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-¡Tienes un Falcón! –exclamó con admiración y se le nublaron<br />
los ojillos. Después aseveró: - ¡El Falcón es mi preferido!<br />
En ese momento perdí todo tipo de prejuicio y le dediqué especial<br />
atención.<br />
-¿Por qué te gusta el Falcón? –quise saber anheloso.<br />
-Papá tuvo un Falcón 62 y era precioso, él dice que es el mejor<br />
Falcón de todos. Cuando yo era chiquita me encantaba estar<br />
más en el Falcón que en la cuna, dice mamá.<br />
Allí no pude más de la emoción, me incliné sobre la mesa y la<br />
sorprendí con un beso en la boca.<br />
Cuando me normalicé, no del todo, le pedí disculpas por la<br />
euforia y la pasión que puse de manifiesto.<br />
-No tienes que pedir disculpas, Jony. –dijo tímida y cándida.<br />
-¿Tienes novio? –pregunté expectante.<br />
Érica me miró con profundidad con sus ojos azules, brillantes<br />
y anhelantes y con su vocecita apenas audible dijo que no.<br />
-Ahora ya lo tienes. –le anuncié con firmeza.<br />
-¿Tengo el qué? –sí, era muy ingenua, muy inocente.<br />
-¡Novio!<br />
No dijo nada pero sus ojos se llenaron de lágrimas y su emoción,<br />
me emocionó. Después dije:<br />
-¿Quieres conocerlo?<br />
-Sí, sí, muéstramelo. –pidió anhelosa.<br />
Fuimos andando por la calle tomados de la mano como si<br />
fuéramos novios, no de ese día ni por ese día, sino desde hacía<br />
mucho tiempo y para toda la vida.<br />
Llegamos al estacionamiento donde el Falcón dormía y se lo<br />
presenté.<br />
-¡Ahí lo tienes!<br />
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