AguaTinta Nº31
HIJOS DE ÁFRICA - Diciembre de 2017
HIJOS DE ÁFRICA - Diciembre de 2017
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Sin castillos en el aire<br />
A pesar de que mi abuela murió hace más de 30 años,<br />
la extraño con harta frecuencia. Tuve a Eduardo a los 18 y<br />
ella llegó a conocerlo. Murió de la emoción.<br />
Un día, tiró el agua en la vía pública y un policía<br />
que pasaba por allí la vio, la detuvo, la condujo de la<br />
calle a la comisaría y para dejarla salir la abuela debió<br />
pagar una multa. Mi abuela jamás consiguió superar<br />
aquella humillación. Se puso enferma y al poco tiempo, la<br />
enterramos. Así no más.<br />
Yo nací para cantar, me atraparon las ‘mornas’, las<br />
‘coladeiras’, los ‘fananá’. He cantado en todas las islas de<br />
Cabo Verde, todas las adoro. Una vez, en Santo Antão, creí<br />
que el transporte donde viajábamos se iba a desbarrancar.<br />
La carretera se halla casi encaramada en todo lo alto y por<br />
ambos lados se extiende el precipicio, el vacío; parece que<br />
una estuviera entre nubes.<br />
Sólo que yo no soy una mujer que se anda entre las<br />
ramas, menos entre las nubes. Yo hago lo que se me dé<br />
mi regalada gana. Algo que me gustaría hacer en verdad,<br />
eso sería poblar la desierta isla de Santa Luzia. Así tan<br />
solita como está, la isla debe andar muriendo de puro<br />
aburrimiento”.<br />
Nostalgia, ritmo y melodía<br />
Como género musical, la morna nació en la isla de Buena Vista, a mediados del siglo XIX, cuando vivía su<br />
momento de gloria: era sede del gobierno y había sido postulada como capital de la colonia, lo que aseguró espacio<br />
para el desarrollo de manifestaciones culturales. Musicalmente, este ritmo es fusión del fado portugués con otras<br />
formas llevadas por marineros, de esos que besan y se van.<br />
Dicen los expertos que su esencia está anclada en el sufrimiento de los esclavos y que surgió como forma<br />
de rebeldía, en la cretchéu o nostalgia por el ser amado. Poco a poco, se fue animando con otras influencias como<br />
la cumbia colombiana, el samba brasileño y el zouk antillano. Ese estilo, desarrollado por el compositor B. Leza<br />
(juego de palabras que, en portugués, significa belleza) es el que hace popular Cesaria Évora, su sobrina, fuera de<br />
Cabo Verde.<br />
Ícono de identidad caboverdiana, la morna fue creada para ser bailada de a dos, y su interpretación incluye<br />
violín, violón, guitarra portuguesa, viola de diez cuerdas, clarinete, cavaquinho –especie de hukelele de cuatro<br />
cuerdas– y voz. En un principio fue cantada sólo por mujeres, quienes daban intención a las letras sentimentales<br />
que apelan a la universalidad de sus tópicos.<br />
Originalmente, fue un ritmo más animoso y sus letras eran sarcásticas, bien lejanas a la melancolía que las<br />
dominó hacia fines del siglo, cuando en la Isla Brava, el poeta y compositor Eugénio Tavares le otorgó el actual<br />
lirismo extremo, exaltando la saudade o<br />
sodade, la mujer y el amor, a los cuales<br />
idealiza. Brada María se llama la primera<br />
morna, en la que una joven lamenta, al<br />
amanecer, haber optado por una noche<br />
de amor a escondidas de sus padres.<br />
Luego vino el cambio atribuido a B. Leza:<br />
la introducción de los medios tonos, que<br />
intensificó la atmósfera de nostalgia que<br />
ya tenía, consolidándola.<br />
La morna, tan propia de Cabo<br />
Verde, es, a un tiempo, tan universal, que<br />
en la presente década ha sido postulada a<br />
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad,<br />
reconocimiento que cada año entrega<br />
la Unesco a diversas manifestaciones<br />
culturales.<br />
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