AguaTinta Nº31
HIJOS DE ÁFRICA - Diciembre de 2017
HIJOS DE ÁFRICA - Diciembre de 2017
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MÚSICA Tema central<br />
Cesaria Évora,<br />
la reina eternamente descalza<br />
Por María Eugenia Meza Basaure<br />
Ella se subió sin zapatos a cantar al escenario del Olimpia de París. No era un gesto de provocación.<br />
Siempre cantaba así. Y la llamaban “la diva de los pies descalzos”. Era su manera de no olvidar nunca sus<br />
raíces en Cabo Verde, África. Porque Cesaria Évora fue una reina popular, que pasó una infancia y una<br />
adolescencia duras y que logró elevarse por encima de las circunstancias, ser reconocida y mostrar una de<br />
las tantas formas musicales de África: la morna.<br />
Cabo Verde, la República de Cabo Verde, existente<br />
como tal desde 1975 tras su independencia, tiene una<br />
historia peculiar: hasta el siglo XV su territorio no tuvo<br />
habitantes. A partir de 1456, la decena de islas de origen<br />
volcánico que componen el archipiélago que se estructura<br />
en dos sectores –Barlovento y Sotavento– fue colonizada<br />
por los portugueses, quienes las usaron para el peor de<br />
los negocios: la trata de esclavos. De manera que no hay<br />
aborígenes, no hay población autóctona y sus actuales<br />
habitantes son descendientes de colonizadores y esclavos,<br />
y hablan y cantan en criol y en portugués. Por su clima,<br />
proclive a sequías y por la mala administración colonial, la<br />
estabilidad económica se hizo endémicamente endeble, y<br />
la pobreza, grande.<br />
Por eso su música es así de nostálgica: suma la<br />
saudade lusitana a la sodade, la nostalgia negra de las<br />
patrias perdidas. De esa mixtura nace la morna. De esa<br />
mezcla, de la pobreza y de la riqueza del mundo popular<br />
nace Cesaria. Otros ritmos, como la coladeira, el funaná,<br />
la mazurca y el batuque, surgen de los aportes de músicas<br />
venidas del Viejo Continente, como la mazurca europea y<br />
la polca.<br />
La vida de Cesaria es igualmente una mezcla: de<br />
sobrevivencia, derrota, superación y éxito. De depresión<br />
y alcoholismo; pero también de fuerza de voluntad. Si se<br />
trató de cantar, lo hizo desde siempre, desde que era apenas<br />
una muchacha y cantaba por monedas en las tabernas del<br />
puerto de Mindelo, isla de São Vicente.<br />
Su vida cambió después de los 40 años, cuando hizo<br />
actuaciones formales en Lisboa y fue convencida de grabar<br />
lo que cantaba. El éxito fue fulminante. En 1988 emocionó<br />
al público del Olimpia de París, ganó un Grammy y recibió,<br />
en 2009, la Orden de las Artes y Letras de Francia. Fue<br />
la primera artista africana en ser Embajadora contra el<br />
Hambre de la FAO, cargo que aceptó después de ver los<br />
efectos del programa en los chicos: “Pude ver con mis<br />
propios ojos cómo la comida atraía a los niños a la escuela.<br />
Necesitamos educar a nuestros niños si queremos que<br />
nuestro continente prospere, pero no pueden aprender si<br />
van a la escuela con hambre”.<br />
Su retrato adorna billetes de Cabo Verde. Pero ella<br />
siguió descalza y viviendo en su tierra. “Mis canciones<br />
tratan de cosas perdidas y nostalgia, amor, política,<br />
inmigración y realidad. Nosotros cantamos sobre nuestra<br />
tierra, sobre el sol, sobre la lluvia que nunca llega, sobre<br />
la pobreza y los problemas, y sobre cómo vive la gente en<br />
Cabo Verde”, declaró.<br />
A los 70 años murió en São Vicente, donde todo<br />
había comenzado, el 17 de diciembre de 2011, tras haber<br />
anunciado su retiro de los escenarios el 23 de septiembre<br />
del mismo año.<br />
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