Revista2018

MÉRIDA I Semana Santa 2018
ARTÍCULOS
Contenido argumental
del libro de Job.
Con el libro de Job nos situamos
en los tiempos patriarcales.
Resumiendo mucho, el contenido
de este libro expone lo siguiente:
Job, un varón justo y temeroso de
Dios, está acosado por tribulaciones
tales, que humanamente ya no puede
soportarlas:
“Siento asco de mi vida, voy
a dar curso libre a mis quejas,
voy a hablar henchido de
amargura.”
(Job 10, 1).
Sin embargo, no pierde la fe, sino
que resiste a todas las tentaciones
manteniendo su confianza en la
justicia y providencia divinas. Inicia el
autor sagrado su tema con un prólogo
en forma de cuento o parábola: Érase
un hombre bueno que vivía rico y feliz
y sobre el cual Satán obtiene de Dios,
mediante una especie de apuesta,
permiso para poner a prueba su
piedad arrebatándole los bienes que
posee. Job sale triunfante:
“No pecó ni maldijo a Dios.”
se dice en el libro que lleva su nombre.
Se produce una segunda apuesta
del Satán con Dios consistente en
que Job maldeciría a Dios en la cara,
al sentirse colmado de males en su
propia persona, no en sus bienes
como la vez anterior; en vez de ello,
Job, en su extrema desesperación,
maldice, ciertamente, pero “sólo” el
día en que nació:
“Job empezó a hablar y maldijo
el día de su nacimiento
diciendo: «¡Muera el día que
nací, la noche que dijo: Han
concebido un varón.»”
(Job, 3, 1-3).
Su maldición es como un deseo de
lo imposible, de hacer que no sea lo
que fue; pero como esto no puede
ser propone otro deseo: llegar al no
existir por la entrada en la muerte:
“¿Por qué no morí antes de
nacer o salí del vientre ya
cadáver?”
(Job 3, 11), hasta tal extremo llega su
amargura, su impotencia, su dolor.
¿Es que acaso su miserable vida se
puede entender como regalo de la
bondad de Dios?
INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL
Avanzando llegamos a la parte
principal del libro que trata en forma
de un triple diálogo entre Job y tres
amigos: Elifaz, Bildad y Sofar, el
problema de porqué debe sufrir
el hombre y cómo es compatible
el dolor de los justos con la propia
justicia de Dios. Ni Job ni sus amigos
son capaces de explicar la verdadera
razón de los padecimientos. Por el
prólogo del libro conocemos que
el sufrimiento de Job no proviene
de Dios sino de Satán que trata de
poner a prueba su fidelidad, por ello
Job y sus amigos se atienen a las
respuestas tradicionales, sosteniendo
los amigos la idea de que los dolores
son consecuencia del pecado: Job
puede considerarse justo en su fuero
interno, pero según ellos no lo es a los
ojos de Dios porque Job debe haber
pecado gravemente para encontrarse
en la situación en que se encuentra.
A estas consideraciones teóricas Job
responde insistiendo en su inocencia:
si cada uno ha de ser tratado conforme
a sus obras ¿cómo es posible que
sufra un hombre justo e íntegro como
él? En el momento crítico interviene
un nuevo personaje: Elihú, que hasta
entonces ha estado callado, y lleva la
cuestión más cerca de su solución
definitiva afirmando que Dios a veces
aflige a los que parecen justos, para
hacerles expiar pecados de omisión o
faltas inadvertidas; para prevenir faltas
más graves y curar, en definitiva, el
orgullo y la soberbia latente y a veces
no percibida por el pecador; de este
planteamiento se deduce según el
planteamiento de Elihú, que Dios
envía las tribulaciones para purificar y
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