Revista2018

INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL
por parte de la Iglesia y un laicismo por
parte del mundo”.
Nuevamente el papa Francisco nos
advierte del riesgo de “asustarnos y de
cerrarnos en nosotros mismo con una
actitud de miedo y defensa porque
es allí, donde nace la tentación de
la suficiencia y del clericalismo, ese
codificar la fe en reglas e instrucciones,
como hacían los escribas, los fariseos
y los doctores de la ley en tiempos
de Jesús”. Recordemos el evangelio
del fariseo y el publicanos, que nos
hace relacionar el fariseísmo con el
clericalismo, por cuanto los seguidores
de este, rectos funcionarios
eclesiásticos, igual que el fariseo se
distanciaba de los publicanos, los
clericalistas se distancian del laicado,
no son humildes, sino engreídos.
Este hecho de la marginación de
los seglares y su consiguiente
pasividad, es consecuencia directa del
clericalismo, al apropiarse por parte
del clero de lo que es propio de todos
los bautizados, como evangelizar, la
llamada universal a la misión y a la
santidad.
Una imagen que representa muy bien
este hecho, es la del retablo que, en
la concatedral de Santa María, está
dedicado a las ánimas del purgatorio,
en el cuadro se observan tres partes,
una superior, rompimiento de gloria;
otra inferior, con los que están
sufriendo el fuego, y otra intermedia,
en la que aparecen Santo Domingo de
Guzmán, San Francisco y la Virgen del
Carmen, rogando por la salvación de
las ánimas del purgatorio. Es evidente
que parar el autor del cuadro, y los que
lo encargaron, que sólo alcanzan la
salvación a través de los santos y, en
este caso, clérigos.
Esta vivencia de los clérigos en relación
a su superioridad sobre los laicos, se
manifiesta en la falta de autocritica para
algunos de sus comportamientos,
como es la expresión con la que la curia
eclesiástica denomina al paso de un
sacerdote que ha dejado el ministerio
presbiteral, como “reducción al estrado
laico”. O cuando hacen campañas para
fomentar las vocaciones religiosas,
tanto femeninas como masculinas,
se muestran todas las opciones,
menos el matrimonio, como si este,
como sacramento no requiriera una
Una imagen que representa
muy bien este hecho, es la del
retablo que, n la concatedral
de Santa María está dedicado
a las ánimas del purgatorio,
en el cuadro se en tres partes,
una superior, rompimiento de
gloria; otra inferior, con los que
están sufriendo el fuego, y otra
intermedia, con un frailes y
una monja en actitud orante,
dando gracias por la salvación
conseguida. Es evidente que
parar el autor del cuadro, y los
que lo encargaron, que sólo
alcanzan la salvación los frailes
y las monas,
vocación religiosas, sin meditar que
ser fraile o monja no recibe ningún
sacramento, y que en el matrimonio,
además, los ministros del sacramento
son los propios contrayentes. Este no
ver el matrimonio como consecuencia
de la vocación religiosa, es un factor,
que, sin duda, ha influido de alguna
manera en la crisis de los matrimonios
que actualmente azota a la sociedad.
La falta de sentido autocritico por
parte de los clérigos también la vemos
MÉRIDA I Semana Santa 2018
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cuando achacan la falta de vocaciones
al sacerdocio a la oposición de los
padres de los aspirantes, y esto, que
es posible sea cierto en algún caso, no
se puede decir como causa general,
porque raro es el sacerdote que no
reconoce en su propia familia el origen
de su vocación. Pero en vista de esa
falta de autocritica, igualmente se
podría decir que no surgen vocaciones
porque el ejemplo de vida que dan
muchos clérigos es el de funcionarios
eclesiásticos, o animadores de grupo,
pero no de ministros de Dios. Y esto
para un joven idealista, no es atractivo.
Y esta falta de comunidad es
particularmente grave en los tiempos
actuales, porque desde mediados
del s., con las teorías de Gramsci,
Chomsky, y otros, en torno a la
hegemonía cultural; más la erupción
que se produjo en el año 1968, han
conseguido dominar y manipular la
mentalidad de la gente haciéndolas
seguidoras de sus propósitos, que
fundamentalmente es conseguir un
poder totalitario en el mundo, y para
ello estiman absolutamente necesaria
la desaparición de la Iglesia Católica, y
para responder a este desafío hay que
lograr, como dice Romano Guardini,
que la Iglesia, como familia de Dios no
signifique clericalismo, pues la Iglesia
es el “nosotros” de los cristianos,
donde cada uno participa según su
condición, dones y capacidad, porque
solamente la Iglesia es la portadora
histórica de la visión integral de Cristo
sobre el mundo, y no cada cristiano
aisladamente.
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