Revista2018

INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL
MÉRIDA I Semana Santa 2018
ARTÍCULOS
muchas noches de ensayos. Pero tal
vez sea lo que se ha puesto de moda, lo
que se ha propiciado y premiado desde
las propias Cofradías y Hermandades,
alentando, hasta la exageración en
algunos casos, la figura del portador o
costalero.
Que no seré yo quien diga que no es
necesario un portador o un costalero,
no, pero si es prescindible, durante
algunos años en nuestra ciudad había
pasos que procesionaban sobre carros
de ruedas, y no pasaba nada, en
algunas Semanas Santas de “prestigio”,
como la de Valladolid y en otros lugares
de la geografía española, van algunos
pasos sobre ruedas y no pasa nada. Lo
importante es que salga los pasos a la
calle, con las Sagradas Imágenes de
la Pasión de Jesucristo y cumplan con
su función de evangelizar y catequetizar
públicamente, que de una u otra manera
no se queden en el templo.
Hacer “penitencia”,
en este caso, como
nazareno o penitente,
no se trata de un acto o
acción de mortificación,
aunque no esté de más
sacrificarnos, aunque
sea una vez al año,
por Aquel que dio su
vida para salvarnos
del pecado. Hacer
penitencia es, por tanto,
un acto de alabanza a
Dios por la salvación
del mundo.
Al nazareno y/o penitente, nadie le
aplaude, ni le anima, ni le jalea en su
procesionar, su “trabajo” es distinto,
más discreto y anónimo, pero su
finalidad de alabanza a Dios es la
misma.
El nazareno o penitente no tiene a ese
capataz que, a veces, aún dirigiendo
un paso que va en silencio, no se priva
de hacerse notar y en su lucimiento
personal, en ese, ¡Aquí estoy yo!,
entrando en la Carrera Oficial como
el “mataó” entra en la Maestranza,
dedicando “levantás” a diestro y
siniestro, como el maestro dedica su
“faena”, en la plaza. Ya se pronunció
sobre esta cuestión algún Prelado
el pasado año, al que, enseguida
fue puesto a caer de un burro, por
los “profesionales” del costal, en las
redes sociales, como hará más de uno
conmigo cuando lea esta colaboración.
Pero así son las cosas mis queridos
hermanos y hermanas cofrades,
nazarenos, penitentes, portadores
y costaleros. A los que además os
digo que no todo se queda en la
Estación de Penitencia, a cuantos, muy
emocionados, eso sí, con lágrimas en
los ojos y entre abrazos, escuchamos
decir, al terminar la procesión, “hasta
el año que viene”. Jesús y María están
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