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I<br />
El domingo 7 de febrero del 87’, a las 7 de la mañana me<br />
dispuse a partir hacia Mar del Plata en mi amado y querido Falcón<br />
62’, era nuestro primer viaje.<br />
No pudieron sumarse mis tres mejores amigos por cuestiones<br />
laborales pero vinieron a despedirme. Puse primera, solté<br />
el embrague, miré a mis amigos que se quedaba parados en<br />
la vereda viéndome y dije emocionado y feliz.<br />
- ¡Adiós amigos!<br />
-¡Feliz viaje de bodas! –dijo Alberto con cierta ironía y todos<br />
reímos.<br />
Me dirigí hacia la ruta 205 y aunque la mañana estaba un<br />
poco fresca, igual llevaba la ventanilla baja para escuchar el<br />
motor y en verdad era una melodía suave de una dulce canción.<br />
Estaba tan emocionado que me brillaban los ojos. Era el<br />
primer Falcón que había llegado a Roque Pérez y don Carmelo<br />
nunca lo sacó del pueblo. Estaba como nuevo. Había cumplido<br />
25 años y el Falcón fue el mejor regalo que pude haberme hecho,<br />
claro, con una ayudita de mi padre.<br />
El viaje transcurría sin ningún inconveniente. Dejé atrás<br />
Saladillo, General Alvear, Tapalqué y en Azul me detuve a estirar<br />
piernas. Y ante la mirada atónita de una pareja de jóvenes,<br />
quizás más jóvenes que yo. Me dispuse a limpiar el auto. Después<br />
que cargué nafta, revisé el aceite, gomas, agua. Compré<br />
algo para comer, me dispuse a partir y ahí fue que me abordó<br />
la chica.<br />
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