28.08.2019 Views

Revista Las Hojas Septiembre

  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Sociedad<br />

Dejar de postergar<br />

para comenzar a resolver<br />

Quizás quieras leer este artículo porque el tema te interesa y<br />

querés dejar de procrastinar. O quizás lo hiciste justamente para<br />

postergar y distraerte de esa tarea -la que vos sabés-, que te<br />

espera desde hace tiempo y que, por razones más o menos<br />

misteriosas, no dejás de posponer para mañana. Solo que ese<br />

“mañana” al final no llega nunca.<br />

Sea cual sea tu caso deberías saber que procrastinar, esto es,<br />

demorar voluntariamente algo que íbamos a hacer a sabiendas<br />

de que esa dilación es perjudicial, no solo tiene consecuencias<br />

negativas en el ámbito profesional, sino también en la salud y en<br />

nuestro bienestar. Y no es un problema menor: se calcula que<br />

este problema de autorregulación, en su forma crónica, afecta<br />

aproximadamente al 20% de la población.<br />

Thimoty A. Pychyl, doctor en Psicología y autor de “La solución<br />

a la procrastinación”, explica que las personas que procrastinan<br />

reconocen tener un menor rendimiento en el trabajo, más<br />

sentimientos negativos e incluso más problemas de salud.<br />

Explicar dicha falta de rendimiento parece fácil, aunque al hacerlo<br />

muchos echarán mano de aquella experiencia del pasado en que<br />

procrastinaron y les fue bien, para así quizá justificarse y seguir...<br />

procrastinando.<br />

Más desconcertante puede parecer que este hábito se asocie a<br />

emociones negativas, porque en principio deberíamos sentirnos<br />

mejor por dejar de realizar tareas que nos resultan arduas o<br />

desagradables. Un estudio de la Universidad de Calgary (Alberta,<br />

Canadá) demuestra que la gente que procrastina no vive más feliz,<br />

sobre todo a largo plazo.<br />

Otras investigaciones exponen además que procrastinar puede<br />

perjudicar a nuestra salud en dos sentidos: primero, porque<br />

genera estrés, un factor que es sabido que afecta a nuestro<br />

sistema inmunitario y pone en riesgo nuestro bienestar. Y segundo,<br />

porque los procrastinadores crónicos suelen aplazar también<br />

ciertos hábitos saludables, como comer vegetales o hacer<br />

ejercicio.<br />

“Cuando procrastinamos sobre nuestros objetivos estamos<br />

posponiendo, básicamente, nuestra vida”, afirma Pychyl. Y es<br />

que nuestros objetivos, nuestras tareas, son aquello que acaba<br />

por conformar gran parte de la sustancia de nuestra existencia.<br />

Filósofos y psicólogos han explicado de distintas formas que la<br />

felicidad se encuentra en la consecución de ciertas metas.<br />

¿Cómo abandonamos este hábito?<br />

¿Y cómo podemos dejar de sabotearnos y abandonar este nocivo<br />

patrón de conducta? Los expertos recomiendan realizar, en<br />

primer lugar, una lista de las tareas que solemos procrastinar con<br />

más frecuencia. Junto a cada una de ellas debemos anotar qué<br />

efectos ha tenido esa dilación en nuestra salud, felicidad, estrés,<br />

relaciones. Tras esa primera toma de conciencia, Pychyl propone<br />

establecer con firmeza la intención de cambiar. Para ello, resultará<br />

de utilidad prever el futuro y tomar de antemano una serie de<br />

decisiones.<br />

Otro paso muy eficaz es simplemente ponerse en marcha. Cuando<br />

una tarea nos abruma o nos parece demasiado grande/pesada/<br />

ambiciosa, y sentimos la imperiosa necesidad de posponerla, los<br />

expertos recomiendan actuar de modo opuesto a esa tendencia,<br />

es decir, empezar. Dar el primer paso, comenzar por un segmento<br />

pequeño de la tarea, será muy útil para darnos cuenta de que<br />

quizá no era para tanto y que el problema estaba más bien en<br />

nuestra percepción del asunto.<br />

El siguiente paso del proceso pasa por dejar de engañarnos.<br />

Somos expertos en crearnos falsas expectativas y a menudo<br />

pecamos de exceso de optimismo respecto a nuestra capacidad<br />

organizativa. Es entonces cuando nos mentimos a nosotros<br />

mismos diciéndonos que “mañana” o “más tarde” estaremos mejor<br />

dispuestos para la tarea en cuestión.<br />

Lo que estamos haciendo con este comportamiento es aliviar la<br />

inquietud que produce la procrastinación, inventando excusas y<br />

argumentos para sentirnos más tranquilos.<br />

Por último, es importante dedicar un espacio a perdonarnos por<br />

nuestras procastinaciones pasadas. Esta idea, que de entrada<br />

quizás pueda resultar extraña, es una condición básica si tenemos<br />

la intención de no volver a postergar nunca más.<br />

Si no nos perdonamos por hacerlo es probable que sigamos<br />

asociando sentimientos negativos al tipo de tarea que solemos<br />

procrastinar, por lo que lo más seguro es que sigamos evitándola.<br />

Sorprendentemente, se ha demostrado que las personas que se<br />

perdonan por este tipo de comportamientos en el pasado tienen<br />

muchas más posibilidades de dejar de repetirlo en el futuro.<br />

56 <strong>Las</strong> <strong>Hojas</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!