The Red Bulletin Setiembre 2019
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El estadounidense Kelly<br />
Gneiting (izquierda)<br />
hace una llave a su<br />
contrincante durante<br />
las primeras rondas<br />
en la división varonil<br />
de pesos pesados.<br />
con frecuencia incluso 10 segundos antes de que lo gane el primer<br />
peleador que tumbe o saque del círculo a su oponente. Hay<br />
82 técnicas reconocidas para lograr esto, y la mayoría involucra<br />
empujar o lanzar. Es posible abofetear, barrer con la pierna e incluso<br />
tirar del cinturón (mawashi); pero golpear, patear y tirar<br />
del cabello, no.<br />
Debajo de las gradas, los sumos esperan su turno. Algunos están<br />
sentados envueltos en toallas; otros platican. Los ucranianos<br />
–un grupo inusualmente musculoso– permanecen aislados en<br />
una esquina, calentando. Algunos competidores alternan entre<br />
movimientos de práctica y siestas. McKnight se prepara con sus<br />
estiramientos jediescos. Vestido con su bata morada, Ulambayar<br />
espera con calma mientras come. El equipo noruego –todos son<br />
rubios y con ropa deportiva idéntica– puso su bandera en una esquina,<br />
como si fuera un campamento en el Ártico.<br />
Los enfrentamientos varoniles de peso ligero se acaban en un<br />
santiamén, y McKnight y los otros 12 competidores estadounidenses<br />
son expulsados rápidamente del doyo y del torneo. En el<br />
punto más alto, el ucraniano Sviatoslav Semykras se lanza hacia<br />
el pecho de su oponente y, con medio salto mortal, lo envía volando<br />
hacia la multitud antes de aterrizar hábilmente sobre sus<br />
pies para hacerse del oro. No es por nada que los ucranianos son<br />
venerados en este deporte.<br />
La competencia varonil de peso medio ofrece algunas sorpresas.<br />
Amitani es evidentemente el amo de su clase. Mientras que<br />
otros empujan y hacen llaves, el peleador japonés hábilmente da<br />
pasos a un lado, forcejea y empuja, utilizando el propio peso de<br />
su oponente en su contra para ganar el primer lugar; su segunda<br />
victoria en tres años.<br />
Es la competencia varonil de pesos pesados la que la mayoría<br />
de los espectadores esperaba. Ahora es turno de Ulambayar, que<br />
se enfrenta al egipcio Ramy Elgazar, campeón del US Sumo<br />
Open en 2015. Un enfrentamiento de sumo comienza cuando los<br />
dos oponentes posan ambos puños sobre el piso del doyo, y<br />
Ulambayar y Elgazar disfrutan toda la teatralidad del deporte<br />
poniendo solo una mano, y después levantándose, estirándose y<br />
caminando por el ring cuando los nudillos del otro tocan el piso.<br />
Cuando finalmente se enfrentan, el egipcio tumba al mongol y lo<br />
saca. Es apenas la séptima derrota de Ulambayar en más de una<br />
década de enfrentamientos de sumo en Estados Unidos.<br />
El torneo del novato Galindo parece verse interrumpido<br />
abruptamente cuando se enfrenta a Gneiting, pero, de pronto, el<br />
veterano queda fuera del ring y Galindo resulta ser el triunfador.<br />
Es un resultado increíble para alguien que admite haber entrenado<br />
apenas unos pocos meses.<br />
El siguiente oponente de Galindo es Sumi. Se agarran por un<br />
rato, y luego Sumi cae. El réferi, creyendo que el pie del estadounidense<br />
abandonó el ring primero, da el encuentro al luchador<br />
japonés. La multitud abuchea. Se revisa la repetición, y el panel<br />
de oficiales consulta. Se invierte el resultado y Galindo gana,<br />
venciendo a su segundo campeón mundial en dos encuentros.<br />
Mientras Sumi se sienta serenamente, el triunfador alborota a la<br />
multitud con los brazos. “¡He ido a super bowls, finales de la<br />
NBA, y esto es lo más divertido de todo!”, dice un miembro del<br />
público presente.<br />
A la larga, una vez que todos los favoritos fueron eliminados,<br />
Galindo se enfrenta a Oleksandr Versiuk en la final, pero sucumbe<br />
a la fuerza del ucraniano. Resignado con el segundo lugar, el<br />
feliz Galindo da la mano a su oponente. “Me siento bien”; dice<br />
entusiasmado. “Enfrentarme a Hiroki fue realmente grandioso.<br />
No creí poder vencerlo; solo esperaba cansarlo”. Con la confianza<br />
renovada, Galindo quiere continuar compitiendo en sumo. Si<br />
la demostración de hoy es un ejemplo, bien podría ser el mejor<br />
atleta de sumo estadounidense desde Gneiting.<br />
Conforme se acaban los enfrentamientos de este día, los ucranianos<br />
se levantan como los triunfadores de todas las categorías<br />
–tanto en hombres como en mujeres– salvo en peso medio varonil,<br />
que Amitani gana para su país, los inventores del deporte.<br />
Resultados como estos son cada vez más comunes, pero a Amitani<br />
parecen no importarle los usurpadores extranjeros, y más bien<br />
cree que el aumento en popularidad es bueno para el sumo.<br />
“Creo que es grandioso”, dice. “El sumo es muy simple y mucha<br />
gente puede disfrutar de practicarlo. La gente en Japón no tiene<br />
problemas cuando el sumo japonés no gana”.<br />
Tal vez, entonces, la llegada de talento extranjero al deporte<br />
no representa una dilución de las tradiciones del sumo, sino una<br />
ampliación de sus parámetros –así como de la percepción de la<br />
gente– para convertirlo en un deporte inclusivo. “En Estados<br />
Unidos, ven el sumo como dos gordos dándose panzazos, y creen<br />
que es algo gracioso”, dice Gneiting al despedirse amablemente.<br />
“Pero el sumo es un arte marcial legítimo, y nada podría estar<br />
más lejos de la verdad”.<br />
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THE RED BULLETIN 73