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Memoria Natalia

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Autores:<br />

<strong>Natalia</strong> Caballero, Viveka Sabaj, Luciana Mello, Ana Laura Mello, Diego Cáceres,<br />

Mariela Buonomo, Raquel Balero, Sebastián Horta, Bettina Miguez, José Paruelo,<br />

Álvaro Soutullo, Gabriela Pignataro ,Gervasio Piñeiro, Fernanda Milans, Miguel<br />

Carriquiry, Mariana Nin, Hernán Dieguez, Lucia Bartesagui, Alvar Carranza, Lorena<br />

Rodriguez-Gallego.


ÍNDICE<br />

INTRODUCCIÓN..........................................................................................................1<br />

Para abordar eficientemente la gestión del territorio con enfoque en los servicios ecosistémicos<br />

(SE), los encargados de las políticas vinculadas a los recursos naturales requieren de<br />

información basada en evidencias científicas (Defra 2003). Asimismo, el diálogo entre los<br />

gestores y los investigadores es de vital relevancia para .<br />

SISTEMATIZACIÓN..........................................................................................................1<br />

Para abordar eficientemente la gestión del territorio con enfoque en los servicios ecosistémicos<br />

(SE), los encargados de las políticas vinculadas a los recursos naturales requieren de<br />

información basada en evidencias científicas (Defra 2003). Asimismo, el diálogo entre los<br />

gestores y los investigadores es de vital relevancia para l<br />

INTRODUCCIÓN..........................................................................................................1<br />

Para abordar eficientemente la gestión del territorio con enfoque en los servicios ecosistémicos<br />

(SE), los encargados de las políticas vinculadas a los recursos naturales requieren<br />

de información basada en evidencias científicas (Defra 2003). Asimismo, el diálogo entre<br />

los gestores y los investigadores es de vital relevancia para l


Lugar: Cuenca de XXXXX


INTRODUCCIÓN<br />

<strong>Natalia</strong> Caballero, Alejandra Sarquis


Introducción<br />

En la actualidad las crecientes demandas de alimento, agua, fibra y energía, sumadas a la degradación de los<br />

ecosistemas y la pérdida de sus funciones, nos plantean un gran desafío como humanidad. Para hacer frente<br />

a estos retos se requiere de un enfoque que permita una gestión integral y asegure obtener los bienes y<br />

servicios que sustentan la vida humana, sin comprometer la provisión de los mismos en el futuro.<br />

Ante este escenario y tratando de responder la pregunta: ¿qué vinculación tiene el buen estado de los ecosistemas<br />

con el bienestar humano?, es que en las décadas de 1960 y 1970 surge el concepto de servicios<br />

brindados por los ecosistemas.<br />

Desde entonces el interés por el uso de este enfoque en la gestión y su desarrollo en los ámbitos académicos<br />

ha crecido considerablemente. Creemos que esto se debe en parte a que el término “servicios ecosistémicos”<br />

invita a reflexionar sobre cómo y cuánto dependemos de la naturaleza. Y precisamente este enfoque<br />

hace énfasis y pone la mirada sobre la relación entre las funciones de los ecosistemas y el bienestar humano.<br />

El creciente desarrollo teórico de este concepto ha traído consigo la formulación de varias definiciones, de<br />

las cuales destacamos la de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (2003): “los servicios ecosistémicos<br />

son aquellos beneficios que la población obtiene de los ecosistemas”, y la de Haines-Young y Potschin (2013):<br />

“se entiende por Servicios Ecosistémicos la contribución que hacen los ecosistemas (naturales, seminaturales<br />

o modificados) al bienestar humano y mantienen una conexión directa con las funciones, procesos y<br />

estructura del ecosistema que los genera”.<br />

Otra característica interesante del enfoque de servicios ecosistémicos es que a diferencia del término desarrollo<br />

sostenible, que tiene su génesis en el ámbito de la gestión, este emergió del mundo científico, presentando<br />

una base teórica robusta acompañada de un creciente desarrollo de metodologías y herramientas<br />

que nos permitan mapear, cuantificar y monitorear los servicios brindados por los ecosistemas, así como<br />

evaluar en qué medida estamos afectando la provisión de los mismos con los diferentes usos que que hacemos<br />

de los ecosistemas.<br />

Identificando este enfoque como una alternativa de visión integrada y trabajo conjunto a nivel de los diferentes<br />

ámbitos de la gestión pública es que en 2014 surge el Grupo Técnico Interinstitucional sobre Servicios<br />

Ecosistémicos (GTISE), coordinado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA),<br />

e integrado por: la Dirección General de Recursos Naturales (DGRN-MGAP), la Dirección Nacional de Medio<br />

Ambiente (DINAMA-MVOTMA), la Dirección General Forestal (DGF_MGAP), la Dirección Nacional de Aguas<br />

(DINAGUA_MVOTMA), la Oficina de Planeamiento y Políticas Agropecuarias (OPYPA_MGAP), la Dirección General<br />

de Desarrollo Rural (DGDR-MGAP) y la División Nacional de Cambio Climático ( DCC-MVOTMA).<br />

Desde entonces este grupo viene organizando una serie de foros técnicos sobre servicios ecosistémicos con<br />

el apoyo del Proyecto Insignia de “Resiliencia y gestión integral de riesgos en la agricultura” del IICA.<br />

En este marco, en octubre de 2016 se realiza el IV foro sobre servicios ecosistémicos, en el que técnicos a<br />

nivel nacional, e investigadores de Uruguay y Argentina discutieron acerca de los vacíos en conocimientos


e información para llevar a la práctica este enfoque. Es en base a los resultados de este foro y a las presentaciones<br />

realizadas por los expertos hemos elaborado el presente documento a modo de memorias y con<br />

el espíritu de contribuir al conocimiento de este enfoque por parte de los ámbitos de gestión y su posible<br />

inclusión en las políticas públicas a nivel nacional.<br />

Alejandra Sarquis<br />

Representante del IICA en Uruguay


Lugar: Cuenca de XXXXX


SISTEMATIZACIÓN:<br />

DEMANDA DE LOS GESTORES DE RECURSOS<br />

NATURALES EN CONOCIMIENTOS E INVESTIGACIÓN<br />

SOBRE SERVICIOS ECOSISTÉMICOS<br />

<strong>Natalia</strong> Caballero, Viveka Sabaj, Luciana Mello, Ana Laura Mello, Diego Cáceres,<br />

Gabriela Pignataro, Mariela Buonomo, Raquel Balero, Sebastián Horta, Bettina Miguez.


DEMANDA DE CONOCIMIENTOS E INVESTIGACIÓN SOBRE<br />

SERVICIOS ECOSISTÉMICOS PARA SU APLICACIÓN EN LA<br />

GESTIÓN<br />

Introducción<br />

Para abordar eficientemente la gestión del territorio con enfoque en los servicios ecosistémicos (SE), los<br />

encargados de las políticas vinculadas al ambiente y al uso sustentables de los recursos naturales requieren<br />

de información basada en evidencias científicas (Defra 2003). Asimismo, el diálogo entre los gestores y los investigadores<br />

es de vital relevancia para lograr un manejo sostenible de los recursos naturales, y poder hacer<br />

efectiva la implementación de enfoques de gestión que consideren los SE (La Notte et al. 2017). Sin embargo,<br />

la comunicación entre la investigación que aborda esta temática con las políticas y la gestión muchas veces<br />

es limitada o insuficiente (Sutherland et al., 2004; Sutherland 2006, IICA 2015). Para el diseño de políticas<br />

con base en la evidencia científica son necesarios aportes desde la investigación que respondan las preguntas<br />

que surgen desde la gestión (Sutherland et al., 2006). De este modo, además, se promueven formas<br />

de apoyo e incentivo para las líneas de investigación que signifiquen un aporte a la hora de dar respuestas.<br />

En el marco del Grupo Técnico Interinstitucional sobre Servicios Ecosistémicos (GTISE) conformado por el<br />

Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Ministerio de Ganadería, Agricultura y<br />

Pesca (MGAP) y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), que busca<br />

coordinar acciones interinstitucionales para incorporar el enfoque de los SE en las políticas públicas, se desarrollaron<br />

una serie de foros técnicos sobre servicios ecosistémicos desde el 2014.<br />

En estas instancias participaron técnicos de estos ministerios, así como del INIA (Instituto Nacional de Investigación<br />

Agropecuaria), la Universidad de la República, el Ministerio de Educación y Cultura y la Oficina de<br />

Planeamiento y Presupuesto (OPP), entre otros. Entre las principales conclusiones derivadas de estos foros<br />

(IICA 2015) se destaca la necesidad de generación y sistematización de la información y el conocimiento<br />

para la identificación, modelación, y valoración de los servicios ecosistémicos, de forma tal que este enfoque<br />

pueda ser incorporado en los procesos de toma de decisiones y como insumo en la elaboración de políticas,<br />

tanto en el ámbito productivo como en la conservación del ambiente.<br />

Con base en estos resultados, a fines del 2015, desde GTISE, se lanzó una consulta dirigida principalmente a<br />

técnicos del ámbito gubernamental, universidades y ámbito privado relacionados con la gestión ambiental<br />

y de recursos naturales, con el fin de identificar la demanda de conocimiento para la aplicación del enfoque<br />

de SE en la gestión. Se presentan en este documento el proceso y metodología de trabajo, los principales<br />

resultados obtenidos de esta consulta junto con el posterior análisis en una dinámica de taller.


Objetivos<br />

El objetivo del trabajo fue identificar la demanda de conocimientos para la aplicación del enfoque de servicios<br />

ecosistémicos en la gestión y las principales líneas de investigación necesarias a ser abordadas. Se<br />

espera que este conocimiento contribuya al fortalecimiento de estrategias de gestión ya existentes o a la<br />

formulación de nuevas estrategias que consideren el enfoque de manejo basado en los SE.<br />

Metodología<br />

El trabajo se desarrolló, tal y como se resume en la Figura 1, siguiendo el siguiente proceso: Primero, se<br />

identificó un grupo amplio de actores clave y se relevaron sus principales necesidades de conocimiento en<br />

relación con los ecosistemas y sus servicios. Estas necesidades fueron expresadas en forma de preguntas.<br />

Posteriormente, y a partir de la información relevada, se discutieron los resultados en un taller de trabajo y<br />

se agruparon las preguntas planteadas en líneas de investigación que puedan contribuir a la gestión.<br />

El proceso de consulta se realizó a través de un formulario electrónico disponible en línea, cuyo enlace de<br />

acceso se compartió con una extensa lista de contactos de las instituciones representadas en el GTISE: Oficina<br />

de Programación y Políticas Agropecuarias (OPYPA), Dirección General de Gestión de Recursos Naturales<br />

(DGRN), Dirección General Forestal (DGF) y Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR) del MGAP; y por<br />

Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA), Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial (DINOT) y<br />

Dirección Nacional de Aguas (DINAGUA) del MVOTMA) y del IICA.<br />

Este formulario tenía por consigna que los técnicos formularan preguntas que consideraban necesario fueran<br />

contestadas al momento de incorporar el enfoque de servicios ecosistémicos en la toma de decisiones.<br />

Como marco para la consulta, el formulario incluyó también una breve reseña del grupo, la línea de trabajo<br />

desarrollada desde el año 2014, y una breve reseña conceptual sobre los SE (Ver Anexo 1).<br />

Figura 1. Etapas del proceso desarrollado para relevamiento, selección de preguntas e identificación de líneas de<br />

investigación.


El formulario estuvo disponible en línea para ser respondido durante dos meses. Una vez cerrado el plazo<br />

se analizó la información recabada, enumerando y clasificando las preguntas en cinco categorías temáticas:<br />

1- Políticas, estrategias e instrumentos de gestión; 2- Información disponible, antecedentes, casos; 3- Metodologías,<br />

marco teórico; 4- Monitoreo, evaluación e indicadores; y 5- Difusión, formación/educación.<br />

Con las preguntas clasificadas se realizó un taller al que se convocaron a los técnicos consultados y se invitaron<br />

a investigadores que trabajan en temas relacionados con SE.<br />

En el taller se trabajó sobre la siguiente dinámica:<br />

1. Se realizó un primer filtrado de las preguntas que permita seleccionar aquellas que pueden ser abordadas<br />

desde la investigación. Esta discusión concluye en un consenso con la preselección de preguntas candidatas<br />

que cumplen con los criterios que se enumeran a continuación (desarrollados según Sutherland et al..<br />

2006b):<br />

a. Se pueden responder bajo un abordaje científico<br />

b. Su respuesta no depende de un juicio de valor<br />

c. Pueden ser abordadas en una escala espacial y temporal razonable para un equipo de trabajo<br />

d. Abordan vacíos de relevancia en el conocimiento<br />

e. No formuladas como un tema de área general<br />

f. No se responden con un “depende que/de…” ni con un “Sí o No”<br />

g. Si se relacionan con impactos e intervenciones, contienen un sujeto, una intervención y un impacto<br />

medible<br />

2. Se identificaron líneas de investigación a partir de las preguntas filtradas<br />

3. Se realizó una puesta en común del análisis de cada grupo que aportó a la identificación de líneas de investigación<br />

y a la estrategia de aplicación en la gestión<br />

La experiencia en el país en dicha temática y los procesos de discusión alimentaron, por un lado, la formulación<br />

de las preguntas y, por otro, la discusión en taller donde se identificaron las principales líneas de<br />

investigación.<br />

Resultados<br />

Se recibieron 108 preguntas preliminares provenientes de 34 técnicos de 12 especialidades (Figuras 2 y 3), y<br />

de formación terciaria con niveles de grado y posgrado (maestría y doctorado). Técnicos de 21 instituciones<br />

del estado y privadas relacionadas con la gestión ambiental y de los recursos naturales y de instituciones<br />

de investigación fueron quienes formularon las preguntas recibidas. La representación institucional estuvo<br />

encabezada por el MVOTMA, la academia y el MGAP (Figura 3).


Figura 2. Distribución de la información recabada a partir de la formación académica de los que formularon las<br />

preguntas.<br />

Figura 3. Representación de instituciones del gobierno relacionadas a la gestión de los recursos naturales representadas<br />

en las respuestas al formulario.


Líneas de investigación<br />

Durante el taller, y sobre la base de las 108 preguntas que pasaron el filtrado, se identificaron las siguientes<br />

líneas de investigación:<br />

1. Identificación, caracterización, y mapeo de los servicios ecosistémicos<br />

2. Cuantificación de SE en diferentes ecosistemas<br />

3. Valoración de SE<br />

4. Definición de funciones de afectación para los principales SE y rangos de tolerancia<br />

5. Desarrollo de indicadores e identificación de parámetros para monitorear el estado de los SE<br />

6. Análisis de la interacción entre la investigación, la sociedad y la toma de decisiones<br />

7. Análisis de formas de comunicación y concientización del enfoque de los SE<br />

Cada línea agrupa a un conjunto de preguntas que abordan temáticas similares, como se detalla en la siguiente<br />

tabla:<br />

Tabla 1. Líneas de investigación y preguntas sugeridas.<br />

1. Identificación, caracterización, y mapeo de los SE<br />

¿Qué servicios brindan los ecosistemas y agro-ecosistemas de nuestro país?<br />

¿Qué servicios queremos conservar del campo natural y en qué sitios?<br />

¿Existen sitios particularmente vulnerables en Uruguay tanto por sus altos valores de conservación, su<br />

fragilidad, e interés como fuentes de agua?<br />

¿Cuál es el rol de las áreas de pastizal y áreas riparias, en la calidad de aguas superficiales?<br />

¿Cómo se asocian los servicios que provee el campo natural con los que puedan dar otros ecosistemas<br />

como el arbustal o el bosque nativo?<br />

2. Cuantificación de SE en diferentes ecosistemas<br />

¿Cómo cuantificar los servicios al momento de recomendar o no la ubicación de cierto tipo de proyecto<br />

en un lugar que brinda SE?<br />

¿Qué metodologías de evaluación/cuantificación de cada SE son más apropiadas para los diferentes<br />

ecosistemas del país y qué información se requiere?<br />

Más allá del conocimiento teórico conceptual de los SE, ¿cuáles casos de estudio cuantifican y valoran<br />

los SE en nuestro país?<br />

¿Cómo poder cuantificar los SE sin valor de mercado?<br />

¿La cuantificación y valoración de los SE a escala local, es extrapolable a otros sitios del país y a<br />

diferentes escalas?<br />

3. Valoración de SE<br />

¿Cuál es el aporte de los SE del campo natural al bienestar y calidad de vida de la población?


los SE en nuestro país?<br />

¿Cómo poder cuantificar los SE sin valor de mercado?<br />

¿La cuantificación y valoración de los SE a escala local, es extrapolable a otros sitios del país y a<br />

diferentes escalas?<br />

3. Valoración de SE<br />

¿Cuál es el aporte de los SE del campo natural al bienestar y calidad de vida de la población?<br />

¿Cómo definir algunos de estos sitios particularmente vulnerables, de forma interinstitucional?<br />

¿Cómo cuantificar o poner en valor tangible los SE?<br />

¿Cómo comenzar a valorar nuestros ecosistemas y sus servicios y disponibilizar esta información para<br />

que sean considerados en los procesos de toma de decisión?<br />

¿Cómo valorar en términos económicos los servicios ecosistémicos?<br />

¿Cómo asignar un valor a los SE?<br />

¿Qué costos tiene la potabilización del agua afectada por los emprendimientos agropecuarios?<br />

¿Los servicios del campo natural valen lo mismo en todos los sitios?<br />

4. Definición de funciones de afectación para los principales SE y rangos de tolerancia<br />

¿Cuál es la función de producción de los servicios de control de plagas de los ecosistemas circundantes<br />

a la forestación por ejemplo de la fauna nativa (aves, quirópteros, insectos)?<br />

¿Cuál es la capacidad de resiliencia ante distintas intervenciones en predios ganaderos?<br />

¿Cuáles son los efectos de la agricultura sobre la provisión de agua potable?<br />

¿Cuál es la superficie óptima para zonas de amortiguación entre actividades productivas y los cursos de<br />

agua que asegure la provisión de servicios?<br />

¿Cómo repercute la pérdida de biodiversidad a los servicios que brindan los ecosistemas naturales de<br />

nuestro país?<br />

A la hora de evaluar el impacto ambiental de una actividad/proyecto, ¿cómo cuantificar este efecto<br />

desde el punto de vista de los servicios ecosistémicos que afecta?<br />

¿Cómo se valoran las pérdidas y ganancias en SE causadas por el cambio en el uso del suelo?<br />

¿Cómo varía el nivel de producción de servicios ecosistémico del campo natural en los diferentes<br />

estados? (funciones de afectación)<br />

¿Cómo definir las funciones de afectación y los niveles tolerables, para los principales SE?<br />

Para la actividad sísmica, ¿cuál es el nivel de ruido umbral para la afectación de los mamíferos, tortugas,<br />

peces y otros integrantes de la biota acuática de Uruguay? Los datos disponibles en la bibliografía son<br />

generales y no referidos a las especies que se encuentran en aguas de Uruguay.<br />

¿Cómo afectan: la pérdida de hábitat, las invasiones biológicas y el calentamiento global a nuestros<br />

ecosistemas a la provisión de servicios?<br />

¿De qué manera se puede evaluar la pérdida de SE y sus causas?


peces y otros integrantes de la biota acuática de Uruguay? Los datos disponibles en la bibliografía son<br />

generales y no referidos a las especies que se encuentran en aguas de Uruguay.<br />

¿Cómo afectan: la pérdida de hábitat, las invasiones biológicas y el calentamiento global a nuestros<br />

ecosistemas a la provisión de servicios?<br />

¿De qué manera se puede evaluar la pérdida de SE y sus causas?<br />

¿Cuál sería el porcentaje de área forestada en una microcuenca que podría aceptarse sin llegar a afectar<br />

la calidad/cantidad de agua disponible en la misma?<br />

5. Desarrollo de indicadores e identificación de parámetros para monitorear el estado de los SE<br />

¿Cómo asociar provisión de servicios ecosistémicos con indicadores fáciles de medir?<br />

¿Cómo puede evaluarse si los SE proporcionados por los ecosistemas de Uruguay están siendo<br />

utilizados de forma sostenible?<br />

¿Cuáles serían los parámetros a monitorear para dar un adecuado seguimiento a la afectación de los<br />

SE?<br />

¿Qué indicadores podríamos utilizar para determinar que en ese lugar que se brinda un servicio<br />

ecosistémico valorado ya no deberían instalarse más proyectos que los que ya existen para no lesionar<br />

ese servicio?<br />

6. Análisis de la interacción entre la investigación, la sociedad y la toma de decisiones<br />

¿Qué grado de sensibilización y de percepción sobre los SE se ha alcanzado en los distintos niveles de<br />

gestión y en la sociedad en general?<br />

¿Cómo incorporar el término de SE en el procedimiento de EIA, OT, EAE?<br />

¿Cómo implementar medidas para mejorar la conservación de SE?<br />

¿En qué grado es utilizada la información disponible por los tomadores de decisiones, especialmente los<br />

políticos?<br />

¿Cuáles serían, por tipo de actividad y por afectación a los servicios ecosistémicos, las medidas de<br />

compensación necesarias para asegurar una minimización de los impactos?<br />

¿Cómo incorporar la valoración económica en discusión política?<br />

¿Qué peso tiene el valor de los SE en las políticas públicas? y cuáles son los mecanismos para que<br />

tomen mayor relevancia?<br />

¿Cómo lograr mejor articulación entre instituciones, actores y conocimiento científico para lograr<br />

mejoras a largo plazo?<br />

¿Cuáles son las posibles sinergias entre técnicos, comunidades e instituciones educativas para<br />

desarrollar actividades que generen conocimiento de SE en territorio y lograr un estudio de valoración<br />

inclusive económica?<br />

¿Cómo conciliar los intereses encontrados entre los servicios ecosistémicos de valor para el ser humano<br />

con los que protegen la vida silvestre?<br />

¿Los gestores de los recursos naturales comprenden el concepto y sus objetivos?<br />

7. Análisis de formas de comunicación y concientización del enfoque de los SE<br />

¿Cómo generar conciencia de la importancia de los SE en la población?<br />

¿Los actores involucrados se han apropiado lo suficiente del tema?<br />

¿De qué forma educar sobre los SE de microcuencas a los actores vinculados a su uso?


¿Cómo conciliar los intereses encontrados entre los servicios ecosistémicos de valor para el ser humano<br />

con los que protegen la vida silvestre?<br />

¿Los gestores de los recursos naturales comprenden el concepto y sus objetivos?<br />

7. Análisis de formas de comunicación y concientización del enfoque de los SE<br />

¿Cómo generar conciencia de la importancia de los SE en la población?<br />

¿Los actores involucrados se han apropiado lo suficiente del tema?<br />

¿De qué forma educar sobre los SE de microcuencas a los actores vinculados a su uso?<br />

¿Cuánto saben las comunidades sobre el concepto de SE?<br />

¿Qué estrategias serían las más adecuadas para que la información llegue a la mayoría de la población y<br />

en especial a las comunidades educativas?<br />

Discusión y conclusiones<br />

La necesidad de sistematizar y generar nueva información para el mapeo, modelación, y valoración de los SE<br />

con el fin de incorporar este enfoque en la toma de decisiones y diseño de políticas fue una de las principales<br />

conclusiones a las que se arribó en los foros realizados en 2014. Con esta motivación se identificaron las<br />

demandas de conocimiento que viabilicen el uso del enfoque a este nivel.<br />

Partiendo de las 108 preguntas recabadas se trabajó con técnicos y expertos para identificar vacíos de conocimiento<br />

existentes, así como para construir una agenda que priorice su próximo abordaje. Del análisis<br />

de las preguntas surgieron siete líneas claras de investigación (ver Tabla 1), que pueden contribuir a que el<br />

ámbito de la gestión pueda integrar el enfoque de servicios ecosistémicos a los procesos de evaluación y<br />

planificación.<br />

La línea de investigación que engloba el mayor número de preguntas es la que refiere a la definición de<br />

funciones de afectación para los principales SE y rangos de tolerancia. Esta es una línea que puede utilizar<br />

información que ya está siendo generada en investigaciones que, aunque no hagan referencia al enfoque de<br />

SE, evalúan determinadas variables vinculadas a diferentes manejos de los ecosistemas.<br />

También se observó que muchas de las preguntas identificadas como abordables por la investigación podrían<br />

responderse con un sí o un no, y otras se responderían con una recopilación bibliográfica. Acercar las<br />

respuestas a esas preguntas desde la investigación es fundamental para avanzar hacia la satisfacción de las<br />

demandas de información y conocimientos sobre los SE.<br />

De la discusión entre investigadores y técnicos surgen, además, observaciones que aportan otros elementos<br />

que suman al objetivo de este trabajo.<br />

Una de ellas es que el término servicios ecosistémicos es útil en sí mismo porque hace alusión a toda una<br />

base conceptual que cuestiona la forma tradicional de pensar las relaciones entre el hombre y la naturaleza,<br />

y pone en evidencia la dependencia que tienen las sociedades de los ecosistemas, a través de una mirada<br />

más holística e integral del territorio.


Por otro lado, se destaca que, si bien el enfoque de servicios ecosistémicos está presente en algunos ámbitos<br />

de la gestión pública, falta aún que sea incorporado en muchos otros. A su vez, este tema no está presente<br />

en los programas académicos de áreas de conocimiento como las ciencias sociales y políticas, cuya contribución<br />

se entiende fundamental en la adopción de este enfoque por parte de los ámbitos de gestión, así como<br />

en su inclusión en los procesos de toma de decisión.<br />

Por su parte, los ámbitos que sí están adoptando el enfoque de SE se enfrentan a dificultades a la hora de<br />

aplicarlo por falta de indicadores consensuados que permitan evaluarlos y monitorearlos. Además, junto a<br />

la necesidad de definir cómo aplicarlo en la gestión de los recursos naturales, se hace necesario sistematizar<br />

la información existente en las instituciones, de manera que sea accesible y forme parte de la estructura<br />

institucional.<br />

Identificar las demandas en investigación y conocimientos para aplicar el enfoque de SE en la gestión de los<br />

ecosistemas se vincula directamente con la asignación de recursos para la investigación. Teniendo en cuenta<br />

que muchas veces la existencia de financiamiento es lo que mueve las líneas de investigación en temas específicos,<br />

se entiende que el estado puede jugar un rol importante en este aspecto.<br />

Por último, tanto investigadores como técnicos destacaron la relevancia de los ámbitos como el que proporcionan<br />

los foros organizados por el Grupo Técnico Interinstitucional que propician el diálogo entre la academia<br />

y los gestores favoreciendo su retroalimentación.<br />

Bibliografía<br />

Defra (2002) Safeguarding Our Seas: A Strategy for the Conservation and Sustainable Development of Our Marine Environment.<br />

Department for Environment and Rural Affairs, London, UK.<br />

Haines-Young, R. y Potschin, M. (2013) Common International Classification of Ecosystem Services (CICES): Consultation on Version<br />

4, August-December 2012. EEA Framework Contract No EEA/IEA/09/003<br />

IICA (2015) <strong>Memoria</strong> de los Foros Técnicos sobre servicios ecosistémicos en Uruguay / IICA – Montevideo: IICA, 2014.<br />

La Notte, A.; D’Amato D.; Mäkinen H.; Paracchini M.L.; Liquete C.; Egohd B.; Geneletti, D.; Crossman N.D. (2017) Ecosystem services<br />

classification: A systems ecology perspective of the cascade framework. Ecological Indicators 74 (2017) 392–402<br />

Sutherland, W.J. (2004) A blueprint for the countryside. Ibis,146 (Supplement 1), 120–124.<br />

Sutherland, W.J. (2006) Predicting the ecological consequences of environmental change: a review of the methods. Journal of<br />

Applied Ecology, Volume 43(4), 599–616<br />

Sutherland W.J.; Armstrong-Brown, S.; Armsworth P.R., Brereton T.; Brickland, J.; Campbell, C.D.; Chamberlain, D.E.; Cooke, A.I.;<br />

Dulvy, N.K.; Dusic, N.R.; Fitton, M.; Freckleton, R.P.; Godfray, H.C.J.; Grout, N.; Harvey, H.J., Hedley, C.; Hopkins, J.J.; Kift, N.B.;


Kirby, J.; Kunin, W.E.; Macdonald, D.W.; Marker, B.M.; Naura, M.; Neale, A.R.; Oliver, T.; Osborn, D.; Pullin, A.S.; Shardlow, M.E.A.;<br />

Showler, D.A.; Smith, P.l.; Smithers, R.J.; Solandt, J.; Spencer,J.; Spray,C.J.; Thomas, C.D.; Thompson, J.; Webb, S.E.; Yalden, D.W.; y<br />

Watkinson A.R. (2006) The identification of 100 ecological questions of high policy relevance in the UK. Journal of Applied Ecology<br />

43, 617–627<br />

Haines-Young, R. y Potschin, M. (2013): Common International Classification of Ecosystem Services (CICES): Consultation on<br />

Version 4, August-December 2012.<br />

EEA Framework Contract No EEA/IEA/09/003 (Descargado de www.cices.eu)<br />

Cowling, R.W.; Egoh, B.; Knight, A.; O’Farrell, P.; Reyers, B.; Rouget M.; Roux, D.; Welz, A.; Wilhelm-Rechmann, A. 2008. An operational<br />

model for mainstreaming ecosystem services for implementation. Proceedings Nationall Academy of Science. 105:9483-<br />

9488.<br />

Brazeiro, A. 2014. Los bosques de Uruguay y sus servicios ecosistémicos.<strong>Memoria</strong> de los Foros Técnicos sobre Servicios Ecosistémicos<br />

en Uruguay. IICA. Montevideo, Uruguay.<br />

Anexo 1<br />

Contenidos del formulario electrónico utilizado para la consulta a técnicos<br />

Título: Demanda de los gestores de recursos naturales en conocimientos e investigación sobre resiliencia y<br />

servicios ecosistémicos.<br />

Introducción: En el año 2014 se desarrollaron en el país una serie de Foros Técnicos sobre Servicios Ecosistémicos.<br />

Éstos fueron organizados por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura con el<br />

apoyo de los Ministerios de Vivienda, Ordenamiento Territorial, y Medio Ambiente, y Ganadería, Agricultura<br />

y Pesca. Participaron en los mismos técnicos de estos Ministerios así como del INIA, la Universidad, el Ministerio<br />

de Educación y Cultura, y la OPP.<br />

Entre las principales conclusiones derivadas de estos Foros se destaca la necesidad de generación y sistematización<br />

de la información y el conocimiento para la identificación, modelación, y valoración de los servicios<br />

ecosistémicos, de forma tal que este enfoque pueda ser incorporado en los procesos de toma de decisiones<br />

tanto en el ámbito productivo como en el ambiental.<br />

Para comenzar a trabajar en ese sentido es que estamos implementando una propuesta que busca identificar<br />

con más precisión cuál es la demanda de conocimiento para la aplicación del enfoque de servicios<br />

ecosistémicos, que tienen los técnicos del ámbito gubernamental y privado, vinculado a la gestión de recursos<br />

naturales Es por esta razón que lo invitamos a colaborar con esta iniciativa completando sus datos y<br />

formulando todas las preguntas que tenga en relación a la temática en el siguiente formulario electrónico.<br />

Las preguntas pueden referirse a aspectos generales del enfoque de servicios ecosistémicos, como a un


ecosistema en particular, o a aspectos que tengan que ver con la identificación, evaluación, o valoración de<br />

los servicios ecosistémicos.<br />

Una vez sistematizadas las preguntas de todos los participantes, se realizará un taller para ordenarlas y priorizarlas<br />

con la facilitación del sector académico.<br />

Se espera que el resultado final de este trabajo contribuya a identificar qué preguntas ya pueden ser resueltas<br />

con la información disponible, y qué vacíos de conocimiento existen, así como la construcción de una<br />

agenda de investigación en el tema.<br />

Datos personales solicitados: Profesión, Nivel académico alcanzado, Filiación institucional, Área / Departamento<br />

/ División / Dirección, Cargo, Antigüedad en el cargo, ¿cómo se vincula su actividad laboral a los<br />

servicios ecosistémicos?<br />

Nota aclaratoria: los datos son requeridos simplemente para poder caracterizar a las personas que participen<br />

de la iniciativa.<br />

“De mi conformidad con la ley N° 18331, del 11/08/2008, de Protección de Datos Personales y Acción de<br />

Habeas Data (LPDP), los datos suministrados por usted, quedarán incorporados en nuestra base de datos,<br />

procesada exclusivamente para la finalidad de evaluación y difusión de actividades, tareas y encuentros<br />

realizada por IICA Uruguay y la dirección donde el responsable de la Bases de Datos es la IICA y la dirección<br />

donde podrá ejercer los derechos de acceso, la actualización, actualización o supresión es: Luis Piera 1992,<br />

Edificio MERCOSUR. Tercer piso. Montevideo.<br />

Sección para las preguntas: en esta sección puede formular todas las preguntas con las que se haya encontrado<br />

o que entienda sea necesario contestar al momento de incorporar el enfoque de servicios ecosistémicos<br />

en la toma de decisiones.<br />

Se entiende por Servicios Ecosistémicos como la contribución que hacen los ecosistemas (naturales, seminaturales<br />

o modificados) al bienestar humano y mantienen una conexión directa con las funciones, procesos y<br />

estructura del ecosistema que los genera (Haines-Young y Potschin 2013).<br />

Este enfoque se presenta como una alternativa para enfrentar la problemática ambiental contemporánea<br />

haciendo más visible la necesidad de conservar y utilizar sosteniblemente los ecosistemas, de forma de<br />

internalizarlos en los sectores económicos, así como en programas, políticas, y estrategias de desarrollo<br />

(Cowling et al., 2008).<br />

Para planificar y gestionar con bases científicas los SE que un ecosistema brinda dentro de un territorio, se<br />

debería contar idealmente con los siguientes conocimientos: lista de SE generados, evaluación/cuantificación<br />

de cada SE, mapeo de cada SE, flujo de SE entre sitios/ecosistemas generadores y usuarios (Brazeiro, 2014).


Haines-Young, R. y Potschin, M. (2013): Common International Classification of Ecosystem Services (CICES): Consultation on Version<br />

4, August-December 2012. EEA Framework Contract No EEA/IEA/09/003 (Descargado de www.cices.eu)<br />

Cowling, R.W.; Egoh, B.; Knight, A.; O’Farrell, P.; Reyers, B.; Rouget M.; Roux, D.; Welz, A.; Wilhelm-Rechmann, A. 2008. An operational<br />

model for mainstreaming ecosystem services for implementation. Proceedings Nationall Academy of Science. 105:9483-<br />

9488.<br />

Brazeiro, A. 2014. Los bosques de Uruguay y sus servicios ecosistémicos.<strong>Memoria</strong> de los Foros Técnicos sobre Servicios Ecosistémicos<br />

en Uruguay. IICA. Montevideo, Uruguay.


Lugar: Cuenca de XXXXX


LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS COMO OBJETO<br />

FRONTERA: DISTINTAS MIRADAS PARA DISTINTOS<br />

PROPÓSITOS Y ALGUNOS AVANCES EN LA EVALUACIÓN<br />

DE SERVICIOS ECOSISTÉMICOS EN URUGUAY<br />

Alvaro Soutullo, Mariana Nin, Lucía Bartesaghi, Alvar Carranza,<br />

Lorena Rodríguez-Gallego.


LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS COMO OBJETO<br />

FRONTERA: DISTINTAS MIRADAS PARA DISTINTOS<br />

PROPÓSITOS Y ALGUNOS AVANCES EN LA EVALUACIÓN<br />

DE SERVICIOS ECOSISTÉMICOS EN URUGUAY<br />

Existen múltiples definiciones sobre qué son los servicios ecosistémicos, múltiples formas de abordar su<br />

análisis, y múltiples objetivos que se buscan con dichos análisis. Más allá de estas diferencias, el concepto<br />

resulta útil en la medida en que se conceptualiza a los servicios ecosistémicos como un objeto frontera, cuyo<br />

rol y propósito central es acercar formas distintas de mirar las relaciones entra la naturaleza y el hombre<br />

(Abson et al., 2014). El valor del concepto reside así en su contribución a propiciar un espacio de reflexión<br />

que busca activamente facilitar la comprensión de (y el respeto por) las múltiples formas de entender las relaciones<br />

de interdependencia entre los sistemas naturales y las sociedades humanas (Raymond et al., 2013).<br />

Esto ha sido por ejemplo uno de los principales desafíos a la hora de elaborar un marco conceptual común<br />

para la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) (Diaz et<br />

al., 2015).<br />

Los servicios ecosistémicos suelen definirse alternativamente como los beneficios que los humamos obtienen<br />

de la naturaleza, o como las condiciones o procesos a través de los cuales los ecosistemas y las especies<br />

que los componen sostienen y satisfacen la vida humana (Nahlik et al., 2012). En ambos casos el énfasis está<br />

dado por el flujo de beneficios en una dirección: de los ecosistemas al hombre. No obstante, uno de los principales<br />

aportes del concepto reside en que, a diferencia de la visión clásica que conceptualiza la naturaleza<br />

como proveedora de recursos, hace evidentes los efectos potencialmente negativos para el bienestar humano<br />

de los cambios que son introducidos a los ecosistemas como resultado de las actividades humanas (Raymond<br />

et al., 2013). Esto por un lado evidencia la necesidad de planificar y diseñar las actividades humanas<br />

en un territorio de forma tal que minimicen los efectos negativos de esas actividades sobre la capacidad de<br />

ese territorio de sostener a los grupos humanos que dependen del mismo (lo cual constituye un paso hacia<br />

una gestión territorial orientada a la sustentabilidad). Por otro, subraya el rol (y el valor) de la biodiversidad<br />

como la infraestructura ecológica que genera las condiciones para la existencia de las sociedades humanas<br />

y su desarrollo. Este enfoque ha de hecho motivado la ampliación del concepto de servicios ecosistémicos<br />

al concepto de servicios del paisaje (Valles-Planells et al., 2014), y en general ha contribuido a comprender<br />

la necesidad de planificar los usos del suelo de forma tal que aseguren el mantenimiento de paisajes multifuncionales,<br />

capaces de brindar la diversidad de servicios que requiere una sociedad resiliente, saludable<br />

y equitativa (Lovell & Johnston 2009a,b; Selman, 2009; O’Farrell & Anderson 2010; Wu, 2013; Mastrangelo et<br />

al., 2014).<br />

Una forma gráfica de conceptualizar los servicios ecosistémicos es analizarlos como una cascada que vincula<br />

los sistemas naturales con elementos del bienestar humano, siguiendo un patrón similar al de una cadena<br />

productiva (Fig. 1): desde las estructuras y procesos ecológicos generados por los ecosistemas hasta los<br />

servicios y beneficios eventualmente derivados por los seres humanos (Haines-Young & Potschin, 2010). Los<br />

servicios ecosistémicos son entonces los resultados de la interacción entre procesos naturales y la actividad<br />

humana, que resultan beneficiosos para una serie de actores. Esos beneficios pueden a su vez conceptua-


lizarse y analizarse desde múltiples perspectivas (conocimiento, salud, cohesión social, seguridad, réditos<br />

económicos, etc.). El valor de esta forma de aproximarse al análisis de los servicios ecosistémicos reside en<br />

que no se centra en valorar un componente de esa cadena en particular, sino que busca comprender el rol<br />

que juegan todos los eslabones de esta cadena para sostener el bienestar humano.<br />

Esto a su vez resalta la dimensión espacial y temporal de esos procesos: es necesario que exista un flujo de<br />

beneficios desde los sectores del territorio donde estos procesos tienen lugar a los sitios en los que los beneficiarios<br />

de esos servicios se encuentran. Estos flujos no son necesariamente instantáneos, ni los beneficiarios<br />

obtienen los servicios en los lugares donde estos se generan (Serna-Chávez et al., 2014; Villa et al., 2014).<br />

En resumen, el concepto de servicios ecosistémicos puede ser útil para una diversidad de propósitos y existen<br />

diferentes abordajes conceptuales y metodológicos, y diferentes destinatarios de los resultados de estos<br />

análisis. Antes de seleccionar un abordaje para el análisis de la relación hombre-naturaleza desde la perspectiva<br />

de los servicios ecosistémicos es por lo tanto clave explicitar claramente qué objetivos se persiguen<br />

y quienes son el público objetivo de los resultados de estos análisis. En cualquier caso, es necesario comprender<br />

que el concepto reconoce explícitamente la multidimensionalidad del territorio y la complejidad<br />

de interrelaciones entre los componentes de los sistemas naturales y sus vínculos también complejos con<br />

los componentes de los sistemas sociales. Por lo tanto, todo intento de analizar estas relaciones implica<br />

necesariamente una simplificación de la realidad. Qué se simplifica y cuales con los costos en términos de<br />

realismo de las conclusiones son decisiones que deben tomarse de forma explícita y por razones que están<br />

claramente justificadas dado el propósito del análisis que se está llevando a cabo.<br />

Algunos casos de estudio en Uruguay<br />

En esta sección se resumen algunas aplicaciones del concepto de servicios ecosistémicos que hemos venido<br />

realizando en apoyo a diferentes procesos de gestión ambiental en Uruguay. La diversidad de propósitos de


estos análisis requirió utilizar diferentes enfoques conceptuales y abordajes metodológicos. El objetivo de<br />

esta sección es brindar un panorama general de algunos de los abordajes disponibles y de algunas aplicaciones<br />

concretas del concepto.<br />

El primero de los casos de estudio buscó contribuir a comprender los potenciales impactos económicos que<br />

podrían derivarse de los cambios en la biodiversidad del país derivados de los cambios proyectados en las<br />

condiciones climáticas, y fue desarrollado como parte de un estudio regional liderado por CEPAL (Carranza<br />

& Soutullo, 2009). El abordaje metodológico se basó en utilizar valores monetarios estimados para los principales<br />

tipos de ecosistemas de planeta por Sutton & Costanza (2002), actualizados luego por Costanza et al.<br />

(2014). Para la estimación de los costos potenciales de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad<br />

de Uruguay se calculó primero el valor monetario al 2009 del territorio continental de Uruguay, a partir<br />

del cálculo de la superficie del país cubierta por cada uno de esos tipos de ecosistemas y el valor monetario<br />

estimado para una hectárea de cada tipo de ecosistema. En función de las proyecciones climáticas se modelaron<br />

luego cambios en la extensión de cada uno de los tipos de ecosistemas para la segunda mitad del<br />

siglo, y se volvió a calcular el valor monetario del territorio nacional, dados los cambios proyectados en la<br />

extensión de cada tipo de ecosistemas. El valor económico total de los ecosistemas del país se estimó para<br />

el 2009 en el entorno al 40% del PBI de Uruguay en el 2009, y la pérdida anual estimada en función de los<br />

cambios en la cobertura de ecosistemas de estimó en el entorno del 7% del PBI de ese año.<br />

Un abordaje totalmente distinto se utilizó para analizar la contribución relativa de los diferentes tipos de<br />

ecosistemas del país, a la provisión de una serie de servicios ecosistémicos de interés, incluyendo entre<br />

otros agua de buena calidad, amortiguación de eventos extremos y alimentos (Soutullo et al., 2012). En este<br />

caso se siguió el abordaje desarrollado por Maynard et al. (2010), que genera un ranking de ecosistemas, de<br />

acuerdo a la contribución de estos a una serie de procesos (funciones ecosistémicas), y la contribución de<br />

estos procesos a la provisión de los servicios de interés. Este análisis permitió generar mapas de importancia<br />

relativa de los distintos sectores del país, dada su contribución a la provisión de los servicios analizados, que<br />

fueron luego utilizados en procesos de planificación territorial.<br />

Uno de estos estudios consistió en la identificación de los padrones rurales que deberían ser integrados al<br />

Sistema Nacional de Áreas Protegidas dada su importancia para la conservación de biodiversidad a nivel<br />

nacional, estimada a partir de la presencia de especies o ecosistemas de interés, o su contribución relativa a<br />

la provisión de los servicios antes mencionados (Soutullo et al., 2015; Di Minin et al., 2017). Uno de los principales<br />

aportes de este análisis es que permitió utilizar como unidad de análisis los padrones rurales, y por lo<br />

tanto identificar propietarios y unidades de gestión específicas en los que centrar los esfuerzos de trabajo.<br />

Por último en la cuenca de la Laguna de Rocha se optó por un abordaje completamente distinto a los anteriores<br />

para generar modelos y mapas de producción de servicios ecosistémicos (Nin et al., 2016). En este caso<br />

se desarrollaron en consulta con expertos, modelos espacialmente explícitos de producción de servicios a<br />

partir de la identificación de una serie de atributos que determinan la capacidad del territorio de brindar los<br />

servicios de interés. Esta información fue luego utilizada para identificar sectores del territorio en los que<br />

promover o desestimular la expansión agrícola y forestal dados los potenciales impactos ambientales que<br />

resultan de la perdida de servicios ecosistémicos al convertir suelos con cobertura natural, a cultivos agríco-


las o forestales. Esos mapas fueron luego utilizados (Soutullo et al., 2014) para identificar zonas particularmente<br />

relevantes en una caracterización del área de influencia del sitio seleccionado para la construcción de<br />

un puerto de aguas profundas en la costa del departamento de Rocha.<br />

Más allá de la diversidad de enfoques que se aquí se describen, la principal conclusión que se desprende de<br />

la utilización de estos abordajes es la necesidad de definir explícitamente qué beneficios son los que se pretende<br />

asegurar y quienes son los beneficiarios en los que centrar los análisis. El enfoque tradicional más centrado<br />

en describir e inventariar la multiplicidad de servicios que los ecosistemas brindan a los seres humanos<br />

tiene a nuestro entender limitaciones prácticas que además lo alejan de las preguntas que normalmente<br />

se abordan en gestión ambiental. Lo que a nuestro entender se necesita es un cambio de perspectiva, en la<br />

que el objetivo central de los análisis sea identificar qué acciones son necesarias para asegurar la provisión<br />

de los beneficios que requiere el desarrollo de sociedades saludables. Para eso lo que se requiere es movilizar<br />

capital humano, a través de políticas de planificación territorial y uso y conservación de biodiversidad,<br />

que aseguren que los ecosistemas continúan siendo capaces de sostener los procesos que se necesitan para<br />

la producción de los servicios que generan esos beneficios (Fig. 2).


Referencia<br />

Abson, D.J., von Wehrden, H., Baumgärtner, S., Fischer, J., Hanspach, J., Härdtle, W., Heinrichs, H., Klein, A.M., Lang, D.J., Martens,<br />

P., Walmsley, D., 2014. Ecosystem services as a boundary object for sustainability. Ecological Economics 103, 29–37.<br />

doi:10.1016/j.ecolecon.2014.04.012<br />

Carranza, A., Soutullo, A., 2009. Impactos económicos del cambio climático en el sector biodiversidad de Uruguay, Estudio Regional<br />

de Economía del Cambio Climático en Uruguay. CEPAL, Montevideo.<br />

Costanza et al. (2014<br />

Di Minin et al., 2017<br />

Diaz et al., 2015<br />

Haines-Young, R., Potschin, M., 2010. The links between biodiversity, ecosystem services and human well-being. Ecosystem Ecology:<br />

a new synthesis 110–139.<br />

Lovell, S.T., Johnston, D.M., 2009a. Creating multifunctional landscapes: how can the field of ecology inform the design of the<br />

landscape? Frontiers in Ecology and the Environment 7, 212–220. doi:10.1890/070178<br />

Lovell, S.T., Johnston, D.M., 2009b. Designing landscapes for performance based on emerging principles in landscape ecology.<br />

Ecology and society 14, 44.<br />

Mastrangelo, M.E., Weyland, F., Villarino, S.H., Barral, M.P., Nahuelhual, L., Laterra, P., 2014. Concepts and methods for landscape<br />

multifunctionality and a unifying framework based on ecosystem services. Landscape Ecology 29, 345–358. doi:10.1007/<br />

s10980-013-9959-9<br />

Maynard et al. (2010<br />

Nahlik et al., 2012<br />

Nin, M., Soutullo, A., Rodríguez-Gallego, L., Di Minin, E., 2016. Ecosystem services-based land planning for environmental impact<br />

avoidance. Ecosystem Services 17, 172–184. doi:10.1016/j.ecoser.2015.12.009<br />

O’Farrell, P.J., Anderson, P.M., 2010. Sustainable multifunctional landscapes: a review to implementation. Current Opinion in<br />

Environmental Sustainability 2, 59–65. doi:10.1016/j.cosust.2010.02.005<br />

Raymond, C.M., Singh, G.G., Benessaiah, K., Bernhardt, J.R., Levine, J., Nelson, H., Turner, N.J., Norton, B., Tam, J., Chan, K.M.A.,<br />

2013. Ecosystem Services and Beyond: Using Multiple Metaphors to Understand Human–Environment Relationships. BioScience<br />

63, 536–546. doi:10.1525/bio.2013.63.7.7


Selman, P., 2009. Planning for landscape multifunctionality. Sustainability: Science, Practice, & Policy 5, 45–52.<br />

Serna-Chavez, H.M., Schulp, C.J.E., van Bodegom, P.M., Bouten, W., Verburg, P.H., Davidson, M.D., 2014. A quantitative framework<br />

for assessing spatial flows of ecosystem services. Ecological Indicators 39, 24–33. doi:10.1016/j.ecolind.2013.11.024<br />

Soutullo, A., collaborators, 2012. Evaluación y mapeo de servicios ecosistémicos en Uruguay. MGAP/PPR – CIEDUR/ Facultad de<br />

Ciencias/Vida Silvestre Uruguay/Sociedad Zoológica del Uruguay., Montevideo.<br />

Soutullo, A., collaborators, 2014. Caracterización Biótica y Evaluación de la Integridad Ecológica del área de influencia del Puerto<br />

de Aguas Profundas. MNHN/IIBCE-DICYT-MEC., Montevideo.<br />

Soutullo, A., Bartesaghi, L., Rios, M., Szephegyi, M.N., Di Minin, E., 2015. Prioridades espaciales para la expansión y consolidación<br />

CULTIVOS DE SERVICIOS<br />

del SNAP en el período 2015-2020. SNAP/MVOTMA, Montevideo.<br />

Sutton & Costanza (2002<br />

INTEGRANDO LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS EN LOS<br />

SISTEMAS EXTENSIVOS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA<br />

Vallés-Planells, M., Galiana, F., Van Eetvelde, V., 2014. A Classification of Landscape Services to Support Local Landscape Planning.<br />

Ecology and Society 19. doi:10.5751/ES-06251-190144.<br />

Villa, F., Voigt, B., Erickson, J.D., 2014. New perspectives in ecosystem services science as instruments to understand environmental<br />

securities. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences 369, 20120286–20120286. doi:10.1098/<br />

Gervasio Piñeiro.<br />

rstb.2012.0286<br />

Wu, J., 2013. Landscape sustainability science: ecosystem services and human well-being in changing landscapes. Landscape<br />

Ecology 28, 999–1023. doi:10.1007/s10980-013-9894-9


CULTIVOS DE SERVICIOS INTEGRANDO LOS SERVICIOS<br />

ECOSISTÉMICOS EN LOS SISTEMAS<br />

EXTENSIVOS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA<br />

Entender cómo cambia el flujo de energía, materia e información en un agroecosistema como resultado de<br />

su manejo, es clave para evitar su deterioro (Odum 1969). Los agroecosistemas son complejos y por ende<br />

presentan múltiples relaciones entre sus componentes. Muchas veces, nuestro objetivo de manejo es simplificar<br />

el agroecosistema para poder manejar grandes extensiones. Sin embargo, esta simplificación o la falta<br />

de una visión sistémica del mismo, provoca en general su deterioro y una falta de sustentabilidad a largo<br />

plazo (Rositano & Ferraro 2013). La eficaz captura de recursos (luz, nutrientes, etc.) resulta imprescindible<br />

para poder diseñar agroecosistemas que mejoren y mantengan la productividad en el tiempo (Caviglia y<br />

Andrade, 2010).<br />

El flujo de la energía es un componente fundamental de los ecosistemas. La energía proveniente del sol fluye<br />

a través de los ecosistemas y termina finalmente disipándose del planeta. Los ecosistemas naturales se<br />

estructuran alrededor de la energía, logrando que la mayoría de esta, sea canalizada hacia a los diferentes<br />

niveles tróficos, utilizando toda o casi toda la productividad primaria neta ofrecida por los productores primarios<br />

(Walker 2005; Odum 1969). La materia orgánica del suelo, si bien no es un nivel trófico, representa<br />

una importante reserva de energía de los ecosistemas. En los agroecosistemas en cambio, el flujo de la energía<br />

es modificado, a través de las intervenciones humanas, para lograr capturar más energía en productos<br />

cosechables (carne, lana, lecha, granos, etc). La falta de una visión ecosistémica integral hace que en muchos<br />

agroecosistemas la energía sea canalizada excesivamente hacia los productos cosechables, disminuyendo<br />

el flujo de energía hacia otros organismos o la materia orgánica del suelo, provocando su deterioro. Esto<br />

resulta clave para la sustentabilidad del agroecosistema, ya que las interacciones entre las especies de la<br />

comunidad y la materia orgánica del suelo son claves para el mantenimiento de su funcionamiento.<br />

La materia es el otro componente clave para comprender la dinámica y funcionamiento de los ecosistemas.<br />

La materia, a diferencia de la energía, cicla en los ecosistemas y se intercambia entre los paisajes o la biosfera<br />

toda, a distintas escalas temporales. La falta de ciclado de la materia en un ecosistema también produce su<br />

deterioro, ya que la misma es parte fundamental de los organismos que lo componen. El uso agropecuario<br />

ha alterado el ciclado de a materia en los ecosistemas, principalmente mediante extracciones por cosechas,<br />

pero también aumentando muchas veces las pérdidas de nutrientes y provocando, como consecuencia, una<br />

disminución de la materia orgánica del suelo (Smith 2007). Su pérdida conduce, por ejemplo, a una disminución<br />

de la oferta de nutrientes desde el suelo como nitrógeno (N), fósforo (P), azufre (S), entre otros; y a una<br />

reducción en los rendimientos de los cultivos o la producción de carne. La pérdida de materia orgánica del<br />

suelo en sistemas agrícolas es un proceso mundialmente y localmente conocido (Alvarez 2001; Guo & Gifford<br />

2002). La falta de compresión cabal de los ciclos biogeoquímicos y su uso para diseñar prácticas de manejo<br />

adecuadas es una falencia importante de la agronomía actual.<br />

La información es el tercer componente clave de los ecosistemas y está asociada principalmente en la biodiversidad,<br />

aunque el desarrollo teórico de este componente ha sido mucho menor que el de la materia y la


energía en la literatura ecológica (Margalef 1957). La información contenida en un ecosistema (por ejemplo,<br />

el ADN de las especies presentes), permite o no la ocurrencia de ciertos procesos, determinando el funcionamiento<br />

y la estructura de los ecosistemas. Por ejemplo, la presencia de leguminosas en un ecosistema y sus<br />

simbiontes, permite la fijación biológica de N atmosférico, proceso que no ocurriría en ausencia de esta “información”.<br />

La fijación biológica de N atmosférico determina fuertemente la disponibilidad de N y por ende<br />

la productividad primaria y el desarrollo de un ecosistema. De esta manera tanto el ciclo de la materia como<br />

el flujo de la energía están fuertemente determinados por la información que contiene el ecosistema. El<br />

hombre ha modificado fuertemente la información de los ecosistemas convirtiéndolos en agroecosistemas,<br />

ya sea mediante la remoción de información (por ejemplo, de ciertas especies) o la incorporación de otras<br />

(por ejemplo, cultivos o ganado). La remoción o el agregado de información no siempre se realiza de forma<br />

consciente por el hombre, como por ejemplo la introducción de malezas y sus resistencias a herbicidas o la<br />

extinción de poblaciones de enemigos naturales. Esto ocurre, nuevamente, por la falta de una visión ecosistémica,<br />

provocando muchas veces el disfuncionamiento de los agroecosistemas y finalmente su deterioro.<br />

Tradicionalmente, el deterioro de los agroecosistemas fue remediado mediante el agregado de subsidios de<br />

energía (insumos como fertilizantes, riego, agroquímicos, etc) muchas veces utilizando un enfoque a escala<br />

de cultivo o planta, es decir, considerando los requerimientos y las respuestas solamente de los cultivos o rodeos,<br />

como fue fomentado por la revolución verde. Este enfoque, requiere de aumentar exponencialmente<br />

el uso de insumos y subsidios de energía para mantener la producción y además genera problemas de contaminación<br />

en los lugares donde la materia se acumula (por ejemplo, la lixiviación de N y P y la consecuente<br />

eutrofización de los cuerpos de agua)(Nixon et al. 1996). Por esto el manejo de los establecimientos agropecuarios<br />

debe ser pensado a escala de ecosistema y paisaje, y no solamente según la demanda y respuesta<br />

de un cultivo o un rodeo animal, como se realiza actualmente. En un enfoque a escala de ecosistema nos<br />

podríamos preguntar por ejemplo sobre la nutrición de los cultivos: ¿Cuanta materia orgánica del suelo es<br />

necesaria para “alimentar” al cultivo propuesto y su nivel de rendimiento? Este enfoque cambia radicalmente<br />

el eje de análisis, ya que apunta a estrategias de manejo de largo plazo orientadas a nutrir el suelo y alcanzar<br />

los niveles de materia orgánica deseados, en vez de nutrir solamente al cultivo con las estrategias tradicionales<br />

de fertilización actual. Este enfoque representaría además ventajas en términos de otros aspectos del<br />

ecosistema (compactación, retención de agua en el suelo, control de malezas, etc.). La mayoría de los aspectos<br />

del manejo de los agroecosistemas deberían ser considerados a esta escala y no solo a escala de cultivo<br />

o planta (i.e.: manejo de plagas y enfermedades) (Piñeiro et al. 2014).<br />

La intensificación, en términos de dos o más cultivos al año, podría ser un intento de lograr capturar mayor<br />

energía en el ecosistema y mejorar su distribución entre la comunidad que lo compone, evitando el agregado<br />

otros subsidios energéticos. En general, la realización de un cultivo al año conduce a que una gran<br />

parte del año no se intercepta energía en el ecosistema (ver soja y maíz en Figura 1). En comparación con<br />

cultivos perennes, los cultivos anuales presentan mayores picos de intercepción de energía, pero menores<br />

intercepciones totales de energía a escala anual, salvo cuando se realizan dobles cultivos como el trigo-soja<br />

(Figura 3). A pesar de ello, hasta hace poco una parte importante del área agrícola uruguaya presentaba solo<br />

un cultivo al año. Es necesario agregar nuevos cultivos en las rotaciones para intentar capturar energía y<br />

nutrientes todo el año, evitando sus pérdidas (Piñeiro et al. 2014). La energía capturada podrá ser empleada<br />

en funciones vitales del ecosistema (por ejemplo, mantener la vida en el suelo, fijar nitrógeno atmosférico, o


descompactar el suelo, entre otras). La captura de nutrientes evita sus pérdidas y permite su reutilización. Es<br />

por ello que podemos pensar en la realización de distintos cultivos que llamaremos “cultivos para servicios”,<br />

ya que nos proveen un servicio distinto, pero complementario, al cultivo de cosecha (Piñeiro et al. 2014).<br />

Figura 1. Variación anual del Índice verde normalizado (un estimador de la captura de energía solar) de distintos<br />

recursos forrajeros y cultivos.<br />

En la teoría ecológica reciente, se definen a los servicios ecosistémicos como todos aquellos servicios o utilidades<br />

que nos brindan los ecosistemas. Un servicio clave de los ecosistemas es el de provisión de granos,<br />

para el cual realizamos la mayoría de nuestras modificaciones del ecosistema (sembrar cultivos, etc.). Sin<br />

embargo, el ecosistema puede proveer otros servicios (que tal vez aun no tienen valor de mercado, aunque<br />

si tienen un costo para recuperarlo), como la regulación del ciclo del N, o la polinización. La magnitud relativa<br />

en la provisión de distintos servicios ecosistémicos por parte de los cultivos o de los ecosistemas naturales<br />

se puede mostrar gráficamente mediante diagramas de flores o telas de araña (Figura 2)(Piñeiro et al. 2014;<br />

Foley et al. 2005). Estos diagramas sirven para visualizar la provisión de servicios de distintas alternativas de<br />

cultivos como se detalla a continuación.<br />

El deterioro de los agroecosistemas asociado a la falta de provisión de algunos de los servicios, ha llevado<br />

a que en los últimos años la siembra de cultivos para otros fines haya cobrado especial relevancia (Figura<br />

3). Los cultivos empiezan a ser sembrados con objetivos variados que en general se pueden asociar a un<br />

servicio ecosistémico deteriorado, como ser: i) la protección contra la erosión (cultivos de cobertura); ii) la<br />

incorporación de materia orgánica (abonos verdes); iii) la retención de nutrientes (cultivos trampa); iv) la incorporación<br />

de N vía fijación atmosférica (con leguminosas); v) la descompactación del suelo; vi) el consumo


de agua para disminuir las napas; vii) la cobertura del suelo para reducir la evaporación; viii) la reducción de<br />

malezas por competencia; y ix) hasta la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (Piñeiro et al.<br />

2014). Las funciones son muchas y diversas, pero apuntan a proveer uno o varios servicios ecosistémicos de<br />

interés. Por ello proponemos nombrar a éstos “cultivos de servicio” e incorporarlos al marco teórico de los<br />

servicios ecosistémicos, cambiando el paradigma de la revolución verde centrado en el cultivo, a un nuevo<br />

paradigma agrícola centrado en el ecosistema y sus servicios (Figura 3). La clave del éxito de los cultivos de<br />

servicios será la utilización de la energía no interceptada por los cultivos de cosecha para canalizarla hacia<br />

nuevos servicios ecosistémicos distintos al de provisión de alimentos. Este nuevo paradigma exige nuevas<br />

líneas de investigación agronómica, con fuertes bases en ecología de ecosistemas, por ejemplo, en el manejo<br />

y desarrollo de especies (y mezclas de especies) para mejorar la producción de raíces, el consumo y eficiencia<br />

en el uso del agua, la fijación biológica de N, la habilidad competitiva y la captación de nutrientes.<br />

Figura 2. Diagramas teóricos mostrando la provisión relativa de distintos servicios ecosistémicos en ecosistemas<br />

naturales y sistemas cultivados (Piñeiro et al., 2014).


Cultivo de servicio. Nabos forrajeros<br />

Cultivo de servicio. Leguminosas<br />

Figura 3. Diagrama teórico<br />

mostrando la provisión relativa<br />

de distintos servicios<br />

ecosistémicos de distintos<br />

cultivos de servicios, y una<br />

rotación compuesta de varios<br />

cultivos de servicios con cultivos<br />

de cosecha (Piñeiro et al.,<br />

2014).


Los cultivos de servicios, así como el manejo integral de los ecosistemas, requieren de un nuevo paradigma<br />

en investigación, en donde esta última este estrechamente asociada a los procesos productivos, con experimentación<br />

adaptativa y aproximaciones de co-innovación (Dogliotti et al. 2013). Si bien las aproximaciones<br />

clásicas de investigación reduccionistas continuarán aportando evidencias de los mecanismos subyacentes<br />

a los procesos observados en los agroecosistemas, es necesario complementar estas investigaciones con<br />

experimentación y co-innovación realizada en conjunto con los productores y en los sistemas reales de<br />

producción (Figura 4). Los diseños experimentales y la estadística asociada a esta forma de investigación<br />

difieren de las clásicamente usadas, y por lo tanto requieren de su estudio por parte de los investigadores y<br />

productores.<br />

A su vez, nuevas líneas de investigación son necesarias en relación a la comprensión de todos los servicios<br />

ecosistémicos que brindan los agroecosistemas. Como se mencionó anteriormente, los agroecosistemas<br />

han sido diseñados tradicionalmente para maximizar solamente aquellos servicios ecosistémicos de provisión<br />

(cosechables). Sin embargo, es necesario actualmente introducir en su diseño la totalidad de los servicios<br />

que brindan. Para ello la investigación debería enfocarse en el estudio y desarrollo (mejora genética, por<br />

ejemplo) de cultivos que provean distintos servicios. Se podrían evaluar entonces nuevas cualidades de los<br />

cultivos intentando contestar preguntas tales como: ¿cuál es el mejor cultivo para descompactar el suelo? O<br />

¿qué cultivo es mejor para lograr una protección eficaz contra la erosión? ¿cuáles el cultivo que más favorece<br />

la formación de materia orgánica o la fijación de nitrógeno? Estas y nuevas preguntas deberán ser abordadas<br />

por las agencias de investigación y universidades, en asociación con los productores y las agencias gubernamentales<br />

de regulación y protección ambiental, así como de fomento de la producción agropecuaria.<br />

Empresa<br />

semillas<br />

Universidad<br />

INTA<br />

INIA<br />

Asesor<br />

Productor<br />

Figura 4. Proceso de investigación conjunta de para la selección de cultivos de servicios de leguminosas.


La formación de materia orgánica, estrechamente asociada a la regulación del ciclo del C y N, es un servicio<br />

ecosistémico clave para el cual necesitamos integrar y generar nueva información relacionada a su mantenimiento<br />

y formación. Avances recientes muestran que las raíces y el nitrógeno desempeñan un papel<br />

clave para la estabilización de la materia orgánica del suelo (Mazzilli et al. 2015; Kong & Six 2010; Rasse et al.<br />

2005). Es por esto que es necesario evaluar potenciales cultivos que puedan ser integrados en las rotaciones<br />

agrícolas actuales que aumenten la producción de raíces y la fijación de N para favorecer la formación de<br />

materia orgánica. Con este objetivo, Pinto et al., en preparación, evaluaron distintos cultivos de servicio de<br />

leguminosas invernales, analizando su fijación de N atmosférico y su producción de raíces (Figura 5). Sus<br />

resultados muestran que las especies que producen mayores cantidades de biomasa aérea, no son las que<br />

producen más biomasa subterránea. Debido a que la contribución de las raíces a la formación de materia<br />

orgánica es muy superior a la de la biomasa aérea (más de 5 veces), los cultivos de servicios orientados a la<br />

formación de la materia orgánica del suelo deberán ser seleccionados principalmente en relación a su producción<br />

subterránea.<br />

Figura 5. Evaluación de la productividad aérea y subterránea de distinos cultivos de servicio de leguminosas (Pinto<br />

et al., no publicado).<br />

El diseño y manejo de los agroecosistemas debería entonces considerar todos los servicios ecosistémicos<br />

que generan (no solo los de provisión), para lo cual necesitamos contar con nuevos conocimientos agronómicos<br />

y capacidades técnicas. Sería deseable para ello generar información científica relativa a los distintos<br />

servicios que presta cada cultivo para poder ayudar a la toma de decisiones de los productores, pero también<br />

al diseño de estrategias de fomento de las agencias gubernamentales. Así como hoy se informan los<br />

rendimientos de los cultivares, se podría informar su producción de raíces, su potencial de descompactación<br />

o su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico. Esta información ayudara a los productores a tomar decisiones<br />

de manejo que mejoren el desempeño general de los agroecosistemas y no solo el de los cultivos de<br />

cosecha, favoreciendo la producción sustentable a largo plazo.


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UN ÍNDICE INTEGRADOR DE LA PROVISIÓN<br />

DE SERVICIOS ECOSISTÉMICOS BASADO<br />

EN INFORMACIÓN SATELITAL<br />

José Paruelo, Hernán Dieguez


UN ÍNDICE INTEGRADOR DE LA PROVISIÓN DE SERVICIOS<br />

ECOSISTÉMICOS BASADO EN INFORMACIÓN SATELITAL<br />

Los Servicios Ecosistémicos y la planificación del territorio<br />

El marco conceptual de Servicios Ecosistémicos (SE) establece que el bienestar humano deriva de una serie<br />

de atributos estructurales y funcionales de los ecosistemas. Los beneficios que obtenemos de los ecosistemas<br />

son múltiples y abarcan muchas dimensiones de la calidad de vida, desde la provisión de alimentos a<br />

la salud o la recreación. Para comprender la génesis de los beneficios que percibimos resulta útil analizarlo<br />

como una “cascada” (Fig. 1), donde la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas producen servicios<br />

intermedios, que son el soporte de servicios finales, que a su vez son los que proporcionan los beneficios<br />

a los humanos (Fisher et al. 2009, Haines-Young and Potschin 2010). Los servicios intermedios (e.g. la<br />

productividad primaria o la biodiversidad) son aquellos atributos de los ecosistemas que sin proporcionar<br />

directamente los beneficios, son fundamentales para la provisión de otros servicios. Aguas abajo, los servicios<br />

finales (e.g. producción de forraje, granos o carne) son aquellos aspectos del ecosistema de los que se<br />

obtienen beneficios al combinarlos con distintos tipos de capital. Pensar el marco conceptual de los SE como<br />

una cascada ayuda a visualizar que muchos aspectos del ecosistema no producen directamente un servicio<br />

pero contribuyen a su provisión.<br />

Figura 1. Modelo cascada que muestra el vínculo existente entre los aspectos estructurales y funcionales de los<br />

ecosistemas con el bienestar humano. Los servicios intermedios se encuentran determinados por la estructura y<br />

funcionamiento del ecosistema, y a su vez, por el nivel de stress y perturbación en el mismo. Las funciones de afectación<br />

relacionan los niveles de perturbación (ej: área deforestada) con la provisión de servicios intermedios. A su<br />

vez, las funciones de producción relacionan a los servicios intermedios con los finales, que finalmente determinan<br />

los beneficios que percibe el ser humano, según necesidades, intereses y valores.


La incorporación del enfoque de SE en la planificación del uso del territorio está asociada a la expectativa y<br />

la necesidad de incorporar la dimensión ambiental en la toma de decisiones. De manera incipiente se observa<br />

en la actualidad su utilización en torno a los mecanismos de pagos por servicios ambientales (PSA) y su<br />

adopción en procesos de Ordenamiento Territorial (OT; Paruelo et al. 2014). Sin embargo, el potencial que<br />

el concepto de SE tiene para fortalecer las etapas de diagnóstico, planificación y gestión de políticas públicas<br />

vinculadas al uso del territorio se encuentra limitado en buena medida por la ausencia de conocimiento acerca<br />

de la variación de los SE ante cambios en prácticas de manejo o variables ambientales (Daily and Matson<br />

2008). A estas descripciones explícitas de la variación de SE ante la variación de procesos del ecosistema,<br />

variables climáticas, edáficas o de prácticas de manejo se las denomina ‘funciones de producción’.<br />

Funciones de producción de SE<br />

La idea de funciones de producción de SE con valor de mercado está razonablemente explorada por ecólogos<br />

y la agrónomos. Para distintas regiones y condiciones se dispone de funciones sencillas que relacionan,<br />

por ejemplo, el rendimiento esperado de un cultivo con el agua acumulada durante el barbecho, la concentración<br />

de nitratos a la siembra o el cultivo antecesor. En algunos casos estas funciones son más complejas<br />

y conforman sistemas basados en un gran número de ecuaciones. Por ejemplo los modelos de estimación<br />

de rendimientos de cultivos de la serie DSSAT son ejemplos de estas funciones de producción complejas. La<br />

muy difundida ecuación universal de pérdida de suelos (USLE), desarrollada por el Soil Conservation Service<br />

del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, es un ejemplo de función de producción de un SE<br />

sin valor de mercado. Esta ecuación considera aspectos estructurales de los ecosistemas (particularmente<br />

de agroecosistemas) como el grado de cobertura del suelo, las rotaciones, la pendiente y su largo, para estimar<br />

la cantidad de suelo que se perdería en el sistema. El modelo Century es otro ejemplo de función de<br />

producción compleja. Este modelo simula la dinámica de los reservorios de C edáfico de distintos tipos de<br />

ecosistemas en función de características edáficas, climáticas, de la vegetación y el manejo (ver su aplicación<br />

en Caride et al. 2012). Algunos problemas asociados al uso de muchos de estos modelos es que requieren<br />

una calibración específica para cada lugar o requieren una gran cantidad de información de difícil y/o costosa<br />

obtención.<br />

Con el objetivo de superar estas dificultades, Viglizzo et al. (2011) propusieron un conjunto de funciones<br />

de producción de SE asumiendo que la mayoría de esos servicios pueden ser representados a través de<br />

una serie de factores que varían en el espacio y en el tiempo: la PPN y la disponibilidad de corrientes (ríos,<br />

arroyos) y cuerpos de agua (humedales, lagos, lagunas), con sus franjas ribereñas e interfluviales. En ese<br />

artículo se propuso una estimación relativa del nivel de SE (con variación dentro de un rango de 0 a 100) a<br />

partir de esos dos componentes y de una serie de factores de naturaleza física como la pendiente del terreno,<br />

la temperatura media y la altura sobre el nivel del mar. Al basarse en aspectos estructurales fácilmente<br />

cartografiables, este esquema permite explorar la heterogeneidad espacial en la provisión de SE, un aspecto<br />

de gran importancia, dado que, como se sostuvo anteriormente, la implementación de políticas basadas en<br />

SE está limitada por la dificultad que implica generar funciones de producción para mapear y cuantificar la<br />

provisión de SE.


La propuesta de Viglizzo et al. (2011), que ha sido usada en el mapeo de los SE en el marco del proceso de<br />

OT del partido de Balcarce en la Pcia. de Buenos Aires (Barral and Maceira 2012), constituye así un primer<br />

nivel de evaluación de la provisión de SE para la generación de escenarios espacialmente explícitos. Este esquema<br />

posee sólidos fundamentos conceptuales basados en que las variaciones en el nivel de provisión de<br />

distintos SE pueden ser descriptas por dos características de los ecosistemas: la cantidad total de biomasa<br />

que producen en un año y la estacionalidad de esa producción (la diferencia entre los valores máximos y<br />

mínimos de producción de biomasa). Esto último es particularmente importante ya que esos dos atributos<br />

del funcionamiento de los ecosistemas pueden ser estimados mediante datos provistos por satélites de<br />

observación terrestre.<br />

La percepción remota de la producción de biomasa<br />

El Índice de vegetación normalizado (IVN) es un índice espectral que integra dos aspectos claves del comportamiento<br />

de los tejidos fotosintéticos: la baja reflectancia en longitudes de onda correspondientes al<br />

rojo (debido a la absorción por parte de las clorofilas) y la alta reflectancia en la porción del espectro electromagnético<br />

correspondiente al infrarrojo cercano (debido a la refracción en el mesófilo de las hojas). Este<br />

índice es un estimador directo de la fracción de radiación fotosintéticamente activa absorbida por los tejidos<br />

verdes (fRFAA) y es provisto por sensores a bordo de distintas plataformas satelitales (Pettorelli 2013). Por su<br />

parte, la fRFAA se relaciona linealmente con la PPN aérea (Monteith 1972). En la última década aumentó la<br />

disponibilidad de imágenes satelitales (en cantidad y tipo) y existen numerosos estudios que relacionan información<br />

satelital, principalmente el IVN, con la PPN aérea en diferentes regiones y ecosistemas del mundo,<br />

encontrando una fuerte correlación entre la respuesta espectral y variables que describen el funcionamiento<br />

de la vegetación (Paruelo et al. 1997, Pettorelli 2013). Utilizar técnicas de teledetección para estimar la tasa<br />

de producción de biomasa presenta la ventaja de proveer resultados espacial y temporalmente explícitos, a<br />

diferentes escalas y consistentes entre diferentes tipos de cobertura, en áreas extensas y con bajo costo. Por<br />

estas razones supera las limitaciones logísticas y metodológicas que tienen las estimaciones a campo, que<br />

explican la escasez de información referida anteriormente responsable de la limitada aplicación del enfoque<br />

de SE en las políticas sobre el uso del territorio.<br />

El Índice de Provisión de Servicios Ecosistémicos<br />

Investigadores del INTA, CONICET y de las Universidades de Buenos Aires, Mar del Plata y la República (Uruguay)<br />

midieron, con el apoyo económico del Inter American Institute for Global Change Research, el nivel<br />

de provisión de SE tan diversos como la producción de forraje, el rendimiento hidrológico, la regulación del<br />

nivel del agua subterránea, el secuestro de C o la biodiversidad de aves (Paruelo et al. 2016). En primer lugar<br />

se propusieron evaluar de forma empírica si las variaciones en el nivel de provisión de distintos SE de regulación<br />

pueden ser descriptas por la cantidad total de biomasa que los ecosistemas producen en un año y la<br />

estacionalidad de esta producción. Como resultado de sus mediciones, encontraron que en las ecorregiones<br />

del Chaco Seco y los Pastizales del Río de la Plata el nivel de provisión u oferta de esos servicios tan diversos<br />

aumenta cuanto más productivo es un sistema y cuanto menos estacional es (menos variable dentro del


año). En segundo lugar, propusieron el Índice de Provisión de SE (IPSE, o ESPI según sus siglas en inglés)<br />

como un estimador de la oferta de SE de soporte y regulación, construido a partir de dos atributos funcionales<br />

derivados de índices de vegetación (IV) provistos por sensores remotos, el promedio anual y el coeficiente<br />

de variación intra-anual del Índice de Vegetación Normalizado (IVN): IPSE=IVNpromedio*(1-IVNCVi). La<br />

disponibilidad de información provista por el sensor MODIS de la NASA permitió estimar los cambios en la<br />

provisión de SE para el período 2000-2014. El nivel de provisión promedio varió de manera muy marcada en<br />

el espacio (Fig. 2a): es muy alto en áreas dominadas por bosques y bajo en las áreas más áridas. Una primera<br />

interpretación del mapa es que hay áreas que proveen más SE que otras. Esto sin embargo pasa por alto<br />

que los SE no son mercancías que pueden “producirse” en un área y generar beneficios en otra: la regulación<br />

hídrica generada en Salta no puede transferirse a La Pampa, ni preservar la biodiversidad conservada en los<br />

bosques chaqueños evita la extinción del ciervo de las pampas. Por eso mucho más útil que los valores promedio<br />

son las tendencias en el tiempo (Fig. 2b). Esta información permite identificar las áreas en las cuales<br />

la provisión de SE aumentó, disminuyó o se mantuvo constante. Al cartografiar las tendencias en este índice<br />

durante los últimos 15 años se observó que en las áreas naturales se mantuvo constante o disminuyó levemente,<br />

mientras que las zonas agrícolas presentaron las tendencias más negativas de la región.<br />

Figura 2. a) Promedio del nivel de provisión de Servicios Ecosistémicos para el período 2000-2014. ND representa<br />

aquellos píxeles que no contaron con datos suficientes para la estimación. b) Tendencias en el Índice de Provisión<br />

de Servicios Ecosistémicos para el período 2000-2014 (% anual).


El Índice de Provisión de SE revela las variaciones en el espacio y a lo largo del tiempo de la provisión u oferta<br />

de un conjunto diverso de SE. Esta información es clave en el diseño, la implementación y el monitoreo de<br />

políticas ambientales. Por ejemplo, el mapeo de las tendencias permite identificar aquellas áreas donde sería<br />

necesario prestar particular atención debido a la potencial caída en la provisión de SE, una situación que<br />

en general deriva en conflictos. Por otro lado, al estar basado en información provista por sensores remotos,<br />

el IPSE permite contar con estimaciones de la oferta de SE en áreas extensas, en un plazo razonable y con un<br />

bajo costo. Sin embargo, el IPSE necesita ser complementado con información adicional (por ej. estado de la<br />

fauna amenazada o niveles de contaminación de cursos de agua) para lograr una adecuada caracterización<br />

de la situación ambiental. También es necesario contar con una situación de referencia (los valores esperados).<br />

Una oportunidad única la brinda la red de áreas protegidas públicas y privadas. Estas áreas han experimentado<br />

la menor intervención humana (Dieguez and Paruelo 2017) y por ese motivo proveen los valores<br />

de referencia para interpretar los cambios observados en el resto del territorio. Para el período observado<br />

en la Figura 2 la mayor parte de las áreas protegidas también sufrieron una baja en la provisión de SE. Esto<br />

es una evidencia fuerte de que los factores que operan a escala global (por ejemplo cambios climáticos) explican<br />

las tendencias. Sin embargo, si bien la reducción en la provisión total de SE calculada a partir de este<br />

índice parece estar asociada a factores globales, hay también razones locales. Esto queda evidenciado en<br />

que las áreas sometidas a intensos procesos de cambio en el uso del suelo muestran los valores mas altos<br />

en las tendencias del IPSE (Fig. 2b).<br />

Agradecimientos: Este trabajo ha sido financiado por el Inter-American Institute for Global Change Research<br />

(IAI) CRN3095 que, a su vez, es financiado por US National Science Foundation (Grant GEO-1128040).<br />

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herramientas y aplicaciones para el ordenamiento territorial. Ediciones INTA.


Lugar: Cuenca de XXXXX


METODOLOGÍAS PARA LA VALORACIÓN<br />

ECONÓMICA DE LOS RECURSOS HÍDRICOS.<br />

APLICACIONES EN EL CASO DEL ARROZ Y<br />

LA HIDROELECTRICIDAD<br />

Fernanda Milans, Miguel Carriquiry.


¿A que nos referimos con valor económico de servicios ecosistémicos y a qué<br />

desafíos nos enfrentamos?<br />

En economía, los conceptos de valoración se relacionan con el bienestar humano y por tanto el valor económico<br />

de un determinado bien o servicio deriva de la utilidad que estos reportan a las personas (Freeman III,<br />

A. M., 2003).<br />

Aunque existen numerosos marcos teóricos que definen y organizan los bienes y servicios ecositémicos, es<br />

posible reconocer desde el punto de vista de valoración económica a estos como los beneficios que los seres<br />

humanos obtienen de los ecosistemas. Por ecosistema entendemos a un entorno determinado, incluyendo<br />

tanto los componentes abióticos (por ejemplo, el agua) como bióticos (por ejemplo, los peces) 1 .<br />

De esta manera, desde una perspectiva económica los ecosistemas nos brindan bienes y servicios sólo cuando<br />

los humanos obtenemos un beneficio de ellos (MEA, 2005). En este sentido, el valor económico de una<br />

función o servicio de un ecosistema se asocia directamente a la contribución que hace al bienestar humano<br />

(Bockstael, et al., 2000).<br />

Pero el valor económico es solo un tipo de valor. Definido por Brown (1984) como valor “asignado”, hace referencia<br />

a la importancia relativa o al valor que tiene algo para una persona o grupo en un contexto particular.<br />

Este concepto de valor económico se basa en una visión antropocéntrica y utilitarista para definir valor en<br />

función de las preferencias individuales y por tanto no abarca todas las posibles fuentes de valor. Aunque<br />

no es el concepto más amplio de valor, incluye tanto el valor tangible como el intangible que contribuye a la<br />

satisfacción y al bienestar humano (Heal et al., 2005).<br />

Este no es el único concepto posible de valor, ni es siempre el más relevante. Sin embargo, a los efectos del<br />

análisis costo-beneficio en la evaluación de las opciones de política y con el propósito de determinar las responsabilidades<br />

cuando se han afectado los recursos naturales, este concepto tiene una considerable precedencia<br />

y legitimación. Con esto no se sugiere que los valores económicos deberían gobernar las decisiones,<br />

simplemente las medidas de valoración económica son sólo un componente para evaluar políticas y guiar la<br />

toma de decisiones.<br />

Bajo esta concepción de valor no tiene mucho sentido hablar sobre el valor económico de los ecosistemas<br />

como si la elección fuera entre tenerlos como son o no tenerlos en absoluto, porque el valor económico<br />

trata sobre los tradeoffs y como tal requiere definir claramente las alternativas. En cambio, el concepto si se<br />

presta para evaluar cambios bien definidos en los ecosistemas, y por ende “valorar” las cosas sólo en términos<br />

comparativos. Cuando se dice que se está valorando un cambio, lo que se está haciendo realmente es<br />

definiendo un tradeoff entre dos situaciones. El valor económico de un cambio de política se define por la<br />

compensación (positiva o negativa) que un individuo necesitaría para mantener su bienestar en el nivel que<br />

hubiera estado sin el cambio inducido por la política (Bockstael et al., 2000). Adicionalemnte se debe considerar<br />

que las medidas de valor económico son específicas del objeto de elección (es decir, lo que ha cambiado<br />

1. Para acceder a una revisión de las diferentes definiciones y categorizaciones de bienes y servicios ecosistémicos puede consultarse<br />

el Millennium Ecosystem Assessment (2005), el National


entre la referencia y los estados inducidos por la política), el punto de partida o estado de referencia y otros<br />

aspectos del contexto de la decisión (implícita o explícita).<br />

Dado que las compensaciones son una medida de los tradeoffs que realizan los individuos, estas pueden ser<br />

medidas en términos de cualquier unidad común que uno desee. Por lo general se miden en dinero 2 , aunque<br />

esta no es la única métrica disponible. Para muchos problemas ambientales, las valoraciones monetarias<br />

funcionan porque proporcionan una métrica común a través de la cual expresar estos tradeoffs.<br />

Con esto no se niega que los ecosistemas proporcionan bienes y servicios que los que las personas no tienen<br />

que pagar. Pero por definición, la disposición a pagar para proteger los ecosistemas de la destrucción o la<br />

degradación refleja cuánto de otras cosas los individuos estarían dispuestos a renunciar para obtener este<br />

resultado. Este es un tradeoff explícito que define una disposición a pagar (Bockstael et al., 2000). Es en estas<br />

situaciones, cuando los tradeoffs que queremos conocer están asociados con cambios bien definidos en la<br />

calidad o la cantidad de los recursos específicos o servicios de los ecosistemas, que podemos apelar a la amplia<br />

variedad de métodos de valoración disponibles para lograr una valoración económica de estos servicios.<br />

La valoración económica tiene una mayor probabilidad de proporcionar una estimación precisa del valor si<br />

el cambio del ecosistema que se está evaluando es pequeño en relación con la producción total del bien o<br />

servicio en el área geográfica de interés. Por ejemplo, es más fácil valorar un pequeño cambio en la calidad<br />

del agua que valorar un cambio grande. Esto se debe a que los precios existentes indican el valor marginal<br />

del recurso, y el valor marginal se aplica en forma más precisa a un pequeño cambio “en cantidad o calidad”<br />

(Brown et al., 2007). Afortunadamente, los cambios más realistas en las políticas sólo causan cambios relativamente<br />

pequeños en la producción de un bien o servicio de un ecosistema determinado<br />

En este contexto el análisis económico debería reflejar la enredada red de interrelaciones físicas que vinculan<br />

las actividades que tienen efectos en una parte de un ecosistema así como sus potenciales efectos en<br />

otra parte. Esta es una de las principales dificultades con la que se encuentra el análisis económico en el<br />

terreno de la valoración de los bienes y servicios ecosistémicos (Polasky y Segerson, 2009).<br />

En cualquier caso el principal riesgo con el que nos enfrentamos a la hora de la aplicación de métodos de<br />

valoración convencional es el de obtener un conjunto incompleto de valores desconectados para un subconjunto<br />

de servicios de los ecosistemas. Esto tiende a resultar en una subestimación de los beneficios de la<br />

protección del ecosistema (Bockstael, et al., 2000)<br />

Valoración económica de los recursos hídricos<br />

Al igual que otros servicios ecosistémicos, el valor del agua deriva de su importancia y contribución al bienestar<br />

de los seres humanos y a otras formas de vida en la tierra (Lange et al., 2007).<br />

En términos económicos, el agua es un bien esencial, por lo que el valor (disposición a pagar) por una canti-<br />

2. Un ejemplo del potencial de efectos con diferentes opciones para el numerario puede encontrarse en Brekke, K. A. (1997).


dad básica de supervivencia es infinita. Una vez satisfechas las necesidades básicas, la valoración económica<br />

puede hacer una contribución importante a las decisiones sobre la asignación de agua.<br />

Dado que la oferta de agua es limitada y la demanda es creciente, la competencia entre los diferentes usos<br />

del agua se ha incrementado rápidamente. Se espera que factores como el crecimiento demográfico, los<br />

usos insostenibles del agua, la contaminación y el cambio climático exacerben este problema en el futuro.<br />

Una asignación más eficiente de los recursos hídricos se convertirá en una necesidad. La comprensión de<br />

cuánto vale el agua en cada uno de los usos alternativos es esencial para tomar decisiones sobre mejoras en<br />

su eficiencia de asignación (Young y Loomis, 2014).<br />

Al tener esta un valor económico en todos sus usos competitivos, debe ser reconocido como un bien económico.<br />

La gestión del agua como bien económico es una forma importante de lograr un uso eficiente y equitativo<br />

y de fomentar la conservación y protección de los recursos hídricos (Naciones Unidas 1992, Principio No.<br />

4). Si bien el económico no es el único concepto de valor y no debe ser lo única consideración en la gestión<br />

del agua, las medidas de valor económico proporcionan información política útil para orientar la toma de decisiones<br />

y la planificación estratégica para el desarrollo y asignación de recursos hídricos hacia los objetivos<br />

de eficiencia, equidad y sostenibilidad ambiental.<br />

Las estimaciones del valor del agua proporcionan señales de relativa escasez que de otro modo no estarían<br />

disponibles debido a la ausencia de mercados en muchas situaciones. Los valores marginales del agua también<br />

son útiles para fijar precios que permiten la recuperación parcial o total de los costos de inversión en<br />

sistemas de abastecimiento de agua.<br />

Los economistas han desarrollado diferentes técnicas para estimar el valor de los servicios ecosistémicos.<br />

Cuando se puedan identificar y medir los bienes y servicios de un ecosistema, a menudo será posible asignarles<br />

valores utilizando métodos de valoración económica existentes. Los resultados de la aplicación de<br />

estos métodos pueden estar sujetos a juicio e incertidumbre y deben ser interpretados con cautela. Sin<br />

embargo, el sentido general dada la literatura extensa sobre el desarrollo y aplicación de varios métodos<br />

es que es posible confiar en ellos como capaces de proporcionar información útil en el apoyo de una mejor<br />

evaluación y gestión de los ecosistemas y sus servicios (Heal et al., 2005).<br />

En el caso específico de la valoración del agua esta puede ser bastante compleja. A menudo los datos no<br />

están disponibles y/o son de costosa recopilación. Adicionalmente los valores del agua son generalmente<br />

dependientes del sitio y la transferencia de beneficios (un método de aplicación de los valores obtenidos a<br />

partir de un sitio de estudio a otros lugares) no está bien desarrollada dado que los métodos y los supuestos<br />

no están estandarizados. La combinación de estas dificultades puede hacer que la incertidumbre en torno a<br />

los estimados puntuales sea alta.<br />

A continuación presentaremos brevemente las principales técnicas utilizadas para imputar valor al agua.<br />

Como se puede observar en la Tabla 1 existen diversos métodos de valoración y la aplicación empírica de<br />

estas técnicas difiere según cual sea la principal categoría de uso del agua:


• El agua como un insumo intermedio en la producción agrícola, manufacturar e industrial (hidroeléctrica).<br />

• El agua como un bien de consumo final.<br />

• El agua brindando un servicio medioambiental, tanto para la recreación como para la asimilación de desperdicios.<br />

La Tabla 1 muestra las técnicas de valoración que se han aplicado con mayor frecuencia al agua y sus principales<br />

usos. Las técnicas de valoración económica aplicadas a recursos naturales en general y al uso del agua<br />

en particular pueden dividirse en dos, el método de preferencias reveladas y el de preferencias declaradas.<br />

El primero deriva el valor del agua del comportamiento observado del mercado o de los individuos (revelado)<br />

hacia el agua (cuando se negocia) u otro bien comercializado relacionado con el agua. El otro se basa en<br />

encuestas que piden a las personas que directamente indiquen sus valores (preferencias declaradas).<br />

Tabla 1: Principales técnicas de valoración económicas en el caso del agua<br />

Método de Valoración Tipo de valor Tipo de servicio<br />

Preferencias reveladas<br />

Demanda por ventas y derechos de<br />

agua<br />

Precios Hedónicos<br />

Valor marginal o valor promedio<br />

Valor marginal o valor promedio<br />

Insumo intermedio y consumo<br />

final<br />

Insumo intermedio y servicio<br />

medioambiental<br />

Método del valor residual Valor promedio o marginal Insumo intermedio<br />

Método del cambio en el ingreso<br />

neto<br />

Valor marginal<br />

Insumo intermedio<br />

Función de producción Valor marginal Insumo intermedio<br />

Modelos de programación<br />

matemática<br />

Método del costo de oportunidad o<br />

alternativo<br />

Valor marginal<br />

Valor marginal<br />

Insumo intermedio y consumo<br />

final<br />

Insumo intermedio<br />

Método del costo de viaje Valor promedio Servicio medioambiental<br />

Costo de las acciones de prevenir<br />

degradaciones ambientales<br />

Beneficios por daños ambientales<br />

evitados<br />

Preferencias declaradas<br />

Valor marginal o valor promedio<br />

Insumo intermedio, Consumo<br />

final y servicio medioambiental<br />

Valoración contingente<br />

Análisis conjunto<br />

Valor promedio o valor total<br />

económico y a veces valor<br />

marginal<br />

Valor promedio o valor total<br />

económico y a veces valor<br />

marginal<br />

Insumo intermedio, consumo<br />

final y servicio medioambiental<br />

Insumo intermedio, consumo<br />

final y servicio medioambiental<br />

Fuente: Adaptada de Lange, G. M., Hassan, R. M., Arntzen, J., Crawford, J., & Mungatana, E. (2007).


Las primeras dos técnicas de la Tabla 1 se basan en las ventas observadas de agua o derechos de agua, o<br />

bienes como la tierra que vienen dotados con agua. Los siguientes ocho enfoques valoran el agua basado en<br />

el comportamiento observado en el mercado. Los primeros cinco derivan indirectamente el valor del agua<br />

a través de la demanda de agua como un insumo intermedio a la producción. Los dos métodos siguientes,<br />

valoran los servicios del agua para la recreación o asimilación de desechos, basados en el costo de las actividades<br />

emprendidas para obtener los servicios. Los enfoques basados en daños valoran los servicios de<br />

calidad del agua en función del beneficio de evitar los costos resultantes de una pérdida en estos servicios.<br />

Los dos últimos enfoques son las técnicas de preferencia declaradas.<br />

En las secciones que siguen discutiremos dos técnicas de valoración del agua como insumo intermedio tanto<br />

para la producción agropecuaria como para la generación de energía hidroeléctrica y presentaremos ejemplos<br />

de su aplicación práctica a nivel nacional.<br />

Método del Valor Residual: Conceptos y aplicación al agua para riego<br />

Según Young et al., (2014) los métodos estándar de estimación de los valores del agua para el riego son<br />

mayoritariamente deductivos 3 . El método del valor residual es una técnica de valoración que entra dentro<br />

de esta categoría y que se utiliza para obtener medidas de los beneficios del agua como insumo intermedio<br />

para la producción. En ausencia de mercados, este es uno de los métodos más comúnmente aplicados a la<br />

valoración del agua para riego y ampliamente utilizado en los sistemas de contabilidad ambiental y económica<br />

(SCAE) para el agua. Ha sido también recomendado por la División de Estadística de las Naciones Unidas<br />

(SEEA - Water 2012).<br />

A través del método residual es posible calcular el valor del agua como el remanente o el ingreso neto luego<br />

de ser contabilizados todos los demás costos relevantes. Se basan en la idea de que una empresa que maximiza<br />

beneficios utiliza agua hasta el punto en que el ingreso neto obtenido de una unidad adicional de agua<br />

es igual al costo marginal de la obtención del agua.<br />

La valoración residual supone que si todos los mercados son competitivos a excepción del agua, entonces el<br />

valor total de la producción es exactamente igual a los costos de oportunidad de todos los insumos utilizados<br />

en la producción. Cuando los costos de oportunidad de los insumos excepto el del agua están dadas por su<br />

precio de mercado (o cuando se pueden estimar sus precios sombra), el precio sombra 4 del agua es igual<br />

3. Las aproximaciones a la valoración del agua se pueden clasificar según las técnicas cuantitativas empleadas. Según Young et<br />

al., (2104) la mayoría de los métodos de valoración del agua encajan en dos grandes categorías que difieren en los procedimientos<br />

matemáticos básicos y tipos de datos empleados en el proceso de valoración. Dentro de la primer categoría se encuentran<br />

los métodos deductivos dado que involucran el proceso lógico para llegar desde premisa generales a conclusiones particulares.<br />

Las técnicas deductivas emplean modelos construidos que comprenden un conjunto de postulados conductuales (es decir,<br />

maximización de beneficios o utilidad) y suposiciones empíricas apropiadas para cada caso. La otra clase de métodos son los<br />

inductivos y emplean la lógica inductiva, usualmente como procedimientos estadísticos o econométricos formales, para inferir<br />

generalizaciones a partir de observaciones individuales.<br />

4. Debido a la falta predominante de mercados de bienes y servicios relacionados con el agua, los precios contables o precios


a la diferencia (el residuo) entre el valor de la producción y los costos de todos los insumos utilizados en la<br />

producción exceptuando el agua (Young et al., 2014).<br />

Aunque la literatura denomina precio sombra del agua como a su valor marginal, el valor residual en realidad<br />

mide el valor promedio porque el valor del producto marginal del agua se mide por la cantidad total<br />

de producción obtenida y los insumos totales con excepción del agua, en lugar de la producción marginal<br />

y costo marginal de los insumos exceptuando el del agua. Los valores promedio y marginales son idénticos<br />

sólo en los casos en que las funciones de producción exhiben rendimientos constantes a escala. El valor<br />

promedio puede diverger significativamente de los valores marginales, dependiendo de la naturaleza de la<br />

función de producción, que es una cuestión empírica (Lange et al., 2007)<br />

Marco conceptual<br />

Para los bienes de producción, como el agua utilizada en la agricultura o la producción industrial, las teorías<br />

económica neoclásica de la producción y de la firma (Varian, 2010) proporcionan la base teórica principal<br />

para valorar las implicaciones del bienestar económico de los cambios en los insumos utilizados. A través de<br />

este marco conceptual es posible llegar a derivar de manera apropiado una medida del cambio en el bienestar<br />

de la firma ante cambios en los insumos utilizados aproximados a través de la función del valor del producto<br />

marginal (VMP, por su sigla en inglés) de cada insumo (Young et al 2014). En el máximo de la función<br />

de beneficio, el VMP para cada insumo debe ser igual a su precio y es por ello que para la valoración empírica<br />

de los bienes de producción, el método denominado residual (o imputación residual) ha sido el método más<br />

utilizado para la aproximación del VMP.<br />

El método residual básico puede derivarse de la teoría neoclásica de la firma a partir de dos enfoques conceptuales<br />

diferentes. El primero implica la aproximación de la VMP a través del teorema del agotamiento del<br />

producto. Sin embargo, los supuestos del enfoque del teorema del agotamiento del producto no reflejan la<br />

situación más típica en el uso agrícola del agua. El segundo enfoque emplea la teoría de rentas económicas<br />

y cuasi-rentas para aproximar el valor residual del agua en la producción agrícola. Ambos enfoques conducen<br />

a la misma fórmula de cálculo y son teóricamente complementarios en el caso de la valoración del agua<br />

como un insumo productivo (Young et al 2014).<br />

Siguiendo el primer enfoque 5 , es posible afirmar que si las firmas operan en condiciones de mercados<br />

competitivos, las mismas optimizan al seleccionar las cantidades de los insumos hasta que el VMP de cada<br />

insumo iguala el costo marginal de dicho factor. La suma de los VMPs de cada insumo ponderados por la<br />

cantidad del insumo correspondiente, en el equilibrio de largo plazo será exactamente igual al valor total del<br />

producto (TVP, por su sigla en inglés).<br />

El teorema del agotamiento del producto abre un camino para que la economía aplicada encuentre un punto<br />

sobre la función VMP desconocida (o medida de beneficio) de cualquier insumo sin precio de mercado, como<br />

sombra son un componente esencial de la evaluación económica de la asignación del agua pública y de otras opciones de<br />

política.<br />

5. Puede consultarse el desarrollo detallado de ambos enfoques en Young et al., 2014.


ser el agua utilizada en la producción. En términos generales, si se conoce la función de producción y las<br />

cantidades de todos los demás insumos y se puede asignar el precio exacto de todos estos insumos menos<br />

de uno, aplicando el teorema del agotamiento del producto, permite la imputación del remanente del TVP a<br />

ese insumo sin precio.<br />

La derivación requiere dos postulados principales. En primer lugar, en condiciones de equilibrio competitivo,<br />

la proposición fundamental del agotamiento del producto fundamental estipula que la TVP puede dividirse<br />

en partes, de modo que cada recurso se pague según su valor de productividad marginal y la TVP estará<br />

exactamente agotadas por las partes distribuidas. En segundo lugar, se supone que los productores que<br />

maximizan los beneficios incrementan cada insumo hasta el punto en que su VMP se iguala a su precio que<br />

es su costo de oportunidad. El supuesto de equilibrio competitivo implica que para todos los insumos, los<br />

productores igualan los rendimientos en el margen con los precios de esos insumos. Los precios de insumos<br />

observados o esperados pueden entonces ser sustituidos por los VMP observados, derivándose una fórmula<br />

para el valor residual.<br />

Entonces:<br />

• Los productores maximizan sus beneficios, adicionarán insumos a la producción hasta que el valor marginal<br />

de la producción sea igual al costo marginal del insumo o su precio. En el óptimo VPMi=Pi<br />

• El valor de la producción total puede ser dividida entre distintos recursos, los cuales son retribuidos de<br />

acuerdo a su productividad marginal<br />

Para ilustrar el uso del teorema del agotamiento del producto para la valoración residual, se considerará<br />

un proceso de producción simple en el cual se desea imputar un valor para el insumo sin precio, el agua.<br />

Supongamos un solo producto (Y) que es producido por varios factores de producción: materiales y equipo<br />

comprados (M); insumos humanos, por ejemplo, mano de obra (H); capital (K); Otros recursos naturales,<br />

como la tierra (L); y el valor del insumo: agua (W). La función de producción será:<br />

(1) Y = f(XM, XH, XK, XL, XW)<br />

Según el primer supuesto , si todas los insumos se pagan de acuerdo con sus VMPs, el TVP está exactamente<br />

agotado:<br />

(2) (Y*PY) = (VMPM*XM) + (VMPH*XH) + (VMPK*XK) + (VMPL*XL) + (VMPW*XW)<br />

Donde Y*PY representa el valor total del producto Y, VMPi representa el VMP del recurso i, y Xi es la cantidad<br />

del i-ésimo recurso. La ecuación 2 reafirma el teorema fundamental del agotamiento del producto: la cantidad<br />

de los insumos ponderados por su VMP suma en total el TVP (o rendimientos totales).<br />

Dados los mercados competitivos para los insumos comprados y la ausencia de incertidumbre o información<br />

perfecta, los precios de estos insumos pueden ser tratados como constantes conocidas. El segundo


postulado (que afirma que para cada insumo i, el productor elige el nivel de insumo tal que VMPi = Pi) permite<br />

sustituir el precio del insumo, Pi por cada uno de los VMPi en (2) y reordenar:<br />

(3) (Y*PY) – [(PM*XM) + (PH*XH) +(PK*XK) + (PL*XL)] = (PW*XW)<br />

Si sabemos o podemos estimar empíricamente los valores apropiados para todas las variables (precios y<br />

cantidades en el lado izquierdo de la ecuación 3), se puede derivar el lado derecho para encontrar la contribución<br />

(desconocida) del agua al TVP: (PW*XW)<br />

Normalmente se espera poder ir un paso más allá de encontrar la contribución total del agua y encontrar un<br />

valor unitario del agua (en, por ejemplo, dólares por litro). El valor unitario del agua es útil para convertir las<br />

estimaciones en un denominador común de valor por unidad de volumen, particularmente cuando sea necesario<br />

para evaluar las opciones intersectoriales de asignación del recurso. Puesto que se supone que XW<br />

es conocido, la expresión puede ser resuelta para encontrar (imputar) el valor unitario deseado o el precio<br />

sombra PW:<br />

(4) PW= [(Y*PY) – (PM*XM) + (PH*XH) +(PK*XK) + (PL*XL)] / XW<br />

La solución de la ecuación 4 se llama generalmente el “valor del agua” (en producción) o, en situaciones<br />

prácticas, el “rendimiento neto de agua.” Para los procesos de producción simples, la aplicación empírica de<br />

la ecuación 4 es bastante sencilla. Particularmente, esta técnica ha sido ampliamente utilizado a nivel internacional<br />

en la determinación de los beneficios esperados del suministro adicional de agua de riego.. Con los<br />

datos adecuados (incluidos los requisitos de los insumos, los rendimientos correspondientes del producto y<br />

los precios esperados), los cálculos se pueden realizar fácilmente con un software de hoja de cálculo.<br />

Algunos desafíos y limitaciones de la implementación de la técnica del valor<br />

residual<br />

La correcta implementación de la técnica de valoración presenta una serie de dificultades. Como se refleja<br />

claramente en la ecuación (4), se asignará como contribución del agua todo el valor o ingreso generado que<br />

no sea explicado por los insumos incluídos en el cálculo. En la producción agropecuaria es frecuente contar<br />

con recursos propios del establecimiento que se ponen al servicio de la producción, sin asignárseles un valor<br />

o costo de oportunidades. Ejemplos de esto puede ser la mano de obra familiar, la capacidad gerencial de<br />

los productores, o costos fijos o depreciaciones. Omisiones en la contabilidzación de algunos de estos factores<br />

sesgan al alza el valor asignado al agua. En este sentidolos esfuerzos de contabilizar todos los insumos,<br />

incluyendo los mencionados anteriormente son necesarios. Por lo tanto, cuanto mayor sea el papel de los<br />

insumos propios sin ser el agua, mayor es la probabilidad de error en la búsqueda de un valor residual agua<br />

través de este método. Adicionalmente ocurre con frecuencia que los precios de algunos productos y/o insumos<br />

no reflejan su verdadero valor económico ya que los mismos pueden estar distorsionados, agregando<br />

un sesgo adicional a la estimación.


A su vez, y como se señala en el BOX 1. la valoración del agua para riego utilizando este método es influenciada<br />

por variaciones en el margen del negocio. Esto puede traducirse en una importante variabilidad del<br />

valor del agua utilizada según las ganancias obtenidas por el sector. Al no reflejar la escasez del recurso la<br />

disponibilidad del recurso a nivel local no necesariamente afecta su valor.<br />

Este método es también muy sensible a variaciones en la especificación de la función de producción y los supuestos<br />

sobre el mercado. Adicionalmente requiere no sólo un modelo teórico correcto, sino también juicios<br />

y decisiones sobre varias cuestiones empíricas específicas del problema que se está estudiando. Una vez que<br />

los conceptos teóricos se abordan satisfactoriamente, las cuestiones empíricas de la aplicación del método<br />

residual se centran en la disponibilidad de datos adecuados. Como con cualquier otro análisis deductivo, las<br />

conclusiones derivadas de un análisis residual son tan confiables como la calidad de los datos de entrada.


Método del costo Alternativo<br />

El método del costo alternativo es otro enfoque deductivo apropiado para evaluar los beneficios de los productores<br />

relacionados con el agua. Los planificadores de recursos hídricos han empleado el método de costo<br />

alternativo para evaluar muchos tipos de beneficios, incluyendo la generación de energía hidroeléctrica, la<br />

dilución de la carga de residuos y la producción industrial (Young et al., 2014). Cuando la estimación de una<br />

demanda directa u otros métodos resultan difíciles de aplicar debido a la falta de datos u otras razones, el<br />

método del costo alternativo puede proporcionar una solución. Sin embargo, el método tiene sus limitaciones<br />

y debe usarse sólo cuando su aplicabilidad esté asegurada, como se describe a continuación (Young et<br />

al., 2014).<br />

El método es atractivo bajo una serie de supuestos, que son válido en un número limitado de situaciones: (1)<br />

la alternativa debe proporcionar el mismo bien o servicio o equivalente, (2) la alternativa debe ser la forma<br />

alternativa de menor costo para proporcionar este bien o servicio equivalente, y (3) debe haber evidencia<br />

clara de que los servicios serán demandados por sobre la alternativa de mayor costo (Young et al., 2014).<br />

Si se cumplen estas tres condiciones, un proyecto propuesto que cuesta menos que el proyecto público o<br />

privado más próximo, para generar el mismo producto, puede utilizar estos ahorros de costos como aproximación<br />

al beneficio bruto del proyecto propuesto que se esté considerando. De esta manera, la máxima<br />

disposición a pagar va a estar determinada por el costo de la alternativa menos costosa (Young y Haveman,<br />

1985). Sin embargo, el análisis debe verificar que la alternativa de mayor costo se construiría realmente en<br />

ausencia del proyecto bajo consideración. Dicho de otra manera, la demanda efectiva debe ser establecida<br />

para el proyecto alternativo a ese costo más alto.<br />

Mediante este método es posible estimar el valor económico del agua para un uso dado en términos del<br />

costo asociado con las opciones alternativas para suministrar el producto para ese mismo uso. Por ejemplo,<br />

el valor del agua en la generación de energía hidroeléctrica se mide como la diferencia entre los costos de<br />

producción de energía hidroeléctrica y el costo de producir energía de una fuente alternativa, como por<br />

ejemplo, las centrales térmicas eléctricas (Lange et al., 2007). El valor económico del agua para la generación<br />

de energía hidroeléctrica depende del sitio específico: la cantidad de agua que fluye, la distancia a partir de<br />

la cual el agua baja y la eficiencia de la planta de energía. Si el agua requerida para producir una unidad de<br />

electricidad fuera removida de la planta hidroeléctrica, la electricidad tendría que ser proporcionada por una<br />

fuente de energía alternativa, tal como una planta de carbón o de gas. El costo marginal de proveer electricidad<br />

de la fuente alternativa es el valor marginal del agua para la energía hidroeléctrica. De esta manera el<br />

costo marginal variará dependiendo de si la energía hidroeléctrica que se está reemplazando es para el pico<br />

o la carga de base. (Lange et al., 2007).<br />

La implementación del método de costo alternativo es conceptualmente sencilla, aunque el análisis empírico<br />

detallado y preciso requiere típicamente un tiempo y esfuerzo considerables. Al costear una inversión<br />

de capital de larga vida, el método puede ser reconocido como una aplicación de flujo de caja descontado<br />

o análisis de inversión. Los valores actuales de los costos de cada alternativa se calculan sobre la base de<br />

un período de planificación proporcional, un nivel de precios y una tasa de descuento. Se deben enfrentar


también desafíos muy similares a los que se plantean con el método residual, incluida la especificación de la<br />

función de producción de cada alternativa, la selección del contexto a largo o corto plazo, la fijación precisa<br />

de otros insumos propios y una previsión cuidadosa de las tendencias tecnológicas y de los precios en el<br />

período de planificación para cada una de las inversiones alternativas (Young et al., 2014)<br />

El enfoque de costos alternativos proporciona una herramienta para estimar un precio sombra de ciertos<br />

beneficios no valorados que, combinado con cálculos de imputación residual, es ventajoso para imputar los<br />

beneficios del uso del agua en la energía hidroeléctrica y la dilución de la carga de desecho. En el caso de<br />

la energía hidroeléctrica, cualquier ahorro de costos de la alternativa hidroenergética puede ser imputado<br />

como la renta o el valor del agua en ese uso (Ronald et al 2006).<br />

Caracterización de la producción de energía hidroeléctrica en una sola planta hidroeléctrica<br />

En el caso de la producción de energía a partir de la energía hidroeléctrica esta depende de tres factores: la<br />

cantidad de agua que fluye a través de las turbinas, la distancia a la que el agua cae y la eficiencia de la planta<br />

de energía.<br />

En este caso, la productividad física del agua que es utilizada para su generación puede ser considerada<br />

constante. Se puede asumir que cada unidad de agua que se deje caer de una altura dada, genera la misma<br />

cantidad de energía eléctrica, por lo que la productividad media y la productividad marginal del agua,<br />

en el caso de que el valor del agua no se vea afectado por el volumen de agua turbinado, son constantes e<br />

idénticas. De esta forma, se asume una función de producción de generación de energía hidroeléctrica con<br />

retornos constantes a escala tal como se muestra a continuación:<br />

(5) Y = A.X<br />

función de producción, que tiene retornos constantes a escala CME = cmg<br />

Donde Y es el total de energía hidroeléctrica producida, A es una constante que representa el coeficiente<br />

tecnológico medido en MWh/m 3 y, X es el volumen de agua turbinada.<br />

Dado que el método busca comparar los costos de producción de un MWh de energía mediante centrales<br />

hidroeléctricas y mediante la mejor alternativa disponible, la diferencia de costos representa el ahorro por<br />

unidad de energía producida que obtiene la economía nacional por generar esa energía mediante el uso<br />

del agua, en lugar de emplear la tecnología alternativa. Ese ahorro por MWh producido, multiplicado por la<br />

cantidad de MWh generados, equivale a la contribución económica del sistema de generación hidroeléctrica,<br />

y el valor del agua en la producción de energía. Si en los costos de producción se han incorporado los costos<br />

fijos y variables, el valor obtenido equivaldrá al valor marginal del agua en el largo plazo; si solo se consideran<br />

los costos variables, se tratará de un valor de corto plazo.<br />

Dado el supuesto de rendimientos constantes a escala de la función de producción, el costo marginal es<br />

igual al costo medio y por lo tanto, el valor (VA) monetario del agua utilizada en la generación de energía


hidroeléctrica será igual al costo de la generación alternativa de energía (CGA) (por ejemplo, por medio de<br />

combustible fósil) menos (CGH) el costo de la generación de energía hidroeléctrica del sistema, por el total<br />

de energía hidroeléctrica generada por el sistema en un período de tiempo dado (EHG). Este valor puede ser<br />

obtenido entonces utilizando la siguiente ecuación.<br />

(2) VA = (CGA – CGH)* EHG<br />

A continuación, en el BOX 2 se presenta un ejemplo de aplicación en el país de la valoración del agua en la<br />

generación de energía hidroeléctrica.


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