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Entrevista<br />
uno<br />
Paul Auster<br />
Memoria, amor<br />
y literatura<br />
Con su gran novela bajo el brazo, 4321, de casi mil páginas, el escritor estadounidense<br />
llegó a Buenos Aires para conversar a gusto sobre la vida y los libros<br />
POR Silvia Hopenhayn<br />
Afectuoso, tímido, Paul Auster (Newark, 1947) se deja<br />
llevar por la conversación. Es el entrevistado perfecto, sin<br />
fórmulas, ni respuestas preconcebidas, dispuesto al azar de<br />
las palabras. Así como escribe sin plan, creyendo que la prosa<br />
es un paisaje a descubrir, también charla librado a la ocurrencia.<br />
Se ríe, se interroga, titubea, exclama… aprovecha<br />
todas las instancias para dejar salir la palabra. Inmerso en su<br />
abrigo, revolea los brazos largos o se inclina levemente cuando<br />
se recuerda a sí mismo de joven o de pequeño. Su obra<br />
es vasta, escribió poemas, ensayos, novelas como Ciudad de<br />
cristal, El palacio de la luna, Leviatán, Mr. Vértigo, Sunset<br />
Park, cambiando las coordenadas de la ficción urbana; pero<br />
también tiene libros personales de gran carácter y estilo,<br />
como La invención de la soledad, luego de la muerte de su<br />
padre; sobre su llegada a los 60 años, Diario de invierno, o<br />
su zambullida en la infancia, Informe del interior. De este<br />
último casi viene a renacer como escritor después de revisitar<br />
su niñez. Inmensa saga de casi mil páginas, en su última<br />
novela, 4321, Paul Auster cuenta largamente la infancia de<br />
su protagonista, Ferguson, y sus cuatro vidas probables. El<br />
comienzo es antológico y muy argentino: la llegada del abuelo<br />
de Ferguson a los Estados Unidos, con cien rublos cosidos<br />
en el forro del saco, salido de Minsk, su ciudad natal, y<br />
entrando en el puerto de Nueva York el primer día del siglo<br />
XX, rebautizado como Ferguson por el oído deformante del<br />
agente de inmigración.<br />
–Usted escribió de niño, leyó mucho de adolescente y<br />
comenzó publicando poesía y ensayos, ¿eso significa<br />
que la ficción llegó más tarde? Es bastante complicado, tan<br />
complicado que no suelo hablar de ello. A decir verdad, desde<br />
los 18 a los 22 años escribí mucha ficción, más de mil páginas,<br />
pero nunca estaba satisfecho con el resultado. Nunca lo<br />
mostraba, eran anotaciones, intentaba escribir novelas, estaba<br />
con dos novelas y media, y me sentía incapaz de escribirlas, era<br />
demasiado joven e inexperto, y a pesar de ello, había algo bueno<br />
ahí, un buen trabajo. Con el tiempo me estoy dando cuenta<br />
de que mucho de lo que aparece en El palacio de la luna o en<br />
Ciudad de cristal ya estaba formulado en aquel tiempo. Pero<br />
de joven me sentía muy frustrado por mi inhabilidad, evidentemente<br />
porque mi ambición era mayor que mi habilidad como<br />
escritor, hasta que me dije: basta de ficción. Y me pasé los<br />
siguientes siete u ocho años escribiendo y traduciendo poesía,<br />
o ensayos. Cuando finalmente me sentí capaz de acceder a<br />
la prosa ya estaba llegando a los 30 años, pero antes tuve que<br />
escribir La invención de la soledad. Recién entonces pensé que<br />
podía probar con la ficción otra vez.<br />
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