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Entrelíneas 83

Publicación semanal elaborada por los estudiantes de la asignatura de Producción de Contenidos en Tiempo Real de la Carrera de Periodismo (Universidad de Concepción, Chile).

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Las páginas de Loreto Aroca<br />

Eduardo Gutiérrez y Alonso Flores<br />

Por estantes colmados de libros se pasea segura y sin prejuicio la activista literaria, que plasma su manifiesto<br />

político en los espacios que lidera. La actual directora de Viva Trébol se posiciona como una de las personalidades<br />

culturales con más expectativas para la zona.<br />

Es martes por la tarde y el<br />

interior del Mallplaza Trébol<br />

es tan agobiante como siempre. No<br />

pareciera creíble que en este mismo<br />

edificio se encuentra una pintoresca<br />

sede de las bibliotecas Viva, a la que<br />

basta con entrar para sentir esa calidez<br />

que sólo un montón de libros, coloridas<br />

alfombras de poliéster y estantes de<br />

madera pueden entregar. A la escena<br />

también se suma la composición visual<br />

del salón. Tonos fuertes y variados<br />

que, tal vez, son los responsables de<br />

la desapercibida aparición de Loreto<br />

Aroca, quien se mimetiza entre los<br />

muebles con su largo vestido morado.<br />

La mujer irradia sencillez y<br />

fraternidad desde un primer momento.<br />

Nadie podría imaginar a simple vista<br />

que es la directora de la biblioteca. No<br />

obstante, antes de pasar a su oficina<br />

para conversar sobre su vida y trabajo,<br />

se pasea de un lado a otro, gestionando<br />

con naturalidad unos últimos detalles<br />

antes de abandonar la recepción.<br />

“No sé si nos queda mucha azúcar,<br />

porque no la ocupamos tanto acá”,<br />

menciona con gracia Loreto, luego de<br />

servir dos tazas de café al interior de su<br />

despacho, emplazado a un costado del<br />

salón literario. En el lugar, su sonrisa<br />

refleja comodidad y seguridad al hablar<br />

del proyecto que lleva dirigiendo<br />

durante casi cinco años y que la ha<br />

mantenido en constante vínculo con su<br />

pasión por los libros.<br />

LA LECTURA DE INFANCIA<br />

La llegada de Aroca a la cabeza del<br />

proyecto diseñado por Fundación La<br />

Fuente y Mallplaza no fue casualidad,<br />

ya que su amor por la literatura la<br />

ha acompañado desde muy niña.<br />

“Cuando yo era bien chica mi madre<br />

era súper buena para leer, entonces,<br />

de repente íbamos a ferias de libros<br />

y me acuerdo que le decía ‘quiero<br />

tener el Veinte poemas de amor y una<br />

canción desesperada’ y ella me decía<br />

‘Loreto, eso no es para ti, eres muy<br />

pequeña”, recuerda la directora nacida<br />

en Talcahuano.<br />

La joven directora visualiza su actual momento como de consolidación.<br />

Fotografía por Eduardo Gutiérrez.<br />

En ese sentido, asegura que una<br />

gran influencia para el desarrollo de<br />

sus intereses fue su mamá. “A ella le<br />

gustaban las poesías, las recitaba, se<br />

las sabía de memoria y me las decía.<br />

Yo juraba que eran como canciones en<br />

algún momento, hasta que después fui<br />

cachando (sic) que no. Por ejemplo,<br />

me acuerdo de Amado Nervo o José<br />

Martí, todos esos poetas mi madre los<br />

manejaba y me los pasaba”.<br />

Ya en el colegio, Loreto era parte de<br />

los cursos de declamación, los cuales<br />

complementaba con talleres de teatro<br />

y una admiración por su profesora<br />

de lenguaje. De a poco, y sin querer,<br />

la pequeña niña que pedía que le<br />

compraran poemas iba desarrollando<br />

su amor por las humanidades.<br />

DEDICARSE A LAS<br />

BIBLIOTECAS<br />

Al entrar a la educación superior,<br />

Aroca optó por Pedagogía en Español<br />

en la Universidad de Concepción,<br />

frente a otras carreras como Periodismo<br />

o Psicología. Esta elección le ayudó a<br />

pavimentar el camino hacia su actual<br />

labor. “Cuando estaba en pregrado<br />

trabajé un par de horas en la biblioteca<br />

de Humanidades y Arte, tuve la suerte<br />

de que la persona que me enseñó era<br />

Carla Silva, la directora de la red de<br />

estos espacios en la UdeC”, menciona.<br />

“Nunca pensé que iba a ser<br />

bibliotecaria. En un momento,<br />

cuando estaba estudiando, dije ‘qué<br />

interesante’, pero antes de eso jamás”,<br />

asegura al recordar sus primeros<br />

acercamientos a la tarea que hoy en día<br />

desempeña.<br />

“Después pasaron como dos años<br />

en que trabajé en la Scuola Italiana y<br />

luego me fui a hacer cargo del proceso<br />

de acreditación del Virginio Gómez, en<br />

biblioteca”. Loreto es sincera al decir<br />

que recién desde este punto toma fuerza<br />

la idea de que incursionar en aquel<br />

ámbito era una posibilidad, ya que el<br />

contexto universitario nunca le mostró<br />

esa opción para quienes egresaban de<br />

Pedagogía en Español.<br />

ENCABEZAR UN PROYECTO<br />

La historia de Loreto continuaría<br />

en Argentina, donde ingresó a un<br />

posgrado de cuentería popular y<br />

se aproximó a los libros infantiles,<br />

experiencia que, sin saberlo, le daría<br />

la oportunidad de consolidar su trabajo<br />

en el área literaria.<br />

“Mi ingreso a Viva fue totalmente<br />

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