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MÉRIDA I Semana Santa 2018<br />
ARTÍCULOS<br />
INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL<br />
NAZARENOS Y PENITENTES,<br />
PORTADORES Y COSTALEROS<br />
Francisco Javier Gallego Álvarez<br />
50<br />
Por nazarenos y/o penitentes<br />
conocemos, habitualmente, a los<br />
miembros (hermanos) de las Cofradías<br />
y Hermandades que participan en<br />
un desfile procesional o “Estación de<br />
Penitencia” que, en Semana Santa,<br />
suelen hacerlo vistiendo el hábito o<br />
túnica reglamentaria que, sus Estatutos<br />
o Reglas, establecen para cada<br />
uno, acompañando a los pasos que<br />
portan las imágenes de sus Sagrados<br />
Titulares.<br />
Este “acompañamiento”, normalmente,<br />
en su mayoría, viene formado por los<br />
“hermanos de luz”, nazarenos que<br />
con su túnica reglamentaria, capirote<br />
y rostro cubierto, hacen su estación<br />
de penitencia portando cirios, velas,<br />
antorchas, faroles, etc., constituyendo<br />
de esa manera la “luz” del caminar<br />
del resto de elementos del cortejo<br />
procesional, especialmente de sus<br />
diferentes pasos representando los<br />
momentos de “oscuridad” de la Pasión<br />
de Cristo o de la Madre de Dios rota<br />
por el dolor.<br />
A otros hermanos nazarenos, a veces<br />
sin capirote pero, sí con el rostro<br />
cubierto, los llamamos “penitentes”, si<br />
bien es verdad, todos los que participan<br />
en la Procesión hacen o cumplen<br />
con su penitencia, y portan cruces de<br />
madera u otros atributos, relativos a la<br />
Pasión de Jesús, tras los pasos de las<br />
imágenes.<br />
Hacer “penitencia”, en este caso, como<br />
nazareno o penitente, no se trata de un<br />
acto o acción de mortificación, aunque<br />
no esté de más sacrificarnos, aunque<br />
sea una vez al año, por Aquel que dio<br />
su vida para salvarnos del pecado.<br />
Hacer penitencia es, por tanto, un acto<br />
de alabanza a Dios por la salvación del<br />
mundo.<br />
Por ello es recomendable que no<br />
renunciemos a nuestra condición,<br />
como hermanos de una Hermandad o<br />
Cofradía a participar como nazarenos<br />
y/o penitentes. No caigamos en el error<br />
de que eso es cosa de chiquillos y que<br />
ponerles el hábito o túnica de nazareno<br />
es una prolongación del carnaval,<br />
disfrazando a los niños para disfrute<br />
de los mayores ¡NO!, rotundamente<br />
¡NO!. Los que vamos cumpliendo años<br />
en el seno de nuestras corporaciones<br />
cofrades, tenemos la obligación real y<br />
moral, de participar, responsablemente,<br />
como adultos que somos, en nuestras<br />
Estaciones de Penitencia, de lo<br />
contrario corremos el riesgo, como<br />
ya venimos observando en los últimos<br />
años del descenso en el número de<br />
nazarenos en nuestras procesiones,<br />
sin tener en cuenta que su presencia en<br />
las mismas, no sólo es necesaria, sino<br />
imprescindible. Ya me dirán ustedes<br />
como sale una Hermandad a la calle si<br />
no lleva nazarenos.<br />
Pero claro, llega una tesitura, ¿Cómo<br />
no iba a haber algún pero? Faltaría<br />
más. “Yo a partir de cierta edad,<br />
(cada vez más jóvenes), me paso a<br />
ser portador o costalero, es que mola<br />
mucho más, también hago penitencia<br />
y en las “levantás” y en las “reviras”, no<br />
veas como nos aplaude la gente, se te<br />
ponen los pelos de puntas”.<br />
Y el capataz ¡como anima el capataz!<br />
¡Vamos esa gente güena!. Las<br />
cuadrillas somos una piña, y nos<br />
juntamos para irnos de “caldereta” al<br />
campo.<br />
Es verdad, quizás hasta tenga razón,<br />
“mola más”, ir debajo del paso, aunque<br />
signifique un mayor esfuerzo físico y