

que lo anteceden y le siguen (pulsos 1 y 3).<br />

De esto se desprende que la mayoría de los elementos se encuentren posiblemente reconcentrados<br />

gracias a la removilización de pulsos anteriores, no ocurriendo esto con el elemento de mayor interés<br />

económico, el oro.<br />

Otros sectores mineralizados<br />

El resto de las áreas con evidencias de mineralización descriptas anteriormente también registraron<br />

algún tipo de anomalía que las indican como afectadas por un sistema hidrotermal cargado en metales,<br />

aunque se destacan las anomalías de la Brecha Hidrotermal Central y en forma subordinada algunas de<br />

los sectores Vetilleo Norte y Puesto Solo (tabla 6-10).<br />

En el primer caso casi todos los elementos tenidos en cuenta en este estudio presentan anomalías<br />

positivas siendo las más importantes las registradas en As (276 ppm), Sb (11 ppm), Ag (14 ppm) y Ba<br />

(516 ppm), mientras que en el segundo se registraron máximos de 49, 2 ppm de As y 1,5 de Ag.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 163


Figura 6-16: Valores geoquímicos discriminados por pulsos dentro de la veta Eureka. Todos los elementos en ppm<br />

salvo Au en ppb.<br />

Por último, tanto en el sector Cerro Solo como en la Brecha La Mariana se detectaron valores de 1 ppm<br />

en Hg.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 164


Por lo tanto se infiere que estos sectores estarían representando fluidos de baja temperatura,<br />

posiblemente cercanos a la paleo superficie, apoyado esto porque en la mayoría de los casos la<br />

estructura está representada por brechamiento hidrotermal.<br />

Ubicación Descripción As Sb Tl Hg Au Ag Cu Pb Zn Mn Ba<br />

BHC<br />

brecha hidrotermal (con<br />

bandeado costriforme y qz<br />

amatista) 276 11 0,2 0,3 0,3 14 11 62 57 262 516<br />

Vetilleo Norte veta (bandeado costriforme con<br />

qz amatista) 49,2 1 0,2 0 95 1,5 3,6 3,3 17 150 26<br />

Pto Solo brecha hidrotermal sobre<br />

ignimbritas (con limonitas) 44 3 < 5 < 1 33 1,2 4 7 7 52 67<br />

Co Solo brecha hidrotermal con rumbo<br />

NO-SE 22 5


ESTUDIO DE INCLUSIONES FLUIDAS<br />

Introducción<br />

Las inclusiones fluidas estudiadas aquí, corresponden a pequeñas porciones de fluido hidrotermal que<br />

quedó entrampado a modo de burbujas, dentro de los cristales de cuarzo, al momento del crecimiento<br />

mineral, preservando al fluido en su interior. De acuerdo a la posterior evolución del sistema, estas<br />

inclusiones pueden encontrarse en fase líquida, sólida o gaseosa, e incluso en cualquier combinación<br />

entre éstas.<br />

Este estudio se basa en la determinación de distintos parámetros mediante el calentamiento y<br />

congelamiento de las muestras los que luego son procesados mediante software específico. Así se<br />

obtienen valores de temperatura, salinidad, presión y profundidad del sistema hidrotermal al momento de<br />

cristalización.<br />

Dentro de este tipo de depósitos resulta bastante complejo su trabajo ya que muchas veces la baja<br />

temperatura de precipitación de la sílice hace que lo haga en forma de calcedonia u ópalo perdiendo o<br />

modificando a sus inclusiones al transformarse a cuarzo (Sander y Black, 1988).<br />

Estudios microtermométricos<br />

Se realizaron 12 secciones bi-pulidas representativas de los distintos pulsos de la veta Eureka y de las<br />

vetas de La Mariana (tabla 6-12). Solo las que presentaban fases de cuarzo cristalino fueron las que<br />

poseían buenos ejemplos de inclusiones para la realización del estudio, ya que varias de las muestras,<br />

sobre todo las realizadas sobre calcedonia u ópalo, tenían inclusiones muy pequeñas (


Con posterioridad se realizó el calentamiento de las muestras. Allí se buscó la homogenización de las<br />

inclusiones bifásicas, que en todos los casos fue a líquido. Los resultados obtenidos arrojaron valores<br />

entre los 138 y los 252°C.<br />

tamaño vapor Rango Th Thf Te Salinidad Densidad Presión Profundidad<br />

µ % (°C) (°C) (°C) %peso Na Cl eq. g/cm 3 bares mts<br />

Veta Eureka (P1)<br />

n 40 37 7 5 4<br />

promedio 13,4 24,2 191,3 -0,2 -29,1 0,33 0,88 11,8<br />

max 92,5 60 228 0 -23 320<br />

min 4 10 160 -0,7 -31,3 70<br />

La Mariana N<br />

n 27 27 8 4 2<br />

promedio 9,3 38,89 233,6 -0,2 -25,0 0,33 0,82 26,1<br />

max 30 85 252 0 -25 500<br />

min 4 15 207 -0,3 -25 185<br />

La Mariana S<br />

n 22 20 15 6 n/d<br />

promedio 8,5 30,5 185,4 -0,2 0,33 0,89 9,2<br />

max 20 80 214 0 250<br />

min 3 20 138 -0,4 20<br />

Tabla 6-12: Resultado del estudio de inclusiones fluidas. En negro el resultado del mapeo de las inclusiones<br />

mediante microscopio petrográfico, en rojo valores surgidos del calentamiento, en azul del enfriamiento, en verde del<br />

procesamiento de los datos con el programa Flincor, en naranja a partir de las isócoras de la figura 6-17 y en<br />

morado a partir de la figura 6-18 (Haas, 1971)<br />

Con los valores de temperaturas de homogenización (Th) y de temperatura de fusión final del hielo (Thf)<br />

obtenidos en el laboratorio, y mediante la utilización del programa FLINCOR se obtuvieron parámetros<br />

como salinidad, densidad y los elementos necesarios para la construcción de las isócoras mediante las<br />

cuales se obtiene la presión de entrampamiento.<br />

Las salinidades promedio de las estructuras estudiadas resultaron dentro del intervalo correspondiente a<br />

los depósitos de tipo epitermal, así como de las inclusiones fluidas en cuarzo medidas en otros sectores<br />

del Macizo del Deseado (tabla 6-13), aunque hacia el extremo de los valores más bajos. Esto<br />

posiblemente se deba a que los sectores aflorantes de estas vetas estén representando niveles muy<br />

altos del sistema hidrotermal, por encima de la precipitación de la mayoría de los metales.<br />

Temp de homogeinización (°C) Salinidad aparente (% eq. NaCl)<br />

Sistemas geotermales (1) 100-350 0,2 a >3<br />

Epitermales ricos en Au-Ag (1) 200-310 0 a 8<br />

Epitermales Macizo del Deseado (2) 130-320 0,18-8<br />

Eureka (3) 160-228 0,33<br />

La Mariana N (3) 207-252 0,33<br />

La Mariana S (3) 134-214 0,33<br />

Tabla 6-13: (1) Hedenquist y Henley (1985b); (2) Recopilación de Guido (2002), Mykietiuk y Curci (2004) y<br />

Moreira (2005). (3) Datos obtenidos en el presente estudio.<br />

Los valores de presión detectados mediante la realización de las isócoras que varió entre 9,2 y 26,1<br />

bares (figura 6-17) dan a las estructuras estudiadas, también una alta posición dentro del sistema<br />

hidrotermal jurásico.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 167


Figura 6-17: Isócoras correspondientes a las inclusiones de las vetas Eureka, La Mariana norte y La Mariana sur.<br />

Por otro lado, una aproximación a la profundidades mínimas de entrampamiento de las inclusiones pudo<br />

calcularse a partir del gráfico de Haas, 1971, el que si bien fue contruido para la utilización de<br />

temperaturas de ebullición, teniendo en cuenta la baja profundidad de este tipo de depósitos, es<br />

perfectamente utilizable en los casos que no se haya detectado dicho proceso.<br />

Mediante este gráfico (figura 6-18) se obtuvieron rangos de profundidades mínimas para cada estructura,<br />

dejando de manifiesto que La Mariana sur (20-250 m) representa niveles bastante próximos a la<br />

paleosuperficie jurásica, mientras que La Mariana norte (185-500 m) si bien también es alta dentro del<br />

sistema hidrotermal, representa fluidos más profundos que la estructura anterior.<br />

El sector noroeste de la veta Eureka, que es donde se reconocieron las inclusiones fluidas, estaría<br />

representando un fluido con profundidad intermedia (70-320 m) en comparación con el área La Mariana.<br />

Figura 6-18: Diagrama utilizado en la aproximación a las profundidades mínimas de entrampamiento (Haas, 1971)<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 168


ESTUDIO DE ISÓTOPOS ESTABLES<br />

Introducción<br />

El estudio de los isótopos estables de elementos como O, S y C, viene siendo usado en el modelado de<br />

depósitos minerales desde las últimas décadas (Ohmoto y Rye, 1979).<br />

Como los isótopos aquí utilizados son estables y por lo tanto no decaen con el tiempo, son procesos<br />

físico-químicos los que determinan las cantidades de cada isótopo, así es que el mecanismo básico que<br />

se usa en este estudio es la medición de las cantidades relativas presentes de cada isótopo de un<br />

determinado elemento de interés, por ejemplo el oxígeno.<br />

Asumidas previamente las relaciones isotópicas de las posibles fuentes de fluido hidrotermal y las<br />

características del fraccionamiento isotópico generado a partir de distintos procesos posteriores,<br />

mediante el valor de la cantidad de relativa de cada isótopo obtenido en laboratorio se puede llegar a<br />

determinaciones tanto genéticas como evolutivas del fluido hidrotermal.<br />

Para el presente trabajo se han analizado por O las vetas de cuarzo La Mariana, veta Eureka,<br />

mineralizaciones secundarias, los estromatolitos silíceos, el sinter silíceo “Las Margaritas”, por C y O<br />

vetas y vetillas de calcita y de los estromatolitos carbonáticos y por S muestras de pirita de La Mariana<br />

norte, veta Eureka, la Brecha Hidrotermal Central y el Vetilleo Norte.<br />

Isótopos de oxígeno en cuarzo<br />

Los resultados obtenidos en laboratorio consistieron en el valor de δ 18 O del mineral, en valores por mil<br />

(‰) y calculados en función de su desviación respecto del SMOW (Standard Mean Ocean Water).<br />

Luego, para la caracterización del fluido en equilibrio con este mineral, se calculó el valor de δ 18 O fluido<br />

utilizando la fórmula de Zheng (1993) según:<br />

δ 18 O fluido = δ 18 O qz - 10 3 ln α<br />

donde<br />

10 3 ln α= D(10 6 )/T 2 + E(10 3 )/T + F<br />

siendo D, E y F constantes determinadas experimentalmente y T la temperatura de precipitación del<br />

cuarzo en °K. Los valores de temperatura utilizados fueron los obtenidos mediante las inclusiones<br />

fluidas,<br />

El conjunto de los resultados obtenidos se encuentran en la tabla 6-14, mientras que el promedio de<br />

cada una de las estructuras analizadas se encuentra graficado en la figura 6-19.<br />

De la observación de estos valores surge que por un lado las vetas de La Mariana y el Vetilleo norte<br />

conforman un grupo que promedia un δ 18 O qz de entre 5,8 y 7,6 ‰, con valores mínimos en La Mariana<br />

norte y máximos en La Mariana sur.<br />

Un poco más altos son los valores registrados en la veta Eureka, con una media de δ 18 O qz de 12 ‰,<br />

mientras que por otro lado el conjunto de los rasgos geotermales del área (Estromatolitos silíceos y<br />

Sinter Las Margaritas) ronda un valor de δ 18 O qz de 15‰.<br />

Esto puede adjudicarse a que el primer grupo esté representando fluidos de mayor temperatura que los<br />

de que dieron origen a la veta Eureka, y que a su vez los fluidos hidrotermales que reemplazaron los<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 169


estromatolitos y generaron el sinter fueron de más bajas temperaturas que los que dieron lugar a las<br />

vetas.<br />

N° de muestras δ 18 O qz (‰) temp °C δ 18 O fluido (‰)<br />

Eureka 8 12,0 185 -0,71<br />

La Mariana norte 5 5,8 235 -3,89<br />

La Mariana sur 2 7,6 185 -5,09<br />

Vetilleo norte 2 6,6 190 -5,70<br />

Estromatolitos silíceos 2 14,9 90 -7,69<br />

Sinter Las Margaritas 5 14,4 90 -8,10<br />

Tabla 6-14: Promedios de los valores de δ 18 O qz (medido) y de δ 18 O fluido (calculado).<br />

Lo anteriormente interpretado tiene un fuerte apoyo al estudiar en detalle las muestras representativas<br />

de la veta Eureka (tabla 6-15).<br />

Como se vio anteriormente, durante el estudio de detalle de la veta Eureka, en función de las texturas de<br />

cuarzo, geoquímica, mineralogía, etc., se interpretó que a medida que avanzaba la evolución de la veta,<br />

cada pulso representaba temperaturas cada vez más bajas, llegando al extremo sudeste de la veta,<br />

donde la textura en Panal de abejas era representativa de procesos de reemplazo de la roca de caja.<br />

Algunos de estos pulsos fueron analizados y se reconoció que los resultados de δ 18 O qz manifestaron<br />

una clara tendencia a aumentar sus valores hacia los pulsos representativos de las menores<br />

temperaturas.<br />

Muestra δ 18 O qz (‰) temp °C<br />

Pulso 2 (cemento silíceo) R259 11,2 190<br />

Pulso 3 (en sector noroeste) R258 9,6 190<br />

Pulso 3 (en sector noroeste) R297 10,6 190<br />

Pulso 3 (cuarzo violáceo en drusa) R298 10,7 190<br />

Veta Eureka<br />

Pulso 3 (sambayón en sector central) R322 11,5 190<br />

Pulso 4 roca total R260 11,9 190<br />

Pulso 4 (solo cemento SF) R266 13,6 190<br />

Textura Panal de abejas R397 16,8 150<br />

Tabla 6-15: Detalle de análisis realizados en la veta Eureka. Promedios de los valores de δ 18 O qz (medido)<br />

En cuanto la caracterización isotópica de los rasgos geotermales encontrados en el área, cuando son<br />

comparados con las vetas y vetillas de cuarzo del mismo sector (tabla 6-14 y figura 6-19) se observa que<br />

los primeros presentan mayores valores de δ 18 O qz, al igual que fue manifestado en otros depósitos del<br />

mismo tipo dentro del Macizo del Deseado (tabla 6-16). Como fue interpretado en las otras ocasiones,<br />

esto estaría indicando que los fluidos que generaron el Sinter silíceo y la silicificación de los<br />

estromatolitos, tuvieron lugar en ambientes someros a bajas temperaturas como fuera señalado por<br />

Ewers (1991) para este tipo de depósitos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 170


Cuarzo de<br />

vetas o<br />

vetillas<br />

Rasgos<br />

Geotermales<br />

Localidad<br />

δ 18 O qz (‰) δ 18 O fluido (‰) Referencia<br />

Cerro Vanguardia 9,3 a 12,8 1,5 a 5 Schalamuk et al., 1999a<br />

Manantial Espejo 8,8 a 12,7 No calculado Schalamuk et al., 1998<br />

1,8 a 15,7 -6,4 a 2,8 Schalamuk et al., 1999a<br />

2,4 a 16,6 -9,24 a 7,64 Echeveste, 2005<br />

La Josefina<br />

12,8 a 14,7 4,4 a 6,35 Schalamuk et al., 1999a<br />

3 a 8,1 -7,84 a 0,13 Moreira, 2005<br />

El Dorado-Montserrat 6,1 a 8,6 -3,11 a -1,9 Echavarría, 1997a<br />

Bajo Pobre 9,3 a 14,8 -3,5 a 2 Schalamuk et al., 1999a<br />

Zona oriental (MD) -0,5 a -5,6 -9,94 a -3,15 Guido, 2002<br />

La Esperanza 3,9 a 5,2 -9,1 a -7,8 Mykietiuk y Curci, 2004<br />

Vetas Eureka La Mariana 4,3 a 13,6 -5,9 a 1,3 Este estudio<br />

La Marciana 7,3 a 16 No calculado Guido, 2002b<br />

Manantial Espejo 18,2 a 19,3 No calculado Schalamuk et al., 1999a<br />

12,9 a 20,4 -11,22 a -3,72 Echeveste, 2005<br />

La Josefina 12,8 No calculado Guido et al., 2001<br />

10,1 -11 Moreira, 2005<br />

El Macanudo 19,2 a 21,2 No calculado Schalamuk, et al., 1999b<br />

San Agustín 13,4 a 20,8 No calculado Guido et al., 2001a<br />

Sinter Las Margaritas 13,6 a 15,4 -8,94 a -7,14 Este estudio<br />

Tabla 6-16: Datos de δ 18 O qz y δ 18 O fluido otros depósitos del Macizo del Deseado.<br />

Con la intención de caracterizar la fuente del fluido hidrotermal jurásico, y como una aproximación hacia<br />

la composición de las aguas meteóricas para ese momento, se han utilizado como referencia los datos<br />

existentes de δ 18 O y δD de precipitaciones de las localidades más próximas (IAEA/WMO, 2004) y los<br />

datos obtenidos por Cravero et al. (1991) para caolinitas supergénicas del Jurásico superior-Cretácico<br />

del este del Macizo del Deseado. Los promedios obtenidos para estos elementos fueron de -11,03 y -<br />

84,29 para Ushuaia y de -7,14 y -56,14 para Puerto Madryn, respectivamente.<br />

20,0<br />

15,0<br />

10,0<br />

5,0<br />

d 18O qz (‰)<br />

d 18O fluido (‰)<br />

Figura 6-19: Histogramas<br />

de valores promedios de<br />

δ 18 O qz y δ 18 O fluido para<br />

los sectores: Eu: veta<br />

Eureka, LMN: La Mariana<br />

norte, LMS: La Mariana<br />

0,0<br />

sur, VN: Vetilleo norte,<br />

ES: Estromatolitos silíceos<br />

-5,0<br />

-10,0<br />

Eu<br />

LMN<br />

LMS<br />

VN<br />

ES<br />

SLM<br />

y SLM: Sinter Las<br />

Margaritas<br />

Esta información sumada al conjunto de los datos publicados de vetas y vetillas del Macizo del Deseado<br />

se ha volcado en un gráfico de δD vs. δ 18 O (figura 6-20). Vale la aclaración de que aunque las distintas<br />

áreas quedan graficadas como líneas rectas debido a la falta de valores de δD, debe considerarse que<br />

los valores de este isótopo para cada depósito estudiado quedan comprendidos dentro del intervalo<br />

correspondiente al de las aguas meteóricas de la zona, ya que el H presenta muy poco fraccionamiento<br />

isotópico durante la relación agua-roca (Recio, 2000).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 171


Es así que los valores de δ 18 O fluido registrados en el área (-5,9 a 1,3‰ ) quedan comprendidos en un<br />

sector intermedio entre las aguas magmáticas y las meteóricas, pero con una tendencia hacia esta<br />

última.<br />

De este mismo gráfico surge que los datos de δ 18 O fluido correspondientes al área de tesis se<br />

encuentran en el sector medio del campo correspondiente a las mineralizaciones del Macizo (-9,94 a<br />

7,8‰) determinando que las mineralizaciones estudiadas en este trabajo no presentan grandes<br />

variabilidades en cuanto al aporte relativo de aguas magmáticas-meteóricas y/o en las temperaturas de<br />

formación.<br />

Figura 6-20: Diagrama de δD vs. δ 18 O del fluido en equilibrio con el mineral (en este caso cuarzo) para vetas y<br />

vetillas de cuarzo del Macizo del Deseado. El campo de los Vapores volcánicos es de Giggenbach (1992) y el de<br />

Aguas magmáticas de Sheppard (1996).<br />

De todos modos, y trabajando más en detalle con los valores obtenidos, puede hacerse la aproximación<br />

a que el aporte de aguas magmáticas ha sido mayor en la veta Eureka (-0,71‰) que en La Mariana norte<br />

(-3,89‰), La Mariana sur (-5,09‰) y Vetilleo norte (-5,7‰).<br />

Finalmente los Estromatolitos silíceos (-7,69‰) y Sinter Las Margaritas (-8,1‰) registran el menor aporte<br />

de aguas magmáticas como es característico de estas estructuras geotermales.<br />

Isótopos de carbono y oxígeno en carbonato<br />

En este caso el material analizado consistió en vetas y vetillas de carbonatos y estromatolitos<br />

carbonáticos, obteniéndose valores de δ 13 C y de δ 18 O en relación al estándar PDB (Belemnite de la<br />

Formación Pee Dee) y de δ 18 O según el estándar SMOW , todos ellos expresados en delta por mil (δ ‰)<br />

(tabla 6-17).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 172


N° muestra δ 13 C PDB δ 18 O PDB δ 18 O SMOW<br />

Estromatolitos carbonáticos R114-1 2,030 -6,995 23,698<br />

Estromatolitos carbonáticos R114-2 2,734 -5,946 24,779<br />

Estromatolitos carbonáticos R114-3 0,637 -8,481 22,166<br />

Estromatolitos carbonáticos R114-4 1,562 -8,882 21,752<br />

Estromatolitos carbonáticos R114 -0,849 -18,838 11,489<br />

Vetilla de calcita en andesitas R124 -3,235 -22,135 8,089<br />

Vetilla de calcita en ignimbritas R149 -8,857 -19,44 10,868<br />

Vetilleo Norte calcita (microcristalina) R 162 -7,171 -27,269 2,797<br />

Vetilleo Norte calcita (grandes cristales) R416 B -8,553 -15,405 15,028<br />

Tabla 6-17: Resultados de δ 13 C y δ 18 O sobre muestras de carbonatos (calcita) del área de tesis.<br />

Estos valores han sido graficados en un diagrama de δ 13 C vs. δ 18 O (figura 6-21) y comparados con los<br />

resultados obtenidos por Simmons y Christensen (1994) para el sector de Broadlands-Ohaaki (Nueva<br />

Zelanda), donde estos isótopos fueron utilizados como una herramienta para establecer el origen de los<br />

fluidos que dieron lugar a la formación de calcita.<br />

Figura 6-21: Diagrama de δ 13 C vs. δ 18 O modificado Simmons y Christensen (1994), con las muestras del área de<br />

tesis y de otros sectores del Macizo del Deseado según: Manantial Espejo (ME) y Marcelina (Echeveste, 2005) y La<br />

Josefina (Moreira et al., 2005). La aragonita superficial y las curvas de H 2 CO 3 y HCO - 3 son de Simmons y<br />

Christensen (1994).<br />

A primera vista se observa que las muestras se disponen según dos grupos principales, uno con valores<br />

mínimos de δ 13 C de –0,85‰ y de 11,5‰ de δ 18 O que es el que corresponde a las estructuras<br />

estromatolíticas carbonáticas y otro con valores máximos de δ 13 C –3,2 ‰ y de 15‰ de δ 18 O,<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 173


correspondiente a las vetas y vetillas de calcita, coincidiendo con la signatura isotópica de depósitos<br />

similares en el Macizo del Deseado.<br />

En función de los criterios establecidos por Simmons y Christensen (1994) la ubicación del grupo de<br />

muestras de los estromatolitos estaría indicando que fueron originados por fluidos de baja temperatura<br />

(en función de los altos valores de δ 13 C) y con un gran aporte de aguas meteóricas calentadas por vapor<br />

(dados los valores de δ 18 O).<br />

Por otro lado, el grupo de vetas y vetillas correspondería a fluidos en equilibrio de mayor temperatura y<br />

con un mayor aporte de aguas cloruradas profundas, esto último debido a los bajos valores de δ 18 O.<br />

Existen algunas muestras que se comportan levemente diferente a las tendencias generales, debido a<br />

que ninguno de los grupos planteados son aquí presentados como extremos opuestos, por ejemplo, la<br />

muestra representativa del vetilleo de calcita en andesitas, corresponde a vetillas que se disponen en el<br />

contacto entre bloque y bloque de una colada andesítica con intensa alteración propilítica y por lo tanto<br />

se interpreta que su aporte principal se debió a la alteración de rocas volcánicas sometidas a aguas<br />

calentadas por vapor mientras que fue menor el de un fluido hidrotermal profundo clorurado.<br />

Asimismo Recio (2000) sugiere que altos valores en δ 13 C serían también indicativos de un aumento en el<br />

aporte de aguas superficiales para el fluido en equilibrio.<br />

Finalmente y como fuera notado por Guido et al. (2002a) los valores de 13 C PDB y en 18 O PDB registrados<br />

en los estromatolitos carbonáticos son muy similares a los determinados por Chafetz et al. (1991) en<br />

estromatolitos eocenos de Nuevo México (EEUU) los cuales fueron interpretados como generados por<br />

emanaciones calientes de agua dulce en un ambiente volcánico.<br />

Isótopos de azufre en pirita<br />

Los isótopos de azufre pueden ser utilizados en el estudio de depósitos epitermales con la finalidad de<br />

estimar la fuente de azufre. La notación en este caso es expresada en δ 34 S ‰ en relación al estándar<br />

CDT (Troilita del meteorito del Cañón del Diablo).<br />

En este caso se analizaron muestras de pirita correspondientes a las vetas de cuarzo: Eureka, La<br />

Mariana norte y Vetilleo norte y la representativa de la diseminación de pirita en la caja de la Brecha<br />

Hidrotermal Central (tabla 6-18).<br />

Muestra δ 34 S pirita<br />

Veta Eureka R 382 -2<br />

La Mariana norte R 413 -0,8<br />

Vetilleo norte R 415 -2,5<br />

Brecha Hidrotermal Central R 411 -2,9<br />

Localidad<br />

δ 34 S pirita<br />

Referencia<br />

Media Máximo Mínimo<br />

Dorado Montserrat 0,8 0,8 0,8 Echavarría, 1997a<br />

Sector oriental 1,05 2,3 -1 Guido, 2002<br />

Manantial Espejo 0,84 2,4 -3,3 Echeveste, 2005<br />

La Josefina 3,2 3,8 2,7 Moreira, 2005<br />

Eu, LMN, VN y BHC -2,05 -0,8 -2,9 Este trabajo<br />

Tabla 6-18: Valores de δ 34 S del área de tesis.<br />

Tabla 6-19: Valores de δ 34 S de otras áreas del Macizo.<br />

Los valores de δ 34 S registrados en las piritas del área de tesis van desde los –2,9 a los –0,8%, por lo<br />

tanto cercanos al 0, lo que estaría indicando una filiación magmática para el azufre disponible en el fluido<br />

hidrotermal, posiblemente vinculado a la lixiviación de sulfuros primarios en las rocas hospedantes de la<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 174


mineralización, producto de la intensa actividad volcánica desarrollada en el Macizo del Deseado durante<br />

el Jurásico medio-superior (Complejo Bahía Laura).<br />

Estos valores son similares a los registrados en otras áreas del Macizo (tabla 6-19) aunque puede<br />

observarse en varias de las muestras del área estudiada, una sutil diferencia marcada por la tendencia<br />

hacia los valores negativos de δ 34 S. Según fuera interpretado por Echeveste (2005) para los valores<br />

más bajos obtenidos en Manantial Espejo, esto podría deberse a condiciones de precipitación algo<br />

diferentes al resto de los depósitos, donde un incremento en la fugacidad del oxígeno y el consecuente<br />

aumento de la fase oxidada (SO 2 ) condiciona la precipitación de sulfuros isotópicamente más ligeros, lo<br />

que podría deberse a una mayor participación de aguas superficiales.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 175


ESTUDIO DE ISÓTOPOS DE PLOMO<br />

Introducción<br />

Los isótopos de plomo son usados en el estudio de los yacimientos minerales con el fin de comprender<br />

el origen de los metales y del fluido mineralizante, y aproximar la edad de su generación. Esto está<br />

basado en el concepto que en este tipo de depósitos el oro se encuentra íntimamente relacionado con la<br />

pirita, y como en este caso el plomo es medido en la pirita, se estima una mismo origen para los<br />

elementos metálicos que conforman la pirita que para el oro.<br />

Schalamuk et al. (1997) y Moreira et al. (2005) determinaron para algunos depósitos del sector central<br />

del Macizo, intervalos de isótopos de Pb de 18,307-18,722 para 206 Pb/ 204 Pb, 15,590-15,953 para<br />

207 Pb/ 204 Pb y 38,290-39,527 para 208 Pb/ 204 Pb, a través del análisis de cinco muestras de galena y tres de<br />

pirita y esfalerita, respectivamente.<br />

Aquí se tratarán los resultados obtenidos sobre muestras de pirita, cuarzo de vetas y sobre distintas<br />

facies volcánico piroclásticas hospedantes de mineralización epitermal jurásica para el Macizo del<br />

Deseado (<strong>Lopez</strong> et al., <strong>2006</strong>b).<br />

Metodología y resultados obtenidos<br />

Las muestras estudiadas fueron analizadas en el Centro de Pesquisas Geocronológicas del Instituto de<br />

Geología Isotópica de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, donde se llevó a cabo tanto la preparación de<br />

las muestras como su análisis según la rutina expuesta en el Capítulo 2.<br />

Las composiciones isotópicas de Pb de los sulfuros y el cuarzo se mostraron radiogénicas y<br />

relativamente homogéneas (tabla 6-20), con relaciones 206 Pb/ 204 Pb en el intervalo 18,343 – 18,460; de<br />

207 Pb/ 204 Pb entre 15,599 y 15,631 y de 208 Pb/ 204 Pb entre 38,344 y 38,479.<br />

Las muestras correspondientes a las rocas jurásicas analizadas, registraron composiciones isotópicas de<br />

Pb para 206 Pb/ 204 Pb; 207 Pb/ 204 Pb y 208 Pb/ 204 Pb, entre 18,474 – 18,662; 15,595 – 15,621 y 38,575 – 38,831<br />

respectivamente, mostrando que en promedio, las composiciones isotópicas de las rocas hospedantes<br />

de la mineralización son más radiogénicas que las representativas de los sulfuros y el cuarzo como es<br />

esperado.<br />

Material 206 Pb/ 204 Pb Error % (1σ) 207 Pb/ 204 Pb Error % (1σ) 208 Pb/ 204 Pb Error % (2σ)<br />

Cuerpo subvolc. dacítico 18,662 0,008 15,620 0,007 38,733 0,008<br />

Cuerpo subvolc. andecítico 18,497 0,020 15,595 0,018 38,638 0,019<br />

Coladas and. inferiores 18,474 0,008 15,600 0,010 38,575 0,010<br />

Coladas and. superiores 18,621 0,012 15,603 0,008 38,738 0,008<br />

Ignimbrita anfibolítica 18,597 0,009 15,621 0,007 38,729 0,008<br />

Domos riolíticos 18,645 0,007 15,621 0,007 38,831 0,006<br />

Veta Eureka / qz 18,368 0,012 15,604 0,012 38,372 0,014<br />

Veta Eureka / py 18,343 0,015 15,599 0,011 38,344 0,012<br />

Vetilleo Norte / py 18,392 0,011 15,615 0,008 38,407 0,008<br />

LMN / qz 18,460 0,035 15,631 0,031 38,479 0,034<br />

LMN / py 18,365 0,011 15,601 0,011 38,361 0,012<br />

BHC / py 18,400 0,008 15,628 0,007 38,452 0,008<br />

Tabla 6-20: Resultados de isótopos de Pb<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 176


Esto se debe a que, como los sulfuros no tienen U y Th (o tienen en muy poca cantidad), después que el<br />

Pb entra en la estructura de los mismos, la composición isotópica no varía (permanece la inicial),<br />

mientras que por otro lado, en las rocas la composición isotópica del Pb continúa creciendo hasta hoy,<br />

siempre paralelo a las curvas del diagrama de plumbotectónica, motivo por el cual están localizadas más<br />

adelante, pero en el mismo alineamiento. Por tal motivo las rocas tienen relaciones isotópicas 207/206 Pb<br />

más cercanos al 0Ma que los sulfuros y el cuarzo (figura 6-23).<br />

Discusión y conclusiones<br />

Los resultados obtenidos se ubican dentro del intervalo correspondiente a los valores previamente<br />

registrados en el Macizo del Deseado, con la salvedad de que poseen una tendencia a los valores más<br />

bajos tanto para la relación 206 Pb/ 204 Pb como<br />

para 207 Pb/ 204 Pb.<br />

Las composiciones isotópicas registradas por<br />

la totalidad de las muestras se disponen entre<br />

las curvas del orógeno y la corteza superior<br />

en el diagrama Uranogénico del modelo<br />

Plumbotectónico de Zartman y Doe (1981)<br />

(figura 6-22), indicando que el Pb que se<br />

encuentra en los sulfuros y el cuarzo es<br />

proveniente predominantemente de rocas de<br />

la corteza continental superior con alta a<br />

moderada relación Th/Pb.<br />

Figura 6-22: Curvas de evolución isotópica de Pb para<br />

reservorio geoquímico terrestre según Zartman y Doe (1981).<br />

En un detalle de este gráfico (figura 6-23), se observa que el campo determinado por las<br />

mineralizaciones analizadas es interceptado por la tendencia de los puntos analíticos representativos de<br />

las rocas ácidas mientras que no ocurre lo mismo con el grupo de rocas intermedias.<br />

De todos modos, el trend oblicuo que determina el conjunto de muestras de sulfuros y cuarzo sugiere<br />

fuentes heterogéneas de Pb con relaciones U/Pb distintas.<br />

En esta misma figura, se observa como la línea media de los valores de las mineralizaciones intercepta<br />

la curva de evolución de isótopos de Pb de Stacey & Krammers (1975) aproximadamente a los 200Ma.<br />

Esta edad modelo, más allá de la baja precisión, sugiere una edad jurásica para la actividad hidrotermal<br />

asociada al área de estudio.<br />

Por lo tanto, coincidiendo con <strong>Lopez</strong> et al., <strong>2006</strong>b, se interpreta que la mineralización se debió al<br />

desarrollo de una actividad hidrotermal a escala regional, dentro de la corteza superior continental, con<br />

lixiviación de Pb, y probablemente oro, de la suite ácida, o a través de una compleja mezcla de Pb de<br />

ésta última con una cantidad subordinada de Pb de la suite intermedia.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 177


Figura 6-23: Diagrama de interpretación genética a partir de isótopos de Pb.<br />

Finalmente, la edad modelo de 1,2 Ga obtenida para las Coladas andesíticas inferiores, al indicar una<br />

fuente cortical “Grenvilliana” para estas rocas, estaría de acuerdo con la participación de Pb cortical<br />

formando parte de los fluidos mineralizantes.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 178


ESTRUCTURA DE LAS MINERALIZACIONES<br />

Dentro de los depósitos epitermales, los de tipo Baja sulfuración como los hallados en el área de tesis,<br />

poseen un fuerte control estructural dominado por la estructuración regional, mientras que la disposición<br />

de los de tipo Alta sulfuración se encuentra regida principalmente por el campo de esfuerzos local<br />

dependiente del centro volcánico al cual éstos se encuentran asociados, disponiéndose como vetas<br />

radiales o anulares.<br />

El ambiente típico de los depósitos de Baja sulfuración es el de campos extensionales, generalmente<br />

asociados a procesos de rifting, que generan por un lado el marco volcánico y la consecuente elevación<br />

de las isotermas y por otro relajación en la corteza con generación de espacios abiertos por donde<br />

circulan con facilidad los fluidos hidrotermales, hasta el momento que por diversas causas (por ejemplo:<br />

cambios de temperatura, presión o disposición local de los esfuerzos) éstos se detienen y precipitan<br />

dando lugar a estructuras vetiformes.<br />

Estas generalidades son aplicables a grandes rasgos en el Macizo del Deseado, aunque una revisión de<br />

cada caso en particular es necesaria, ya que no es practicable la aplicación de un único mecanismo de<br />

generación de estructuras mineralizadas para toda el área ya que en los distintos depósitos estudiados<br />

hasta hoy en día, se han registrado importantes variaciones en las rocas de caja (Jovic, et al., 2004), en<br />

el origen del fluido hidrotermal (Echeveste, 2005) y en la asociación directa de la mineralización con<br />

campos volcánicos (Echavarría, 1997a), siendo esto muchas veces causal de una disposición espacial<br />

de los depósitos.<br />

Como se ha visto en el capítulo 4, se identificó a la orientación ONO como la frecuencia principal en la<br />

disposición de las mineralizaciones jurásicas para el sector noroeste del Macizo. Esta dirección no se<br />

correspondía con los rumbos más comunes de las fracturas para el mismo sector, de lo que se interpretó<br />

que resulta fundamental la comprensión de la cinemática de las fallas para cada sector analizado, y por<br />

lo tanto, que sólo una alta cantidad de fracturas en determinada orientación no garantiza la presencia de<br />

mineralización en esta misma.<br />

El control estructural en las mineralizaciones del área<br />

A tal fin se intentó el mapeo estructural de las principales mineralizaciones del área: veta Eureka, La<br />

Mariana norte y La Mariana sur.<br />

La presencia de indicadores cinemáticos en estas estructuras resultó bastante escasa, solo se<br />

reconocieron algunas estrías en la veta Eureka que por lo aisladas y variables en cuanto a su rumbo e<br />

inclinación hicieron poco representativa su interpretación.<br />

Es así que el análisis estructural de las vetas se basó en el cambio (o no) de sus orientaciones e<br />

inclinaciones y en la interpretación de las variaciones de las principales características internas de las<br />

mismas (morfología, texturas de cuarzo, mineralogía, isotopía, etc.), principalmente de la veta Eureka.<br />

Los escasos afloramientos de las vetas del sector La Mariana y la reducida corrida de las vetas<br />

determinó que solo pueda tenerse en cuenta para su análisis estructural su rumbo e inclinación, siendo<br />

N080°/80°N para La Mariana norte y N105°/90° para La Mariana sur.<br />

El caso contrario ocurre con la veta Eureka, que presenta afloramientos discontinuos a lo largo de más<br />

de 4 km (figura 6-24).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 179


Figura 6-24: Mapa simplificado de la veta Eureka, con la interpretación estructural de la realizada. A, B y C son<br />

detalles del sector noroeste donde se observaron las principales evidencias estructurales del área.<br />

La mayoría de la estructura se encuentra representada por tramos continuos de veta o vetilleo de cuarzo,<br />

con hasta 100 m de corrida y rumbo N 305°. Así como otras características que son variables a lo largo<br />

de la estructura, también lo es la inclinación que, mientras en los sectores Centro y Sudeste es vertical,<br />

en el sector noroeste presenta una rama principal que inclina 80° al SO, y algunas ramas secundarias<br />

que inclinan 70-80° al NE, generando en este último caso, estructuras tipo duplex múltiple (Davis y<br />

Reynols, 1996) (foto 6-34).<br />

Producto del mapeo de detalle realizado, se reconocieron distintos bloques de la veta que se encuentran<br />

desplazados unos respectos de otros, en dirección subperpendicular al rumbo principal, en algunos<br />

casos con aparente separación horizontal dextral y en otros de tipo sinestral.<br />

El primero de los casos (dextral) se ve mayormente registrado hacia el sudeste de la veta, originándose<br />

un intervalo, entre bloque y bloque, en el cual no se registran afloramientos de la misma (figura 6-24 A).<br />

Por el contrario, cuando es de tipo sinestral, como se observa en el sector noroeste de la veta, el espacio<br />

donde se produce la dislocación de la fractura principal se encuentra representado por afloramientos de<br />

veta con rumbo variable (N45° en promedio), que en conjunto poseen una forma sigmoidal (figura 6-24 B<br />

y C) de gran tamaño.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 180


Este tipo de estructuras reconocidas comúnmente<br />

en depósitos vetiformes, pero generalmente de<br />

tamaños mucho menores, son muy útiles al<br />

momento de interpretar la cinemática de la<br />

estructura al momento de su formación, aunque ello<br />

no implique una única posibilidad para su génesis.<br />

Es así que las principales estructuras a las que se<br />

pueden asociar la generación del sigmoide de la<br />

veta Eureka son conocidas como: Estructuras de<br />

Transferencia y Curvas o Codos de Relajamiento<br />

(Davis y Reynols, 1996).<br />

Foto 6-34: Estructura tipo duplex múltiple en el<br />

noroeste de la veta Eureka. Visual hacia el ESE.<br />

Como Estructuras de Transferencia (“Transfer structures”) (figuras 4-8 A) se reconoce al vínculo entre<br />

dos segmentos de una falla. Si el desplazamiento principal de estas fallas es de rumbo, en estos<br />

sectores de solapamiento se generan fallas extensionales que dan lugar a estructuras tipo pull-appart,<br />

mientras que si la falla principal tiene un comportamiento extensional, en estos centros pueden formarse<br />

vetas en escalera.<br />

Por otro parte, las Curvas o Codos de Relajamiento (“Releasing bends or Dilatational jogs”) (figuras 4-8<br />

B) se forman cuando cambios en el rumbo de una estructura llevan al desarrollo de segmentos<br />

extensionales en una falla. Este tipo de estructuras se generan en variado tamaños, respondiendo<br />

generalmente, las de escala regional, a cambios en la configuración del basamento o a la presencia de<br />

cuerpos intrusivos.<br />

Vale aclarar que las Estructuras de Transferencia, a su vez, pueden representar las partes superiores de<br />

un sistema de Curvas de Relajamiento profundo.<br />

En un principio lo que surge como conclusión es que la veta Eureka se desarrolló sobre una la fractura<br />

regional, muy posiblemente heredada de la deformación del basamento sobre el cual se apoya la<br />

secuencia jurásica que la contiene, lo cual es muy común en este tipo de depósitos, ya que planos de<br />

debilidad preexistentes reducen la resistencia a la tensión y en consecuencia el esfuerzo diferencial y la<br />

presión de fluidos necesaria para apertura y circulación de los fluidos hidrotermales (Cox y Paterson<br />

1989, Sibson y Scott 1998)<br />

Ahora bien, tomando todas las características observadas en esta veta, sumado a la integración del<br />

marco geológico en el cual se encuentra se puede interpretar que la falla principal (N305°) donde se<br />

emplaza tuvo un comportamiento dinámico al momento del flujo y precipitación del fluido hidrotermal.<br />

Este tuvo una fuerte componente extensiva que permitió la generación del espacio para la mayor parte<br />

de la veta, aunque no fue de inclinación pura, ya que una actividad de falla de rumbo sinestral fue<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 181


necesaria tanto para la generación de la estructura sigmoidal, como los duplex múltiples, todo ello<br />

observado en el sector Noroeste.<br />

Este mismo modelo de deformación permite interpretar la ausencia de mineralización entre los bloques<br />

con separación horizontal de tipo dextral, ya que la unión de los bloques dislocados da una orientación<br />

N-S que de acuerdo a la cinemática observada en la veta Eureka correspondería a una dirección de<br />

comportamiento compresivo, dificultando así la circulación de fluidos hidrotermales (figura 6-24 C).<br />

La interpretación del comportamiento de las fracturas secundarias es un tanto más compleja que se<br />

encuentra basada en elementos indirectos, ya que no se reconocieron indicadores cinemáticos en el<br />

campo. De todos modos, utilizando las características de la veta analizadas anteriormente (texturas de<br />

cuarzo, alteración, mineralogía, isótopos estables, roca de caja, etc.) se pudo reconocer que hacia el<br />

sudeste los bloques de la veta representan niveles superiores dentro de un sistema indicando que estas<br />

fracturas tuvieron una fuerte componente de inclinación que totalizó un desplazamiento vertical, desde<br />

un extremo al otro de alrededor de 100-200 m.<br />

Finalmente la deformación posterior a la generación de la veta no ha sido de gran importancia,<br />

reconociéndose únicamente sectores con fracturamiento de tipo mortero de la veta de cuarzo, sin<br />

desplazamiento relativo de los fragmentos originados. Esto se vio particularmente concentrado en los<br />

sectores curvados del sigmoide de la veta Eureka, ya que las curvaturas son donde se concentra la<br />

deformación para este tipo de ambientes (Crowell, 1974).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 182


EDAD DE LA MINERALIZACIÓN<br />

Si bien se asume una vinculación genética y temporal entre las mineralizaciones epitermales y el evento<br />

volcánico piroclástico Jurásico del Macizo del Deseado, sólo en algunos pocos depósitos se han<br />

realizado dataciones radimétricas que definieran directa o indirectamente esta relación(tabla 6-21).<br />

En general, las valores obtenidos han dado edades bastante menores a las rocas que albergan la<br />

mineralización, quedando la idea general de que los sistemas hidrotermales se desarrollaron<br />

aproximadamente 5 Ma más tarde que la finalización del desarrollo del volcanismo, coincidiendo en parte<br />

con Gemmell (2002), quien sostiene que la generación de los depósitos epitermales de baja sulfuración,<br />

generalmente comienza hasta 1 Ma después del fin del volcanismo que lo enmarca.<br />

Referencia Material Localidad Método y Edad<br />

Arribas et al. (1996) Illita (halo de alteración) Perforación. Cerro Vanguardia K/Ar 151±3,5 a 142,3±3,4 Ma<br />

Arribas et al. (1996) Adularia Veta Natalia. Cerro Vanguardia K/Ar 138,5±3,3 Ma<br />

Arribas et al. (1996) Adularia Veta María. Manantial-Espejo K/Ar 142,6±3,5 a 124,8±3 Ma<br />

Fernández et al. (1996) Roca Total (ignimbrita alterada hidrotermalmente). La Josefina Rb/Sr 156±2 Ma<br />

Fernández et al. (1999) Roca Total (lavas riolíticas). La Josefina Rb/Sr 150±4 Ma<br />

Dubé et al. (2000) Adularia. Manantial Espejo, 134 +-5 Ma<br />

Echeveste (2005) Circón. Manantial Espejo, U/Pb(Shrimp) 165-159 Ma. Interpreta 2 picos.<br />

Tabla 6-21: Fechados radimétricos de mineralizaciones en el Macizo del Deseado<br />

Aunque no se ha llevado a cabo la obtención de edades absolutas de las mineralizaciones del área, a<br />

partir de las observaciones de campo realizadas durante el desarrollo del presente trabajo se han podido<br />

reconocer evidencias sobre la edad de las mismas.<br />

Por un lado, el desarrollo de rasgos geotermales de superficie (Estromatolitos carbonáticos y Sinter<br />

Silíceo) contenidos en las secuencias tobáceas del Complejo Bahía Laura y por otro la presencia de<br />

clastos de vetillas (de 3 a 4 cm de potencia) de cuarzo, con textura coloforme – costriforme (figura 3-17<br />

A) en la brecha piroclástica que contiene a la Brecha Hidrotermal Central, estarían indicando que el<br />

desarrollo de los sistemas hidrotermales y el volcanismo, al menos durante su etapa póstuma, fueron<br />

contemporáneos.<br />

Esto estaría también de acuerdo con la apreciación de Gemmell (2002) vista poco más arriba, si<br />

consideramos que el volcanismo jurásico medio-superior se desarrolló durante aproximadamente unos<br />

30 Ma.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 183


CAPÍTULO 7<br />

CONCLUSIONES


Introducción<br />

Durante la presente tesis doctoral se han desarrollado las distintas hipótesis postuladas en el plan de<br />

tesis original. A su vez, algunas de éstas fueron ajustadas y reformuladas conforme se fue<br />

incrementando el conocimiento del área.<br />

Si bien este estudio tuvo dos líneas o ejes de desarrollo principales, la geología (fundamentalmente el<br />

volcanismo jurásico) y la metalogénesis del área, el estrecho vínculo entre ambas hizo compleja la<br />

diagramación de los capítulos y subcapítulos, la cual fue decidida a los efectos de clarificar la<br />

comunicación del trabajo realizado.<br />

Las conclusiones que aquí se exponen son el producto de la integración de la información surgida<br />

durante todas las etapas del trabajo.<br />

EL MAGMATISMO JURÁSICO<br />

Es el evento geológico que caracteriza al área estudiada, no solo por ser arealmente el de mayor<br />

representación, si no también por ser el que genera los sistemas hidrotermales que dan lugar a las<br />

mineralizaciones estudiadas en el presente trabajo.<br />

El mapeo y la nomenclatura estratigráfica de las distintas unidades de roca jurásicas fueron<br />

desarrollados según el criterio de facies volcánicas (Cas y Wright, 1995). Durante las primeras etapas<br />

del trabajo, se intentó adjudicar unas u otras litologías a la nomenclatura convencional para el Jurásico<br />

de esta provincia geológica: Formación Bajo Pobre y Grupo Bahía Laura (con sus Formaciones Chon<br />

Aike y La Matilde), pero quedó claramente evidenciado en el estudio del Volcanismo Jurásico (capítulo 5)<br />

que no son aplicables los criterios para la separación formacional y por lo tanto, si bien dentro del texto<br />

se las denomina “Facies asignables a la Formación Bajo Pobre” y “Facies asignables al Grupo Bahía<br />

Laura”. Por tal motivo se considera oportuno la reunión de estas litologías dentro de un único conjunto,<br />

adoptando para este trabajo la nomenclatura de Complejo Bahía Laura, como ya fuera sugerido por otros<br />

autores (Feruglio, 1949, Sruoga 1989, de Barrio et al., 1999 y Guido, 2002) para otras localidades del<br />

Macizo del Deseado.<br />

Este complejo se manifiesta en el área como una intercalación litológica dada por coladas<br />

andesíticas e ignimbritas dacíticas, que es intruída por cuerpos subvolcánicos de composición tanto<br />

andesítica como dacítica y es posteriormente cubierta por domos, diques y lavas riolíticas. La secuencia<br />

culmina con una colada superior de lavas que es cubierta por aglomerados volcánicos de composición<br />

intermedia, tobas de caída y material volcaniclástico retrabajado.<br />

Además de producirse una intercalación composicional, también se reconoció la alternancia de<br />

estilos eruptivos, determinando que en algunos períodos la salida del magma tuvo características<br />

efusivas (lavas y domos lávicos), mientras que en otros fue de tipo explosivo (ignimbritas, surges y tobas<br />

de caída), con una tendencia al retrabajo de estos materiales hacia la parte alta de la columna geológica.<br />

El reconocimiento de los centros volcánicos de forma directa fue complejo debido a que la<br />

erosión y deformación post-jurásica produjeron la pérdida de la mayoría de los rasgos relativos a su<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 185


configuración original. De todos modos, la reconstrucción del ambiente jurásico a partir de la ubicación<br />

relativa de las distintas facies volcánicas y volcaniclásticas da lugar a la interpretación de al menos un<br />

centro, dentro del área de tesis, denominado Centro Volcánico Cerro Tetis ubicado en el centro norte del<br />

área. Existieron también otros sectores donde hubo se produjeron importantes ascensos de materiales<br />

volcánicos, como por ejemplo, donde se encuentran los cuerpos subvolcánicos.<br />

Se considera que la disposición de todos estos centros tuvo un fuerte control estructural, con<br />

rumbos principales noroeste y oeste-noroeste, ubicándose en algunas fracturas regionales heredadas<br />

del basamento y otras contemporáneas al magmatismo, producto del régimen tectónico extensivo al que<br />

esta provincia geológica estaba sometida.<br />

En relación a la edad del magmatismo en el área de estudio, se realizaron análisis<br />

geocronológicos mediante U-Pb en circones sobre el Cuerpo subvolcánico andesítico, el Cuerpo<br />

subvolcánico dacítico y las Coladas andesíticas intermedias, arrojando valores de 156 ± 1,2, 157 ± 1,7 y<br />

159 ± 2,1 Ma respectivamente.<br />

De estos resultados surge que el volcanismo desarrollado en este sector del Macizo del Deseado se<br />

encuentra próximo a las edades más jóvenes registradas anteriormente en esta provincia, y por lo tanto<br />

estaría representando las etapas póstumas de evento magmático jurásico.<br />

Por otro lado confirma la coetaneidad de magmas con distinta caracterización geoquímica (andesítica,<br />

dacítica y riolítica).<br />

Los estudios geoquímicos de las rocas mostraron una continuidad composicional desde<br />

basandesitas a riolitas, por lo que no se registró la bimodalidad mencionada para este evento jurásico en<br />

otros sectores del Macizo del Deseado (Pankhurst y Rapela, 1995 y Guido, 2002).<br />

A su vez, el trabajo de detalle también permitió reconocer algunas posibles evidencias de mezcla física<br />

de magmas (“Magma mingling”), que podrían ser asumido como posible gatillo para la extrusión del<br />

magma.<br />

Los resultados de edad modelo (T DM ) según Sm-Nd de 1,2 Ga y de εNd = -2,4 obtenidos para<br />

Coladas andesíticas inferiores (la facies volcánica más antigua del área), son concordantes con los<br />

valores obtenidos anteriormente para el sector central del Macizo (Pankhurst y Rapela, 1995 y<br />

Pankhurst et al., 2000). El valor de 1,2 Ga es asumido como la edad en la cual el protolito crustal<br />

andesítico se diferenció del manto, por lo tanto estaría reflejando una edad “Grenvilliana” para la primitiva<br />

corteza continental de la región. Por otro lado el valor de εNd indica una proveniencia de la corteza<br />

continental inferior al menos para las coladas andesíticas inferiores de la secuencia volcánica del área.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 186


MINERALIZACIÓN EPITERMAL EN EL ÁREA<br />

Se reconocieron en el área tres estructuras mineralizadas principales: veta Eureka, veta La<br />

Mariana norte y veta La Mariana sur; siete sectores con evidencias de mineralización hidrotermal:<br />

Vetilleo Norte, Cerro Solo, Área Puesto Solo, Paragüitas, Brecha Centro Volcánico Cerro Tetis, Brecha<br />

Hidrotermal Central y Brecha La Mariana y dos áreas con rasgos geotermales correspondientes a los<br />

mismos sistemas hidrotermales jurásicos: Sinter silíceo Las Margaritas y Estructuras estromatolíticas.<br />

Al mismo tiempo la impronta de la actividad de sistemas hidrotermales quedó en muchos de los<br />

afloramientos de rocas en el área, manifestándose como alteraciones argílica, silícea y/o propilítica,<br />

prevaleciendo una u otra principalmente en función de la composición original de la roca, más que<br />

debido a la proximidad a una estructura mineralizada.<br />

La Veta Eureka se presenta aflorando como lomadas discontinuas a lo largo de 4,5 km, con un<br />

rumbo general variable entre N300° y N310° e inclinando fuertemente (70° a 80°) al sudoeste.<br />

Las principales características de la veta, cambian a lo largo de su corrida, motivo por el cual fue<br />

subdividida en tres sectores: noroeste, centro y sureste.<br />

El sector noroeste se presenta como un único cuerpo, de ancho variable entre 5 y 25 m, relleno de<br />

cuarzo y calcedonia, con estructuras como Bandeado Costriforme, Brecha Silícea, Bandeado Coloforme,<br />

Brecha Silíceo Ferruginosa y Evento Limonítico y texturas representativas de la zona Coloforme-<br />

Costriforme Inferior, alojado en lavas andesíticas y en el cuerpo subvolcánico dacítico, ambos<br />

intensamente propilitizados y argilizados.<br />

El sector centro se caracteriza por estar subdividida en tres a cuatro ramas de 1 a 3 metros de potencia<br />

cada una, con estructuras como Bandeado Coloforme, Brecha Silíceo Ferruginosa, Cuarzo Masivo y<br />

texturas que también la ubican en la zona Coloforme-Costriforme Inferior. La roca de caja en este sector<br />

consiste en un paquete de ignimbritas altamente argilizadas y silicificadas.<br />

El sector sudeste, es el que se presenta como el más regular de los tres segmentos. Posee una potencia<br />

total de 1 a 2 m y está compuesta por vetilleo de cuarzo, que debido a la densificación en algunos<br />

sectores da lugar a estructuras brechosas con abundante cantidad de clastos de roca de caja, en un<br />

cemento de cuarzo sacaroide, a veces con participación de óxidos de hierro. Las texturas se han<br />

originado a temperaturas menores a las registradas en los tramos anteriores, ubicándose en la zona<br />

Coloforme-Costriforme Superior. Este tramo se encuentra alojado principalmente en facies piroclásticas<br />

de caída (tobas).<br />

Dentro del sector Ea. La Mariana, se reconoció a las vetas La Mariana norte y La Mariana sur.<br />

La veta La Mariana norte se dispone según un azimut N260°, con un ancho de hasta 2m sobre una<br />

corrida de 200m. Está rellena por cuarzo con estructuras Masiva, Brechosa, Bandeado Coloforme y<br />

Costriforme, y texturas de cuarzo que la ubican en la zona Coloforme-Costriforme Inferior.<br />

Ocasionalmente el cuarzo se presenta poroso, con limonitas rellanando los huecos. En algunos sectores<br />

de cuarzo masivo, sacaroide, se reconoció la presencia de pirita diseminada. Esta veta se encuentra<br />

alojada en rocas tobáceas, de color gris verdoso a morado, dado por una intensa argilización y<br />

oxidación.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 187


La veta La Mariana sur se manifiesta según afloramientos discontinuos sobre una corrida de 100m en<br />

dirección N280°-290, aunque extendiéndose 50m a cada extremo, como rodados alineados (floats). La<br />

estructura es vertical, con un ancho máximo de 1m y compuesta por un fino vetilleo de cuarzo masivo, de<br />

color blanco, frecuentemente con estructura tipo stockwork o brecha con importante participación de<br />

óxidos de Fe-Mn. La roca que aloja la mineralización es de características volcaniclástica, pero la intensa<br />

alteración (silicificación, argilización y oxidación) que presenta hace compleja la identificación de una<br />

facies en particular.<br />

El resto de los sectores con evidencias de mineralización, están caracterizados por la presencia<br />

de vetilleos de cuarzo y/o calcita o brechas hidrotermales de relleno silíceo, en general interpretadas<br />

como correspondientes a partes altas del sistema epitermal, ya sea por la presencia de cuarzo amatista,<br />

abundancia de limonitas y anomalías geoquímicas en elementos tales como As, Sb.<br />

El patrón general de alteración hidrotermal se encuentra esencialmente relacionado al tipo de<br />

roca de caja, pero esencialmente se desarrolla formando halos de alrededor de 30 m a cada lado de las<br />

estructuras mineralizadas. En el caso de que las rocas en cuestión sean de composición ácida (tobas,<br />

riolitas, etc.) la paragénesis de alteración consiste en cuarzo, sericita, illita ± epidoto, mientras que si son<br />

de tendencia intermedia, la mineralogía de alteración está dada por clorita, epidoto, esmectitas, calcita.<br />

Aunque en forma subordinada, se destaca la presencia de zeolitas (laumontita-leonhardita)<br />

principalmente como vetillas en el Cuerpo subvolcánico dacítico, indicativa de que el sistema hidrotermal<br />

en ese lugar registró mayores temperaturas (hasta 260°C).<br />

En función de las paragénesis correspondientes a los distintos tipos de alteración, surge como<br />

conclusión que se trató de fluidos neutros, con una composición próxima a la de las rocas por donde<br />

pasó, ya que fue a través de cortas distancias (halos de 30 m a cada lado de las vetas) que llegó al<br />

equilibrio con las mismas.<br />

Dentro de las estructuras estromatolíticas fueron reconocidas las siguientes morfologías<br />

principales: subcirculares concéntricas y cilíndricas a cónicas pequeñas (cuando correspondían a<br />

estromatolitos creciendo alrededor de moldes de tallos y raíces de plantas). Debido a que las texturas<br />

internas de las formas estromatolíticas calcáreas y silíceas resultaron muy similares, y que en varias<br />

estructuras silíceas era posible hallar restos de carbonatos, se interpretó que los estromatolitos del nivel<br />

superior corresponden a silicificaciones de estructuras primariamente calcáreas. Otras estructuras<br />

cilíndricas de gran tamaño fueron interpretadas como geyseritas, conductos de salida a la superficie de<br />

aguas calientes.<br />

El sinter silíceo Las Margaritas, fue determinado en función de las estructuras reconocidas en<br />

superficie. Ejemplo de esto son los montículos que resaltan en la topografía interpretados como los<br />

centros de salida del material silíceo (geyseritas), dado que poseen un conducto central constituido por<br />

brecha hidrotermal que culmina en superficie con una apertura circular en forma de cráter.<br />

Asimismo son característicos de los sinters otros rasgos hallados como la laminación irregular de alta<br />

porosidad, brechas hidrotermales, y grietas de desecación.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 188


La alternancia de niveles con laminación irregular porosa y brechas hidrotermales es considerada como<br />

la expresión de períodos de relativa tranquilidad con eventos explosivos.<br />

Los rasgos geotermales observados en el área se adjudican a un ambiente jurásico de tipo hot<br />

spring relacionado a salidas de aguas termales calientes, que habrían sido carbonatadas en una primera<br />

etapa (estromatolitos calcáreos) y posteriormente silíceas (formando al sinter silíceo y las silicificaciones<br />

penetrativas).<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 189


METALOGÉNESIS<br />

En función del conjunto de Estructuras y texturas de cuarzo se establecieron dos grupos de<br />

vetas. Por un lado los sectores noroeste y centro de la veta Eureka y La Mariana norte se caracterizan<br />

por la presencia de un conjunto amplio de estructuras, donde el bandeamiento es la característica<br />

principal. En cuanto a las texturas las diferencias son más sutiles, en el noroeste y centro de la veta<br />

Eureka son características las primarias y las de recristalización, mientras que los reemplazos de<br />

carbonatos se reconocieron únicamente en Eureka noroeste y La Mariana norte.<br />

Por otro lado Eureka sureste y La Mariana sur están representadas por la estructura brechosa y por la<br />

textura de recristalización en mosaico, reconocida esta última tanto en clastos de rocas de caja como en<br />

el cemento de la brecha, indicando una posición relativa más elevada en el sistema hidrotermal que las<br />

vetas y sectores anteriormente descriptos.<br />

Por lo tanto se adjudica al primer grupo Zona inferior de la Superzona Coloforme – Costriforme, lo que lo<br />

ubicaría a unos 300 m de profundidad, mientras que el segundo es asignado a la Zona superior de la<br />

misma Superzona, con una profundidad estimada de entre 200 y 250 m por debajo de la superficie.<br />

El conjunto de estructuras que se interpretan como de mayor profundidad estaría ubicado dentro del<br />

intervalo de precipitación de los metales preciosos, mientras que las que se infieren como de menores<br />

profundidades, quedarían ubicadas en límite superior del segmento donde se concentran los metales<br />

preciosos, dando una expectativa positiva para el hallazgo de concentraciones anómalas de estos<br />

metales por debajo de la superficie actual.<br />

Fueron llevados a cabo análisis químicos por metales sobre los distintos representativos del<br />

sistema epitermal. Por un lado se compararon los promedios de los distintos sectores analizados donde<br />

se llegó a la conclusión de que todos los parámetros se ubican dentro de los patrones reconocidos para<br />

los depósitos Epitermales de Baja Sulfuración, próximos a los correspondientes al intervalo de metales<br />

preciosos (Eureka noroeste y La Mariana norte), aunque con tendencia hacia los niveles más altos<br />

(Eureka centro y sudeste y La Mariana sur) e incluso superficiales como en los Estromatolitos y el Sinter<br />

silíceo.<br />

A su vez, sutiles diferencias entre metales preciosos y elementos traza llevan a la caracterización de dos<br />

subsistemas: Eureka y La Mariana, indicando que los fluidos hidrotermales fueron fuertemente sensibles<br />

al conjunto de rocas que contienen las mineralizaciones.<br />

En este estudio también se evidencia que los valores de oro son directamente proporcionales a los de la<br />

plata, mostrando que ambos elementos tuvieron un comportamiento similar.<br />

Por otro lado se realizó un estudio de detalle del comportamiento de estos elementos dentro de la veta<br />

Eureka evaluando su variación tanto a lo largo de su corrida como tomando sus pulsos por separado. Así<br />

se interpretó que la mayoría de los metales se corresponden con una disminución hacia el sudeste, salvo<br />

el Sb que es indicativo de niveles altos del sistema hidrotermal. Respecto a su distribución dentro de los<br />

pulsos, el oro y la plata registran sus mayores valores en los pulsos Bandeado costriforme y Brecha<br />

silícea identificados como los primeros pulsos de la veta, auque las anomalías de estos elementos en la<br />

Brecha siliceo-ferruginosa y en el Evento limonítico indicarían una importante removilización de los<br />

metales preciosos.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 190


Inclusiones fluidas de tipo primario fueron reconocidas únicamente en veta Eureka noroeste y en<br />

las estructuras de La Mariana, mientras que no se hallaron en el resto de los sectores mineralizados y en<br />

el Sinter silíceo.<br />

Las salinidades, densidades y presiones promedio (0,33 % en peso de ClNa eq., 0,86 g/cm3 y 15,7<br />

bares respectivamente) de las estructuras estudiadas resultaron dentro del intervalo correspondiente a<br />

los depósitos de tipo epitermal, así como de las inclusiones fluidas en cuarzo medidas en otros sectores<br />

del Macizo del Deseado, aunque hacia el extremo de los valores más bajos.<br />

Según este estudio la veta La Mariana norte es la estructura que representa los niveles más profundos, a<br />

la que le sigue el sector noroeste de la veta Eureka, mientras que la veta La Mariana sur representaría<br />

los niveles más altos en el sistema hidrotermal de las tres.<br />

Fueron también realizados análisis por Isótopos estables de oxígeno en cuarzo, de carbono y<br />

oxígeno en carbonatos y de azufre en piritas.<br />

Respecto de los isótopos de oxígeno en cuarzo de las vetas, indican que el sector de Estancia La<br />

Mariana fue generado por aguas con temperaturas mayores que la veta Eureka, y que a su vez, dentro<br />

de esta última puede reconocerse una clara zonación hacia el sudeste con valores que indicarían aguas<br />

cada vez más frías en este sentido.<br />

Por otro lado, y como era de esperar, los Estromatolitos y el Sinter presentaron valores indicativos de<br />

ambientes someros con baja temperatura del fluido hidrotermal.<br />

En relación al origen del fluido hidrotermal, se concluye que el grupo de las estructuras analizadas se<br />

ubica en el sector intermedio de los campos correspondientes a las aguas meteóricas y las aguas<br />

magmáticas, aunque con un aporte principal de aguas meteóricas. Ya discriminando los sectores del<br />

área de estudio analizados, puede verse que la veta Eureka es la que mayor proporción de agua<br />

magmática posee, posiblemente dada su proximidad a los cuerpos subvolcánicos, mientras que los<br />

Estromatolitos silíceos y el Sinter Las Margaritas son los que registran el menor aporte de esta fuente.<br />

Isótopos de carbono y oxígeno en carbonatos fueron analizados sobre los Estromatolitos carbonáticos y<br />

distintos vetilleos de calcita. Los resultados indicaron que ambos grupos registran valores distintos, pero<br />

de acuerdo con otras estructuras similares del Macizo del Deseado.<br />

Es así que los valores de los Estromatolitos indican que fueron originados por fluidos de baja<br />

temperatura con una alta participación de aguas meteóricas, mientras que el grupo de vetas y vetillas se<br />

corresponde con fluidos en equilibrio de mayor temperatura y con un mayor aporte de aguas cloruradas<br />

profundas.<br />

En algunos de los sectores mineralizados se reconoció la presencia de pirita, a veces ubicada dentro del<br />

cuarzo de veta (La Mariana norte, veta Eureka noroeste y Vetilleo norte) mientras que también encontró<br />

como halos de piritización diseminada en las rocas de caja (Brecha hidrotermal central), la cual fue<br />

analizada por isótopos de azufre.<br />

De acuerdo a los resultados de este análisis, el azufre tendría una filiación magmática, aunque el valor<br />

promedio esta indicando una mayor participación de aguas superficiales que en el resto de las<br />

mineralizaciones del Macizo del Deseado que fueron analizadas con esta metodología.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 191


Isótopos de Plomo fueron analizados en algunos depósitos del Macizo del Deseado, pero es en<br />

este trabajo donde se realiza la primera comparación entre los isótopos analizados en sulfuros, cuarzo<br />

de veta y rocas de caja.<br />

Los resultados aquí obtenidos indicaron que el Pb que se encuentra en los sulfuros y el cuarzo es<br />

proveniente predominantemente de rocas de la corteza continental superior con alta a moderada relación<br />

Th/Pb.<br />

El campo de los mismos en un diagrama 207 Pb/ 204 Pb vs. 206 Pb/ 204 Pb es interceptado por la tendencia de<br />

los puntos analíticos representativos de las rocas ácidas mientras que no ocurre lo mismo con el grupo<br />

de rocas intermedias. De todos modos, el trend oblicuo que determina el conjunto de muestras de<br />

sulfuros y cuarzo sugiere fuentes heterogéneas de Pb con relaciones U/Pb distintas.<br />

Por otro lado, el mismo conjunto intercepta la curva de evolución de isótopos de Pb de Stacey y<br />

Krammers (1975) aproximadamente a los 200Ma, indicando que, más allá de la baja precisión, la<br />

actividad hidrotermal asociada al área de estudio tendría una edad jurásica.<br />

Es así que se concluye que una actividad hidrotermal a escala regional dentro de la corteza superior<br />

continental, con lixiviación de Pb, y probablemente oro, de la suite ácida, o a través de una compleja<br />

mezcla de Pb de ésta última con una cantidad subordinada de Pb de la suite intermedia, fue la que dio<br />

origen a las mineralizaciones.<br />

El control estructural de las mineralizaciones fue evaluado en el marco del sector Noroccidental<br />

del Macizo del Deseado y también en forma local, a escala de estructura mineralizada.<br />

A escala regional se ha constatado que las mineralizaciones epitermales se encuentran fuertemente<br />

controladas por una combinación entre la estructuración previa del Macizo del Deseado y la cinemática<br />

al momento del emplazamiento de las estructuras vetiformes. A través de trabajos estadísticos de<br />

mediciones de fallas, lineamientos y mineralizaciones conocidas se concluye que si bien las principales<br />

direcciones de fracturación son N340°, N-S y E-O, es el rumbo ONO el que posee la mayor cantidad de<br />

mineralizaciones, interpretado esto último en función de la disposición de los esfuerzo principales cuando<br />

se generaron los depósitos.<br />

A escala local es en la veta Eureka donde las evidencias se observaron con mayor claridad. La veta se<br />

ubica sobre una fractura regional de rumbo N305° inclinando en la mayoría de los casos unos 80° al<br />

sudoeste. Tiene al menos más de 4 km de largo, ya que hacia el noroeste la veta es cubierta por una<br />

meseta de rodados. La veta aflora en forma parcialmente discontinua según lomadas alargadas y<br />

desplazadas. Se ha interpretado que cuando la falla que desplaza estas lomadas tiene orientación<br />

noreste, se produce la generación de Estructuras de Transferencia o Codos de Relajamiento (según<br />

Davis y Reynolds, 1996), con un consecuente cambio en la orientación de la veta, mientras que cuando<br />

la separación de estas lomadas se produce según una orientación aproximada norte-sur, las condiciones<br />

de estrés no son las indicadas para la penetración del fluido hidrotermal y por lo tanto ocurre un gap o<br />

ausencia de estructura mineralizada.<br />

Esta interpretación confirmaría una intensa actividad tectónica cuando el sistema hidrotermal se<br />

encontraba en pleno desarrollo.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 192


Con respecto a la edad de la mineralización, no se han realizado fechados radimétricos directos<br />

sobre los depósitos del área de estudio, y auque puede otorgársele una edad por homologación con<br />

otros depósitos del Macizo del Deseado se reconoció una suma importante de evidencias que permiten<br />

interpretar su edad dentro de un intervalo geológico más acotado:<br />

-La edad modelo obtenida a través de los Isótopos de Pb, más allá de la baja precisión, acota la edad del<br />

sistema hidrotermal al Jurásico.<br />

-Las mineralizaciones están emplazadas en la secuencia volcánico-piroclástica; en el área (a través de<br />

las dataciones realizadas sobre tres litologías diferentes dentro de este complejo) tendría una edad<br />

aproximada de 157 Ma.<br />

-A su vez fueron reconocidos clastos de veta de cuarzo con Bandeamiento coloforme en un depósito<br />

piroclástico de flujo proximal, lo que indica coetaneidad entre volcanismo y mineralización.<br />

-Las manifestaciones geotermales asociadas a la mineralización epitermal del área se encuentran<br />

intercaladas con materiales piroclásticos de caída (tobas) y retrabajados (tufitas) asignados a la parte<br />

superior del Complejo Bahía Laura.<br />

En función de estas evidencias se interpreta que la mineralización en el área tuvo lugar en el Jurásico<br />

superior.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 193


VOLCANISMO Y MINERALIZACIÓN<br />

Puede concluirse que existió un estrecho vínculo entre el volcanismo desarrollado durante el Jurásico<br />

superior (al menos para el área estudiada) y el desarrollo de un intenso sistema hidrotermal que dio lugar<br />

a importantes mineralizaciones epitermales en el área.<br />

Esta relación no fue únicamente debido a que la sucesión volcánica aloja a las mineralizaciones, sino<br />

que también fue la fuente de calor necesaria para la motorización del sistema hidrotermal, además de<br />

aportar parcialmente fluidos y metales al mismo.<br />

El área de estudio, tanto a nivel geológico como metalogénico, es considerada como un alto<br />

estratigráfico a escala regional ya que no se reconocen afloramientos del basamento prejurásico y las<br />

mineralizaciones son representativas de niveles altos dentro de un sistema hidrotermal.<br />

La figura 7 resulta de un intento de reunir las principales características del área de estudio: una<br />

secuencia de rocas subvolcánicas, volcánicas, piroclásticas y retrabajadas con alternancia de estilos<br />

eruptivos y composiciones que da lugar a la generación de un sistema hidrotermal con mineralización<br />

epitermal caracterizada principalmente por vetas de cuarzo en profundidad y manifestaciones<br />

geotermales en la superficie. El conjunto fue desarrollado durante el Jurásico superior, con un fuerte<br />

control estructural caracterizado por un régimen distensivo en un ambiente dominado por la deformación<br />

frágil.<br />

Figura 7: Modelo final para el Jurásico superior en el área de estudio.<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 194


PERSPECTIVAS EXPLORATORIAS PARA EL ÁREA<br />

Como el área representa un nivel medio a alto del sistema hidrotermal, tiene grandes<br />

posibilidades de resultar positiva la búsqueda de depósitos en profundidad, como por ejemplo por debajo<br />

del Sinter Las Margaritas, ya que no pudo establecerse una relación directa entre el sistema que lo<br />

originó y el que dio lugar a la veta Eureka.<br />

Una vez confirmado el potencial que posee el extremo noroeste de la veta Eureka, debe<br />

prestarse particular atención a la continuación de la estructura en este sentido, ya que con 4 m de<br />

potencia, su afloramiento es cubierto por los niveles glacifluviales pleistocenos.<br />

Los sectores centro y sudeste de la veta Eureka, aún sin importantes anomalías en metales<br />

preciosos hasta el momento, deben ser explorados en profundidad, ya que tienen grandes<br />

probabilidades de presentar características similares al tramo noroeste de la misma veta.<br />

Si bien las principales mineralizaciones desde el punto de vista económico son la veta Eureka y<br />

las estructuras de La Mariana, típicas vetas epitermales de Baja Sulfuración, no debe dejarse de lado la<br />

posibilidad del hallazgo en profundidad de cuerpos diseminados asociados a litologías de alta<br />

permeabilidad primaria o secundaria o cuerpos de brecha. El área Puesto Solo, por ejemplo, aunque de<br />

pequeño tamaño, está caracterizada por una ignimbrita con diseminaciones de microfracturas rellenas de<br />

limonitas; ello podría constituir una guía para un futuro programa de exploración<br />

Lic. <strong>Ramiro</strong> G. <strong>Lopez</strong><br />

Dr. Isidoro B. Schalamuk<br />

Dr. Raúl E. de Barrio<br />

<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 195


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<strong>Lopez</strong>, R., <strong>2006</strong>. <strong>Tesis</strong> <strong>Doctoral</strong>. FCNyM-UNLP. 204


ANEXO<br />

A1) Mapa Geológico<br />

A2) Mapa de Mineralizaciones<br />

A3) Mapa del sector veta Eureka


4812000<br />

Ea.<br />

La Mariana<br />

Puesto<br />

N<br />

A1)MAPA GEOLÓGICO LOCAL<br />

ÁREA EUREKA-LA MARIANA<br />

SECTOR NOROCCIDENTAL DEL<br />

MACIZO DEL DESEADO<br />

a Ea. La Unión<br />

Cerro<br />

Solo<br />

REFERENCIAS ESTRATIGRÁFICAS<br />

Quebrada de los Pumas<br />

veta La Mariana norte<br />

veta La Mariana sur<br />

Sedimentos modernos<br />

Niveles glacifluviales (Pleistoceno)<br />

Sedimentitas continentales<br />

(F Santa Cruz-Mioceno inferior)<br />

4810000<br />

Basalto Cerro del Doce (Eoceno)<br />

Vetas epitermales<br />

cuarzo/calcita<br />

Material volcaniclástico retrabajado/<br />

Material volcaniclástico indiferenciado<br />

Tobas de caida<br />

4808000<br />

Pto.<br />

Solo<br />

Aglomerado volcánico andesítico<br />

Coladas andesíticas superiores<br />

Domos, diques y lavas riolíticas<br />

Cuerpo subvolcánico andesítico<br />

Complejo Bahía Laura<br />

Jurásico superior<br />

Cuerpo subvolcánico dacítico<br />

Coladas andesíticas intermedias<br />

a Ea.<br />

Los Tordos<br />

veta Eureka<br />

Ignimbritas<br />

4806000<br />

Tapera<br />

Coladas andesíticas inferiores<br />

REFERENCIAS GENERALES<br />

Lagunas y cursos de agua<br />

Pto.<br />

Cerro<br />

Negro<br />

Caminos vecinales y<br />

huellas mineras<br />

Coordenadas Gauss Krüger<br />

Estancias y puestos<br />

4804000<br />

REFERENCIAS GEOLÓGICAS<br />

Fallas y lineamientos<br />

ESCALA 1:20.000<br />

2392000<br />

2394000<br />

2396000<br />

2398000 2396000 2394000 2392000<br />

0 1000 2000 m


A3) MAPA DEL SECTOR VETA EUREKA<br />

Noroeste del Macizo del Deseado<br />

4808500<br />

N<br />

REFERENCIAS ESTRATIGRÁFICAS<br />

Sedimentos modernos<br />

4808000<br />

Niveles glacifluviales (Pleistoceno)<br />

Sedimentitas continentales (F Santa<br />

Cruz-Mioceno inf.)<br />

Sector NoroesteSector Centro<br />

Basalto Cerro del Doce<br />

Vetas epitermales<br />

cuarzo/calcita<br />

4807500<br />

4807000<br />

Material volcaniclástico retrabajado<br />

Tobas de caida<br />

Domos, diques y lavas riolíticas<br />

Cuerpo subvolcánico andesítico<br />

Cuerpo subvolcánico dacítico<br />

Coladas andesíticas intermedias<br />

Complejo Bahía Laura<br />

Jurásico superior<br />

Ignimbritas<br />

4806500<br />

Tapera<br />

4806000<br />

Coladas andesíticas inferiores<br />

REFERENCIAS CARTOGRÁFICAS<br />

Fallas y lineamientos<br />

Lagunas y cursos de agua<br />

Caminos vecinales y<br />

huellas mineras<br />

Coordenadas Gauss Krüger<br />

0 100 300 500 m<br />

4805500<br />

Sector Sudeste<br />

4805000<br />

2394000 2394500 2395000 2395500 2396000 2396500 2397000 2397500 2398000 2398500

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