En Obra 173 - Agosto 2018

Todos somos UPM
Por Aníbal Durán
Secretario Ejecutivo de APPCU
Esta frase pertenece al Ec. Ernesto Talvi, hombre lúcido, erudito en su metier (se podrá compartir o no su pensamiento),
preocupado y ocupado de las cosas que suceden en el país desde el Instituto que dirige CERES, pero
también en ENCUENTROS CIUDADANOS, donde el citado Talvi recorre el país, exponiendo sustancialmente
sobre educación. Satisfactoriamente ya decidió que incursionará en la actividad política y esa decisión nos satisface.
Por la razón del artillero: la realidad nos indica que estamos inmersos dentro de una gran mediocridad y es perentoria
la necesidad de que salga a la palestra gente seria, con hombría de bien y profundamente erudita. Hay
mucha gente egoísta que se esconde en su Torre de Babel, teniendo condiciones para aportar al país.
Talvi con los citados Encuentros Ciudadanos, nos da un ejemplo de esfuerzo y sacrificio en pos de cambiar una
realidad lacerante como es, nuestra educación.
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Vamos al grano; la idea central es que atraer empresas foráneas para que inviertan con estímulos, es indiscutible.
Es decir, conceptualmente no se puede estar en contra. Claro que hubo en UPM concesiones desmedidas en
todos los planos, como por ejemplo el laboral… donde dijimos en otra editorial que UPM no se ocupa (contradiciendo
un decreto que es inconstitucional, pero que dice que la ocupación es
extensión del derecho de huelga). Pues el decreto para los escandinavos, no corre.
De Ripley!!! (el decreto obviamente debería derogarse…es harina de otro costal).
Ahora agrega Talvi: “si esto se hace para UPM, entonces todos somos UPM”. Se
deberían extender los beneficios a todos los proyectos de inversión, cualquier sea el
origen o tamaño, menciona el economista.
Extrapolo estos dichos con lo que pasa en nuestra industria de la construcción.
También en otra ocasión nos hemos referido al tema: por ejemplo en la Vivienda
Promovida. No solo no se incentiva sino que se DESINCENTIVA. Pruebas al canto:
las manidas regulaciones del burócrata, mediados del 2014 y marzo 2017, le han
quitado paulatinamente incentivos al promotor privado que drásticamente viene
ingresando menos proyectos a la Agencia Nacional de Vivienda. Todo el mundo
pierde pero parece que la ANV y el Ministerio de Vivienda, no se dan por enterados.
Sin duda aumenta la desocupación, se recauda menos, el círculo virtuoso de la obra
languidece (con todo el derrame positivo que ello implica), pero por sobre todo…
estas medidas erosionan la confianza y desalientan.
Entonces es desmesurado que se trate de una forma a una inversión del exterior, por
más millonaria que sea y se destrate sin el más mínimo pudor, a la promoción privada
en construcción que con la Vivienda de Interés Social (así llamada desde el 2011),
le ha cambiado la cara a la ciudad, en varios barrios alejados de la costa, generando
empleo genuino y en regla. Y agrego: las bonificaciones tributarias que se otorgaron
por esta ley, si bien bienvenidas, no son pérdida para el gobierno, porque sin las
mismas los promotores nunca hubieran ido a dichos barrios y el aporte hubiera seguido siendo nulo. Ahora hay
trabajo pero además hay aportes por otros conceptos, sin perjuicio del gravamen oneroso que se le debe tributar
al BPS (entre tantos bemoles). Pura ganancia para el gobierno.
No podemos cejar en esta prédica, incentivados además por la dualidad de criterio del gobierno. Con honestidad
intelectual, se debería replantear el tema.
En el 2014 el Ministerio de Vivienda
impulsó una reglamentación de la
ley que topeó el precio del 25% de
las unidades construidas dentro del
régimen y dejaba al Promotor vender
a quien quiera.
En el 2017 un nuevo decreto topeó
el precio de arrendamientos a
inversores en viviendas para alquilar
y estableció que en determinados
proyectos el 10% de las unidades
deberán venderse a un precio fijado
por la cartera. El precio fijado fue
por debajo del costo y además si o si
hay que ofrecércelo al MVOTMA sin
alternativa