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PINTURA EL BOSCO

PINTURA EL BOSCO

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EL BOSCO V CENTENARIO

El diablo metido a pintor



El BOSCO V CENTENARIO

El diablo metido a pintor

Quimeras, demonios y caprichos son los protagonistas de los alucinados relatos pictóricos del genial flamenco que vio

mejor que nadie los vicios y los terrores ocultos del ser humano y encandiló con su audacia a varias generaciones de

reyes de España. Su ciudad natal, El Escorial y el Prado nos recuerdan que, para un gran talento, 500 años no son nada



Tabla central

de El carro de

heno, por el

Bosco, h. 1515,

óleo sobre tabla.

147 x 212 cm,

Madrid, Museo

del Prado.

UNA ASOMBROSA VISIÓN DEL MUNDO

#'lltl

e sueno a

a esa

1 a

Pintor que alcanzó tempranamente

la fama, el Bosco, además de estar

considerado como un precursor del

costumbrismo, fue el creador de un

personal universo de monstruos,

quimeras, diablillos y caprichos

que deleitaron y sorprendieron a

sus contemporáneos con su visión

satírica y moralizante, y aún ejercen

un enigmático magnetismo

MARÍA CÓNDOR

23


El BOSCO V CENTENARIO

EL GRAN historiador holandés Jo-

han Huizinga, estudioso del "otoño de

la Edad Media". dice que en el Bosco

se mezcla el aire sulfuroso del infierno

con las ventosidades de la bufonada.

Dado que fue víctima del nazismo, de

infiernos llegó a saber mucho. y de bufonadas

también, como deja claro su

inmersión en las extravagancias y la

fantasía desatada de la literatura del

siglo XV: esta mezcla de burlas y veras,

dice, se da en esa época en todos los órdenes

de la vida. La obsesión de la Baja

Edad Media por la muerte, el más allá y

la salvación, y la creencia en demonios

y brujas, son campo abonado para ello.

El diablo aparece como figura cómica

no solamente en la literatura sino -añade-

en los procesos por brujería. y ello

al estilo del Bosco.

A esta obsesión contribuían las des­

Lateral izquierdo

de El carro de

heno. que

muestra el origen

del mundo,

desde los

ángeles caídos al

pecado de Eva.

cripciones tremebundas

de las penas

del infierno en textos

y sermones; al

igual que los padecimientos

de Cristo.

se pintan los eternos

tormentos de los réprobos

tan a lo vivo que serían causa de

terror e inspirarían a artistas de fecunda

imaginación como el Bosco y sus seguidores.

La importancia de los textos, literarios

o de otro tipo. en relación con

las artes plásticas es materia fascinante

de estudio. pero en el caso de las diablerías

de nuestro artista es referencia

imprescindible para entenderlo en el

marco histórico-cultural, dejando atrás

interp,retaciones "altemativas" que no

pueden tomarse demasiado en serio.

Las muestras española y holandesa

son diferentes y complementarias.

Dada la imposibilidad de establecer

una cronología ni siquiera aproximada

de la producción bosquiana, ambas

han tenido el acierto de presentar las

obras agrupadas por temas. Al margen

de las discrepancias acerca de la

autoría de tres obras ,del Prado -que.

sean o no de mano del Bosco. son

excelentes y del mayor interés

por sí mismas-, el trabajo de investigación

y resta u- HAN

ración desarrollado

por ambas instituciones, en Holanda

en el marco del BRCP (Bbsch Research

and Conservation Project),

ha llevado el conocimiento del elusivo

y misterioso artista al punto más alto. Si

la estrella de la exposición holandesa es

El carro de heno, aunque se incluye la

más reciente atribución, el San Antonio

del Nelson-Atkins Museum de Kansas. al

parecerfragmento de una composición

más extensa y liberado por fin de repintes

y retoques, en el Prado el centro de

atención es una vez más El jardín de las

Delicias, cuya interpretación sigue ocupando

a los investigadores.

Antes de volver a los deleites sulfúreos

de sus infiernos y de su variada fauna

de quimeras, sabandijas y demoñuelos,

conviene dar unas pinceladas para

situarlo en el contexto adecuado, no

exento de contradicciones que aflorarán

en la producción más radicalmente

personal y anticonvencional del Bosco,

pues no hay que olvidar que también

ejecutó obras religiosas -seguramente

muchas más que las que han llegado

hasta nosotros- sin duda de encargo

y ciñéndose a las normas imperantes.

No obstante, aun en este terreno no

dejó de buscar ocasiones para dejar

· su peculiar sello enigmático. como el

. misterioso personaje que atisba desde

el segundo plano a los protagonistas de

La Adoración de los Reyes del Prado, interpretado

como el Anticristo, Herodes

o el "cuarto rey" .

PARODIA DE LA CORONA DE ESPINAS

Este hombre, barbado y semidesnudo,

aparece con una llaga en la pierna y

una extraña tiara que se diría parodia

de la corona de espinas y que reaparece

en la cabeza de un esbirro en el

exterior del Juicio Final de Brujas (de

autoría no compartida). una grisalla

cuyo asunto es precisamente la Coronación

de espinas. Acaso guarde relación

con la tradición de aludir, contraponiéndolas,

a la sinagoga judía y a la

iglesia cristiana.

El Bosco es un hombre de su tiempo,

y su tiempo es la Baja Edad Media en

TANTO LA EXPOSICIÓN DEL

PRADO COMO LA HOLANDESA

TENIDO EL ACIERTO DE

PRESENTAR LAS OBRAS

AGRUPADAS POR SU TEMÁTICA

24


El CLIMA RELIGIOSO EN

LA ESPAÑA DE FELIPE 11

genes de bestiarios, ilustraciones del

Roman de la Rose, misericordias

de sillerías, esculturas en piedra

como los diablos que

cabalgan los arbotantes

de la entonces iglesia y posterior

catedral de 's-Hertogenbosch, máquinas

de guerra, objetos de uso

cotidiano -en ocasiones símbolos

comunes, como el embudo invertido- e

incluso recipientes alquímicos y alusiones

a los castigos judiciales de la época,

de los que parecen trasunto fiel las manos

y orejas cortadas que decoran las salas

de tortura infernales. Por otra parte,

textos bíblicos y posiblemente algunos

apócrifos; obras piadosas o de carácter

humanista tan difundidas como la Nave

de los locos de Sebastian Brant. la Peregrinación

de la vida humana de Guillaume

de Deguileville. el Ars moriendi o la

HACE

COMPRENSIBLE El GRAN INTERÉS QUE

El ARTISTA SUSCITA EN LOS

HOMBRES DE LETRAS

la Europa septentrional, una época de

transición donde conviven rasgos góticos

y vislumbres de la Edad Moderna.

Los expertos han visto su sistema de valores

como una mezcla de pensamiento

bajomedieval, humanismo temprano e

influencia de la Devotio moderna, que

aspira a una religiosidad más basada en

la meditación y en la vida interior.

CLASE MEDIA URBANA

El haber desarrollado su carrera en

's-Hertogenbosch, una de la principales

ciudades de Brabante. y su ascenso

social gracias a su matrimonio, su ingreso

en la Cofradía de Nuestra Señora

y sobre todo su genio, contribuyeron a

~ ituarlo ideológicamente en una clase

media urbana donde se gestaban y difundían

las novedades, superando el

entorno aún artesanal de los talleres

de artistas, muchos de ellos familiares,

como el de los Van Aken, originarios

seguramente, como este apellido o linaje

indica, de Aquisgrán (cuyo nombre

neerlandés es Aken). El taller fue

instalado en la ciudad brabantina por

el abuelo del pintor y en él podemos

suponer que se formara este. Nada se

sabe de viajes ni del conocimiento que

pudo tener de obras de otros artistas;

pocas relaciones concretas se han podido

descubrir con los maestros de los

Países Bajos -más los del norte, acaso

alguna referencia a Geertgen tot Sint

Jans y a Dierick Bouts-, aunque sí algo

más con alemanes como Schongauer,

Lochner, Wolgemut, el Maestro E. 5.,

Grünewald ...

Se han señalado muchas fuentes, tanto

visuales como literarias, en las que el

Bosco pudo inspirarse. pero nunca una

imitación directa y apenas referencias

concretas. Es obligado mencionar los

márgenes de los manuscritos de los siglos

XIII y XIV -donde bulle una infinita

variedad de seres grotescos que por

obra suya pasará a ser tema de pinturas

de mayor tamaño-, grabados, imá-

Visión de Tanda/,

la Leyenda Dorada

y vidas de santos

como la de san Antonio

por san Atanasia.

amén de relatos

fantásticos de viajes

de descubrimiento,

Lateral derecho

de El carro de

heno. donde

se muestran el

infierno y los

castigos que

aguardan a los

pecadores.

sobre todo relativos al Nuevo Mundo o

al Extremo Oriente; el Malleus Ma/eficarum

o Martillo de las Brujas; desde luego

la cultura popular con sus proverbios y

retruécanos. y las representaciones teatrales.

procesiones y funciones de las cámaras

de retórica.

El clima religioso de la España de la

Contrarreforma hace comprensible el

interés que el artista suscita en los hombres

<;le letras españoles; para muchos,

su arte es fantástico y monstruoso, e incluso

herético, pero otros saben ver su

intención moralizante. Muy citados son

los testimonios de Ambrosio de Morales

y Felipe de Guevara, en clave humanista,

y el de fray José de Sigüenza, que

acertó en su defensa: sus obras son "una

sátira pintada de los pecados y desvaríos

de los hombres"; no son disparates, "y si

disparates son, son l9s nuestros, no los

suyos" , pues pinta al hombre "cual es

dentro" recurriendo a un género artístico

equivalente al "macarrónico" en

literatura. esto es, satírico y grotesco, y

por cierto de herencia clásica.

Pero el supremo creador de diablos

de la literatura española es naturalmente

Quevedo, quien menciona-7

25


al pintor en El alguacil endemoniado,

segundo de los Sueños y al que en su segunda

edición dará el nuevo título de El

alguacil alguacilado. La obra se inscribe

en la tradición literaria de las visitas al

infierno, pero no relata una excursión

efectiva -como el Sueño del infierno-.

sino una conversación del narrador con

el demonio que ha hecho del alguacil

su hogar. del cual pretende expulsarlo

el clérigo al que llama Licenciado Calabrés

con sus hisopazos de agua bendita.

En ella, el sutil y bienhablado demonio

describe al visitante con gran donosura

los pecados cometidos por los condenados

y las condignas penas.

QUEJAS DE DIABLO

Aquel simpático diablo se queja al autor

en estos términos: "Os quiero decir

que estamos muy sentidos de los po­

La Creación

(El jardín de las

Delicias). por el

Bosco. 1500-

1505, óleo

tajes que hacéis de

nosotros. pintándonos

con garra, sin

ser aguiluchos: con

colas. habiendo di a-

blos rabones: con

sobre tabla,

205.6 x384.9 cm. cuernos, no siendo

casados, y mal

barbados siempre, habiendo diablos

de nosotros que podemos ser ermitaños

y corregidores. Remediad esto,

que poco ha que fue Jerónimo Bosco

allá, y preguntándole por qué había hecho

tantos guisados de nosotros en sus

sueños dijo que porque no había creído

nunca que había demonios de veras" .

Francisco Pacheco, suegro de Velázquez,

muestra en su Arte de la Pintura

que no le agradan los " ingeniosos caprichos"

del Bosco, "con la variedad de

guisados que hizo de los demonios",

expresión que toma del cornudo interlocutor

de Quevedo en el Sueño citado.

Algo de sabroso habían de tener los

diablejos y demás criaturas de la fantasía

bosquiana para que se les dedicaran tales

denominaciones culinarias. aunque

desde luego se usan en su acepción de

mezcolanza o revoltijo. Por otro lado,

la misma insistencia en los detalles terroríficos

en los sermones pa ra apartar

al creyente del pecado resulta sospechosa:

cabe preguntarse si un manjar

tan fuerte y sazonado no provocaría

insensibilidad por puro hartazgo, si el

paladar estragado del devoto no acabaría

viendo estos excesos como ca rica-


tu ras. Lo cierto es que esos "guisados" y

"potajes" revelan que al menos mentes

creativas tan preclaras como el Bosco y

Quevedo ya no tenían mucho respeto a

los pobres demonios.

Claro que elucubrar sobre la manera

en que los veían las gentes de hace

quinientos años sería vano si no contásemos

con documentos en los que

encontrar reacciones individuales. Algunos

pasajes muestran a sus autores

tomándose en serio la intención de

dar miedo: Lomazzo habla en 1584

de "extrañas figuras y espantosos, horribles,

sueños"; Van Mander, en 1604,

de "espectros y monstruos infernales.

a menudo tan repugnantes como espantosos".

y Baldinucci, en 1681, de

'"caprichos de cosas extremadamente

terribles y espantosas".

Menos amedrentados

parecen

los humanistas citados:

para Morales,

como después para

Sigüenza. El carro

de heno representa

"todo nuestro

vivir"; Guevara se

Tríptico de san

Antonio Abad

(panel izquierdo,

Prendimiento),

1505·1506,

óleo sobre tabla,

13 1 ,5 x 11 9 cm,

Lisboa, Museu

Nacional de

Arte Antiga.

ocupa en establecer relación entre las

"raras composturas" del Bosco y el género

pictórico de los "grillos" o figuras

híbridas, denominación que Plinio atribuye

al pintor Antífilo. Es importante

recordar la función de divertimento y

juego intelectual que al parecer tenía

El jardín de las Delicias en el palacio de

Enrique 111 de Nassau. su posible comitente,

en la tradición que ya conocemos

por ejemplos como los que cuenta

Van Mander sobre la contemplación

lúdica de los cuadros de Patinir y Herri

met de Bies y la búsqueda, apuestas

incluidas, de determinadas figurillas.

PROCESIÓN EN LISBOA

A esos testimonios hay que añadir el

de un personaje que se lleva la palma

de lo siniestro y que fue además un

gran coleccionista del Bosco. En una

carta de 1582 a sus hijas, Felipe llles

describe una procesión en Lisboa,

"aunque hubo unos diablos que parecían

a las pinturas de Jerónimo Bosco".

que teme hubieran asustado al hermano

pequeño, el futuro Felipe 111, sí bien

pocos días después les dice que no

cree que el niño hubiera tenido mie--7


El BOSCO V CENTENARIO

do de ellos " porque venían

buenos y víanse de lejos, y

más parecían cosas de Jerónimo

Bosco que no diablos, y

cierto que eran buenos, pues

no eran verdaderos". Los diablillos

del Bosco son referencia

burlesca y no aterradora,

cual serían los "de verdad".

No faltan, pues, motivos para pensar

si no será todo una broma gigantesca.

Por supuesto, el deleite que el Bosco

manifiesta en sus creaciones fantásticas

ha de considerarse en estrecha relación

y dependencia de su actitud: la de un

moralista cristiano que se propone fustigar

el vicio y la locura, entendida como

necedad; disuadir del pecado y advertir

de sus consecuencias, la condenación y

Las tentaciones

de san Antonio,

taller del Bosco,

h. 1500-1510,

óleo sobre tabla,

70 x 115 cm,

Madrid, Museo

del Prado.

las penas eteroas en el infierno:

divertir, sí, pero también

enseñar. Si en la Alta Edad Media

la sabiduría era resultado

de la virtud, en esta época la

relación es la inversa: uno es

virtuoso en la medida en que

es sabio; el fundamento de la

sabiduría es ya, por ende, no tanto moral

como intelectual. Este es el mundo

del Bosco, por mucho que en sus "disparates"

hayan percibido algunos una

invasión de la irracionalidad o de

lo subconsciente.

Es el sueño de la

razón el que produce

esos monstruos: pecado y locura equivalen

para el Bosco a la pé~dida del

dominio de uno mismo, a la des in-

tegración de lo racional; suponen haber

cedidq a los bajos impulsos que acechan

al ser humano como las figurillas grotescas

acechan a los santos anacoretas que

representa, de los cuales es epítome san

Antonio como personificación de la resistencia

a las tentaciones. Falta saber

si esos diablillos son presentados como

pobladores del mundo real en alguna dimensión

pavorosa o simples alucinado-

El DELEITE DEL BOSCO EN

SUS CREACIONES FANTÁSTICAS

ES El DE UN ARTISTA CRISTIANO QUE

SE PROPONE FUSTIGAR El

VICIO Y LA LOCURA HUMANOS

28


nes del santo amenazado. Puede que su

presencia tuviera también una función

de exorcismo -muy intelectualizadofrente

al miedo a la muerte, a los terrores

de ultratumba, a la condenación.

Las lecciones bosquianas no son

siempre fáciles de comprender. Hay

acuerdo general en el mensaje moralizante

de El carro de heno, basado en

la imagen bíblica de la hierba o el heno

como símbolo de la fugacidad las tentaciones desde los comienzos de la humanidad

en el paraíso terrenal

de san Antonio

de la vida y la vanidad de los

Abad, por el

bienes materiales, como se

hasta la caída de los réprobos

Bosco, h. 1490,

expresa en el libro de lsaías y óleo sobre tabla. al infierno -como innovación

refuerza el proverbio neerlan­

73 x 52,5 cm, respecto del uso general en

dés según el cual el mundo es Madrid, Museo los juicios de colocar a los

como un carro de heno y cada

cual agarra lo que puede. Sin

embargo, El jardín de las Delicias ha

dividido las opiniones en cuanto a si la

tabla central muestra una visión positiva

o negativa de1a vida. Puesto que

El CARRO DE HENO TIENE

UN MENSAJE MORALIZANTE, los dos son trípticos y dejan ver

en las alas sendas representado-

BASADO EN LA IMAGEN BÍBLICA nes de la creación y

DE LA HIERBA COMO UN

SfMBOLO DE LA FUGACIDAD

el infierno, como sucede

con los trípticos del Juicio Final,

y en estos se im¡¡>one la lectura

de izquierda a derecha, es decir,

elegidos a la izquierda y a

los condenados a la derecha

(siempre del espectador: los lados "oficiales"

son los contrarios)-, hay que inferir

que la lectura de todos estos trípticos

debe ser diacrónica: representa el

destino de la humanidad, que marcha

fatalmente al infierno a causa de los pecados

cuya comisión se describe en la

tabla central. Por tanto, se puede postular

una interpretación del Jardín según

la cual las fresas, cerezas, moras y otras

bayas que todos tratan de atrapar...¿

del Prado.

29


El BOSCO V CENTENARIO

son el equivalente del heno e imagen

simbólica de la concupiscencia. Se ha

dicho que el Jardín presenta un "falso

paraíso": a su carácter engañoso corresponde

esa misma ambigüedad, que

ha suscitado diversos análisis; para algunos

es la imagen de la vida terrenal si no

hubiese habido pecado original. Pero

Extracción de

la piedra de la

locura, por el

Basca, 1500·

151 O, óleo sobre

tabla, 48,5 x

34,5 cm, Madrid,

Museo del Prado.

¿por qué, entonces,

se vería finalmente

arrojada al infierno

esa misma humanidad

inocente?

El pesimismo es

evidente en sus Juicios

Finales, donde

son pocos los salvados y muchos los

condenados, quienes, a la derecha

del Jardín, devienen alimento y excremento

del Gran Cabrón. entronizado y

con cabeza de pájaro. Por si esto fuera

poco, en los Juicios de Viena y Brujas la

tabla de la vida terrenal se diferencia

poco de la del infierno. El protagonismo

del inframundo se debe también

al deseo de poner en juego su fantasía.

que puebla las regiones subterráneas

ya de figuras diabólicas, ya de monstruosos

deslizamientos entre lo animal,

lo humano y lo demoníaco, híbridos de

toda especie imaginable que invaden

naturaleza y edificios, estos poseedores

de una suerte de vitalidad maligna que

perturba hasta el recogimiento de san

Jerónimo (Gante), cuyo cobijo de rocas

coronan dos peñascos que semejan siniestros

cráneos equinos o asnales.

Que además se considere al Basca

como un pionero de la pintura de género

por ciertos detalles de observación

r.ealista -perceptibles en El carro o

Mesa de los

siete pecados

capitales, por el

Basca, 1490·

1 51 o. óleo sobre

tabla de chopo,

120 x 150 cm,

Madrid , Museo

del Prado.

en su exterior, que

muestra a uno de

sus dos "peregrinos

de la vida"- no

puede sino aumentar

el asombro y la

admiración que

merece, cuando

se vale de este realismo

para dotar de presencia más intensa

a sus quimeras, con los que nos

pinta sus jocosas pesadillas, en las que

quisiéramos colarnos un rato para trabar

conocimiento con personajillos tan

terriblemente cómicos como el que

enarbola un mazo en Las tentaciones

de san Antonio del Prado. n

30


LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS

Historia ·de una

restauración

En septiembre de 2014, el Museo del Prado puso

en marcha la restauración de este tríptico del

Basca. La responsable de esta delicada tarea

explica el complejo proceso técnico que condujo a la

recuperación de la obra en todo su esplendor original

HERLINDA CABRERO/ RESTAURADORA DE PINTURA DEL MUSEO DEL PRADO

31


La Adoración de

los Magos

(cerrado,

reversos

laterales. Misa

de san Gregario)

por el Bosco,

h. 1495, óleo

(grisalla) sobre

tabla de roble,

147.2 x 170 cm,

h. 1495,

Madrid, Museo

del Prado'.

En la página

anterior. el

tríptico abierto.


LOS TRABAJOS de conservación

y restauración del tríptico La

Adoración de los Magos del Bosco

se iniciaron en septiembre de 2014,

a partir del estudio de los materiales

pictóricos. de la técnica de ejecución y

del estado de conservación del mismo.

Debido a que la restauración actúa

directamente sobre la materia original

e irrepetible de la pintura, hay una relación

inseparable entre restauración y

obra de arte. siendo esta última la que

determina el tratamiento.

La pintura del Bosco se reveló durante

los procesos de restauración como

una pintura delicada y compleja. La

técnica no es la tradicional al temple

de huevo. sino una mixta que utilizaba

como aglutinante de los pigmentos no

solo el huevo, sino también el aceite

-especialmente el de linaza-. técnica

precursora de la pintura al óleo.

La pintura se encuentra exquisitamente

constituida por veladuras y numerosos

matices que el autor consigue

mediante la superposición de capas de

color translúcido. de extremada belleza

y finura. por lo que el acabado final

sorprende por su sutil delicadeza. La

utilización del pincel, con toques precisos

y finos, es magistral.

El soporte está cuidadosamente

realizado en madera de roble, tanto

los paneles como el marco de ranura.

Sobre esta estructura se encuentra la

preparación blanca. formada de creta

y cola orgánica. y. sobre ella. el dibujo y

la capa pictórica. La estructura especial

y perfecta del soporte ofrecía un

buen estado de conservación, particularidad

que ha influido positivamente

en la estabilidad de la pintura. Por

ello. la superficie pictórica mantenía,

en general, un craquelado pequeño y

estable, a excepción de algunas zonas.

que corrían el peligro de desprenderse

al tener el color levantado. frágil y sin

adherencia al soporte.

Para tratar las zonas más delicadas

Herlinda Cabrero trabajando en La Adoración de los Magos. Foto© Museo del Prado.

se consol idó el color, técnica fundamental

para que la materia del original

perdure. pues su pérdida sería irremplazable.

Con este tratamiento se proporciona

la estabilidad y solidez precisas

a las capas de preparación y pictórica.

A continuación se realizó la limpieza

de la capa pictórica. La pintura tenía

repintes y varias capas de barnices antiguos

oxidados en forma de manchas

amarillas, fundamentalmente de resina

natural de almáciga y da m mar. que

hubo que eliminar, pues perturbaban

los efectos cromáticos de la pintura

subyacente. Estos barnices se encontraban

desigualmente repartidos a causa

de limpiezas anteriores; sin embargo.

estas antiguas intervenci,ones no fueron

abrasivas. Gracias a ello, y una vez eliminados

todos los elementos ajenos al

original, pudo apreciarse la excelente

calidad pictórica y el buen estado de

conservación que la obra mantenía.

El cielo del panel central también

presentaba los desperfectos descritos.

pero durante su restauración pudimos

comprobar que el color se encontraba

en muy buen estado, posiblemen­

A MEDIDA QUE LA LIMPIEZA te en mejores condiciones que los

FUE AVANZANDO, SURGIERON

LA DELICADEZA DE LA DEGRADACIÓN

DEL MODELADO Y LOS MÁS

ASOMBROSOS DETALLES

demás celajes del Bosco. La

transición de 1a luz a la som-

bra es muy tenue y.

a medida que se fue

avanzando en la limpieza, surgieron

la delicadeza de la demadación

del modelado, realizado con su-

perposición de capas. y los más asombrosos

detalles.

Siempre es muy delicado el proceso

de limpieza. pero aún lo es más cuando

la pintura está compuesta por frágiles

veladuras y finos acabados. El método

ha consistido en una descarga, de manera

progresiva y en diversas etapas,

de los barnices oxidados, respetando lo

que se conoce como "piel de la capa

pictórica". Esto es. la exudación o migración

del aglutinante hacia la superficie,

que se une con el barniz formando

un finísimo estrato de materia original

con el paso del tiempo.

Durante esta intervención también

se eliminaron los repintes antiguos. ya

alterados, que cubrían la pintura original

r:nás allá de las faltas de color. El

proceso de restauración concluyó con

la reintegración de dichas faltas. apenas

significativas en la composición

central del tríptico, pero algo más

abundantes en las puertas. principalmente

en la zona superior.

El criterio de restauración, dirigido

a conservar y restablecer el valor estético

original, también ha tenido en

cuenta el natural envejecimiento de

los materiales que la constituyen.

En el proceso se ha contado con la

colaboración del departamento técnico

y del laboratorio, así como con

la contribución de Pilar Silva. comisaria

de la exposición del V Centenario

del Bosco. il

33


EL BOSCO V CENTENARIO

las tentaciones

de san Antonio

(detalle), Bruselas,

h. 1550-70,

tapiz de oro,

plata. seda y lana,

293 x 352 cm,

Patrimonio

Nacional. Madrid.

Monasterio de

El Escorial.

LECTURAS DEL GENIO EN EL ESCORIAL

e 10

, e . un

C aSICO

La muestra que F:atrimonio Nacional

dedica al pintor holandés en el

palacio-monasterio edificado por

Felipe 11 permite entender mejor

la interpretación que dieron sus

contemporáneos a sus cultos

"disparates", al saber junto a qué otras

obras colgaban y al contemplar los

ricos tapices que se mandaron fabricar

en Bruselas inspirados en sus tablas

FERNANDO CHECA

34



El SOSCO V CENTENARIO

AUNQUE Hieronymus van

Aken. más conocido como el Bosco

(h. 1450-151 6) murió en su ciudad

natal el año que señalamos. su éxito

y su fama se prolongaron durante la

segunda mitad del siglo XVI y todavía

fueron frecuentes. sobre todo en el

1

ámbito nórdico, las repercusiones de

su arte hasta bien entrado el siglo XVII.

Baste recordar al respecto las obras

bosquianas de Teniers o las estampas

de Jacques Callot. Igualmente. aunque

su círculo de admiradores y coleccionistas

se centró. en un principio,

en el mundo de los Países Bajos. muy

pronto se extendió por otros ambientes

muy alejados geográficamente

del mismo. como

El Cristo con la

fueron los de Portugal.

la corte madri­

por el Bosco,

cruz a cuestas.

leña de Felipe 11. la 1505·1507.

ciudad de Valencia óleo sobre tabla.

y la misma Serenísima

República de

142x 104cm.

Patrimonio

Nacional,

Venecia.

Monasterio de

Todo ello manifiesta

la compleji-

El Escorial.

dad cultural y artística del tiempo del

Renacimiento, tan difícil de ceñirse al

tópico de las "escuelas artísticas nacionales"

o al lugar común que considera

el arte de esta época desde unos

puntos de vista predominantemente

italianos y clasicistas. En aquella época

la movilidad de ideas. gustos. obras de

arte, comitentes y coleccionistas era

mucho mayor de lo que pensamos.

Un personaje de la importancia cultural

del cardenal Grimani, que. por

ejemplo. había encargado al miniaturista

Giulio Clovio uno de los códices

más bellos del Renacimiento, el llamado

Codex Grimani, obra cumbre de

la ilustración manierista, poseía en su

palacio de Venecia. al menos en 15 21.

es decir. en pleno Renacimiento. varias

tablas del Bosco con extraordinarias

visiones del Más Allá. que todavía hoy

se conservan en la ciudad lagunar. Por

aquella época, el Bosco ya había fallecido.

pero estas pinturas, sea cual fueren

las fechas en que se enviaron aVenecia.

fueron modificadas en el taller del

Bosco para adaptarlas a los gustos y

necesidades de Grima ni. como ha demostrado

su reciente restauración.

En los años treinta de esa misma

centuria. doña Mencía de Mendoza.

EN AQUELLA

del Tríptico de la Pasión (Museo M OVI Ll DAD DE

de San Pío V. Valencia). que hay

que atribuir al taller

del Bosco. Mencía

de Mendoza había sido amiga de

humanistas como Erasmo o Luis

Vives. tan cercanos al mundo

la mejor coleccionista española del

Renacimiento, que había vivido en

Bruselas en el palacio de Nassau -el

lugar donde entonces se conservaba

El jardín de las Delicias- como terce-

ra mujer de Enrique de Nassau . con

el que se había casado en 1524,

compró una obra dé la importancia

intelectual del Bosco en las primeras

décadas del siglo XVI.

Es. por tanto, en el mundo de la alta

cultura cortesana de Flandes. de España,

e incluso de Italia. donde hemos de

comprender las pintura del maestro.

ÉPOCA, LA

IDEAS,

DE

GUSTOS, DE OBRAS, DE COMITENTES

Y DE COLECCIONISTAS ERA

MAYOR DE LA QUE PENSAMOS

36


lo que aleja cualquier interpretación

de su arte en clave esotérica y, mucho

menos, popular. Además de los ya citados,

no estaría de más recordar que

entre los primeros poseedores de sus

obras están personajes de la talla de

Isabel la Católica o Felipe el Hermoso.

La primera recepción del Bosco tras

su muerte hay que situarla ya en la segunda

mitad del siglo XVI y tiene su

epicentro en la corte madrileña de

Fel ipe 11. Desde los tiempos de su juventud.

el monarca mostró una gran

predilección por la pintura flamenca,

ya fuera la del siglo anterior, ya la de-7

su propia época. En la mayor

parte de sus palacios y monasterios,

como el Real Alcázar

de Madrid, el palacio de

El Pardo y el monasterio de El

Escorial, dejó una abundante

muestra de este gusto. con

obras de Van der Weyden,

Robert Campin, Gerard David

y, naturalmente, del Sos-

co, un pintor por el que nunca perdió

su admiración, como demuestra el

hecho de que todavía en 1593. cinco

años antes de su muerte, entregara

algunas de sus obras capitales como

Cristo coronado

de espinas,

taller del Bosco,

primer cuarto

del siglo XVI,

óleo sobre tabla

170 x 207 cm,

Patrimonio

Nacional, San

Lorenzo de

El Escorial.

El jardín de las Delicias al monasterio

escurialense.

En estos edificios mandados

construir, ampliar o decorar

por el Rey Prudente, las

pinturas del Bosco convivían,

sin excesivo problema, con

otras obras del Renacimiento

italiano, mostrando de

esta manera cómo en aquella

época todavía no era tan rígida la

división entre escuelas nacionales que

más adelante se convirtió en paradigma

explicativo de la historia del arte.

Por ejemplo, en El Escorial el men--7

37


EL BOSCO V CENTENARIO

De izquierda a derecha, La creación del mundo, puertas exteriores del tríptico El jardín de las Delicias, h. 1500-1 505, óleo (grisalla)

sobre tabla de roble. 205.6 x 384.9 cm. Madrid. Museo del Prado. depósito de Patrimonio Nacional, y El mundo después del diluvio de la

Tabla del Diluvio, h. 1514, óleo sobre tabla, 69,5 x 36 cm, Róterdam, Museum Boijmans van Beuningen, ambas del Bosco.

LOS DILUVIOS felices, que se congregan porque se corona con el central de El jardín de las

DELBOSCO en un paraje inverosímil texto latino lpse dixit et Delicias. que proponía

Observar las pinturas presentado a vista de facta sunt. lpse mandavit cambiar de nombre por

del Sosco conlleva el pájaro, repleto et creata sunt (Él lo el más apropiado de La

intento de descifrar en de monstruos y de dijo, y todo fue hecho. lección del Diluvio. Creía

ellas posibles mensajes habitáculos fantásticos, Él lo mandó, y todo fue también que el Arca pudo

y narraciones ocultas. y alterado por la escala creado). Ernst Gombrich estar representada en el

Ocurre sobre todo en gigante de peces, aves propuso una alternativa centro de la esfera, donde

el tríptico de El jardín y frutos. No se sabe qué al significado de la esfera. las tablas muestran signos

de las Delicias, pintado significan, pero tanta Para el ilustre historiador de recortes para instalar el

entre 1500 y 1505 por el rareza surrealista se vienés, el tema no sería la marco. No resulta la suya

Bosco, aunque no consta atribuye a la intención de Creación del Mundo sino una idea descabellada,

su firma. Tampoco tuvo representar el pecado. el Diluvio Universal bajo el y existen imágenes del

este título. Felipe lllo Los postigos laterales, a arco iris. En su artículo Diluvio parecidas a mapas

instaló en su dormitorio ambos lados del panel "Como era en los días de circulares con arcas

de El Escorial, donde entró central, incluyen a la Noé" ( 1969) detalló sus instaladas en el extremo

en 1593 bajo el nombre izquierda el Paraíso, sin conjeturas comparando superior del diámetro

genérico de "pintura de duda, y a la derecha el cuadro del Bosco con el vertical. Además,

la variedad del Mundo". el Infierno, o quizá el grabado del siglo XVI Sicut hacia 1515, el Bosco

Del cuadro fascinan las Apocalipsis. Cerradas las autem erat in diebus Noe, pintó el Arca con todo

pulidas figuritas humanas puertas del tríptico se de Sadeler, que muestra a detalle en otro bellísimo

de nítidos contornos, muestra en ellas la pintura 'la Humanidad, antes de ser postigo, El Diluvio, que se

sin sombras arrojadas, en grisalla de una esfera castigada con el Diluvio, conserva con su pareja, El

desvestidas, depiladas, y transparente que contiene mediante la escena de Infierno, desmembrados

pálidas cuando la piel es en forma de disco la un banquete de personas ambos del tríptico al

blanca, que pueblan el Tierra, desolada, sin gente desnudas. En su opinión, que pertenecieron, en

panel central en actitud y anegada. la escena este mismo banquete sería el Museum Boijmans

erótica. Son personajes viene identificándose con el argumento de la fiesta de Róterdam. O

serenos, mecánicamente la Creación del Mundo celebrada en el panel MERCEDES PELÁEZ

38


cionado tríptico de El jardín ... colgaba

en la Galería de la Infanta con obras de

Bassano. uno de los pilares de la escuela

veneciana. cuya iconografía se basaba

en el Arca de Noé y el Diluvio Universal,

a pocos metros, además, de la

Galería de Batallas, obra de fresquistas

y decoradores del manierismo italiano.

con escenas de la guerra antigua y moderna

y algunas de las victorias más relevantes

de Felipe 11. Y la gran cantidad

de boscos que sabemos se instalaron

en el palacete de El Pardo estaban no

muy lejos del famoso Sueño de Venus

(Museo del Louvre) de Tiziano.

RlOS DE TINTA

La amplia colección de obras del Sosco

de Felipe 11, la mayor de su época,

se trata con más detalle en otro artículo

de este Dossier. El alto número

de pinturas del maestro que reunió el

rey de España ha hecho correr ríos de

tinta acerca de las razones de la pasión

filipina por estas extrañas obras.

sobre todo debido a la ortodoxia católica

y purista que se atribuye, casi

siempre con razón, al rey.

La extrañeza por este gusto ya se

manifestó en su propia época, y el mismo

padre Sigüenza así lo manifestaba

en sus descripciones de El Escorial a

principios del siglo XVII. Y aunque ha ­

bitualmente se ha explicado el gusto

de Felipe 11 por este autor dotando de

una explicación moralizante a sus tablas,

es posible observarlo desde otros

puntos de vista que, en realidad, no se

contradicen con el anterior.

El interés de la corte de Felipe 11 por

el Bosco tiene tres manifestaciones escritas

de la máxima significación que,

por sí solas, constituyen las mejores y

más amplias críticas a su pintura de

todo el Renacimiento. Son las tres,

además, obra de personajes e intelectuales

muy cercanos entre sí. En primer

lugar hemos de referirnos a Ambrosio

de Morales, cronista y anticuario regio,

profesor en la Universidad de Alcalá de

Henares e inspirador de buena parte

de las ideas culturales de las primeras

décadas del reinado de Felipe 11. Morales

nos describe ampliamente una

pintura como El carro de heno uniendo

a su interpretación moralizante una

muy interesante comparación con una

pintura de la Antigüedad, la Tabla de

TRIBULACIONES DE LA VIDA HUMANA,

PAÑO DE BRUSELAS, 1550-70

Esta basado en el célebre tríptico El carro de heno, del que las colecciones

reales españolas poseyeron dos ejemplares, el del Museo del Prado y el que

se conserva en el monasterio de El Escorial, una obra de arte que también se

puede contemplar, restaurada, en esta exposición.

El paño es una reelaboración muy libre del tríptico, ya que nos presenta

su iconografía en una especie de bola del mundo transparente que

flota sobre las aguas. Tanto este paño como los tres restantes, además

de poseer unos bordes coloreados con extrañas formas abstractas, se

encuentran enmarcados por unas arquitecturas clasicistas a la italiana que,

naturalmente, no existían en Flandes en la época del Bosco, indicando

de esta manera lo tardío de su ejecución. Estos enmarques dan una

cualidad de profundidad y teatralidad a las escenas que constituyen sus

mayores atractivos y que resultan especialmente interesantes de ver en

el marco clasicista de la arquitectura escurialense. Se muestra así la no

contradicción, y aun la complementariedad del estilo de "disparates"

del Bosco y el mundo del clasicismo. Un ejemplo más de lo adecuado de

exponer y contemplar las obras de arte en contextos lo más próximos

posible a los de su creación y primitivo disfrute, como aquí se hace. 6 F. CH.

Cebes, desconocida para nosotros y

también para el siglo XVI, pero cuya

extraña iconografía fue descrita por

este Cebes. Esta comparación debió

de escribirse hacia 1549.

Poco tiempo después, Felipe de

Guevara glosa en sus Comentarios a

la Pintura las obras del flamenco y las

inserta dentro de una historia de los

pintores de la Antigüedad griega -basada

en la que escribió el autor clásico

Plinio-. Se trata de un escrito, el

de Guevara, que no se publicó en su

época. pero que redactó hacia 1 560

con destino a la corte del joven Felipe.

Su autor, de manera retórica,

viene a considerar el arte bosquiano

como un ejemplo más de pintura---7

39


EL JARDÍN DE LAS DELICIAS, PAÑO DE BRUSELAS, 1 550-70

La exposición de El Escorial muestra de manera completa uno de los

mejores y menos conocidos tesoros de las obras de arte que posee

Patrimonio Nacional: la serie de cuatro paños que sobre temas del Bosco

entraron en fecha indeterminada en sus colecciones, pero que fueron

tejidos entre 1550 y 1570 en talleres de Bruselas.

Sabemos que el 111 duque de Alba. don Fernando Alvarez de Toledo, tenía

entre sus obras de arte una serie de tapices del Bosco. Por su parte. el

cardenal Antonio Perrenot Granvelle, uno de los grandes políticos al servicio

de Felipe 11, poseía una serie de la que provienen estos ejemplares que ahora

se exponen. Aunque todavía no sabemos demasiado de su uso en la corte

de Felipe 11, que los adquirió a la muerte del cardenal en 1586, sí que está

atestiguado el mismo en la de su nieto Felipe IV. Se trata de una serie "rica".

es decir, tejida con seda e hilos de plata y oro.

Salvo el que aquí reproducimos, el mayor de todos ellos, que sigue con

bastante fidelidad su modelo bosquiano de El jardín de las Delicias, los

otros tres son invenciones muy libres de motivos y temas del pintor de

's-Hertogenbosch: Tribulaciones de la vida humana (basado en El carro de

heno), Las tentaciones de san Antonio y San Martín y los mendigos. 6 F. CH.

antigua. algo realmente sorprendente

desde las tesis actuales.

Por fin. el ya citado Sigüenza, a

quien se debe el más amplio comentario

del Bosco de todo el Renacimiento,

comparaba sus obras con las de Merlín

Cocayo, un autor del siglo XV que

escribía en un latín deliberadamente

"macarrónico" y burlesco, ajeno a las

convenciones de la gramática clásica.

Lo mismo hacía el Bosco, dice Sigüenza,

que pintaba "macarrónicamente"

sus disparatadas invenciones.

Por todo ello, no es exagerado decir

que. a pesar de lo anticlásico de las

propuestas figurativas del Sosco, en la

corte de Felipe 11 no se dudaba en comparar

algunas de sus obras, como El carro

de heno. con pinturas de la Antigüedad,

ni de insertar su vida en la de los

pintores griegos, como hizo Guevara,

o comparar su producción con la de

algún autor neolatino.

Todo esto hace que sea especialmente

interesante la oontemplación

de la pequeña pero muy exquisita

exposición que sobre el pintor se presenta

en los muros de El Escorial. el

lugar, como ya hemos dicho, al que

Felipe 11 destinó parte de su colección

bosquiana. De esta manera podemos

· contemplar las obras del Bosco en uno

de sus contextos más genuinamente

históricos, no solo en lo que a la arquitectura

herreriana se refiere, sino

también muy cerca de las pinturas de

Tiziano, Tintoretto o Veronés. y aliado

de los frescos de los renacentistas y

manieristas italianos tan abundantes

en el monasterio.

DESEOS DE UNIVERSALIDAD

En e~te ambiente. las contradiccio-

- nes estéticas se diluyen y aparece con

toda su potencia la presencia de una

época y de una corte, la de Felipe 11.

de ambiciones universalistas también

en lo que se refiere a cuestiones artísticas.

A pocos metros de los cuadros del

Sosco, en la basílica, no solo hay pinturas

y frescos italianos, sino que en

más de cuarenta altares se puede admirar.

aun hoy día, el gran ciclo de pinturas

de santos. obra de Navarrete el

Mudo y varios artistas españoles más.

La complejidad territorial y la unidad

política de la Monarquía Hispánica tiene

aquí su mejor respuesta estética.

perfectamente complementada con

la muestra que comentamos. ii

40


EL BOSCO V CENTENARIO

Retrato del

Bosco, por

Jacques Le

Boucq, h. 1550,'

Arras, Biblioteca

Municipal.

1

El •

C:IU

El lug!l ~ .. ~ - t.la.~ . . . del Sosco, en .el ducado de

Brabañte, era una vibrante urbe medi~val en cuya

~ '

ilustrada sociedad,'Cil caballo entre la Edad Media y la

. Mqderna, el artista, hijo y nieto de pirrt;_ores y casado

co·n la rica hija de un mercader local, fue una estrella

..

MARIE-CLAIRE UBERQUOI

,.. l·"'·"'~·' .;..+...

~~~ín

~ «:> v1 ú-'l fPt.-t:.:..

'J;;¡ :....:;...:. -if_.<.___________ ~------------l


El BOSCO V CENTENARIO

ANTE LAS enigmáticas pinturas

del Bosco, uno puede preguntarse cuáles

fueron sus fuentes de inspiración

para crear un universo tan singular y

fascinante. No resulta fácil encontrar

respuestas certeras, dada la escasa información

que nos ha llegado sobre su

vida. Lo que sí parece claro es que el

Basca, hijo y nieto de pintor, desarrolló

toda su carrera en su ciudad natal,

's-Hertogenbosch, más conocida como

Den Bosch o Balduque, en español.

Nos sabemos si tuvo la oportunidad

de viajar a otro lugar. pero desde luego

fue en Balduque donde hizo su aprendizaje

y desarrolló su actividad artística

, realizando las obras extraordinarias

que hoy nos siguen cautivando. En esta

ciudad, situada en el sur de los Países

Bajos, se encontró en un entorno bastante

favorable y muy ilustrado, inmer­

La muerte

y el pobre,

por el Bosco.

h.1500-10,

Washington.

National Gallery

of Art. Samuel H.

Kress Collection.

so en lo que podríamos

denominar la

cultura urbana de

la Baja Edad Media.

A finales del siglo

XV, Balduque

era una de las cuatro

principales urbes del

Brabante, y su población había pasado

de los 11.675 habitantes en 1464 a los

17.280 en 1496. La ciudad gozaba por

entonces de una relativa prosperidad,

lo que favoreció la actividad de numerosos

artesanos, artistas y arquitectos.

Durante los siglos XIV y XV se establecieron

en Balduque un gran número

de conventos y cofradías. una circunstancia

que daría lugar a la construcción

de nuevas iglesias y capillas. Junto a las

comu'nidades religiosas, los gremios y

las diferentes corporaciones encargaban

con frecuencia algunas obras de

arte, dando trabajo no solo a pintores

y escultores, sino a maestros artesanos

de todas las disciplinas, como grabadores,

orfebres, escribanos, bordadores,

iluminadores y vidrieros, sin olvidar a

los fundidores de campanas. de gran

renombre en la capital del Brabante.

En los archivos conservados en

Balduque existen documentos

-generalmente justificantes

de pagos o referencias

a los gastos

de la ciudad- que acreditan que no

solamente trabajaron pintores

locales, sino también artistas

foráneos, solicitados ex profeso para

ll evar a cabo encargos concretos,

decoraciones murales, realización

de estandartes, escudos, esculturas y

objetos de culto. Tales circuostancias

ponen de manifiesto la importancia

de la actividad artística que caracterizaba

a la sociedad de Balduque de

finales del siglo XV, y que lógicamente

sería un aliciente para la formación y

el desarrollo de la carrera del Bosco.

El TAllER FAMiliAR

Es muy probable que el taller familiar

que Hieronymus van Aken compartía

inicialmente con su padre Anthonius

van Aken y con sus dos hermanos

Jan y Goessen, ejecutase, tanto para

la Iglesia como para las autoridades

locales y los clientes particulares de

Balduque, numerosos encargos en los

que él también participó.

En 1462, cuando tenía doce años, sus

padres habían comprado una casa en la

plaza Mayor. la zona más céntrica y concurrida

de la ciudad durante la época

medieval y que se ha mantenido hasta

· nuestros días. Este lugar constituyó el

epicentro de su creación, ya que cuan­

. do se casó con la hija de un rico mercader.

en 1481, se fue a vivir a la mansión

de sus suegros. situada en la parte más

exclusiva de la plaza. Allí mismo estaba

también la suntuosa residencia del poderoso

comerciante Lodewijk Beys, que

hospedó a Bianca Sforza, la esposa del

emperador Maximiliano de Austria, durante

su estancia en Balduque en 1504.

A lo largo de su vida. Hieronymus

pudo llevar una existencia bastante

holgada. frecuentando a la élite de la

-sociedad de su época. como los regidores

de la ciudad y los altos funcionarios,

entre los cuales se encontraban algunos

de sus posibles clientes. Gracias a

este matrimonio y a su ingreso como

miembro de la Cofradía de Nuestra

Señora (h. 1486-87), el Bosco logró alcanzar

un estatus social superior al de

DURANTE LOS SIGLOS XIV

Y XV SE ESTABLECIERON EN

Y COFRADÍAS,

LO

GENERÓ MUCHOS ENCARGOS

42


los artesanos, al tiempo que conseguía

afianzarse como un pintor de gran prestigio

para la alta burguesía y la nobleza.

La poderosa Cofradía de Nuestra

Señora le hizo varios encargos, entre

ellos dos pinturas para el retablo del

altar mayor de una de las capillas de la

catedral de San Juan, en las que estaban

representados san Juan Bautista y

a san Juan Evangelista, y que ahora se

incluyen en la muestra del Prado.

Según escribe el especialista Jos Koldeweij,

el Bosco habría tenido también

la oportunidad de relacionarse con la

familia imperial. En el otoño de 1504,

Felipe el Hermoso, hijo del emperador

Maximiliano, había entregado al pintor

holandés 36 libras como anticipo para

la realización de una pintura inspirada

en el Juicio Final. Un encargo que. sin

embargo, no sabemos si llegó a concretarse

o no, porque

en las cuentas de la

corte de Borgoña

no consta que se

hubieran completado

los pagos restantes

para esta obra,

lo que hace suponer

La Adoración de

los Magos, por el

Bosco. h. 1470-

80. Nueva York.

Metropolitan

Museum of Art.

John Stewart

Kennedy Fund.

que, quizá, el duque dio el dinero directamente

al artista cuando este hubo

concluido su trabajo, o que finalmente

el encargo fue anulado.

El JUICIO FINAL, TEMA RECURRENTE

A largo de su carrera. el Basca pintó

varias veces el tema del Juicio final,

pero no se sabe a ciencia cierta si el

encargo del duque corresponde al

tríptico del Juicio Final de la Akademie

de Viena, un hecho poco probable.

puesto que los historiadores sitúan la

fecha de su realización entre 14 76

y 1482, es decir. antes del encargo

realizado por Felipe el Hermoso.

Jos Koldeweij baraja también la posibilidad

de que el Bosco hubiese pintado

otra obra a petición de Felipe el

Hermoso para regalarla al emperador

FELIPE EL HERMOSO, HIJO

DEL EMPERADOR MAXIMILIANO,

ENTREGÓ EN 1504 AL ARTISTA

36 LIBRAS COMO ANTICIPO

PARA REALIZAR UNA PINTURA

Maximiliano. Se trataría de un tríptico

dedicado a san Antonio. otro de los

temas recurrentes en la creación del

pintor holandés. En los registros de la

corte se menciona un pago de 3 21

libras en 1505 para la realización de

una importante obra de arte, pero en

ellos no se preci~a ni el autor ni la

procedencia de la pintura.

A pesar de las zonas de sombra

que planean sobre su bio­

grafía, todo indica

que disfrutó en vida

de un inmenso reconocimiento internacional.

El genial holandés

vivió además en una época de

grandes cambios, entre el fin de la

Edad Media y el inicio de la Moderna,

coincidiendo con el descubrimiento

de América y con la invención de la

imprenta. Culto y visionario, supo dar

a sus escenas religiosas una dimensión

fantástica, inédita hasta entonces, sin

olvidarse de la realidad cotidiana que

observaba desde su taller de la plaza

Mayor de Balduque. En los Países Bajos

fue el precursor de la pintura de

género. al introducir en sus cuadros

algunos episodios de la vida cotidiana

que, aunque con fines moralizantes,le

permitían criticar los abusos y los pecados

de la sociedad de su tiempo. ii

43



San Cristóbal

con el Niño Jesús

a cuestas, por

el Bosco, 1490-

1505. óleo

sobre tabla,

113 x 71,5 cm,

Róterdam,

Museum

Boijmans van

Beuningen.

LOS BOSCOSDE FELIPE 11

. ,

o ses1on

e un re

El monarca conoció la obra del pintor durante una

visita a los Países Bajos y a lo largo de toda su vida

coleccionó cuantas obras pudo salidas de su mano.

La mayoría se conservó en El Escorial. Otras se

perdieron en un incendio en el palacio de El Pardo

LUIS REYES

EL PRÍNCIPE Felipe emprendió

el Felicísimo Viaje siendo lo que

se consideraba un hombre maduro:

tenía 21 años, estaba viudo, era padre

de un varón .Y durante cuatro

años había gobernado España como

regente en ausencia de Carlos V. Sin

embargo, su jornada tendría carácter

de viaje iniciático, un Crand Tour para

que conociese los Estados que un día

heredaría. Hizo el periplo de Europa

por Italia. Alemania y los Países Bajos.

y encontró muchas maravillas, aun-

que nada le deslumbró tanto como

los antiguos Estados de Borgoña. Los

Países Bajos eran la nación más civilizada

del mundo, solar de la pintura

flamenca, de las mejores imprentas,

de la más pujante industria y de ciudades

con magníficos mercaderes y

humanistas.

La fascinación del príncipe fue

ayudada por los designios de su tía.

la gobernadora María de Hungría. La

hermana pequeña de Carlos V montó

un fastuoso teatro para darle la ~

45


El BOSCO V CENTENARIO

bienvenida. Reconstruyó el palacio

de Binche y encargó a Tiziano unas

pinturas ad hoc de carácter colosal.

Carlos V y su hijo fueron recibidos en

la Gran Sala, un espacio de mil metros

cuadrados decorado por las Furias

de Tiziano, escenas de los espantosos

castigos de quienes se rebelaban

contra los dioses, en alegoría a los

príncipes rebeldes alemanes que el

emperador acababa de derrotar en

Mühlberg. Cualquiera se sentiría sobrecogido,

excepto Carlos y Felipe.

Lo que otros verían amenazante, para

ellos era un homenaje.

Doña María halagó a sus invitados

con la más fantástica fiesta que se vio

en el siglo. Duró diez días de comilonas.

bailes, juegos y un torneo dramatizado,

donde los Caballeros Errantes

Tizio, porTizia no,

h. 1565, óleo

sobre lienzo.

253 x 2 17 cm.

Madrid, Museo

del Prado.

lucharon por la Espada

Mágica de la

Isla Afortunada. El

vencedor fue Beltenebros,

heterónimo

de Amadís de Gaula.

quien resultó ser.

naturalmente. el príncipe Felipe. Para

culminar la bienvenida se celebró el

banquete de la Cámara Encantada

donde, por la magia de la ingeniería. la

mesa descendió entre los comensales

como si cayera del cielo, pues el techo

era un firmamento de estrellas del que

llovían dulces entre sonoros truenos.

Además de los artificios de María

de Hungría, a Felipe le impactó la naturaleza

de los Países Bajos. tanto de

sus paisajes tan verdes, con las aguas

domadas por el hombre, como de sus

gentes tan exquisitas, su etiqueta,

·sus palacios, su música y su arte. Porque

en Flandes cualquiera que fuese

alguien, noble o burgués, poseía colecciones

de arte, libros o antigüedades

-solamente en Amberes estuvieron

registradas 1 29 colecciones privadas.

46

FLECHAZO EN BRUSELAS

Si cualquier buen burgués mantenía

su galería de pinturas. puede imaginarse

lo que habría en las mansiones

de la alta nobleza, como el magnífico

palacio de Nassau en Bruselas. Fue allí

donde Felipe contempló una obra que

le conmovería como un epítome de

la fascinación de los Países Bajos. un

gran tríptico "imposible de describir

~


a quien no lo ha visto", según el secretario

del cardenal Luis de Aragón,

que solo alcanzó a explicar que estaba

lleno de "cosas tan agradables y fantásticas".

Era conocida con el críptico

nombre de Tríptico del Grial, aunque

hoy la llamamos El jardín de las Delicias.

la obra más notable de Hieronymus

van Aken, el

Bosco. de la que

Felipe se debió enamorar

de inmediato.

aunque tendría

que esperar cuarenta

y dos años y

Retrato de

Felipe 11 (detalle).

por Tiziano.

1551, óleo sobre

lienzo. 193 x

11 cm. Madrid,

Museo del Prado.

una guerra para poseerla.

Felipe 11 volvió a España en 1559,

tras pasar siete de los últimos once

años fuera. la mayor parte del tiempo

en Flandes o Inglaterra, donde había

sido rey cuatro años. Ahora lo era

de España. el rey más poderoso del

mundo. Enseguida puso en marcha

sus dos proyectos más importantes

en política interior, instalar la capital

en Madrid y construir El Escorial.

VICTORIA SOBRE FRANCIA

En el segundo puso más ilusión. No se

trataba solo de levantar un monumental

palacio-monasterio que conmemorase

su victoria sobre Francia y sirviese

de panteón real, querra reproducir el

amable Flandes de su juventud. Trajo

jardineros, ingenieros e hidrógrafos

de los Países Bajos para que recreasen

en lo posible el húmedo paisaje de

allá, rodeando El Escorial de embalses,

lagunas artificiales y jardines a la

flamenca. Para reforzar aquellas visiones

colgó en sus paredes paisajes de

Patinir y vistas de

ciudades belgas.

Emular a los mecenas

de los Países

Bajos no le resultó

difícil a monarca

tan magnífico. que

sobrepasó en El Escorial

cualquier colección

flamenca,

Maria de

Hungría, por

Jan Cornelisz

Vermeyen.

siglo XVI, óleo

sobre tabla,

54.6 x 45,7 cm.

Nueva York.

Metropolitan

Museum of Art.

porque heredó quizá la más importante

de aquellas, la de la gobernadora

María de Hungría. Como señala Parker,

entre 1563 y 1598, Felipe 11 acumuló

en El Escorial unas 1.1 50 pinturas,

gastándose la friolera de 80.000 ducados.

Y eso que muchas eran he--¿


EL GUSTO ESPAÑOL El Sosco no se prodigaba,

aunque fuese muy solicitado. Llama la atención por eso la

repetida conexión que tuvo con España y los españoles,

que culminaría con Felipe 11 y nos permite disfrutar ahora

de tantos boscos, pese a los expolias. La explicación está

seguramente en las intensas relaciones comerciales y

culturales que se establecieron al final de Edad Media

entre Castilla y Flandes, que luego se transformarían

en alianza dinástica. La impulsora de esa unión, Isabel

la Católica, aparece como un punto de referencia en el

coleccionismo del Bosco. La bisabuela de Felipe 11 fundó

la colección real, con una galería de pintura italiana y

flamenca de 250 o 300 obras. Sabemos poco de ella, pero

incluía las primeras pinturas del Bosco en España, como

señaló Sánchez Cantón: "Dos san Antón con diablerías,

una mujer desnuda cubierta de pelo en un prado y un

Crucificado". Juan Velázquez, testamentario de la Reina

Católica, señalaba que la tabla de la mujer desnuda de

cabellos largos tenía "un letrero que dice Jeronimus".

Embajador de Isabel fue don Juan Manuel de Villena,

afortunado comprador de un Descenso a los infiernos

autógrafo del Bosco. Curiosamente, los dos mecenas más

importantes de Flandes eran los hijos políticos de Isabel la

Católica: Margarita de Austria, breve princesa de Asturias,

poseía unas Tentaciones de san Antonio del Sosco, regalo

de una dama de la infanta Leonor; su hermano Felipe el

Hermoso también tenía otras Tentaciones -el argumento

más repetido del Bosco-, y encargó un tríptico de El Juicio

Final de nueve por once pies, la mayor pintura del Bosco,

qusdesapareció. Quizá haya un fragmento en Múnich

y una copia en Viena, en la que aparece en la puerta

Santiago, patrón de España. Una dama de la Grandeza de

Castilla, doña Menda de Mendoza, esposa del príncipe de

Nassau, poseyó un tríptico de la Coronación de espinas

del taller del Bosco que se trajo a Valencia, al casarse en

segundas nupcias con el virrey don Fernando de Aragón.

Los mayores mecenas españoles del Bosco fueron los Ladrón

de Guevara,linaje al que pertenecieron Diego y Felipe de

Guevara. Don Diego fue otro de esos nobles castellanos

que andaban entre las cortes de Castilla, Flandes y el

emperador Maximiliano, para terminar sus días de servicio

con Carlos V. Exquisito coleccionista, fue mayordomo de

Felipe el Hermoso, a quien aconsejó encargar El Juicio Final,

y además tenía una relación personal con el Bosco, pues

ambos eran miembros de la Cofradía de Nuestra Señora de

's-Hertogenbosch. Su hijo Felipe de Guevara reunió la mayor

colección del Bosco de la época -después de la real, a la

que acabó engrosando. ij L. R.

48


redadas, regaladas o confiscadas a los

rebeldes de los Países Bajos.

Pieza esencial para revivir su Flandes

añorado eran las pinturas del Bosco.

lo que explica su acumulación en la

colección filipina, una afición que ha

suscitado infinidad de peregrinas especulaciones.

Algunos han buscado razones

esotéricas y mágicas; los adeptos

a la tópica figura negativa de Felipe 11

pretenden que era el gusto de un pervertido

por las imágenes monstruosas,

pornográficas y sádicas que pueden

encontrarse en el universo bosquiano,

y la falta de rigor riza el rizo en Pellegrino

Orlandi, que publicó a principios

del siglo XVIII que el gusto del Bosco por

duendes. trasgos y diablos se desarrolló

en El Escorial. lugar siniestro para la Leyenda

Negra, aunque el pintor murió

medio siglo antes de su construcción.

El Bosco había sido a principios del

siglo XVI el pintor más caro y apreciado

de los Países Bajos. símbolo de excelencia

y modernidad, un artista solo

para las élites que trabajaba poco y

por encargo. Ser su mayor coleccionista

-en 1574 Felipe 11 poseía ya treinta

y tres bascas- debía proporcionar al

rey parecida satisfacción a ser soberano

de la Orden del Toisón de Oro.

Felipe 11 apreciaba la novedad del

Bosco, su realismo y profundidad psicológica,

y decía que si los demás pintaban

a los hombres como querían ser,

él los pintaba como eran. Coincidía la

apreciación del rey con la del primer

especialista que hubo sobre la pintura

del Bosco. Felipe de Guevara, que le

consideraba en sus Comentarios de

la Pintura "observantísimo del decoro

(que) había guardado los límites de

la naturaleza cuidadosísimamente".

LECTURA EN CLAVE DEVOTA

Mientras otros solo veían morbo y extravagancia,

Felipe 11 lo interpretaba

"en clave devota". en palabras de Yarza

Luaces, pero también lo hacía en

FELIPE 11 DECÍA EN ClAVE

DE HUMOR QUE SilOS DEMÁS

PINTABAN A lOS HOMBRES COMO

QUERÍAN SER, El BOSCO

lOS PINTABA COMO ERAN

Niño Jesús jugando con un molinete

y un andador. medalla del reverso

de Cristo con la cruz a cuestas. óleo

sobre tabla, 28 cm de diámetro, Viena.

Kunsthistorisches Museum, y. a la izquierda,

El Juicio Final, h. 1495-1505. Brujas.

Groeningemuseum, ambas por el Bosco.

clave simbólica y humorística, y prueba

de su distanciamiento crítico son

los comentarios escritos en cartas a sus

hijas. cuando desde Lisboa les explicaba

las extravagantes procesiones de

los portugueses diciendo: "Los diablos

de la procesión ( ... ) más parecían cosas

de Jerónimo Bosco que no diablos".

Y es que aunque fuese en Flandes donde

e'l Felipe príncipe tuvo su mágico

encuentro con el Bosco. debía estar

familiarizado con él de antes. pues los

reyes de España, desde Isabel la Católica.

habían adquirido obras suyas. Pese

a los muchos bascas destinados a El

Escorial, entre las doscientas pinturas

de gran calidad que decoraban el Real

Alcázar había una docena. Todavía

en 1636 colgaban siete bascas en

la Galería del Cier-Zo. Otra docena se

exhibía en el palacio de El Pardo,

que Felipe 11 reconstruyó

dándole aspecto flamenco

para albergar

una auténtica pinacoteca. destruida

por un incendio en 1604.

La rebelión de los Países Ba-

jos de 1567 supuso la llegada a España

de nuevos bascas. El duque de

Alba expropió bienes de los sediciosos

y envió al rey la preciosa Adoración

de los Magos, incautada a Jan van Casembroot,

aunque se guardó para él

El jardín de las Delicias de Guillermo

de Orange. Por cierto, tuvo que dar

tormento a su mayordomo, que lo

había escondido. Usos de la época ...

El TESORO DE GUEVARA

Pero la gran adquisición de Felipe 11

fue la colección de don Felipe de Guevara,

que Allende Salazar presentaba

como "amigo y protector de sabios

( ... )tratadista de amplio espíritu, historiador,

numismático, arqueólogo,

coleccionista de gustos refinados".

En 1570. el rey forzó a sus herederos

a que le vendiesen unas casas aledañas

al Alcázar, un par de libros y un

buen número de pinturas, pagando

por todo ello 14.000 ducados, 400

al contado y el resto mediante una

renta para los Ladrón de Guevara sobre

los derechos de los "puertos secos

de Castilla".

Entre las pinturas adquiridas había

cuatro tablas de Patinir y cinco

"lienc;:os de Geronimo Bosco" descritos

como "dos ciegos que guía el uno

al otro y detrás una mujer ciega. ( ... )

Danza a modo de Flandes. ( ... ) Unos

ciegos andan a caza de un puerco .

jabalí. ( ... ) Una Bruja. ( ... ) Otro lienzo

cuadrado donde se cura la locura"

-todos perdidos-, además de otro

gran tríptico, El carro de heno.

Ya sesentón, Felipe lllogró otra gran

ope~ación, al fallecer en 1591 don Fernando

de Toledo, hijo natural del duque

de Alba que había acompañado a

su padre en las campañas de Flandes.

De su almoneda llegarían cuatro bascas

a El Escorial, según el inventario de

entrega de 1593: "Un Juicio cifrado

de disparates ... Un retablico de la ten-

. tación de san Antonio" y otra pintura

"con diversos disparates de Hieronimo

Bosco". Pero la joya de la operación era

"una pintura de la Variedad del Mundo

( ... )que llaman del Madroño".

Se trataba, por fin, del Tríptico del

Grial, el amor juvenil que había encontrado

tantos años atrás en el palacio

de Nassau. y que hoy conocemos

como El jardín de las Delicias. H

49


EL BOSCO V CENTENARIO

JOSÉ LUIS LÓPEZ-LINARES

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1n

E

ar

e os ,.,

suenas

El 9 de junio el cineasta madrileño estrena en las

salas un documental sobre el Bosco. Encargado

por el Museo del Prado, la cinta gira en torno a una

conversación articulada por el experto Reindert

Falkenburg con destacados personajes de la cultura

JAVIER MEMBA

DIRECTOR DE fotografía de

algunos de los títulos más destacados

del reciente cine español, José Luis

López-Linares también es uno de los

documentalistas más representativos

de esa eclosión del género a la que

asistimos. Entre las muchas películas

que ha realizado con su propia productora,

a él se deben cintas como Un

instante en la vida ajena (2004). En

sus secuencias proponía un cautivador

acercamiento a la cinefilia de Madronita

Andreu, la hija del inventor de un

célebre jarabe contra la tos. que aprovechó

el desahogo económico del

que gozó durante toda su vida para

llevar a cabo una exhaustiva memoria

fílmica de sus viajes y sus familiares.

Un testimonio tan singular como admirable

que mereció el Gaya al mejor

documental del año 2004. Sin olvidar

las colaboraciones de !-ópez-Linares

con el' periodista Javier Rioyo -Asaltar

los cielos ( 1996). sobre el asesinato

de Trotski; A propósito de Buñuel

(2000). sobre el cineasta aragonés;

Extranjeros de sí mismos (2001 ), sobre

los combatientes voluntarios de

la Guerra Civil y la División Azul, que

lo fueron sin creer en lo que hacían-,

todos ellos filmes de referencia en ese

indiscutible auge del documental de

nuestro tiempo.

Con tales antecedentes, José Luis­

López-Linares era uno de los cineastas

más indicados para realizar El Basca,

el jardín de los sueños, la cinta con la

que el Museo del Prado también viene

a conmemorar el quinto centenario

de la muerte del artista.

50


"Ya habíamos realizado varios trabajos

con ellos. Por ejemplo. uno sobre la

ampliación, otro sobre el arte y el poder

o uno sobre Sorolla que s.e estrena

en estas fechas. Fui a visitarles con el

objeto de hacer algo sobre el Bosco y

resultó que ellos también habían pensado

en mí para ello. De modo que

coincidimos", recuerda el realizador

sobre los orígenes del proyecto.

COlABORADOR DE lA PINACOTECA

Habida cuenta de que el cineasta se

limita en sus secuencias a ofrecer una

nueva perspectiva de El jardín de las

Delicias (1500-1505), vienen a la memoria

del aficionado los documentales

sobre pintura. especialmente Cuernica

(1950). el cortometraje que Alain

Resnais dedicó al célebre cuadro de Picasso.

Pese a los más de sesenta años

transcurridos desde el estreno de la

propuesta del francés -lo que quiere

decir que sus imágenes resultan rudimentarias

frente a la fabulosa alta

definición de las de López-Linares-, la

organización del discurso de la cinta es

muy parecido en ambos casos. Resnais

lo articulaba en torno a un poema de

Paul Éluard; López-Linares mediante

una conversación con el historiador

del arte Reindert Falkenburg, una de

las autoridades sobre el artista holandés

convocadas por el Prado para las .

diferentes actividades paralelas que

acompañarán a la exposición.

Pilar Silva -comisaria de dicha muestra-

también aporta sus opiniones, al

igual que algunos responsables de la

pina~oteca madrileña y otras prestigiosas

salas europeas. como Alejandro

Vergara (Museo del Prado), Elisabeth

Taburet-Delahaye (Museo de Cluny).

Xavier Solomon (Frick Collection) y

Philippe de Montebello (Metropolitan

Museum). Todo esto no quita para

que, entre otros notables -no necesa-

. riamente expertos en pintura, aunque

sí destacados en la cultura de nuestro

tiempo-, también nos descubran sus

ideas sobre El jardín de las Delicias escritores

como Cees Nooteboom, Nélida

Piñón, Ohran Pamuk, Salman Rushdie

o Laura Restrepo; artistas como

Miquel Barceló, Isabel Muñoz o Max;

los músicos William Christie, Ludovico

Einaudi y Sílvia Pérez Cruz; el drama- -7

51


EL BOSCO V CENTENARIO

turgo Albert Boadella. o los historiadores

John Elliot y Carmen Iglesias.

Reindert Falkenburg cree que. además

de para la educación de los jóvenes

príncipes de la casa de Nassau

-entre los que se encontraba el futuro

rey de España Felipe el Hermoso-, el

destino de El jardín de las Delicias era

ser una pieza de conversación, que

suscitara, en definitiva, debate y coloquio.

"Como tríptico que es -explica

López-Linares-. se abría entre los nobles

y los intelectuales de la época e

inspiraba toda una serie de metáforas,

sugerencias y discusiones en las que

los participantes rivalizaban por ser el

más brillante. La obra se presta a ello

y nosotros, quinientos años después,

hemos querido mantener ese espíritu

con gente de los ámbitos más variados

entre quienes se incluyen un par

de premios Nobel. Las opiniones no

son necesariamente técnicas. Son las

opiniones personales que le produce

a cada uno el cuadro".

López-Linares coincide con Falkenburg

en afirmar que El jardín de las

Delicias es la obra más ambiciosa y lograda

del Bosco, seguida por La Adoración

de los Magos (h. 1494)-"la única

de la que se conoce el título original.

porque el resto de obras se tituló por

aproximación en el siglo XIX", nos recuerda

el cineasta- y Las tentaciones

de san Antonio (1500-151 0). Pero, a

su juicio, ni siquiera estos dos últimos

son tan sugerentes. dado que su tema

es más cerrado y concreto.

Como cualquier otro espectador del

tríptico, López-Linares, impresionado

por el abigarramiento y la aparente

alucinación -que se diría coloquialmente-

de la escena mostrada, buscó

información y documentación tanto en

la Biblioteca Nacional de Madrid como

en su homóloga parisina e, incluso, en

la del palacio de Nassau en Bruselas.

"Parte de su mundo viene de las ilustraciones

que se hacían en los márgenes

de los textos medievales. eso que

llaman marginalia, y otras iconografías

de la época. El Bosco no inventa los

demonios y el resto de lo que pinta

de la nada. Lo encuentra en los viejos

manuscritos y lo reproduce en su escena.

El Bosco, más que de una tradición

pictórica, procede de los ilustradores

de manuscritos".

EXTRAÑAS MONSTRUOSIDADES

El cineasta también nos llama la atención

sobre un hecho que no suele considerarse:

el Bosco y Leonardo da Vinci

fueron coetáneos, y no hay nada en común

entre la pintura de uno y otro. A

decir de López-Linares, la obra del Bosco

está mucho más determinada por

esas viñetas medievales que por ninguna

otra cosa. "Nosotros, siguiendo la

pauta marcada por Falkenburg, hemos

intentado traspasar todas esas influencias

a una pantalla. Sin olvidar las referidas

a los tapices que muestran las

escenas de los jardines donde se desarrollaba

el amor cortés que cantaban

los trovadores, y en las que los amantes

desnudos se confundían con seres mitológicos

como los unicornios".

A poco que el espectador del documental

repara en ello, ha de rendirse

ante la evidencia de que esa abigarrada

fantasía del Medievo, con sus extrañas

monstruosidades y frutos fabulosos,

toca mucho más de cerca a El jardín

de las Delicias que ninguna otra cosa.

"El Bosco no lo inventa todo de la nada

-continúa el cineasta-. Lo encuentra

en ese mundo de los iluminadores de

manuscritos. ahora quizás más oculto,

pero no en la época en que vivió el pintor,

y.lo extrae de su lugar de origen

para hacerlo más grande. Los libros

medievales también eran grandes y se

leían en común, como se descubría el

tríptico de El jardín de las Delicias".

El Bosco, el jardín de los sueños se

estrenará en las salas de cine de España

el9 de junio. Posteriormente se emitirá

en TVE. ya que este organismo público

firmó el pasado 17 de marzo un acuerdo

de colaboración con el Museo del

Prado para difundir las actividades organizadas

por la pinacoteca a través de

los canales de Televisión Española y su

página web. Como anticipo a su llegada

a los cines, el lector puede ver un

tráiler de este documental en www.

descubrirelarte.es. ii

52


El BOSCO V CENTENARIO

De la analogía

a la mercancía

El peculiar elenco de personajes del artista ha

entrado con fuerza en el imaginario colectivo actual.

Su obra ha sido reinterpretada sobre diversos

soportes por numerosos artistas y hoy es objeto

interesado de todo tipo de merchandising

MANUEL ANTÓN

53


El SOSCO V CENTENARIO

ANDRÉS TRAPIELLO comenta

con su habitual culteranismo

elitista, al prologar La España Negra

(Granada, Comares, 1998) que escribiera

el pintor Gutiérrez Solana, cómo

parece que usamos el sufijo "ano" para

adjetivar expresiones culturales en la

esfera de autores considerados graves.

clásicos-clasicistas, mientras que

el sufijo "esco" señala un sustrato más

popular, menos circunspecto. Decimos

barojiano. lorquiano. picassiano y goyesco,

solanesco, valleinclanesco. La

categorización no es normativa, desde

luego hay excepciones: dantesco,

kafkiano y. cómo no, bosquiano.

Si bien el adjetivo no está tan extendido

en castellano, es de uso bastante

común en inglés para connotar una síntesis

de la identidad considerada más

característica del Bosco, basada exclusivamente

en aquellas de sus pinturas

que incluyen inverosimilitudes, seres

irreales y horrores varios. Obviando un

buen número de otras de sus temáticas,

se adjetiva solo al pintor de Las tentaciones

de san Antonio y, sobre todo,

al de los trípticos que representan el

infierno cristiano como El jardín de las

Delicias del Prado. Así, una imagen, de

cualquier tiempo o lugar. que exponga

terrores grotescos y criaturas multiformes

o zoomorfas se puede calificar de

boschian, bosquiana.

Este fenómeno es significativo de

hasta qué punto está presente la influencia

del Bosco en el imaginario

colectivo. Es un hecho que la adjetivación

de un sustantivo es la mejor prueba

de su extensión y difusión, como por

ejemplo cuando hablamos del expresionismo

de Goya, sin que por ello se le

considere un pintor expresionista. Pero

el caso del Bosco presenta un evidente

salto cuantitativo en su consideración,

para la que su conversión en adjetivo

es solamente un primer paso que acaba,

mucho más adelante, con su transformación

en verdadero icono. Y cito

precisamente a Goya, que también

tiene valor icónico, para comprobar

así hasta qué punto la situación del

Bosco llega a unos límites mucho más

extremos. Porque de hecho se supera

con creces su referencialidad en la cultura

visual moderna y contemporánea,

incluyendo la actual. Es evidente que

ha sido una influencia permanente en

La t~ntación d~ san Antonio, por Leonora Carringt on, 1947, óleo sobre lienzo,

colección particular.

ese terreno desde, al menos, hace casi

un siglo, como demuestran las citas de

Leonora Carrington, Franz Sedlacek,

Max Ernst o la serie fotográfica de esa

misma época realizada por Lori Pound.

Aunque donde verdaderamente se

demuestra es en la red de fetichismos

que se han ido construyendo a su alrededor:

desde el que mitifica su figura

en base al arquetipo heroico del artista

hasta el que dispone el principal

atractivo de la seducción con

la que se venden mercancías

que se apropian de

sus imágenes: calzado,

bolsos o cuberterías. Pasando,

por supuesto, por la imagen de

masas, que también le home-

na jea y referencia en casos tan internacionalmente

sonados como la serie

Los Simpsons.

Lo que indica esa pervivencia como

icono en multitud de categorías cu lturales

como el arte o la imaginería de

masas, y a la vez en el proceso capitalista

de producción de bienes de consumo.

cuya relación con la trascendencia

LO BOSQUIANO ESTÁ MUY

PRESENTE EN EL IMAGINARIO

COLECTIVO Y ES UNA INFLUENCIA EN LA

CULTURA VISUAL MODERNA

DESDE HACE CASI UN SIGLO

54


su percepción masiva , como el de los

medios audiovisuales-. Algo tremendamente

revelador, por lo menos.

En todo caso, lo de El Grito es hasta

cierto punto más comprensible, ya

que su representación de la ansiedad

producida por la alienación de la existencia

moderna puede extrapolarse a

la experiencia vital actual prácticamente

sin reflexión alguna. Pero ¿cómo es

posible que se produzca un fenómeno

equiparable con un pintor muerto a

principios del siglo XVI? ¿Qué proceso

se opera para que uno pueda encontrar.

no ya su obra digitalizada con elementos

del WhatsApp, sino, lo que es

peor, en multitud de ocasiones su catalogación

sin escrúpulos como creador

de una imaginería trendy?

la compasión peligrosa de la reina de la miel. por Carrie Ann Baade. 2009. óleo sobre

tabla, 45,72 x 60,96 cm, colección particular.

estética histórica del Bosco es, en el

mejor de los casos, más que discutible.

Es decir, aquella que reduce sus aportaciones

culturales a meros elementos

decorativos incluidos en dichos objetos

mercantilizados. Ciertamente, hoy en

día se elaboran mercancías a partir de

cualquier elemento de cualquier ámbito,

visual, cultural o del tipo que sea.

He visto bolsos y tazas con la efigie de

Gramsci impresa en ellos, Las Meninas

se estampan en cojines o carcasas para

móviles. y numerosos ejemplos similares

pueden encontrarse en la tienda de

cualquier museo con muchas y muy

distintas obras de arte. Sin embargo,

son escasas las imágenes que pueden

verse referenciadas simultáneamente

en televisión, en obras de arte actuales

y en todo tipo de ropa y complementos,

como ocurre con El jardín de las

Delicias. Prodigio solo comparable a

casos exagerados del tipo de El Grito

de Munch, único cuadro de la historia

del arte del que existe, como ya

se sabe, un emoticono. En relación a

lo que, por cierto, no puedo dejar de

mencionar la versió~ que Carla Gannis

realizó en 2013 del tríptico del Prado

con infinidad de emoticonos insertados,

que no es exactamente lo mismo

pero epitomiza una evidente multiplicidad

referencial entre el arte del

Bosco, el arte actual y un imaginario

de masas digital de consumo personalizado

-diferente del producido para

FÓRMULA MANOSEADA

La cuestión es altamente compleja,

sin duda, como para dirimirla en unas

cuantas líneas. No obstante. estoy

convencido de que en su desarrollo

juega un papel extraordinariamente

primordial toda la fuerza de atracción

del mito que contiene la manoseada

fórmula "surrealista antes del surrealismo".

Esta contradicción dialéctica

resulta, sin embargo, profundamente

efectiva para vincular emocionalmente

al Bosco con puntos clave de muchas

sensibilidades modernas y, por

supuesto, actuales. Porque, en primer ·

lugar. es donde reside el arquetipo

artístico-heroico que lo eleva como

visionario aislado sin considerar el

contexto socio-histórico y cultural en

el que se inserta. En segundo lugar.

y prirKipalmente, porque es el punto

de partida de la dinámica que hace

funcionar la red de fetichismos concatenados

que he mencionado. Y por

ello mismo es necesario cuestionarla,

porque en sus movimientos radica la

fascinación -casi diría, el hechizoque

convierte la obra bosquiana en

esa inigualable referencia múltiple

que comienza educativamente en el

arte y la imagen de masas para acabar

reducida a la nada, en un objeto

de consumo. Pues gracias a esa falsa

equivalencia de surrealista avant la

lettre se incrusta al pintor en una modernidad

a la que, por razones obvias,

no pertenece. Por tanto, se está desvirtuando

su identidad, falsificando ---¿

55


su valor y confundiendo la percepción

que tenemos sobre su obra. Algo peligrosamente

comprobable en su mercantilización,

claro, pero basado en la

mitificación previa que lo convierte en

un pintor de pesadillas subconscientes

y de narrativas de novela gótica propias

del ·primer artista heavy-metal".

tal y como lo describe Erik van Schaaik,

director de una película de animación

de próximo estreno basada en lo que

se simplifica por bosquiano (theatlantic.com.

24-11-20 14).

CONSUMO Y EMOCIÓN

¿Acaso no puede fascinarnos la imaginación

con la que el Bosco crea sus

monstruos sin que sea necesario subvertir

sus propuestas a nuestro favor?

Es un asunto, como tantos otros, relativo

al fallo de la educación artística

y cultural en tiempos del relativismo

consumista, a cuyo precario estado sigue

conviniendo supeditar la búsqueda

de vínculos culturales razonados

a las sensaciones producidas por una

asociación exclusivamente emocional.

Esto es, irracional. De otro modo

LLAMARLE UN "SURREALISTA

ANTERIOR Al SURREALISMO"

ES UNA PELIGROSA FABRICACIÓN

INTERESADA QUE LLEVA A SU

BRUTAL MERCANTILIZACIÓN

no sería tan fácil ni tan exitoso fabricar

productos a partir de El jardín de

las Delicias. Tengamos en cuenta que

esto parte de la otra fabricación, en

un terreno cultural supuestamente sin

objetivos económi,cos, que supone

el presunto "surrealismo anterior al

surrealismo". Comprendo que

se trata de una fórmula afectiva

y que no conviene

ser purista con las

categorías y etiquetas de la historia

del arte. Pero cua'ndo la expresión

conlleva una subversión

de sentidos y significados tan honda

como esta, que inicia un brutal e incomparable

proceso de instrumentalización

mercantil, es un tanto urgente

desvelar su peligrosidad. Pues. como

digo, es una fabricación interesada. Y

no me refiero a la obviedad de los objetos

de consumo, que también, sino

a la previa consideración del Bosco en

clave surrealista. Evidentemente, su

capacidad para representar siniestras

incoherencias con formas reconocibles

tiene muchos puntos en común

con el surrealismo. Pero tiene muchas

56


Arriba. de izquierda a derecha. The Garden of Emoji Delights, por Carla Gannis, 2013, digital

C-print. y Jardín de las Delicias, serie Turistas en el arte, por Lluís Barba, 2007, c-print sobre

aluminio, cortesía de Jacob Karpio Galería (Costa Rica). Izquierda, Rapaz salado, por Sjon

Brands, 2015, instalación, en la exposición Artilugios bosquianos en el Museo Lázaro Galdiano.

Página 56. Filósofos. por Dorothea Tanning, 1952, óleo sobre lienzo. 75.4 x 89,6 cm.

más y más profundas diferencias. Porque

muy poco o nada tienen que ver

sus símbolos de conceptos escatológicos

cristianos que representa con

intención moralista con las creaciones

oníricas y psicológicas que hace

el surrealismo a partir de la exploración

del subconsciente en la época

de emergencia de sociedad de masas.

Más todavía con el añadido de su intencionalidad

provocadora, pretendida

revolucionaria por ellos mismos.

que maneja a su antojo la blasfemia y

el anticlericalismo. Conceptos que no

están presentes, ni pueden estarlo, en

los infiernos de El jardín de las Delicias

o de El carro de heno.

De modo que en la reivindicación

del Bosco en base a criterios prestados

del surrealismo -no tanto en su

recuperación por parte de los surrealistas

per se- subyace una connotación

encontrada e interesada que a su vez

fermenta la posterior tendenciosidad

consumista con la que se producen

botas, relojes o pantalones bosquianos.

Repito que no es un caso aislado.

algo que de hecho sería un alivio hasta

ciertq punto. Ya he mencionado que

existen otros muchos tipos de merchandising

elaborados a partir de las

obras de distintos artistas, intelectuales

y hasta con las efigies de personajes

revolucionarios. Sencillamente. se

trata de que el caso del Bosco supone

un considerable aumento de grado en

el proceso capitalista de digerir cultura

para arrojarla en forma de mercancía,

puesto que las afiniqades actuales no

son tan fáciles de obtener en un pintor

de su época. Ni siquiera con él, tan

original que se ha tipificado. O por lo

menos, no tanto como en los artistas

modernos. más cercanos. Pero se ha

conseguido, y gracias precisamente a

su adjetivación en base' a la atrayente

analogía surrealista. Claro que, imagi-

no que, de poder anticipar el fenómeno.

a los propios surrealistas les hubiera

parecido una total capitulación de sus

propuestas, lo mismo a la rama ortodoxa-inmovilista

de Breton que a las

heterodoxas de Leiris o Crevel.

Sería trágicamente interesante observar

a estos autores atestiguando cómo

un cuadro del Bosco se convierte en un

producto must have -por incluir la jerga

al uso-. Me viene a la cabeza una

reflexión específica de los situacionis·

tas: al no conseguirse realizar la preconizada

revolución surrealista, el orden

existencial contra el que esta se había

rebelado pudo instrumentalizar sus ha·

llazgos, transformándolos de realizaciones

emancipadoras a métodos para

avivar los medios de obtener beneficio

económico. Su ejemplo más claro es el

paso del automatismo como proceso

creativo al brainstorming como técnica

empresarial. Pienso en ello porque esta

poderosa imagen de la devaluación

cultural puede, aún como metáfora.

facilitar la crítica del caso del Bosco. La

relación obviamente no es tan directa,

aunque sí evidencia cómo se vuelve

contra nosotros lo que en principio

debería liberarnos: desde la analogía

vanguardista hasta la usurpación consumista

de una cultura visual que en el

proceso se prostituye y muere. ii

57


EL BOSCO V CENTENARIO

"EL TRÍPTICO DE LOS ENCANTADOS"

Encuentro

de dos genios

Tres obras del Sosco, Extracción de la piedra de la

locura, Las tentaciones de san Antonio y El jardín de

las Delicias, vertebran el cómic que Max, un clásico

de la historieta española, ha realizado por encargo del

Museo del Prado para conmemorar el V Centenario

JAVIER MEMBA

HA PASADO MUCHO

tiempo desde que Max -junto con

Nazario y Javier Mariscal- era uno de

los historietistas más sobresalientes

de El Rrollo enmascarado. Corría el

año 1973 cuando aquel fanzine. que

la posteridad habría de considerar el

pórtico del cómic underground español,

era leído con avidez por los freaks

patrios -algo parecido a hippies urbanos

para el resto de los mortales-.

que pululaban en las postrimerías de

la España franquista.

"El rollo", en líneas generales, era

esa confraternidad que les unía subliminalmente

tanto como su torpe

aliño indumentario. Obligado o no,

el afán de marginalidad de aquellas

publicaciones era tan grande que

en sus cabeceras escribían "comix"

(con equis y sin acento) para desmarcarse

de la regla ortográfica referida

a la nueva palabra que designaba a

los antiguos tebeos. Quién hubiera

dicho entonces, cuando las colecciones

del Prado solo alcanzaban hasta

el siglo XIX, dejando así constancia de

su desinterés por cuanto tuviera que

ver con la centuria siguiente, que. ya

andando en el siglo XXI. Max sería el

primer ilustrador al que encargara un

cómic la pinacoteca madrileña.

Integrante del equipo que en 1979

fundó la revista El Víbora -otro hito de

la historieta española-. se profesionalizó

a c;omienzos de la década siguiente.

Pero nunca ha olvidado la marginalidad

de sus comienzos. Las aventuras

de Peter Pank, uno de sus personajes

más recordados, eran un recorrido por

las tribus urbanas de los años ochenta

y aún reconoce en Robert Crumb. uno

de los grandes del cómic underground,

a su favorito. Los premios se han sucedido

desde entonces. Entre otros muchos,

en su palmar~s se cuentan dos

nacionales: el de Ilustración Infantil y

Juvenil (1987) y el de Cómic (2007).

Hoy es todo un clásico de la historieta

española. Sin embargo. él es el

primer sorprendido de que "un museo

dedicado al arte antiguo, hasta cierta

época". le haya encargado el cómic

de conmemoración del quinto cente-

nario del óbito del Sosco. El tríptico

de los encantados es su título, y bien

puede decirse que en sus viñetas un

clásico se encuentra con otro clásico.

FAN DE LA PINTURA FLAMENCA

"Lo que ocurre es que, por fin, el cómic

está adquiriendo carta de naturaleza

y empieza a ser considerado un arte

come cualquier otro. A raíz de eso se

empiezan a mover las cosas y la gente

comienza a estimar sus posibilidades.

No es difícil darse cuenta de que,

además de un arte distinto, el cómic '

es un medio de comunicación muy

efectivo". Y dado que también es uno

de los más representativos del siglo XX,

también puede decirse que la centuria

pasada entra en el Prado con el cómic.

Aunque en un primer momento Max

sintió el natural temor ante la dimensión

de la propuesta. la admiración que

desde los días del cómic underground

sintió por el Sosco le ayudó a superarlo.

Destinado durante su servicio militar

en el entonces cercano Museo del

Ejército. descubrió en los ratos libres el

58


Tomad í!Sitnro, por faYOr, miantra$ ~o consulto mi libro.

\__

. ICO DE LOS ENCANTADOS

EL TRIPT tomima bosquiana)

(una pan

Max

\4Um... Veamos ..., piedra$ dt la locura ......__

Hum ... AJ~. aquí lo

ttnemos ... Hum ... Sí ...

Horadar in mediO

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vertice.

iA)él,esoes,

claro como

....../ el élC}Ua!

Procedamos coo

- ta al'lQSt~ta.

MUSEO

NACi ONAL D EL pRADO

Portada y detalle del interior de El tríptico de los encantados

(una pantomima bosquiana), cómic de 72 páginas que el

dibujante Max ha realizado sobre el Bosco.

Prado. "Siempre he sido un fan absoluto

de la pintura renacentista flamenca.

Supongo que eso se percibe de algu·

na manera en lo que he hecho. Desde

luego, cuando comenté el encargo a

amigos y conocidos, a todo el mundo

le pareció normal que, a la vista de mi

trabajo, me lo hubieran hecho". Y no

deja de ser curioso que la "línea clara"

-ese estilo de historieta al que hay que

adscribir la obra de Max-. que se caracteriza

por su figuración meridiana y

su definición exacta de la línea, tenga

en Flandes uno de sus orígenes. "Se

han dado una serie de coincidencias

que quizás no lo sean tanto".

Esa pantomima "bosquiana", a la

que alude el subtítulo de El tríptico

de los encantados. se plantea como

uno de esos trípticos en los que el holandés

trabajó con tanta frecuencia a

lo largo de su vida. Consiste "en trazar

un hilo narrativo que lleva los personajes

de un primer cuadro al segundo y

así, sucesivamente, van conformando

una historia circular. Naturalmente

he elegido tres obras del Bosco con·

servadas en el Prado: Extracción de la

piedra de la locura, Las tentaciones de

san Antonio, que irradia una paz que

contrasta con el tríptico del mismo tí·

tu lo conservado en Lisboa, y El jardín

de las Delicias. A cada una de ellas va

dedicado un capítulo".

Apenas ha dispuesto de cinco meses

para su trabajo, de los que el primero

se le fue en documentarse. Sin

embargo, Max ha sabido hacer de la

necesidad virtud. "En los tiempos del

Bosco. los artistas no hacían sus obras

para exponerlas y vefilderlas, como

hoy en día, sino que trabajaban por

encargo. Tenían, por tanto, que cumplir

con unos plazos, como ha sido mi

caso. Con todo. sabían introducir sus

ideas. en lo que les habían pedido. Me

he identificado con todo ello y me ha

inspirado un espíritu muy semejante

en este encargo". ii

DATOS ÚTILES

El Bosco en El Escorial. V Centenario

Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Madrid

Hasta el 1 de noviembre

www.patrimonionacional.es 1 escorial20 16

El Bosco. la exposición del V Centenario

Museo del Prado. Madrid

De 3 1 de mayo a 11 de septiembre

www.museodelprado.es

Artilugios bosquianos: Sjon Brands

Museo Lázaro Galdiano. Madrid

De 2 de junio a 11 de septiembre

www.flg.es

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