Revista2018

INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL
MÉRIDA I Semana Santa 2018
ARTÍCULOS
mejor definen en la época barroca la
nobleza y el lujo que se quiere imprimir
a las piezas labradas, al decir de la
especialista en la materia Cristina
Esteras.
No obstante lo anterior, debemos
tener en cuenta que, como indica
Disselhoff, existe un concepto de
sobriedad en el arte religioso inca, de
forma que los vasos y copas áureas se
hacían con una línea simple, de gran
elegancia. Si atendemos a una carta
de don Fernando de Vera reproducida
en el Memorial Histórico Español,
publicado por la Real Academia de la
Historia, nos damos cuenta de que no
debió ser fácil cumplir con el encargo:
«En las Indias me ha ido mal de todo,
(bendito sea Dios); por que de salud
me ha ido muy mal, que he tenido una
pierna mala y téngola por una mala
cura malísima, y siempre he andado
achacoso; y de siete meses á esta
parte me ha nacido en el emuntorio de
la oreja una hinchazón dura como un
huevo de paloma, que me da mucha
pena, y temo no pase esto adelante y
sea causa de mayor mal; y sobre todo
estoy viejísimo. De hacienda me va
también muy mal, porque las riquezas
de las Indias es todo mentira, porque
aunque esta tierra cria oro y plata, los
indios no dicen donde está, aunque
los maten por ello, y así quitados los
primeros descubrimientos, no hay
que hacer caso, y estos están muy
acabados, y como acá los españoles
no trabajan, hay muchísimos pobres
á quien dar limosna y muchísimos
bellacos perdidos».
La negativa a revelar el emplazamiento
de los yacimientos mineros, al
margen de otras poderosas razones,
descansaba en una arraigada
creencia en el imaginario colectivo
indígena según la cual las minas eran
lugares sagrados en que residían las
divinidades ancestrales, de donde el
rechazo a manifestar su localización
en tiempos de la Colonia de que se
lamenta el Arzobispo Vera.
Finalmente, el cáliz y la patena
pudieron ser trasladados desde las
colonias a la metrópoli y entregados,
como era deseo de Vera, al Regidor
Perpetuo don Bernabé Moreno de
Vargas. De la amistad entre ambos
habla el hecho de que el Cronista de
Mérida le dedicara sus Discursos de
la Nobleza de España, de 1633, y
trazara una elogiosa semblanza en su
monumental Historia de la Ciudad de
Mérida, de 1633, en la que hacía votos
por un pronto regreso a nuestra ciudad
de don Fernando de Vera «adonde se
espera boluerà con mayores puestos,
como su sangre, sus letras, y su valor
lo merecen», cosa que no se pudo
cumplir porque al noveno Arzobispo
de Cuzco le sorprendió la muerte en
tierras americanas.
FIGURA 5: Marca del quintado. Foto C. de la Barrera Alvarado.
FIGURA 6: Detalle del reverso de la patena con anagrama de la Virgen. Foto C. de la Barrera Alvarado.
HNOS. BARRERA VIZCAINO, C.B. MÉRIDA
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