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BOMBARA, Paula-La chica pajaro

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I'a 11 la Bombara

Ella sonríe levemente. Bueno, acá estoy No me pasó nada.

Daría quiere besarla, darle un abrazo, algo. No se atreve.

Voy a comprar mi almuerzo, ae traigo algo?, le pregunta.

No, gracias, ya comí, responde ella mientras termina su

giro, vuelven los pies abajo, los brazos se estiran sobre

su cabeza, se escurre de la tela al piso, etérea como el aire

mismo. Baja a tierra.

VEINTICINCO. GIROS

PENSAMIENTOS

Y es entonces

(cuando Mara se para frente a Daría

más cerca de lo que había calculado y dice

. I

iups.,

tocándole el pecho para separarse de él

al tiempo que se disculpa)

que él ya no aguanta y la abraza.

Pensé que te había perdido, le dice al oído.

Ella, quieta ante el arrojo, ante la angustia de Daría, no

responde. Está paralizada en el abrazo. Aunque no quiere,

siente ese abrazo. Siente su electricidad. Es un abrazo

distinto a cualquier otro que le hayan dado.

Luego de amanecer en calma en la casa

de Leonor. Luego de llegar a la plaza y ser

sorprendida por un abrazo. Luego de tanto,

Mara gira sola. Tiene apenas una hora para

bailar y es lo que más quiere en el mundo.

Mientras trepa al árbol se le agolpan imágenes

nuevas y de otros tiempos,

así, en desorden.

El calor de la respiración

El rostro de su madre,

cuando Daría la abrazó.

golpeado, v ioláceo.

7?..

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